Laie: hago faltas de ortografía? * Laie se rasca la cabecita* según mi
corrector está todo bien escrito! Tened en cuenta que soy española y hablo
diferente (aunque sea muy poquito) de los demás hispanohablantes. Tened
piedad!! *se arrodilla*
Duo: wwaaaii!!! ^o^ hoy iré al palacio de Heero!!
Laie: shh!!!Porque lo has dicho?? Era secreto!!! .
Duo: ^^; gomen!
Trowa: ///_¬ Laie, pensé que conocías a Duo.
Laie: Trooooowwwaaaa *g*
Quatre: ¬____¬ ehem.
Laie: o_o uuups?? *Laie sale corriendo*
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Aviso: Y A O I ¿hace falta decir lo que significa?
Parejas: 1x2 y 3x4, quizás 13x5
Gundam Wing no me pertenece, si la serie fuera mía habría toneladas de yaoi!!!! ^o^
..._-_-_-_-_-_-_-_...
CAPÍTULO 3
Su primer beso... Duo aún no se lo podía creer. Mientras se dirigía a cubierta, paseaba por los pasillos con mirada distante y soñadora, los dedos sobre sus labios. Y ahora era el 'esclavo' del legendario Capitán Yuy. Parecía demasiado... ¿bonito?¿extraordinario? Duo ya no sabía como calificarlo, pero las emociones se mezclaban y estaba ligeramente confundido. No podía negar que tenía muchas ganas de empezar su nueva vida junto a Heero, quería ver qué tipo de tesoro merecería alguien como él. Estaba seguro que iba a ser uno muy especial, y quizás fuera el Tesoro.
De entre todos los tesoros que el chico de cabello trenzado conocía, había uno especial. No sabía qué era, sólo que quien lo mereciera iba a tener una gran responsabilidad sobre sus espaldas. Duo creía que ese Tesoro era un arma, y por eso no esperaba llevar nunca a nadie hasta él, aunque eso no impedía que no dejara de imaginar lo que podía ser y qué tipo de persona sería la afortunada de tenerlo.
Mientras pensaba en todo eso, Duo había llegado ya a cubierta. Tuvo que ahogar un grito de sorpresa al ver la gran ciudad que había delante suyo.
Había estado en muchas ciudades de diferentes partes del mundo, pero nunca ninguna había... "brillado" tanto como esa. Los edificios eran del blanco más puro que pudierais imaginar, y tenían una estructura estilo árabe, con grandes jardines en el interior. El puerto era enorme, los muelles eran de madera y estaban muy bien cuidados, y mientras amarraban el gran White Wing en una parte que tenía reservado para él solo, Duo divisó unas figuras esperando en el muelle.
-Ven.
El chico de ojos violetas tuvo que ahogar un grito de sorpresa. Tan impresionado estaba con las vistas de la ciudad que no se había dado cuenta de que Heero estaba a su lado. El chico de cabellos cortos se dirigió con paso firme hasta una rampa que habían puesto para poder bajar de la nave, y Duo le siguió rápidamente.
El tenzado se preguntó cómo nadie había reparado antes en la nobleza del joven Capitán, cada paso que este daba desprendía autoridad y seguridad en si mismo, y mantenía la cabeza altiva.
Cuando por fin llegaron a bajo, se encontraron con la pequeña comitiva que esperaba a Heero, de la que desconocía dos hombres... corrección, pensó Duo, un hombre y un chico. El hombre era alto y vestía el uniforme de general del ejército, mientras que el otro chico era rubio y desprendía inocencia. El chico de ojos violetas pensó que el rubio debía ser un noble por las ropas con ricos bordados que vestía. A su lado estaba Trowa.
Inmediatamente el general, Heero y Trowa empezaron a hablar mientras que el chico rubio se acercaba a Duo.
-Hola! Tú debes de ser el nuevo 'esclavo' de Heero. Me llamo Quatre y voy a ayudarte a adaptarte a tu nueva condición.
Duo sonrió al chico mientras encajaban las manos.
-Yo me llamo Duo. Es un placer conocerte, Quatre!
Los dos chicos hablaron durante mucho rato. Quatre le explicó qué solían hacer cada día, cuando comían y las diferentes actividades que se podían hacer para divertirse. A Duo le pareció como si fuera a casa de unos amigos unos cuantos días, parecía increíble que en realidad fuera un esclavo que debía hacer todo lo que su amo le pidiera.
-Nosotros somos especiales, Duo. Somos esclavos, es verdad, pero nuestro trabajo es hacer compañía a nuestros dueños, y ayudarles en todo lo que nos pidan. Tienes suerte de estar con Heero porque él, al igual que Trowa, no suele maltratarnos. Aún así, hay leyes que un esclavo debe seguir y la más importante es que no podemos hablar de escaparnos ya que podemos ser severamente castigados. Tampoco podemos ir voluntariamente hacia otra persona a menos que nuestro dueño así lo haya dicho. Y lo más importante es que no debes hacer nada sin que tú amo lo sepa. Si tienes alguna duda puedes preguntarme cuando quieras.
Duo asintió, tratando de gravar en su memoria todo lo que Quatre le había dicho.
-Hablas de los esclavos como "nosotros", tú también eres uno? -preguntó el trenzado, la curiosidad reflejada en sus ojos. Quatre se sonrojó mientras afirmaba con la cabeza.
-Soy el esclavo de Trowa.
-Perdonad que os interrumpa, pero creo que no nos han presentado.
El hombre con traje de general del ejército se acababa de unir a la conversación. Justo cuando acabaron de presentarse, Heero y Trowa también se unieron y les informaron que un carruaje les esperaba al lado del muelle.
El General Treize era uno de los amigos más fieles de Heero, y dominaba muchas técnicas diferentes de lucha, además de ser un gran estratega. Aunque se decía que era un lobo solitario, que nunca había estado enamorado de nadie y que rechazaba todo contacto humano, lo que en realidad sucedía era que esperaba a alguien especial. Alguien que fuera -de verdad- su alma gemela, y por eso siempre había sido muy selecto con sus acompañantes.
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Duo observaba desde la ventanilla del carro las calles y la gente, sus ojos intentando memorizar cada detalle. Toldos de vivos colores señalaban las tiendas, y en ellas toda clase de objetos se amontonaban, desde lámparas de aceite doradas hasta frutas tropicales y animales. La gente vestía con túnicas de lino y otros materiales ligeros, y por todas partes niños reían y jugaban. Las paredes de color blanco contrastaba con los colores y daba un toque acogedor al lugar, cálido, haciendo que Duo se sintiera como si estuviera en casa.
Pero el trenzado ignoraba el par de ojos azules que le observaban con atención. Heero no podía quitarle la vista de encima al chico, y se encontró con que eso no le molestaba. Duo brillaba inocencia y se sentía relajado a su lado, como si un extraño poder absorbiera todas sus preocupaciones y las eliminara de su mente dejándolo tranquilo. Aún no estaba del todo seguro de qué pensaba hacer con el pequeño. Pero lo iba a mantener a su lado por bastante tiempo puesto que quería conocerle más. Quería entender qué hacía al chico tan especial y porqué podía indicar la dirección de un tesoro(1).
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Y por fin llegaron a palacio. El trenzado casi no podía creer lo que veía. Grandes pasillos de mármol blanco, adornados con alfombras de seda roja con bonitos bordados, con esculturas magníficas de hombres y mujeres en alguno de ellos, cuadros de diferentes tamaños a lado y lado, grandes ventanales con cristales de colores que formaban mosaicos, sillas de madera de roble muy bien trabajadas,... el sitio emanaba riqueza. Nunca en toda su vida el chico había visto un sitio con tantas cosas caras acumuladas.
Se despidieron de los demás y Heero se dirigió a su habitación. Duo le seguía dos pasos atrás, una de las cosas que su nuevo amigo le había enseñado.
Los guardias abrieron las grandes puertas y entraron. Todas las paredes tenían armarios (de madera de roble, por supuesto, y con muchos decorados en oro y plata) exceptuando algunos sitios donde habían ventanales. En pocas palabras, la sala era majestuosa.
Duo se puso muy nervioso. Quatre no le había dicho qué debía hacer cuando estuviera en la habitación. ¿Debía sentarse? ¿Dónde descansaría él?
-Príncipe Heero...
-Cuando estemos solos llámame Heero, al fin y al cabo vamos a ser amigos -le interrumpió el chico mientras miraba por un ventanal la magnífica puesta de sol. En Tsubasa el horario era diferente, y el sol se ponía cuando hacía apenas cinco horas ellos se habían levantado en el barco.
-Vas a dormir conmigo -siguió Duo, esta vez centrando su mirada en algo más bonito que el atardecer: Duo.
-Ahora te traerán un pijama. Tenemos que descansar del largo viaje, mañana ya comeremos.
Apenas dichas estas palabras la puerta se abrió y una chica entró rápidamente. Le dio un pijama violeta oscuro perfectamente doblado y marchó tan rápido como había venido, sin darle tiempo a Duo para agradecerle y sin mirar directamente a ninguno de los dos chicos.
-Puedes cambiarte en esa habitación, no tardes mucho.
Asintiendo, el trenzado asintió y se fue a cambiar. Cuando volvió a la habitación, Heero ya estaba en la cama esperándole. El otro chico le hizo una señal para que se acostara a su lado en la cama, y él obedeció aunque se sonrojó ligeramente. Cuando ya estuvo bien acomodado, se hizo un silencio un tanto espeso.
-El... el palacio es muy grande -dijo Duo, tratando de aliviar el ambiente tenso y silencioso.
-Supongo que no debes haber visto muchos, verdad?
Duo se sonrojó aún más.
-La verdad es que no. Hay palacios aún más grandes?
-Sí.
El silencio volvió a reinar unos instantes, pero esta vez fue Heero quien lo rompió.
-Como es que sabes donde encontrar un tesoro?
Duo pensó unos instantes antes de responder.
-No sé muy bien como explicarlo. Es como si un mapa estuviera grabado en mi mente, y yo te pudiera indicar perfectamente donde está el tesoro, pero en cambio no sabría indicarte el punto exacto en un mapa.
-Como si supieras la dirección a seguir?
-Sí.
-Y porqué este tesoro precisamente?
-No es uno. Son muchos más.
Heero parecía sorprendido.
-Más? Y porqué tu amo se deshizo de ti? Podría haberse hecho rico.
-Porque sólo hay un tesoro para cada persona, y no puedo indicar más.
-Hn... Porqué tienes esta habilidad?
-No lo sé. -Duo sonrió- Ahora me toca a mi preguntarte!! Porqué un príncipe es pirata?
-Porque me votaron. En Tsubasa el rey se escoge por votación; yo me presenté y me seleccionaron.
-Porque te presentaste?
-Porque quería algo en que invertir mis tesoros y ayudar a la gente. Ahora a dormir.
Duo le hizo una mueca antes de acurrucarse y cerrar los ojos. Heero tardó un buen rato antes de dormirse.
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Duo se había levantado sintiendo la presencia del tesoro de alguien. Había desayunado con el mismo sentimiento y ahora estaba sentado en el jardín en la misma condición. Sentía como el 'tesoro' se acercaba a palacio, pero también sentía que un peligro acechaba a dicho tesoro. Había llegado a la conclusión de que ese tesoro no podía ser material. Sentía las emociones que emitía, así que sólo quedaban tres posibilidades: a)que fuera un animal b)que fuera una planta y c)que fuera... una persona.
Era un caso especial y el chico de ojos violetas no sabía muy bien como reaccionar. Nunca se había encontrado con una situación como esa. ¿Qué debía hacer? Podía buscar al destinatario del tesoro, o podía ir a explicárselo a Heero. Al fin y al cabo debía pedirle permiso siempre, verdad?
Se dirigía ya hacia el pasillo que debía llevarle al despacho de Heero cuando se encontró con Treize. Las sensaciones se intensificaron...
Dolor...
Miedo...
Cadenas...
Amo...pegar...
Sujetando a Treize del brazo, los asustados ojos violetas miraron a los azules(2).
-Debes ir a salvarle por favor!
-Que ocurre? -la voz de Yuy resonó por el pasillo, y un confundido Treize miró al chico de cabello trenzado y luego al amo de éste.
-Su tesoro, está en peligro! -casi gimió Duo, su voz agitada y preocupada- por favor no pierdas ni un minuto, Treize. Debes ayudarle... creo que es una persona!
Treize dudaba. Debía confiar en ese chico que apenas conocía? Sabía -gracias a su príncipe- de las misteriosos poderes del chico pero... eran ciertos?
En cambio Heero no dudaba. Sólo con el rostro ansioso de Duo ya veía que el chico decía la verdad.
-Indícale a Treize por donde debe ir, Duo.
-Todo recto por la calle principal, casi a las afueras de la ciudad. Date prisa!
Treize miró a su amigo, y éste se limitó a asentir. Suspirando, Treize corrió a por su caballo. Sin duda, esa era la orden más extraña que jamás había recibido...
..._-_-_-_-_-_-_-_...
(1) Recordad que Heero no sabe que Duo puede localizar más de un tesoro, el cree que sólo conoce uno...
(2)Son azules los ojos de Treize? 9__9
..._-_-_-_-_-_-_-_...
NoTaS dE La AuToRa
Konnichiwa! Que os ha parecido el capítulo?
No he contado las palabras, espero que fuera más largo que el anterior... Supongo que ya debéis saber qué tesoro es de Treize, verdad? ^_^ si no, tendréis que esperar al próximo capítulo!
Perdonad por haceros esperar, pero tengo colegio y muchos fics por continuar... ¬_¬ soy incorregible!
No tengo tiempo para agradecer a todos los reviewers pero debéis saber que vuestros comentarios me animan a seguir con el fic y _ siempre_ los leo!
Un abrazo muy fuerte para todos/as!
Ja ne!!
=^-^=
Duo: wwaaaii!!! ^o^ hoy iré al palacio de Heero!!
Laie: shh!!!Porque lo has dicho?? Era secreto!!! .
Duo: ^^; gomen!
Trowa: ///_¬ Laie, pensé que conocías a Duo.
Laie: Trooooowwwaaaa *g*
Quatre: ¬____¬ ehem.
Laie: o_o uuups?? *Laie sale corriendo*
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Aviso: Y A O I ¿hace falta decir lo que significa?
Parejas: 1x2 y 3x4, quizás 13x5
Gundam Wing no me pertenece, si la serie fuera mía habría toneladas de yaoi!!!! ^o^
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CAPÍTULO 3
Su primer beso... Duo aún no se lo podía creer. Mientras se dirigía a cubierta, paseaba por los pasillos con mirada distante y soñadora, los dedos sobre sus labios. Y ahora era el 'esclavo' del legendario Capitán Yuy. Parecía demasiado... ¿bonito?¿extraordinario? Duo ya no sabía como calificarlo, pero las emociones se mezclaban y estaba ligeramente confundido. No podía negar que tenía muchas ganas de empezar su nueva vida junto a Heero, quería ver qué tipo de tesoro merecería alguien como él. Estaba seguro que iba a ser uno muy especial, y quizás fuera el Tesoro.
De entre todos los tesoros que el chico de cabello trenzado conocía, había uno especial. No sabía qué era, sólo que quien lo mereciera iba a tener una gran responsabilidad sobre sus espaldas. Duo creía que ese Tesoro era un arma, y por eso no esperaba llevar nunca a nadie hasta él, aunque eso no impedía que no dejara de imaginar lo que podía ser y qué tipo de persona sería la afortunada de tenerlo.
Mientras pensaba en todo eso, Duo había llegado ya a cubierta. Tuvo que ahogar un grito de sorpresa al ver la gran ciudad que había delante suyo.
Había estado en muchas ciudades de diferentes partes del mundo, pero nunca ninguna había... "brillado" tanto como esa. Los edificios eran del blanco más puro que pudierais imaginar, y tenían una estructura estilo árabe, con grandes jardines en el interior. El puerto era enorme, los muelles eran de madera y estaban muy bien cuidados, y mientras amarraban el gran White Wing en una parte que tenía reservado para él solo, Duo divisó unas figuras esperando en el muelle.
-Ven.
El chico de ojos violetas tuvo que ahogar un grito de sorpresa. Tan impresionado estaba con las vistas de la ciudad que no se había dado cuenta de que Heero estaba a su lado. El chico de cabellos cortos se dirigió con paso firme hasta una rampa que habían puesto para poder bajar de la nave, y Duo le siguió rápidamente.
El tenzado se preguntó cómo nadie había reparado antes en la nobleza del joven Capitán, cada paso que este daba desprendía autoridad y seguridad en si mismo, y mantenía la cabeza altiva.
Cuando por fin llegaron a bajo, se encontraron con la pequeña comitiva que esperaba a Heero, de la que desconocía dos hombres... corrección, pensó Duo, un hombre y un chico. El hombre era alto y vestía el uniforme de general del ejército, mientras que el otro chico era rubio y desprendía inocencia. El chico de ojos violetas pensó que el rubio debía ser un noble por las ropas con ricos bordados que vestía. A su lado estaba Trowa.
Inmediatamente el general, Heero y Trowa empezaron a hablar mientras que el chico rubio se acercaba a Duo.
-Hola! Tú debes de ser el nuevo 'esclavo' de Heero. Me llamo Quatre y voy a ayudarte a adaptarte a tu nueva condición.
Duo sonrió al chico mientras encajaban las manos.
-Yo me llamo Duo. Es un placer conocerte, Quatre!
Los dos chicos hablaron durante mucho rato. Quatre le explicó qué solían hacer cada día, cuando comían y las diferentes actividades que se podían hacer para divertirse. A Duo le pareció como si fuera a casa de unos amigos unos cuantos días, parecía increíble que en realidad fuera un esclavo que debía hacer todo lo que su amo le pidiera.
-Nosotros somos especiales, Duo. Somos esclavos, es verdad, pero nuestro trabajo es hacer compañía a nuestros dueños, y ayudarles en todo lo que nos pidan. Tienes suerte de estar con Heero porque él, al igual que Trowa, no suele maltratarnos. Aún así, hay leyes que un esclavo debe seguir y la más importante es que no podemos hablar de escaparnos ya que podemos ser severamente castigados. Tampoco podemos ir voluntariamente hacia otra persona a menos que nuestro dueño así lo haya dicho. Y lo más importante es que no debes hacer nada sin que tú amo lo sepa. Si tienes alguna duda puedes preguntarme cuando quieras.
Duo asintió, tratando de gravar en su memoria todo lo que Quatre le había dicho.
-Hablas de los esclavos como "nosotros", tú también eres uno? -preguntó el trenzado, la curiosidad reflejada en sus ojos. Quatre se sonrojó mientras afirmaba con la cabeza.
-Soy el esclavo de Trowa.
-Perdonad que os interrumpa, pero creo que no nos han presentado.
El hombre con traje de general del ejército se acababa de unir a la conversación. Justo cuando acabaron de presentarse, Heero y Trowa también se unieron y les informaron que un carruaje les esperaba al lado del muelle.
El General Treize era uno de los amigos más fieles de Heero, y dominaba muchas técnicas diferentes de lucha, además de ser un gran estratega. Aunque se decía que era un lobo solitario, que nunca había estado enamorado de nadie y que rechazaba todo contacto humano, lo que en realidad sucedía era que esperaba a alguien especial. Alguien que fuera -de verdad- su alma gemela, y por eso siempre había sido muy selecto con sus acompañantes.
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Duo observaba desde la ventanilla del carro las calles y la gente, sus ojos intentando memorizar cada detalle. Toldos de vivos colores señalaban las tiendas, y en ellas toda clase de objetos se amontonaban, desde lámparas de aceite doradas hasta frutas tropicales y animales. La gente vestía con túnicas de lino y otros materiales ligeros, y por todas partes niños reían y jugaban. Las paredes de color blanco contrastaba con los colores y daba un toque acogedor al lugar, cálido, haciendo que Duo se sintiera como si estuviera en casa.
Pero el trenzado ignoraba el par de ojos azules que le observaban con atención. Heero no podía quitarle la vista de encima al chico, y se encontró con que eso no le molestaba. Duo brillaba inocencia y se sentía relajado a su lado, como si un extraño poder absorbiera todas sus preocupaciones y las eliminara de su mente dejándolo tranquilo. Aún no estaba del todo seguro de qué pensaba hacer con el pequeño. Pero lo iba a mantener a su lado por bastante tiempo puesto que quería conocerle más. Quería entender qué hacía al chico tan especial y porqué podía indicar la dirección de un tesoro(1).
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Y por fin llegaron a palacio. El trenzado casi no podía creer lo que veía. Grandes pasillos de mármol blanco, adornados con alfombras de seda roja con bonitos bordados, con esculturas magníficas de hombres y mujeres en alguno de ellos, cuadros de diferentes tamaños a lado y lado, grandes ventanales con cristales de colores que formaban mosaicos, sillas de madera de roble muy bien trabajadas,... el sitio emanaba riqueza. Nunca en toda su vida el chico había visto un sitio con tantas cosas caras acumuladas.
Se despidieron de los demás y Heero se dirigió a su habitación. Duo le seguía dos pasos atrás, una de las cosas que su nuevo amigo le había enseñado.
Los guardias abrieron las grandes puertas y entraron. Todas las paredes tenían armarios (de madera de roble, por supuesto, y con muchos decorados en oro y plata) exceptuando algunos sitios donde habían ventanales. En pocas palabras, la sala era majestuosa.
Duo se puso muy nervioso. Quatre no le había dicho qué debía hacer cuando estuviera en la habitación. ¿Debía sentarse? ¿Dónde descansaría él?
-Príncipe Heero...
-Cuando estemos solos llámame Heero, al fin y al cabo vamos a ser amigos -le interrumpió el chico mientras miraba por un ventanal la magnífica puesta de sol. En Tsubasa el horario era diferente, y el sol se ponía cuando hacía apenas cinco horas ellos se habían levantado en el barco.
-Vas a dormir conmigo -siguió Duo, esta vez centrando su mirada en algo más bonito que el atardecer: Duo.
-Ahora te traerán un pijama. Tenemos que descansar del largo viaje, mañana ya comeremos.
Apenas dichas estas palabras la puerta se abrió y una chica entró rápidamente. Le dio un pijama violeta oscuro perfectamente doblado y marchó tan rápido como había venido, sin darle tiempo a Duo para agradecerle y sin mirar directamente a ninguno de los dos chicos.
-Puedes cambiarte en esa habitación, no tardes mucho.
Asintiendo, el trenzado asintió y se fue a cambiar. Cuando volvió a la habitación, Heero ya estaba en la cama esperándole. El otro chico le hizo una señal para que se acostara a su lado en la cama, y él obedeció aunque se sonrojó ligeramente. Cuando ya estuvo bien acomodado, se hizo un silencio un tanto espeso.
-El... el palacio es muy grande -dijo Duo, tratando de aliviar el ambiente tenso y silencioso.
-Supongo que no debes haber visto muchos, verdad?
Duo se sonrojó aún más.
-La verdad es que no. Hay palacios aún más grandes?
-Sí.
El silencio volvió a reinar unos instantes, pero esta vez fue Heero quien lo rompió.
-Como es que sabes donde encontrar un tesoro?
Duo pensó unos instantes antes de responder.
-No sé muy bien como explicarlo. Es como si un mapa estuviera grabado en mi mente, y yo te pudiera indicar perfectamente donde está el tesoro, pero en cambio no sabría indicarte el punto exacto en un mapa.
-Como si supieras la dirección a seguir?
-Sí.
-Y porqué este tesoro precisamente?
-No es uno. Son muchos más.
Heero parecía sorprendido.
-Más? Y porqué tu amo se deshizo de ti? Podría haberse hecho rico.
-Porque sólo hay un tesoro para cada persona, y no puedo indicar más.
-Hn... Porqué tienes esta habilidad?
-No lo sé. -Duo sonrió- Ahora me toca a mi preguntarte!! Porqué un príncipe es pirata?
-Porque me votaron. En Tsubasa el rey se escoge por votación; yo me presenté y me seleccionaron.
-Porque te presentaste?
-Porque quería algo en que invertir mis tesoros y ayudar a la gente. Ahora a dormir.
Duo le hizo una mueca antes de acurrucarse y cerrar los ojos. Heero tardó un buen rato antes de dormirse.
..._-_-_-_-_-_-_-_...
Duo se había levantado sintiendo la presencia del tesoro de alguien. Había desayunado con el mismo sentimiento y ahora estaba sentado en el jardín en la misma condición. Sentía como el 'tesoro' se acercaba a palacio, pero también sentía que un peligro acechaba a dicho tesoro. Había llegado a la conclusión de que ese tesoro no podía ser material. Sentía las emociones que emitía, así que sólo quedaban tres posibilidades: a)que fuera un animal b)que fuera una planta y c)que fuera... una persona.
Era un caso especial y el chico de ojos violetas no sabía muy bien como reaccionar. Nunca se había encontrado con una situación como esa. ¿Qué debía hacer? Podía buscar al destinatario del tesoro, o podía ir a explicárselo a Heero. Al fin y al cabo debía pedirle permiso siempre, verdad?
Se dirigía ya hacia el pasillo que debía llevarle al despacho de Heero cuando se encontró con Treize. Las sensaciones se intensificaron...
Dolor...
Miedo...
Cadenas...
Amo...pegar...
Sujetando a Treize del brazo, los asustados ojos violetas miraron a los azules(2).
-Debes ir a salvarle por favor!
-Que ocurre? -la voz de Yuy resonó por el pasillo, y un confundido Treize miró al chico de cabello trenzado y luego al amo de éste.
-Su tesoro, está en peligro! -casi gimió Duo, su voz agitada y preocupada- por favor no pierdas ni un minuto, Treize. Debes ayudarle... creo que es una persona!
Treize dudaba. Debía confiar en ese chico que apenas conocía? Sabía -gracias a su príncipe- de las misteriosos poderes del chico pero... eran ciertos?
En cambio Heero no dudaba. Sólo con el rostro ansioso de Duo ya veía que el chico decía la verdad.
-Indícale a Treize por donde debe ir, Duo.
-Todo recto por la calle principal, casi a las afueras de la ciudad. Date prisa!
Treize miró a su amigo, y éste se limitó a asentir. Suspirando, Treize corrió a por su caballo. Sin duda, esa era la orden más extraña que jamás había recibido...
..._-_-_-_-_-_-_-_...
(1) Recordad que Heero no sabe que Duo puede localizar más de un tesoro, el cree que sólo conoce uno...
(2)Son azules los ojos de Treize? 9__9
..._-_-_-_-_-_-_-_...
NoTaS dE La AuToRa
Konnichiwa! Que os ha parecido el capítulo?
No he contado las palabras, espero que fuera más largo que el anterior... Supongo que ya debéis saber qué tesoro es de Treize, verdad? ^_^ si no, tendréis que esperar al próximo capítulo!
Perdonad por haceros esperar, pero tengo colegio y muchos fics por continuar... ¬_¬ soy incorregible!
No tengo tiempo para agradecer a todos los reviewers pero debéis saber que vuestros comentarios me animan a seguir con el fic y _ siempre_ los leo!
Un abrazo muy fuerte para todos/as!
Ja ne!!
=^-^=
