Sobre Janis Joplin y el amor inesperado

Capitulo 8: Have another little piece of my heart

Draco le contó a Harry la historia de aquel lugar y el como después de perder sus aposentos privados se había visto obligado a trasladar el baúl mágico a la biblioteca, pues no quería que alguno de sus compañeros descubriera su secreto. El rubio soportó un rato mas de risitas tontas de parte del Gryffindor, pero finalmente Harry se tomó en serio el asunto y pasaron el resto de la tarde platicando plácidamente y compartiendo aquella música que los había unido. De nuevo aquel raro sentimiento de simpatía volvía a resurgir entre ambos muchachos tan inusitadamente como la primera vez, como un bálsamo que sanara las viejas heridas y difuminara las rencillas. Sin embargo y a pesar de que no se mencionó, todo lo que habían pasado la última vez había tenido un peso en ellos.  Draco estaba tremendamente tentado a hablar, pero la actitud de Harry, amistosa pero a pesar de todo cerrada, se lo impedía. Era claro que el Gryffindor no deseaba siquiera que se mencionara lo que alguna vez hubo entre ambos, y Draco no se lo podía reprochar. Así que uno y otro permanecieron sin atreverse a decir nada mas allá de lo superficial; varias horas después el moreno se estiró en el sillón donde estaba acostado.

-Esta anocheciendo... supongo que Ron y Hermione ya han de haber regresado de Hogsmeade y se preguntan en donde estoy- dijo consultando su reloj. Draco estaba despatarrado en la cama fumando un cigarrillo, y vio a Harry con sorna.

-No todo el mundo gira a tu alrededor, Potter. La sangre suci... Granger y Weasley deben de estar escondidos en algún armario en estos momentos, y seguramente en lo último que están pensando es en ti. A menos que tengan alguna extraña fantasía de tríos o algo así.-

-Ja, ja, que gracioso- contestó Harry sarcásticamente – De cualquier forma me voy. Ha sido... - El muchacho se quedó un momento en silencio, sintiendo de repente un hoyo en el pecho, como si algo quedara por decir. Pero no... eso era lo mas lejos que iba a llegar con Malfoy, por mucho que aún lo añorara. No se quería arriesgar a nada mas. Suspiró imperceptiblemente y se puso de pie, dirigiéndose a la puerta.

Draco se levantó de un salto.

-Harry...- dijo con un tono de urgencia que no le gustó nada. El Gryffindor se detuvo y con la mano aún en la manija volteó a verlo, con esos hermosos ojos verdes llenos de incertidumbre. Malfoy quería decirle algo, pero las palabras se negaron a salir de sus labios. Su corazón palpitaba dolorosamente, mientras escuchaba que su propia voz musitaba un tembloroso y vacío "Adiós".

El delicado rostro de Harry mostró una profunda tristeza por una fracción de segundo, antes de inclinar la cabeza con cortesía y salir rápidamente de aquel lugar. Sus pasos apresurados resonaron por la escalera, y Draco golpeó la pared con el puño, maldiciéndose a si mismo por ser tan estúpido.

Por su parte, Harry prácticamente voló hasta su sala común y deseó darse de topes contra el muro. Pero había hecho lo mas sensato y sabía que todo aquello pasaría. Todo pasaría tarde o temprano...

El tiempo pasó de hecho, llevándose el último año de los chicos en Hogwarts y separando sus caminos sin que ellos hubieran tenido la oportunidad de volver a hablar.

Draco se unió a los negocios familiares y resultó ser sorprendentemente hábil en el arte de aumentar la fortuna Malfoy, volviéndose tan feroz y temido en el mundo de los negocios mágicos como lo fue alguna vez en el colegio. Y tan legendaria era su maestría para el dinero como su habilidad para llevarse a la cama a cualquiera en quien posara sus grises ojos. Sin embargo, pasaban los años y Draco seguía sin muestras de establecerse y tener descendencia, tal como lo marcaban las leyes no escritas de la familia Malfoy. El chico llegó a los 21 años sin tener mas que una larga lista de relaciones pasajeras, tanto mujeres como hombres, pero sin nada que durara mas allá de un par de semanas. El atractivo heredero se volvió blanco de los cotilleos de la revista Corazón de Bruja, quienes especulaban sobre quien sería la afortunada que terminaría atrapando al esquivo Malfoy y a sus millones.

Pero todo esto acabó un par de meses antes de que Draco cumpliera 22 años. Una mala inversión, un movimiento erróneo en las finanzas y el capital Malfoy se fue a pique. A pesar de que fue una decisión conjunta, Lucius culpó de todo a Draco y lo desterró de la familia, dejándolo solo con una pequeña cantidad que había heredado de Narcisa, muerta dos años atrás. El chico, al verse excluido del circulo donde se había movido durante todo ese tiempo, se fue del país y desde entonces nadie sabía donde se hallaba. El escándalo del desfalco en las arcas de los Malfoy tuvo su apogeo y finalmente su desplome, y un tiempo después pasó a ser noticia vieja.

Harry se enteró de todo esto a través de las páginas de los periódicos y tabloides del mundo mágico. Después de Hogwarts había abierto una tienda de artículos para el quidditch en Hogsmeade, donde vendía los productos que manufacturaba en el pequeño taller que él y Ron tenían. Habían desarrollado una nueva escoba que estaba teniendo gran aceptación por parte del público, y el equipo nacional de quidditch se mostraba muy interesado en usarlas para los cercanos mundiales, lo que sin duda les traería gran popularidad y ventas.

Harry llevaba una vida desahogada y sin complicaciones; sin embargo, era conciente del vacío que tenía en otros aspectos. A pesar de su popularidad con las mujeres y algunos hombres, nunca había tenido una relación estable. La persona con la que mas había durado había sido Ginny, pero después de unos meses decidieron separarse y quedaron como buenos amigos; ahora ella salía con otro chico e iba a ser la madrina en la boda de Ron y Hermione, quienes estaban comprometidos desde que salieron del colegio. A pesar de todo, Harry no parecía demasiado preocupado por su escasa vida sentimental; sin embargo, leía con avidez todo lo que se refiriera a Draco, a quien no había vuelto a ver después de Hogwarts. Sus amigos se daban cuenta de esto, principalmente la perspicaz Hermione, pero cuando le preguntó sobre el asunto, Harry se hizo el desentendido y no dijo nada.  En realidad le había dolido la suerte con la que había corrido el rubio y se sentía preocupado por él. Habían pasado tantos años y aún no podía sacarlo de su cabeza, y por que no decirlo, de su corazón...

Los Mundiales de quidditch se acercaban y Harry se encontraba en Paris negociando con la selección del país; la escoba que Ron y él habían creado ya había sido seleccionada por la mayoría de los equipos profesionales y solo faltaban los franceses, algo renuentes a abandonar la vieja Saeta de Fuego.  Harry había pasado la mayor parte del día en un abarrotado café, tratando de hacerse entender con su deficiente francés con unos tipos que le doblaban la estatura y parloteaban sin cesar sobre si tomar o no la nueva escoba. Finalmente y para alivio de Harry, el equipo aceptó la propuesta y el trato quedó cerrado. Se despidió de ellos y salió a las heladas calles, protegiéndose de la nevada que caía en aquel enero tormentoso. Necesitaba despejarse un poco después de la pesada negociación, así que caminó durante un buen rato hasta el hotel muggle donde se hospedaba. Estaba muy feliz por el triunfo que se había anotado y decidió salir a divertirse; le habían dicho que la vida nocturna de Paris era de lo mejor, y tal vez tendría suerte y podría ligar con algún o alguna francesita que le enseñara un par de cosas. Así que después de descansar un rato, se duchó y se vistió con un pantalón tostado a juego con una camisa blanca y una fina cazadora de piel café. Se observó en el espejo y trató en vano de ordenar su cabello azabache; aunque según la moda actual, se veía bastante encantador así. Sonrió y el reflejo le mostró a un atractivo joven de 22 años, ágil y delgado, con el rostro delicado y unos ojos verdes que habían robado mas de un corazón.

"No había notado lo verdes que son tus ojos"

La frase le llegó de improviso, y por un momento no supo de donde había salido. Pero un segundo después lo recordó: fue lo que Draco le había dicho en el Salón de los Trofeos seis años atrás, la primera vez que trató de seducirlo, cuando empezó todo aquel asunto que se había quedado grabado a fuego en su corazón. Harry se encontró viendo su propia expresión de tristeza en el espejo cuando el cúmulo de recuerdos se le vino encima, aunque en realidad era algo que nunca se alejaba demasiado de él.

"Olvídalo ya" se dijo por milésima vez y salió rumbo a una discoteca que le había recomendado el botones del hotel.

Theatré. El nombre de la disco era la descripción misma del lugar; la bodega donde se hallaba estaba decorada como si de un antiguo teatro se tratara, con finos cortinados de terciopelo rojo sobre las paredes artesonadas y los privados como si fueran palcos de teatro. La pista central estaba rebosante de jóvenes que bailaban al ritmo de la pulsante música dance, mientras los meseros, que vestían al estilo del siglo XVIII, se afanaban en hacer correr el alcohol por las cálidas gargantas. Las luces intermitentes alumbraban todo el conjunto, produciendo una extraña mezcla entre lo antiguo y lo nuevo que a Harry le pareció encantador. Sin pensárselo dos veces se dirigió a la pista y se puso a bailar sin inhibiciones; aunque no era muy dado a ese tipo de lugares y mucho menos a bailar, sabía que nadie ahí lo conocía y eso ciertamente le daba confianza.

El tiempo voló entre el mar de jóvenes que desfilaron por los brazos de Harry, quien se sentía exultante y a la expectativa al mismo tiempo, como si supiera que algo grande iba a pasar en aquel lugar; pero su razón le decía que solo se trataba de la copa de mas que se había tomado. Ahora se encontraba bailando cadenciosamente con una hermosa chica trigueña a la que no le entendía ni media palabra, pues hablaba algo que a Harry le pareció alemán. Pero eso era lo de menos, pues la muchacha se veía dispuesta a todo y el Gryffindor se empezaba a excitar bastante con ella; más tarde se dirigieron a uno de los palcos y después de una sesión de apasionados besos, la chica le dio a entender de que iba al baño y regresaba en un momento. Harry sonrió y se quedó tomando otra copa de vino mientras veía a la gente que bailaba en el piso de abajo. En cuanto la muchacha volviera la llevaría a su hotel y a gozar de la noche.

Pero el chico vio algo que lo dejó congelado por un momento. Allá abajo, entre la multitud de cuerpos que se movían al compás de la música, vio a alguien que parecía resaltar por entre todos. Un pálido joven con una extraordinaria melena larga y platinada atada en una coleta, un hermoso muchacho con un rostro de facciones delicadas que habían cambiado muy poco a pesar del tiempo. Un chico que iba vestido con un elegante atuendo negro que enmarcaba su esbelto cuerpo, que bailaba al ritmo de la música con todos y con nadie en especial. Harry sintió un escalofrío y soltó la copa que tenía en la mano, lanzándose hacia la barandilla y parpadeando varias veces, no creyendo lo que veían sus ojos; pero cuando una deslumbradora luz dorada baño el lugar y el chico rubio alzó sus brazos y su rostro hacia arriba, asombrado por el efecto de la luz y mostrando una radiante sonrisa, Harry no tuvo mas dudas: estaba viendo a Draco Malfoy, allí, en la discoteca parisina muggle.

Draco no lo había visto y siguió bailando cuando la luz dorada desapareció y volvieron los flashes intermitentes; Harry se quedó petrificado, recordando todo y sintiendo mucho y sin saber que hacer. Pero antes de que se diera cuenta, se había levantado del asiento y había salido del palco, echando a correr hacia el piso de abajo.

Harry bajó los escalones de tres en tres, se tropezó y rodó el ultimo tramo de escaleras; pero no pasó ni un segundo cuando ya estaba de pie de nuevo y siguió corriendo hacia la pista. Desde ahí no podía ver a Draco y se maldijo por no ser mas alto; así que se internó entre la multitud y se dirigió al centro donde recordaba haber visto al rubio. Se abrió paso a empujones, viendo hacia todas partes, escuchando varios insultos (que era de lo poco que conocía en francés) y esquivando algún ocasional golpe cuando se apoyaba en los hombros de las personas para saltar y ver a su alrededor. Hasta que finalmente lo encontró: Draco estaba de espaldas a él, con su largo cabello rubio ondeando en su espalda al compás de sus movimientos, mientras bailaba alegremente con los que estaban a su alrededor. Harry se quedó parado sin moverse hasta que la gente lo empujó involuntariamente hacia Draco y quedó pegado a su espalda, con el sedoso pelo haciéndole cosquillas en la nariz. El Slytherin no volteó cuando Harry empezó a bailar acompañando sus movimientos, tan abarrotado estaba el lugar.

El moreno sentía esa sensación exultante haciendo erupción en su pecho. Al diablo las precauciones y recuerdos de malos momentos pasados, que por eso se había quedado seis años deseando al hombre que ahora estaba frente a él. Esta vez no dejaría que Draco se alejara, no importando que; así que apoyó su cabeza en la espalda del rubio y pasó sus brazos por su cintura mientras seguía bailando. Draco pareció reaccionar por fin y se dio la vuelta algo sobresaltado. Su expresión al ver a Harry fue de total y absoluta sorpresa.

-¡¿Harry?!- gritó, saliendo del shock y sonriendo mientras abrazaba con extrema fuerza al moreno, casi partiéndole las costillas.

-Draco... ouch, a mi también me da gusto verte- rió Harry, medio sofocado por los brazos del rubio.

-Pero... ¿qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?- preguntó, haciéndose oír por encima del volumen ensordecedor de la música.

-Estoy por negocios, no puedo creer que te encontrara después de todo este tiempo, yo... maldición, ¿podemos ir a otro lado? Aquí no se puede hablar- dijo el moreno. Draco asintió y lo tomó de la mano, casi arrastrándolo entre la gente.

Unos minutos después estaban en el último piso del edificio, en una pequeña y acogedora habitación con una chimenea chispeante y muebles antiguos. Tenía todo el estilo de los 60´s y una curiosa mezcla entre lo mágico y lo muggle. También poseía un pequeño balcón de hierro forjado con vista hacia el río. El ruido de la disco llegaba amortiguado y la ciudad se veía apacible y tranquila bajo su capa de blanca nieve.

-¿Y este lugar?- preguntó Harry, aceptando la copa que Draco le dio.

-Es mío. No es muy grande, pero tiene estilo, ¿no crees?- contestó el rubio haciendo una perfecta imitación de su vieja sonrisa arrogante – Vivo aquí desde que me fui de Inglaterra. La discoteca también es de mi propiedad, es mi nuevo negocio.-

-Es genial, me alegro que te esté yendo bien. Estaba preocupado por ti, todo este tiempo sin vernos, y supe a través del periódico lo que pasó entre Lucius y tu...-

Draco frunció los labios e hizo un gesto desdeñoso.

-Es un imbecil. No fue enteramente mi culpa todo aquel lío. Pero no quiero hablar de eso, Harry. Quiero que me cuentes que ha sido de ti, hace mucho tiempo que no nos vemos-

Así que Harry le habló al rubio de su nueva vida, y Draco a su vez le contó como había ido a parar al mundo muggle. Dijo que el dinero que Narcisa le había dejado era poco, pero el cambio de galeones a libras era bastante favorable, así que no tuvo mas remedio que empezar a vivir al estilo muggle si es que quería volver a amasar un capital. Pero como no estaba dispuesto a seguir soportando los constantes asedios del Profeta y el Corazón de Bruja, decidió irse del país. Se mudó a Francia y se las arregló para establecer la discoteca, que de un año para acá se había convertido en una mina de oro, con lo que Draco estaba prosperando bastante bien.

-Ahora bajo a bailar un rato todas las noches- finalizó el Slytherin, y agregó con una sonrisita engreída –Se que muchos de los clientes solo vienen a verme, y no me les puedo negar. Nunca pensé que iba a terminar viviendo con muggles, pero ya vez, a todo se acostumbra el ser humano... -

-Je, je, veo que no has cambiado, Malfoy- rió Harry.

-No te creas, Potter. Eso no es del todo cierto- dijo Draco, poniéndose un poco serio. Ambos se observaron por unos momentos, como sopesando todo lo que habían pasado y como esos sinuosos caminos los habían llevado a ese punto, a volver a reencontrarse.

Draco vio la mano de Harry de repente.

-No traes sortija. ¿Estas casado?-

El corazón del muchacho dio un vuelco y sintió como la sangre se arrebolaba en sus mejillas involuntariamente.

-No...- susurró. Sus manos juguetearon nerviosas con la copa y terminó por ponerla en la mesita de centro. -¿Y tu?- preguntó tratando de parecer casual.

Draco dio una ultima calada a su cigarro antes de aplastarlo en el cenicero y beber un sorbo de vino.

-Tampoco- El rubio carraspeó un poco y dirigió la vista hacia la ventana, observando la nieve que se acumulaba en el balcón. –Yo... no he tenido nada estable desde hace años. No he podido... olvidar a alguien de mi pasado y las cosas simplemente no funcionaban con las personas nuevas. Ahora lo he dejado por la paz. Es dificil de explicar.-

Draco calló y un reflexivo silencio se extendió entre ambos. El rubio miraba sin ver hacia la ventana, hundido en sus pensamientos, hasta que bajó la vista con expresión derrotada. Resopló ligeramente y prendió otro cigarro; se puso de pie y se dirigió al balcón, dandole la espalda a Harry.

-No he podido dejar de pensar en ti todos estos años, Draco.- dijo el moreno de repente. No sabía de donde había surgido aquel instante de imperiosa sinceridad, pero Harry lo dijo casi sin darse cuenta. Ahora estaba hecho y si ese alguien de quien hablaba Draco no era él, estaba perdido. No creía poder soportar el haber encontrado a Malfoy despues de todo ese tiempo para volver a perderlo de nuevo.

El rubio cerró los ojos por un momento y suspiró levemente, dejando su copa en la baranda del balcón. Después se acercó y se arrodilló frente a Harry, que se había quedado muy rígido en el sillón.

-No sabes cuanto tiempo he esperado esto, Harry- dijo en voz baja y cargada de emoción, tomando las manos del otro entre las suyas y apretándolas con fuerza –Cada día he esperado que estuvieras aquí diciéndome lo que acabas de decirme, pues es lo mismo que yo he sentido durante años-

Harry sintió que sus ojos se humedecían y rompió a reír, sintiéndose tonta y completamente aliviado, mientras Draco también reía y lo estrechaba y sus labios se unían en un largamente esperado beso mas dulce que la miel.

Los corazones jubilosos se unían a los cuerpos que se abrazaban con fuerza, disfrutando de una dicha increíble que se arremolinaba en sus pechos y que los hacía decir palabras de reconocimiento, lo siento, te quiero, nunca debí haberte dejado ir... Harry Potter y Draco Malfoy, los némesis durante los años de colegio, unidos finalmente después de tantos años y a pesar de la distancia. Los muchachos no podían creer como se habían dado las cosas y no cabían en si de alegría, abrazándose y hablando de lo rara que era la fuerza del destino.

Amor. Y el amor siempre conlleva pasión, y este fue un sentimiento que creció rápidamente entre Harry y Draco al tener al ser tan largamente anhelado finalmente entre los brazos. Los muchachos se encontraron besándose deliciosamente después de un par de horas de charlar; un rato después estaban chocando contra los muebles en su apasionado abrazo, hasta que llegaron a la habitación, que era casi la misma que años atrás Draco tenía oculta en el baúl. Ambos cayeron sobre la suave cama mientras se acariciaban apasionadamente.

-Draco, Draco, espera... Draco, espera- musitó Harry de repente, tratando de levantarse.

-No, no Harry, no me digas esto- dijo Draco algo agitado, mientras besaba ávidamente el cuello del otro chico –En verdad ha pasado mucho tiempo, no sabes cuanto he esperado por esto, no puedo parar...-

-No, en serio- rió Harry levantándose por fin y sacando de su espalda varias cajas de discos compactos que estaban sobre el colchón. Después vio a Draco divertido. Eran discos de Janis Joplin.

-Te juro que no lo planee- dijo el rubio con su mejor sonrisa inocente. Se levantó y unos momentos después la voz de Janis sonaba quedamente desde el estéreo. Maybe.

-Muy conveniente, Malfoy- rió Harry tumbado en la cama. Su cabello y sus ropas revueltas, y ese dulce tono sonrosado en sus mejillas eran la imagen misma de la perfección para Draco, que lo observó con ternura y deseo.

-No puedo creer que estés aquí- murmuró el rubio recostándose al lado de Harry. Acarició su rostro y sus hombros como si lo estuviera reconociendo una vez mas. Le parecía increíble que por fin Harry estuviera con él, y agradeció mentalmente que aquel hermoso e increíble muchacho hubiera tenido el corazón para perdonarlo por todos sus errores pasados, y se dijo a si mismo que de ahora en adelante se dedicaría a cuidarlo y amarlo para el resto de sus días.

Draco bajó hasta los labios de Harry y los besó primero con delicadeza, profundizando después el contacto mientras estrechaba aquel esbelto cuerpo contra él, un cuerpo como plumas de ángel con esencia de azúcar.  Harry se dejó hacer, exponiendo su cuello para que aquella obra de arte rubia bajara por él con sus delgados y seductores labios. Seductor, si, eso era Draco Malfoy desde el día que lo había conocido, un demonio seductor que lo había llevado al infierno y ahora lo transportaba al paraíso con las caricias expertas que le prodigaba con sus delicadas y blancas manos. Manos que ahora abrían uno a uno los botones de su camisa dejando expuesto su pecho ligeramente tostado por el sol.

Draco besó cada centímetro de dulce y perfumada piel, disfrutando los suspiros que arrancaba al chico de ojos verdes que se retorcía bajo él. La mano de Harry acariciaba su cabello, y una ronca petición se escuchó en la habitación a media luz.

-Draco, suéltate el cabello, por favor, es tan hermoso...-

El chico sonrió sintiendo una chispa de vanidad en su corazón, y sentándose a horcajadas sobre las caderas de Harry, liberó la larga melena rubia que lo caracterizaba. Harry lo vio con apetencia y se incorporó para atrapar sus labios tentadores. Draco sintió la presión de la erección de Harry contra la suya propia y el fuego se extendió por su ser. Terminó de liberar al otro chico de la blanca camisa de seda y la arrojó al suelo; el mismo destino sufrieron el resto de las prendas del moreno, dejandolo totalmente desnudo, con su esbelto y atractivo cuerpo juvenil sobre las mantas. Harry se inclinó un poco hacia atrás apoyándose en sus brazos mientras veía a Draco sacándose el fino suéter negro. El moreno aprovechó para alzar las caderas y presionar su palpitante dureza contra la del rubio, quien gimió con la mas pura expresión de placer en sus finos rasgos. Harry no soportó mas y con un rápido movimiento tumbó a Draco en la cama y se colocó sobre él, entre sus piernas.

-Vaya vaya, mira que ágil eres- dijo Draco mientras sus sonrosados pezones eran succionados por la diestra boca del Gryffindor. Sintió el calor en su torso que bajaba para concentrarse en su pene, que clamaba por liberarse de los ajustados pantalones. Gimió cuando Harry pareció leer su mente y con rápidos movimientos eliminó su cinturón y abrió su cremallera.

El ojiverde introdujo la mano por debajo de la ropa interior de Draco y masajeó su dureza, provocando que el rubio arqueara la espalda como un gato y un delicioso suspiro escapara de sus labios.

-Dime, Draco, ¿te gusta así, o tal vez prefieres...?- susurró al oído del Slytherin mientras bajaba y terminando de quitar las prendas de su amante, lamía provocadoramente su erección.

-Oh, Harry... Harry, así, así me gusta, ahhh...-

Harry sonrió ante el poder que sentía al tener al demonio rubio a su merced. Se concentró en saborear el sonrosado miembro de su amante mientras con una mano acariciaba todo lo que podía alcanzar. Estaba terriblemente excitado por la sola presencia de Draco y sentía que su pene endurecido necesitaba atención, así que bajó la mano y empezó a acariciarse el mismo. Draco empezó a gemir mas fuerte y Harry aceleró el movimiento de su boca y de su propia mano; deseaba terminar junto con el Slytherin.

Pero el rubio se percató de repente de lo que estaba haciendo y detuvo a Harry.

-No, espera, no lo quiero así... Harry, déjame... oh cielos, déjame hacértelo, déjame entrar en ti, no sabes cuanto me gustaría...-

El chico moreno parpadeó un par de veces, como si la petición lo hubiera tomado por sorpresa. Pero despues, con movimientos casi gatunos se colocó en posición, dandole la espalda a Draco; después miró por sobre su hombro y le guiñó un ojo al otro.

-Haz lo que quieras, Malfoy- le dijo con un fingido tono de desprecio en la voz.

Draco se rió maliciosamente. Le encantó que Harry le hablara como en los viejos tiempos cuando eran enemigos, aún sabiendo que no era en serio. Se estiró hacia el buró y sacó un frasco de vaselina del cajón.

-Tu te lo buscaste, Potter- dijo Draco mordisqueando la oreja de Harry y bajando por su nuca. El Gryffindor se retorció de placer, sintiéndose desfallecer mientras sentía el cuerpo caliente de Draco pegado a su espalda. Después sintió uno de los finos dedos del rubio pegajoso por la vaselina introduciéndose en él. Harry respiró pesadamente mientras Draco se movía y lo besaba.

-Relájate, relájate...- le murmuró, frotándose contra él. El Slytherin estaba en llamas, pero presentía que Harry no tenía mucha practica en ese tipo de asuntos y se iba a llevar tiempo. Ante todo no deseaba dañarlo. Cuando sintió que estaba listo, introdujo un segundo dedo con mas lubricante y un rato después otro mas. Empezó a masturbar a Harry con su mano libre, provocando que el chico se arqueara entre gemidos de placer.

-Oh, Draco, si sigues así no voy a durar mucho tiempo, hazlo ya- dijo Harry de repente, empujando su trasero hacia Malfoy, sintiéndose demasiado ansioso para andarse con delicadezas. Draco retiró sus dedos y se lubricó él mismo; entonces tomó por el cabello a Harry y le susurró:

-Bésame-

Ambos se fundieron en un ardiente beso mientras Draco posicionaba su pene en la entrada de Harry y lo penetraba lentamente. El moreno crispó las manos contra la almohada a la que estaba aferrado, pero Draco masajeó su dureza de nuevo y con una oleada de placer sintió que el rubio se introducía totalmente dentro de él.

-Eres delicioso Harry, no sabes cuanto te he deseado...- jadeó Draco, acomodándose un poco, esperando a que Harry se acostumbrara a él. Apoyó una mano sobre la cadera de su amante y con la otra aprisionó su pene, acariciándolo tentadoramente.

-Si, Draco, sigue, sigue, no te detengas...- gimió Harry. Había tenido varias aventuras, pero nunca se había sentido tan excitado en toda su vida; había sido un poco difícil al principio, pero ahora que el rubio había empezado a moverse cadenciosamente dentro de él y su mano le prodigaba deliciosas caricias, se sentía en las nubes. Draco era un amante experimentado que parecía conocer instintivamente el ritmo que a Harry le producía mas placer, después de las consideraciones y la ternura del principio ahora lo embestía con energía y dureza. Harry se sostuvo de la cabecera de la cama, sintiendo que sus piernas temblaban y que el orgasmo lo estaba alcanzando inexorablemente; la cabellera de Draco se desparramaba por su espalda mientras el rubio reclamaba sus labios y le decía cuanto lo había deseado todos esos años.

Finalmente un intenso clímax les llegó a ambos casi al mismo tiempo, dejándolos jadeando y con los cuerpos perlados de sudor. Draco perdió el control de sus movimientos por un momento y se derrumbó sobre Harry, quien se hundió en el colchón, agotado e increíblemente satisfecho.

Por unos minutos ambos se quedaron ahí, simplemente descansando, con Draco casi encima de Harry; Malfoy acariciaba los negros cabellos que se pegaban a la frente del moreno y besaba su tersa mejilla. Harry simplemente se dejaba hacer, disfrutando del ligero peso del rubio con los ojos cerrados. Una deliciosa modorra los empezaba a invadir.

-Draco...- murmuró Harry un rato después.

-¿Mmm?- musitó Draco con los ojos cerrados.

-Estoy todo pegajoso-

-Mmm-

-Necesitamos darnos una ducha-

-Mmm-mmm- negó Draco, abrazando a Harry y atrayéndolo mas hacía si. El moreno rió.

-No esperas que nos quedemos así el resto de la noche, ¿o si?-

-Mmm-mmm- Draco asintió con una sonrisita y sin abrir los ojos enterró la cabeza en el cuello de Harry, acomodándose para dormir. Se sentía demasiado bien y contento y feliz como para mover siquiera un músculo. Nunca se había sentido tan dichoso en su vida.

-¿Draco?-

-¿Mmm?-

-Te quiero-

El rubio abrió sus ojos grises y le sonrió al chico que lo observaba con una risita dibujada en su hermoso rostro de ángel caído del cielo.

-Yo también te quiero- fue la sencilla y sincera respuesta.

FIN

Si no quieres fiarte

al menos óyeme

Permanecer hostiles

no sirve a ti ni a mi

No quiero interrogarte

reprocharte nada hoy

Yo más bien estoy buscando

¿donde estas? ¿quien soy?

 

Al menos ahora

Hablamos a solas

 

Al menos ahora

nos miramos sin volver la cara

Las dudas, los hechos

explotan contra el pecho

 

Será que estamos hartos

de nuestro mal humor

La lista de defectos

que hicimos tu y yo

Olvida los temores

de un problema que no fue

Dame tiempo de aclararte

todos tus porques

 

Al menos ahora

Hablamos a solas

 

Al menos ahora

nos miramos sin volver la cara

Las dudas, los hechos

explotan contra el pecho

 

Y yo aquí esta noche

tras de un si que no sale

 

Al menos ahora

nos miramos sin volver la cara

Al menos ahora

te dan ganas de entregarte todo

Y es aquí, cuando y donde

gritarás tu mi nombre

 

Si no quieres fiarte

al menos óyeme

Permanecer hostiles

no sirve a ti ni a mi

Al menos ahora. Nek.

Bueno, pues aquí está el final de este fanfic, que es mi tercera novela larga. No me puedo resistir a los finales felices, je, je, lo se - Y es que después de tantos conflictos y tanto tiempo, no podía dejar a este par sin su final rosita como recompensa ;) Y que conste que ahora si el slash se tardó literalmente años! Uff, que resistencia, 6 años aguantándose las ganas, ja, ja, ja. Pobres, pero valió la pena la espera :)

Mil gracias a tods aquells que dejaron reviews en ff.net, en Cute y en Yaoi & Slash Paradise, a ls que me enviaron sus comentarios a través del feedback de Gerich Meleth Nîn y a mi mail, y en general a tods ls que se tomaron el tiempo de leer esta historia. La dedico con mucho cariño a tods, especialmente a Ali y Gab, que son unas linduras de lectoras. También quiero agradecer a Naoko, quien me envió la canción que aparece al final de la historia, pues quedó que ni mandada a hacer con la trama, ¿no creen? Muchísimas gracias, linda! :)  Espero que les haya gustado esta historia y les haya hecho pasar un buen rato, que el entretener a mis lectores es mi mayor recompensa - ¡Mil gracias a tods!

OK, creo que eso es todo. Mi próximo fanfic largo será un Severus/Harry que espero que les agrade :) Ya están los primeros capítulos en esta su página Lanthir´s fanfics. Un beso, gracias de nuevo y nos seguimos leyendo!!! :D

Lanthir