Capítulo dos: Ginny

Acababan de bajar del tren cuando un grito agudo les sobresaltó. Inmediatamente los dos gemelos se colocaron junto a su amiga castaña mientras los otros cuatro chicos se ponían por parejas en posición de ataque.

Asombrados y desconcertados, vieron como una chica pelirroja, probablemente un poco menor que ellos, pasaba corriendo a su lado con lágrimas en los ojos. Desviaron la mirada al oír unas carcajadas y se fijaron en un chico rubio, alto, y con aire orgulloso, que seguía con malicia la carrera de la pelirroja. A su lado, de pie, se encontraban dos chicos, casi tan anchos como altos y con cara de incertidumbre, como si no comprendieran qué pasaba exactamente a su alrededor.

"¡Malfoy!" exclamó con disgusto Hermione al darse cuenta quién era el chico que se reía y, por tanto, quién había salido corriendo.

El rubio dejó de reír poco a poco y clavó sus ojos, fríamente, en quien le había interrumpido. La observó durante unos segundos sin expresión y, cuando un brillo de reconocimiento cruzó su mirada, sonrió de manera maliciosa.

"La sangresucia, ¿no es así?" afirmó más que preguntó, arrastrando las palabras. "Una verdadera sorpresa. ¿Dónde te has metido este tiempo, guapa?" preguntó mirándola con descaro.

"Malfoy, supongo" interrumpió Snake al ver la mirada furiosa de su amiga y de Jared.

"Sí" confirmó mirando con un poco de desprecio el pelo pelirrojo del que le hablaba, "¿y tú?¿otro pariente pobre de los Weasley?" dijo sarcástico.

"No" dijo secamente, "un Snayder. ¿Te suenan?" sonrió satisfecho cuando vio la cara impresionada de los tres que estaban frente a él, pese a que Malfoy pronto recuperó la compostura. "La próxima vez, querido, entérate de con quién hablas antes de abrir la boca" cortó enfatizando el querido y haciendo que sonase como un insulto.

"No me impresionas" mintió con aplomo, "y menos si te rodeas de" dudó un momento, torciendo los labios en un gesto de asco "basura."

Varias miradas le atravesaron y cinco manos apretaron con fuerza sus varitas, dispuestos a darle su merecido al arrogante chico que les sonreía en un gesto victorioso. Hermione apretó los labios, pensando en cuán diferente había imaginado su vuelta a Hogwarts. Tensó su mano alrededor de la varita, preparada para la lucha, y sintió como una mano se apoyaba en su hombro, apretándolo suavemente.

Giró la cabeza, incómoda ante la idea de haber perdido casi totalmente el autocontrol que la caracterizaba, y se encontró con los ojos tranquilos de su amiga pelirroja. Ésta sacudió la cabeza, negando los pensamientos agresivos que estaba segura pasaban por la cabeza de su amiga y habló suavemente.

"No merece la pena" explicó ante los ojos castaños que se clavaban en los suyos, "ya lo sabéis" comentó paseando los ojos por el grupo, que se había girado un poco para ver que pasaba tras ellos y clavándolos en la cara de su novio, exigiendo su apoyo.

"Joan tiene razón" Frank detectó un brillo burlón en los ojos del Snayder, pero le ignoró, continuando hacia el chico rubio con su voz más oscura, "pero yo me encargaré de solucionar nuestros problemas comunes, aunque en otro momento más... conveniente."

Ante el tono persuasivo de su amigo, el grupo dio la espalda al trío del rubio, y se dirigió hacia el hombre más alto de todos los presentes, a quien reconocieron como Hagrid, personaje frecuente en las historias de la chica londinense durante su estancia en Bulgaria.

Oyeron a sus espaldas las risas maliciosas del rubio y su pavoneo ante los amigos que le acompañaban y nuevamente tuvieron que controlar sus temperamentos, un poco temerosos de hacerse una reputación antes de poder actuar cómo era normal con ellos.

Para Hermione había sido una auténtica prueba pues, desde hacía casi dos años, nadie se había atrevido a dirigirle una mala palabra o un comentario desagradable, salvo en contadas ocasiones, y había perdido mucho del autocontrol del que hacía gala en su anterior etapa de Hogwarts. Comprendió por fin, tras un verano pensando en su vuelta a "casa" y habiéndolo idealizado todo, que no iba a ser el sendero de rosas que había imaginado.

En cambio, para sus amigos, el reencuentro del que habían sido testigos, había sido una verdadera ofensa a su sensibilidad y un duro golpe a su orgullo.

Por las historias que les había contado su amiga tenían una ligera idea de cómo eran los estudiantes del, para ellos, nuevo colegio y habían desechado completamente sus prejuicios por acompañarla en esta huida de Durmstrang. Sin embargo, y a su pesar, los prejuicios estaban levantándose más fuertes que nunca y estaban deseosos de conocer al resto de estudiantes y comprobar si todos eran tan cerrados y desagradables como los que habían conocido.

A causa de la naturaleza de su antiguo colegio, no habían convivido en ningún momento con nadie en contacto con los muggles y, a la llegada de Hermione, les había asaltado un nuevo y curioso mundo que, sorprendentemente, les había gustado e interesado. No sucedía lo mismo con el Londres mágico, y no les estaba gustando nada la sensación.

Desde el principio, cuando su amiga les había introducido en el Londres mágico, concretamente al callejón Diagon, por la entrada del Caldero Chorreante, se habían sentido decepcionados. La imaginación de su amiga o, en todo caso su forma de ver siempre el lado bueno a todo, les había inducido a pensar que todo era igual o mejor que en Bulgaria. Se habían equivocado.

El bar que les había servido de entrada estaba sucio y desordenado y, pese a las sonrisas del dueño, se habían sentido incómodos ante las miradas fijas del resto de clientes. La sensación de sentirse observados, confirmada al mirar alrededor, no les resultaba conocida, pues en su país la privacidad era algo preciado y era extremadamente descortés mirar fijamente a una persona o realizar comentarios en voz baja frente a desconocidos.

En muchas ocasiones, faltas de educación como las que había detectado en Inglaterra, daban pie a furiosas discusiones que terminaban en duelos. Ocasionalmente los duelos terminaban con una invitación a una ronda de cervezas (o algo más fuerte) y una declaración eterna de amistad pero, en la mayoría de los casos, se terminaba detenido por los aurores en prisiones temporales que se asemejaban mucho a los calabozos medievales sobre los que a los muggles les gustaba fantasear.

Por supuesto, éstas no estaban controladas por dementores. Esas criaturas se reservaban para prisiones de alta seguridad y eran supervisadas cada cierto tiempo. Debido a todo esto, los seis chicos que se habían trasladado a Londres, empezaban a sentirse incómodos, extranjeros y, sobretodo, ofendidos.

Llegaron siguiendo a Hermione hasta Hagrid, que por su altura y por lo que habían oído, era un semigigante. No tuvieron tiempo de pensar en el problema de la agresividad que se le suponía habitual, pese a que su amiga afirmaba que estaba completamente enfocada en animales peligrosos, ni de retroceder ante sus fervientes gestos de afecto, cuando los enormes brazos del desconocido se apretaron alrededor de los seis, dando la impresión de estar aprisionados por bandas de acero.

El contacto, pese a saberlo bienintencionado y absolutamente tradicional en el pais, les hizo sonrojarse y desviar la mirada, incómodos, o mirar a su amiga, que se reía, suplicando su ayuda. No estaban acostumbrados a los gestos públicos de afecto y, por su educación no les gustaba ni darlos, ni recibirlos. Según su punto de vista, el afecto no es tanto lo que se dice y se muestra en público, que bien puede ser fingido, como lo que se demuestra dentro del grupo de los implicados, en privado.

La costumbre de actuar, reflexionando antes, en vez de deshacerse entre palabras vacías, estaba bien implantada en su sociedad, pese a que en las altas esferas se utilizaban máscaras con las que ocultar sus sentimientos y palabras vacías, necesarias en la complicada política con las que regían sus vidas como miembros de familias importantes.

"¡Hagrid!" exclamó Hermione al ver las caras de incomodidad de sus compañeros "te recuerdo que vienen de Bulgaria y el afecto allí se guarda para demostrarlo en privado."

El semigigante separó inmediatamente los brazos de los amigos de su antigua alumna y les miró, con semblante un poco avergonzado y una tímida sonrisa.

"Lo siento, chicos. No me acordaba de vuestro origen y creo que os he tratado como si os conociera de siempre. Pero sois muy importantes para Hermione, así que, como dicen, los amigos de mis amigas son mis amigos" terminó riendo en voz alta y con sentimiento.

"Estamos encantados de conocerle, señor Hagrid" cumplió debidamente Joan, moviendo ligeramente su cabello pelirrojo y rogando porque al gran hombre no se le ocurriera volver a abrazarla.

"No hace falta que me trates con formalidad, pequeña" comentó tiernamente, inconsciente del relámpago de ira que brilló por un momento en los ojos de su interlocutora, "es más, espero que todos vengáis algún día a visitarme a la cabaña."

"Por supuesto que iremos, señor...eh... Hagrid" contestó, posando una mano en el hombro de su novia, Frank" aunque creo que no hemos sido debidamente presentados" comentó intentando no herir al extraño amigo de la castaña.

"No hace falta" desechó moviendo la mano, sin entender la indirecta que escondían las palabras del chico, "pero tendréis que subiros a una de las barcas, y como no os deis prisa, no podréis ir juntos. Recordad que sólo hay espacio para cuatro por bote."

Los chicos se miraron entre ellos y luego se volvieron al unísono e dirección a su amiga inglesa que se removió, sin estar acostumbrada a que sus amigos la mirasen fijamente.

"No os preocupéis" ordenó decidida, "iré con alguien que conozca y nos reuniremos después de que os seleccionen" cuando levantó la cabeza para comprobar que estuviesen de acuerdo se encontró con las miradas escépticas aún fijas en ella y la ira que llevaba latente desde el encuentro con sus antiguos compañeros de casa se desbordó. "No me miréis como si tuviera cuatro años" siseó con los dientes apretados y los ojos oscurecidos, "sé cuidarme bien sola y ni siquiera Valendra tuvo permiso para seguirme aquí."

Las miradas escépticas de sus amigos cambiaron y se dulcificaron y Lissette se acercó a su amiga y la abrazó, comprendiendo que, incluso siendo quien era, su amiga tenía un límite.

La atención de Hermione se desvió de la ira que hervía en su sangre a su amiga y, lentamente, recuperó la compostura. Cuando se sintió dueña de sí misma de nuevo, se separó de los brazos de la chica, avergonzada de lo que había pasado y recriminándose la explosión de carácter.

Miró a sus otros amigos y, en vez de hallar enfado o rechazo, como esperaba, halló la comprensión que le habían brindado cada vez que su necesidad de nadar era irreprimible y su frustración salía al exterior. Ante sus, cada vez más frecuentes, escapadas a los grandes baños o a la sala de música, sus amigos habían sido pacientes y habían comprendido su necesidad, cubriendo sus ausencias frente a los profesores y otros alumnos.

Para ellos, había sido casi imposible, al principio, entender su verdadera naturaleza y su capacidad de adaptación había sido sometida a una difícil prueba cuando se encontraron que, además, llegaba desde el mundo muggle y, por si fuera poco, precedida por los rumores que la relacionaban con "el niño que vivió". Les estaría eternamente agradecida por su comprensión y por su apoyo, también, en el caso de su noviazgo con Krum.

"Perdonadme" suplicó con los ojos húmedos. "He vuelto a perder el control."

"Hace mucho que no has podido nadar con libertad y, mucho menos, tocar algo de música, y te entendemos" tranquilizó uno de los gemelos con una suave sonrisa. "No has hecho nada malo."

"Pero yo..."

"No hay nada que disculpar, querida" cortó Snake con una sonrisa, "pero en cuanto lleguemos a ese castillo vas a ir directa al baño más grande que tengan y vas a nadar durante un par de horas, ¿entendido?"

Hermione aún titubeó unos segundos antes de asentir ligeramente.

"Entonces os veré cuando os seleccionen" frunció el ceño, recordando la tensa situación que se respiraría en su mesa, "¿creéis que podríamos sentarnos en otra mesa que no sea la de Gryffindor?"

"No creo que haya ningún problema. Tampoco nos afectan sus normas, al menos no tanto, ya que venimos de Durmstrang, y no pueden prohibir la amistad, ¿no?" el tono de duda de su amiga más tranquila le arrancó una sonrisa disipando las sombras que habían cubierto sus ojos de nuevo.

"No, no pueden. Os veo en Hogwarts."

Y agitando la mano, con una gran sonrisa pintada en la cara, marchó hacia los carruajes que esperaban a sus pasajeros en fila, algunos incompletos y otros totalmente vacíos.

Al verse sola, sin los amigos que la habían acompañado casi continuamente incluso durante ese verano, Hermione comprendió lo insegura que habría estado ante sus antiguos amigos y agradeció otra vez, en silencio, su presencia, aunque se encontrasen a casi una hora de distancia en ese momento.

Se asomó a uno de los primeros carruajes y vio caras conocidas, saludó con una sonrisa rápida a Luna Lovegood, Lisa Turpin y Anna Habbot, que se encontraban inmersas en una animada conversación sobre la influencia de las estrellas en el nuevo curso y en la proximidad de un eclipse de luna. Ambas le respondieron a su saludo con otra sonrisa y la invitaron a sentarse con ellas, pero la castaña les explicó que buscaba a Ginny, la hermana pequeña de su antiguo mejor amigo y la única con la que había mantenido algo de contacto en su estancia en Durmstrang.

"Creo haberla visto pasar llorando" observó Luna con su típica mirada soñadora.

"Sí" afirmó su amiga "así que estará en algún carruaje del final. Siempre quiere estar sola cuando llora, lo tenemos asumido."

"El año pasado la vimos llorando más que antes, ¿verdad Luna?"

"Sí, y eso que ya no está rara cuando Harry se acerca" intervino Lisa.

"Pero estaba sola mucho tiempo."

"Nunca creí que su hermano la dejaría tan sola."

"Tampoco lo esperaba de Harry."

"Pero con las compañías que frecuentan ahora..." terminaron las tres al mismo tiempo.

Y tras una inclinación de cabeza en forma de despedida, regresaron a su conversación sobre estrellas, eclipses y exámenes, sin explicarle a la desconcertada chica que asomaba la cabeza que habían querido decir con su comentario.

Hermione dejó la compañía de las tres chicas con una mueca de amargura al entrever el comportamiento de los que había llamado sus más íntimos amigos. Tras casi dos años sin saber nada de ellos, los cambios que notaba en todas las personas conocidas eran decididamente desagradables y, sobretodo, inesperados.

Ni siquiera ella creía haber cambiado tanto con un cambio de colegio y eso le preocupaba. Mucho.

Siguió caminando, asomando de vez en cuando la cabeza. Encontró a Justin Finch-Fletchey sentado con Ernie McMillan, Seamus y Dean, a Pansy Parkinson, que en contra de lo que esperaba de ella, le sonrió casi imperceptiblemente y le saludó, preguntándole por su estancia en el colegio extranjero e ignorando las expresiones de sorpresa y desaprobación de Eloise Midgen, Adrian Pucey, del equipo de su casa, y Millicent Bullstrode, que antes de que se fuera se había convertido en la sombra de la chica rubia y en la futura novia de Goyle o de Crabble.

Aún asombrada por el comportamiento de Pansy, al sempiterna novia de Draco Malfoy y prototipo de chica Slytherin, se asomó al antepenúltimo vagón. Y ante sus ojos se desplegó una de las imágenes más desagradable de su corta vida: Ron y Harry en una batalla de besos con Marieta Edgecombe y Cho Chang, respectivamente. Asqueada y comprendiendo los comentarios que le habían dicho, salió del carruaje y caminó sin detenerse hasta el último de todos, confiando en que le hubieran dicho la verdad y estuviese allí Ginny.

Abrió la portezuela y se asomó, evitando la posibilidad de ver otro espectáculo como el que acababa de presenciar y, al ver una figura pelirroja acurrucada en una esquina y oyendo los sollozos que emitía, entró y la abrazó. Notó la tensión en su amiga al sentirse abrazada y decidió ponerle pronto remedio.

"Ginny, soy Hermione, tranquila."

"Mione, ¿qué...?¿qué haces aquí?" dejó de sollozar aunque las palabras aún salían entrecortadas "quiero decir, ¿por qué has vuelto?¿No eras feliz en Bulgaria con Krum? No habréis roto, ¿verdad?"

Ver el semblante preocupado de su amiga la enterneció y le infundió ánimos para contar todo lo que le había pasado en ese tiempo.

"Sí, lo hemos dejado. Pero tú ya sabías que no me fui ahí sólo por él, ya lo sabes."

"No me explicaste nada. Tus cartas eran muy cortas y no decías nada de ti. Sólo de tu novio, aunque lo sospechaba" – la observó fijamente, dubitativa, ya olvidadas las lágrimas –, "¿qué te hizo dejar Hogwarts?"

Dispuesta a contarle la verdad, inspiró profundamente y se armó de valor, ese valor característico de su antigua casa. Aunque antes de empezar se vio interrumpida por la llegada de Susan Bones, una chica rubia, bajita y un poco regordeta, con las mejillas sonrosadas y jadeante.

"¡Ginny!" exclamó sin darse cuenta de la presencia de la chica castaña "no me dejes así nunca, por favor. Me he muerto del susto al no verte esperándome y he tenido que preguntar incluso a Luna."

"Lo siento" se disculpó con un hilillo de voz, "pero aquí está Hermione y..."

"¡Mía!" gritó envolviéndola en un abrazo "¿cuándo has vuelto?"

"Hace una semana, pero tenía que prepararlo todo."

"¿Por qué has vuelto?" inquirió con la sospecha brillando en sus ojos.

"Porque ya no había nada que me retuviera allí."

"¡Mataré a ese búlgaro!" estalló con la cara roja tras unos segundos de silencio.

"¿Qué?" el semblante de consternación de su amiga la calmó un poco.

"¿No has roto con Krum, entonces?"

"Sí que lo han dejado" intervino Ginny, ya impaciente, "pero no se fue por él, así que tampoco ha vuelto por él "al ver la cara confusa de su amiga se interrumpió un momento, "cállate y que nos lo cuente" ordenó secándose el resto de lágrimas.

"De acuerdo" asintió sentándose enfrente de las otras dos y cerrando la puerta con un hechizo.

Y así empezó Hermione su relato del verdadero motivo de su traslado a Durmstrang y el alejamiento de sus amigos.

Holaaaa!!!!!

Siento no haber escrito enseguida, hay cosas que no se pueden retrasar....

Muchas gracias por el review Zato Ichi, me hizo mucha ilusión :D !!!

A ver, lo de la familia de Hermione sale en el próximo capítulo (intentaré darm prisa xo no prometo nada), sí todos los amigos de Hermione vienen del sexto año de Durmstrang, así que entrarán en 7º, último año, y no, no todos van a quedar en Gryffindor, aunque tendrás que esperar algunos capítulos para ver dónde quedan. Besoooos

Ciaooooo!!!!

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ekateryn