Hace dos semanas que lo habían capturado mientras se dirigía a casa de los Dursley. Al parecer Voldemort había averiguado donde se escondía, y mandó a alguien disfrazado de su tío Vernon. Ni siquiera Moody había sido capaz de ver por el disfraz cuando había amenazado al supuesto miembro de su familia.

Ya no tenía fuerza para resistirse. Al principio le hicieron un hechizo para que tuviera una vista normal sin anteojos, y luego la pesadilla comenzó. Día con día venían a torturarlo e inyectarle una serie de sustancias. Algunas que lo debilitaban, otras para curarlo, y no sabía para que eran las últimas cinco. Recibía quince inyecciones diarias sin posibilidad de protesta. Poco a poco iba pensando que pasaría si hubiera escogido el lado opuesto. Estando del lado de Tom Riddle jamás recibiría esa clase de tratos. Ya no le importaba proporcionarlos. Si Dumbledore y su equipo no había ido a rescatarlo, o notado su ausencia, entonces que caso tendría sentir remordimiento por ellos. Esa clase de pensamientos los tenía después de su tratamiento diario, sintiéndose adormilado, y tenía una extraña sensación que todavía no podía describir.

Una semana después, Harry Potter estaba preparado para unirse a Voldemort sin duda alguna, aún sabiendo que eran las pociones lo que lo había convencido. Ya no importaba. Se opuso al principio, pero la tortura y las inyecciones lo debilitaban física y mentalmente. Su resistencia se quebrantó lentamente, tanto que si su anterior némesis viniera a verlo ahora, haría lo que le ordenara sin titubear. Lentamente se dejó llevar por el cansancio, haciendo que los grilletes que lo sujetaban a la pared de pies y manos tintinearan levemente.

Al día siguiente no se encontró con las grises y mohosas paredes en que había residido por tres semanas, sino en una lujosa habitación decorada en colores verde, plateado y negro. Estaba en una cama de sábanas verdes con serpientes plateadas bordadas. Al tratar de mover los miembros, como cada mañana que despertaba, comprobó que estaba amarrado de pies y manos a la cama.

En cuanto abrió los ojos completamente para examinar mejor sus nuevos alrededores, una serie de personas encapuchadas entró por una puerta que no había notado por que estaba oculta detrás de un tapiz. Cinco de ellas llevaban cada una tres frascos de pociones de diferentes colores, en su mayoría de distintas tonalidades de verde. Otras tres traían las agujas para administrarlas, y finalmente, Voldemort en persona.

-Espero que te guste tu nueva habitación Harry. Decidí que era tiempo para que mi nuevo y leal mortífago cambiara de entorno- murmuró Voldemort en un tono siniestro, pero sonando levemente entretenido.

-Le agradezco su hospitalidad amo. No la merezco- contestó obedientemente Harry mirando a Tom Riddle casi reverentemente, recibiendo una ambiciosa mirada de su nuevo amo, hasta que la primera aguja perforó su piel en el brazo derecho, seguida por una en el brazo izquierdo, y otra en el cuello.

Mientras las sustancias se mezclaban con su sangre, las personas que llevaban cada serie de pociones se retiraban con una reverencia a Voldemort.

El Gryffindor no pudo evitar notar como había cambiado el hombre frente de sí. Había perdido esa apariencia serpentina, y ahora lucía como una versión de 19 años del joven que había visto salir del diario en su segundo año. Tenía un cuerpo atlético sin lucir demasiado musculoso, cabello lacio oscuro con puntas plateadas, alto, delgado, y el iris de los ojos color rojo mientras miraba entretenido como el contenido de los frascos desaparecía al entrar en el cuerpo de su 'prisionero'.

Cerca de casi una hora después de que entraron los mortífagos, sólo quedaban Harry y Tom en la habitación.

-Sabes. Desde nuestro último encuentro pensé que era un desperdicio que todo el poder del que dispones sea desaprovechado bajo el entrenamiento de un anciano quien sin duda tiene sus propios propósitos. Pero has estado toda tu vida bajo su influencia, aún antes de entrar a Hogwarts. Así que decidí encontrar la forma de compensar estos casi diecisiete años. Las pociones que recibiste la primera semana de tu estancia aquí eran para contrarrestar la influencia de Dumbledore. Las de la segunda semana eran para que te dieras cuenta de las ventajas de estar de mi lado. La tercera semana fue para asegurar tu lealtad, y las de hoy eran para que el vínculo entre nosotros deje de lastimarte y pueda llamarte sin necesidad de la marca.- Dijo el hombre que anteriormente había tratado de matar a Potter en varias ocasiones

-Es más de lo que merezco amo. No debió haberse molestado- dijo sumisamente Harry todavía amarrado a la cama.

-Supongo que comprenderás que ahora eres mío, y es algo que no debes poner en duda.- Agregó Voldemort firmemente, sentándose a un lado de Harry. -Pero las pociones todavía no están completas. Verás. Antes de que pasen 12 horas de la administración de la última, es necesario que te marque físicamente como mi propiedad, la cual es una de las razones por las que escogí este método.

Entendiendo de lo que hablaba el último heredero de Slytherin, Harry empezó a temblar levemente, sin poder distinguir si era por temor o por la rapidez con que se había enterado de todo esto. No es que dudara de su amo, sólo que no estaba seguro de si estaba listo para eso.

-También entenderás que no puedo permitir que te opongas ahora que estamos en la fase final de tu tratamiento, así que tuve que venir preparado- el aparentemente joven sacó un par de objetos de su túnica negra, que Harry no pudo ver por que su amo se interponía en la vista.

Mientras tanto, Voldemort revisaba detenidamente una última poción, admirando el color plateado del contenido del frasco. Era un afrodisíaco especialmente para el joven amarrado detrás de sí, que hacía que lo deseara específicamente a él, borraba cualquier sentimiento y recuerdo aparte del deseo, y el ansia por servirlo de cualquier manera. Sonriendo maliciosamente, vació el líquido en una especie de cuello en forma de serpiente, y lo colocó sobre el pecho de Harry.

El Gryffindor no sabía como reaccionar al ver a la metálica serpiente comenzar a deslizarse por su piel hasta llegar a su cuello, donde se enrolló apretadamente, y mordió la base de su cabeza, casi llegando al hueso, mandando la sustancia por su columna vertebral y directo al cerebro. Al instante los iris de sus ojos se dilataron dejando sólo un pequeño rastro del verde que los caracterizaba. Dando grandes boqueadas, volteó para encontrar la mirada de Tom, y trató de salir de sus restricciones para cerrar la proximidad con su amo.

El heredero de Slytherin rió levemente al ver la ansiedad obvia de Harry, y murmuró un hechizo con el que desapareció la ropa de éste, mostrando su ascendente necesidad.

El joven se dio unos momentos para torturar a Harry con necesidad, acercando a unos centímetros su cara para luego retroceder sonriendo maliciosamente.

-Que extraordinaria vista. Se nota que serás un maravilloso y obediente sirviente ¿cierto Harry?- El joven cabeceó tratando de liberarse, cada vez más desesperado por no poder tocar y servir al hombre frente a sí. La cara de Tom se pudo seria, mientras volvía a hablar -todavía quedan más de 11 horas para esperar, y considero que puedes soportar unos minutos de mi ausencia. No queremos que tu primera vez sea como cualquier otra ¿verdad?- Sin esperar respuesta, el hombre de ojos rojos se retiró de la cama, y desapareció detrás del tapiz por el que había entrado.

Unos minutos después, en los que Harry no podía hacer nada más que retorcerse en la cama esperando a que su amo regresara, este entró a la habitación sosteniendo una bolsa pesada que colocó en un buró junto a la cama.

Sin decir nada, Voldemort sacó una pequeña serpiente lisa que colocó en la cama junto a su sirviente, la cual se deslizó hasta enrollarse en la base de la erección del chico, para prevenir su liberación antes de que su amo lo permitiera. Sin detenerse a ver si el artefacto cumplía su función, Tom liberó los pies del muchacho para colocar una especie de plataforma debajo de la espalda de Harry, y sacó otra serpiente bastante larga, de cuero, que enrolló su cola en uno de los tobillos del Gryffindor, pasó por debajo de la cama, y enrolló su cabeza en el otro tobillo estirando las piernas del muchacho en la cama para empezar a prepararlo.

Otras de las cosas que salieron de la bolsa, fue un frasco de lubricante, una especie de tapón grande, pinzas, un dildo, un vibrador, entre otros.

En lo único que Harry podía pensar es en que todavía no podía tocar a su amo, servirlo, complacerlo. Tom notó esto, y miró lujuriosamente al chico, acercándose a esa boca abierta que lo recibió calidamente.

El beso fue bastante profundo, dejando a ambos sin aliento para cuando se soltaron. El más grande mago oscuro en más de 100 años se separó de nuevo, haciendo al joven desesperado por su toque, pero tomando un par de artículos de la mesa regresó a atender al chico extremadamente excitado. Puso un poco de lubricante el las pinzas, y las usó para abrir la entrada de Harry y lo penetró lo más posible con el vibrador, que medía 50 cm., asegurándose de que quedara en contacto con la próstata, y con un leve hechizo, el artefacto empezó a penetrar al chico sin piedad, mientras Tom se despojó de su propia ropa con otro hechizo revelando una excitación casi igual a la de Harry

Se sentó suavemente en la cara de Harry haciéndolo tragar su miembro hasta su garganta, y empezó a joder su boca al mismo ritmo que llevaba el vibrador. El chico de ojos verdes no hacía más que gemir, siendo amortiguado por el pene de su amo, al que chupó y lamió desesperadamente hasta que Tom se vino en su boca, provocando que tragara la mayoría del líquido blancuzco.

Temblando levemente, el hombre mayor salió de la boca de su sirviente y volvió a besarlo con más pasión que antes, probándose a si mismo en el acto.

Notando como la tensión crecía en el joven debajo de sí mismo, Tom retiró el vibrador, sólo para sustituirlo con el tapón, asegurándose de que la abertura no volviera a cerrarse, y volviendo con su tortura al cuerpo del chico. Haciendo caso omiso de su boca, empezó a lamer su cuello, bajando hasta sus pezones, lamiendo y mordiendo intensamente cada uno. Al sentir la erección del menor empezar a gotear en su estómago, soltó los erguidos pezones para bajar al pene del estudiante de Hogwarts.

Sin consideración empezó a lamer, chupar, raspar y frotar el miembro del chico, sabiendo que aún sin el anillo, no podría venirse si no estuviera penetrándolo personalmente, pero no dándole esa libertad, besó levemente la serpiente para regresar su atención a la entrada obstruida. Retiró el tapón suavemente, esta vez colocando su miembro de nuevo erecto, jodiendo al chico hasta que tuvo su segundo orgasmo en menos de media hora.

-¿Qué quieres hacer ahora, mi leal y obediente sirviente?- Preguntó retóricamente, ya que no esperaba una respuesta. -La idea de llevarte frente mis otros sirvientes en este estado les demostraría con quien está tu lealtad sin duda, pero no confío en ellos para no ir a gritarlo al resto del mundo mágico. Tú eres mío solamente. Me perteneces.

Harry todavía no podía razonar adecuadamente, su cuerpo volviéndose loco al sentir al hombre sobre sí. De poder hacerlo, ya se habría venido al menos tres veces sólo mirando al hombre al que le pertenecía. Al sentir a su amo moverse, trató de frotar sus erecciones juntas para demostrarle que estaba listo para volver a ser penetrado, aún sin tener la opción de la liberación sexual.

-Has sido muy obediente Harry. Supongo que por esta vez puedo dejarte descansar un poco, pero recuerda que no será nuestro último encuentro de este tipo.- Gimiendo por la promesa, Potter sólo podía retorcerse bajo su amo en deseo, así que cuando se encontró siendo penetrado de nuevo por ese maravilloso pene, suspiró en alivió.

Ordenando a la serpiente en la base de la erección de su sirviente soltarse, Voldemort penetró al joven tan rápido y profundo como pudo, sabiendo que Harry no resistiría mucho tiempo, sin tratar de alentar más la erección para poder disfrutar unos momentos más la sensación. Y realmente el joven no tardó mucho con su propia liberación, apretándose a sí mismo, y logrando al mismo tiempo la eyaculación de su amo, quedando ambos agotados y somnolientos.

Tom Riddle salió lentamente del cuerpo de su anterior enemigo, para dirigirse a su propia habitación por una puerta de roble y pensar en lo que haría ahora que el chico era indudablemente su propiedad.