CHANGE...

Capitulo 1: Paciencia.

Suspiró metiendo las manos en sus bolsillos, tenía frío, mucho frío. Mas ahí estaba, en medio de la calle a mitad de la noche y a medio vestir.  Se bufó de su momento.

Se ladeó un poco, mostrando su flaqueza ante el viento helado, las latas en la bolsa de plástico le golpeaban las rodillas y las "orejas" de la bolsa le rasparon las muñecas, aún así, mantuvo las manos dentro de los bolsillos.

Había tenido problemas para comprar aquello, por eso de la mayoría de edad, pero logró obtenerlas sólo por él y por el temor que le infundía.

Llegó a la casa y con cuidado abrió la puerta, sus mejillas sonrosadas por el frío brillaron en la oscuridad de la estancia y el chico anunció su llegada.

Un gruñido se escuchó en la penumbra y el ser despeinado se levantó del sillón.

El muchacho tembló un poco, más por temor que por frío. Suspiró dándose ánimo y caminó a donde el otro se encontraba.

Eran tan parecidos y más aun en la oscuridad, que el pensamiento le dio miedo.

-¿Las trajiste idiota? –preguntó el otro con voz cavernosa y su hikari tembló más.

-Si –murmuró asentando las latas en la mesa de centro frente al yami.

-Je –se rió ligeramente –.Sólo hay una cosa mejor que una cerveza bien fría –dijo sonriendo, pegando el metal helado de la cerveza en su mejilla –, y eso es tener cinco para mí sólo.

Ryou miró hacía abajo, tenía sueño y quería retirarse a dormir, además sabía lo rudo que se ponía al tomar.

-Con su permiso –dijo dirigiéndose con respeto al espectro –, me retiro a descansar –agachó la cabeza y se dio la vuelta.

-Alto –lo detuvo Bakura y le sonrió con malicia –. Mañana vendrán unos amigos a jugar, más te vale arreglar la casa –el chico sacudió la cabeza en afirmación y estuvo por retirarse –Espera –dijo –. Quédate un momento más.

-Señor –murmuró el pequeño –, tengo que ir a dormir.

-¡Que vengas, con un carajo! –Gritó molesto y el chico temió por su vida –¡Sí es por la maldita escuela, entonces no iras!.

-Pero…

-Silencio –el inocente albino cerró los ojos con miedo y sintió un extremo frío en las mejillas, mientras la mirada divertida de su otra esencia sostenía dos latas heladas de cerveza contra él, sonrojando por la gélida sensación al muchacho – ¿Qué no oíste, sordo inútil? –dijo de manera ofendiente –. Dije que si algo era mejor que una cerveza bien fría, eso eran cinco, y me has traído un six pack –el chico escuchó atento las palabras de su yami sintiendo que se le amorataban los pómulos –. Quiero que tomes esa última cerveza.

El pequeño negó con la cabeza –Yo no bebo –murmuró con timidez y se dio la vuelta para retirarse, pero un golpe lo hizo caer.

-¡¿Eres un idiota o qué?! –gritó enfadado y comenzó a patearlo. El chico más débil, se cubría como podía evitando que le pateara el rostro.

-No señor –le suplicó –. Deténgase.

El ente bufó hastiado, cuando se ponía a suplicar, el chico le daba tanta lastima, que terminaba dejándolo en paz.

-Está bien –dijo –. Mira que soy generoso y tú no aceptas lo que te doy, ahora largarte a dormir, antes de que cambie de parecer.

Ryou se levantó del piso como puedo y corrió a su habitación. Su yami comenzó a reírse.


-¿Han visto a Ryou Bakura?

Todos negaron con la cabeza. El maestro se mostró enojado.

-Pues alguien tendrá que llevarle la tarea, no me explico porque falta tanto a clases.

Yugi se acercó al maestro, ofreciéndose para llevarle aquello al pequeño albino, pero Yami, con mirada severa, lo retuvo.

-Yo iré –dijo y tomó los papeles, un mal presentimiento respecto a él comenzaba a incomodarlo.

El maestro se retiró acomodándose los lentes.

Yami suspiró y sin decir nada, metió las cosas en la mochila y se retiró de la escuela, con las correas de nylon muy apretadas en sus manos.


Ryou se la había pasado en su cuarto desde la noche anterior, en la que, de puro milagro, había escapado casi ileso de su contraparte, su yami, su maldad, su antepasado...

Suspiró, en realidad no sabía siquiera como llamarlo, ni que era. Sólo sabía que él estaba ahí, para atormentar su existencia.

Escuchó las risas abajo, donde el otro albino jugaba a las cartas consigo mismo, barajeando con astucia y habilidad el mazo en sus manos. Practicando para esa noche, en la que jugaría con uno que otro tipo de mala calaña, ahí, en su casa.

Tenía hambre, como nunca antes. Pero se resistía a bajar, no quería una golpiza por entrometerse en lo que no le importaba, además, el yami, desde el otro lado de la puerta, le había prohibido bajar a la cocina.

No se quejó, quería dejarlo concentrando para que él tuviera las cartas a su favor, y no perdiera en el juego nada más de valor, como en todas aquellas veces en las que había tomado el lugar para sus juegos de azar y destreza.

Se apretó el estomago, y mordió la almohada. Hambre. Tenía mucha hambre.

Se levantó entonces de la cama, y fue a su escritorio. Su mochila estaba asentada a un lado. Todo en perfecto orden.

Rebuscó en ella, recordaba haber guardado su almuerzo del día anterior. Estaba seguro de ello.

Un jugo de frutas caliente y unas cuantas galletas hechas pedazos aguardaban por él en la bolsa mediana. Sonrió, tenía hambre, mucha hambre.

La puerta se abrió bruscamente, y el otro albino entró con rostro enfadado. Se mordió los labios viendo las manos del pequeño, y un murmuro interrumpió su mirada.

-¿Qué pasa, Señor?.

Bakura se acercó animadamente al escritorio del chico, y como si nada, tomó el jugo y los trozos de galleta.

-El estúpido de Yami está allá abajo –devoró de un bocado las galletas que tenía en las manos, pasándolo todo con el jugo.

A Ryou se le humedecieron los ojos al ver su almuerzo en boca de ese demonio.

-Dígale –dijo –, que para qué me busca.

-Díselo tú –la mirada del yami centelló con disgusto –.Yo no soy tu mandadero, chico idiota –se burló encogiéndose de hombros –, TÚ eres el mío.

La espalda de Ryou se encorvó, y con pasos arrastrados, fue hacía la puerta principal.

Ahí estaba, el chico de cabello tricolor, esperando, jugando con una de las correas de nylon de su mochila, enrollándola en su dedo.

Le sonrió, el albino se veía un poco golpeado, pero sano, y bien.

-Te he traído tu tarea –murmuró bajando la mirada -. El maestro se ha molestado un poco porque no haz ido hoy, el examen estuvo facilísimo.

Ryou lo escuchó con ausencia, sonriendo agobiado, en verdad había estudiado para ese examen días antes, y todo para no presentarlo. Su padre se molestaría con él a su regreso. -. Tus notas han bajado –la voz del muchacho le sacó de su ensimismo, y por un momento, creyó ver un deje extraño en la mirada lilácea del otro chico. Suspiró discretamente, todo eso le estaba causando miedo.

Su interior se retorció entonces y el sonido del vacío en su estomago se escuchó como una graciosa onomatopeya, Yami lo miró ceñudo.- ¿Tienes hambre? –preguntó, el albino desvió la mirada asintiendo despacio. Miró por el espacio que el cuerpo del peliblanco dejaba a través de la puerta y su vista se clavo escaleras arriba, el demonio no se veía, pero sabía que estaba en la planta alta. -.GRACIAS –dijo entonces en voz alta -, POR INVITARME A COMER ALGO MIENTRAS TE EXPLICO COMO HACER LA TAREA.

Ryou lo miró con la ceja levantada, y Yami sonrió tomándolo de la mano, e introduciéndose en la casa del lindo chico de cabellos de plata. Le guiñó un ojo y el peliblanco sonrió, entendiendo todo a la perfección. Le dio las gracias en silencio.


Bien, hasta aquí el primer capitulo, me da flojera escribir más y quiero dejarlo un poco interesante, además, bueno, no sé que más poner, a pesar de que el segundo capitulo ya está a la mitad u.¬ tampoco quiero dejarles larga la lectura, así que...aquí tiene este primer chapter.

Quiero dedicar este primer capitulo a mi amiga y editora RuBiAx, que ha sido muy buena conmigo, me regala de su tiempo editando mis fanfics, y además escribe padrisimo. La razón de más peso, a parte de ser una amiga valiosa, es porque está entrando apenas al maravilloso mundo del Yaoi. Así te doy la bienvenida, esperando que este interesante universo del Shonen Ai no te decepcione.

Sin más comentarios, me despido, y les pido por favor reviews, muchas gracias a todos.

Misao Kirimachi Surasai

Misao Malon

Alias: Tania Nancy Ochoa Chávez