Hola a todas, antes que nada les debo una gran explicación, algunas de ustedes lo saben pero para aquellas bellas personitas que siguen esta historia, déjenme decirles que tengo un trabajo algo absorbente en donde carezco de una PC personal, por lo cual ha habido semanas en las que no me pude sentar a escribir, además de que tuve un bloqueo severo del cual apenas estoy saliendo. Como se habrán dado cuenta eso es algo que se ha repetido, no quiero prometer nada pero buscaré más espacios para escribir. Por lo pronto MIL GRACIAS por la espera y por su apoyo, fueron sus reviews los que me dieron el ánimo para no dejar pasar aún más tiempo.
Sus reviews los responderé en forma en el siguiente capítulo, gracias a Ayesha por leer este capi antes de subirlo, Vania, Yumiko Minamino, Anahì Fanel Yuy, Fujisaki Yami, Nagy Bella Tao, Maria, Hikaru Itsuko, y a mi bella hermanita Reiko Noriko. Son un sol!!!
Esta de sobra decir que Slam Dunk no me pertenece y que esto lo hago sin fines de lucro.
CAPÍTULO 17. Cuando la traición alimenta tu amor...
Don't say that later will be better / No digas que después será mejor
Now you're stuck in a moment/ Ahora estas atrapado en un momento
And you can't get out of it / Y no puedes escapar de él.
De algún modo cargó ese cuerpo en sus brazos tomando casi al descuido el frasquito casi vacío, comenzó a correr veloz como jamás lo había hecho antes, no se detuvo a pesar de sentir que no podía respirar, el costado estaba matándolo y la cabeza comenzaba a darle vueltas mientras su vista se nublaba, no se detuvo hasta no llegar a la entrada de urgencias del hospital – ayuda – fue todo lo que pudo articular antes de caer de rodillas frente a los paramédicos que solícitos fueron a su encuentro, le hacían preguntas pero todo daba vueltas a su alrededor, solo fue capaz de decir algo relacionado al frasco y dárselo a una de las enfermeras, después de eso había un periodo de nada...
Se sintió en un torbellino y muy a su pesa mil imágenes horrorosas inundaron su mente mientras ese falso reposo le embotaba los sentidos y le oscurecía la razón. No supo cuanto tiempo navegó en ese espacio doloroso de vano silencio donde solo podía verse a sí mismo malditamente solo.
Cuando abrió los ojos lo primero que vio fue un lugar completamente desconocido, no sabía bien que había pasado... trataba de recordar, pero no lo lograba, que hacía en ese lugar? Lo último que recordaba era...... Kaede!!!! Súbitamente levantó el torso solo para sentir como si acabaran de machacarle cruelmente la cabeza y aún la estuvieran martillando. Una mano suave pero firme le regresó a la cama donde había permanecida ya por algo de tiempo según presentía.
- Debe descansar, ha sufrido usted un choque emocional y no es recomendable que se esfuerce demasiado – la voz le llegaba como en otra dimensión- el doctor no tarda en venir con usted.
- Señorita, espere- Hana tomo suavemente la mano de la enfermera pues su aprensión era grande- Traje a un chico conmigo, ¿podría decirme como se encuentra?
- Lo siento pero yo no estoy autorizada para dar la condición de paciente alguno ahora, - y hábilmente se soltó- si me permite, debo continuar haciendo mi ronda.
La enfermera salió de la habitación sin siquiera mirar atrás, apenas y lo hubo hecho un chico pelirrojo se levantó y tambaleante salió de la habitación, no tenía una idea fija de donde comenzar a buscar, sin embargo solo lograba sentir la imperiosa necesidad de ver que Rukawa estuviera bien, no podía ser que él hubiera... mejor ni pensar en ello.
Tambaleante caminó a lo largo de los pasillos, la desesperación empezaba a hacer presa de él jamás en su vida había sentido tal desasosiego, y ahora no solo era la angustia sino también esa molesta sensación de permanente mareo que le mermaba sus fuerzas. Se dejaba guiar por su instinto, de algún modo podía sentir que no estaba tan lejos.
En una habitación, no muy lejana de donde Hanamichi estaba, los doctores entraban y salían con la marca clara de la desesperación en sus rostros fatigados. No habían tenido tiempo de ni siquiera averiguar algo del chico que se debatía entre la vida y la muerte en sus manos. Todo había sido tan rápido y confuso; al principio no habían tenido una clara noción de la dirección que debían seguir, agradecidos con el cielo se encontraron, al cabo de pocos vitales minutos, que tenían un punto de donde partir, evidencia del veneno que robaba rápidamente la vida del chico. Jamás había visto ese hospital tal movilización de especialistas... y sin embargo los especialistas no estaban teniendo los resultados que hubieran deseado.
Yohei había salido apresuradamente hacia el hospital muy por la mañana un vecino le comento casi al descuido que habían visto a su amigo pelirrojo metido en un lío, el buen samaritano afirmaba que debía tratarse de algo muy serio pues iba huyendo como alma que lleva el diablo cargando a un chico en dirección al hospital. Lo que había comenzado como mero formalismo de no ignorar a su vecino se había convertido en información sumamente valiosa para Mito, quien rápidamente procesaba la información a la par que creaba y refutaba posibles teorías. El monólogo continuó dando detalles y opiniones personales respecto al rumbo que llevaba esa juventud y así hubiera seguido si Yohei no hubiese detenido el discurso excusándose y dándose vuelta para tomar lo necesario, si el pelirrojo estaba en problemas el debía estar preparado.
Los miembros del equipo se encontraban reunidos afuera del gimnasio de Shohoku esperando por su futuro prestamista de residencia, habían pasado ya casi dos horas desde la hora señalada y ni las luces de Rukawa mucho menos de Sakuragi, algunos miembros del equipo comenzaban ya a sacar conjeturas, la mayoría apostaba por alguna legendaria pelea, en cambio, otros cuantos pensaban que si bien un enfrentamiento debía haberlos retrasado no estaban seguros de que los golpes tuvieran algo que ver. Eso era lo que precisamente discutían Kogure y Micchi algo apartados de resto para no ser escuchados.
- Te digo Mitsui que ellos dos tienen algo decía un muy tranquilo Kogure a su parejano puedo equivocarme
- Y yo te digo que tanto entrenamiento te tiene viendo elefantes rosas Mitsui se entretenía viéndose reflejado en los anteojos del chico frente a élpodría imaginar cualquier cosa menos eso.
- Sé que tengo la razón aunque eso es lo menos importante ahora sus ojos castaños vivamente preocupados recorrieron el camino que llevaba hacia donde estaban en ese momentoa pesar de que no se distinguen por ser los más responsables sé bien que ambos respetan a Akagi o al menos le temen, así que por una u otra razón, ya deberían estar aquí su voz bajó para ser apenas perceptibleno quiero pensar que algo malo les ha pasado.
- Tranquilo pequeño su mano rozando breve y rápidamente la mejilla tersa en una caricia furtivatodo va a estar bien
- Yo los mato!!! Gritaba furioso el gorilaTE JURO QUE LOS MATO!!! Y los revivo solo para tener el placer de matarlos de nuevo su voz atronaba incluso afuera de las instalaciones deportivas
- Akagi se razonable intentaba vanamente calmarlo Ayakoalgo debe haber ocurrido, esto debe tener una explicación - Por el bien de esos dos espero que así sea pensaba consternada
La información es veloz algunas veces y tal como Mito se había informado también uno de los miembros de las familias que estaban aliadas con los Rukawa, quienes velozmente se encargaron de dar la información a quien consideraban que era más prudente, por supuesto que el pago y los beneficios que recibían eran un gran aliciente.
Un hombre que bien hubiera pasado por el hermano mayor de Rukawa se revolvió en su silla después de obtener la información, hacía mucho que había dejado de ver a Kaede, sabía que había traicionado a la familia cuando se largó pero... aún así la sangre no podía negarse.
Después de mucho reflexionar al fin decidió que debía hacerse, después de una o dos llamada tuvo un panorama general algo lógico, su primo estaba en el hospital envenenado, nadie sabía como era que se encontraba en ese estado, sin embargo existía un frasco con solo dos tipos de huellas digitales, las de su primo y las de otra persona de quien aún no sabía la identidad, así como se veía a simple vista capturar al culpable iba a ser tarea fácil, nadie se metía con su familia...
Con la agilidad y rapidez de un felino Rukawa Sergei se levantó para tomar su gabardina que colgaba de un perchero al lado de la puerta principal de su oficina, justo para girar el picaporte de ella se detuvo, no era conveniente que tantas personas le vieran salir, a pesar de trabajar para él no podía permitirse el lujo de que algún infiltrado siguiera sus pasos. Con decisión giro sobre sí para salir por un paso semioculto al lado del gran ventanal en su oficina, de este modo llegaba directamente a donde había autos sin denominación alguna que le permitieran poder salir con cero problemas.
Con los ojos abiertos sin poder más, Hana veía como la línea que marcaba el ritmo de ese corazón, que otrora sintiera latir contra su pecho, era una línea continua ininterrumpida marcando su propia caída.
Sin poder tolerarlo más cayó en la oscuridad no hubo nada más para él, se refugió en su propio recuerdo a salvo de todo, eterno...
Los médicos se multiplicaron en un instante perdían al chico, parecia no haber esperanza...
De la nada todo acabó, exhaustos dejaron los instrumentos en las mesillas dando indicaciones de que todo fuera limpiado.
Al fin después haber estado en esa habitación por espacio de horas que fueron casi eternas para los galenos, cuando se giraron vieron un cuerpo derrumbado a la entrada de la habitación, definitivamente no era su día.
Lentamente abrió sus ojos, su boca reseca pidiendo sin palabras agua, unas manos suaves le ayudaron a beber, quemó a pesar de la refrescante sensación, no pudo explicar porque también quemó, enfoco a la persona frente a él, no la veía bien pero el blanco de sus ropas la delataba, al no creer en ángeles no le costo trabajo saber que era una enfermera. Sus labios formaron un nombre que no llegó a ser pronunciado, su confusión debió pintarse en sus facciones pues la chica le habló para tranquilizarlo.
- No hable, necesita descansar y si intenta hablar solo se fatigará, han sido días muy duros, su mano lo oprimió suave pero firme cuando sintió que su paciente se levantaríael doctor no demora en venir, hasta entonces le suplico que permanezca tranquilo.
Suavemente salió dejando solo al chico que instintivamente buscó a otra persona cerca de él, se vio solo, súbitamente la comprensión le llegó... y deseo con toda el alma equivocarse para no morir...
En un apartamento las huellas de un encuentro desesperado entre dos amantes eran claramente visibles, los vasos abandonados o volcados sobre la mesita de centro, un cigarro abandonado y consumido hasta el final sin haber sido tocado, el reproductor tocando por enésima vez una cadenciosa lejana melodía, los cojines caídos lejos de los sillones, todo en un caos fácilmente interpretable como un allanamiento de ese hogar, y sin embargo un camino de prendas, erráticamente tiradas, guiando hacía el dormitorio, dejaba bien claro el destino que los ocupantes de aquel lugar le habían dado a su tiempo.
Dentro de aquel cuarto la luz apenas se filtraba a través de las persianas pero si acaso las llegasen a traspasar, tenían una infranqueable valla de cortinas adoseladas alrededor de la cama, donde dos personas se debatían en sus propios pensamientos.
Por un lado Ohtsuki el perfecto asesino se abrazaba al cuerpo de quien era su única debilidad, el torbellino que eran sus sentimiento no era posible verlo en sus ojos, sin embargo su pecho quemaba y no se creía capaz de emitir ningún sonido, acababa de aceptar limpiar el camino para que su amante pudiera tener a su único amor, y cuando lo tuviera sabía que sería echado inclementemente a un lado... y dolía no significar nada en su vida como para pedir seguir a su lado una vez todo acabado.
Youji deslizaba su mano por la piel tersa de la espalda de quien tantas veces había poseído hasta la saciedad, lo pasaba tan bien a su lado que bien podría permanecer indefinidamente a su lado, pero no, sabía que en lo profundo siempre habría unos ojos azules torturando su falsa tranquilidad, no había marcha atrás siempre lo amaría aunque no por ello debía privarse de ciertos placeres.
Con casi ternura pasó sus manos alrededor del cuerpo que estaba a medias sobre su cuerpo y levantando el mentón lo beso con hambre... quizá podría disfrutar de lo que se le ofrecía antes que los planes iniciaran su marcha.
Un auto rojo vino paró frente al hospital, sus ojos barrieron la institución antes de descender del vehículo y apagar su cigarrillo en un solo movimiento fluido. Se puso los lentes para ocultar su mirada y con pasos engañosamente tranquilos se dirigió a la recepción, primero debía cerciorarse que su primo estuviera bien, la venganza vendría después.
Hasta aquí por ahora, díganme que les pareció.
