Harry, Ron y Hermione esperaban a Draco en la puerta del comedor. Al poco vino Draco con Crabe y Goile y se acercó al trío.

-¿Preparado? –dijo Harry

-…Si…-Su cara se tornaba en  una sonrisa nerviosa

Harry se acercó a él y le abrazó ante la extraña mirada de sus amigos.

-No te preocupes –le susurró al oído –si dicen algo, me encargaré de que se callen.

Draco asintió y correspondió a su abrazó. Cuando se separó, Harry beso su mejilla.

-Venga, ¡tengo hambre!

Y los seis entraron en el comedor y se sentaron en la mesa de Griffindor.

La cara de los alumnos que estaban en ese momento desayunando era de pena. Se habían quedado mirando fijamente a los seis que estaban hablando como si fueran amigos de toda la vida. Excepto Dumbledore, todos los miraban con un ceño en la cara. Harry, cansándose de que les miraran, volvió  su cabeza y miró a todos.

-¿Algún problema estamos causando para que dejéis de desayunar? –dijo fríamente.

Todos los del comedor, volvieron rápidamente su cabeza a sus desayunos. Algunos tardaron más, pero al final todos continuaron con sus charlas.

Satisfecho, siguió desayunando con sus amigos.

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Desde ese primer día de prueba para Draco y los otros, los demás días fueron progresando en mejoría. Las personas, que se acaban aburriendo de decirles de todo, dejaron de hacerlo por la fulminante mirada que Harry les daba.

Ambos muchachos, se hicieron amigos. Nadie pensó que rápidamente ocurriría, pero ocurrió. Incluso Ron y Hermione se llevaban perfectamente con el otro trío.

En  las clases que había con Slytherin, Harry se sentaba junto a Draco para ser su compañero. La peor clase era la de pociones, donde el profesor no hacía más que criticar la poción de Harry. Un día de esos, a Draco se le ocurrió una idea y la pusieron en práctica.

-La verdad, Potter. No se como has podido pasar todos estos años esta clase. Cada vez haces peor las pociones –le dijo mirando a su poción de color verde y la poción que había asignado tenía que ser de ese mismo color

-Disculpe profesor, pero esa es mi poción –dijo Draco sonriendo.

La cara del profesor no había tenido crédito. Se había vuelto gruñendo en voz baja "los niños ingratos y tontos".  La clase se rió antes de que la risa se hubiera terminado por la fulminante mirada del profesor de pociones.

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*******

-Draco, ¿Qué te ocurre?

Harry había ido a dar una vuelta por el castillo. Después de llegar a la torre de Astronomía, bajo a los terrenos de Howarts para sentarse un poco ante el lago. Cuando llegó, vio una figura que sollozaba. Era su reciente amigo. Se acercó a él y se arrodillo.

-Draco, ¿Qué te ocurre?- le preguntó.

El muchacho rubio levantó la cabeza y miro a su amigo. La volvió a bajar rápidamente.

-…nada…

-¿Cómo que nada?

-….

Harry le cogió aupa, y sentándose en un árbol, le puso en la misma posición en la que habían estado en el tren. Draco enseguida escondió su cabeza en el cuello de Harry y lloró más fuertemente. Harry le susurró palabras inteligibles pero que hicieron que Draco se tranquilizará.

El muchacho moreno dio un pequeño beso en la nuca de Draco y le separó para ver su cara.

-Dime por que estabas llorando.

-…por nada –dijo cerrando los ojos e inclinandose para enterrar su cara de nuevo, pero Harry no le dejo.

-Draco, si no me lo dices no lo vas a superar. ¿Eran las pesadillas?

-…si…y no.

-Venga, cuentamelo.

Unas lágrimas  se resbalaron  por las facciones del rubio.

-No llores. Estropea tu hermoso rostro –le dijo quitadole las lágrimas con el pulgar. –No hace falta que me lo digas ahora si no quieres. Me lo puedes contar cuando estes preparado.

-Harry…

-¿mmm…? –le dijo mirando a aquellos ojos grises que estaban en un mar de lágrimas.

-Yo…yo…

-¿Si Draco? –le contestó alentadoramente.

-…yo…no puedo seguir así Harry.

La cara del aludido se mostro aturdida.

-¿Qué quieres decir, Draco?

Hubo un momento de silencio en el cual Harry le dio un pequeño beso en la mejilla y le atrajó hacía él para darle un beso en la frente.

-…Harry…cada tiempo que paso contigo es para mi un peso que no puedo soportar…No puedo mirarte sin ver lo que te hice este verano pensando...-cogió aire -…pensando que si no lo hubiera echo, las cosas hubieran sido más fáciles.

-¿Fáciles, Draco?

-Si. Además de esos abrazos inocentes y esos besos en mi frente, o en la mejilla…se me hace insoportable estar junto a ti.  Tu ayuda con las pesadillas que he tenido, tu amistad…Cada minuto que pasa es un sufrimiento que no puedo aguantar…es algo que se me come el corazón a pedazos…que destruye mi alma por dentro. Intento taparlo todo los días, pero llegó a un momento en que no lo soporto. –Más lágrimas cayeron por el rostro del rubio. Harry acercó su rostro y beso las gotas saladas. -..Ha..Harry, no hagas esto. –Harry se separó de él y le miró.

-¿El que?

-..No me toques así, como si significara lo nuestro algo más de amistad. Te he dicho lo que me  pasa, no hagas pensar que nuestra amistad no significa nada –El rubió se levantó para alejarse pero Harry le cogío de la muñeca. –Sueltame Harry. No hagas las cosas peor de lo que son –y soltandose de la mano que le tenía sujeta, se marchó al castillo.

"2"

Las cosas fueron algo dificiles para Harry y Draco desde esa declaración. Ambos muchachos se separaron un poco, lo suficiente para que sus amigos no sospecharan. Aunque seguían haciendo las cosas juntas y pasando el tiempo junto, ya no era lo mismo. Había una pequeña tensión entre ellos, una tensión que les hacía dificil ser los amigos que eran antes.

Llegaron las Navidades y con ella la nieve. Harry se aburria. Ron y Hermione se habían marchado a pasar las fiestas con sus familiares, al igual que Crabe y Goile. Solo quedaban los dos muchachos. Harry, que había estado pensando en sus sentimientos, quería volver su amistad tal y como era antes con Draco y estaba decido ha hacerlo.

-¡Ey, Draco!

-Harry. –saludo

-Vamos a jugar con la nieve. Esta noche ha vuelta a nevar, y estan todos los terrenos cubiertos.

-¡Ok! –dijo con intusiasmo. Tal vez las cosas volverían verdaderamente como eran antes.

Ambos muchachos salieron a los terrenos y se pusieron ha hacer un muñeco de nieve.

-Eh, Harry. Se parece a Snape.

Harry se empezó a reir fuertemente. Es que le habían puesto una nariz de nieve muy larga. Sin darse cuenta, una bola de nieve aterrizo en su cara.

-¿¡Que demo…?! –otra bola en su tripa. Levanto la cara para ver a Draco riendose - ¡Me las pagarás!

Y empezarón un guerra de bolas que no acababa.

-Ufff…ya no puedo más –dijo Harry que en ese momento estaba cubierto de nieve. Miró a Draco que se había echado al lado de él en la nieve –Ja,ja, ja, pareces un muñeco de nieve

-No te rias –le dijo quitandose un poco de nieve de encima.

-¿Por qué no me voy a reir si es verdad? –le preguntó cuando ya se tranqulizaba.

-¿Con que te gusta reirte, eh?

-¿qué? –preguntó desconcertado.

Draco se levantó y calló encima  de él y le empezó a hacer cosquillas como pudo a través de la túnica.

-Para…para..!! –le grito a Draco retorciendose de risa.

-¿No querías reirte?

Como pudo, Harry le paro las manos y las alejo de un golpe haciendo que Draco perdiese el control y cayendose encima de él con las manos a cada lado de su cabeza. Sus rostros estaban muy juntos y ambos se habían dado cuenta de esa aprieto.

Draco empezó bajando lentamente su rostro al de Harry con los ojos entreabiertos al igual que este último, que los cerraba lentamente. Sus respiraciones entrecortadas del ejercicio que habían echo, se mezclaban con el frio viento que corría por los terrenos recorriendo sus cuerpos. Estaban apunto de que sus labios, resecos del frio se tocaran en un beso por ambos muchachos deseados desde hacía ya  tiempo, cuando por arte de magia, la mano de Draco cogió un trozo de nieve y se la metió a Harry en la boca, y con la otra mano, se la metio dentro del pantalón.

-¡aaaaaahhh! ¡Fria! ¡Esta fria! –dijo levantandose de golpe y haciendo que Draco se cayese a la nieve partiendose de risa. Empezó sacudiendo sus pantalones como pudo para quitarse la nieve. -¡Te mataré Draco! –dijo corriendo detrás del muchacho rubio que corria hacia las puertas del vestibulo auyando de risa.

Parecía que ambos muchachos se habían olvidado de lo que casi acaba de ocurrir, aunque por dentró, ambos sabían que no.

"3"

Al día siguiente, después de desayunar, ambos muchachos fueron al campo de quiddicht.

-He estado pensando Draco –dijo Harry mientras se sentaban en el césped blanco de la nieve, apoyados en uno de los postes del campo –que ya que no hay ninguno compañero en mi habitación, que podías venir a dormir a las habitaciones de 7º año, ¿eh? ¿Qué te parece? –Draco parecía que se lo estaba pensando –Si no quieres no hace falta. Nos podemos ver todos los días

Draco le miró y sonrió

-¡Pues claro que quiero! Así, por la noche, cuando estés dormido, iré a tu cama, y te hechizaré para que te levantes con orejas y rabo de algún animal feo y muy peludo –dijo riéndose.  Pronto Harry se unió a la risa.

-¡No! ¡Te hechizaré yo primero!

-¡No! Yo

-¡no, yo!

-¡No! –dijo riendose y pegandole en el hombre amistosamente

-¡Oye! –le dijo volviendo el puñetazo

-¡Ah! –dijo levantandose de golpe.

-¡No te escapes! –dijo corriendo tras el chico rubio.

Y así pasaron los días hasta Navidad. Corriendo uno tras otro, haciendo muñecos de nieve, ¡y batallas también!  Los dos chicos durmieron en la misma habitación, y ambos se hechizaron levantandose algun que otro día con un oreja y un rabo como había dicho el rubio. Al día siguiente sería el día de Navidad. Ambos chicos habían acordado en darse los regalos entre ellos cuando fueran las doce y los de sus amigos cuando se levantasen.

*+*+*+*+*

Eran las once de esa noche. Nadie más estaba levantado. El par se encontraba sentado en un sillón ante el hogar de la sala común de Griffindor donde brillaban las llamas quemando la madera. Estaban uno apoyado contra otro, la cabeza de Draco estaba apoyada en el hombre de Harry el cual estaba apoyado contra una de las 'orejas' del sillon y a la vez la de éste apoyada en la de Draco. Una de las piernas del muchacho del pelo azabache estaba doblada para que no se saliese de la manda que envolvía a los dos y la otra estaba encima de las de Draco que tambíen se encontraban dobladas para que tampoco se saliesen de las mantas. Lo unico que salia de el mantón que les cubria eran una de las manos que agarraban una taza de chocolate cortesia de Dobby y que pronto dejaron encima de la mesa para acurrucarse más. Por debajo, una de las manos de Harry se encontró con las de Draco y la entrelazó con ella. El chico rubio le miró desconcertado pero sin soltar la mano a lo que Harry le correspondío con una debil sonrisa y moviendose para que ambos se acurrucaran más.

Sin saber como, ambos muchachos se durmieron con una sonrisa pacifica en sus caras alumbradas por la lumbre del hogar. Los anillos brillaron y las dos mascotas salieron y entrelazandose cariñosamente desaparecieron de nuevo. La manta se les cayó a mitad de la noche dejando ver a dos chiquillos que por mucho que evitaran la verdad no lograrían esquivarla.

Eran las cinco de la mañana cuando Draco se despertó y se dio cuenta que se habían quedado dormidos antes de dar sus regalos.

-Harry, Harry. Levantate –dijo mientras le movia

-brfud

-¡Harry!

Del sobresalto Harry casi se cae del sillón sino le llega a coger Draco.

-¡Draco! ¿Por qué has hecho eso?

-Por que no te levantabas –dijo riendose.

-Pues se estaba muy bien durmiendo –dijo apoyandose de nuevo contra el sillon.

-¿Y los regalos? –dijo con una sonrisa luminosa.

-¡Los regalos! –dijo saltando de golpe y yendo a por su regalo –Venga Draco. Vete a coger mi regalo.

Los dos muchachos se habían vuelto a sentarse de la misma forma. Se entregaron los regalos con una sonrisa grande y los abrieron a la vez de la misma forma que una exclamación de los dos chicos salian al mismo tiempo.

-¡Draco!

-¡Harry!

Harry había regalado a Draco una pulsera de plata. Tenía un pequeño rectangulo de plata unido por una cadena del mismo material, y llevaba inscrita en la parte que se veía su nombre y en la parte de atrás unas palabras que llegaron al corazón de Draco: "No me olvides nunca. Te quiere: Harry". Aunque el mensaje llevara las palabras "te quiere: Harry", sabía que lo decía como amigo así como declaraba la pequeña tarjetita que había en el paquetito de color esmeralda donde había cogido la pulsera: "Has llegado a ser mi mejor amigo, Draco. Nunca me olvidaré de estas Navidas, y espero que tu tampoco. Te quiere: Harry". Unas pequeñas lagrimas empezaron a correr por los ojos de Draco. No por el echo de lo que le había regalado si no por lo que sus palabras espresaban: Era su amigo. Su mejor amigo.

Mientras pensamientos felices pasaban por la mente de Draco, Harry admiraba su regalo. El chico rubio le había dado una pequeña cadena de plata del que colgaba una pequeña pelotita de oro que llevaba escrita su nombre.

-Gracias Draco –dijo sonriendole y mirando las pequeñas lagrimas que salian del rostro de su amigo –déjame que te la ponga.

El jóven de pelo azabache cogia la muñeca de Draco, la apoyo en su pierna y le puso la pulsera. Un pequeño calorcito paso por el cuerpo de Draco cuando la tuvo puesta y miró entre sus ojos llorosos interrogantemente a Harry.

-Lleva un pequeño hechizo para que cuando te sientas solo, solo tengas que pensar en la pulsera y te acordarás de mi sabrás que no lo estás. También tiene otro de protección para que nadie te pueda dañar intencionadamente.

-…Gracias…-dijo mirando a su pulsera -…Ahora dejame ponerte el colgante –Draco se lo puso y se pusieron en la misma posición que habían estado toda la noche –Veo que no la has visto bien. –dijo refieriendose al colgante – Tienes que cogerla en tu palma y cerrar el puño.

Harry hizo como le había dicho, y un pequeño zumbido aparecio entre sus dedos. Soltó el colgante y una pequeña snicht revoloteo debilmente

-Ahora cogela de nuevo como antes.

Harry volvió a hacerlo y cuando el zumbido desaparecio, abrió sus manos y la pelotita se había abierto. Examinandola, vió que dentró, en uno de los lados, había una fotografía de los dos trios sonriendo y de vez en cuando pegandose debilmente en los hombros. Tocandola con el dedo saltó una chispa roja, la fotografia desapareció y unas palabras aparecieron en el hueco que ponían: "Amigos para siempre". Tocandolas, desaparecieron y volvio a aparecer la fotografia. En el otro lado de la pelotita, había una fotografia de los dos muchachos. En ella, los dos se reían y se abrazaban. La toco para ver si también ponia algo y como antes, la fotografia desapareció y unas letras de color verde brillante aparecieron dejando un pequeño mensaje que a cada frase que decía, desaparecian: Eres lo mejor que me ha pasado. No cambies nunca. No olvides que siempre habrá alguien que te ame. Te quiere: Draco.

Mientras Harry descubria lo que escondía el colgante, Draco había estado las expresiones que pasaban por la cara de Harry. Desde desconcertadas hasta que unas lagrimas brotaran de sus ojos esmeraldas. Apretando el colgante de nuevo, se volvió a convertir en una pelotilla  y se volvió a mirar a Draco que le miraba para que le diese su opinión.

-Es precioso Draco.

Se acecó a él para depositar un beso en la mejilla del chico rubio. Draco, sin querer (¡si! Sin querer. Aunque que quiera, no lo hizo aposta!), volvió su cabeza para que el moreno tuviese mejor acceso sin tener que doblarse tanto haciendo que justo cuando le iba a besar en la mejilla, sus labios chocasen debilmente. Durante tres segundos estuvieron sin moverse de esa posición, sin decir nada antes de que Harry se separase lentamente.

-Lo-lo siento –dijo Draco culpandose de haber movido su rostro sin querer.

Harry le cogió en un abrazó y se apoyó como antes, haciendo que Draco se tumbase contra él.

-No importa Draco –le dijo susurrandole al oido.

Y cogiendo la manta del suelo, Harry tapó a los dos y se durmieron uno apoyado contra otro con una sonrisa enorme en sus rostros.

"4"

-¡Venga Draco! ¡Despierta! ¡Los regalos!

-…ahhhhh…-bostezó –ya voy. ¿Qué hago en el suelo?

Eran las ocho de la mañana. Harry se había levantado de golpe haciendo que Draco se callase al suelo sin despertarse.

-Venga, todos estos son tuyos. –dijo a Draco mientras abría los suyos.

-¿Míos?

-Si, venga

Ron había regalado a Harry gominotas como a Draco. Hermione les había regalado el libro "Historia de Howarts". Crabe y Goile les habían regalado también gominolas. Hagrid a Harry un pastel que prefirió dejar a parte y Fred y George le regalaron una caja llena de bromas de su tienda. Sirius y Remus les habían regalado un traje de Armani y una reserva para una cena en un restaurante muy lujoso para los dos y otra reserva de dos noches para un hotel de cinco estrellas con un baile por la primera noche que se encontraba en el mismo lugar. También le habían proporcionado una limusina para que los llevase. Todo muggle.

Después de abrir los regalos, ducharse y vestirse fueron a desayunar. El día lo pasaron rápidamente. Dieron varias vueltas por el castillo, se encontraron a Dobby quien les regalo un par de calcetines de cada calor, se sentaron en la entrada del castillo para ver como nevaba. Eran sobre las ocho de la tarde y pensaron en ir a vestirse para llegar al restaurante a tiempo. La reserva la tenían en una hora y media.

-No me puedo creer que Sirius y Remus nos regalaran esto. Es como si…

-Nos prepararan una cita –interrumpió Draco inocentemente.

-¡No! No quería decir eso. –Dijo ruborizándose –saben que somos amigos, Draco. Además les mande una carta diciéndoles que nos llevábamos bien.

-Tienes razón Harry –dijo Draco recordando  que se había echo la promesa de intentar ser amigo de Harry si no podía ser más –y me alegro. Pero ahora tenemos que vestirnos. No quiero llegar tarde.

-¡Si! Yo quiero llegar a bailar. –Dijo riéndose –Te espero en el vestíbulo, ¿vale?

-Si 

Y cada uno marchó a sus respectivas torres para prepararse en una velada especial.

********

********

-¡WoW Draco! Estás impresionante.

El jóven aludido y ruborizado sonrió. Llevaba un traje blanco que le quedaba perfecto. No tenía hombreras, pero la chaqueta caía espléndidamente por sus hombros. Los pantalones a penas se ceñían a sus piernas. Debajo llevaba una camisa de terciopelo negro, aunque apenas se le podía ver puesto que llevaba la chaqueta abrochada y solo se le veía el cuello de la camisa y dos botones y alrededor del cuello llevaba una corbata de color plata. Llevaba unos mocasines blancos. Su pelo no lo llevaba engominado y caía lisamente por el rostro dandole un aspecto angelical.

-Tu tampoco estas mal –dijo Draco en voz baja todabía con la cara roja.

-Lo sé –dijo arrogantemente mientras se reía. –Venga, vamos.

El otro muchacho, llevaba también un traje pero era de color negro. La delgadez del chico y la perfeción del traje, hacían que se viese como un autentico modelo. La chaqueta la llevaba abierta, dejando ver un camiseta roja como la sangre. No llevaba corbata pero llevaba el colgante que le había regalado Draco, así como que el rubio llevaba la pulsera que le había regalado Harry. También llevaba unos mocasines, pero en su caso, del mismo color de su traje. El pelo azabache del muchacho que le llegaba por debajo de la oreja, se le había rizado con la ducha, y había aprovechado en ponerse un hechizo que lo mantendría rizado y con aspecto mojado durante cuanto tiempo que quisiesa. Llevaba el cabello suelto y le tapaba un poco el rostro aportándole un aire misterioso.

Harry fue el primero en bajar del taxi cuando llegaron al restaurante.

-¿Sería tan amable de acompañarme, Sr. Malfoy? –dijo Harry con una sonrisa explendida,  mientras doblaba el brazo para que Draco lo entrelazase.

-Sería todo un honor, Sr.Potter. –le contesto con una sonrisa, que a decir verdad parecía algo tímida, cogiendo el brazo de Harry.

-¿Nombres? –dijo el hombre de las reserva.

- Draco Malfoy y Harry Potter. Aquí está nuestras reservas. –dijo entregandole unas tarjetitas

-Todo correcto. Acompañadme.

El restaurante era en verdad muy lujoso. Tenía tapizes en todas las paredes y la gente que se encontraban en las mesas vestían con trajes que debían costar muchisimo dinero.

-Aquí es señores. En breves momentos pasaré a pedirle la cuenta.

Después de mirar y remirar lo que había para cenar, pasó el camarero.

-¿Han decidio ya lo que van a tomar?

-Si –dijo Harry –Como único plato quiero "Langouste á la Thermidor", y de beber vino.

-Yo tomaré de lo mismo –afirmó Draco

-Si señores. De beber ¿qué reserva quieren?

-No importa. El mejor vino que tengaís. –le contesto Draco.

-Bien Draco –dijo cuando trajeron la cena y empezaron a comer -¿Tienes ganar de ir al baile?

-Bueno, no se. Tampoco tenemos pareja.

-Se mi pareja –dijo Harry –somos amigos. Y si encontramos ha alguien con el que poder bailar, pues vamos.

-No podemos ser pareja, Harry. Estamos entre muggles.

-Va, Sirius y Remus parecen haberse ocupado de esto. No ves a la cantidad de hombres que están cenando con otros hombres y no en situación economica.

Draco  miró alrededor y vió en varias mesas que había hombres que cogían las manos de sus compañeros amorosamente. Incluso mujeres también habían, aunque también parejas normales.

-Supongo que querían que encontraramos pareja por aquí –dijo Draco

-Tal vez…-le contestó distraidamente.

Terminaron de cenar y siguieron a las demás parejas que también iban al baile. La música empezó y las personas empezaron a bailar. Los dos chicos estaban sentados en los sillones cuando un par de muchachas se acercaron a ellos.

-¿Bailariaís con nosotras un par de bailes? –preguntaron las dos.

Harry y Draco se miraron.

-Por supuesto señoritas –dijeron los dos a la vez y cogiendo cada uno a una de las muchachas, salieron al suelo de baile.

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¿Qué? Es más largo, ¿verdad? Puees este capitulo equivalia a 4 semana de espera, capitulo por semana. Pero cuanto antes me lo quite de encima, mejor.