Amarte es complicado.
Capitulo 3: Charlemos un rato.
Se despertó temprano a pesar de que se había dormido casi al amanecer, le dolía un poco el cuerpo, pero lo que lo mataba eran las piernas, nunca había corrido tanto, tan rápido y cargando algo pesado, y eso, sin detenerse siquiera para tomar aliento. Tocó suavemente su brazo izquierdo donde una venda tapaba una herida, había recibido peores heridas en su vida, pero no entendía el porque ésta le dolía tanto.
A su nariz llegó un olor agradable y no pudo evitar levantarse a ver que era lo que pasaba, olvidándose de su brazo por un momento, sólo sintió el estruendo de sus piernas quejándose de dolor, reclamándole por haberlas sobre esforzado al gran ejercicio hecho la noche anterior.
Andó como pudo y llegó a la cocina donde se encontraba la mujer que había rescatado la noche apenas pasada, aún cubierta con la gabardina, preparando algo en la estufa mientras la cafetera hacía su trabajo –"Buenos días, Señor" –saludó de espaldas sin mirarlo aún –"Perdone el haber entrado a su cocina sin permiso alguno, pero tenía hambre y supongo que usted también la tiene".
El hombre asintió despacio olvidándose de que no le veía, y se sintió tonto con ello, esa noche había sido larga, y las emociones vividas le habían afectado la cabeza.
-"Espero que le guste lo que prepar" – la mujer le sacó de sus pensamientos casi asustándolo, pero lo disfrazó tras de una sonrisa y una mirada hermosa a pesar de la profundidad de sus ojos.
El desayuno trascurrió tranquilo en relativo silencio, después de todo, eran dos extraños compartiendo la misma mesa. Nadie decía nada, sólo comían. La chica comenzó a exasperarse un poco ante tan incomoda afonía e intentó hacer algo para romper con ésta, pero al ver sus ojos verdes las palabras se le trabaron en la garganta.
-"Por cierto" –dijo el hombre entablando la conversación –"No me ha dicho su nombre".
Ella sonrió y recargó sus codos en la mesa apoyando su rostro en las palmas de sus manos, poniendo expresión tierna y atrapando unos cuantos mechones de cabello entre sus dedos –"Si mas no me equivoco, Usted tampoco me ha dicho el suyo".
Karl se sonrojó un poco ante su falta de educación –"Lo siento" –se disculpó –"Mi nombre es Karl Rigiten Schwarz" –dijo haciendo una reverencia escuchando la pequeña risilla de la mujer frente a él.
-"Mi nombre es Vigan "–dijo ella simplemente.
-"¿Cuál es tu apellido?" –preguntó confundido
-"No tengo" –su voz sonó triste –"o al menos lo desconozco".
-"¿Por qué eres lo que eres?" –el semblante de la mujer se mostró frío con ésta pregunta y por un momento el hombre se sintió arrepentido por lo que de su boca salió, él no solía ser el tipo de persona entrometida, más bien ese era su hermano menor.
Un silencio incomodo vino a acompañarlos, el bullicio de la vida diaria en la gran ciudad era lo único que se escuchaba, autos ir y venir atorándose en un espantoso trafico cercano a la avenida principal, los pasos apresurados de los citadinos yendo hacia sus obligaciones, el llanto de los niños perdidos entre las multitudes o reprochando el no querer ir a la escuela. Ninguna palabra salía de ellos y Karl ya se estaba desesperando, la seriedad de la chica lo mataba, con la agonía lenta de la incertidumbre.
-"Guerra" –dijo ella con voz apagada.
-"¿Eh?".
-"La guerra es la causante de todo" –el tono con el que lo había dicho era triste –"Perdí todo por culpa de la guerra. A mis padres, mis hermanos, mi casa…mi vida".
Karl le miró un poco, su largo cabello castaño le cubría el rostro y unos sollozos apagados comenzaron a oírse como leves respiraciones.
Ella levantó el rostro para mirarlo a los ojos, sus parpados comenzaban a hincharse opacando el ensoñable color café de su mirada.
La expresión dubitativa vino a su semblante pensando en si confiar el secreto de su vida a tan encantador extraño que había cuidado de ella por esa noche, estaba tan confundida, nunca en su vida, desde que se había convertido en lo que era, había llorado en frente de cualquier hombre, y ahora lo hacía, lo había hecho anoche y se había avergonzado de sí misma al sentir la mirada de esmeralda reposar sobre su persona como ahora lo hacía.
"Vera" –comenzó no sintiéndose enteramente segura de lo que hacía, pero una mirada a sus ojos verdes le termino de convencer.
La gente corría aterrorizada por todas partes mientras el fuego consumía sus hogares como manjar de destrucción. Las tropas de la Nación enemiga habían llegado a atacar el poblado y no se veía la hora en que el ejercito de los aliados llegaran a rescatarles.
Los refugios estaban rebosantes, disminuyendo cada vez más rápido el cupo en ellos, la desesperación tomaba por presa a los pueblerinos que veían morir sus esperanzas de toda una vida, junto con las llamas ardientes de la guerra que parecía tomar más fuerza cada vez como un gigante insaciable.
Las voces frenéticas de la personas comenzaron a escucharse en gritos de terror y preocupación sin dejar de estar desesperadas. Las desapariciones comenzaron a ocurrir, gente que buscaba a gritos a sus padres, hermanos, amigos e hijos. Manos buscando encontrarse con sus familias, las masas de gentes arrollando a otras en su huida desesperada mientras las armas enemigas destruían todo entre carcajadas, los grandes Zoids aplastando con sus huellas a personas inocentes que sólo trataban de vivir.
Una pequeña de cabello castaño se separó de la mano de su madre cuando la muchedumbre se hizo espesa, sus ojos cafés buscaron con vehemencia a la mujer que clamaba su nombre, pero la niña era tan pequeña como para saber siquiera que hacer con exactitud, pronto, la voz de sus madre quedó apagada y la gente comenzó a disiparse quedando todos resguardados en las casonas de metal, el padre y los hermanos de la niña estaban ahí, pero la madre y la pequeña se habían retrasado.
-"Mam"-gritó con miedo –"Mamá, mam
La cortina de polvo que levanto el gentío en su carrera comenzó a dispersarse dejando claro el panorama.
Cientos de cuerpos arrojados se extendían por todo el suelo pareciendo una gruesa alfombra de muerte. Personas desafortunadas que no habían podido llegar a resguardarse y que en su camino a ello, fueron presas del pánico de miles siendo atropellados por un hervidero de gente.
La niña caminó con cuidado entre los cuerpos tratando de no dañar ninguno, su rostro estaba bañado en terror, sintiendo que casi se paralizaba al ver los horrores que tenía frente a ella. –"¿Mamá?" – murmuró taciturna, escuchando los quejidos de aquellos que aún quedaban vivos, sus voces clamando ayuda, tratando inútilmente levantar sus rotas manos.
Los ojos de la infante se abrieron con desmesurada desesperación cuando localizó entre todos el cabello castaño de una mujer cuyas marcas en su rostro eran idénticas a la de la niña como lunares de nacimiento.
-"¡MAMÁ!" –gritó sintiendo que las fuerzas se le iban mientras corría a paso veloz hacia su madre, importándole poco pasar sobre la extensa alfombrada de cadáveres y moribundos. –"Mam" –murmuró con gruesas lágrimas resbalando de sus ojos –"Mam" –dijo tomando la mano mugrienta de la mujer y acariciando su rostro con ésta, ensuciándose aún más la cara –"Mamá, mami" –susurró muy despacio, y a sus oídos llegó un estruendo.
Varios Zoids con escudos imperiales llegaron para hacer frente al enemigo portando honrosos sus armas sofisticadas y escudos más resistentes.
Los gritos vanagloriosos comenzaron a escucharse como fuertes ecos en los refugios viendo que al fin habían llegado a rescatarles.
Los misiles comenzaron a lloverles en un ataque aéreo a los soldados de la patria, los chirridos de las maquinas comenzaron a escucharse, los rugidos de guerra eran ensordecedores, y los estruendos de cañones vinieron a apoderarse de los sonidos del viento.
Las peleas cuerpo a cuerpo comenzaron junto con las averías de varios Zoids, los soldados peleando puño a puño y arma a arma, mientras la muerte reclamaba más vidas de militares de ambos bandos.
El rostro aterrado de la niña estuvo a punto de gritar, pero la mano de la mujer se movió tapando su boca para que no hiciera ruido y con sus ultimas fuerzas, colocó en frente a sus propios labios su dedo índice indicándole que no hiciera sonido alguno mientras la cobijaba bajo su cuerpo en un ultimo abrazo.
La pequeña cerró los ojos y acurrucó su cuerpo en estado fetal, viéndose resguardada bajo el ceno de su madre mientras sentía que el calor se iba de su piel.
Podía verlo todo, todo, la desesperación, la tristeza, el terror. Todas esas emociones se pegaron a su cuerpo cuando abrió sus pequeños parpados.
Los gritos de emoción de la gente eran ensordecedores, todos recobrando la esperanza de vivir viendo como las Tropas Imperiales acababan con las de la Republica.
Un Zoid enemigo se colocó detrás de los refugios resguardándose de los disparos y los ataques, sin intención de dañar a los civiles ahí dentro.
Los ataques continuaron durante un momento en el que los ojos expectantes de la niña lo observaban todo mientras se grababa cada imagen y sonido en su cabeza a contra voluntad.
Un teniente del Imperio descubrió al Zoid tras las casonas de los refugiados y viendo como prioridad el destruirlo antes que salvar la vida de los miles resguardados ahí, maniobró con agilidad su maquina y saltó con su enorme AironKong sobre de estas reduciendo a escombros los refugios con la gente aún adentro.
Los gritos de dolor del gentío se convirtieron en uno solo cuando el techo se les vino abajo. La lluvia de cristales acabó con la vida de más de uno y las vigas cayeron encima de la mayoría atrayendo más muerte en desolada desesperación, las carreras y atropellos volvieron a repetirse mientras la poca gente que quedaba corría presa del pánico, viendo frustradas sus esperanzas de ser rescatados. El mismo aliado los estaba asesinando.
Un DarkHorn conducido por un soldado inexperto disparó con nerviosismo al enemigo quien aún se encontraba escondido tras los refugios reducidos ahora a escombros, con su pulso taciturno apretó el gatillo no dando una en su ataque al enemigo, yendo a dar los misiles sobre los últimos sobrevivientes.
Más muerte, todo era muerte, la inexperiencia de ese soldado había acabado con los últimos mientras la masacre continuaba.
Los soldados de ambos bandos continuaron peleando con sus propias manos al ver las armas agotadas y mientras esperaban el reabastecimiento de las armas y los refuerzos mandados a llamar.
Los gritos continuaba, y las muertes proseguían, aunque ya era menos, con tan poco gente viva, ¿que más quedaba?
La niña continuó bajo el cuerpo de su madre sin hacer ruido alguno, más por el impacto de todo lo que había visto, que por el temor a ser descubierta, y pronto se encontró dormida bajo el cuerpo sin vida de su madre.
Los soldados buscan en los restos de lo que antes fue un prospero pueblo, a personas con vida, ahora que el enemigo se había retirado llevándose consigo la victoria, un simple pueblo en ruinas no les servia para nada.
Unas manos fuertes movieron el cuerpo de la madre arrancando casi los brazos de su cuerpo sin vida, dejando a la niña al descubierto aún en posición de niño en vientre. Se había quedado dormida tratando de no ver más los horrores de una lucha sin sentido para ella.
El hombre sonrió al haberla encontrado, y sin que nadie se diera cuanta, la golpeó tras la nuca para que no despertara haciéndola pasar como un cadáver más.
La pequeña despertó en un lugar diferente en el que había dormido, el lugar era extraño, parecía ser la casa de un pueblerino cualquiera o de un humilde soldado.
-"¿Te sientes mejor?" – la voz de un hombre la sorprendió, miró a un lado y ahí estaba él, sentando en una silla junto a la cama mientras sonreía. Ella asintió despacio sintiendo un horrible dolor en la nuca –"¿Cuál es tu nombre pequeña?".
-"Vigan" –musitó la niña sintiéndose insegura. Él hombre arqueó una ceja.
-"¿Cuál es tu apellido?".
-"No sé que sea eso Señor" –dijo ella bajando la cabeza.
-"¿Cómo te llamaban tus padres?".
–"Mamá y papá sólo me decían as".
Él asintió despacio –"Pues bien, desde hoy vivirás aquí conmigo".
-"¿Eso fue lo que pasó?" – preguntó él militar cuando la mujer hubo terminado de contar su historia junto con la jarra de café. La mañana se les había ido en un parpadear y se acercaba ya el medio día.
Ella se levantó de la mesa apoyándose de una silla mientras trataba de encaminarse al fregadero. Su pierna se acalambró de pronto y estuvo a punto de caer, pero el militar, con reflejo de rayo, logró sostenerla, aunque al hacer el brusco movimiento al levantarse tiró las tazas y la jarra vacía de café.
-"Lo siento, soy una tonta, quería lavar los trastes y ahora lo que he provocado es que se rompieran".
-"No te preocupes, si tú estás bien, no pasa nada" –sonrió de manera encantadora y ella se sintió harta de sonrojarse cada vez que él hacía eso –"Déjame ayudarte".
Vigan negó con la cabeza desasiéndose del agarre del hombre –"No te lo tomes a mal, pero a mí me gusta valerme por mí misma" –dijo, y haciendo gala de ingenio ajeno, tomó la escoba cercana a ella y la utilizó como bastón, ayudándose con el a levantarse ante la mirada expectante del Schwarz, quien sabía que si la ayudaba se sentiría ofendida.
La mujer terminó de lavar los trastes que aún quedaban y recogió los pedazos de los trastes que se habían roto, y después de eso, se dirigió a la sala reusando la ayuda que trató de brindarle nuevamente el hombre.
-"Así bien" –dijo ella continuando con su relato viendo que el hombre se sentaba en un sillon grande y mujido –"Los años venideros fueron prosperos para nosotros, incluso llegué a creer que lo amaba como a un padre y que él me quería como a una hija, pero me equivoqu" –miró los ojos desconcertados del militar y con un suspiro continuo con la historia.
Jijijiji. Que mala soy hastá aquí los dejo, el siguiente capitulo será de lo mismo, ella seguirá contando su historia a un perplejo Schwarz, no se preocupen lo tendré listo pronto, al igual que las demás historias, como la de "¿Qué futuro me esperaba?", la de "Sucesos Complicados" y una nueva de acción que aún no tiene nombre, pero creo que será interesante.
Mando grandes salidos a Giris(¿Dónde te has metido que no te he visto desde hace mucho L , ya te extraño amiga) a A-Tala, por apoyarme mucho con los fics de Beyblade y a todos que me han escrito, perdonen si no he contestado reviews ni mails.
También adelanto que quizá, a partir del siguiente capitulo, la historia no será encontrada en ésta categoría, así que si quieren encontrarla, seleccionen el "Rating R", dentro de esta sección de Zoids en español. Al parecer también, mis otras historias a continuar estarán ahí. Bueno, sólo aviso, por si entran y no la encuentran, deberán estar entonces ahí.
Espero sus comentarios y pido perdon por la tardanza, trataré que ese vicio que tengo de retrasarme, se vuelva sólo algo que quede átras.
Dejenme Reviews no sean malos, asi me apuraré más =P
Cualquier cosa a parte, pueden mandarla o escribirla a: animangataniashinomorimakimachihotmail.com o a: luccaaylahotmail.com
Así que ya saben, nos leemos luego...
