Si tu vivieras...

Sí, había sido un día normal, como todos los demás. Pero siempre que llegaba a su habitación después de un día de escuela, todo cambiaba. Ahí, en el rincón de siempre y con una gran sonrisa, ella lo esperaba.

Solía verla cuando recién se mudo ahí apenas siendo un niño. En ese entonces, ella solía llorar mucho y lo único que él quería era que se callara de una vez por todas para poder dormir un poco. En cierto modo, le entristecía verla tan sola y triste, ¿la razón? Jamás le preguntó y, aún ahora, seguía siendo un misterio para él.

Así que después de unas cuantas noches sin poder dormir, se armó de valor para decirle, o más bien gritarle, que se callara. Ella sólo lo miró, tristemente, y no sólo no volvió a llorar por las noches sino que ya no se volvió a aparecer por ahí. Pero Shaoran Li sabía que ella seguía ahí aunque no pudiera verla. A veces creía oírla de nuevo y rogaba que se apareciera de nuevo para darle una disculpa, por muy tonto que sonará.

De todos modos lo hizo y una vez que todo se resolvió, ella se convirtió en su mejor amiga. Todas las mañanas le parecían monótonas y aburridas pero una vez que llegaba con ella se olvidaba de todo lo aburrido. Pero ahora el estar con ella se había convertido en una necesidad y ya tenía varios años afirmándolo. Eso no era lo peor del caso...

Aquí el punto es que ella no estaba viva.

Sakura Kinomoto, como ella le había dicho que se llamaba, había sido una bonita joven de quince años que había vivido a finales del siglo XIX. A pesar de ser un fantasma, conservaba, aún, su belleza. De ojos verdes, cabello castaño recogido con un listón rosa y vestida con un kimono rosado nadie negaría que había sido una hermosa joven y difícilmente creerían que había muerto de tuberculosis... pero ¿por que se había quedado en el mundo de los vivos? y aún más importante ¿por que la había encontrado llorando?

-¿y como te fue?-preguntó acercándose a Shaoran, que se encargaba de dejar sus libros en la cama.

-Igual que ayer, no te recomendaría vivir ahora... es muy aburrido-comentó dejándose caer en la cama.

-no estoy segura de eso... si yo viviera jamás me aburriría... por que estaría a tu lado-dijo con una pequeña sonrisa. Se había situado a un lado de él y lo miraba comprensivamente.

Shaoran no dijo nada y sólo se limitó a mirar a través de los ojos verdes, carentes de vida, pero brillantes. ¡Que mal que Sakura sólo era un fantasma y no alguien con vida! Pero eso no iba a interferir con sus sentimientos hacia aquella figura fantasmal...

Estaba muerta, sí... pero eso no le impedía amarla...

Porque el sentir que ella era la única razón por la que vivía (que extraño sonó eso), sólo para hablar con ella... ¡de lo que fuera! Aún si fuera explicarle lo más sencillo del mundo... le decía una sola cosa...

Se había enamorado de Sakura y nadie podía remediarlo... era absurdo, lo sabía. Pero... ya no podía negarlo.

Amaba a un fantasma.

Las Notas de la irresponsable Autora:

Hola!!!! jejejej, ¿me extrañaron?.... No creo que no.

Bueno aquí estoy de nuevo y con otro fic que, lo más seguro, no continué (y si lo hago será muy difícil) y ¿por que lo hice? Fukaru Tiene la respuesta... ¡me obligaste! pero bueno, supongo que algunos que se atreven a leer las porquerías que yo escribo habrán leído alguno de sus fics así que pronto verán una continuación de ellos ( y estoy muy segura de eso) ¿y que debo decir de lo que acabo de escribir?

Digamos que no estaba muy bien cuando lo imaginé en mi retorcida mentecita así que no se preocupen no será continuado, esto lo hice por causas de fuerza mayor, y si lo logro continuar, muajajajajaja aténganse a las consecuencias.

Bueno, eso es todo por hoy y ya me voy a dormir por que ya tengo sueñito, ¡Nos vemos!

P.D Fukaru... ¡cumple!