Declaimer: Estos maravillosos, perfectos (…y sexys en el caso de Xiao y Eriol ) y divertidos personajes pertenecen a Clamp, yo solo los pido prestado para que actúen en mis retorcidas historias.

Síntesis: Tomoyo Daidouji estaba decidida a demostrarle al hombre que la había dejado prácticamente plantada en el altar que no era una mujer predecible y aburrida, así que el día que debió haber sido el de su boda decidió dejar a un lado su imagen de chica recatada y prudente, y transformarse en una mujer salvaje y liberal, auque solo fuera durante una noche. Su objetivo: seducir a Eriol Hiragizawa, un extranjero irresistiblemente guapo… que precisamente andaba buscando una chica recatada y prudente con quien establecer una relación permanente…

"Ocurrió una noche"

Por Lady Verónica Black.

(Fic Reeditado)

Capítulo Dos

"Resaca de una Noche Loca"

Eriol se preguntaba si Tomoyo dormiría siempre profundamente, o si solo era por el efecto del alcohol que había ingerido la noche anterior lo que la hacia dormir de aquel modo. Eran más de las doce y ni siquiera se había movido. Y eso que él había tenido que entrar al dormitorio, abrir el armario y los cajones para sacar ropa y darse una ducha en el baño que se comunicaba con la habitación.

Y ella, sin mover un solo músculo.

Estaba tumbada boca arriba en su cama y mientras se secaba el pelo, la observó con cuidado. Incluso tras una borrachera y con demasiado maquillaje emborronando sus facciones, parecía un ángel. Su pelo estaba desparramado sobre la almohada como si fuese un halo de color negro. Unas pestañas gruesas y largas sellaban esas magnificas amatistas tan hermosas que descansaban sobre unos pómulos que tenían su propio rubor por debajo de las pinceladas oscuras que se habían pintado en ellas.

Tenia también la nariz más bonita que había visto en su vida, delgada, pequeña y algo respingona, y unos labios carnosos y rojos que había deseado besar desde la primera vez que la había visto en el bar.

Debía de estar soñando porque la vio suspirar y arquear delicadamente las cejas mientras esbozaba una tímida sonrisa.

El suspiro pareció la respuesta a la caricia de un amante, y Eriol no tuvo ninguna dificultad en imaginarse a si mismo siendo ese amante…

Dejó a un lado la toalla con la que se había estado secando el pelo y se sentó sobre la cama junto a Tomoyo, encima de la sabana y la manta ligera que la cubría, y tras tumbarse junto a ella, apoyo la cabeza en una mano y la miró detenidamente.

Tenía la piel de color melocotón, sin una sola imperfección; seguro que normalmente no llevaba todo aquel maquillaje y que se lavaba al menos dos veces al día con alguno de esos jabones que le dan como un brillo satinado a la piel, y la tersura y suavidad de la seda.

Un pensamiento atractivo.

Muy atractivo.

Tanto que no podría explicarse porque habría decidido cubrir algo hermoso por naturaleza con aquella capa de porquería.

Luego fueron sus orejas lo que le llamo la atención. Pequeñas y de forma perfecta, con un lóbulo pequeño, perfecto para ser mordido. ¡Y vaya si deseaba probar ese bocado tan tentador! ¿Qué haría ella si lo hiciera? ¿Volvería a suspirar? ¿Sonreiría de nuevo?

Porque, si lo hiciera, iría recorriendo con besos su cuello hasta llegar a la pequeña depresión de su base, y luego iría bajando el tirante de su sujetador, que había quedado al descubierto con las vueltas de la noche. Y allí dejaría dos, tres, o más besos, antes de continuar más abajo. Mucho más abajo.

Eriol se acerco un poco más a ella y sopló con suavidad sobre su cuello.

Tomoyo volvió a sonreír, pero no con una sonrisa cualquiera, sino con esa sonrisa. Que pena que no fuese la mujer liberal que decía ser.

¿A quien queria engañar? Sabía perfectamente bien que no lo decía en serio. Durante un tiempo no estaría mal. Porque de ese modo podría dar rienda suelta al deseo que había empezado a atormentarle allí mismo, pero a largo plazo… ese no era el encanto de Tomoyo Daidouji.

Había conocido ya un buen número de mujeres que encajaban en su definición de liberales. Mujeres que solo querían pasar un buen rato con él, al igual que él con ellas.

Pero no había conocido a muchas interesantes, y a pesar del disfraz de la noche anterior, nada más verla había sabido que Tomoyo lo era.

Una de las pocas que se habían cruzado en su camino.

Desde que las mujeres y él habían empezado a reparar unos en otros, Eriol se había regido por un código privado para con ellas. Un código que dejaba de lado a mujeres como Tomoyo Daidouji, ya que con mujeres como aquella no se podían jugar. Y él había sido siempre un jugador.

Entonces, ¿qué estaba haciendo con ella en la cama?

Pues, nada más que disfrutar de la vista.

Y desear ver más, mucho más. Ver la profundidad de sus ojos, oír su voz ligeramente gutural. Presenciar lo que hiciera cuando descubriese que estaba en su cama.

Eso le recordó lo bien que lo había pasado presenciando lo que para ella era una mujer salvaje y liberal.

Era como ver a una niña intentando andar con los zapatos de taco de su madre. Una niña con sentido del humor que había convertido en algo divertido un episodio que solo habría servido de vergüenza para otros.

Y él había disfrutado con todo aquello. Mucho. Lo suficiente como para querer saber más. Para poder llegar más allá.

Volvió a soplarle en el cuello, con suavidad.

Y dormida, Tomoyo se rió.

Sí. Le gustaba aquella mujer.

-"Despierta, Tomoyo" -le susurro al oído.

Ella arrugo la nariz y volvió la cabeza.

Él acerco los labios al lóbulo que deseaba morder y volvió a soplar.

-"Vamos, preciosa, que son más de las doce. Despierta, preciosa."

Supo que empezaba a despertar cuando vio que fruncía levemente el ceño.

-"No pienso dejarte en paz hasta ver tus hermosos ojos abiertos" -le advirtió.

No es que tuviese intención de dejarla en paz de ninguna manera. Y quizás, ahora que había encontrado una mujer de su tipo en su camino, tal vez por primera vez en la vida, debería conocerla. Solo para saber como funcionan.

-"Vamos, despierta -insistió-. Despierta, niña, despierta -canto en voz baja- despierta y hazme soñar…"

O o o o O

Estaba teniendo un sueño genial.

Estaba acostada en un campo de flores silvestres, sentía los cálidos rayos del sol sobre su piel y una brisa fresca le movía el pelo. Desde algún punto en la lejanía, le llegaba el sonido de una voz. Una voz profunda de hombre.

Pronunciaba su nombre de tal manera que la sangre se le había acelerado por las venas.

-"Despierta, niña, despierta… despierta y hazme soñar" -la llamo en un tono que era difícil resistirse.

Pero más difícil aún era salir del sueño que la tenia envuelta en su red. Estaba tan bien así… oyendo la voz de aquel hombre, sintiendo su cuerpo tan cerca…

¿Tan cerca?

De pronto se dio cuenta que no estaba en un campo de flores, sino en una cama. Pero no en la suya que era mucho más blanda que aquella.

Y en la suya, obviamente, no habría hombres.

Intento despertarse, pero a medida que iba recuperando la conciencia, peor se iba sintiendo. La cabeza le palpitaba y cuando consiguió apenas abrir los ojos, unas dagas parecieron clavársele en ellos, y tuvo que volver a cerrarlos con fuerza casi instantáneamente.

-"Eso es…" - dijo la voz en un tono un poco más intimo-. "Despiértate, puedes hacerlo."

Desde luego, estaba cerca. Muy cerca. Y aquella voz no pertenecía a nadie conocido. No era ni de su padre, ni de Touya, ni mucho menos de Kenji… además tenia una forma de hablar muy rara, no parecía japonés…

¿Dónde estaba, y quien era ese hombre?¿Cómo demonios habría llegado hasta allí?

Se sentía tan aturdida que no era capaz de distinguir entre lo real y lo que no era más que un fragmento de su imaginación.

De la velada anterior, solo recordaba retazos. Recordaba haber estado con sus hermanas en el Clangton Saloon. Recordaba haber bebido. Mucho. Y recordaba que la habían desafiado a tocar el trasero a un extranjero que…

Entreabrió una rendija en un ojo. El trasero de ese extranjero.

Volvió a cerrarlo e intento recordar algo más.

¿De verdad había terminado aquel hombre por sacarla en brazos del bar?¿Y que había pasado después?

Le era imposible recordar algo más.

Pero allí estaba, ¿dónde?

En una cama que no era la suya. Con el extranjero del trasero.

¡Dios bendito!

-"Tomoyo" -dijo él-. "Si no te despiertas pronto, voy a empezar a preocuparme seriamente por ti. ¿Estas bien, preciosa?"

¡Claro que no estaba bien! Se sentía como si un camión de veinticuatro toneladas le hubiera pasado por encima, todo empeorado por el hecho de no saber que había ocurrido en las ultimas doce horas.

Muy despacio, abrió los ojos mientras intentaba recordar el nombre de aquel chico. Tenia que recordarlo. Tenia que pensar…

Eriol. Eso. Eriol Hiragizawa.

-"Buenos días" -lo saludo cuando por fin lo miró.

Una débil sonrisa se dibujo en sus labios.

-"Hola" -dijo. Tenia la garganta tan seca que apenas había podido pronunciar palabra.

Trago con dificultad. Menos mal que, al parecer, tenia la ropa puesta. Arrugada, retorcida, medio caída de un hombro, pero más o menos donde tenia que estar. Y él no estaba bajo las sábanas, sino sobre ellas.

-"Creo que esta noche bebí demasiado" -admitió.

-"Ya se que bebiste demasiado."

-"¿Es que me puse mal o algo así?"

-"¿Qué si te pusiste mal? No, no fue eso…"

-"Entonces, ¿Cómo sabes que había tomado mucho?"

-"Pues porque te desmayaste, preciosa."

-"Ah."

"Qué vergüenza."

-"Bueno, no te desmayaste de verdad" -corrigió como si supiera lo mal que lo estaba pasando- "Simplemente te quedaste dormida en un momento muy inoportuno."

Eso era una indirecta, aunque ella fuese incapaz de recordar a qué podía referirse. Un amplio abanico de posibilidades se le presento ante los ojos, pero mejor no saber lo que había pasado. Al menos, por el momento.

-"¿Se me ha caído la baba durmiendo?"

Él sonrió, y eso le trajo a la memoria parte de lo ocurrido la noche anterior. Aquella sonrisa y la sensación de que ella era la única persona de aquel bar.

-"No, nada de babeos" -contestó.

-"¿Ronque?"

-"Tampoco."

-"¿Y fuiste tú quien me acostó en esta cama?" -pregunto con cautela, ya que era una pregunta que tocaba un tema mucho más delicado.

-"Eso sí" -contestó divertido.

Tomoyo no pudo evitarlo, y levantó las sábanas para mirarse y asegurarse de que la ropa estaba en su sitio.

-"No, no te desnudé, solo te saque los zapatos." - le confirmó él.

-"Gracias. Creo."

-"¿No estás segura?"

"¿Cómo iba a estarlo si no tenía ni idea de lo que había sucedido entre ellos, con o sin ropa?"

-"¿Hemos… te estropee la noche?"

-"¿Qué si me estropeaste la noche?"

-"Estoy segura que tener que meter a una borracha a tu cama no era el final que tenias previsto para la velada. Lo que quiero decir es que podría haber sido mucho más… divertida… para ti" -probó.

-"Puede que te llevaras una sorpresa."

Su insinuación le aceleró el pulso.

-"¿Hice algo… divertido… antes de que me acostases?"

-"Digamos sólo que yo me lo pasé muy bien."

¿Estaba tomándole el pelo? No estaba segura. Y seguía teniendo la cabeza vacía, de modo que no odia contar con ningún recuerdo.

-"Me temo que no recuerdo nada de lo que ocurrió anoche."

-"Que pena."

-"¿He hecho algo… indebido?"

-"¿Indebido? Creía que a las mujeres liberales como vos no les importaba esa clase de cosas."

"Dios… "

-"¿Cómo sabes de eso?"

-"Tu misma me dijiste que lo eras en el bar, ¿eso tampoco lo recuerdas?"

-"Ah, sí, si, cierto…" - tragó saliva- "¿Y te lo demostré?"

Él sonrió endiabladamente.

-"A las mujeres liberales no les importe lo que pase, se acuerden o no. Simplemente eligen, y deciden sin importarles las consecuencias o el que dirán los demás."

-"Ehh… creo que tengo que decirte que en realidad no soy tan… libérala. Quiero decir que… bueno que… soy pastelera."

-"Y has encendido mi horno, eso ni lo dudes."

-"No, de verdad. Eso es lo que hago para vivir. Pasteles. Galletas. Tartas. Panes. Dulces. Tengo una panadería en el centro."

Él encogió uno de esos hombros sobre los que tenia la sensación de haber apoyado la cabeza.

-"Incluso la clase de mujeres a la que dices pertenecer necesita un trabajo de día. Son las horas de después lo que cuentan, yo tampoco estoy todo él día de juerga por ahí, soy arquitecto y eso no me impide divertirme por las noches."

Sin pensarlo, apretó las sabanas en el puño como si pudieran defenderla del lío en el que se había metido. Sin duda, aquel era un hombre acostumbrado a que las mujeres se le ofrecieran, acostumbrado a que cumplieran sus promesas, y no parecía comprender que la noche anterior no era ella misma.

-"Lo que intento decir es que no sé qué es lo que te hice pensar anoche… o qué te sugerí que ocurriría esta mañana, pero… yo… bueno… "

-"Vos no sos de esa clase de chicas" -concluyo por ella.

-"Algo así" -admitió a regañadientes. Quizás Kenji estaba en lo cierto sobre ella.

-"Y si no eres de esa clase de chicas, ¿por qué anoche decías que lo eras?"

Tomoyo hizo una mueca al recordar.

-"Es una historia muy larga. Digamos que estaba fingiendo para demostrar algo."

La admisión le hizo enrojecer.

Eriol sonrió de oreja a oreja.

-"¿No me digas?¡Jamás lo habría imaginado!"

-"Me estas tomando el pelo, ¿no?"

-"Más o menos."

-"Entonces, ¿qué pasó de verdad anoche?"

-"¿De verdad?" -pregunto en tono lascivo.

-"Ok, ok, ya basta. Quiero la verdad."

Pero Eriol volvió a reír.

-"Te iba a llevar a tu casa, pero te quedaste dormida antes de poder decirme dónde vives, así que te traje aquí, te llevé hasta la cama y te acosté."

El alivio le redujo el dolor de cabeza. Bueno, solo en parte.

-"¿Y dónde dormiste vos?"

Él arqueo una ceja, pero en esta ocasión, Tomoyo no cayó.

-"Aquí no" -dijo ella.

-"Algo que lamentare siempre."

-"¿Sabes lo que pienso? Pues que eres una oveja con piel de cordero."

-"Puede que sí, o puede que no" -contestó él, y su voz era tan sensual que Tomoyo no supo que pensar.

-"Bueno. Así que te has comportado como un caballero, aunque te ha costado lo tuyo. Muchas gracias."

-"De nada."

-"¿Quieres decirme donde estoy exactamente?"

-"En mi cama. En mi habitación. En mi casa. Si conoces más o menos la zona…"

-"He nacido y vivido toda mi vida aquí."

-"En ese caso, conocerás este sitio como el que fue la mansión Wizard, que ahora se llama "The Hope" en el registro.

-"¿Es posible que te haya oído decir que eran más de las doce?"

-"Sí, señorita. Exactamente son… -Eriol miro el reloj que estaba en la mesita de luz-… la una menos cuarto."

-"Me sorprende que mis hermanas no hallan llamado a la policía para que me busque ¿Seria mucho pedir que me lleves a mi casa?"

-"¿Ahora?¿Justo cuando empezábamos a conocernos?"

Aquel hombre no se cansaba de bromear.

-"Por favor."

-"¿Acaso tengo otra opción?"

-"Podrías hacerme volver caminando, pero es que esta un poco lejos, la verdad."

-"No era precisamente eso lo que estaba pensando."

Mejor no saber lo que le rondaba por la cabeza.

-"Por favor" -insistió-. "Incluso puedo pagarte la gasolina, si quieres."

-"¿La gasolina?" -repitió y volvió a reír antes de levantarse del colchón-. "Voy a querer algo más que eso, querida."

Evidentemente, no iba a preguntar qué era eso más. Sólo queria salir de allí y llegar a territorio familiar cuanto antes.

Como estaba vestida, aparto la manta de la cama y se levantó, no sin antes sufrir unos cuantos pinchazos en la cabeza.

Durante un instante, se sintió obligada a cerrar los ojos. Cuando volvió a abrirlos, Eriol Hiragizawa seguía ahí, delante de ella, observándola. Tenia los pies descalzos, unos vaqueros ajustados negros de los que aun no había ajustado la cinturilla y una camisa amarilla sin abrochar que dejaba a la vista un estomago plano como un plato y duro como la piedra.

Nadie debería tener derecho a verse tan bien luego de una noche de fiesta, a medio vestir y sin haberse preocupado para nada del aspecto. Debería existir alguna ley que lo prohibiese.

-"¿Qué te parece si desayunamos antes de que te lleve a casa? Si lo prefieres puedes llamar a tus hermanas y decirles donde estas."

Solo la mención de la comida le puso los pelos de punta.

-"Gracias, pero no me apetece comer nada."

-"¿Un café?¿Un té? ¿Otra cosa? Lo que desees."

-"No me atrevo a hacerlo" -contestó. Y lo que en verdad no se atrevía era a comer, beber o estar en compañía de este hombre más de lo estrictamente necesario-. Pero si quisiera usar tu baño, si no te molesta."

Eriol señaló una puerta al lado de un armario muy antiguo.

-"Es ahí. Hay toallas en el armario, por si quieres usar la ducha. Incluso puedo prestarte algo de ropa. No tienes nada más que pedirla."

"Ni loca"

-"Solo quiero lavarme la cara" -contestó; y es que tenia una sensación extraña. Como si la llevase cubierta de barro, y además los ojos los sentía como arenosos-. Después necesito ir a casa. Cuanto antes."

Él hizo una mueca de fastidio.

-"Es una pena, me la estaba pasando de maravillas."

Tomoyo prefirió no hacer ningún comentario, así que entro al baño y cerro la puerta.

Pero el seguro hizo un ruido demasiado fuerte, lo que hizo notar que no confiaba que respetase su intimidad.

-"Ay, Tomoyo, Tomoyo, no te preocupes" -le dijo a través de la puerta-. No pienso echar la puerta abajo, ni espiarte. Me gustan las mujeres liberales, pero entregadas."

Tomoyo se tapó la cara con las manos por un segundo, pero como la mejor solución era salir de allí cuanto antes, se acercó al lavabo y se miró al espejo, algo que ojala no hubiera hecho nunca.

"¡AHHHHH! ¡DIOS MIO!"

El pelo no había cambiado demasiado comparado a la noche anterior, pero la cara era un verdadero poema al desastre. ¡Y pensar que Eriol Hiragizawa había estado viéndola así!

Tenia unos tizanajos negros alrededor de los ojos y el rubor que se había aplicado no era el tono suave y delicado de siempre, sino que se veía como un brochazo naranja sobre su color natural. Las Uvas de la pasión habían desaparecido, dejando sus labios como si se los hubiera golpeado con algo. Y la base que se había aplicado había dejado un efecto craquelado sobre su piel, con miles de rayitas en la barbilla y la nariz.

Que desastre. Por mucha prisa que tuviera, no podia salir en aquel estado.

El cuarto e baño era grande, pero mostraba su decadencia en la pintura descascarillada, los azulejos rajados y una bañera y un lavabo que habían visto mejores días. Había un armario bajo el lavabo y otro grande en el rincón, de este saco una toalla y una esponja.

En una pequeña estantería había varios objetos de aseo: maquinilla, desodorante, espuma de afeitar… pero nada de jabón, así que no tuvo más remedio que mirar en la bañera.

El vapor de agua de lo que solo podia ser de la ducha de Eriol la arropo desde dentro, y no pudo evitar cerrar los ojos y dejarse envolver por la imagen de aquel cuerpo desnudo. Brillante. Cubierto de jabón…

-"¿Tienes todo lo que necesitas?" -preguntó él desde fuera.

El repentino sonido de su voz mezclado, la fantasía de él bañándose y su propia sentimiento de culpa la empujo a reincorporarse rápidamente. Sin él jabón.

-"Bien. Estoy bien, gracias" -contestó con demasiada fuerza, y dando media vuelta, volvió frente al espejo- "Eres una idiota, Tomoyo Daidouji, esto te pasa por hacerte pasar por algo que no eres" -se reprendió en voz baja- "Tienes bien merecido todo esto. Sí esto no te enseña a no fingir ser algo que no eres no sé que lo era, Tomoyo."

Y con el agua más caliente del mundo, se restregó la cara a modo de castigo.

Cuando consiguió que su piel recuperase el color natural, se seco la cara y sólo entonces reparo en el mal sabor de boca que tenia y en lo mal que debía oler su aliento.

Presionó el tubo de pasta dental y se restregó los dientes con el dedo hasta eliminar los restos de sabor a licor. Y mientras se aclaraba la boca, una nueva tentación la inundo. Había un frasco de loción para después de afeitado que llamo su atención tan poderosamente que no pudo resistirse a la tentación de olerla.

Pero al bajarla de la estantería, creyendo que tenia el tapón puesto, descubrió que no era así.

La botella se volcó y una buena cantidad de su contenido cayó sobre su mano, antebrazo, camiseta y encimera, llenando la habitación con un aroma diferente al del jabón pero con un fondo de madera.

Con un gemido de mortificación, puso el tapón, se lavo el brazo y limpio la encimera, pero nada podía hacer para ocultar la mancha en la camiseta.

¿Podia salirle algo peor aquella mañana?

Inspiro profundamente y salió del baño.

-"Yo… ehh… bueno, he tirado por accidente un frasco para loción de afeitado, como no estaba cerrado se ha derramado un poco. Lo siento mucho. Lo remplazaré" -añadió rápidamente.

Él estaba buscando algo en un cajón y se volvió con unos calcetines en las manos. Mirándola de pies a cabeza, y de arriba abajo varias veces.

-"Huele mejor en ti que en mí" -dijo, oliendo el aire.

La verdad es que le agradecía que no le diera importancia.

-"Mejor" -dijo, estudiando su cara con detenimiento-. "Mucho mejor."

Ella se rozó la mejilla con los dedos sin darse cuenta.

-"Ya sé que estaba echa un desastre."

-"No lo estoy comparando con lo de esta mañana."

"¿Tan mal estaba anoche?"

-"Sí, parecía casi un payaso."

-"En absoluto, el maquillaje esta bien. Lo que pasa es que eres una mujer que no necesita cubrirse el rostro."

-"Que no necesita cubrirse el rostro" -repitió. No sonaba mal, aunque en su interior aquella definición iba emparejada con la de ser… corriente.

Y quizás había llegado el momento de dejar de pretender de ser otra cosa y aceptarse.

-"Me gustaría que me llevaras a casa ya, claro, solo si puedes" –dijo con un tono bastante frió.

Como si Eriol hubiera adivinado que sus palabras no le habían parecido un halago, acerco a ella hasta a quedar a centímetros de tocarse, puso una mano en su cuello y con la otra la tomo de la barbilla, ella evitaba mirarlo a los ojos, entonces tiró suavemente de su rostro hasta ver que no le rehuía la mirada.

-"El maquillaje solo servia para ocultar lo hermosa que eres, Tomoyo"- dijo en voz baja, casi como si le estuviera confiando un secreto-. "Eres demasiado perfecta para necesitar esas cosas."

Y entonces hizo algo que la sorprendió por completo: la besó.

Fue un contacto delicado, suave, ligeramente húmedo, decididamente experto, era un beso lleno de tanta ternura que no parecía serlo de un hombre como Eriol Hiragizawa, excepto por el leve roce de lengua antes de separarse.

El beso fue breve, termino antes de que se diera cuanta, pero tuvo el poder de dejarle débiles las rodillas y la cabeza dándole vueltas, aun más que cuando estaba bajo los efectos del alcohol.

-"¿Estas segura que no puedo convencerte para que te quedes un rato más conmigo?"

¿Un rato? ¿Qué tal si se quedaba para siempre? Seria encantada su esclava por besos como aquel.

-"Sí" -contestó, asustada por el cariz de sus propios sentimientos y su propia debilidad… una debilidad que no sabia que poseía-. "Tengo que volver a casa."

-"¿Y eso quien lo dice?"

-"Yo"

Eriol exagero un suspiro de resignación.

-"En fin… si estas decidida, no tendremos más remedio que marcharnos."

Empezó a abrocharse la camisa de arriba abajo y Tomoyo no pudo explicarse la desilusión que sintió. ¿Quizá por perder la imagen de su pecho y estómago desnudos? ¿Quizá por acceder a dejarla ir en lugar de retenerla y hacerla esclava de sus besos?

Lo único que sabia con certeza era que no podia apartar sus ojos de sus manos y del movimiento de abrocharse la camisa primero, y de metersela dentro de los pantalones después, con un gesto que suscito vividas imágenes de lo que se escondía tras esa cremallera.

Entonces se agacho para ponerse los calcetines que había sacado del cajón, y a Tomoyo le picó la palma de la mano con el deseo de volver a palmear aquel precioso trasero.

-"¡Zapatos!" -exclamo para sacarse de aquella ensoñación- "Tengo que buscar mis zapatos" -añadió.

Él hizo un gesto hacia la cama.

-"Están ahí, al pie de la cama."

Tomoyo casi corrió a recuperarlos, agradecida de tener algo que hacer en lugar de verlo vestirse.

-"¿Lista?" -pregunto él al terminar de atarse los tennis que se había puesto.

-"Sí."

Estaba tan deseosa de abandonar la intimidad de aquella habitación que cuando él extendió un brazo para invitarla a salir, Tomoyo casi voló hasta la puerta, escaleras abajo y hacia la puerta principal, sin echar un solo vistazo al resto de la casa.

Estaba sentada en el asiento del descapotable antes de que Eriol hubiese bajado tan siquiera las escaleras del porche.

-"¿A dónde?" -pregunto él una vez hubo arrancado el motor.

"Así fue como me metí en este lío", recordó. Pero en aquella ocasión no dudo en indicarle la dirección de la casa de su familia, que actualmente solo compartía con sus hermanas.

Después, se hundió en el asiento todo lo que pudo para intentar que nadie viese cómo la llevaba a casa, con la misma ropa que llevaba puesta la noche anterior, un hombre sumamente atractivo que nadie creería que se había comportado como un autentico caballero.

-"¿Te da vergüenza que te vean conmigo?" -preguntó él.

-"Me doy vergüenza yo misma" -contesto casi sin voz.

-"¿Por soltarte un poco?"

-"Por soltarme demasiado."

-"¿Demasiado? Cariño, lo que tú hiciste anoche es apenas el comienzo de otras muchas personas que conozco. Algo que lamento profundamente."

-"¿El que?¿Lo de las otras personas, o lo mío?"

Él se limito a sonreír.

-"Ahora solo debes preguntarme que quiero por haberme portado bien" -dijo después de unos minutos.

La verdad es que le daba miedo preguntar, pero le debía mucho por no haber permitido que la noche llegase a ser una pesadilla.

-"¿Qué quieres?"

-"Quiero recogerte esta noche a las siete y dejar que me enseñes cual es el mejor sitio para ver la puesta de sol."

Un involuntario escalofrío de anticipación le recorrió la espalda, a pesar de que estaba convencida de que lo más sensato seria no volverlo a ver en su vida.

-"Se ve bien desde cualquier parte" -dijo en un intento de resistirse.

-"Pero siempre hay un par de sitios desde los que la vista es especial. Siendo de aquí y habiendo vivido toda la vida en esta ciudad supongo que sabrás a lo que me refiero. ¿O es mentira lo de que no te da vergüenza de que te vean conmigo?"

-"¿Seguirás comportándote?" -le pregunto sin querer. ¡Que horror! Parecía una puritana. Predecible, provinciana, y ahora, puritana.

-"No puedo prometerte nada, preciosa, pero lo intentare."

-"No sé, sí…"

-"Me portare mejor si accedes a que si no lo haces" - le advirtió con un brillo endiablado en los ojos.

-"¿Y qué significa eso?"

Él se limitó a encogerse de hombros y sonreír misteriosamente.

-"Mi reputación esta hecha jirones después de que me sacaste anoche en brazos del bar."

-"Aunque eso era lo que querías… demostrarle a la gente que no eres lo que ellos creen. Que eres distinta."

-"Puede que no sea tan distinta a lo que los demás creen."

-"¿Y que crees que dirán si empiezo a aullar a la luna bajo tu ventana todas las noches?"

-"Pues que eres un lunático."

Eriol se echo a reír.

-"Y que entre nosotros ha debido de pasar de todo para terminar volviéndome loco por ti" -detuvo el coche frente a la casa- "¿Qué dices, me enseñas el mejor sitio para contemplar la puesta de sol, o monto el espectáculo bajo la ventana esta noche?

-"Esto me huele a chantaje, ¿sabes?"

-"Pero, no lo es, ¿verdad?¿A las siete, entonces?"

No estaba convencida de que fuese a cumplir la amenaza, y además era una amenaza de poco calibre, de modo que podría haberse negado. Podría y debería.

-"De acuerdo" -accedió-. A las siete."

Su sonrisa se volvió triunfal y se inclino hacia ella para besarla, pero Tomoyo retrocedió más rápido que él.

-"Y no te hagas ilusiones" -le advirtió al bajarse del coche.

-"Lo siento, pero ya es tarde, porque tengo un montón de ellas."

Y se alejo dejando atrás su risa como una estela.

"¿Qué demonios me pasa?", se preguntó mientras veía perderse el coche en la distancia. No debería volver a ver a aquel hombre, sobre todo porque no era capaz de controlarse estando con él. ¿Y que podia querer de una mujer como ella, cuando ni siquiera un contador había sido capaz de encontrarla lo suficientemente excitante?

"Llámalo y dile que no venga", se ordenó.

Pero sabia que no iba a hacerlo. Por peligroso que le pareciera, no iba a dejar de hacerlo. Y lo era. Verlo de vuelta seria algo peligroso.

Porque ella era la tímida, predecible, callada, provinciana y puritana Tomoyo Daidouji… jugando con fuego.

Continuara…

Reviews:

Sakura: Hola a ti también, me alegro que te guste el fic y que esperes leer el próximo chap rápido, eso me da a entender que la historia va por buen camino, gracias por el review, Arigatôu, nos vemos Saku-chan.

Amy-chan: Holass Amy-chan! Que bueno que te valla agradando el fic, muchas gracias espero que te siga gustando y que sigas dejando reviews, nos vemos.

Tiffany Dincht: Hola! Eres la primera que me dice que le gusto el resumen del fic, sinceramente no sabia que poner y se me estaba cortando la conexión así que tipie lo primero que se me vino en mente je je je. Estoy de acuerdo Eriol es muy sexy, y esa es la idea del fic que sea totalmente irresistible para cualquiera, y Tomoyo y sus fantasías, pobre chica al final de este fic va a terminar echa una loca con sus fantasías, pero quien la culpa con semejante bombón de chico. Gracias por las porras, yo también te las hecho a ti! Gracias por el review, espero tu opinión de este nuevo chap, Ja ne!

MGA FGA: HI! ya ven donde Eriol llevo a Tomoyo, a su casa el muy pillin, pero si no donde? no la iba a dejar a ahí sola con semejante borrachera. Gracias por el review, déjame decirte que me gustan mucho tus fics, bye!

Morgaine: Gracias por creer que mi fic esta bueno y que escribo bien, me haces sentir orgullosa de esto, mi familia y amigos creen que pierdo el tiempo escribiendo fics, pero veo que vale la pena si a ustedes los lectores les gusta. No te preocupes por si no termino la historia, mientras halla uno solo que le guste, yo escribiré, aunque sea para ese solo lector, yo también odio cuando dejan una historia por la mitad, es muy frustrante, si escriben y publican, lo terminan si no no lo hagan. Y sobre lo de los reviews, te digo que daría lo que fuese por poder sacar ese maldito login, no se como se puso. A quien me diga como lo saco le prometo dedicarle el próximo chap! créanme es algo que me saca, pero no se como sacarlo. Y sobre tus ruegos, ten por seguro que la continuo, nos vemos!.

Dana Daidouji: Me alegro que mi fic sea de los pocos que lees en español, me siento muy honrado de esto. No puedo creer que a tantas personas les guste el fic y yo que creía que a nadie le iba a gustar. Tal como le dije a Morgaine, el fic lo voy a continuar, es solo que en el momento que escribí eso todavía tenia dudas de si publicaba o no, me daba mucha vergüenza nunca muestro mis escritos y de golpe se me ocurre tener que publicar este fic a ojos de todos, me costo mucho, sorry. Gracias por tu review, te lo agradezco! Sayonara!