DESAFÍO DARK MAN

4. Mucho a ganar

Orphen yacía en el suelo, su cabeza reposaba en el hombro de Creao que permanecía arrodillada a su lado. Su pierna sangraba descontroladamente. Oía a Creao sacudirle suavemente mientras pronunciaba su nombre. Le pedía que se despertara, decía que no pasaba nada, que había fulminado al dragón. Y la oía llorar. Una lágrima cayó en uno de los cortes que tenía en el pecho. No quería verla así, y menos por su culpa. Lentamente abrió de nuevo sus ojos y pasó su mano por la cara de la chica, secando suavemente sus lágrimas.

- ¡Orphen! ¿Cómo estás?

- ¡Estoy bien! ¿Te importaría dejar de zarandearme?

- Claro, perdona. ¿Puedes andar? - Decía Creao sujetando a Orphen todavía entre sus brazos.

- Oye, no tienes porque hacer esto por mi. - Dijo Orphen débilmente.

- En realidad sí tengo porqué hacerlo. Soy tu ayudante. - Dijo pasando el brazo derecho de Orphen por detrás de su cuello y ayúdandole a levantarse. Creao notaba que Orphen estaba exhausto. Orphen también lo notava. Se sentía mareado y débil. - Vámonos a casa, haces mala cara.

Orphen aceptó resignadamente. Agradecía la compañía de Creao en esos momentos, pues con cada paso, con cada movimiento, se retorcía de dolor, y si la chica no hubiera estado allí no habría podido levantarse. Cuando abandonaban el lugar, una mujer salió a su paso.

- ¡Por favor! Tú eres un hechizero, ¿verdad chico? Mi marido está herido, está atrapado entre las rocas. ¡Ayúdanos! - Suplicaba la mujer. Varias personas habían sido heridas por los ataques y las destrozas causadas por el dragón, y Orphen no dudó en usar su hechizo de regeneración para sanarles. Creao notaba cada vez más el peso de Orphen encima de ella, pues él cada vez tenía menos fuerzas para tenerse en pie. En ocasiones el muchacho se sentía desvanecer.

- Desde luego... hoy no gano para sustos.

- ¿A que te refieres?

- Hay algo que debes saber. - Creao le contó a Orphen el incidente de Ricoris. Le dijo que Magic había sido atacado, pero que estaba en casa.

- ¿Está herido? Yo me encargaré de él.

- No digas tonterías. Él está mejor que tú.

Creao presentía que Orphen haría caso omiso de sus palabras de la misma forma que segundos atrás. Sentía el temblor del cuerpo del chico, lo oía jadear. Miraba atrás y veía el rastro de sangre que él iba dejando, y no podía evitar sentirse culpable. Al fin y al cabo, si ella no se hubiera comportado de forma tan infantil aquella mañana, tal vez Ricoris, Magic y Orphen estarían sanos y salvos.

Cuando llegaron a casa, Magic dormía. Orphen se acercó a su discípulo y poniendo su mano izquierda sobre el pecho de Magic recitó su hechizo de regeneración, que sonó como un suspiro.

- Borraros, marcas del mal. - Y cayó exhausto sobre Magic, que despertaba confuso. Creao lo levantó con cuidado. Sabía que había llegado al límite de sus energías, y la sangre que perdía no ayudaba en nada.

- Magic, ayúdame a llevarlo al sofá. - Pidió Creao. Magic no se atrevía a preguntar. Percibió que ella estaba tensa, a un paso entre la preocupación y el enfado. - Y... tendrías que ir a la farmácia.

- Claro, Creao. - Magic y Creao acomodaron a Orphen en el sofá, y Magic acató las órdenes de Creao.

- No te preocupes, Magic. Estará bien, yo me ocupo. - La chica guiñó un ojo al chico, que salía por la puerta.

Creao se sacó el abrigo y se lo puso a Orphen a modo de cogín. Seguidamente se dispuso a llenar un cazo de agua caliente y se hizo con algunas toallas. Regresó al lado del chico y le quitó la cazadora y la camiseta hecha añicos. Creao se sentía un poco angustiada al ver los cortes y hematomas que cubrían el torso del chico. Empapó una de las toallas en el agua y la utilizó para limpiar el pecho del chico. Se dibujó una mueca de dolor en la cara de Orphen, pero logró que cesara de sangrar.

- Tranquilo, Orphen, tranquilo. - Decía dulcemente la chica, pasando sus finos dedos entre el cabello del chico. Posteriormete, Creao le sacó las botas y los pantalones. Obserbó la figura de Orphen y se sonrojó. - Déjame ver esa pierna. - Creao empapó otra toalla en el agua y la colocó encima de la pierna desgarrada, consiguiendo que Orphen se retorciera gimiendo, y abrió los ojos.

- ¿Como la ves? - Dijo entre débiles quejidos, intentado incorporarse. Las costillas le dolían incesantemente. Creao lo devolvió a su postura anterior.

- No te muevas. La herida es profunda, no hace buena pinta. - Explicaba Creao mientras le limpiaba las piernas a Orphen. - ¿Qué hay de tu hombro? - Inquirió la chica.

- Está roto. Las costillas también. - Orphen tosió. - ¿Dónde está Magic?

- Ha salido. Enseguida regresará.

- ¿Se ha recuperado?

- Claro que sí. Magic no tenía nada grave, no era necesario que gastaras la poca fuerza que te quedaba con él. Y tampoco era necesario que la gastases en esa gente. No estaban tan mal, se habrían recuperado. Si tú no te preocupas por tu salud, nadie lo hará. Yo...confiaba en que podrías salvar a Ricoris. ¿Ahora quién lo hará? - Los ojos de Creao se humedecieron.

- Creao... Lo siento, de verdad. Pero soy un hechizero. Tenía energía para curar a esa gente, y también a Magic. Hacerlo no es una opción, es una obligación.

- No lo entiendo... ¿Que ganas haciendolo?

- Hay mucho a ganar. Sé que lo entenderás. - La voz de Orphen sonaba entrecortada. Volvía a sentirse débil y mareado, pero quería que Creao entendiera la lección. - ¿Porqué estás cuidando de mi?

- ¿Porque cuido de ti?

- Sí... yo no te lo he pedido. Aunque te lo agradezco... con toda mi alma. - Orphen cerró los ojos. El cansancio le invadía el cuerpo, los ojos le pesaban, y se rindió.

- Claro, ya lo entiendo. Gracias, Orphen. - Creao veía como la pierna del chico no cesaba de sangrar. Tal vez había parado un poco, pero no lograba que parase por completo. Magic entró de repente en la casa y sacó apresuradamente varios paquetes de vendas y un desinfectante. Se quedó obserbando los cuidados que Creao le prestaba a su maestro, boquiabierto. La chica desinfectaba eficazmente las heridas y vendó el torso del joven. También su hombro. Empapó varias gasas en la herida de su pierna y posteriormente la vendó. Creao había entendido el mensaje de Orphen. Es grato ver que eres útil para otras personaes. Creao se sentía bien pudiendo ayudar a Orphen. "Y porque él me importa", pensó Creao. "Me gusta cuidar de él, porqué quiero que esté bien. Orphen me importa. Yo... no podría vivir sin este idiota", y una sonrisa iluminó su cara.

- ¡Estoy hambrienta! - Proclamó Creao en cuanto hubo terminado de curar a Orphen. - ¿Tú no, Magic?

- Pues la verdad es que sí... - Dijo el chico tocándose la tripa. - ¡Hoy no hemos comido! De hecho, Orphen ni siquiera ha desayunado... - Magic tubo miedo de haber vuelto a sacar un delicado tema, pero Creao ni se percató.

- No importa. Dejémosle descansar. Un buen sueño le irá bien. ¡Iré a hacer algo bueno para comer! - Dijo alegre la chica. Colocó una manta sobre el cuerpo de Orphen, que todavía temblaba aunque el fuego estuviera encendido, y se fue a la cocina. Magic se quedó obserbando a su maestro. En realidad le daba miedo entrar a la cocina mientras Creao estuviera dentro. La chica preparaba frenéticamente una buena cena. Eran las siete de la tarde, estaba oscureciendo. Magic observaba a su Maestro durmiendo profundamente. Un agradable olor inundaba sus sentidos. Procedía de la cocina, de lo que Creao estaba cocinando. Al cabo de veinte minutos lo tuvo listo, se dispusieron a comer, pero alguien llamó a la puerta.

FIN del 4° Capítulo!

Ahí está el 4°! Que os ha parecido? Personalmente estoy poco satisfecho, pero bueno, esperaré a que opinéis vosotros! Dejadme vuestras opiniones, tanto buenas como malas!! Me interesa MUXO conocerlas!! En serio! Si voy recibiendo REVIEWS iré actualizando, pero si no recibo ninguno pensaré que nadie lee mi historia, y por tanto esperaré que alguien la lea para actualizar...

P.D Se me olvidaba decir que ni la serie ni los personajes ni (blablabla) son míos, pero éste fic sí!!! Nada , HASTA PRONTO! (espero! Jejeje)