Capítulo VIII "Vida de Vizcondesa"

Lily había tenido cierta dificultad para adaptarse en su vida en el castillo, después de todo, ella no estaba acostumbrada a seguir reglas ni nada por el estilo, por tanto había recibido mas reprimendas esa semana que en toda su corta vida. Apenas había visto a su madre un par de veces, ya que desde que habían llegado, sus padres tuvieron que viajar hacia el palacio para dar informes de los sucesos recientes. A Lily le pareció extraño esto, ya que hubiera esperado pasar mas tiempo con sus padres para conocerlos. Cuando salió del palacio del príncipe James, sus padres adoptivos la despidieron con lágrimas en los ojos, mientras la Condesa trataba de compensarlos con algo de dinero, que ellos se negaron a aceptar.

Lily sonrió ante ese recuerdo. Sabía que extrañaría su vida pasada, pero debía seguir adelante. Dejó el libro de transformaciones que estaba estudiando y se levantó. Estaba en la biblioteca de la casa, un lugar que Lily tomaba como muy acogedor. Era un salón enorme con estantes repletos de libros en todas las paredes, de una altura de mas de cinco metros, con sus respectivas escaleras. La chimenea central tenía adornos de unicornios en las esquinas, tallados en piedra, con una gran pintura encima de la chimenea. Cuando preguntó, le contestaron que el hombre en la pintura era el primer Gostehm de la historia. Estaba paseando buscando algún buen libro de lectura, cuando las puertas de la biblioteca se abrieron para dejar paso a su tutora, la profesora Minerva McGonagall. Ésta era una señora de edad madura, con gafas y cabello canoso. Vestía con total pulcritud de color vino.

-Su madre la está buscando- dijo McGonagall, mientras se acomodaba las gafas.

-¡Ya era hora!- exclamó Lily, levantándose de un salto del diván donde había estado semi-recostada.

-¡Señorita Lily! Esa no es manera de levantarse, ¿Cuándo va a aprender a comportarse como una dama?- preguntó McGonagall con severidad.

-Lo siento- murmuró Lily, antes de salir lo mas rápido posible de la biblioteca.

Bajó las escaleras y se encontró en el corredor que daba al comedor, en donde suponía que iba a estar su madre, después de todo, faltaban pocos minutos para la comida. Era un corredor de tapices rojos, y en las paredes no había antorchas, si no que se veían figuras talladas en madera de cabezas de hipogrifo, que a cierta hora de la tarde, cuando la oscuridad empezaba a llenar el castillo, se encendían de manera mágica. Al llegar al final del corredor había una puerta de madera, como todas en el castillo, la cual abrió Lily, para encontrarse con un comedor muy amplio y una mesa bastante grande. Su madre estaba en el asiento al lado de la cabecera.

-Buen día, madre- dijo Lily, acercándose a ella. Su madre sonrió. La chica pudo notar que la tristeza en había visto en sus ojos, empezaba a desaparecer.

-Buen día hija, estaba pensando que no hemos tenido tiempo de platicar, así que esta tarde seré totalmente tuya, saldremos a pasear por la plaza e iremos de compras, ¿Qué te parece?- declaró la Condesa, mirando a Lily con un amplia sonrisa.

-Como desees madre- contestó Lily, sonriendo a su vez.

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-Esta con los Gostehm de nuevo, Excelencia- dijo una voz en susurros.

-¡Se supone que eso jamás debió pasar! ¡No puede contraer matrimonio con el heredero de Singledem!¡Pagaras caro por esto!- exclamó otra voz, la cual era fría como el hielo, provocando un escalofrío en cada persona que lo escuchaba.

-Mi señor, se lo suplico....- lloriqueaba la primer voz.

-Debió haber sido mi fiel Lucius quien siguiera con esto, pero tu.... ¡Crucio!- exclamó con ira la segunda voz, mientras los gritos de dolor que lanzaba la primer voz llenaban el lugar.

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-James, ¿Bajas a comer?- preguntó la voz de su madre desde la puerta, al chico que estaba tumbado en la cama leyendo.

-En un segundo madre- contestó James, sin quitar la vista de encima. Contrario a lo esperado, la madre de James entró en su habitación, y se sentó al borde de la cama.

-¿Quisieras platicar? ¿Hay algo que te preocupa?- preguntó ella, después de unos segundos de silencio.

-¿Por qué lo dices?- preguntó James, extrañado.

-Por que jamás en tu vida te habías preocupado por estudiar o leer siquiera un libro, en cambio, desde hace un tiempo estás muy entregado a tus deberes- contestó la reina con simpleza. James la miró un rato sin responder.

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Pagaron las compras que habían hecho y amabas salieron de la tienda, buscando el carruaje para que las llevara de nuevo al castillo. En ese momento, Lily vislumbró entre la multitud a una persona bastante conocida. La muchacha se acercó a Lily como pidiéndole dinero.

-Toma buena mujer, espero que estén bien tus ocho hijo, los que tienen dos tiempos cada uno- murmuró Lily sonriendo, ofreciéndole una bolsa de dinero a la mujer, que sonrió agradecida y desapareció en la multitud, mientras su madre la miraba extrañada.

-La conocí ayer... este... la vi con ocho hijos.... hace calor, ¿No quieres volver al castillo?- se apresuró a decir Lily, mientras ambas subían al carro que acababa de llegar en esos momentos.

-Por cierto, el viernes por la noche habrá una fiesta de presentación tuya, por lo que vendrá el heredero de Singledem, para que de una vez lo conozcas, después de todo, necesitas contraer matrimonio con él para salvar a todos, ¿no es así?- comentó la reina.

-¿Heredero? ¿Salvar? ¿Matrimonio?- preguntó Lily, totalmente horrorizada.

-Claro que si, después de todo, a eso apuntan las profecías- concluyó su madre, dando por sentado que la chica había aceptado, mientras la mente de Lily era un hervidero de preocupaciones.

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Por la noche, Lily se encontraba en su cuarto, leyendo una novela, cuando de pronto, las estrellas empezaron a brillar con demasiada intensidad, sin embargo, no iluminaban todo, sino que su luz se concentraba en un punto bastante lejano, mas allá del alcance de los ojos de Lily. Tomó la varita entre sus manos y rápidamente decidió aparecerse en donde las estrellas hacían llegar la luz. Cuando lo hizo, se encontró en un bosque que Lily sabía, era el límite entre el reino de Singledem y su antiguo hogar. Se adentró en éste, buscando la luz, y pronto llegó a un claro, en donde la luz bañaba por completo un lago que se encontraba ahí.

Algo comenzó a moverse en la espesura del bosque, así que Lily se escondió detrás de un árbol, en donde podía ver sin ser vista. Después de poco esperar, un gran pegaso salió de donde había escuchado todo el movimiento. Era algo grandioso, ya que éste no se parecía en nada a los pegasos que Lily había visto en su vida. Era mas grande de lo habitual, de color plata, que brillaba intensamente, mientras la luz de las estrellas lo seguían a todas partes. Lily se sintió fascinada y atraída por la belleza del animal, y sin darse cuenta, había salido de su escondite. Sus ropas ya no eran los ricos vestidos que usaba en el castillo, si no que era un manto también color plata, en el que empezó a brilla la luz de las estrellas, como en la piel del pegaso.

El pegaso le sonrió y se acercó a ella, para luego doblar una de sus patas delanteras y agachar la cabeza, como si le rindiera homenaje. Lily sonrió acercó al animal su mano, con la intención de acariciarlo, y éste se dejó acariciar. A Lily le pareció una sensación maravillosa el poder acariciar al pegaso.

-¿Me dejarás que te monte?- preguntó Lily al pegaso, sin saber muy bien por que le hablaba, pero éste pareció entenderla, ya que volvió a doblar una de sus patas delanteras y agachar la cabeza, como si accediera a ello. Lily sonrió y se montó en el pegaso, que al punto, éste se empezó a volar.

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Lily se despertó enseguida, mientras que la voz de su tutora regañándola por dormir tanto se escuchaba en la otra habitación. Sonrió para si misma. Era la primera vez en toda su vida que podía recordar un sueño, el cual había sido bastante bonito. Se levantó de la cama, dándose cuenta con horror que ya era casi la hora de la comida, comprendiendo entonces el enojo de su querida tutora. Sonrió para si misma, y se dispuso a cambiarse para bajar.

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Lamento mucho la tardanza, por cuestiones de navidad, vacaciones, y todo eso, me había negado a escribir, ya que no estaba en mi casa, y no quería que los capítulos se quedaran guardados en una computadora extraña..... Espero que me perdonen, y pues traté de alargar un poquito este capítulo, no creo que me haya quedado, pero algo es algo, no estoy acostumbrada aún a escribir capítulos largos. No se preocupen, trataré de irme acostumbrando....

Bueno, cambiando mi manía, ahora dejé los RR para el final, así que vamos a empezar:

Pao Bloom: Jajajajaja la verdad es que dejaremos un poco a Lily y a James separaditos para que decidan lo que en verdad quieren, pero por lo visto la cosa con Lily ya está tremenda, después de todo, todo el reino espera que se case con el heredero de Singledem.... aunque aun no se quien sea... se aceptan sugerencias, claro está. Muchas gracias por tu rr!!

Nafra: Bueno, en realidad, la verdad sea dicha... No fue Snape... Aunque tampoco les voy a decir quien fue... Pero creo que en este capítulo se menciona en alguna parte.... No recuerdo.... Jejejejeje, muchas gracias por tu RR!!

Angel_Yanu: Muchas gracias, de verdad. Tienes razón, están medio cortos los capítulos, y no solamente en esta historia, si no en todas.... Lo que pasa es que casi no me alcanza el tiempo para escribir largos.... Pero como dije antes, empezaré a practicar.....

HG: Muchas gracias por tu RR.... Jejejeje la verdad es que no modo. Se que no debería ser así, pero de repente James se me hace bastante arrogante para mi gusto... Aunque bueno, la historia no tendría sentido si no, ¿verdad?

Syringen: Déjame decirte que le atinaste a algo.....No te voy a decir, pero estás mas cerca de lo que crees.... Simplemente te diré que el heredero del que habla la Condesa y el Conde, no es James, para gran desgracia de Lily.... Si, lo se, pobrecita, pero ni modo, si no, no habría historia :P.

Viena: Jajajajaja Ñacas!! Si me encanta dejar con la duda a la gente!!! (Sonrisa maquiavélica por parte de la autora ).

Nymphadora Tonks: Muajajajajaja no lo se. Se infiere que a James le guste Lily, pero Lily ni sus luces con James Jejejejeje...... que mala soy.....