No, no he muerto. Sigo aquí viva y coleando. El motivo de mi retraso es muy diverso. Primero  no he tenido buena suerte en general, mis estudios, mi vida amorosa, uff… caí en depresión mi novio me terminó sin motivo aparente (Si, échenle la culpa a mi ex ¬_¬) No me enamoraré hasta que termine esta historia, eso es seguro. Bueno, ya sin más preámbulos

Capitulo 9 Valentine's Day

            Era la mañana del sábado, día de San Valentín, pero ya el equipo de Quidditch estaba entrenando en el campo. Todos menos Ron quien bajaba a desayunar.

- Pensé que estarías practicando. – Dijo Hermione con cara de haber estado desvelada.

- No, bueno… es que, preferí quedarme aquí. – Dijo Ron mirando las lechuzas - Ya sabes hoy es el baile. ¿A dónde iremos?

- ¿Iremos? Debo estudiar para encantamientos. – Dijo Hermione incomoda. En ese momento llegó Luna.

- Oh Gran Rey mío, ¿Por qué no estás en el campo de Quidditch?  - Dijo Luna sonriendo.

- Bueno, también debía estudiar. – Dijo Ron vacilando.

- Antes de ello, quería contarles lo que vi ayer en el pasillo. Es sobre Harry, hay algo que deben saber… - Dijo Hermione.

- ¿Qué será? No me digas que Florence Harrington lo intentó asesinar. – Dijo Luna a broma.

- De eso se trata mas o menos… - Dijo Hermione.

- Por Dios, mujer. No esperes más y cuenta. ¿Harry esta bien? Lo vi llegar tarde pero…

Justo en ese momento, llegó el Profesor Dumbledore algo preocupado, acompañado del mismísimo Ministro de Magia Cornelius Fudge. Todos miraban con atención, pero Fudge se mostraba discreto. Cuando fueron a su despacho pudieron hablar mejor…

***

- Dumbledore, no me traen buenas noticias para acá. Debes saber que… - Dijo Fudge algo nervioso.

- Hay muchas presiones. Lo se, no es nada fácil.

- Voy a renunciar. – Dijo Fudge. – No puedo hacer nada. Los ataques mortífagos. Hubo 5 ataques desde hace 2 semanas y aun tengo que dar ánimos para mantener la calma. Nos están ganando terreno y creo que no puedo seguir con esta responsabilidad. Te pido por favor…

- Se que lo que me vas a pedir Cornelius. Pero no puedo. Mi lugar está aquí en Hogwarts. – Dijo Dumbledore. – No puedo creer que te rindas tan fácil.

- ¿Fácil? Recibimos amenazas diariamente. Esto es un caos, yo siento que hago el ridículo y pongo mi vida en riesgo, nos están ganando terreno y son imposibles detener. Hay varios infiltrados en el Ministerio. Dumbledore, no importa si usted no acepta ser ministro de magia yo igual renunciaré.

- Pues entonces aquí se quedan nuestros caminos. – Dijo Dumbledore.

- No hay nada que pueda hacer. – Dijo Fudge nervioso. – Dejaré a alguien encargado mientras tanto. Estaré al tanto de todo. – En ese momento llegó Remus Lupin algo cansado seguido por Severus Snape.

- Nos ha solicitado. – Dijo Lupin.

- Si, no tenemos más tiempo. Hoy mismo tendremos una reunión, por favor Remus convoca a la Orden, esto es algo arrebatado.

- Aun no ha sucedido nada. – Dijo Lupin. – Pero igual lo haré.

- No, pero sucederá. Estamos vulnerables. Tu-ya-sabes-quien ha estado mucho tiempo tranquilo, es su momento de actuar. – Dijo Fudge sudoroso.

- Si usted lo dice. – Dijo Snape mirándolo sospechosamente.

- Quisiera ver al joven Potter a solas. – Dijo Fudge. – Hay tantas cosas que quisiera hablarle al pobre chico, le debo disculpas.

            Una lechuza llegó por la ventana y aterrizó cerca de Fudge, en efecto este abrió la carta, la leyó y bajó la mirada.

- Otro ataque más. ¿Cuántos más tendrán que morir? Los mortífagos están buscando a alguien. – Dijo Fudge.

- Todo tiene sentido. – Dijo Dumbledore. – Buscan desestabilizar el orden y quieren…

- Capturar a Harry. – Dijo Lupin terminando.

- No, creo que están buscando respuestas. Ellos tienen demasiadas preguntas. Aunque Harry siempre ha sido un blanco estos últimos años, es una fortuna que Harry esté destinado a ser una gran hechicero. – Dijo Dumbledore.

- Oh… y ahora nuestro destino depende de ese chico. – Dijo Fudge.

***

- Harry, tienes que contarnos que es lo que está pasando realmente. – Dijo Ron en la sala común a solas con Harry y Hermione. Crookshanks dormitaba al lado del fuego.

- Nada fuera de lo común. Otra vez y esta vez para siempre, estoy metido hasta el fondo en esto. Ariadne Xavier es un arma y está en manos de Voldemort. Yo soy la otra arma, y estoy en el lado contrario… las dos armas deben enfrentarse y por lo que he sabido, mientras mas espere, más tendré las de perder. Cada dia que pasa Ariadne se va haciendo más fuerte e invencible. Y yo…

- La Profecía, lo sabemos. – Dijo Hermione. – Nos dijiste eso la otra vez. La profecia por la cual Voldemort se arriesgó a entrar al Ministerio.

- De alguna u otra forma, tengo una gran responsabilidad en el destino del mundo mágico. Solo yo puedo acabar con Voldemort en teoría, así que si yo no puedo, nadie podrá. – Decía Harry algo tenso y pensativo. Un sollozo se escuchó por detrás.

- Debes ser tan grande y valiente como dicen los libros. Se que eres aun más porque te conozco, Harry Potter, tanta responsabilidad en ti y es injusto. Pero se que vas a vencer. – Dijo Ginny con los ojos húmedos, al parecer había escuchado gran parte de la conversación.

- Todo está bien Ginny. – Dijo Ron alentando a su hermana, pero Hermione tambien se secaba las lagrimas.

- No estarás solo en esto. Estaremos de tu lado hasta el último momento. – Dijo Hermione.

- No quiero poner en riesgo más vidas. – Dijo Harry.

- No será un riesgo. Sabemos cuidarnos, la última vez no nos fue tan mal. ¿o si? – Dijo Ginny.

- Fue un gran riesgo, pero aceptable. Harry, estaremos contigo hasta el final. – Dijo Ron poniendo una mano en el hombro de Harry. Pero Harry estaba lejos de all

            Por otra parte los miembros de la Orden del Fénix se iban a reunir en Grimmauld Place para discutir los últimos sucesos. Snape se preparaba para su peligrosa misión, no iba a vacilar por un instante.  Al tomar un baño caliente, recordó aquellos tiempos oscuros, todo volvía… Florence, el riesgo y la guerra. Sobre su escritorio reposaba una carta de Lucius Malfoy a medio abrir.

Estimado Severus:

            Parece que has estado algo ocupado. No has contestado ninguna de mis cartas, y según Draco me ha dicho te vas a ausentar un tiempo. ¿Qué te traes de manos? Eres un sucio traicionero podría esperarse cualquier cosa de ti, te conozco bien porque eres como yo. Estás donde te conviene.

            Yo siendo Dumbledore no confiaría en ti, pero supongo que has sabido ganarte al director, eso me agrada. Como te había comentado hace 3 cartas atrás, la niña está mejorando… Ariadne está bien, no te preocupes por ella, estará mejor ahora. Se arrastraba por el piso al principio, pero ahora está cambiando. Dumbledore debería saber que no tiene muchas opciones. No intentes hacer nada estúpido, te podría costar mucho.

Atentamente.

Lucius Malfoy.

- Cuando lo vea disfrutaré ponerle la maldición Cruciatus. – Dijo Florence terminando de leer la carta. – Pero eres bastante astuto al hacerle pensar que no estás del lado de Dumbledore. Pero lo estás ¿no?

- No lo se… estoy de tu lado Florence. – Dijo Snape sin mirarla mientras empacaba.

- Ese fue nuestro error, alinearnos en el bando equivocado, ahora solo quedamos tu y yo.

- Tu y yo, pero también el resto del mundo. Esta guerra va a terminar de una u otra manera, pero nosotros no seremos recordados.

- Siempre lo quisiste, ambicioso… quisiste reconocimiento. – Dijo Florence sentada al borde de la cama.

- No lo tendré, ya no me importa el reconocimiento de los demás, porque ya tengo el reconocimiento de quien quiero. Ya tengo lo que siempre quise. – Dijo Snape. – Dejémosle a Potter la gloria, a él después de muerto y a su hijo. Su nombre brillará siempre como el de un héroe celebre, nuestros nombres rayarán la oscuridad y la suciedad.

- No, porque para mi no me interesa perdurar en la historia ni ser conocida, simplemente quiero seguir con mi vida. Su nombre brillará como un héroe frente a todos, pero está muerto. Tu estás vivo, tienes una oportunidad… además tu sin ser más nada, eres mi héroe.

- Ja! Toda una filosofía… ¿Mejor un cobarde vivo que un héroe muerto? – Dijo Snape sarcástico.

- No. No somos cobardes. – Dijo Florence.

***

            Esa noche Hogwarts brilló en todo su esplendor con el baile de San Valentín, las parejas llegaban al gran salón decorado y el Profesor Flitwick se lamentaba.

- Si la señorita Xavier hubiese estado me hubiese ayudado.

- Estoy segura. – Dijo Tara Ustinov. – Pero no llore más Profesor. Podemos bailar…

- Bien, solo porque usted me lo pide. – Dijo Flitwick.

- A propósito, ¿No ha visto al Profesor Snape? Llevo días sin verlo. – Dijo Tara.

- No, me temo que no. La Profesora Mc Gonagall me ha dicho que se va el martes a una misión secreta. – Dijo Flitwick.

- Florence… no se que se proponga, pero le deseo suerte. – Dijo Tara mirando la ventana. – Mucha suerte.

            Hermione llegó con Ron y estuvieron un rato sentados hablando con los otros Gryffindors, Neville y Luna.

- ¿Saben que? Kieran Beale está enojado. – Dijo Luna.

- ¿Y eso? – Dijo Ron

- Ginny canceló su cita con él al baile a última hora. – Dijo Luna.

- ¿Con quien vendrá ahora? – Ron miraba a todas partes.

- Pensé que habías comprendido… - Dijo Luna. – Ya no viene al baile.

- Igual que Harry, no se que le pasa a esos dos aguafiestas. Harry no parece Harry, y Ginny simplemente no parece una Weasley. – Dijo Ron.

- No creo que sean tiempos de celebración, Ron. – Dijo Hermione. – Yo tampoco tenía ganas de venir. No hay nada que festejar.

- Sino quieres estar aquí, pues no te obligo. – Dijo Ron.

- No empieces a molestar. – Dijo Hermione.

- No comiencen a pelear, se me alteran los nervios. – Dijo Luna. – Mas bien puedes aclararme algo. ¿Por qué estabas esa noche presente en las mazmorras cuando Harry casi lo asfixian?

- Ah… eso. – Dijo Hermione - Nada, estaba haciendo guardia en los pasillos y vi pasar a Harry, estaba en una especie de trance. Traté de seguirlo y me encontré al Profesor Snape. El me indicó que viniese, parecía nervioso. Algo me dice que Snape no estaba seguro del todo.

- Esto es serio. – Dijo Luna.

- Por eso Harry no quiso venir, está pensando en otras cosas más importantes. – Dijo Hermione bebiendo un vaso con jugo

            Así era, Harry no estaba parrandeando, estaba en su dormitorio solo acostado en su cama, mirando al techo. Estaba en la oscuridad, en la intimidad de sus pensamientos. Todo había cambiado de repente para él, en su vida. La muerte de Sirius la cual sentía y lamentaba, aquel nuevo año escolar, enterarse de la profecía, saber más del pasado de sus padres por medio de un libro y en última instancia tener la responsabilidad por delante de enfrentarse con el mismísimo Lord Voldemort. Siempre supo que llegaría ese momento, nunca pensó que llegaría tan pronto. Había escuchado ya lo suficiente, era horroroso.

- Si no llegamos a tiempo, tendremos que acabar con Ariadne. – Se repetía a si mismo. – Dudo que Florence permita algo así.

            Pensaba en Florence, no podía evitar sentir alguna simpatía oculta hacía ella. Si esa mujer llamada Florence Harrington era la misma Fiorencia del libro de Tara Ustinov, empezaba a entender un poco. Mientras mas lo pensaba, más entendía a la pobre chica que había estado perdida. Pensaba en Florence, y no podía evitar en dudar. Esa dulce niña que narraba Tara en sus crónicas, esa niña incomprendida con la cual Harry se había identificado algunas veces. Esa misma niña que crecía y se realizaba en pasiones, ahora era una mujer de 40 años que deseaba vengar su dolor.

- Pero eso no empieza a justificar lo que hizo. – Decía Harry enojado. – Ella mató a mi abuelo.

- Si, Harry. Pero tú pudiste haber matado, tu tienes el mismo poder. – Decía su conciencia. – Tuviste la oportunidad de matarla, precisamente a ella.

- Pero no lo hice… esa es la diferencia. Soy Harry Potter, jamás…

- ¿Disculpa? Verdad, eres Harry Potter. Eres el héroe. – Su conciencia interna replicaba. – Eres el héroe de Gryffindor. Nunca cometes errores y siempre vienes a salvar el día.

- Basta!

- ¿Quieres ser el engreído que era tu padre?

- No soy engreido, no… no se que pasa conmigo. – Dijo Harry desesperado. – Ellos verán, le demostraré al mundo lo que soy realmente. Yo no elegí este camino, simplemente el destino me escogió.

- Ya empiezas a entender, empezamos a entender… ¿no? No siempre tienes la culpa de lo que te ocurre. – Dijo su conciencia mucho más alto. – Pero tengamos la culpa o no debemos enfrentarlo.

- Quizás… quizás. – Dijo Harry. – Pero igual, tengo miedo…

- ¿Miedo? ¿De que? – Una voz se reía. - ¿De que vas a tener miedo? ¿De Voldemort? Ah… ya lo puedo ver. Tienes miedo de no volver.

- No, si… en parte. – Harry dudaba de nuevo. – Es que mis amigos, son mi única familia. Los Weasley, Hermione, Dumbledore, Lupin… no quiero perderlos.

- Lo curioso es que tu corazón antes no tenía tanto miedo como ahora. Quizás es lo que me temo, has encontrado por fin algo que no quieres perder. Sabes de qué hablo.

- No, no es así. Déjame en paz ya! – Dijo Harry.

- No puedes abandonarme, soy tu conciencia, si me ignoras estarás intranquilo. ¿No has oído el dicho de tener una conciencia limpia ? – Su conciencia volvía a replicar.

- Si, tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria. – Dijo Harry. – No más por hoy…

***

- ¡Auxilio! – La Puerta del Gran Comedor se abrió y Cornelius Fudge llegaba ensangrentado y con la cara golpeada. – Auxilio, ellos están aquí.

            Todos los que bailaban se detuvieron y miraron horrorizados al ministro. Dumbledore avanzó cuidadoso.

- ¿Qué es esto? – Preguntó Luna.

- Algo no anda bien. – Dijo Hermione sujetándose de Neville.

- Cornelius ¿que te ocurrió? – Dijo Dumbledore tratando de darle la mano. El rostro del Ministro estaba desfigurado y apenas se reconocía.

- Acercate Dumbledore… acércate.

- Esto no es normal. – Dijo Tara Ustinov avanzando lentamente. – Algo anda mal…

- Creo que se te olvidó que Hogwarts tiene pasillos secretos. -  Dijo Fudge respirando con dificultad. – Y se te olvidó quien conoce esos pasillos, no hay nada que puedas hacer.

- El pasaje de Honeydukes… - Dumbledore se repitió.

- Mas bien la casa de los gritos. – Dijo Fudge. – Acabo de pasar por allí, atormentado y torturado. Dumbledore ellos vienen y están aquí. Mejor será que te rindas. El Nuevo régimen empezará.

- ¿De que está hablando Ministro? – Preguntó la Profesora Mc Gonagall y Fudge la miró nerviosamente mientras que de su cara un pedazo de piel caía al piso. Y los alumnos dieron un grito de horror.

- Hablo de que la muerte ha llegado a Hogwarts. – Fudge sacó su varita y apuntó hacia Dumbledore. – No hay tiempo para hablar, queremos un poco de acción. Avada…

- Expelliarmus. – Gritó Dumbledore y Fudge salió disparado.

- No es Fudge, está siendo controlado por la maldición Imperio. – chilló Tara Ustinov. Ella avanzó a la puerta.

- Nadie se mueva de su lugar. – Ordenó Dumbledore y nadie respiró por un momento. Hermione observó que Tara Ustinov salía sigilosamente de la sala. Y le avisó a Ron. El cuerpo de Fudge yacía inerte en el piso, al parecer estaba muerto.

- ¿Quién ha hecho esto? Es horrible. EL ministro de magia… - Dijo Mc Gonagall.

- Esto es obra de un mago oscuro. – Dijo Hagrid

- Alumnos, se quedarán aquí.

- OH no! Harry y Ginny están en la Torre de Gryffindor. – Chilló Hermione. – Debemos hacer algo.

- Tara Ustinov debe saber que hacer. – Dijo Ron, justo en el momento empezó a moverse y de pronto todos se estremecieron ver el cuerpo de Fudge levantarse silenciosamente.

- Avada Kedavra. – Se escuchó una voz por detrás de sus espaldas y Fudge cayó al piso de nuevo. Tara Ustinov lo había asesinado.

- Debemos registrar el castillo. – Dijo Dumbledore. – Profesores acompáñenme.

- Lo maté, oh no… maté al Ministro. – Esta vez Tara lucía nerviosa y alterada.

- Todo está bien profesora. – Dijo Mc Gonagall y los alumnos estaban aun mas nerviosos.

- Vamos a morir – Chilló Cho Chang – Lo sabía…

- Oh no!

- Y eso es el cominzo – Dijo Draco Malfoy arrastrando las palabras.

***

- ¿No crees que hay una calma extraña? – Dijo Harry a Ginny en la sala común.

- Quizás. Hoy no hay Luna, la brisa está seca. – Dijo Ginny mirando la ventana.

            En ese momento la chimenea se encendió y apareció un rostro conocido.

- Harry, es hora de irnos. EL Castillo fue penetrado. – Era la cara de Tara Ustinov que se veía un poco más delgada entre las llamas.

- ¿Cómo? Es imposible.

- El Ministro de magia Fudge intentó asesinar dos veces a Dumbledore. ¿No te convence? – Su rostro se desvaneció.

- ¡Harry! ¡Ginny! – Hermione llegó corriendo. – Oh Dios Mío están bien!

- Eso parece.

- La Prof. Ustinov nos acaba de avisar. – Dijo Ginny. – Entonces ha sido un San Valentin muy peculiar.

- No deberían estar aquí. EL Castillo no es seguro. Dumbledore y los demás profesores están revisando el Castillo, temen que hayan más mortifagos rondando por aquí.

- ¿Cómo entraron? – Se preguntaba Ron.

- ¡Colagusano! El es el único que sabe todos los pasadizos. El fue un merodeador. – Dijo Harry. - Tiene sentido.

- Vamonos de aquí. Estaremos más seguros en el Gran Comedor. Saquen sus varitas por si acaso. – Dijo Ron.

            Los cuatro salieron por el retrato y por primera vez el castillo lucía oscuro y sombrío en sus oscuros pasillos. Bajaron por las escaleras sigilosamente y escucharon un ruido que se acercaba, eran pasos.

- ¡Potter! Al fin lo consigo. – era la voz de Lucius Malfoy y su cara apareció entre las sombras alumbrada por la luz de su varita. – Que agradable encuentro. ¿Qué Dumbledore no les dijo que permanecieran quietos? Si, el Joven Potter tratando de salvar el dia. No te salvarás esta vez.

- Retrocedan. – Dijo Harry sujetando su varita. Pero algo inesperado sucedió, Lucius Malfoy fue derribado de un golpe por detrás y Snape apareció tras ellos.

- ¡No sean tontos! Corran de una vez. ¡Maldita Sea!

- ¿Qué es esto? – Decía Lucius Malfoy en el piso. Pero sonó un golpe seco que lo dejó sin aire. Un bulto volvió a ser arrojado por el pasillo. Lucius Malfoy se repuso e intentó atacar a quien lo había atacado, aunque no podía verle el rostro. Snape corrió a los chicos dos pisos mas abajo sin mirar hacia atrás.

- ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién atacó a Malfoy?

- No hay preguntas ahora. – Dijo Snape. – Ahora Potter usted vendrá conmigo. El resto irá al gran Comedor.

- De ninguna manera, no dejaremos a Harry solo. – Dijo Ron. – Harry no irá a ningún lado.

- No tengo tiempo de discutir con ustedes. – Dijo Snape.

- ¿Qué pasa si Lucius Malfoy está de su lado? – Preguntó Ron. – Usted nos oculta algo… no dejaremos a Harry con usted. Dumbledore confía en usted, pero nosotros no.

- Ya que insisten en tu terquedad, síganme los 4. No quiero oír ni una sola palabra.

- ¿A Dónde vamos? – Preguntó Ginny tropezándose con Hermione.

- Fuera del Castillo. Eso es todo lo que pueden saber.

            Estaban frente al Gran Comedor, pero en vez de seguir hacia donde estaba el resto del Colegio, salieron por la puerta principal. Bajaron rápidamente hacia las diligencias. Allí había una esperando con la puerta abierta. En su interior encontraron a Remus Lupin.

- ¡Remus! – Dijo Harry corriendo hacia el.

- ¿Vienen todos? – Preguntó Lupin a Snape

- Si, eso parece. Al parecer Potter no puede ser separado de su pandilla. – Dijo Snape malhumorado.

- ¿A donde iremos? ¿Por qué dejar Hogwarts? – Preguntó Harry.

- Iremos a Grimmauld Place, Hogwarts ya no es un lugar seguro por ahora. – Dijo Lupin. – Vengan.

            Todo esto había sido muy agitado. Ataque tras ataque, no había ministro de Magia y las suposiciones de que en el ministerio todo era un caos eran un tanto ciertas. Harry luego de varios meses llegaba a Grimmauld Place donde encontró a varios miembros de la Orden y a dos personas que jamás pensaría encontrar allí. Una de ellas Florence Harrington con un golpe en la mejilla, la otra era Tara Ustinov de apariencia nerviosa.

- Lucius aun sigue en forma. No dudó en golpearme, estuvieron cerca. – Dijo Florence. – Afortunadamente no me ha reconocido.

- ¿Todo bien? – Preguntó Lupin.

- Si, eso parece. El Colegio ha vuelto a la normalidad. – Dijo Tara. – Dumbledore viene para acá, se aparecerá en cualquier momento.

- Voldemort está feliz. La Marca Tenebrosa arde como nunca. – Decía Florence revisando su antebrazo izquierdo. - Esto es apenas el comienzo…

***

- Oh Excelente! – Decía Voldemort en un rincón de una casa vieja. – Otra vez Harry Potter se escapó de sus manos.

- Lo siento mi Señor. – Decía Lucius Malfoy. – Por poco lo teníamos en nuestras manos. Pero algo me detuvo… una presencia maligna.

- ¿De quien se trata? – Voldemort lucía interesado.

- No le vi el rostro. Pero lucha bien… están entrenándose bien. – Dijo Malfoy mostrando su ojo morado. – Ademas de que usó artes oscuras para confundirme.

- ¿Artes Oscuras? ¿No será Snape detrás de todo esto? – Preguntó Voldemort sospechoso.

- No, el estaba frente a mi. Luego lo perdí de vista. Pareciera que… - Lucius olió sus túnicas. – No, no puede ser. Fue hace mucho tiempo… está muerta.

- No Importa. Ahora Harry Potter está fuera de Hogwarts… será mucho más fácil. Ariadne, Ven aquí!

            Un breve murmullo se oyó. Y una joven de ropajes negros entró a la sala en paso lento. Sus ojos lucían fijos hacia Voldemort y su ceño estaba fruncido.

- ¿Qué quieres padre?

- Informarte, nada más que supieras. Harry Potter ha huido de Hogwarts. Será fácil que lo encuentres. ¿Qué te parece una trampa?

- Supongo que no me puedo oponer. – Dijo Ariadne sin moverse de su sitio pero sin duda algo temblorosa. – Ayer perdí el control y asesiné a un mago. ¿Qué es lo que pasa?

- Solo oscuridad te puede controlar. Falta poco para que me sigas en todas mis órdenes. Cuando te hagas indestructible, yo te enviaré a acabar con todos ellos. Eres casi inmortal, eres mi sueño hecho realidad.

- No, no quiero ser inmortal. – Ariadne se sacudió. – Si, si quiero… es raro. Dentro de mi una fuera me vence y me repite en susurros que debo dar muerte a todo lo que se oponga a la oscuridad.

- Tu destino estaba marcado. Servir a la Oscuridad es tu misión de vida. Aunque podrías dominar el mundo a mi lado.

- Algo que me está quemando por dentro. – Dijo Ariadne nerviosa dudando. – Otra persona crece dentro de m

- ¿Ves? Tu madre te abandonó a tu suerte con los muggle porque temía de ti. Nunca te quiso. – Dijo Voldemort.

- Mi madre es como esos borregos cobardes. – Gritó Ariadne. – Estoy harta de ser pisoteada por el mundo. Muy Pronto conocerán a la verdadera Ariadne Marie… - Dijo Ariadne, pero de repente se vio agotada y vencida. - ¿Qué estoy diciendo? No, me estoy dejando arrastrar. Se apodera de mi… cada día nace alguien nuevo dentro de mi. Es un ser maldito que busca la muerte y se alimenta del miedo. No se que pasa…

- Yo si se que pasa. Debió haber pasado hace tiempo. – Dijo Voldemort.-  Te acostumbrarás. Es tu verdadera identidad que está saliendo a la vista de todos.

            Mientras tanto en Grimmauld Place, alguien miraba triste desde un sillón y suspiraba.

- Tanto tiempo sin oír tu voz, no se si es algo bueno o malo. – Lupin dudó con un rostro entristecido.

- Se a lo que te refieres. – Dijo Florence sonriéndole tristemente.

- Severus tuvo suerte al recuperarte. Después de todo… - Dijo Lupin con mirada triste.

- No sabría exactamente afirmar que Severs haya tenido suerte. – Suspiró Florence.

- Chicos, siéntense. Quiero contarles algo. – Dijo Lupin dirigiéndose a Harry, Hermione, Ginny y Ron.

- ¿Se los vas a contar? – Preguntó Florence. – No se si me haga bien o aumente mi sed de venganza.

- ¿De que hablan?

- Bien, cuando estudiabamos en Hogwarts, la Casa Slytherin no se llevaba bien con Gryffindor. Creo que es casi siempre una norma. Pero para mi había una excepción. En Slytherin había una chica diferente a las demás, era de piel oscura y tersa, de cabello oscuro y arreglado, con sonrisa inocente y mirada picara. Era una chica muy bromista, su nombre era Eileen Ebony Jordan, y era la mejor amiga de Florence.

- ¿Es familia de Lee Jordan?

- Eh… si. Es su tia. – Dijo Lupin. – Nunca tuve nada en contra suya. En quinto año hubo un baile y Sirius deseaba ir con Florence, esa era la otra excepción. A Sirius le gustaba Florence y vivía para perseguirla.

- Yo acepté ir al baile con él. Solo si conseguía que Eileen fuese con Remus Lupin, a Eileen le gustó desde Tercer Año y a parte de eso, Eileen estaba diagnosticada de una enfermedad incurable.

- Así que fuimos al baile. – Dijo Lupin. – Solo basto hablar con ella para enamorarme, su forma de ser era única. Diferente, encajaba conmigo. Era muy optimista y bromista. Esa misma noche, la besé y nos hicimos novios.

- ¡Que romántico! – Decía Hermione sonriendo.

- Fueron dos años de noviazgo, un muy feliz noviazgo. – Dijo Lupin. – Pues en séptimo año, le propuse matrimonio. Ella aceptó y acordamos tener muchos hijos. Pero todo acabó antes de empezar.

- Murió debido a su enfermedad. ¿No es así? – Preguntó Ginny.

- No, eso es lo irónico. – Dijo Lupin. – Ella casi estaba curada de su enfermedad. Pero si recuerdo la mañana que me avisaron de su muerte, al parecer la encontraron sin vida en su cama. La versión oficial fue que se había asfixiado, pero todos empezaron a rumorar sobre su suicidio. ¿Por qué una chica feliz se quita la vida?

- No fue suicidio, chicos, fue un asesinato. – Dijo Florence - Fue asesinada por la persona más inesperada… El Jefe de la Casa Slytherin. ¿Por qué? Porque seguía ordenes directas de Voldemort.

- ¿Por qué Voldemort querría asesinar a una joven chica? – Preguntó Ron.

- Porque Voldemort maneja la vida de las personas como piezas de Ajedrez. La muerte de Eileen era simplemente para en el dolor, tratar de confundir a Florence y pasarla a su bando. – Dijo Lupin.

- AL final lo logró, y ni siquiera fue por eso. – Dijo Florence. – Fue una de las mayores injusticias.

- Esto es una lección. – Dijo Lupin - Chicos, ustedes no saben quien está trabajando para Voldemort. Deben tener cuidado, él es capaz de cualquier cosa con tal de buscar sus objetivos. Puede infiltrarse en casi cualquier lado. No le den oportunidad, no se dejen engañar ni envenenar.

- Es verdad, supongo que te debió haber afectado muchísimo. – Dijo Hermione.

- No tienen idea. – Dijo Lupin – Estuve comprometido con Marianne Gabrielle una hermosa chica luego de la muerte de Eileen. Pero nada salió bien. Eileen se convirtió en parte de mi, su imagen me perseguía en los sueños. Nunca iba a amar a mi prometida. Desde ese día…

- Lo siento Remus. – Dijo Florence. – Si pudiese hacer algo lo haría.

- Está Bien. Ya está superado. Voldemort se ha llevado a las personas más importantes de mi vida, no quiero que vuelva a pasar. Por eso lucho hasta el final…

- Así será. – Dijo Harry. – Al final nos daremos cuenta que…

- valió la pena arriesgarlo todo. – Dijo Ginny completando la frase de Harry.

            En ese momento llegó Tara Ustinov algo sonriente. Detrás de ella venía Snape algo malhumorado.

- El mundo se acaba y a ti te parece chistoso. – Dijo Snape regañando a Tara.

- Calmate bizcochito! El mundo aun no se acaba, y además… – Tara sonreía y sostenía un ejemplar de su famoso libro.

- ¿Qué es eso Tara? – Florence miró extrañada al leer la portada del libro.

- Es… oh… verdad. Nunca te lo dije. – Dijo Tara. – Este libro de "Pasión Desenfrenada", lo escribí y lo edité yo. Gracias a ti!

- No, Ustinov! – Dijo Snape tratando de callarla.

- Déjame en paz hombre! Te daré el 5% de las ganancias. Pero es que lo tuyo es traumatizante. – Dijo Tara.

- ¿A Que se refieren? – Preguntó Lupin curioso.

- Déjame ver… - Florence extendió sus brazos y alcanzó el libro. Lo examinó y dio una sonrisa – No puedo creer que lo hicieras. Es la misma historia que yo te escribí.

- Lo sabía! ¡Lo Sabía! – Gritó Ron. – ¿Entienden que Fiorencia es Florence y Saivero es Severus? Lo sospechaba.

- ¡Argh! – Dijo Snape tapándose la cara.

- Cálmate, ha sido un bestseller. Tienes razón Ron

- ¿Por qué lo hiciste Harrington? – Dijo Snape con un tic en la mejilla. – Le diste nuestra historia a esta…

- Tara necesitaba vender un libro… le di mi historia. Nunca pensé que fuese exitosa. – Dijo Florence.

- Lo que empezó con la discreción, ha terminado en boca de todos.

- ¿Cómo? – Lupin miró a Snape. - ¿Tu eres Saivero?

- Si, eso parece. – Dijo Snape entre dientes.

-  Nunca pensé que tanta pasión… oh, ¡que pena! – Dijo Ginny poniéndose roja. Por primera vez Florence soltó una carcajada nerviosa. Era extraño ver sonreir a Florence por aquellos dias.

- Es algo vergonzoso. Ustedes descubrieron la verdad y… - Dijo Florence

- Tara se encargó de soltar la lengua. – Dijo Snape.

- ¿Se imaginan que ustedes dos son entrevistados por la Revista Corazón de Bruja? La gente querrá conocerlos… - Tara empezaba a tener una mirada ilusionada.

- Puede irte a un pozo y ahogarte. Yo no pienso ir a ninguna entrevista. – Dijo Snape alterado y se volteó hacia Harry, Hermione, Ron y Ginny - En cuanto a ustedes jovencitos. Si llego oír una palabra de este asunto en la boca de algún otro estudiante, me encargaré de que sus puntos de casa sean bajados.

- ¿Lo puedes creer Hermione? – Dijo Ginny casi en lágrimas. – Los protagonistas de nuestra novela favorita están frente a nosotros en vivo.

- Es casi imposible de creer. – Hermione se mostraba entusiasta.

- Ah ya… a mi me faltan 20 paginas para terminar. – Dijo Ron.

- Yo voy por la pagina 340, es muy triste. Dean también lloró. – Dijo Harry sacando de su túnica el libro también.

- ¡Parecemos viejas! – Dijo Ron a Harry. –No puedo creer que también hayamos leído el libro.

- Nunca lo dije, pero les puedo firmar el libro. – Dijo Tara sonriendo. - Incluso los protagonistas se lo pueden firmar.

- ¡Ustinov Basta! – Snape estaba realmente enojado.

- Esto es increíble… - Dijo Lupin sorprendido. – ¡Cuando Tonks se entere! Es su libro favorito también. Y bueno… - Lupin sacó de su capa un pequeño libro y se lo dio a Tara. – Seria un honor que lo firmes.

- Todos tienen el maldito libro, ¡es una locura! – Snape salió de la sala y Florence se tapó la boca para reír.

- Admito que me sorprende. Llevaba tanto tiempo sin sonreír – Dijo Florence. – Pero dudo que alguien quisiera una entrevista, dos ex mortífagos no convencerían a mucha gente.

- El misterio fue develado.

- No todos los misterios aun… - Dumbledore llegó en ese momento. – Necesitamos hablar un par de cosas, sobretodo porque  ha llegado esta carta. – El Director alzaba una carta en un sobre delicadamente sellado.

- Profesor Dumbledore. – Exclamó Lupin.

- Y me refiero a que todos deben venir, incluyendo a ustedes cuatro. – Dijo Dumbledore refiriéndose a Harry, Hermione, Ginny y Ron.

Fin del Capitulo

Satsuki: Holis! Que bueno que te pongas al dia… al fin pude encontrar un chance para terminar el capitulo. Uff, bueno, había otra forma que regresara… ¿Qué te parece una danza frente al velo? Jajajaja, no mentira. Escribir me relaja, mas que esta semana no tuve clases por el problema que hay en Venezuela…

Sally Anne: Gracias, mil gracias otra vez. Perdón, mil perdón otra vez. :D Bueno, no estaría segura eso de que pasar a Rowling, mas bien rodaría colina abajo… o.O XDDD jejejeje. Ojala no se me vaya a olvidar lo que iba a escribir, sería el colmo. ^^ Trataré de no tardarme tanto, pero con los miles de problemas existenciales que tengo… (echale la culpa a mi ex), y con la Universidad. Uff… trataré de escribir mas rapido. Saludos!!! XDD

Dark eros: Intriga? Bueno… aun falta un poco. Ya verás que Harry es mas condescendiente, pero no te despegues porque hay algo muy importante por allí, algo se va a poner a prueba. Siempre digo que trataré de no tardar y me pasa… no diré nada ahora ^^ Saludos!

Bea YitaMoony Snape: Hola! No te preocupes, yo lamento no escribir mas rapido. Yo tambien he tenido examenes. ¿Por qué todos dudan de mis finales felices? ¿Tienes motivos para sospechar que habrá un final triste? Esto es una historia de amor *corazones empiezan a flotar* jajajajaja. Saludos.

Nabiki:           Hola, estoy bien aquí. Algo apurada. :P Bueno, si… me estoy vengando de todos y aprovecho de reir y buscarle el lado absurdo a todo. Bueno, esperate mas temas poéticos… sobretodo para el final. El baile fue un éxito ¿no? Ya se quien es Boa, los rumores decían que iba a ser Cho Chang. Me bajaré la canción. La inspiración deberá golpearme más.

Barbi_Black: Bueno, bueno… Gracias! Me sonrojas, de hecho esta frase que citaste es una de mis favoritas. Me salió fácilmente por suerte, si me pongo a pensar que pasaría si tuviera una vida de llenas de tragedias, el amor de por medio y la oscuridad formara parte de mí… Me alegra que te guste la historia. Saludos!

Angie: Hola, me alegra saber de ti. Ya te he saludado varias veces en el MSN! Aquí estña la historia. Harry odiar aFlorence, Harry esta empezando a entender… todo Gracias al libro de Tara. Oh! ^^ Hermione… bueno, ya lo expliqué. Snape, me estoy cobrando de Snape… jijiji. Que Florence no se vaya a vengar de mi ahora.

Silence-Messiah: Tienes razón, una persona es lo que es y no lo que fue. Es extraño ver a Snape enamorado, verdad? Nadie se acostumbra a verlo así, ni el mismo y llevar ese sufrimiento de amor oculto en su corazón por mucho tiempo ha hecho que el vea la vida de otra manera, aunque no lo veremos nunca como un ser enamorado subido en las nubes rosas. Mejor así ¿no crees? El seguirá en su batalla de parecer imperturbable… simplemente los hombres no cambian! ^^

Malu Snape Rickman: Que bueno que te haya gustado el capitulo. Claro! Me pareció interesante que Harry tenga ese poder tambiñen. Después de todo es el chico de la profecia, que mejor que nuestra querida Florence para hacerle descubrir ese poder. ¿Yo enviar a la gente a Azkaban? No sería necesario, digo. Que ya hasta Lucius se escapó a la primera, Asacaban ha bajado de seguridad… jajajajaja. Veremos que pasa al final. Nos vemos en el MSN!

Clau de Snape: Me gusta que te agrade el fic, para eso lo escribo. Pero bueno, eso de escribir rápido. Lo pondré en mis resoluciones futuras, o al menos como un objetivo a corto plazo ^^ No me molesta para nada que lo agregues a tus historias favoritas, mas bien es un honor. Pero que idea de obsesión con el embarazo, como que les gusto mucho los encuentros apasionados… habrá uno y que no estará fuera de lugar. Solo dime, ¿quieres que Harry esté presente? Jajajaja. ¿Tambien has escrito un fic? Oh que bien, escribir es lo máximo. No digas que un trabajo no es tan bueno como el de otro, nunca te subestimes, quiensabe… quizas algun dia seas una escritora famosa y sin saberlo. Suerte en el fic! Buscaré el tiempo sagrado para leerlo…