Hola, cuanto demoré, no se T.T, la verdad he estado bastante mala con este
fic y las ideas se me han esfumado, pegada en el capitulo final y sin mucho
tiempo para actualizar T.T. La verdad es que lamento no poder agradecer
como es debido a causa del tiempo, así que tendré que ser breve.
Un Gran agradecimiento a quienes me han dejado review animándome. Sobre todo a Dark Cam, por haberme recordado que no había actualizado a través de su review, no de verás gracias por acordarte de este fic, te estoy mil veces agradecida ^^
Y a quienes dejaron review por FF Leidy ( por tu apoyo incondicional), Rurouni Andrea ( por tus palabras y tu opinión siempre sincera amiga querida) Belen 8 por tu dulzura y apoyo que hace tiempo no te veo T.T) Kisuna ( por ser tan buena amiga y escribir tan bien!), la pequeña paulina ( por brindarme apoyo, te quiero montones), Yamid ( por ser el tío excepcional que eres! Te quiero muchísimo!)
Aprovecho de mandarle un beso gigantesco y aparte fuera de los review a quienes son mi family- a Mi Okaa Kala que se va de viaje, que me estuvo ayudando con el capitulo que viene, mas luego de su aporte volví a quedar estancada XP. Quiero decirle Okaa que la voy a extrañar mucho, espero que su viaje sea placentero, le entregue calma y que regrese con buenas nuevas. La quiero mucho. Por otro lado, Yashi, mi sis pequeñita linda, estas siempre cuando te necesito y por el rato que estuvimos charlando volví a estar como... bueno si de hecho volví a ser el chiste de la casa ( por que me reía por msn ¬¬ pues... ya ves, si aquí se pasan riendo de mi igual, si no me retan claro XP). Kim, mi otra hermanita pequeña, a la cual extraño mucho y quiero mucho y...MI NIÑITA TE QUELO!. Iyari, mi otra hermana, me siento tan jubilosa de tener las hermanitas que tengo ^_^ , Iya, se que no he entrado, peor todavía me pregunto como te habrá ido, te envío toda la suerte del mundo y te quiero muchísimo.
Pues dedico este capitulo a Mi Okaa Kalita ^_^ Y a mis hermanitas YASHI, KIM y IYA, que además son talentos innatos en esto de los fics, de verás es un orgullo ser hermanita e Hija de tales talentos, como escritoras de fics y además... personas tan hermosas de alma, con corazones dulces y con tanta bondad que yo de verás no paro de agradecer. Les quiere mucho SaYiTo.
Capítulo doce:
"Confesiones; Un destino"
Sou parecía gato enjaulado... La idea de que Inuyasha y Kagome estuvieran solos y por ahí, no le daba la mínima tranquilidad, al contrario, le mortificaba, sobre todo por que Kagome no había podido borrarle de su corazón, ni siquiera había logrado alejarlo un segundo de sus pensamientos.
Sango permanecía inmóvil junto a Kohaku, mientras la ex viva observaba al muchacho. No se explicaba en que momento ella había quedado junto a ellos... y sobre todo, en que momento dejó en libertad a Inuyasha... pero le parecía bien, además... parecía ser sincera. Miroku por su parte se las arreglaba para preparar algo de la comida del tiempo de Kagome, después de todo, aunque Sou podría hacerlo, su extraño estado había imposibilitado entablar conversación alguna con él.
Shippo observaba hacia el exterior, junto a Kirara, las gotas que caían copiosamente, sin cesar... el pequeño kitsune se preguntaba si Inu-baka habría podido encontrar donde resguardarse con kagome... pues para él era seguro que ese baka de todas maneras la tendría que haber encontrado... "espero no hayan discutido", pensó con un gesto de nerviosismo y entretención.
-HEY CHICOS... creo que algo salió de todo esto... vengan a comer- invitó el monje con cierto nerviosismo, pero esperando que sus esfuerzos por lo menos dieran algún fruto.
::::::::::::::::::::
Un pequeño animalillo saltó a las piernas de la extraña mujer, ésta le acarició con una sonrisa algo malévola. Naraku la observaba extrañado, no entendía como una criatura tan insignificante les había sido útil.
-¿Crees que de veras cumplió lo que le pediste?- espetó Naraku
-Por supuesto... - murmuró la mujer, al tiempo que el pequeño animal deglutía el líquido que había logrado absorber en la mordida- excelente... será suficiente- habló triunfante la mujer.
-¿Necesitas sangre?- dijo algo receloso Naraku, mirándolo algo extrañado.
-No entenderías... este pequeño sólo ataca sangre humana... hoy era el momento preciso... me ha traído su sangre y ahora podré dominar la mitad necesaria y con eso lograras tus planes- relató la mujer. Naraku la miraba algo confuso... él era el rey de los planes, pero aquella mujer, aunque juraba un plan infalible, jamás explicaba lo que haría- con esta sangre lograré controlar la mitad demonio de Inuyasha a mi antojo y sacaremos provecho de eso a tu favor- espetó la mujer. Naraku sólo asintió
-Haz lo que quieras- murmuró éste, dejándola sola para que continuase con su "ritual"
-Pues entonces... debo pedirte que el día de la batalla me dejes a Kanna... a través de su espejo podré guiarme para saber que hacer- habló la mujer. Naraku volvió a asentir... daba lo mismo, después de todo, pronto tendría la perla para sí y no tendría que molestarse más por ninguna de sus creaciones.
La mujer mientras arrojó el líquido rojizo en una cacerola, donde antes ya tuviese una mezcla. Todo había salido bien... mientras su mascota absorbía algo de liquido vital de aquel hanyou en su manera humana, dejaba en él la pócima con que podría dominar su ser. Pero como al contrario de Kagome trataba de dominar una mitad y no a un ser completamente humano, necesitaba de su sangre, el contenido de la cacerola tomó el color rojizo de lo recién absorbido, la mujer sonrió. Al fin le había sido útil esa pequeña criatura... después de todo al sentir el aroma de sangre humana en Inuyasha había atacado la presa, más aún en ese día en que él era un completo humano... ahora debía volverlo a encerrar, pues sabía bien de lo que era capaz esa pequeña bestia de salir de su control. "serías capaz de comerte una aldea entera"- musitó la mujer, dejándolo en su pequeña jaula, para continuar con sus planes.
::::::::::::::::::::
Kagome observaba al hanyou de manera humana mientras éste de mala gana bebía el contenido del jarro. Había olvidado el enfado con él, después de todo, le preocupaba como se encontrará éste, más aún por lo extraña que parecía la herida que tenía en su pierna, aunque ésta fuese pequeña.
Poco a poco el sueño les iba invadiendo, y aunque Kagome no deseaba dormirse, sintió como sus párpados caían pesados, para dar así camino al sueño profundo. El hanyou, aún despierto, le vio dormirse recostada sobre el piso, en una posición bastante incómoda. Con cuidado se acercó a ella para así verla mientras dormía, la idea de verla así le hacía sonreír extrañamente, la había extrañado y mucho, sin embargo, su reencuentro no había sido para nada bueno, al contrario, ya habían discutido.
No supo si fue algún extraño efecto de la fiebre o su propio yo interno el que le llevó a tomar con suavidad entre sus brazos a la joven, para recostarla en su pecho. Allí, Kagome aún dormida, se acomodó al instante, dejándola cercana a él.
Pasados los minutos, a diferencia de Kagome, el hanyou no concebía el sueño, era un espectáculo único el poder verla dormida de manera tan plácida, tan dulce. Su aroma, aún en estado humano, podía ser percibido por él, un aroma sin comparación que dejaba una sensación apaciguadora, pero que, sin embargo, no le permitía dormir. Un leve movimiento de la joven hizo aún las cosas más difíciles... ésta inconscientemente había dejado su rostro a escasos milímetros de él, produciendo, sin saberlo, un sonrojo en el rostro de Inuyasha.
De la nada habían nacido nuevos pensamientos, la idea de un beso que siempre deseo dar, pero que no se había atrevido, invadía su mente. El suave respirar de la joven junto a él, la caricia de esa cálida brisa naciente de sus labios, el acompasado palpitar de su corazón, frente al desenfrenado del hanyou, llevado por una fuerza misteriosa, mejor conocida como amor, fue acercándose aún más, haciendo esos milímetros de separación entre sus rostros invisibles... Para cuando ya pudo controlar sus sentidos ya era tarde, sus labios estaban rozando los de la Miko... una extraña sensación desconocida antes para él, un sentimiento de alegría completa que lo hizo no arrepentirse de nada, lo incitó a continuar, acariciando levemente con sus labios los de la dormida muchacha. Un leve quejido lo hizo separarse, tarde ya, pues los ojos de la joven se habrían como platos, dejando ver en su sonrojado rostro la gran impresión... pero, oculto tras de esta expresión, su infinita felicidad.
Se observaron en silencio... por su parte, Inuyasha esperaba un reproche, sin embargo, éste jamás llego. Kagome le continuó viendo con fijeza, una tímida sonrisa se colocó en sus labios. Acercándose nuevamente al rostro del hanyou, para esta vez ella proporcionar la caricia, un tibio beso, algo tenue, pero no por eso falto de amor, lo suficiente como para dejar ver sentimientos reales que hacía mucho se ocultaban.
-te amo- murmuró la joven antes de quedar nuevamente dormida... Inuyasha estaba levemente sorprendido, aún no entendía que ocurría, la chica se había despertado, pero al parecer no por completo... y así era, la joven pensaba que había sido víctima de una ilusión que sólo en sueños veía realizarse, no obstante para Inuyasha había sido suficiente como para darle una tranquilidad absoluta, acompañando, entonces, a la joven, había entrado en un profundo sueño.
:::::::::::::::::
Una cálida mañana luego de la copiosa lluvia que había bañado los campos el día anterior... una suave brisa matinal, pero algo húmeda por los rayos solares que poco a poco iban evaporando el agua caída. Kagome fue la primera en despertar... se encontró abrazada por el hanyou de manera protectora. Éste ya se hallaba en su forma de hanyou, ya había amanecido. Pero entonces un leve recuerdo vino a su memoria... ¿había sido cierto, lo que ella pensó como un sueño? recordaba haberse dormido en un rincón, pero ahora estaba en una posición totalmente distinta... ¿y si había sido cierto?... se sonrojó por completo, era verdad que sus sentimientos hacia el hanyou no eran desconocidos por nadie, ni siquiera por él... pero... si no había sido un sueño, entonces ¡éste le había besado!. El hanyou se despertó levemente, quizás a causa de sentir como el corazón de la chica había tenido un repentino cambio acelerado. Al verlo abrir sus dorados ojos, los cafés de la joven se quedaron clavados en la mirada de él de una manera inquisitiva, pero con las palabras trabadas, por el nerviosismo y la sorpresa.
-Inuyasha... yo... ¿te besé?- murmuró la joven, sintiendo su rostro totalmente acalorado, de seguro estaba más roja de lo normal. El hanyou estaba sorprendido, entonces sus sospechas no eran tan inciertas, por lo mismo quizás su rostro también fue bañado por el rojizo manto, al tiempo que asentía levemente.
-¡Osuwari!- gritó la joven, Inuyasha quedo clavado en el piso con una mueca de pocos amigos... ¿y eso por qué había sido?. La joven al darse cuenta de su reacción le miró algo apenada.
-Perdona... no debí haber hecho eso- balbuceó avergonzada, hacía tiempo no pronunciaba aquella palabra y definitivamente no había sido el momento preciso. Pero Inuyasha al contrario de sus típicas reacciones al ya poder ponerse en pie la observo algo ¿risueño?.
-También dijiste que me amabas- musitó éste, pero acercándose a la joven- Kagome... yo te necesité mucho... yo- balbuceó de manera nerviosa.
-Ya se han despertado- saludó jovialmente la anciana- al parecer sigue enfadado- agregó al ver como el rostro del muchacho hervía de rabia:- hey... ¿cosa mía o anoche tu cabello era negro?- preguntó la anciana.
-¡Ya cállese anciana!..... ¿no ve que todavía no le digo que la amo?- gritó el hanyou, sin medir palabras. Kagome nuevamente había tomado esa coloración rojiza, pero esta vez en extremo.
-Gomen...- rió la anciana- pues les dejo para que termines- dijo de manera pícara. Inuyasha entonces se dio cuenta de lo dicho... ¡maldición!... la mirada de Kagome estaba perdida en el piso y la de él también.
-Perdón- dijeron a unísono ambos, subiendo sus rostros y encontrando sus miradas sólo para tener que volverlas... un incómodo silencio se hizo presente.
-¿es en serio lo que dijiste Inuyasha?- murmuró la joven atreviéndose a hablar.
-Por supuesto...- rectificó el hanyou- yo te amo- murmuro casi de manera inaudible.
-¿Estás seguro?- preguntó la joven con un dejo de desconfianza.
-¡¿CÓMO ME PREGUNTAS ESO?!- espetó algo exasperado Inuyasha, a lo que Kagome sonrió, pero la sonrisa no duró suficiente, más aún cuando sintió como sus labios eran nuevamente tomados por los del hanyou... sus ojos se habían cerrado de manera inmediata, sintió como un cálido avance se apropiaba de su boca... respondió con la misma intensidad, sintiendo como un tibio sentimiento le embargaba todo su ser... las manos del hanyou parecían apoderarse de su rostro para evitar cualquier arranque, sin embargo un escape era lo menos en lo que pensaba la joven Miko... Un beso demasiado turbante para los sentidos de ambos, pero que, manteniendo la timidez, parecía el de dos niños... al separarse se observaron, nuevamente sonrojados, pero esta vez sonrientes... ahora si podrían alcanzar la felicidad... porque lo que más soñaban era una realidad... una llama de amor mutuo y profundo que nada ni nadie podía apagar.
Al separarse la joven Miko le mostró los fragmentos que quería entregarle. Inuyasha le observaba entre conmovido pero guardando con cierto orgullo cualquier posible reacción de su rostro enternecido... la joven había seguido su búsqueda por él.
-Toma Inuyasha- murmuró la joven- estos son tuyos- agregó. Inuyasha tomó entre sus manos las de la Miko, sin llevarse lo contenido por estas y al contrario dejando los fragmentos que le había ofrecido en las manos de la joven.
-Quiero que los cuides tu- musitó el hanyou- además tu serás quien los purifique y que cuando los hayamos reunido todos me ayudarás a cumplir mi deseo- habló con cierta alegría el hanyou, pero sin saber que provocaba cierta tristeza en la joven... aún cuando él acababa de decirle que le amaba, ahora le hablaba del deseo a pedir a la perla... ¿qué no veía que eso significaría su despedida?... no sabía que ocurriría de recolectar la perla y destruirla... pero no habían opciones que no fuesen un adiós... Sin embargo, ella no le agobiaría con tales pensamientos, menos en esos minutos en que todo se veía arreglado entre ellos... "Aún no es tiempo que pienses en lo que ocurrirá"- se dijo a sí misma, borrando cualquier dejo de tristeza y observando al hanyou con una cálida y amplia sonrisa.
-Los guardaré... para que algún día con ellos alcances tu felicidad- murmuró la joven al tiempo que Inuyasha depositaba un suave beso en sus labios.
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-¡Hasta que hora pensarán en aparecer!- grito ya totalmente exasperado Sou. La lluvia hacía bastante se había apaciguado, sin embargo, no había rastro de Kagome, y eso lo intranquilizaba.
-Creo que ahí vienen- murmuró Kikyou, quien viendo a la lejanía había vislumbrado a los tan buscados personajes. Sou sonrió más tranquilo, pero aquella sonrisa se borró al notar que las manos de ambos se hallaban entrecruzadas... Kikyou le observaba silenciosa, volteando en dirección contraria.
-Vamos, Sou... esa es su felicidad- murmuró al tiempo que caminaba rumbo al campamento para avisar al resto de la llegada de Kagome e Inuyasha.
Había dado aviso a los demás de la llegada de la pareja. Estaba segura habían llegado a buenos términos... se notaba en la sonrisa amplia que traían ambos y en sus manos entrelazadas... no le había provocado dolor el verles, al contrario, sintió como una calma le embargaba interiormente... pero luego recordó que debía hablar con la miko... el destino está echado... pero quizás había vuelta que darle... por eso necesitaba hablar con Kagome...
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-Ese baka no te hizo nada... ¿verdad?- terminó murmurando el kitsune, al tiempo que el puño de Inuyasha se estrellaba en su cabecita... le molestaba que se burlará de él y lo tratase como un salvaje, él jamás dañaría a Kagome ni permitiría que nada le ocurriese...
Era extraño estar ahí compartiendo de paso con Kikyou, pero ésta se veía distinta, aunque preocupada... Kagome desde la llegada había tenido la sensación extraña de ser observada, quizás era porque Sou no dejaba de verla con cierta amargura... pero así también sentía la mirada de Kikyou... no con amargura, sino con preocupación, pareció ver como ésta se ponía de pie y le hacía un gesto de que la acompañase... ahora que estaban todos tan absortos en sus pensamientos y acciones saldría con tranquilidad, quizás Kikyou necesitaba decirle algo, y, de paso, ella también.
No se había equivocado, Kikyou le esperaba en el oscuro paraje. Kagome le sonrió nerviosa al notar la seriedad que ésta mostraba en sus facciones... y ya que esta no hablaba nada, optó por ser ella quien rompiese el hielo.
-Kikyou... yo... supe que has sido tu la que ha aclarado a Inuyasha... yo te lo agradezco- murmuró la joven, sintiéndose estúpida luego de eso... ¿cómo había dicho eso?... quizás a Kikyou, aunque había dejado en libertad de promesa a Inuyasha, el hablar del tema le doliese... Kikyou le observó entretenida... por el azorado rostro de su reencarnación pasaban diversas emociones: turbación, arrepentimiento, vergüenza... pero eso más demostraba la dulzura del alma que le había ganado el corazón del hanyou.
-No te preocupes- musitó la ex viva
-Kagome... ¿tu sabes que debe ocurrir para que la perla pueda volver a unirse?- preguntó Kikyou. Kagome volteó al instante su mirada interrogativa a la miko. Había sido víctima de una gran sorpresa, pues en ningún minuto se esperó que Kikyou fuese a abordar tal tema.
-¿recuerdas que esa vez que unimos fragmentos necesitamos de una gran fuerza espiritual?- interrogó Kikyou. Kagome respondió con un gesto afirmativo, pero algo en el tono grave de Kikyou le hacía temer seguir oyendo.
-Imagina todo el poder espiritual que necesitará para ser unida nuevamente... por eso estás aquí... eres la única que podría tener ese poder tan grande para unir la perla... y para decidir si purificar o ennegrecer... ese ha sido tu destino desde tu llegada- espetó Kikyou. Kagome la miraba sin perder palabra, pero algo en las palabras de Kikyou parecía confundirle... algo que la llamaba a preguntar más... a saber la verdad.
-¿Cuánto poder?- preguntó la miko, sintiendo que en su interior sabía bien la respuesta.
-Ya no se trata de purificar... se trata de llevar a cabo la unión. Tu destino, aunque muchas veces has sido devuelta a tu época, era que regresaras... aún cuando rompieses el equilibrio... porque tu destino está escrito... es por eso que quise hablar contigo... quiero que sepas cual es tu fin, y de no querer cumplir con este, puedes continuar adelante... sin sacrificarte- habló Kikyou, murmurando lo último, un susurro que pareció darle a entender todo a Kagome.
-Mis poderes espirituales no son suficientes... tendré que poner la vida en esto- balbuceó Kagome... una sonrisa algo melancólica apareció en su rostro... había pensado tanto en el dolor que le ocasionaría volver a su época y no verlos más... nunca había tomado como una opción el tampoco regresar a su casa... nunca había pensado en la muerte... su muerte.
-Tu vida...- murmuro Kikyou -además de eso tu alma ya no pertenecerá a ningún lugar, y junto con el deseo de la perla y la destrucción de esta, así también ocurrirá con tu alma... tu esencia desaparecerá para siempre- pronunció con cierta tristeza Kikyou. Kagome le veía extrañada y conmovida...
-¿Por qué me lo has dicho?... Ese es mi destino...- balbuceó lacónicamente Kagome.
-Porque he notado mis errores... porque he visto lo importante que eres para él, y sé de lo que eres capas por darle lo que sueña... - respondió la ex viva, observando con fijeza a su interlocutora. Kagome volvió a sonreír, pero esta vez con un dejo de amargura.
-Yo sólo deseo su felicidad... sin la perla no la alcanzará- habló decidida la Miko. Kikyou sólo asintió, sabiendo que aunque había tratado de hacer lo mejor, Kagome sería quien tomaría la decisión final.
-Solo ten en cuenta que luego de que la perla esté unida será tu voluntad la que domine... si Naraku se apropia de ésta, pero tu corazón y tu fuerza espiritual se ha encargado de la purificación... entonces la perla no cumplirá ningún deseo y destruirá a quien desee usarla... la perla cumplirá los mandatos que tu corazón dicte y que sean correctos... sin embargo, si han logrado hallar oscuridad en ti antes de que logres unirla, entonces... la perla quedará teñida de maldad- avisó Kikyou. Kagome le veía con seriedad pero poniendo atención a cada palabra de la miko de la que fuera la reencarnación.
-¿Qué hacen aquí?- preguntó Inuyasha, quien notando la ausencia de ambas mujeres decidió salir en su búsqueda. Kagome entonces borró cualquier dejo de turbación en su rostro y volteó a verlo con una gran sonrisa.
-Hablábamos cosas de mujeres- espetó Kagome- Ya vamos- agregó. El hanyou sólo emitió un leve gruñido entendiendo que le estaba pidiendo que las dejara.
Kagome volvió hacia Kikyou, observándola con una mueca agradecida, pero suplicante.
-Júrame que no le dirás nada de esto a Inuyasha- Susurró Kagome ante el asombró de Kikyou... pero accediendo a la petición de la miko... ella había avisado acerca del destino... ahora todo quedaba en decisión de Kagome...
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Fin Capitulo Doce
Con esto termino este capitulo, espero poder volver a tomar un poco de inspiración y terminar este fic como es debido, es que estoy demasiado entusiasmada con otros proyectos ( si se que esta mal Y.Y)
CAPRICHITO lo actualizo mañana ^_^ ( ejem, por ahí esta un proyecto que me quita el sueñito XP)
Gracias a quienes me han brindado apoyo, a quienes leen y dejan review ya quienes leen y no lo dejan T.T
Alguna idea para el final? ^_^ me avisan si ^^
Besos y les quiere mucho
SaYiTo
Un Gran agradecimiento a quienes me han dejado review animándome. Sobre todo a Dark Cam, por haberme recordado que no había actualizado a través de su review, no de verás gracias por acordarte de este fic, te estoy mil veces agradecida ^^
Y a quienes dejaron review por FF Leidy ( por tu apoyo incondicional), Rurouni Andrea ( por tus palabras y tu opinión siempre sincera amiga querida) Belen 8 por tu dulzura y apoyo que hace tiempo no te veo T.T) Kisuna ( por ser tan buena amiga y escribir tan bien!), la pequeña paulina ( por brindarme apoyo, te quiero montones), Yamid ( por ser el tío excepcional que eres! Te quiero muchísimo!)
Aprovecho de mandarle un beso gigantesco y aparte fuera de los review a quienes son mi family- a Mi Okaa Kala que se va de viaje, que me estuvo ayudando con el capitulo que viene, mas luego de su aporte volví a quedar estancada XP. Quiero decirle Okaa que la voy a extrañar mucho, espero que su viaje sea placentero, le entregue calma y que regrese con buenas nuevas. La quiero mucho. Por otro lado, Yashi, mi sis pequeñita linda, estas siempre cuando te necesito y por el rato que estuvimos charlando volví a estar como... bueno si de hecho volví a ser el chiste de la casa ( por que me reía por msn ¬¬ pues... ya ves, si aquí se pasan riendo de mi igual, si no me retan claro XP). Kim, mi otra hermanita pequeña, a la cual extraño mucho y quiero mucho y...MI NIÑITA TE QUELO!. Iyari, mi otra hermana, me siento tan jubilosa de tener las hermanitas que tengo ^_^ , Iya, se que no he entrado, peor todavía me pregunto como te habrá ido, te envío toda la suerte del mundo y te quiero muchísimo.
Pues dedico este capitulo a Mi Okaa Kalita ^_^ Y a mis hermanitas YASHI, KIM y IYA, que además son talentos innatos en esto de los fics, de verás es un orgullo ser hermanita e Hija de tales talentos, como escritoras de fics y además... personas tan hermosas de alma, con corazones dulces y con tanta bondad que yo de verás no paro de agradecer. Les quiere mucho SaYiTo.
Capítulo doce:
"Confesiones; Un destino"
Sou parecía gato enjaulado... La idea de que Inuyasha y Kagome estuvieran solos y por ahí, no le daba la mínima tranquilidad, al contrario, le mortificaba, sobre todo por que Kagome no había podido borrarle de su corazón, ni siquiera había logrado alejarlo un segundo de sus pensamientos.
Sango permanecía inmóvil junto a Kohaku, mientras la ex viva observaba al muchacho. No se explicaba en que momento ella había quedado junto a ellos... y sobre todo, en que momento dejó en libertad a Inuyasha... pero le parecía bien, además... parecía ser sincera. Miroku por su parte se las arreglaba para preparar algo de la comida del tiempo de Kagome, después de todo, aunque Sou podría hacerlo, su extraño estado había imposibilitado entablar conversación alguna con él.
Shippo observaba hacia el exterior, junto a Kirara, las gotas que caían copiosamente, sin cesar... el pequeño kitsune se preguntaba si Inu-baka habría podido encontrar donde resguardarse con kagome... pues para él era seguro que ese baka de todas maneras la tendría que haber encontrado... "espero no hayan discutido", pensó con un gesto de nerviosismo y entretención.
-HEY CHICOS... creo que algo salió de todo esto... vengan a comer- invitó el monje con cierto nerviosismo, pero esperando que sus esfuerzos por lo menos dieran algún fruto.
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Un pequeño animalillo saltó a las piernas de la extraña mujer, ésta le acarició con una sonrisa algo malévola. Naraku la observaba extrañado, no entendía como una criatura tan insignificante les había sido útil.
-¿Crees que de veras cumplió lo que le pediste?- espetó Naraku
-Por supuesto... - murmuró la mujer, al tiempo que el pequeño animal deglutía el líquido que había logrado absorber en la mordida- excelente... será suficiente- habló triunfante la mujer.
-¿Necesitas sangre?- dijo algo receloso Naraku, mirándolo algo extrañado.
-No entenderías... este pequeño sólo ataca sangre humana... hoy era el momento preciso... me ha traído su sangre y ahora podré dominar la mitad necesaria y con eso lograras tus planes- relató la mujer. Naraku la miraba algo confuso... él era el rey de los planes, pero aquella mujer, aunque juraba un plan infalible, jamás explicaba lo que haría- con esta sangre lograré controlar la mitad demonio de Inuyasha a mi antojo y sacaremos provecho de eso a tu favor- espetó la mujer. Naraku sólo asintió
-Haz lo que quieras- murmuró éste, dejándola sola para que continuase con su "ritual"
-Pues entonces... debo pedirte que el día de la batalla me dejes a Kanna... a través de su espejo podré guiarme para saber que hacer- habló la mujer. Naraku volvió a asentir... daba lo mismo, después de todo, pronto tendría la perla para sí y no tendría que molestarse más por ninguna de sus creaciones.
La mujer mientras arrojó el líquido rojizo en una cacerola, donde antes ya tuviese una mezcla. Todo había salido bien... mientras su mascota absorbía algo de liquido vital de aquel hanyou en su manera humana, dejaba en él la pócima con que podría dominar su ser. Pero como al contrario de Kagome trataba de dominar una mitad y no a un ser completamente humano, necesitaba de su sangre, el contenido de la cacerola tomó el color rojizo de lo recién absorbido, la mujer sonrió. Al fin le había sido útil esa pequeña criatura... después de todo al sentir el aroma de sangre humana en Inuyasha había atacado la presa, más aún en ese día en que él era un completo humano... ahora debía volverlo a encerrar, pues sabía bien de lo que era capaz esa pequeña bestia de salir de su control. "serías capaz de comerte una aldea entera"- musitó la mujer, dejándolo en su pequeña jaula, para continuar con sus planes.
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Kagome observaba al hanyou de manera humana mientras éste de mala gana bebía el contenido del jarro. Había olvidado el enfado con él, después de todo, le preocupaba como se encontrará éste, más aún por lo extraña que parecía la herida que tenía en su pierna, aunque ésta fuese pequeña.
Poco a poco el sueño les iba invadiendo, y aunque Kagome no deseaba dormirse, sintió como sus párpados caían pesados, para dar así camino al sueño profundo. El hanyou, aún despierto, le vio dormirse recostada sobre el piso, en una posición bastante incómoda. Con cuidado se acercó a ella para así verla mientras dormía, la idea de verla así le hacía sonreír extrañamente, la había extrañado y mucho, sin embargo, su reencuentro no había sido para nada bueno, al contrario, ya habían discutido.
No supo si fue algún extraño efecto de la fiebre o su propio yo interno el que le llevó a tomar con suavidad entre sus brazos a la joven, para recostarla en su pecho. Allí, Kagome aún dormida, se acomodó al instante, dejándola cercana a él.
Pasados los minutos, a diferencia de Kagome, el hanyou no concebía el sueño, era un espectáculo único el poder verla dormida de manera tan plácida, tan dulce. Su aroma, aún en estado humano, podía ser percibido por él, un aroma sin comparación que dejaba una sensación apaciguadora, pero que, sin embargo, no le permitía dormir. Un leve movimiento de la joven hizo aún las cosas más difíciles... ésta inconscientemente había dejado su rostro a escasos milímetros de él, produciendo, sin saberlo, un sonrojo en el rostro de Inuyasha.
De la nada habían nacido nuevos pensamientos, la idea de un beso que siempre deseo dar, pero que no se había atrevido, invadía su mente. El suave respirar de la joven junto a él, la caricia de esa cálida brisa naciente de sus labios, el acompasado palpitar de su corazón, frente al desenfrenado del hanyou, llevado por una fuerza misteriosa, mejor conocida como amor, fue acercándose aún más, haciendo esos milímetros de separación entre sus rostros invisibles... Para cuando ya pudo controlar sus sentidos ya era tarde, sus labios estaban rozando los de la Miko... una extraña sensación desconocida antes para él, un sentimiento de alegría completa que lo hizo no arrepentirse de nada, lo incitó a continuar, acariciando levemente con sus labios los de la dormida muchacha. Un leve quejido lo hizo separarse, tarde ya, pues los ojos de la joven se habrían como platos, dejando ver en su sonrojado rostro la gran impresión... pero, oculto tras de esta expresión, su infinita felicidad.
Se observaron en silencio... por su parte, Inuyasha esperaba un reproche, sin embargo, éste jamás llego. Kagome le continuó viendo con fijeza, una tímida sonrisa se colocó en sus labios. Acercándose nuevamente al rostro del hanyou, para esta vez ella proporcionar la caricia, un tibio beso, algo tenue, pero no por eso falto de amor, lo suficiente como para dejar ver sentimientos reales que hacía mucho se ocultaban.
-te amo- murmuró la joven antes de quedar nuevamente dormida... Inuyasha estaba levemente sorprendido, aún no entendía que ocurría, la chica se había despertado, pero al parecer no por completo... y así era, la joven pensaba que había sido víctima de una ilusión que sólo en sueños veía realizarse, no obstante para Inuyasha había sido suficiente como para darle una tranquilidad absoluta, acompañando, entonces, a la joven, había entrado en un profundo sueño.
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Una cálida mañana luego de la copiosa lluvia que había bañado los campos el día anterior... una suave brisa matinal, pero algo húmeda por los rayos solares que poco a poco iban evaporando el agua caída. Kagome fue la primera en despertar... se encontró abrazada por el hanyou de manera protectora. Éste ya se hallaba en su forma de hanyou, ya había amanecido. Pero entonces un leve recuerdo vino a su memoria... ¿había sido cierto, lo que ella pensó como un sueño? recordaba haberse dormido en un rincón, pero ahora estaba en una posición totalmente distinta... ¿y si había sido cierto?... se sonrojó por completo, era verdad que sus sentimientos hacia el hanyou no eran desconocidos por nadie, ni siquiera por él... pero... si no había sido un sueño, entonces ¡éste le había besado!. El hanyou se despertó levemente, quizás a causa de sentir como el corazón de la chica había tenido un repentino cambio acelerado. Al verlo abrir sus dorados ojos, los cafés de la joven se quedaron clavados en la mirada de él de una manera inquisitiva, pero con las palabras trabadas, por el nerviosismo y la sorpresa.
-Inuyasha... yo... ¿te besé?- murmuró la joven, sintiendo su rostro totalmente acalorado, de seguro estaba más roja de lo normal. El hanyou estaba sorprendido, entonces sus sospechas no eran tan inciertas, por lo mismo quizás su rostro también fue bañado por el rojizo manto, al tiempo que asentía levemente.
-¡Osuwari!- gritó la joven, Inuyasha quedo clavado en el piso con una mueca de pocos amigos... ¿y eso por qué había sido?. La joven al darse cuenta de su reacción le miró algo apenada.
-Perdona... no debí haber hecho eso- balbuceó avergonzada, hacía tiempo no pronunciaba aquella palabra y definitivamente no había sido el momento preciso. Pero Inuyasha al contrario de sus típicas reacciones al ya poder ponerse en pie la observo algo ¿risueño?.
-También dijiste que me amabas- musitó éste, pero acercándose a la joven- Kagome... yo te necesité mucho... yo- balbuceó de manera nerviosa.
-Ya se han despertado- saludó jovialmente la anciana- al parecer sigue enfadado- agregó al ver como el rostro del muchacho hervía de rabia:- hey... ¿cosa mía o anoche tu cabello era negro?- preguntó la anciana.
-¡Ya cállese anciana!..... ¿no ve que todavía no le digo que la amo?- gritó el hanyou, sin medir palabras. Kagome nuevamente había tomado esa coloración rojiza, pero esta vez en extremo.
-Gomen...- rió la anciana- pues les dejo para que termines- dijo de manera pícara. Inuyasha entonces se dio cuenta de lo dicho... ¡maldición!... la mirada de Kagome estaba perdida en el piso y la de él también.
-Perdón- dijeron a unísono ambos, subiendo sus rostros y encontrando sus miradas sólo para tener que volverlas... un incómodo silencio se hizo presente.
-¿es en serio lo que dijiste Inuyasha?- murmuró la joven atreviéndose a hablar.
-Por supuesto...- rectificó el hanyou- yo te amo- murmuro casi de manera inaudible.
-¿Estás seguro?- preguntó la joven con un dejo de desconfianza.
-¡¿CÓMO ME PREGUNTAS ESO?!- espetó algo exasperado Inuyasha, a lo que Kagome sonrió, pero la sonrisa no duró suficiente, más aún cuando sintió como sus labios eran nuevamente tomados por los del hanyou... sus ojos se habían cerrado de manera inmediata, sintió como un cálido avance se apropiaba de su boca... respondió con la misma intensidad, sintiendo como un tibio sentimiento le embargaba todo su ser... las manos del hanyou parecían apoderarse de su rostro para evitar cualquier arranque, sin embargo un escape era lo menos en lo que pensaba la joven Miko... Un beso demasiado turbante para los sentidos de ambos, pero que, manteniendo la timidez, parecía el de dos niños... al separarse se observaron, nuevamente sonrojados, pero esta vez sonrientes... ahora si podrían alcanzar la felicidad... porque lo que más soñaban era una realidad... una llama de amor mutuo y profundo que nada ni nadie podía apagar.
Al separarse la joven Miko le mostró los fragmentos que quería entregarle. Inuyasha le observaba entre conmovido pero guardando con cierto orgullo cualquier posible reacción de su rostro enternecido... la joven había seguido su búsqueda por él.
-Toma Inuyasha- murmuró la joven- estos son tuyos- agregó. Inuyasha tomó entre sus manos las de la Miko, sin llevarse lo contenido por estas y al contrario dejando los fragmentos que le había ofrecido en las manos de la joven.
-Quiero que los cuides tu- musitó el hanyou- además tu serás quien los purifique y que cuando los hayamos reunido todos me ayudarás a cumplir mi deseo- habló con cierta alegría el hanyou, pero sin saber que provocaba cierta tristeza en la joven... aún cuando él acababa de decirle que le amaba, ahora le hablaba del deseo a pedir a la perla... ¿qué no veía que eso significaría su despedida?... no sabía que ocurriría de recolectar la perla y destruirla... pero no habían opciones que no fuesen un adiós... Sin embargo, ella no le agobiaría con tales pensamientos, menos en esos minutos en que todo se veía arreglado entre ellos... "Aún no es tiempo que pienses en lo que ocurrirá"- se dijo a sí misma, borrando cualquier dejo de tristeza y observando al hanyou con una cálida y amplia sonrisa.
-Los guardaré... para que algún día con ellos alcances tu felicidad- murmuró la joven al tiempo que Inuyasha depositaba un suave beso en sus labios.
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-¡Hasta que hora pensarán en aparecer!- grito ya totalmente exasperado Sou. La lluvia hacía bastante se había apaciguado, sin embargo, no había rastro de Kagome, y eso lo intranquilizaba.
-Creo que ahí vienen- murmuró Kikyou, quien viendo a la lejanía había vislumbrado a los tan buscados personajes. Sou sonrió más tranquilo, pero aquella sonrisa se borró al notar que las manos de ambos se hallaban entrecruzadas... Kikyou le observaba silenciosa, volteando en dirección contraria.
-Vamos, Sou... esa es su felicidad- murmuró al tiempo que caminaba rumbo al campamento para avisar al resto de la llegada de Kagome e Inuyasha.
Había dado aviso a los demás de la llegada de la pareja. Estaba segura habían llegado a buenos términos... se notaba en la sonrisa amplia que traían ambos y en sus manos entrelazadas... no le había provocado dolor el verles, al contrario, sintió como una calma le embargaba interiormente... pero luego recordó que debía hablar con la miko... el destino está echado... pero quizás había vuelta que darle... por eso necesitaba hablar con Kagome...
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-Ese baka no te hizo nada... ¿verdad?- terminó murmurando el kitsune, al tiempo que el puño de Inuyasha se estrellaba en su cabecita... le molestaba que se burlará de él y lo tratase como un salvaje, él jamás dañaría a Kagome ni permitiría que nada le ocurriese...
Era extraño estar ahí compartiendo de paso con Kikyou, pero ésta se veía distinta, aunque preocupada... Kagome desde la llegada había tenido la sensación extraña de ser observada, quizás era porque Sou no dejaba de verla con cierta amargura... pero así también sentía la mirada de Kikyou... no con amargura, sino con preocupación, pareció ver como ésta se ponía de pie y le hacía un gesto de que la acompañase... ahora que estaban todos tan absortos en sus pensamientos y acciones saldría con tranquilidad, quizás Kikyou necesitaba decirle algo, y, de paso, ella también.
No se había equivocado, Kikyou le esperaba en el oscuro paraje. Kagome le sonrió nerviosa al notar la seriedad que ésta mostraba en sus facciones... y ya que esta no hablaba nada, optó por ser ella quien rompiese el hielo.
-Kikyou... yo... supe que has sido tu la que ha aclarado a Inuyasha... yo te lo agradezco- murmuró la joven, sintiéndose estúpida luego de eso... ¿cómo había dicho eso?... quizás a Kikyou, aunque había dejado en libertad de promesa a Inuyasha, el hablar del tema le doliese... Kikyou le observó entretenida... por el azorado rostro de su reencarnación pasaban diversas emociones: turbación, arrepentimiento, vergüenza... pero eso más demostraba la dulzura del alma que le había ganado el corazón del hanyou.
-No te preocupes- musitó la ex viva
-Kagome... ¿tu sabes que debe ocurrir para que la perla pueda volver a unirse?- preguntó Kikyou. Kagome volteó al instante su mirada interrogativa a la miko. Había sido víctima de una gran sorpresa, pues en ningún minuto se esperó que Kikyou fuese a abordar tal tema.
-¿recuerdas que esa vez que unimos fragmentos necesitamos de una gran fuerza espiritual?- interrogó Kikyou. Kagome respondió con un gesto afirmativo, pero algo en el tono grave de Kikyou le hacía temer seguir oyendo.
-Imagina todo el poder espiritual que necesitará para ser unida nuevamente... por eso estás aquí... eres la única que podría tener ese poder tan grande para unir la perla... y para decidir si purificar o ennegrecer... ese ha sido tu destino desde tu llegada- espetó Kikyou. Kagome la miraba sin perder palabra, pero algo en las palabras de Kikyou parecía confundirle... algo que la llamaba a preguntar más... a saber la verdad.
-¿Cuánto poder?- preguntó la miko, sintiendo que en su interior sabía bien la respuesta.
-Ya no se trata de purificar... se trata de llevar a cabo la unión. Tu destino, aunque muchas veces has sido devuelta a tu época, era que regresaras... aún cuando rompieses el equilibrio... porque tu destino está escrito... es por eso que quise hablar contigo... quiero que sepas cual es tu fin, y de no querer cumplir con este, puedes continuar adelante... sin sacrificarte- habló Kikyou, murmurando lo último, un susurro que pareció darle a entender todo a Kagome.
-Mis poderes espirituales no son suficientes... tendré que poner la vida en esto- balbuceó Kagome... una sonrisa algo melancólica apareció en su rostro... había pensado tanto en el dolor que le ocasionaría volver a su época y no verlos más... nunca había tomado como una opción el tampoco regresar a su casa... nunca había pensado en la muerte... su muerte.
-Tu vida...- murmuro Kikyou -además de eso tu alma ya no pertenecerá a ningún lugar, y junto con el deseo de la perla y la destrucción de esta, así también ocurrirá con tu alma... tu esencia desaparecerá para siempre- pronunció con cierta tristeza Kikyou. Kagome le veía extrañada y conmovida...
-¿Por qué me lo has dicho?... Ese es mi destino...- balbuceó lacónicamente Kagome.
-Porque he notado mis errores... porque he visto lo importante que eres para él, y sé de lo que eres capas por darle lo que sueña... - respondió la ex viva, observando con fijeza a su interlocutora. Kagome volvió a sonreír, pero esta vez con un dejo de amargura.
-Yo sólo deseo su felicidad... sin la perla no la alcanzará- habló decidida la Miko. Kikyou sólo asintió, sabiendo que aunque había tratado de hacer lo mejor, Kagome sería quien tomaría la decisión final.
-Solo ten en cuenta que luego de que la perla esté unida será tu voluntad la que domine... si Naraku se apropia de ésta, pero tu corazón y tu fuerza espiritual se ha encargado de la purificación... entonces la perla no cumplirá ningún deseo y destruirá a quien desee usarla... la perla cumplirá los mandatos que tu corazón dicte y que sean correctos... sin embargo, si han logrado hallar oscuridad en ti antes de que logres unirla, entonces... la perla quedará teñida de maldad- avisó Kikyou. Kagome le veía con seriedad pero poniendo atención a cada palabra de la miko de la que fuera la reencarnación.
-¿Qué hacen aquí?- preguntó Inuyasha, quien notando la ausencia de ambas mujeres decidió salir en su búsqueda. Kagome entonces borró cualquier dejo de turbación en su rostro y volteó a verlo con una gran sonrisa.
-Hablábamos cosas de mujeres- espetó Kagome- Ya vamos- agregó. El hanyou sólo emitió un leve gruñido entendiendo que le estaba pidiendo que las dejara.
Kagome volvió hacia Kikyou, observándola con una mueca agradecida, pero suplicante.
-Júrame que no le dirás nada de esto a Inuyasha- Susurró Kagome ante el asombró de Kikyou... pero accediendo a la petición de la miko... ella había avisado acerca del destino... ahora todo quedaba en decisión de Kagome...
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Fin Capitulo Doce
Con esto termino este capitulo, espero poder volver a tomar un poco de inspiración y terminar este fic como es debido, es que estoy demasiado entusiasmada con otros proyectos ( si se que esta mal Y.Y)
CAPRICHITO lo actualizo mañana ^_^ ( ejem, por ahí esta un proyecto que me quita el sueñito XP)
Gracias a quienes me han brindado apoyo, a quienes leen y dejan review ya quienes leen y no lo dejan T.T
Alguna idea para el final? ^_^ me avisan si ^^
Besos y les quiere mucho
SaYiTo
