Holas a todos… merezco una disculpa por publicar este capitulo tarde. Motivos de fuerza mayor, pero ahora les traigo un capitulo un poquito mas largo y denso que los demás. Saludos a todos!!!

Capitulo 10 - El Viejo Nosferatu

- Bien, ¿Qué es lo que tiene esa carta? – Preguntó Harry en el salón.

- Es una carta del nuevo ministro de Magia. – Dijo Dumbledore seriamente. – Quiero leérselas.

Para Albus Dumbledore:

            Hace un par de horas atrás fui escogido como nuevo ministro de magia por el consejo. Sabe que en estas condiciones todo es tan distinto a antes y hemos de empezar a fijar posiciones.

            Como primera determinación, todos los prisioneros serán sacados de Azkaban. Otra de mis resoluciones es designar su detención temporal por difamación. Las celdas de Azkaban serán llenadas con todo aquel que se proclame en lealtad a Albus Dumbledore y también serán llenadas las celdas con los aurores que hemos enviados detenidos de las instalaciones del ministerio. Otra de las resoluciones es mover las tropas mágicas a las inmediaciones de Hogwarts, una de las más importantes ordenanzas, queremos a Harry Potter vivo o muerto.

            Por otra parte he decidido que el Profeta dejará de circular por un tiempo, así como intervenir todas las vías de comunicación posible hasta que no se preste su colaboración. Así que espero ver su respuesta de manera contundente en forma de acciones.

            No se les ocurra cometer alguna estupidez, el Ministerio ahora está en nuestro poder y no dudaremos en atacar, está bien resguardado. Si alguno de tus aurores intenta propasarse de listos, tenemos algo que tu estás buscando y las cosas podrían terminar mal, así que será mejor que lo pienses. Honor al Señor Oscuro por toda la eternidad.

Lucius Malfoy

Ministro de Magia

- ¿Lucius Malfoy? – Tonks casi se sobresalta. – El debería estar preso por atacar con los mortífagos.

- Tomaron el poder del ministerio. – Dijo Kingsley. – Esto era lo que faltaba. Estamos obligados a ocultarnos ahora. Ellos nos pueden capturar pero nosotros a ellos no.

- Esto pone las cosas difíciles. – Dijo Lupin. – Sin embargo, no podemos perder la calma.

- No puedo mentirles, las cosas han cambiado drásticamente a como yo pensaba. – Dijo Dumbledore. – Primero Hogwarts, ahora el ministerio.

- ¿Qué pasará con Hogwarts? – preguntó Minerva Mc Gonagall.

- Me temo que por ahora, por la seguridad de todos no tendremos mas opción que cerrarlo. No estamos en posición de decidir.

- ¿Qué se supone que haremos ahora? – Preguntó Moody. – Estamos atados de mano.

- Debemos buscar el apoyo de quien no lo tenemos. – Dijo Lupin mirando a Tara Ustinov.

- ¿A que te refieres Remus?

- Buscar el apoyo de las criaturas que todos temen. Los gigantes, los vampiros y las banshees, los demonios de los bosques. – Dijo Lupin. – La comunidad Internacional.

- No, estás equivocado. – Dijo Snape. – Hagrid fue a su misión con los gigantes y no logró mucho. Los vampiros no hacen tratos con humanos, y en cuanto a las banshees y los demonios, no tengo un comentario posible.

- ¿Qué hay acerca del castillo de Lucimber? – Preguntó Florence saliendo de sus pensamientos.

- Está abandonado. Yo mismo lo comprobé. – Dijo Snape. – EL Señor Oscuro está oculto en otro lugar, cuando él se quiera dejar ver, se dejará ver. Quizás mediante una trampa.

- Yo se donde está, lo he visto en mis sueños. – Dijo Harry interviniendo. – Puedo localizarlo si intenta entrar en mis pensamientos.

- Pero no podemos arriesgarnos de esa manera, podría destruirte y poseerte, sabes mucho y puede ser mucho peor. – Dijo Dumbledore muy serio.

- Bien, magos y brujas. La idea de Harry tiene sentido, pero hay otra persona que sabe exactamente donde está Lord Voldemort. – Dijo Florence. – Me refiero al Señor de los Vampiros, me refiero a…

- Nosferatu. – Completó Snape mirándola momentáneamente.

- ¿eso es cierto? – Preguntó Moody.

- Lord Voldemort trató de ofrecerle muchas cosas, pero los vampiros son astutos y no cayeron en las falsas promesas de Lord Voldemort. Su instinto los permite rastrear y localizar lo que fuera, ellos deben saber donde está Lord Voldemort ahora.

- ¿Por qué no vas directamente a encontrarte con él? El piensa que estás de su lado. – Dijo Kingsley dirigiéndose a Snape.

- No, El Señor Oscuro es muy astuto y jamás accedería a eso. La única posibilidad es que acabe con mi pellejo y eso no sería de gran utilidad. – Dijo Snape.

- ¿Cómo convencemos a los vampiros de decirnos donde está Voldemort? – Preguntó Tonks dudando.

- Haciendo que confíen en nosotros, o al menos en uno de nosotros. – Dijo Dumbledore mirando a Snape.

- Creo que ya se a lo que se refiere. No me importaría tomar el riesgo, pero no estoy seguro de que funcione. – Dijo Snape.

- Contamos contigo. Remus Lupin puede acompañarte. – Dijo Dumbledore.

- No, yo puedo solo. – Dijo Snape ofendido.

- No, yo te acompañaré. – Dijo Florence. – No te dejaré solo.

- Mientras ellos negocian con los vampiros, ¿Qué haremos nosotros?

- Estar alerta. Harry Potter, creo que es justo que entiendas que debes permanecer vigilado el mayor tiempo posible. – Dijo Dumbledore. – Estamos hablando de tu vida.

- Si así será. – Dijo Harry algo pensativo.

- Y ustedes tres, Hermione, Ginny y Ron, no lo dejen solo ni un solo momento. Yo les doy permiso para que perfeccionen sus hechizos y maldiciones. Por favor Tara ¿nos podrías hacer el favor de entrenarlos intensivamente?

- ¿Qué pasará con usted Profesor Dumbledore? – preguntó Mundungus Fletcher.

- Hay asuntos que requieren de mi atención ahora. No hay tiempo que perder. Está prohibido escribir cartas con información, la correspondencia está intervenida. – Dijo Dumbledore. – Confío en que permanecerán en la prudencia.

***

- ¿Prudencia? – Dijo Harry desempacando sus cosas – Ahora si que llegamos al punto.

- ¿Qué haremos ahora? – Dijo Hermione.

- Es obvio que tendré que ir verme frente a frente con Lord Voldemort. – Dijo Harry.

- No, ya escuchaste a Dumbledore. – Dijo Hermione mirándolo fijamente.

- Tu vida podría estar en peligro. – Dijo Ginny y alguien tocó la puerta de la habitación. Florence entró sin decir mas nada.

- Bien chico, debo decirte un par de cosas. El destino de nuestro mundo depende en gran parte de ti y de mi hija, no intentes nada que tu padre haría, algo estúpido por ejemplo. Las próximas horas serán cruciales y sentirás la señal que ha llegado para que actúes. Tómalo con calma y aprende a diferenciar las señales de las corazonadas falsas. No te olvides que por falsas percepciones tu padrino está muerto. – Dijo Florence en un tono hostil, temerario que hizo que los chicos la vieran con temor, pero no Harry, quien se mostró ofendido.

- ¿Qué te importa a ti? Al fin y al cabo Sirius no te interesaba…

- Solo digo lo que a mi me dijeron cuando tenía tu edad y por no escuchar mira donde terminé. – Florence le mostró la marca tenebrosa de su brazo. Luego se marchó.

- Esta noche será larga. – Dijo Ron cerrando la puerta de nuevo.

- Escuché todo, mañana el profesor Snape se va a ir. – Dijo Ginny. – Va a irse por un tiempo a buscar a los vampiros.

- Snape es un semi-vampiro. – Dijo Hermione – Por eso no se me hace extraño, aunque por su apariencia no estaba muy contento de encontrarse con sus parientes lejanos.

            Harry se desvistió y se puso las pijamas, se acostó sobre la cama del cuarto de huéspedes y veía la cama diagonal donde estaba Hermione, Ron estaba en la cama de al lado roncando y Ginny temblaba de frío en la cama de en frente. En un momento empezó a mirar el techo y un reflejo de luz apareció, sus ojos estaban pesados y empezó a bostezar. Estaba tenso y a la expectativa, pero también se estaba durmiendo. Un ruido se escuchó y despertó al sentir que el agua caía sobre el, se estaba ahogando y volteó.

            Luego empezó a sentir como caía y una sombra negra apareció debajo de él antes de seguir cayendo, estaba sobre el lomo de un dragón negro gigantesco y antes de resbalar su sujetó firmemente… aquel dragón era diferente a los demás. Echó una bocanada de fuego y lo condujo directamente hacia la montaña, a medida que se iba acercando podía distinguir una edificación fuerte, reforzada y con apariencia hostil. El dragón bajó en picada y lo lanzó hacia un patio central de aquella edificación extraña, apenas cayó al piso escuchó una risa estridente, hacía frío mientras escuchaba susurros y sollozos, todo estaba oscuro. Al levantarse observó un par de ojos rojos que lo seguían, se iba a acercando y reconoció aquel rostro.

- Nos volvemos a ver Harry Potter. – Dijo Lord Voldemort sonriendo. – Esta vez no escapas, te atraparé en tu propia mente.

- ¿Qué es esto? ¿Qué ocurre?

- Te lo advirtieron y sin embargo quisiste venir hasta acá. No te costó llegar.

- ¡Harry sálvame! – Ariadne apareció gritando desesperada. – El me va a asesinar, ayúdame.

- Acércate y sálvala. Eres el héroe. Hazlo. – Dijo Voldemort apuntándole con una varita mientras sonreía.

- Es una trampa… - Dijo Harry retrocediendo.

- Uno a uno caerán. – Voldemort alzó su varita pero el Dragón negro se atravesó de nuevo y apartó a Harry en un círculo de fuego. Harry sintió el calor de las llamas y como una de sus manos se quemaba, el dragón abrió la boca y Harry despertó asustado.

- El dragón… oh, fue un sueño. – Dijo Harry en la oscuridad consternado.

- Fue real ¿verdad? – Dijo la voz de Florence desde un rincón. - ¿Te quemaste con las llamas del dragón negro?

- Fue un sueño. – Dijo Harry sin preguntarse como Florence sabía lo que había soñado.

- Mírate las manos. – Dijo Florence y Harry observó su mano izquierda con una quemadura leve. Un frío sudor lo recorría y su cara se reflejó en el espejo con una herida en la mejilla.

- ¿Cómo hiciste eso? – Harry sentía como el dolor en su quemadura aumentaba.

- Lord Voldemort es poderoso, ni te lo imaginas. Yo puedo intervenir y tratar de salvarte, pero si no vacías tu mente antes de dormir, el penetrará en tu mente más rápido o te atrapará en la suya. – Dijo Florence sentándose en la cama y observando la herida.

- No me has dicho, ¿Cómo lo hiciste?

- No en vano fui una hechicera oscura. Quizás aun lo soy. – Dijo Florence sonriéndole mientras le ayudaba a curar la herida. – ¿Qué viste exactamente?

- Un lugar frío luego… Voldemort y Ariadne. Pensé que habías estado allí.

- No, solo siento lo que tú sientes, llegué a tiempo. Además el dragón no me dice muchas cosas, es muy tímido. – Florence le guiñó un ojo

- Ese dragón, es la segunda vez que lo veo… ¿Tu lo hiciste verdad? – Harry repitió en la oscuridad con curiosidad.

- Ese dragón negro, no… el ya existía antes, lo envié a ayudarte. Es una Dragona más bien…

- ¿Qué fue ese lugar?

- No lo vi… ¿dices que era un lugar frío? Hay muchas posibilidades. Tendré que pensarlo mejor. – Dijo Florence levantándose. – Cuando regrese de ver a Nosferatu, tú me acompañarás a buscar respuestas.

***

            En la madrugada una puerta se abrió y dos personas con capas largas salieron de Grimmauld Place. Nadie sabía a donde iban ni que hacían, solo caminaban hacia el camino cercano.

- No se porque hacemos esto. No me llevo bien con los vampiros. – Dijo Snape bajo la capa en medio de la oscuridad y el frío.

- Ellos confiarán más en ti. – Dijo Florence sacando su varita y alumbrando el sendero.

- No, no estoy tan seguro. – Snape y Florence seguían el sendero hasta encontrar unos carruajes en medio del camino. Allí les esperaba un hombre con barba gris y mirada hosca.

- Señor Snape, veo que llega justo a tiempo y… - El hombre pasó su mirada de Snape a Florence. – Una acompañante, eso es extraño en usted.

- Señor Hobbes, no haga preguntas. – Dijo Snape.

- ¿A dónde iremos?

- Al Bosque Negro, por la zona este. – Dijo Snape quitándose la capa

- No, usted sabe que esos caminos están malditos. Yo lo puedo dejar en los límites, no estoy tan loco para entrar a ese bosque. Hay encantamientos de artes oscuras, la gente termina volviéndose loca. Siempre es de noche, está habitado por horrorosas criaturas, hay vampiros y hombres lobos.

- De todas maneras nos servirá. – Dijo Florence con un brillo en sus ojos. – Sabemos como defendernos.

- Busquen lo que busquen deben estar desesperados – Dijo el viejo Mago Hobbes justo cuando reconoció a Florence. – ¡Usted! Usted es un fantasma… el fantasma de esa asesina. Señor Snape ¿Qué hace ella aquí?

- Ella me está ayudando. No hable más y llévenos hasta donde pueda.

            Snape y Florence se subieron, y el carruaje avanzó a gran velocidad por los caminos. La brisa entraba por la ventana y Florence acomodaba su cabello a un lado mientras observaba las primeras luces del día. Snape evitaba su mirada y se mantenía cabizbajo, por alguna extraña razón no quería hablar.

- Dime que es lo que pasa… - Dijo Florence.

- No me debiste acompañar. Solo un vampiro puede entrar en los bosques y salir vivo para contarlo. Yo no soy un vampiro y sinceramente esta misión es un tanto riesgosa para mi y mucho más para ti. Quédate con Hobbes.

- No, ya te he dicho que no. – Dijo Florence mirándolo fijamente y Snape la miró por primera vez.

- Sigues siendo la misma, los años no han pasado sobre ti. Sigues siendo la misma niña terca que estudiaba conmigo en Slytherin. Tu cara no ha cambiado, tu actitud tampoco.

- Hay cosas que nunca cambian. – Dijo Florence volteándose mientras Snape la veía. Era el mismo rostro, estar a su lado era una contradicción, se sentía seguro por estar de nuevo a su lado. Pero al mismo tiempo un temor se apoderaba de su corazón, ¿Qué pasaba si la volvía a perder? Además en la lucha contra Voldemort ella asumiría muchos riesgos. Había valido la pena esperar tanto tiempo y ahora que la tenía tan cerca, quería tenerla a su lado para siempre, que nadie la viese y ocultarla a su sombra por toda la eternidad. Deseaba tocar su mano otra vez, respirar sobre ella y sentir lo mismo que cuando era joven.

Perder el control en sus frenéticos besos, en aquellas rudas caricias, en aquellos actos que la dejaban pidiendo jadeantemente por más. Todo iba volviendo, quería aproximar su mano hacia ella, pero se detuvo. La última vez que había perdido el control, se había distraído y la había puesto en riesgo.

            En la mente de Severus Snape, también existía un sentimiento de culpabilidad por haber transformado aquella niña pura e inocente, en aquella criminal que todos temían. Al fin y al cabo la había logrado tener de su lado, pero es que en su lado también había gente despreciable. Aquella época había sido la más oscura de todas, la más vacía y la más dura, pero el se mantenía más optimista porque al lado de Florence había sentido la esperanza, el calor y el amor. Su padre le había repetido miles de veces sobre el riesgo del amor, ya que según él, le hacía ver las cosas de un modo distinto a como son en realidad y en cierto punto era así. Al fin y al cabo, a la final no le importó asesinar a su propio padre con tal de protegerla y tenerla en su regazo. Tantos pensamientos en el silencio lo hacían ver las cosas de un modo distinto.

- No me extraña verte en el silencio. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? – Dijo Florence acercándose.

- No, todo está bien. Además ya vamos a llegar. – El carruaje se detuvo frente al camino donde había una desviación y por extraño que se viese, todo estaba oscuro como si fuese de noche. Y cuando caminaron unos cuantos pasos, había una sensación de estar siendo vigilados por alguien. El carruaje del Señor Hobbes desapareció en el camino de regreso y ellos se internaron en la oscuridad y la niebla, cuando curiosamente era pleno mediodía.

- Este lugar es más escalofriante que el Castillo de Lucimber. Este lugar está encantado – Dijo Florence sacando su varita y mirando con atención a su entorno.

- Mi tio Sócrates hace muchos años me contó que este bosque era misterioso por una sola cosa. Estaba encantado para que siempre fuese oscuro, debido a la tupida vegetación y a la necesidad de que no entrara la luz. Los vampiros les gustan los lugares oscuros, este es su hogar y nosotros estamos irrumpiendo.

- Tú eres uno de ellos… - Dijo Florence

- No, no soy uno de ellos. No tengo sus mismos instintos, no bebo sangre, no tengo colmillos. Apenas llevo un poco de esa sangre de vampiro en mis venas, mezclada con sangre de mago. Solo casualidad. – Dijo Snape avanzando sigilosamente en medio del silencio frío.

- No, nada es por casualidad. Eso es lo que creo. – Dijo Florence. Aquella quietud en el bosque era un tanto anormal. Ni un solo pájaro, ni un gruñido, ni un insecto, era un silencio de horror. Como si algo estuviese a punto de pasar. Era normal en aquel bosque y quizás por eso mucha gente había enloquecido entre el silencio y el miedo.

- Hay muchas apariciones y alucinaciones. Ten cuidado con todo lo que creas ver. – Dijo Snape y Florence miró atenta hacia arriba, unas extrañas luces rojas estaban sobre la copa de los árboles.

- Hay muchas criaturas extrañas y el aire que se respira es demasiado extraño. – Dijo Florence.

            Anduvieron un buen rato caminando hacia el norte, sin dejar a un lado el camino. Sin mirar hacia atrás y vigilantes de todo lo que ocurriese. Aquel viaje agotaba por estar siempre alerta y firmes.

            Mientras tanto en Grimmauld Place las cosas eran diferentes.

- Volviste a soñar con él. – Dijo Ginny.

- Dumbledore te lo advirtió, no debes hacerlo. – Dijo Hermione.

- Lo vi, es real. Se donde está. Puedo averiguar donde está. – Dijo Harry.

- ¿Crees que Voldemort te dejará saber eso? – Dijo Ginny – El solo te dejará ver lo que quieres que veas. Para confundirte, para hacerte caer de nuevo en una trampa y para atraparte.

- Lo se, pero ahora es diferente. – Harry mostró su brazo quemado. – Hay algo real que también me está protegiendo. Es un dragón negro.

- ¿Un dragón negro? – Ron examinó su brazo lastimado. – Si, efectivamente parece una herida de quemadura por dragón. Pero es imposible, estuviste anoche en la habitación, no saliste.

- Creo que los sueños de Harry, no son sueños. – Dijo Hermione preocupada

- Es algo real, y es más peligroso. Es intrigante también. – Ginny pasó su mano por la mejilla de Harry donde había una herida algo profunda.

- Es muy extraño. – Dijo Ron. – No tiene sentido.

- Voy a concentrarme a buscar el lugar exacto. Estoy más fuerte que antes. – Dijo Harry.

- Ten cuidado. – Dijo Hermione.

            Florence seguía caminando cuando Snape se detuvo sin moverse. Miró nervioso hacia el frente y empuñó su varita.

- Hay algo allí – Dijo Snape y al instante un gruñido se escuchó, un hombre lobo color rojizo apareció y los miraba rabiosamente para atacarlos.

- No te muevas. – Dijo Florence. – Nos va atacar.

            El hombre lobo saltó sobre ellos y Florence se echó a un lado y Snape hacia el otro. Florence intentó detenerlo con un hechizo y el lobo se volvió más rabioso sin tener efecto. Fue tras Snape y lo mordió. Snape dio un grito de dolor y Florence trató de quitárselo de encima sin éxito. Snape lo empujó y consiguió fuerza para apartarlo. Esta vez el hombre lobo se interesó en Florence e iba a saltar sobre ella, justo en ese momento un majestuoso lobo negro apareció y lo mordió en el cuello. Los lobos empezaron a pelear entre ellos y el lobo negro iba ganando.

- ¿Qué diablos pasa aquí? – Dijo Florence asombrada.

- Seguro se pelean por las presas y por comernos a nosotros. Mejor vamonos de aquí. – Snape la tomó de la mano y la iba a llevar, pero al darse cuenta el Lobo negro estaba frente a ellos. El lobo marrón rojizo yacía muerto en el piso.

- Bien, ¿Qué significa esto? – Preguntó Florence y el lobo aulló. Pasaron 5 segundos y el lobo se desvaneció y entre el humo apareció la figura de un hombre, o eso parecía.

- ¿Quién de ustedes fue? – Preguntó el hombre con voz ronca.

- ¿Quién de nosotros que? – Preguntó Snape. Aquel hombre, era extraño. Su piel era de color tiza y sus ojos eran verde con pintas rojas. Su cabello negro hacia atrás y su cuerpo oculto en una capa negra.

- Alguien me pidió ayuda y yo vine. – Dijo el hombre.

- ¿Quién es usted?

- Grezo hijo de Sócrates. – Dijo el hombre ondeando su capa. – ¿Quien de ustedes es el mortal…?

- Usted es un vampiro. Creo que se equivoco, nadie lo llamo. – Dijo Snape

- Escuché un grito de auxilio de un vampiro, se reconocerlo. ¿Quién de ustedes fue?

- Yo grité, pero no sabía que lo atraería hasta acá. – Dijo Snape y Grezo miró con atención a Florence.

- Creo que no sabes nuestras leyes. Está prohibido traer mortales al bosque negro, y ya sabes las consecuencias.

 – No conozco las leyes de los vampiros, pero lo que me trae acá es algo diferente y poco común. – Dijo Snape interponiéndose entre la vista de Florence y Grezo.

- ¿De que clan eres? – Preguntó Grezo el vampiro.

- Soy un mortal, soy humano.

- ¿Por qué te reconocí? Grezo el vampiro solo tiene lealtades con sus mismos hermanos vampiros.

- Yo tampoco entiendo como sucedió. – Dijo Snape.

- No importa, veo que has traído sangre fresca a nuestra colonia. – Dijo Grezo mirando a Florence con un brillo en los ojos.

- No, no le hagas daño a ella. Hemos venido a hablar con Nosferatu el Gran Jefe de los Vampiros. – Dijo Snape algo brusco.

- Nuestro gran jefe no se deja ver ante humanos tontos a menos que vaya a comer. – Dijo Grezo.

- Tenemos que hablarle, es sobre el mago Oscuro Voldemort. – Dijo Florence y Grezo la miró extrañado.

- Te atreves a pronunciar su nombre. Ni mis hermanos se atreven. Creo que eres una mortal que no tiene miedo de desafiarlo. Los llevaré, pero antes déjenme saber sus nombres.

- Florence Harrington. Y el es Severus Snape. – Dijo Florence y Snape lo miró desafiante.

- Eres el hijo de Sócrates. – Dijo Snape recordando.

- Si, mi padre está muerto. Lo asesinaron antes de conseguir la inmortalidad de los vampiros. Desde ese día juré que encontraría al asesino y lo mataria.

- El asesino era un mortal como yo, con sangre de vampiro y mago oscuro. Pero el ya murió.

- Acompáñenme, quiero saberlo todo. – Grezo se transformó en un murciélago y empezó a volar, al ver que Snape y Florence se quedaron inmóviles, volvió hacia ellos.

- Eres uno de nosotros ¿y no sabes transformarte? Que vergüenza! – Dijo Grezo burlonamente.

- No soy uno de ustedes. – Dijo Snape algo rudo. Grezo empezó a reírse.

- No importa, iremos por el camino largo entonces. Severus, un hombre lobo te mordió y aun no te ha hecho efecto ¿me lo puedes explicar?

            Snape miró su costado y reviso que la herida no era tan grave, era bien sabido que al ser mordido por un hombre lobo, la victima se convertía en uno. Pero en este caso Snape no había sentido nada extraño y se mostraba normal.

- No lo entiendo. – Dijo Snape extrañado. Mientras Florence permanecía callada con cara de asombro.

- Nuestra sangre nos hace inmune a ellos. Es la única forma de vivir juntos sin mezclarnos. Ignoras muchas cosas de nosotros. Pero el hecho de que no te haya pasado nada, es indicador que eres un vampiro también. – Grezo sonrió de una manera horrorosa dejando al descubierto un par de colmillos afilados. Florence miró desconfiada poniéndose a un lado de Snape.

- Lo huelo, la mortal… Florence. – Dijo Grezo mientras caminaban por una colina en subida.

- ¿Qué ocurre conmigo? – Florence se atrevió hablarle. Grezo se detuvo y la sujetó frente a frente.

- Mis encantos para seducir a las mortales no han funcionado contigo. Tu cuello no se me apetece ¿Por qué? – Dijo Grezo confundido. – Ustedes han sido la novedad más extraña que ha habido por estas tierras.

- No te le acerques a ella. – Dijo Snape sacando la varita.

- Eres uno de ellos, hasta tienes la misma vara de madera en la mano. – Dijo Grezo y volvió a mirar a Florence mientras la sostenía. – Hueles deliciosamente, sangre fresca, eres una mortal. Pero ya fuiste marcada por otro de nosotros…

- No he sido marcada por nadie. Jamás he conocido a un vampiro que… - Pero Florence se detuvo y miró a Snape sospechosa.

- Andando, el camino es largo. – Dijo Grezo volteando y siguiendo la vereda.

            Snape se daba cuenta, aquel lugar lo hacia sentir extraño. Justo como se sentía cuando estaba en el bosque cerca de su casa en su escondite secreto. El comentario de Grezo lo había extrañado. Florence no había sido marcada por nadie, desde su llegada no le había puesto un dedo encima y esto lo intrigaba. Mientras caminaba vislumbró a lo lejos una vieja guarida. Otro vampiro de aspecto más grotesco apareció en la puerta.

- Grezo, has llegado temprano. ¿Qué te trae a donde el gran Jefe?

- Ellos necesitan hablar con Nosferatu.

- Nosferatu no habla con mortales. – Dijo el vampiro mirándolos fijamente.

- El es uno de nosotros, fue mordido por uno de esos lobos y sigue aquí consciente. Y ella ha sido marcada previamente por uno de nosotros. – Dijo Grezo explicándose.

- Muy curioso. – Dijo el vampiro dejando abrir la puerta. Adentro encontraron unas galerías largas con algunos cuadros grotescos, a Florence le recordó la decoración de la casa de los padres de Severus. Estaba todo oscuro e iba en bajada, el piso estaba cubierto con huesos humanos. Florence cerró los ojos  con el olor extraño y con lo que había visto se mareó y se agarró del brazo de Snape.

- ¿Estás bien? – Snape la sujet

- Si, creo que es la impresión que este lugar causa. – Dijo Florence y Grezo los detuvo frente a un salón inmenso alumbrado por tenues luces azules.

- Abuelo, abuelo… han venido a verte. – Dijo Grezo avanzando y despareciendo. Snape avanzó lentamente y quedó en el medio del salón inmenso, en la oscuridad.

- Ni un paso más. – Una voz ronca y carrasposa lo detuvo. Snape volteó y vio la peor imagen que jamás se hubiese imaginado. Un hombre encorvado y anciano, de aspecto descuidado y cara deforme, su cabello era blanco y le llegaba hasta los hombros. Su capa negra vieja y desecha le cubría la piel blanca y roñosa, aquel era el Señor de los Vampiros.

- Grezo me ha contado cosas muy curiosas. – Dijo el viejo vampiro. – Te recuerdo bien…

- Es la primera vez que lo veo Señor… - Dijo Snape y Florence sabía que no debía decir una palabra y se mantuvo expectante y callada.

- Lord Nosferatu. Pero me puedes llamar como quieras. No seas tonto, Severus. Yo te vi el mismo día que naciste. – Dijo Nosferatu sentándose en una especie de trono al lado de Grezo que miraba con atención.

- Eso no es lo que me trae hasta acá. – Dijo Snape interrumpiendo.

- Mírate. Si mi padre estuviese aquí se avergonzaría de que el Gran Nosferatu tuviese a un nieto humano como tu. Pero no me arrepiento, los humanos pueden llegar a ser importantes.

- Abuelo, ¿Severus es tu nieto también? ¿Por qué nunca me lo dijiste? – Grezo miró en forma de reclamo.

- Grezo, déjame hablar. Se que no te caigo muy bien muchacho. No te culpo. – Dijo Nosferatu dirigiéndose a Snape. – Tu padre ejerció influencia en ti, el también me odiaba.

- ¿El es hijo de Saveratus? – Preguntó Grezo. –

- Si Grezo. Saveratus asesinó a tu padre Sócrates. Hijos del mismo padre y la misma madre. – Dijo Nosferatu.

- ¿él es el hijo del asesino de mi padre? Es un simple mortal, lo acabaré y haré pagar su sangre. – Grezo se levanto enojado.

- Basta Grezo. Deja tus sangrientos instintos para después de la cena. El es el hijo de Saveratus, también es de tu sangre. Recuerda las leyes, le debes honor a tu propia sangre. Además…

- Yo fui quien asesiné a Saveratus mi padre.. – Dijo Snape mirando a Florence.

- Ese Saveratus, mira como te dejó. Aunque lo niegues, tu propio padre influenció mucho en ti. – Dijo Nosferatu con sabiduría.

- No es así, yo odiaba a mi padre.

- Bueno, pero el te hizo ser así como eres. Maltratando a todo el mundo, hiriendo a las personas que amas, esas artes oscuras… lo se todo sobre ti Severus, me preguntaba cuando nos iríamos a encontrar de frente.

- Eso no es lo que he venido a discutir. – Dijo Snape. – Vengo en una misión importante, de parte de Albus Dumbledore.

- Ah… ¿asuntos aparte? Bien. ¿Qué desea Albus Dumbledore? – Preguntó Nosferatu.

- Necesitamos saber el paradero de Lord Voldemort. – Dijo Snape sin vacilar avanzando, pero Florence se aferró a él y lo sujetó.

- Hmm… - Nosferatu se quedó pensando un rato. - ¿Y porque debería decírtelo?

- Porque… - Snape iba a decir algo pero se detuvo.

- Vienes hasta mí, me niegas, admites no necesitarme con tu actitud arrogante y me pides un favor- Nosferatu reía. – Tienes lo mismo que tu padre tenía, era atravesado. Esos humanos son tan inesperados.

- Bien, ¿Qué quiere que haga? – Dijo Snape.

- Creo que empiezas a entender como funciona esto. ¿Quién es la mortal que te acompaña?

- Florence Harrington, también ha sido marcada. – Dijo Grezo mirando furtivamente.

- Ah… Florence – Dijo Nosferatu repitiendo. – Jo… este humano es mi nieto sin vacilar. Tienes muchas cosas mías Severus, en serio. Ojala hubieses conocido a tu abuela Ariadne, era tan hermosa como ella. Ah… este viejo vampiro también debilidades. Yo la marqué para que nadie la lastimase, pero era una mortal y algún día debía morir. Nunca quise transformarla en uno de nosotros, no me atreví a hacerle daño. – Nosferatu se mostró un poco melancólico. Su voz carrasposa y ronca resonó por todo el salón.

- Quiero escuchar que necesito hacer para que me diga donde está Voldemort. – Dijo Snape interrumpiendo.

- Ella es tu  mujer. Quiero que me entregues su sangre y te diré donde está ese mago oscuro que tanto buscas.

- No, así no hay trato. Ella no tiene nada que ver con esto. – Snape iba a reclamar.

- Su sangre o no hay nada. Si niegas a darnos su sangre, nosotros arrebataremos la tuya. Tienes 3 días para pensarlo, puedes retirarte – Dijo Nosferatu levantándose y retirándose.

- Los llevaré a sus habitaciones para que disfruten la estadía. – Dijo Grezo sonriendo malévolamente.

            Snape y Harrington llegaron a la habitación, que estaba cuidadosamente preparada a diferencia de los pasillos lleno de huesos humanos. Había una cama en el centro y un gran espejo. Era amplia y muy clara.

- Te lo dije, te lo dije. No iba a servir de nada. – Gritó Snape furioso al llegar. – Ahora mira en donde estamos.

- Cálmate y no grites. – Dijo Florence.

- No te voy a entregar, no lo voy a hacer. No puedo hacerlo. – Dijo Snape.

- Es la única forma, hazlo. – Dijo Florence mirándolo decidida.

- No… - Dijo Snape. – Ellos no te pueden tocar, te irás de aquí y yo veré como hago.

- No. Me vas a entregar. El quiere ver que eres uno de ellos.

- Pero no lo soy… - Dijo Snape.

- Si, si lo eres. Eres uno de ellos. – Dijo Florence. – Lo eres, yo se que lo eres. Si me entregas ellos lo sabrán.

- ¿Cómo te voy a entregar? Dímelo gráficamente porque no entiendo. – Dijo Severus y Florence se quedó un rato pensativa y guardó su varita. Se alejó de Snape y se sentó a comer cerca del espejo donde había una mesa, sentía un calambre y de nuevo mareada. Estaba extraña, desde que había llegado a aquel lugar había sentido cosas fuera de lo común. Bajó su cabeza y miró el espejo, Snape la miraba desde atrás sentado en el borde de la cama.

- Si soy tan vampiro ¿porque me reflejo en el espejo? – Preguntó Snape. Florence palideció y respiró hondo. Guardó en uno de sus costados una cuchilla vieja y afilada, luego se levantó.

- Me siento extraña. ¿Cuándo se va a acabar todo? – Florence avanzó hacia el quitándose la capa y Snape la detuvo cuando llegó a su lado.

- Sabiendo donde está Voldemort, ¿como llegaremos sin ser detectados? y ¿como Harry Potter lo va a detener?

- No tenemos respuestas a todo. Ya lo veo. – Dijo Florence acariciando su rostro.

- Vamos a morir… me estás buscando como en los viejos tiempos. ¿Tienes miedo de que sea la última vez?

- No, no será la última vez créeme. Solo déjame que te enseñe. – Dijo Florence sujetándolo mientras lo besaba en el cuello y se abrazaba a él. Snape no la besó, simplemente miró su reflejo en el espejo. Frente a el había un hombre preocupado siendo abordado por una mujer de cabello azabache. No le veía la cara solo veía su propio rostro y su cuerpo cubierto por el cuerpo de una mujer hermosa con vestiduras negras.

            Snape detuvo a Florence y la observó directamente a la cara. Luego de un rato la besó de la misma forma que hace más de 20 años, quitándole el aliento, dejándose de llevar de nuevo. La sujetó firmemente y con sus manos sutilmente empezó a desvestirla y acariciarla. No había olvidado lo bien que se sentía hacer aquello.

- Así me gusta, así que es que se hace. – Decía Florence atrayéndolo hasta el centro de la cama y sujetándose a él. Snape la empujó y se abalanzó sobre ella salvajemente olvidando lo demás. No se extrañen mucho queridos amigos, habían sido mas de 15 años sin tenerla en sus brazos. No iba a dejarla de nuevo.

            Todo estaba intacto al día que habían estado juntos, su rostro misterioso, su cuerpo, su cabello, todo era igual. De repente aquellos 15 años no había existido, nada había ocurrido. Todo había sido una pesadilla y Severus Snape se sentía de nuevo como si tuviese 15 años, como la primera vez que la había tenido.

- Te noto muy callado, dime que pasa. – Le preguntó Florence al oído.

- No hay tiempo para hablar, sabes lo que siento sin necesidad de palabras. – Snape la inmovilizó sujetando sus brazos y presionándola contra él. Florence le sonrió complacida y se soltó, metió su mano debajo de la almohada y sacó la cuchilla.

- ¿alguna vez no me dijiste que yo era como una cuchilla que te cortaba? Pues así puede ser… - Dijo Florence sorprendiendo a Snape en pleno acto.

- ¿Qué planeas hacer?

- Sacar tus verdaderos instintos, simplificarte. – Dijo Florence jugando con la cuchilla al roce de su piel.

- Te puedes lastimar. – Dijo Snape tratando de sujetarla pero ella le apuntó cuidadosamente.

- No, lo tengo todo bajo control. Este plan no va a fallar, ahora que estamos juntos y experimentamos eso que tanto nos gusta, descubrirás un par de cosas. Me deseas ¿verdad?

- Si, no tienes que preguntar. ¿De que se trata este juego? – Dijo Snape acariciándola y besándola en el cuello.

- Necesitas un estimulo en momentos donde pierdes el control, así sabrás lo que hay dentro de ti.

- No entiendo.

- Nunca has tenido instintos de vampiro, porque aun no lo has descubiertos. Pero sabes en el fondo que eres uno de ellos. – Dijo Florence susurrándole al oído mientras lo volvía a besar y a entregarse. – Observa bien y dime si algo cambia.

            Florence se acostó completamente en la cama sin dejar de mirar a su amante y sujetó la cuchilla firmemente, la paseó por su cuello. Nada pasó sino hasta segundos después, su cuello empezaba a sangrar levemente.

- ¿Te estás tratando de hacer daño? – Snape le quitó la cuchilla. - ¿Te terminaste de volver loca?

- No. – Dijo Florence sonriéndole. Snape la miró un par de segundos más y se manchó las manos con su sangre. Su cabeza comenzó a dar vueltas y empezó a ver todo borroso. Soltó la cuchilla al piso y trato de sujetarse pero cayó sobre Florence y ella lo acarició.

- Se lo que te está ocurriendo. Tenía una corazonada de que iba a ser así.

- ¿De que se trata? ¿Por qué me siento así? – Snape reposaba sobre el pecho de Florence y ella lo abrazaba. La sangre de su cuello bajaba y Snape sintió algo que jamás había sentido. La sangre, la sangre era diferente. Olía bien y deseaba beberla. Al volver a abrir los ojos el rostro de Florence estaba frente a él. El trató de respirar porque se estaba sofocando.

- Lo sabía. Lo sabía. – Dijo Florence sonriendo. Aproximó su mano lentamente a su boca y Snape se dio cuenta que tenía un par de colmillos, ahora le molestaban y los sentía filosos. Pero no solo eso, algo dentro de él le pedía a gritos que le diera uso a esos colmillos.

- ¿Qué me paso?

- Eres un vampiro. ¿No lo sabías? Nosferatu quería que lo descubrieses y me entregaras, bebiendo tu mismo de mi sangre. – Dijo Florence ante la cara confusa de Severus.

- No, no puedo. – Dijo Snape apartándose.

- Tienes ganas ¿no? Quieres acercarte a mi cuello.

- No. Te voy a hacer daño.

- Confía en mí. – Dijo Florence tomándolo de la mano. Se acercó mientras lo besaba de nuevo.

- No se cuanto tiempo podré luchar con esto. – Dijo Snape besándola también, esta vez Florence se apartó y su cuello estaba frente a su rostro. Snape se acercó y con la lengua saboreó la sangre de su amante. Sin resistirse más, clavo sus colmillos profundamente y sintió un alivió y Florence respiraba con dificultad.

- Lo haces bien. – Dijo Florence sujetándose. – Tu abuelo estará orgulloso.

            Snape apenas la escuchaba mientras se saciaba probando su sangre. Pero luego de un instante se acordó de Nosferatu y sus palabras. Nunca había lastimado a su abuela Ariadne por miedo a transformarla en una vampiresa. Al instante vino el recuerdo de Florence y se detuvo. La apartó a un lado y la miró.

- No puedo. No puedo lastimarte, de alguna forma te marqué y nadie te va a hacer daño. Menos yo… - Snape se limpiaba la boca y sentía como su cabeza iba a estallar. – Soy uno de ellos, pero no te haré daño. Ya te he lastimado lo suficiente.

- No eres el primero en decirlo. Tu abuelo habría hecho lo mismo. – Dijo Florence levantándose. – Tu abuelo hizo lo mismo, el solo quería ponerte a prueba con esto y saber si actuarías de la misma forma que el lo hizo. Ya lo descubriste…

- Tus ideas son extrañas, y como llevas a cabo tus planes me horroriza también. – Dijo Snape débil comprobando que sus colmillos había desaparecido y todo era normal. La sangre se estaba secando y se dirigió al baño a limpiarse. Florence se limpió con una manta y la herida se estaba cerrando. Pero aun quedaba la marca en su cuello.

            Severus estaba un tanto mareado y se lavó la cara con agua fresca y descubrió a Florence tras suyo. Al mirarla de nuevo quiso hacerla suya allí mismo, de alguna manera así fue. Esta vez sin vacilar y sin lastimarla, la tuvo hasta que no pudo más y la saboreó como si fuese el último día. Así pasó la noche

            Mientras Harry intentaba conciliar el sueño y daba vueltas en su cama sin saber como dormir. Cuando estaba quedándose dormido, volvió a volar y sentir el agua cayéndole encima. En un momento sintió que estaba tirado en el piso.

Cual fue su asombro al ver que estaba acostado en una playa paradisíaca en pleno atardecer. El sol se ocultaba y la brisa recorría el paraje, era una isla desierta. Pero a lo lejos había una montaña oscura y misteriosa. Intentó avanzar y se dio cuenta que un dragón negro lo vigilaba desde un muelle viejo. El dragón lo observó con su afilada mirada y empezó a planear sobre el. Sin avisar el dragón sacó sus garras y sujetó a Harry por los hombros, el intentó soltarse en vano. Dieron un giro brusco y lo llevó a una gran altura, Harry se mareaba. Por fin el dragón negro lo arrojó al aire y Harry se sintió libre mientras se elevaba. Aquel sueño era más completo y más real.

Estaba en una isla desierta o eso creía, pero cuando avanzaba hacia la montaña oscura descubría una fortificación lúgubre y escuchaba los gritos. Las nubes grises cubrían todo y la playa paradisíaca había quedado lejos. Vio a Lord Voldemort a lo lejos y el dragón lo llevó lejos hacia el horizonte. Al instante despertó mareado. Revisó sus hombros y tenia un par de rasguños, el dragón lo había sujetado fuertemente y le dolían los hombros.

- Una isla, una fortificación. – Se repitió Harry en la oscuridad y sus amigos despertaron. - ¿Dónde esta Voldemort? Es una isla y en la cima de la montaña hay una extraña fortificación fría donde se oyen gritos.

***

- ¡Azkaban! – Escuchó Snape mientras dormía placenteramente en su cama como nunca antes. Abrió los ojos y vio una figura encorvada frente a él, que se iba volviendo nítida.

- ¿Cómo? – Snape repitió somnoliento.

- Pasaste la prueba, hijo. Ahora te doy lo que necesitas. Voldemort está en Azkaban. – Dijo Nosferatu serio.

- ¿Cómo que pase la prueba? – Snape lo vio claramente frente a él.

- Intentaste entregarla pero la amas demasiado para hacerlo. – Dijo Nosferatu señalando con la mirada a la mujer de cabello negro que dormía al lado del maestro de pociones. - Tienes una similitud conmigo por hacer eso, al reconocer tus sentimientos… te dejo libre. No niegues de donde vienes, tu padre lo hizo y por eso te odiaba, me odiaba y odiaba a tu madre. No seas como el. Tú vienes de mí, de una estirpe de vampiros y no lo puedes cambiar. Te seguirás engañando si lo sigues negando. Tu tiempo es limitado nieto mío, yo soy inmortal, pero tu no…

- Abuelo, yo no te odio. Pero tienes una forma extraña de actuar. – Dijo Snape moviéndose y viendo que Florence aun dormía arrimada en su pecho.

- Ah… nunca es tarde de darle una lección a mi nieto. – Dijo Nosferatu soltando una sonrisa. – Levántate y baja a comer. Yo te llevaré hasta los límites del bosque negro, llegarás a salvo a tu destino y dile a Albus Dumbledore todo lo que sabes. Los vampiros estamos con Dumbledore. El tiene mi apoyo para lo que quiera.

- Me parece bien, pero la próxima vez toca la puerta. – Dijo Snape secamente.

- Ja, ese Saveratus era un viejo zorro, mi hijo, pese a todo lo que hizo yo lo apreciaba bastante. Lo mismo que a ti. Un padre siempre perdona a sus hijos. Incluso un viejo vampiro tan temido y cruel como yo.

Fin del Capitulo.

Dark-Eros: ¿Quieres más? Que tanto quieres?? hehehehe. He tratado de escribir mas rapido y no se si me da resultado. Hay dias de sagrada inspiración que no puedo desaprovechar. ¿Porque nadie quiere a Fudge? Pensaba hacerle un bonito funeral y que todos llorásemos. XDD Lo del libro... sin comentarios ^^ jajajajajaja.... todos tienen un ejemplar, es un placer culposo (y mas aun porque vuelve chiflado al pobre Snape con su historia)

Clau de Snape: Holas! Me alegra que te gustaste, de verdad también me divertí mucho escribiendo esa parte. Quizás raye en lo absurdo pero imaginarme que cara pone Snape no tiene precio. ^^ (Para todo lo demás puede molestar a Voldy!!) Harry salvar a Ariadne? hmm.. interesante propuesta, veremos quien termina salvando a quien. Con respecto a Fudge, si mejor fuera que estorbando adentro, aunque dudo mucho que el nuevo ministro sea del todo  un amor... El resto de tus preguntas, bueno, ya han sido contestadas con el chap, no? Porque el cuarteto debía estar, primero porque Harry y sus amigos deben saberlo para que no pase como antes que por malos entendidos ocurran cosas lamentables. Bueno, nos vemos y saludos!

Nabiki: Ya sabes. ¿no? Este Dumbledore siempre llega en el momento exacto ¿no? No sabía que mi secreto deseo de ver a Fudge muriéndose era un deseo colectivo, me alegra. No entiendes la profecía. A ver un pequeño resumen: La Prof Trelawney hizo la profecía lo cual decía que iba a nacer un niño en Julio que iba a ser el único que iba a vencer a Voldemort, de padres que se hayan salvado de sus ataques al menos 3 veces y que se reconocería porque el Señor Oscuro marcaría al elegido. Voldemort no sabia la profecía completa y tenia la opción de matar a los dos únicos candidatos, en este caso Neville y Harry. Voldemort marcó a Harry atacándole y cediéndole poderes, ahora debido a esto Harry es el elegido para acabar con Voldemort(como en Matrix ^^). Y eso lo he tratado de respetar en la Historia. Espero que hayas entendido mejor.

Angie: jajajaja, bueno... ahora es mas que oficial, pensándolo imagina la historia que tu ya has leído que la lea Harry... oh no! Pobres de ellos, se enteraron de cada detalle *Alex se sonroja* Con respecto a Ariadne, veremos que ocurre en el futuro. Harry ya ha entendido un poco de lo que tiene que hacer y bueno, estoy de acuerdo contigo... Tara es super divertida, ha sufrido mucho pero en su naturaleza está ver todo de una manera diferente. ¿Sirius? ¿Regresar a Sirius? ¿Que quieres que vuelva a perseguir a Florence y hacerle la competencia a Snape? jajaja No lo creo, Sirius está muerto.(Gracias a JK ¬_¬).

Malu Snape Rickman: Si, pasaron muchas cosas y lo que falta aun. Creo que tu pregunta ya fue contestada, pero cabe recalcar que si las escenas volverán con buena justificación. Saluditos!!

Silence Messiah: Gracias por los comentarios!! Si… Snape está tan enamorado como para renunciar a sus instintos también. Espero que te guste el chap.!

Satsuki: Buh, no me hables de ese idiota, caramelo… caramelo de cianuro, los caramelos tropicales no terminan con niñas como yo. Ya me siento mejor, una amiga de el me dijo que el no quería nada serio que era una cobarde… desde ese día, me sentí mejor. Fue su culpa y no mía, desde entonces no he dejado de escribir esta historia y el capitulo. Si, así que ambas nos entendemos ¿No entendiste el cap? Cuando me veas en el MSN puedo responder tus preguntas como siempre ^^