Chapter 12:
Blood tears

Aquella noche, el cielo estaba claro, nublado, prevalecía una
atmósfera llena de tranquilidad y por sorprendente que pueda
llegar a ser Shido y Riho decidieron tomarse una noche de
descanso para reponerse de todo lo que había pasado, ya que el
aun se encontraba bastante débil por lo ocurrido.
-creo que no te he dado las gracias.
-porque me las has de dar??
-por salvarme, por preocuparte y por arriesgar mas de lo que
tenias por mi.
El vampiro la miró y le sonrió, después la abrazó y se llenó
de júbilo al sentir de nuevo y por primera vez en mucho tiempo
el calor producido por el cuerpo de su amada al sentirse segura
y protegida entre sus brazos.
Ellos sabían que nunca tendrían una temporada completa de paz
así que tenían que aprovechar al máximo esta oportunidad que se
les había dado por un corto tiempo y mas sabiendo que Shido
tenia todavía la importante misión de acabar con la raza de los
breeds para siempre y también de arrancar todo tipo de mal de
raíz, tarea que podría no acabar nunca.
Aquella noche, además de salir y disfrutar de su tiempo juntos,
Shido y Riho decidieron pasar por el cementerio y visitar las
tumbas (hechas por ellos) a los valientes que dieron su vida
para permitirles estar juntos de nuevo y esta vez aparentemente
por toda la eternidad ya que por lo que se veía, era imposible
acabar por completo con el amor que sentían el uno por el otro.
Primero pasaron por la tumba de Tsugumi y los otros vampiros,
inclinaron sus cabezas e hicieron una pequeña reflexión
pidiendo por sus almas y agradeciéndoles sus sacrificios, y por
ultimo fueron a la tumba de Yayoi a quien aun le tenían gran
aprecio por lo que hizo, en especial Riho que nunca creyó que
esa rivalidad por Shido se llegara a convertir en una gran
amistad que perduraría por siempre en sus corazones, así que
juntos, pusieron unas hermosas flores en su tumba y con
lagrimas en los ojos se despidieron por ultima vez de esa gran
persona a quien le debían algo aun mas preciado que la vida
misma.
Después de hacer esto, Shido se sentó en el piso y se recostó
en un árbol bastante viejo que se encontraba en el lugar y Riho
puso su cabeza en las piernas de Shido acostándose en el suelo,
el viento empezó a soplar agitando sus cabelleras y moviendo
sus ropas, el pelo de Shido cubría su rostro haciéndolo ver de
una manera atractiva para Riho quien no podía apartar su vista
de el, era increíble que después de tanto dolor por fin
pudiesen estar juntos sin problemas ya que la única persona
capaz de causarles tal sufrimiento, había jurado dejarlos en
paz, ya no tenían las sombras del pasado atormentándolos ni
enemigos mortales acechándolos esperando la oportunidad de
acabar con ellos, al parecer era el fin, o mejor, el principio
de una nueva era de combatir contra el mal juntos sin tener la
necesidad de seguir derramando lágrimas de sangre.