Reto: Blaise/Ginny en la subasta de los calzoncillos de Draco.

Reviente: Lo básico. Pese a la referencia, no está ambientado en el universo de '¿Para qué sirven las plumas?', y Blaise no se parece al de 'On Air'.

Rating: PG-7 (aunque con lo salidos que van los críos hoy en día...)

Retadora: Miina

Nota: Me ha salido laaargo...

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No puedo creer que esté aquí. Bueno, sí puedo, porque sé que estoy perdidamente enam... porque sé que Weasley me pone cachondo, pero el resto del mundo pensará vete a saber qué. Aunque no te vayas muy lejos, que está claro: pensarán que soy mariquita y fan de Malfoy.

Pero uno no tiene muchas oportunidades de ver a la chica de su vi... la chica que le gustaría tirarse, así que aquí estoy.

Ya sé que no tengo posibilidades. No porque ella sea Gryffindor y yo Slytherin, ni porque ella sea pobre y yo pertenezca a un clan mafioso de Italia, ni porque ella vaya a creer que soy gay, no. Sólo hay que verla pujar por la ropa interior de Malfoy (Slytherin, futuro Mortífago y gay) para darse cuenta de que cualquier obstáculo de ese tipo le importaría un bledo y medio.

Se le ha acabado el crédito y ahora pone morros mientras el precio de los calzoncillos de algodón blanco de Malfoy sube y sube como la espuma.

Sí, he dicho algodón blanco.

No, la clase no es hereditaria.

Total, que ella hace morros y está adora... sexy, muy sexy. Total, que hago una oferta exagerada y, ante la mirada socarrona y furiosa de las fans del platino, me quedo los calzoncillos. Total, que ahora sí que van a pensar que soy de la otra acera.

El siguiente lote es el cepillo de dientes de Ron Weasley. Ginny hace rodar los ojos y se dirige hacia mí. Bueno, hacia la salida, pero pasa por mi lado. Le dejo la cosa de algodón en las manos.

- Para ti.

Creo que se me ha escapado un gallo. No lo sé, porque el corazón se me ha mudado a las orejas.

- ¿Para mí? Pero, esto... no puedo pagarlo...- Me mira de una manera que me derrite el co... que me la pone dura.- Si hay algo que pueda hacer por ti...

Podrías invitarme a un café. Podrías dejar de pensar en Malfoy y enamorarte de mí. Podrías lanzarte a mis brazos y besarme apasinadamente. Maldita sea, podrías arrancarte la ropa y declararme tu amor eterno mientras nos lo mintamos aquí mismo, sobre la mesa.

- Esto... quererme, digo, querer hacer un trabajo sex... sobre, sobre la mesa... un trabajo sobre la mesa donde trabajaba Otto el Otro.

Estúpido.

Me está poniendo una cara muy rara, pero yo la quie... a mí me pone igual.

- ¿Un trabajo sobre una mesa?

- Sí.

- Ya. Mira, creo que no. Gracias.- Me da los calzoncillos.- Sólo vine porque venías tú, pero veo que claramente no estás interesado, así que...

- Eh, espera, espera, has estado pujando por los malditos cal... ¿Has dicho que has venido por mí?

- ¡Sí!

Vayamos a un lugar privado con una mesa, por favor.

- Ah- digo, demostrado mi gran inteligencia.

- Da igual. Olvídalo. Me llevo los calzoncillos para hacerle un maleficio al idiota platino a ver si dejas de babear tras él como un perrito faldero. Tendrás el trabajo el lunes.

Oh.

La quie... me pone cach... nada, que la quiero. Espero que no haya objecciones, o como mínimo no más de la cuenta.

¿Pero de dónde habrá sacado que me gusta Malfoy?