Lluvia de Sangre
sobre el Cementerio
Capítulo 3:
El reencuentro
...4 Año después...
El verano había llegado al Japón. Y como consecuencia, a Kioto también. Las mujeres, abanicaban el viento por donde pasaban, y los hombre, usaban sobremos grandes, para cubrirse con su sombra. Los niños jugaban en los ríos, intentando refrescarse, al igual que los animales. Era un suicidio andar por las calles, con el sol alumbrando en su esplendor, pero también lo era quedarse encerrado en casa, que gracias a la húmeda se hacia insoportable. La multitud de las calles también quitaba las ganas de pasear. Pero aun así nuestra recordada Imisu caminaba por ellas. Ahora, mucha mas esbelta y bella, poseía un aspecto más adolescente. Normal, ahora posee 16 años. Con una sonrisa radiante saludaba a quien se encontraba, y seguía su camino. Pero esto no siempre fue así. Hace cuatro años, Shiyuu se marchó sin decirle nada a nadie, y menos a ella. La desesperación la tomo unos días, y pasaba del amanecer al ocaso buscando a su amigo. Más de una vez se quedo a dormir debajo del puente donde se hospedaba antiguamente Shiyuu. Pero, poco a poco, los días de búsquedas se convirtieron en tardes de búsquedas, y a continuación en horas... Y habían terminado en instantes de breves recuerdos que le venían a la mente madura que poseía ahora. No se había olvidado de él, pero le había quitado importancia. Shiyuu se convirtió en un recuerdo más del grupo. Ahora tenia una vida independiente y normal. Con amigas y lo esto conlleva. Es más, ahora paseaba con 2 de ellas. Sus nombres eran Kiyoko y Haruko. Eran amigas de la infancia, pero sus lazos se endurecieron gracias a la ampliación de edad. Poseían 15 y 17 años, respectivamente. Las tres juntas se caracterizaban por crear conversaciones interminable, risas unas detrás de otras y confecciones varias. Eran como hermanas.
- Oye Imisu, ¿donde vamos ahora? - pregunta Kiyoko
- Pues hay que ir a comprar al mercado, y después...- Imisu sacaba la lista de la compra, pero Haruko la interrumpe.
- Imisu mira a ese chico - dijo señalando a un joven, con el pelo azul Miraba una manzana y discutía con el dependiente a la vez.
- ¡Es muy guapo! - grita Haruko mientras sigue señalándolo.
- Pues yo prefiero ese - responde Kiyoko señalando a otro.
- Chicas, ¿no podéis pensar en otra cosa? - dice sonrojada Imisu mientras ve como sus amigas niegan con la cabeza.
- ¿Cual prefieres tu Imisu? - preguntan las dos. La muchacha un poco sonrojada mira a su alrededor. Encontró a un chico alto de pelo largo y negro, que se movía por las calles con una katana. También se notaban rasgos musculosos.
- Yo prefiero ese espadachín - dijo Imisu, mientras las chicas voltean a ver al sujeto señalado. Quedaron mirándolo un momento y sonrieron.
- Vale si te gusta vamos a seguirle - predican las pintorescas chicas. Imisu, aun no muy atraída por la decisión, sigues a sus compañeras. Doblan una esquina, corren un poco y se detienen en medio de la calle, mientras buscan al sujeto. Pero ninguna de las tres consigue encontrarlo con la vista.
- Lo hemos perdido - dice Haruko
- Lástima, por una vez que Imisu se fija en alguien - añade Kiyoko mientras Imisu mira consternada a sus amigas.
- Nunca cambiaran - murmuraba la chica por lo bajo. Aún seguían buscando al muchacho cuando de repente a Imisu se le posa una mano en el hombro. Esta mientras da un pequeño grito y se da la vuelta inmediatamente. Ante el trío de chicas se encontraba el sujeto perdido. Alto, musculoso y de pelo largo y negro.
- No deberíais estar persiguiendo chicos, y menos a vuestra edad - dice el chico.
- ¿Quien eres tu para darnos ordenes? Ella es hija de un comerciante, si nos tocas, tendrás problemas - alegan Haruko y Kiyoko a la vez, mientras empujan a Imisu para que de la cara por ellas.
- Lo... lo sentimos... Mucho - dijo Imisu, sonrojada e intentando no aparentarlo. Cabizbaja miraba de reojo al chico.
- Debéis tener cuidado, tres chicas tan guapas no deberían andar solas por la calle - ante estas palabras, el trío se sonrojo. Ninguna sabia donde mirar. Solo fue Imisu, que por pura casualidad, miro de reojo la cara del chico. Este mostraba una sonrisa radiante, que cautivaba a cualquiera. Pero esa misma cara le recordó mucho a una persona, enterrada con ilusiones perdidos, que vio la luz de nuevo. Imisu, aun sorprendida acaricio levemente la cara del chico, haciendo que este se sorprendiera. Haruko y Kiyoko también lo estaban, mientras veían la acción de su amiga.
- ¿Shiyuu? - pregunto Imisu, mientras tocaba al chico de una forma que parecía desintencionada. Este se le queda mirando un buen rato. Pero al cabo de ese tiempo reconoció a su amiga.
- ¿Señorita Imisu? Me alegro mucho de verla - dijo Shiyuu mientras volvía a mostrar sus
sonrisa. Pero una gran palmada volcó la cara del joven espadachín. Imisu miraba con ojos
lagrimosos y enfadados a Shiyuu, mientras aun tenia la posición del golpe. El dúo de amigas
miraban aun mas sorprendidas si cabe, la escena. Finalmente Imisu baja lentamente la mano
mientras intenta no llorar.
- Te busque durante, días, semanas, meses; y no apareciste. No de despediste, ni siquiera me
dijiste algo, solamente te marchaste sin más - Imisu, con la parte superior de su mano, y con
algo de la manga del kimono, se secaba las lágrimas. Shiyuu a su ves, mostraba un aire melancólico y triste.
- Lo siento, señorita Imisu... - respondía Shiyuu. La escena se paro un momento, mientras todos se miraban. Pero el silencio se rompió con los sollozos de Imisu, que empezaba a llorar mas fuertemente. Y continuación salto al pecho de Shiyuu, donde empezó a llorar ya sin complejo. Kiyoko y Haruko decidieron marcharse y dejar la pareja a solas, mientras Shiyuu conducía a Imisu a un lugar mas privado.
Imisu y Shiyuu estaban sentados en el mismo puente donde vivía El chico hace 4 años. Esta igual que antes, nada había cambiado. La tarde caía, y las calles empezaban a desolarse. Ya poca gente caminaba. Shiyuu y Imisu, sentados en la baranda del puente, movían los pies, y miraban a ratos el río que fluía lentamente.
- ¿Qué has echo estos años, Shiyuu? - Pregunta la chica, sin dejar de mirar el río.
- Seijuro Hiko, un maestro espadachín de la técnica Hitten Mitsurugi, me recogió. Como no tenia nada que perder, me fui a vivir con el. Y a cambio me convertí en su alumno - respondió el chico.
- ¿Y has estado 4 años sin salir de allí? -
- Exacto. Mi maestro compraba todo lo necesario para vivir, mientras yo entrenaba o meditaba -
- No parece muy divertido... - Imisu seguía mirando al agua, que con la luz del solo, brillaba. Los peces se movían rápidamente por las aguas, eh incluso llegaban a saltar, mientras buscaban comida. Cansada de mirar el agua, Imisu se gira, mirando a un lado, para observar a su compañero. Ahora era Shiyuu el que miraba el agua. No parecía muy alegre, ya que no mostraba la sonrisa que siempre endulzaba los momentos de encuentro entre la pareja. Ahora parecía que meditara sobre lo que hacia, o sobre lo que iba a decir. Finalmente, girando la cabeza, mira a los ojos de Imisu, mientras esta se sonroja, al ver a Shiyuu mirándola tan seriamente.
- ¿Y usted, señorita Imisu? - Pregunta el chico.
- Cuando te fuiste, me pase varios meses buscándote. Pero mis padres no les gustaba esa idea, y decidieron avanzar la boda, con lo cual me tendría que casar con Katsutori antes de lo previsto - Al oír esto, Shiyuu deja de mirar a Imisu, y vuelve a mirar al agua, pero esta vez, con una cara muy sorprendida.
- Pero la boda no llego a celebrarse. Katsutori enfermo de tuberculosis, y murió poco tiempo después. Mis esperanzas de ser feliz se me fueron desapareciendo poco a poco - dijo finalmente volviéndose al chico. Este también lo hizo, y se quedaron mirando fijamente. Y ante los ojos sorprendidos de Shiyuu, Imisu sonrío, de tal forma que cautivo al chico, que no podía dejar de mirarla.
- Pero ahora... me has vuelto... a encontrar - decía poco a poco Shiyuu. Imisu, con la mano derecha, le empezó a acariciar la cara. Eran caricias suaves, prácticamente roces, que hacían cosquillas a Shiyuu.
- Pero te he encontrado en mal momento - respondió Imisu, mientras deja caer su mano y se baja de la barandilla del puente. Shiyuu, que todavía no reaccionaba, se acaricia levemente la cara, para después, rápidamente, bajarse y ponerse delante de la chica, que sorprendida, observa la velocidad de Shiyuu.
-¿Qué has querido decir, Imisu? - El joven espadachín obstruía el paso de Imisu, pero esta sigue caminando, pasando de largo. Pero pocos metros después, se detiene y tienta a Shiyuu para que le siga, y este, resignado, lo hace. La noche ya había caído, y las calles volvían a estar desoladas. Solo algunas personas paseaban, y algunos comercios seguían abiertos, como los restaurantes. Las pequeñas farolas de papel alumbraban las grandes calles, aunque era necesario llevarse una por si acaso se debían adentrar en calles pequeñas y con menos iluminación. Pero casualmente, Imisu y Shiyuu no debían pasar por ninguna de ellas para llegar a la mansión Omike. La pareja caminaba lentamente. Imisu tomaba la delantera lentamente, mientras Shiyuu, cabizbajo, la seguía.
- Cuando mis padres perdieron al único heredero que tenían, es decir a mi primo, también se les complico las ideas, y no supieron que hacer. Mas encima, yo pasaba todo el día deprimida y no salía de mi habitación. Todo parecía desquebracarse por momentos. Por eso se tomo una decisión que cambiaría mi forma de ver las cosas - dijo Imisu mientras llegaban a las puertas de la mansión, donde se giro, para dar la cara al cabizbajo Shiyuu. El chico, se detuvo también.
- Mis padres decidieron que nos iríamos del país, a Okinawa, donde empezaríamos una nueva vida - Shiyuu miraba sorprendido a la chica, que se mostraba seria y enfadada. Pero poco a poco se acercó y le abrazo, mientras Shiyuu seguía en estado de shock. Finalmente, Imisu levantó la cabeza, para mirar al chico.
- Pero yo te amo, Shiyuu. Ahora que te he vuelto a encontrar lo se - decía la chica mientras abrazaba fuertemente a Shiyuu.
- ¿Entonces... no te iras? -
- No puedo hacer eso, Shiyuu - Un viento fresco sacudía los ropajes y los pelos de la pareja, que seguían abrasados.
- Vente conmigo Shiyuu... -
- ¿Qué? -
- Vente conmigo a Okinawa. Allí si podremos ser felices - Imisu se separo un poco del chico, aunque seguía agarrándolo de la mano. La cara de suplica de la joven hizo recapacitar a Shiyuu, pero finalmente volteo la cara.
- No puedo Imisu, no puedo abandonar a mi maestro - respondió Shiyuu
- ¿A tu maestro? -
- Si, mi maestro. Él me recogió y me cuido cuando se vi solo. Me ha educado y enseñado todo lo que sabe. No puedo abandonarlo tan fácilmente - Shiyuu soltó la mano de Imisu y volvió a dejar caer la cabeza, que miraba al suelo. Pero la chica no solo sonrío, sino que abrazo a Shiyuu.
- ¿Me amas Shiyuu? - pregunto Imisu
- ...Si... -
- Piénsatelo, ¿de acuerdo?. Nos marchamos pasado mañana por la mañana, en el barco privado de mi padre. Tienes hasta la salida del barco para decidir si ir o no - Y acabo dándole un beso a Shiyuu. Este solo miraba como corría hacia la puerta de su casa. En la puerta, Imisu se da la vuelta y se despide por última vez, antes de irse. Shiyuu solo se volvió y empezó a correr hacia el monte, donde vivían el y su maestro. Debía meditar sobre la decisión que debía tomar. La cabeza le daba vueltas mientras pasaba rápidamente por las calles de Kioto. Tenia tantas duda que no sabia que hacer. Tantas que le dolía la cabeza. Por una parte, Imisu era, posiblemente el amor de su vida, mientras que por otra parte, Su maestro le había dado mucho como para abandonarlo así. Ni siquiera había terminado de aprender la técnica Hitten Mitsurugi, que era la ilusión de su maestro. Este siempre había deseado que el fuera el nuevo poseedor de la técnica. Pero en cambio, Imisu le amaba, y no soportaría que la dejara de nuevo, ni el tampoco. Era tal el revoltijo de pensamientos que tenia Shiyuu que no se dio cuenta de que ya había llegado a la caseta. Era natural, con la velocidad conseguida en los entrenamientos. Pero ahora solo debía descansar y meditar cual seria la decisión mas correcta. Decidido. Entro en la caseta lentamente. Encontró, como siempre, a su maestro fumando, mientras lo esperaba. Como hoy tenia el día libre, no le diría nada por llegar tarde.
- Shiyuu, tengo que decirte algo importante - El maestro, a pesar de tener casi 50 años, se conservaba muy bien.
- ¿Que desea maestro? - respondió Shiyuu.
- Shiyuu, tu entrenamiento esta a punto de acabar. Solo te quedan dos técnicas por aprender, las cuales aprenderás dentro de poco. Pero no podrás salir en el tiempo de entrenamiento - Aparentemente esto venia de perlas a Shiyuu. Aprendido el estilo Hitten Mitsurugi, ya podía irse, ya que el sueño de su maestro estaría cumplido. Aparentemente, todo iba sobre ruedas, por ahora.
- ¿Y cuanto tiempo será, maestro? - Pregunto Shiyuu, levantándose y dirigiéndose a su habitación.
- Serán dos días. Terminaremos pasado mañana por la tarde - Respondió el maestro, mientras Shiyuu se quedaba inmóvil. Todo eso tiraba su plan por los suelo. Debía terminar antes para poder alcanzar a Imisu. El mundo se le caía encima a Shiyuu, y no sabia que hacer. Girándose rápidamente para contestar a su maestro, Shiyuu vio que había desaparecido. Finalmente, el destino prefirió que tomara la decisión que mas quisiera ...continuará
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