AMARTE ES COMPLICADO.
Capitulo 2: Una mujer extraña.
–"¿Está usted bien?"– preguntó preocupado el hombre al momento en el que cubría a la mujer con su gabardina.
La mujer permaneció en silencio un momento, acurrucándose contra si misma mientras apretaba la tela que la cubría.
–"Tonto"– murmuró y el hombre se mostró confundido. –"Es usted un tonto"– volvió a murmurar la mujer mientras apretaba los puños con fuerza y antes de que Karl siquiera pudiera evitarlo, ella abofeteó su rostro con toda la rabia y desesperación que tenía.
Schwarz se sobó la mejilla con expresión confusa –"¿Qué le pasa?"- pronunció muy bajo, pero entonces vio a la mujer despojarse del abrigo que le daba la gabardina y andar a gatas hasta los cuerpos inconscientes en el piso.
-"Por su culpa ya no me pagaran"- dijo por lo bajo, palabras que el militar no supo interpretar, fue entonces cuando se fijó en que la mujer revisaba los bolsillos de los hombres buscando con vehemencia las carteras de cada uno de ellos.
-"Es una carterista" – murmuró Schwarz mirando lo que hacía la mujer –'seguro es una carterista que quiso robarle a esos hombres' – pensó un poco, hallando eso como una teoría que explicara lo que había pasado.
-"¡Nada!" – Gritó furiosa arrojando las billeteras al piso al ver que estaban vacías –"¡Nada!, eso quiere decir que todo lo que hice fue en vano"- unas lágrimas recorrieron su rostro en el momento en el que comenzó a sentir que se desesperaba –"Él me matará, me matará".
Ella se levantó con mucho esfuerzo y trató de andar como pudo, pero un cristal de la botella que había rotó el sujeto para golpear a Karl, estaba enterrado en su pierna en un corte muy profundo. La mujer cayó, pero intentó levantarse nuevamente, su persistencia era admirable, pero también increíblemente estúpida, sólo lograba que la herida se abriera más.
-"¿Qué es lo que quiere hacer?"- preguntó el hombre de profundos ojos verdes, pero sólo la escuchó decir un muy bajo "Aún no amanece". –"Alto"- gritó él recogiendo la gabardina en el piso y volviendo a cubrirla –"No permitiré que se lastime más, aunque sea una ladrona".
-"¿LADONA?" –Gritó enojada y volvió a golpearle el rostro –"Nunca en su vida vuelva a ofenderme de esa manera, yo me gano la vida de manera diferente".
-"¿Diferente?".
-"Mire"- dijo tratando de mantener la postura, pero su pierna lastimada no le permitió tal cosa, y se sintió culpable por haberle golpeado, después de todo, el solo trataba de ayudarla –"Le agradezco que me haya salvado" – habló mientras se recargaba en una pared lateral -"Pero" –continuó –"Tengo que irme, aún necesito dinero antes del amanecer".
El hombre la miró un poco, pero ella no le dio importancia a ello y dejó caer suavemente la gabardina al piso, como quien se desviste lentamente, después dio media vuelta y trató de irse, pero su pierna no le ayudaba en nada –"Maldita pierna" – murmuró muy bajo, casi entre dientes, le era imposible andar si no se recargaba en algo y en ese momento se le hizo indispensable la pared.
Schwarz miró la gabardina en el piso durante un breve instante, esa noche había sido muy extraña, y presentía que aún no acababa. Suspiró y se encogió de hombros mientras sacudía ligeramente la cabeza no creyendo lo que iba a hacer.
-"Lo siento" – susurró muy bajo y tomó la gabardina volviendo a cubrir a la mujer mientras la cargaba en brazos y comenzaba a correr hacia su departamento no importándole las quejas y los golpes que le propinaba la mujer.
Karl corrió alrededor de diez minutos por las oscuras calles de aquel barrio bajo, pero pronto encontró el camino a la calle principal, su departamento no estaba tan alejado de ese lugar y al menos la mujer ya había dejado de golpearlo y había guardado silencio, talvez comprendiendo que ella nada podría hacer.
En cambio la mujer quedó maravillada ante la condición física del sujeto que al cargaba, su silencio era de respeto, no conocía a nadie que corriera tanto sin detenerse y llevando una carga pesada –"¿A dónde me lleva?" – preguntó en voz baja, pero el hombre no respondió, tal vez ni siquiera la había escuchado.
El hombre llegó a la puerta de un enorme y elegante edificio en el que entró sin decir nada al velador semi dormido –"¿Qué lugar es aquí?" – preguntó la mujer mirando como se detenía al frente de la fastuosa puerta de un departamento.
-"Aquí es donde vivo"- pronunció en un susurró el hombre y le brindó una cándida sonrisa, ella sólo sintió que sus mejillas se calentaban ligeramente y se imaginó a sí misma sonrojada ante tan encantador gesto del hombre, quien, haciendo gala de ingenio, abría la puerta sin dejar de cargarla.
El hombre entró a su hogar con la mujer en brazos, casi parecía la clásica escena de una pareja de recién casados entrando a lo que sería su nido de amor. Ella intentó bajar de los brazos de Karl, pero él no se lo permitió caminando más a prisa hacía una habitación y la depositó en la cama con cuidado de no lastimar su pierna.
-"Espereme aquí"- dijo el y entró a lo que parecía ser el baño de la habitación. La mujer asintió y lo miró retirarse, luego observó el cuarto con mucha atención tratando de descubrir quien era ese sujeto que la había salvado.
Schwarz regresó pronto cargado de vendas y desinfectantes de heridas, además de agua y trapos limpios y sin decir nada, comenzó a limpiar y a curar la herida de la mujer, quien lo miraba enternecida y un extraño brillo es sus ojos.
-"¿Por qué lo haces?" –dijo de pronto rompiendo la atmósfera de silencio, el hombre le miró confundido.
-"¿Hacer que?"- preguntó denotando su desconcierto.
-"Tú también estás herido, no deberías preocuparte por una extraña y deberías de ver por ti mismo, esa herida se te infectará si no la curas" – otra cándida sonrisa surcó el rostro del sujeto y ella sintió que sus mejillas volvían a arder, y no conforme con ese estado en ella, cambió su expresión a una menos calida –"No deberías curar a un muerto, todo el esfuerzo hecho será en vano, sin dinero él me matará" – pronunció con frialdad, pero en sus ojos podía verse claramente desesperación e incertidumbre.
-"¿Él?".
-"¿Qué a caso no te has dado cuanta, hombre tonto, de lo que soy y a lo que me dedico?" – dijo con voz apagada sintiéndose ingrata con el hombre que le había extendido un mano para ayudarla.
-"Lo sé" – pronunció él, y bajó el rostro cubriendo sus ojos verdes con la sombra de su cabello –"Eres una prostituta ¿no es cierto?".
Ella asintió sintiéndose avergonzada de ella misma –"¿Y entonces porque me ayudas?".
-"¿No lo sé?" – Dijo simplemente –"sólo se que necesitas ayuda, no debes regresar como quien sea que desea matarte" – Karl se recogió las cosas y se preparó para irse apagando la luz de la habitación –"Buenas noches señorita" – pronunció y cerró la puerta tras de sí.
La mujer miró la puerta durante unos momentos y tocó los vendajes en su pierna acariciando con sus dedos el lugar donde más le dolía mientras recordaba la dulce voz del hombre profiriendo las ultimas palabras y dando una contestación a lo ultimo dicho en un susurró en la oscuridad –"Hace mucho que deje de serlo".
Bien ¿Qué les pareció? Se que no resultó ser una princesa o una mujer como todos esperaban, pero esta idea de la prostituta la tenía en la cabeza desde hace tiempo, y es que me fasina el personaje de Minnie May de GunSmith Cats. Perdonen si es algo poco común o poco digno en una historia, pero también creo que las prostitutas son personas admirables en algunos casos pues se ven orilladas a hacer lo que hacen.
Quiero mandar saludos y dedicarle esta historia a Giris (Vamos, no soy tan buena, pero gracias por decir que eres mi fan numero uno, eso me da animo para seguirle dando duro al coco) y a Khaly de Malfoy ( Por ser la mayor admiradora del Mayor(suena raro¿no?) Schwarz).
Tambien un agradecimiento muy grande a todos los que hayan leído alguna de mis historias y a las que hayan dejado review.
Cualquier cosa, comentario o lo que sea por favor a:
Animangataniashinomorimakimachi@hotmail.com o a lucca_ayla@hotmail.com
Gracias nos veremos pronto.
