Hermione se despertó aquella mañana al alba, con grandes ojeras pues había
dormido muy poco. Aún faltaban unas cuatro horas para que abandonara su
casa y fuera a la estación King's Cross, así que para entretenerse se puso
a leer un libro, no avanzo mucho pues no se podía concentrar y se le
ocurrió darle a su cuarto un estilo diferente.
En realidad no había hecho nada cuando el reloj marcó las 9 y media, pues sólo miraba las fotos que había en una repisa arriba de su cama, y otras fotos que había en el tocador. Aquellos momentos estaban marcados en su alma y no necesitaba observar las fotografías, solo que había una gran diferencia; en las fotos ella parecía estar muy contenta con sus amigos Ron y Harry, en su interior no estaba tan feliz. Cuando el reloj marcó las 10, despertó de su trance y se alistó para irse. 15 minutos después su madre tocó la puerta.
Hermione, ¿estás lista, cariño?
Este...si mamá, ahora bajo – le contestó mientras se quitaba una blusa con rápidez y se ponía otra, viéndose al espejo y sentirse inconforme. No era que con esa ropa fuera a llegar a al andén 9 3/4 , se supone debería llevar puesto su uniforme y sus insignias de Prefecta y Premio Anual, pero estaba probando la ropa que llevaría. Hermione salió de su cuarto con su baúl, que estaba muy pesado y cuando se asomó a las escalaras, su padre la ayudo a bajarlo. Al llegar a la sala Crookshanks produjo un leve maullido y la siguió hasta el auto, donde su madre esperaba sonriente.
***
¡Hola, Hermione! – alguien la saludó detrás suyo, la chica volteó y se encontró con una pelirroja, a la que antes tenía que agachar su mirada para verla, pero ahora estaban casi de la misma estatura.
Hola Ginny – dijo, al instante en que se daban un abrazo de amigas que no se ven desde hace mucho tiempo. – Tenía tantas ganas de verte, ya se me hacía eterno el 1 de septiembre.
¿Qué tal las vacaciones, eh? – le preguntó amistosamente, caminando hacia el tren.
No estuvieron mal ¿y que me cuentas de las tuyas? – sonrió Hermione, sabía que Ginny no las había pasado nada mal.
Estupendas, no sabes....tantas cosas que hicimos...Bill y Charlie fueron de visita y trajeron... - Hermione no pudo saber que era lo que habían traído sus hermanos, porque alguien había salido de un compartimiento. El chico bajó la mirada (esta alto jeje) que escondía un poco detrás de unas redondas gafas. Hermione ya extrañaba esa cara, se abalanzó contra él.
Si...sabía que había escuchado sus voces... - pronunció, respondiendo el abrazo de Hermione.
¡Harry! Tenía tantas ganas de verte...
Jeje...yo también... – Harry se sonrojó levemente, se separaron y Harry señaló la puerta. – Aquí es... – abrió la puerta para que las chicas pudieran pasar, la primera en entrar fue Hermione, y se quedó congelada. Tarde o temprano se lo iba a encontrar, no tenía porque ponerse así, Ginny entró y la empujo para que tomara asiento y así ella poder entrar. La castaña solo dio un paso adelante, pero como fue suficiente para que Ginny se sentara, no quiso insistir, Harry entró al final, cerrando la puerta.
¿Todavía no terminan? – preguntó Ginny, rodando los ojos. Hermione supuso que se refería al juego de ajedrez que Ron estaba mirando, según el muy concentrado que no se había dado cuenta de quien había llegado. Harry levantó una ceja.
No...Ginny, crees que esto es de cuestión rá... – Ron, que para contestarle a su hermana había utilizado un tono desesperado que se reflejaba en la cara, relajó sus músculos al levantar la mirada, viendo quien estaba ahí. Subió lentamente la mirada, pues estaba sentado, y terminó observando los ojos de Hermione, que no se habían despegado de el desde que había entrado. Siendo muy obvio, volvió con suspicacia al ajedrez que tenía enfrente.
Este...Ron, no se porque tengo el presentimiento de que hiciste algún movimiento que no debías ... – dijo Harry aún con la ceja levantada. El chico ya había mejorado mucho sus técnicas de ajedrez, y como no, jugando 7 siete años con Ron no se esperaba otra cosa.
No, Harry como crees – le contestó, poniéndose rojo.
Bueno pues...creo que el tren está a punto de partir...yo...yo iré al compartimiento de perfectos, los veo más tarde. – Hermione salió casi volando, dejando que la puerta diera un portazo. Ron se puso de pie y se encogió de hombros.
Supongo que debo hacer lo mismo...terminaremos luego, Harry.- y con esto el también salió. Pero al momento en que lo hacía, una multitud entraba.
Disculpen...podemos sentarnos aquí?
Claro – contestó Ginny sonriente a Luna, dos chicas más de Ravenclaw, y a (para placer de Harry) Cho.
Hum...¡Cho! – le sonrió Harry, no evitando ponerse muy nervioso y algo rojo de la cara. Harry y Cho llevaban un año de novios, pero había sido el tiempo suficiente para que él se diera cuenta de que era ella con quien deseaba pasar el resto de su vida, ya estaban en su último año y era tiempo de que se moviera y le pidiera que se casara con él, claro no tenía el valor suficiente, pero de algún modo algún día lo tendría y se lo propondría. Por parte de Cho, ella también lo amaba y soñaba con casarse con él. Sus problemas del quinto año ya se habían solucionado y los habían borrado de sus mentes, para así ocupar el hermoso presente que estaban viviendo.
Cho también le sonrió a Harry, dejando a la vista sus enfilados y blancos dientes. Harry sintió como se estaba derritiendo y no pensó en lo que hacía, por impulso condujo a Cho fuera de ese compartimiento y la llevó al pasillo.
Mejor así – dijo Ginny, rodando los ojos y cerrando la puerta. Le encantaba molestar a Harry y a Ron cuando se ponían nerviosos al ver a sus novias...aunque a Ron no lo molestaría por el momento. Ginny había olvidado a Harry hacía casi tres años atrás, y ahora lo veía como un muy buen amigo y viceversa. Ella también estaba comprometida, con nadie más y nadie menos que Colin Creevey, con el cual llevaba sólo unos meses. La pelirroja tomó asiento al lado de Luna, al momento que hacía una nota mental de burlarse de Harry la próxima vez que lo viera. – Y bien...¿Cómo les ha ido, eh?
No me quejo – respondió Luna, con un tono soñador. – Mi padre y yo fuimos al Lago Ness, acampamos a las orillas durante dos semanas, los mosquitos me estaban matando, pero la espera fue recompensada cuando vimos una cola salir del lago. Fue tan rápido que no pudimos tomar fotografías...pero según papá nuestros relatos serán suficientes para convencer a la gente de la existencia del monstruo, relatos que salieron publicados hoy en su revista. – terminó la chica rubia con aires de superioridad.
Oh...pues, muy interesante, Luna – le dijo Ginny, sonriendo.
Ay vamos...tiene que haber algún lugar... - murmuraba para sí Harry, que llevaba entre sus manos las de Cho, quien lo seguía detrás suyo.
Harry...en serio, no me molesta en lo absoluto que estemos con Ginny y las demás chicas. – Harry la volteó a ver.
A ti no, a mi sí...conoces a Ginny, tal vez no empiece en el momento, pero después dará lata y no podré hacer cosas que quiera hacer...además seré el único ahí...
¿Y eso? ¿Desde cuando te preocupas por lo que dice Ginny?
Desde que casi me sigue al baño para decirme lo "tonto" que me veo cuando te veo a ti...bueno, es un decir... - agregó al darse cuenta que lo del baño no fue muy apropiado.
Si lo sé...¿y que cosas quieres hacer, Harry? – le preguntó Cho inocentemente, al momento que un estudiante de primer año pasaba delante de ellos y se le quedaba viendo al ojiverde.
Pues...cosas así... - el chico tiró tiernamente a Cho a un compartimiento, abriendo la puerta para que pudieran entrar y la besó apasionadamente. Sentía que se iba a morir si no probaba esos labios, los extrañó todo el verano y no iba a esperar más.
Potter...espérate...no se te va a ir... - exclamó alguien, que estaba sentado en el compartimiento. Harry y Cho detuvieron el beso y voltearon para ver quien había dicho eso. Seamus, Neville, Dean, Lavender, y Parvati estaban observándolos entretenidos.
Que oportuno Seamus... - le dijo sarcásticamente Harry, abrazando a Cho por la cintura. – ¿Podemos? – señaló un pequeño espacio de asiento.
Claro, nosotros ya nos vamos...ahí nos vemos – dijo Neville, salió seguido de Lavender. Harry lo miró y le guiñó un ojo. Aunque Seamus, Dean y Neville no estuvieran en el equipo de Quidditch, se habían puesto muy guapos y se habían despedido del cuerpo de niños que tenían antes, estaban más altos y tenían cuerpos atléticos. Y nadie podía negar que Neville y Lavender hacían bonita pareja, no dejando atrás a Seamus con Parvati y Dean con Padma. Harry y Cho tomaron asiento, el primero no la dejaba de abrazar.
Ya habían pasado unas cuatro horas desde que el tren había salido de
Londres, cuatro horas en las que los chicos habían comido cosas del
carrito, platicado, jugando reto o verdad (un poco grandes para eso...pero
estaban con sus parejas...). Harry no había visto a Ron ni a Hermione desde
la mañana y le extrañaba mucho porque Padma Patil ya se había quedado ahí
desde su primera inspección por el tren, desocupándose de su puesto como
prefecta.
Aún así, tenía Cho a su lado y debía aprovecharla, tal vez el resto del
año se vieran muy poco.
*****
Hermione, que ya había recibido felicitaciones de todos su amigos de Gryffindor y amigos prefectos por haber sido Premio Anual, no lograba completar su felicidad, había algo que le faltaba. Ella y el otro Premio Anual, Anthony Goldstein de Ravenclaw, charlaban animadamente sobre sus funciones y lo pesado que sería ser Premio Anual cuando los N.E.W.Ts (no sé como se dicen en español, pero son los examenes que presentan los de séptimo curso) ya los estaban absorbiendo y ni siquiera habían empezado ya. Después de un breve tiempo, llegaron a una puerta que había sido remodelada el año pasado. Su nuevo diseño era mucho más elegante, mostraba una puerta blanca, con una manija de dorada y brillante con pequeñas gemas de colores alrededor. Había muros de mármol fino rodeando la puerta y unas flores muy llamativas que colgaban de éstos, pero que si intentabas tocarlas, te espinaban a pesar de carecer de espinas. Ahora que la entrada a la Sala de Prefectos era mucho más tentadora, tuvieron que ingeniárselas para que nadie rondara por ahí, aunque la puerta no se abría sin contraseña, era necesario. Pusieron un hechizo que confundía la vista y parecía que la puerta estaba pintada, cuando en realidad no lo estaba.
Hermione dio la contraseña y aquella puerta se abrió al dar un leve chirrido, Anthony dio paso para que la chica pasara.
Aquella sala era más pequeña que la Sala de Gryffindor, pero sin embargo también era circular y acogedora, y por supuesto, sin ruido alguno. Una chimenea de un extremo y sillones alrededor, con una mesita al centro y un juego de té. Mesas de trabajo del otro extremo, continuo a las mesas, un librero muy alto y ancho de roble firme. También había un pasillo que conducía al baño de prefectos y tres grandes escalones que daban a, si no hay otra palabra, dormitorios para prefectos, los cuales no eran usados con frecuencia. Hermione y Anthony ahora tenían un dormitorio cada quien, que era un poco más grande, por ser los Premios Anuales, y en total tenían tres habitaciones, las de la Sala Común de su casa, la de dormitorios de Prefectos y ahora una más de Premios Anuales, lo cual era muy cómodo. La chica tenía pensado llevar algunas cosas personales a su nueva habitación de Premio Anual por el día siguiente, cuando las clases terminaran.
Anthony se disculpó y se despidió de ella, dirigiéndose al baño de Prefectos. Ella tomó asiento en un sillón, para poner su mente en claro antes de ir a la Sala Común, donde seguramente estaría Ron, a quien no había visto desde que habían dado instrucciones a los nuevos Prefectos, algunos de ellos ya se habían establecido en el lugar, y acomodaban su agenda en las mesas de trabajo. Incluso Hanna Abbot estaba ahí, escribiendo algo en un pergamino, Ernie Mcmillan se había marchado a su dormitorio y Pansy Parkinson a su Sala Común, que según ella nunca compartiría habitación con otras personas que no fueran Slytherin. Hermione observaba el fuego, perdida en sus pensamientos que no se había percatado de a quien tenía en frente. Se veía tan lindo, tenía un gesto preocupado y el fuego se reflejaba en sus preciosos ojos azules, sus codos en sus rodillas y su cara en sus manos...estaba pensando profundamente y al igual que ella tampoco se había dado cuenta de su presencia, y si lo había hecho, lo estaba disimulando muy bien.
Eh...¿Ron? – preguntó suavemente para hacerlo aterrizar a la tierra, con poco de miedo respecto a su reacción. Él se movió como si hubiera sido electrocutado y la miró.
Ah, hola Hermione. Felicidades. – le dijo secamente.
No quiero escuchar felicitaciones ahora, he tenido bastantes.
¿Si? ¿Entonces que quieres escuchar?
Quiero escuchar si te sientes bien.
No mucho.
¿Razón?
Mira Hermione, no creo que te importe en lo más mínimo...bueno, ya me voy, es tarde y mañana será un gran día, supongo que tu vas a estrenar tu dormitorio ¿no? – Hermione no esperaba aquella respuesta, ella no quería estrenar esa noche su nuevo dormitorio, pero no le quedaba de otra, no iba a caminar hasta la Sala Común con Ron, porque tenía miedo de lo que pasara en el transcurso así que al instante se resignó a quedarse ahí.
Si, estrenaré el dormitorio...yo también estoy cansada, le das las buenas noches a Harry de mi parte ¿si? Y, que pases tu también unas muy buenas noches...
Hermione dio la media vuelta y se encaminó hacia su nueva habitación,
dejando a Ron pensando algunos instantes "Pasaría buenas noches si tu las
pasaras conmigo" se dijo a si mismo mentalmente, triste de que su
reencuentro no había sido lo que él esperaba.
Ella, por su parte, ya estaba conociendo su habitación, que estaba muy
linda. Tenía una cama matrimonial (no como en sus demás dormitorios, que
eran individuales) con cortinas y velos delicados que caían, una banca al
final de la cama y debajo de ella, su baúl, que ella había pensado estaba
en el dormitorio de Gryffindor, pero cual fue su sorpresa al ver que no.
Dos buroes a cada costado de la cama (la cual tenía unas cobijas rosadas,
pero un rosa muy ligero) y un tocador que hacía juego. Un pequeño librero
y una ventana con cortinas de porcelana. En realidad era todo una
maravilla su nueva habitación...pero no lo que estaba viviendo. Le dolía
tanto amar a Ron y saber que no servían como pareja eran razón suficiente
para llorar todas las noches, y aquella no era la excepción, pues sus
ojos desprendían delgadas lágrimas al momento en que se quedaba dormida y
soñaba, como fuera que algún día ella lo quisiera menos y lo viera de
nuevo como amigo.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Hola!!
Estoy de regreso, espero que no los decepcione.
Ya saben, se recibe de todo, la idea es que me dejen un bonito review ^-^
Los quiero, hasta el proximo cap.
[ImmatureTeen]
En realidad no había hecho nada cuando el reloj marcó las 9 y media, pues sólo miraba las fotos que había en una repisa arriba de su cama, y otras fotos que había en el tocador. Aquellos momentos estaban marcados en su alma y no necesitaba observar las fotografías, solo que había una gran diferencia; en las fotos ella parecía estar muy contenta con sus amigos Ron y Harry, en su interior no estaba tan feliz. Cuando el reloj marcó las 10, despertó de su trance y se alistó para irse. 15 minutos después su madre tocó la puerta.
Hermione, ¿estás lista, cariño?
Este...si mamá, ahora bajo – le contestó mientras se quitaba una blusa con rápidez y se ponía otra, viéndose al espejo y sentirse inconforme. No era que con esa ropa fuera a llegar a al andén 9 3/4 , se supone debería llevar puesto su uniforme y sus insignias de Prefecta y Premio Anual, pero estaba probando la ropa que llevaría. Hermione salió de su cuarto con su baúl, que estaba muy pesado y cuando se asomó a las escalaras, su padre la ayudo a bajarlo. Al llegar a la sala Crookshanks produjo un leve maullido y la siguió hasta el auto, donde su madre esperaba sonriente.
***
¡Hola, Hermione! – alguien la saludó detrás suyo, la chica volteó y se encontró con una pelirroja, a la que antes tenía que agachar su mirada para verla, pero ahora estaban casi de la misma estatura.
Hola Ginny – dijo, al instante en que se daban un abrazo de amigas que no se ven desde hace mucho tiempo. – Tenía tantas ganas de verte, ya se me hacía eterno el 1 de septiembre.
¿Qué tal las vacaciones, eh? – le preguntó amistosamente, caminando hacia el tren.
No estuvieron mal ¿y que me cuentas de las tuyas? – sonrió Hermione, sabía que Ginny no las había pasado nada mal.
Estupendas, no sabes....tantas cosas que hicimos...Bill y Charlie fueron de visita y trajeron... - Hermione no pudo saber que era lo que habían traído sus hermanos, porque alguien había salido de un compartimiento. El chico bajó la mirada (esta alto jeje) que escondía un poco detrás de unas redondas gafas. Hermione ya extrañaba esa cara, se abalanzó contra él.
Si...sabía que había escuchado sus voces... - pronunció, respondiendo el abrazo de Hermione.
¡Harry! Tenía tantas ganas de verte...
Jeje...yo también... – Harry se sonrojó levemente, se separaron y Harry señaló la puerta. – Aquí es... – abrió la puerta para que las chicas pudieran pasar, la primera en entrar fue Hermione, y se quedó congelada. Tarde o temprano se lo iba a encontrar, no tenía porque ponerse así, Ginny entró y la empujo para que tomara asiento y así ella poder entrar. La castaña solo dio un paso adelante, pero como fue suficiente para que Ginny se sentara, no quiso insistir, Harry entró al final, cerrando la puerta.
¿Todavía no terminan? – preguntó Ginny, rodando los ojos. Hermione supuso que se refería al juego de ajedrez que Ron estaba mirando, según el muy concentrado que no se había dado cuenta de quien había llegado. Harry levantó una ceja.
No...Ginny, crees que esto es de cuestión rá... – Ron, que para contestarle a su hermana había utilizado un tono desesperado que se reflejaba en la cara, relajó sus músculos al levantar la mirada, viendo quien estaba ahí. Subió lentamente la mirada, pues estaba sentado, y terminó observando los ojos de Hermione, que no se habían despegado de el desde que había entrado. Siendo muy obvio, volvió con suspicacia al ajedrez que tenía enfrente.
Este...Ron, no se porque tengo el presentimiento de que hiciste algún movimiento que no debías ... – dijo Harry aún con la ceja levantada. El chico ya había mejorado mucho sus técnicas de ajedrez, y como no, jugando 7 siete años con Ron no se esperaba otra cosa.
No, Harry como crees – le contestó, poniéndose rojo.
Bueno pues...creo que el tren está a punto de partir...yo...yo iré al compartimiento de perfectos, los veo más tarde. – Hermione salió casi volando, dejando que la puerta diera un portazo. Ron se puso de pie y se encogió de hombros.
Supongo que debo hacer lo mismo...terminaremos luego, Harry.- y con esto el también salió. Pero al momento en que lo hacía, una multitud entraba.
Disculpen...podemos sentarnos aquí?
Claro – contestó Ginny sonriente a Luna, dos chicas más de Ravenclaw, y a (para placer de Harry) Cho.
Hum...¡Cho! – le sonrió Harry, no evitando ponerse muy nervioso y algo rojo de la cara. Harry y Cho llevaban un año de novios, pero había sido el tiempo suficiente para que él se diera cuenta de que era ella con quien deseaba pasar el resto de su vida, ya estaban en su último año y era tiempo de que se moviera y le pidiera que se casara con él, claro no tenía el valor suficiente, pero de algún modo algún día lo tendría y se lo propondría. Por parte de Cho, ella también lo amaba y soñaba con casarse con él. Sus problemas del quinto año ya se habían solucionado y los habían borrado de sus mentes, para así ocupar el hermoso presente que estaban viviendo.
Cho también le sonrió a Harry, dejando a la vista sus enfilados y blancos dientes. Harry sintió como se estaba derritiendo y no pensó en lo que hacía, por impulso condujo a Cho fuera de ese compartimiento y la llevó al pasillo.
Mejor así – dijo Ginny, rodando los ojos y cerrando la puerta. Le encantaba molestar a Harry y a Ron cuando se ponían nerviosos al ver a sus novias...aunque a Ron no lo molestaría por el momento. Ginny había olvidado a Harry hacía casi tres años atrás, y ahora lo veía como un muy buen amigo y viceversa. Ella también estaba comprometida, con nadie más y nadie menos que Colin Creevey, con el cual llevaba sólo unos meses. La pelirroja tomó asiento al lado de Luna, al momento que hacía una nota mental de burlarse de Harry la próxima vez que lo viera. – Y bien...¿Cómo les ha ido, eh?
No me quejo – respondió Luna, con un tono soñador. – Mi padre y yo fuimos al Lago Ness, acampamos a las orillas durante dos semanas, los mosquitos me estaban matando, pero la espera fue recompensada cuando vimos una cola salir del lago. Fue tan rápido que no pudimos tomar fotografías...pero según papá nuestros relatos serán suficientes para convencer a la gente de la existencia del monstruo, relatos que salieron publicados hoy en su revista. – terminó la chica rubia con aires de superioridad.
Oh...pues, muy interesante, Luna – le dijo Ginny, sonriendo.
Ay vamos...tiene que haber algún lugar... - murmuraba para sí Harry, que llevaba entre sus manos las de Cho, quien lo seguía detrás suyo.
Harry...en serio, no me molesta en lo absoluto que estemos con Ginny y las demás chicas. – Harry la volteó a ver.
A ti no, a mi sí...conoces a Ginny, tal vez no empiece en el momento, pero después dará lata y no podré hacer cosas que quiera hacer...además seré el único ahí...
¿Y eso? ¿Desde cuando te preocupas por lo que dice Ginny?
Desde que casi me sigue al baño para decirme lo "tonto" que me veo cuando te veo a ti...bueno, es un decir... - agregó al darse cuenta que lo del baño no fue muy apropiado.
Si lo sé...¿y que cosas quieres hacer, Harry? – le preguntó Cho inocentemente, al momento que un estudiante de primer año pasaba delante de ellos y se le quedaba viendo al ojiverde.
Pues...cosas así... - el chico tiró tiernamente a Cho a un compartimiento, abriendo la puerta para que pudieran entrar y la besó apasionadamente. Sentía que se iba a morir si no probaba esos labios, los extrañó todo el verano y no iba a esperar más.
Potter...espérate...no se te va a ir... - exclamó alguien, que estaba sentado en el compartimiento. Harry y Cho detuvieron el beso y voltearon para ver quien había dicho eso. Seamus, Neville, Dean, Lavender, y Parvati estaban observándolos entretenidos.
Que oportuno Seamus... - le dijo sarcásticamente Harry, abrazando a Cho por la cintura. – ¿Podemos? – señaló un pequeño espacio de asiento.
Claro, nosotros ya nos vamos...ahí nos vemos – dijo Neville, salió seguido de Lavender. Harry lo miró y le guiñó un ojo. Aunque Seamus, Dean y Neville no estuvieran en el equipo de Quidditch, se habían puesto muy guapos y se habían despedido del cuerpo de niños que tenían antes, estaban más altos y tenían cuerpos atléticos. Y nadie podía negar que Neville y Lavender hacían bonita pareja, no dejando atrás a Seamus con Parvati y Dean con Padma. Harry y Cho tomaron asiento, el primero no la dejaba de abrazar.
Ya habían pasado unas cuatro horas desde que el tren había salido de
Londres, cuatro horas en las que los chicos habían comido cosas del
carrito, platicado, jugando reto o verdad (un poco grandes para eso...pero
estaban con sus parejas...). Harry no había visto a Ron ni a Hermione desde
la mañana y le extrañaba mucho porque Padma Patil ya se había quedado ahí
desde su primera inspección por el tren, desocupándose de su puesto como
prefecta.
Aún así, tenía Cho a su lado y debía aprovecharla, tal vez el resto del
año se vieran muy poco.
*****
Hermione, que ya había recibido felicitaciones de todos su amigos de Gryffindor y amigos prefectos por haber sido Premio Anual, no lograba completar su felicidad, había algo que le faltaba. Ella y el otro Premio Anual, Anthony Goldstein de Ravenclaw, charlaban animadamente sobre sus funciones y lo pesado que sería ser Premio Anual cuando los N.E.W.Ts (no sé como se dicen en español, pero son los examenes que presentan los de séptimo curso) ya los estaban absorbiendo y ni siquiera habían empezado ya. Después de un breve tiempo, llegaron a una puerta que había sido remodelada el año pasado. Su nuevo diseño era mucho más elegante, mostraba una puerta blanca, con una manija de dorada y brillante con pequeñas gemas de colores alrededor. Había muros de mármol fino rodeando la puerta y unas flores muy llamativas que colgaban de éstos, pero que si intentabas tocarlas, te espinaban a pesar de carecer de espinas. Ahora que la entrada a la Sala de Prefectos era mucho más tentadora, tuvieron que ingeniárselas para que nadie rondara por ahí, aunque la puerta no se abría sin contraseña, era necesario. Pusieron un hechizo que confundía la vista y parecía que la puerta estaba pintada, cuando en realidad no lo estaba.
Hermione dio la contraseña y aquella puerta se abrió al dar un leve chirrido, Anthony dio paso para que la chica pasara.
Aquella sala era más pequeña que la Sala de Gryffindor, pero sin embargo también era circular y acogedora, y por supuesto, sin ruido alguno. Una chimenea de un extremo y sillones alrededor, con una mesita al centro y un juego de té. Mesas de trabajo del otro extremo, continuo a las mesas, un librero muy alto y ancho de roble firme. También había un pasillo que conducía al baño de prefectos y tres grandes escalones que daban a, si no hay otra palabra, dormitorios para prefectos, los cuales no eran usados con frecuencia. Hermione y Anthony ahora tenían un dormitorio cada quien, que era un poco más grande, por ser los Premios Anuales, y en total tenían tres habitaciones, las de la Sala Común de su casa, la de dormitorios de Prefectos y ahora una más de Premios Anuales, lo cual era muy cómodo. La chica tenía pensado llevar algunas cosas personales a su nueva habitación de Premio Anual por el día siguiente, cuando las clases terminaran.
Anthony se disculpó y se despidió de ella, dirigiéndose al baño de Prefectos. Ella tomó asiento en un sillón, para poner su mente en claro antes de ir a la Sala Común, donde seguramente estaría Ron, a quien no había visto desde que habían dado instrucciones a los nuevos Prefectos, algunos de ellos ya se habían establecido en el lugar, y acomodaban su agenda en las mesas de trabajo. Incluso Hanna Abbot estaba ahí, escribiendo algo en un pergamino, Ernie Mcmillan se había marchado a su dormitorio y Pansy Parkinson a su Sala Común, que según ella nunca compartiría habitación con otras personas que no fueran Slytherin. Hermione observaba el fuego, perdida en sus pensamientos que no se había percatado de a quien tenía en frente. Se veía tan lindo, tenía un gesto preocupado y el fuego se reflejaba en sus preciosos ojos azules, sus codos en sus rodillas y su cara en sus manos...estaba pensando profundamente y al igual que ella tampoco se había dado cuenta de su presencia, y si lo había hecho, lo estaba disimulando muy bien.
Eh...¿Ron? – preguntó suavemente para hacerlo aterrizar a la tierra, con poco de miedo respecto a su reacción. Él se movió como si hubiera sido electrocutado y la miró.
Ah, hola Hermione. Felicidades. – le dijo secamente.
No quiero escuchar felicitaciones ahora, he tenido bastantes.
¿Si? ¿Entonces que quieres escuchar?
Quiero escuchar si te sientes bien.
No mucho.
¿Razón?
Mira Hermione, no creo que te importe en lo más mínimo...bueno, ya me voy, es tarde y mañana será un gran día, supongo que tu vas a estrenar tu dormitorio ¿no? – Hermione no esperaba aquella respuesta, ella no quería estrenar esa noche su nuevo dormitorio, pero no le quedaba de otra, no iba a caminar hasta la Sala Común con Ron, porque tenía miedo de lo que pasara en el transcurso así que al instante se resignó a quedarse ahí.
Si, estrenaré el dormitorio...yo también estoy cansada, le das las buenas noches a Harry de mi parte ¿si? Y, que pases tu también unas muy buenas noches...
Hermione dio la media vuelta y se encaminó hacia su nueva habitación,
dejando a Ron pensando algunos instantes "Pasaría buenas noches si tu las
pasaras conmigo" se dijo a si mismo mentalmente, triste de que su
reencuentro no había sido lo que él esperaba.
Ella, por su parte, ya estaba conociendo su habitación, que estaba muy
linda. Tenía una cama matrimonial (no como en sus demás dormitorios, que
eran individuales) con cortinas y velos delicados que caían, una banca al
final de la cama y debajo de ella, su baúl, que ella había pensado estaba
en el dormitorio de Gryffindor, pero cual fue su sorpresa al ver que no.
Dos buroes a cada costado de la cama (la cual tenía unas cobijas rosadas,
pero un rosa muy ligero) y un tocador que hacía juego. Un pequeño librero
y una ventana con cortinas de porcelana. En realidad era todo una
maravilla su nueva habitación...pero no lo que estaba viviendo. Le dolía
tanto amar a Ron y saber que no servían como pareja eran razón suficiente
para llorar todas las noches, y aquella no era la excepción, pues sus
ojos desprendían delgadas lágrimas al momento en que se quedaba dormida y
soñaba, como fuera que algún día ella lo quisiera menos y lo viera de
nuevo como amigo.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Hola!!
Estoy de regreso, espero que no los decepcione.
Ya saben, se recibe de todo, la idea es que me dejen un bonito review ^-^
Los quiero, hasta el proximo cap.
[ImmatureTeen]
