Por dios...!! Qué ganas de actualizar que tenía!! Antes que nada quería disculparme por haber tardado tantísimo, pero es que entre una cosa y la otra y que el capítulo me ha dado muchos dolores de cabeza... pues ha ido pasando el tiempo.

Supongo que la mayoría ya se esperaba un tercer capítulo, ¿no?

Pues aquí lo tenéis!

Bueno, reviews

Sanasa, entonces no soy mala? Jeje, no sé. Sabes... a partir de ahora me lo pensaré dos veces antes de pasarte un link ¬¬ Oh, y gracias por ayudar! Qué habría hecho si no te llego a encontrar?? (Ya sé. ¡Volverme loca!)

Kiri, ¡pues vamos a arrancársela! ¿¿Alguien más se apunta?? XD Kurama no creo que se dejara por eso... aunque ahora que lo pienso, preferiría arrancar otra cosa (sale en este capítulo) n.n Pues sí, había otro capítulo!!

Nima, muy porno XDDD sip, un poquito sí. Pero es que no puede ser romántico, porque no están enamorados! XDDD Lo de que porqué acaba con un 'owari' pues, la verdad es que no lo sé seguro, pero supongo que la autora no tenía pensado continuar la historia, pero al final lo hacía :D

Misao chan, pues como ya ves, sí que hay otro capítulo más. Me alegro de que te gustara el anterior ;)

Inari-chan, te mueres?? Por qué? No te mueras, no! XD Oh, no te preocupes porque tus reviews sean largos, a mí no me importa en absoluto ;) ¿Quieres lemon? Pues puedes buscar uno que tradujo Shirubi. Busca, busca (si no te lo has leído ya, claro...)

Vaslav, di que sí, eso s que son unas vacaciones! XD Yo también las quiero así!! Pero luego a ver quien vuelve a la rutina después de pasarlo tan bien!! XDD

Keiko-cvl, sí, ya sé que no dejaste review. Pero es que entré en tu bio y vi que recomendabas el fic... así que te lo agradezco, bueno la autora te lo agradece ;P Y encantada de que te haya impactado XDD

Ya está :D Muy contenta de que el anterior os gustara tanto. Espero que este que viene os guste igual o más! El rating sigue estando altito XD

A disfrutar!!


RODEO CALIENTE

(Randy Rodeo)


"Entonces... ¿qué hacemos ahora?"

"Muy francamente, mi youko. Me importa un bledo."

"Hiei, que conste que no se te permite ver 'Lo que el viento se llevó.' más."

"Pero es una película divertida."

"¿Qué tiene de divertida?"

"Tú no tienes mi sentido del humor, Kurama."

"Te creo... ¿Has encontrado algo ya?"

"Aún no – aunque creo que tiene algo que ver con el hecho de que domino menos el inglés que tú y yo estoy haciendo todo el trabajo."

"Yo hice todo el trabajo antes – con bastante entusiasmo, podría añadir. Lleno de vigor y energía, estuve."

"Si hubiese habido más energía, habrías tenido más vigor al final."

"Muy gracioso. Sólo por eso debería--"

"--¿Follarme con fuerza? ¿'Ballsiest' es una palabra?"

"No lo creo."

"Y se llaman a sí mismos editores..."

Kurama puso los ojos en blanco y cogió la edición que Hiei estaba ojeando. "Se supone que debería haber juegos de sexo en esta publicación. Eso dice en la portada. ¿Por qué no podemos encontrarlos?"

Hiei bufó y cogió otra publicación. "Mujeres cotillas... siempre escondiendo las cosas buenas..."

Kurama examinó uno de las cabeceras de su publicación. "Hiei, ¿en qué piensas realmente durante el sexo?"

"En lo hermoso que eres, Scarlet."

"... ¿En qué piensas realmente?"

"¿Estoy arriba o abajo?"

"En los dos sitios."

"¿A la vez?" Hiei silbó suavemente. "Vaya. ¿Entonces quién te necesita?"

"Hi-ei --"

"Está bien, está bien... Si estoy arriba, no puedo escucharme a mí mismo pensar con esos atroces aullidos de apareamiento de banshee tuyos. (1)"

Kurama se atragantó. "¿Aullidos de apareamiento de banshees?"

"Y cuando estoy abajo, normalmente es algo por el estilo de, ¡ohdiosohdiosohdiosohdios'. ¿Y tú qué?"

Kurama sonrió divertido. "Estoy pensando en lo increíble que eres."

"... ¿En qué piensas realmente?"

"Lo decía en serio. Pienso en lo afortunado que soy de que me dejes follarte una vez y otra. Y tú me dejas gritar tan fuerte como quiero."

"Ooohh... Te amo, Scarlet."

"No, no lo haces."

"¿Me gustas?"

Kurama medio sonrió. "Algunas veces no estoy muy seguro de eso..."

"... ¿Te deseo?"

"Eso es lo único."

Volvieron a sus revistas por unos momentos, buscando algo que no hubieran intentado ya. Era media mañana – bastante temprano en el día – pero las vacaciones de Kurama estaban llegando a su fin demasiado pronto. Sólo quedaban un par de días antes de que él tuviese que volver a su rutina: levantarse, comer, trabajar, llegar a casa, una ronda de sexo, dormir. Qué ciclo tan aburrido... Y una vez Hiei volviese con Mukuro eso significaría nada de sexo. ¿Mukuro estaría de acuerdo con dejar que Hiei durmiese conmigo los fines de semana...?

"Ecs."

Kurama cambió su mirada a su amigo. "¿Qué?"

Hiei hizo una cara hacia su publicación y leyó en voz alta. " 'Then, without any warning, he showed me how he liked to put his unit incide the peel and use the banana goo as lubricant'. Eso es asqueroso.(2)"

Kurama sonrió. "Es extraño... pero suena bien viniendo de ti." Cuando Hiei levantó una ceja, Kurama se explicó. "Me refiero al modo en como lo lees. Tu inglés es gracioso."

Hiei le dirigió una feroz sonrisa. "Bite me." Pronunció, muy claramente, en inglés.

Kurama le devolvió la sonrisa y mordió en el aire. A él le gustaba morder... a Hiei le gustaba que le mordiesen... y el hecho de que Hiei estuviera sentado cerca de él, prácticamente desnudo no estaba ayudando para nada. La ola de calor había disminuido el día antes, pero se habían acostumbrado a llevar nada más que shorts de seda. Eran cómodos, tapaban lo suficiente y eran fáciles de quitar. Kurama ojeó su revista otra vez. "Esperemos que encuentre esos juegos pronto o..." Se calló, parpadeando ante la sencilla página delante de él. "Oh, Hiei..."

"¿Qué?"

"... Los encontré." Dio un pequeño golpe en la página azul oscuro. "Estaban metidos entre algunos anuncios y la distribución es muy simple. No me extraña que no los hayamos visto."

Hiei tiró su publicación por la sala de estar y gateó para echar un vistazo a la de Kurama. "¿Entonces, a qué juego vamos a jugar?"

"Hay seis... Si estamos muy cachondos, podemos hacerlos todos."

"No te preocupes por mí." Le aseguró Hiei. "Tú eres el del cuerpo con monoorgasmo. Pobre humano; tienes un libido insaciable, pero tu equipo no puede seguir el ritmo."

"Puedo hacer más de una ronda." Replicó Kurama. Y podía... sólo necesitaba cinco o diez minutos entre retozos. "Perdóname por no tener tu poliorgásmico cuerpo – Maldito demonio." Pasó la página. "¿Quieres hacer el 'Helado-Caliente Especial'?"

Hiei hizo una cara. "Eso suena demasiado parecido a 'Senderos de placer'. Visto, hecho, terminado."

"¿Qué tal 'Sólo para sus ojos'?"

Hiei echó un vistazo a la descripción. "... Pero no estoy cansado."

Kurama cerró sus ojos. "Entonces qué tal..." Empezó y luego la voz se fue apagando, leyendo con atención la descripción del quinto juego. "Hiei... ¿cuál de nosotros es el hombre ahora?"

Hiei leyó todas las instrucciones. "... Tú lo eres, Kurama."

"Entonces, ¿hacemos este?"

"¿El 'Randy Rodeo'?" Preguntó Hiei. "Claro. Pero no tenemos una cinta larga aterciopelada..."

"No," Reconoció Kurama, deslizándose cerca del demonio de fuego. "pero tengo un cinturón..."

"Pero dice que necesitamos ambos para el 'sumo placer'..."

"¿Y qué? Improvisaremos." Kurama sonrió abiertamente y pasó un dedo por el hombro de Hiei. "Además, te conozco... Todo lo que tengo que hacer es prestarle una generosa/ abundante atención a tus pectorales y te desharás por mí."

"Todo lo que tengo que hacer es montarte y empezarás a sonar como puerco espines apareándose sobre una pizarra."

Kurama entrecerró los ojos. "Eres tan cruel conmigo... ¿Cómo está tu espalda?"

"Bien, supongo."

"Excelente." Kurama dijo bromeando, y agarró a su amigo, haciendo que rodaran de modo que él acabara dominante. Acabaron saliendo del futón y estirados en el suelo del comedor. Kurama deslizó sus manos debajo de Hiei, poniendo sus palmas a modo de almohada para la cabeza del demonio de fuego.

Hiei levantó una ceja. "¿Lo tomo como que estás listo?"

Kurama asintió y rozó con su nariz la de Hiei. "Siempre estoy listo, mi amante demonio."

Hiei rió ligeramente y descansó sus manos en la cintura de Kurama. "Sí, lo sé..." Una mano vagó hacia más abajo para quedarse sobre el trasero de Kurama, y la otra apartó los rojos mechones de Kurama de su cuello. "... ¿Puedo hacerte trenzas?"

Kurama cerró los ojos. "Sólo si tú me dejas hacerte coletas."

Su amigo le dirigió una media sonrisa y lamió su nariz. "Tal vez más tarde."

Kurama también sonrió y clavó sus caderas en las de su amigo, viendo los ojos de Hiei perder el enfoque un momento. "¿Entonces, vamos a jugar a 'Randy Rodeo'?" Susurró, escurriéndose para abajo para tocar con la punta de la lengua el pezón izquierdo de Hiei.

La cabeza de Hiei ya no estaba apoyada en las manos de Kurama, pero a él no parecía importarle. "... Uh-huh..."

Kurama cerró los ojos, ya imaginando cómo se sentiría. Frotó su mejilla contra el pectoral de Hiei. "Entonces... ¿vas a montarme como un toro mecánico...?"

"... Si tú quieres..."

"¡Genial!" Kurama gritó, saliendo de encima de su amigo y poniéndose de pie. "¡Voy a coger el cinturón!" Añadió, girándose y preparándose para escabullirse hacia su habitación.

"Y tú me llamas cruel." Hiei se lamentó con tristeza. "He sido abandonado por un trozo de cuero..."

Kurama rió ligeramente y se dio la vuelta. "Oh, lo siento. Puedes venir conmigo. (3)" Añadió, agachándose y recogiendo al demonio de fuego, forcejeando con el peso añadido sólo un momento.

"Me gustará venir contigo." Hiei murmuró de manera seductora. Pasó los brazos alrededor del cuello de Kurama, mientras Kurama les llevaba por el apartamento. "Aunque, en verdad, Scarlet, esto debería entenderse de otra manera.(3)"

"Basta con las referencias al 'Viento', Rhett."

Kurama llevó su amigo a la habitación. Soltó a Hiei en la cama deshecha antes de dirigirse al armario y rebuscar en el cajón de arriba por un cinturón.

"¿Habéis visto eso?" Hiei preguntó a nadie en particular. "Me tiró – así. Como si no fuese nada. Qué cara..."

Kurama sonrió divertido y sacó un ancho y negro cinturón de entre sus calcetines. Había llevado algo de cacería para encontrarlo; quien pensase que Minamino Shuichi era un ordenado y perfecto joven, obviamente nunca había visto el cajón de los calcetines... "No te preocupes, volveré para azotarte de buena manera en pocos segundos."

"... ¿No dije que no iba a participar en más azotes...?"

"Demasiado tarde. Ya dijiste que sí."

"Abogo demencia transitoria."

"No puedes echarte atrás ahora."

"¿Y desde cuando dictas lo que puedo y no puedo hacer?"

Kurama medió sonrió y se giró para estar de cara a su amigo. "Desde que te dejo comer mi comida y ver mi colección de vídeos." Dobló el cinturón, agarrando los extremos y luego abrió los brazos, haciéndolo sonar como si hubiese movido un látigo. "¿Preparado?" Preguntó, acercándose a zancadas a la cama, ya preguntándose si sería capaz de controlarse o si debería dejar que Hiei le atase a una silla.

Hiei se puso de espaldas primero, estirándose como un gato antes de ponerse boca abajo. Se puso a gatas preparándose para levantarse y Kurama encontró su mirada vagando por los negros shorts que cubrían el trasero de Hiei – y las firmes nalgas que sabía que había debajo de ellos... y no pudo resistirlo.

Llevó su brazo hacia atrás y movió rápidamente el cinturón hacia delante, sonriendo con satisfacción cuando el accesorio de cuero dio de lleno en el trasero de su amigo.

AY!" Hiei aulló, cayendo sobre su estómago. "¡MALDITA SEA, KURAMA!" Movió una mano hacia atrás para frotar su trasero.

Kurama rió ligeramente. "No te di tan fuerte."

Aparentemente, Hiei no estaba de acuerdo. "Hijo de... Mierda, Kurama, eso dolió..."

Kurama sonrió avergonzado. Tal vez había pegado a Hiei más fuerte de lo que había deseado... El entusiasmo podía confundir la destreza de uno – incluso cuando la propia arma resultaba ser un látigo... "Pobre bebé." Él arrulló, subiendo a la cama. El colchón se balanceó con el movimiento de más, cuando él se puso de rodillas ante Hiei. "Aquí." Añadió, alargando la mano libre para ponerla en la mejilla que Hiei no estaba cogiendo. "Deja que lo bese mejor..."

Hiei apartó su mano. "No toques lo que no puedes permitirte."

Kurama puso los ojos en blanco y sonrió. "No quise darte tan fuerte." Ofreció. Pasó un dedo por el contorno de una mejilla. "¿Me dejarás compensarte?"

"Eso depende." Dijo Hiei entre dientes. "¿Cómo piensas compensarme por pegarme con un cinturón?"

"Da gracias que no fuese con el final de la hebilla." Kurama ofreció, dejando el accesorio sobre la cama junto a ellos. Se inclinó hacia abajo y rozó con su mejilla una nalga, una mano instando a su amigo a que se levantase y se pusiera a gatas. Hiei obedeció y Kurama recompensó la obediencia colando su mano entre sus muslos. Hiei se movió bruscamente en repuesta al toque y Kurama retiró la mano.

Descendió un poco más, llevando su boca a la parte de atrás del muslo de Hiei. Sus labios probaron la suave piel justo debajo del dobladillo de los shorts negros y empezaron a viajar hacia más arriba. Utilizó una mano para subir el material, revelando más de la parte superior del muslo de Hiei, arrastrando sus labios casi hasta el trasero de su amigo. Quería llegar más lejos; sus besos siguieron mientras su mano intentaba subir la seda más arriba. Gruñó irritado. ¡Los malditos shorts no subían más...!

"Bájalos, idiota..."

Oh, sí... Sintió que se sonrojaba un poco, pero no estaba demasiado avergonzado. Puso sus dedos en los lados de los shorts de Hiei y los bajó, revelando una de las cosas que más le gustaban de su amigo: esas suaves y firmes nalgas.

Pasó las yemas de los dedos por una y luego resopló. "No están ni rojas, grandullón."

"Tengo lo que quiero." Fue la única respuesta de Hiei. Empujó su trasero hacia la mano de Kurama.

"¿Compasión?" Preguntó Kurama, sobando ambas mejillas con cómplices dedos. Cuando vio a Hiei asentir, sonrió con picardía. "Embustero." Siseó, su aliento pasando por la piel.

Hiei hizo un sonido de apreciación. "Haz eso otra vez." Ronroneó.

Kurama respiró en la mejilla de nuevo, luego pasó su lengua. Cuando Hiei suspiró y empujó más contra la boca y las manos de Kurama, éste frotó con sus manos cada una de sus nalgas y arrastró la lengua por la hendidura que había entre ellas. Cuando Hiei gimió, Kurama tomó un paso hacia delante y su lengua empezó a apretar en la caliente y pequeña hendidura. Aunque es no era una actividad que normalmente hiciesen, ninguno de ellos tenía aversión a ella. A condición de que, por supuesto, el otro se hubiera bañado de antemano...

Se retiró un momento. "¿Quieres?"

"Hazlo." Hiei ordenó, las palabras llevando un trasfondo de lujuria.

Así que Kurama se inclinó otra vez, preparándose para enterrar su cara entre esas firmes nalgas...

... y empezó cuando sonó el timbre.

Se detuvo en mitad de la acción. "¿Quién demonios podrá ser...?"

"¿A quién le importa?" Hiei se quejó. "Sigue."

"Pero--"

El timbre sonó otra vez.

"Hiei, ¿y si es mi madre, o algo? Habrá visto mi coche en el aparcamiento."

"Dile que fuiste a dar un paseo." Hiei sugirió. "No pares ahora..."

Cuando el timbre sonó una vez más Kurama acarició el trasero de su amigo y de mala gana se puso en pie. "Puede ser algo importante." Razonó. "Si no lo es, podemos... continuar donde lo dejamos." Sonrió afectuosamente cuando Hiei suspiró bruscamente y se dejó caer hacia abajo. "No te enfurruñes." Le reprendió, poniéndose una camiseta y unos pantalones. Se estremeció cuando rápidamente pasó la cremallera y los abrochó. Ahora la erección que todavía no se había desvanecido estaba... bastante atrapada. Con un poco de suerte no tendría que estar limitada por mucho tiempo. "A lo mejor sólo es un paquete para mí. Ahora vuelvo."

Cerró la puerta de la habitación detrás de él y se dirigió hacia la puerta principal. "¡Ya vengo!" Gritó cuando el timbre sonó otra vez. Esperó fervientemente que no fuera su madre. Querría entrar y visitarle... y entonces vería el desastre de su apartamento.

Abrió un poquito la puerta, parpadeó ante quien vio, y luego abrió completamente la puerta. "¿Puedo... ayudarla, señora Tsukino?" Preguntó, inclinando la cabeza para saludar a su vecina.

La mujer rubia devolvió el gesto, y luego hizo una mueca. "Señor Minamino--"

"Shuichi." Corrigió él. Odiaba que le llamasen 'señor'.

"Shuichi." Empezó en cambio. "Lo siento tanto, tanto por abusar así, pero... sabía que estabas de vacaciones esta semana, así que..."

Parpadeó y luego miró hacia abajo a la compañía de la mujer. "¿Así que...?"

"Así que... no quiero molestarte, pero... ¿Podrías hacerme un gran favor...?"

. . .

Él la miró fijamente.

Ella también le miró fijamente.

Él la miró todavía más fijamente.

Ella siguió mirándole fijamente.

Él cambió la mirada frunciendo el ceño con desaprobación.

Ella siguió mirándole fijamente.

Él convirtió su ceño fruncido en una leve mirada amenazadora.

Ella parpadeó y ladeó la cabeza. "... Eres malo." Declaró.

Hiei hizo una cara. "No lo soy."

"Sí lo eres."

"No lo soy."

"Sí lo eres."

"No lo soy."

"Sí lo eres."

"No lo soy."

"Hiei, deja de ser malo." Kurama le regañó, regresando a la sala de estar con vasos de limonada.

Hiei le dirigió al youko una terminante mirada fija y deliberadamente ignoró la sonrisa victoriosa de la niña. "Sabes," Comentó con brusquedad. "en mis tiempos, los niños no replicaban a los mayores así."

Kurama bufó y tendió a la niña uno de los vasos. " 'En mis tiempos'..." Repitió con una ligera risa. "No empieces con lo de cómo han cambiado las cosas, niño. Sólo tienes dos-erm, veintidós."

Veintidós, eh? Estaba seguro de que el youko le pondría unos dieciséis... "Me adulas, Kurama."

Kurama le guiñó un ojo y sorbió su limonada. "Pero parece que tengas doce."

"Estás celoso de mis lindas facciones, vieja malhumorada." Hiei sonrió con satisfacción cuando el youko se atragantó con su bebida, y luego se inclinó hacia delante, inspeccionando la cara de su amigo. "¿Eso es una arruga?"

"¿Por qué le llamas 'Kurama'?" Preguntó la niña. "Su nombre es Shuichi."

"En mis tiempos no llamábamos a los adultos por el nombre, tampoco." Hiei añadió e hizo una pequeña mueca cuando Kurama pellizcó su pantorrilla.

"Es un apodo, Mari." Explicó el youko. "Puedes llamarme Shuichi. A mí no me importa."

"Le llamo 'Kurama' porque su ego es tan grande como una montaña." Dijo Hiei y luego lanzó una mirada en dirección a su amigo. "¿Parezco resentido?"

Kurama entrecerró los ojos y no contestó. En cambio, Mari llamó su atención preguntando cómo hacer limonada. Hiei se apoyó contra el borde del sofá, medio escuchando la explicación del pelirrojo. No era justo. Kurama ya no iba a la escuela, no estaba viviendo con su madre, no estaba trabajando... y algo todavía lograba meterse en medio. Una de las vecinas de Kurama le había pedido si podía vigilar a su hija por un par de horas, justo cuando Kurama estaba a punto de...

... Sí, Hiei se sentía resentido.

... También estaba llevando pantalones otra vez. Hizo una cara y cogió los negros pantalones. Pantalones; limitantes, sofocantes prendas... Buenos para nada excepto para estar por medio. Estaba deseando que esa cría se fuese y así se los podría quitar otra vez...

... ¿Mukuro le dejaría boicotear a los pantalones...?

"¿Quieres ir a tomar un helado, Mari?" Preguntó Kurama. "Todavía hace bastante calor fuera."

Al ver la sonrisa radiante de la niña, Hiei formó una pequeña de propia. Era una niña graciosa, pero eso no quería decir que apreciaba su presencia. No era un canguro. Preferiría estar... jugando... con Kurama. Solo.

"¿Puedo comerme uno de menta con trocitos de chocolate?" Preguntó.

"Claro." Contestó Kurama, levantándose. "Ponte tus sandalias y nos iremos. La tienda no está muy lejos; tenemos tiempo antes de que tu madre vuelva."

Mari sonrió otra vez y saltó para obedecer, saliendo corriendo hacia la puerta principal. Kurama se giró hacia Hiei y levantó una ceja. "¿Quieres venir?" (3)

De todas las preguntas que hacer... "¿Tú qué crees?"

Kurama le dirigió una sonrisa irónica. "Quiero decir venir a por un helado."

Hiei miró hacia otro lado y levantó la nariz. "... Eso depende." Abrió un ojo. "... ¿Tienen de galleta doble?"

"Creo que sí."

"... Entonces, de acuerdo."

Hiei se levantó y se estiró antes de seguir a Kurama al felpudo donde estaban situados sus zapatos, y Mari sonrió satisfecha, señalando sus sandalias ya puestas.

"¡Os gané!" Gritó triunfante.

. . .

Su madre siempre le había dicho que las personas aprenden algo cada día. Hoy, Kurama había aprendido que llevar una niña pequeña a tomar un helado podía ser... bastante sucio. Su camiseta y sus brazos estaban pringosos con los restos del helado de Mari y creía que también había un poco en el pelo. Hiei no se veía mucho mejor; Kurama había obligado a su amigo a ayudarle a limpiar a la niña... y eso había logrado nada más que conseguir que los tres quedaran más pringosos. Mari se veía pero, por eso. Se había acabado no sólo su helado de menta de dos bolas, sino también el de Hiei y el de Kurama – la mitad del cual se había caído en ella.

"Con un poco de suerte su madre no se enfadará conmigo por dejar que se comiese todos esos helados." Murmuró a Hiei. "Supongo que debería haber preguntado si podía invitarla."

"Eso," Hiei replicó, señalando a la pequeña niña que iba saltando delante de ellos. "es otra razón por la que sólo duermo contigo. Nunca me gustaría descubrir que soy responsable de uno de ellos."

"Los pequeños Jaganshi tienen que venir de algún sitio." Bromeó Kurama, pero no lo decía en serio. Él y Hiei habían hecho un trato, y Kurama tenía pensado mantenerlo durante tanto tiempo como pudiese.

Cogieron el ascensor hasta la planta de Kurama – hacía demasiado calor para tomar las escaleras. Mientras Kurama buscaba sus llaves, Mari se divertía pegando y despegando su mano con la de Hiei. El demonio de fuego lo toleraba, viendo a la cría reírse tontamente con una extraña cierta indiferencia.

Entraron en el apartamento de Kurama. Éste echó un vistazo al reloj. La madre de Mari vendría muy pronto a recogerla, así que dio unas palmadas en su brazo y le dijo que no tenía que quitarse las sandalias.

"Vas a lavarla tú." Dijo Hiei antes de que Kurama pudiese decir anda más. "No yo."

Kurama puso los ojos en blanco. "De acuerdo." Rió ligeramente y guió a la niña al cuarto de baño. Era una de las únicas habitaciones que todavía estaba ordenada – la otra era la sala de estar. Había estado... haciendo el vago en la limpieza de la casa desde que Hiei llegó. Todavía había platos amontonados en el fregadero, migas en la mesa de la cocina, ropa por todo el suelo del dormitorio... y, en verdad, ¿para qué hacer la cama si ellos estarían revolcándose entre las sábanas otra vez en menos de una hora?

Mojó un paño y frotó la cara de Mari, frotando bien para limpiar las pegajosas manchas, pero no tan fuerte como para hacerle daño. Ella chillaba y se retorcía, juguetonamente tratando de evitar el trato. Como cualquier otro niño pequeño, le gustaba ensuciarse, pero no se tomaba muy bien que la limpiasen.

"¿Te divertiste?" Preguntó él.

"Mm-hm." Masculló ella desde detrás del paño. "¡Gracias por el helado!"

"No hay de qué. Te lo merecías por ser tan buena chica." Y lo había sido. El apartamento de Kurama no estaba hecho para alojar niños; no había juguetes ni películas para niños. Pero Mari se había sentado sin hacer ruido – durante la mayoría del rato – y había sido muy buena niña.

La limpió lo mejor que pudo. Tendría que cambiarse la camiseta cuando llegara a casa, pero se veía presentable. Cuando echó el paño en el cesto, el timbre sonó.

"Creo que es tu mamá." Le dijo a Mari.

Caminó hacia la puerta y dejó que Mari la abriese. Efectivamente, era su madre, regresando de cualquier recado importante que la había obligado a dejar a su hija con él.

"Se portó muy bien, señora Tsukino." Dijo, sonriendo cuando Mari la abrazó – afortunadamente limpia – los brazos alrededor de las piernas de su madre y la abrazó fuerte.

"Me alegro de escucharlo." La mujer suspiró, dando unas palmadas en la espalda de la niña. "Muchísimas gracias, Shuichi. No tienes idea de lo mucho que me ayudaste hoy..."

"No se preocupe." Le aseguró, quitándole importancia al asunto. "No me importó." Todo lo que le había costado era sexo con Hiei, después de todo... "Le dejé comer helado por eso." Admitió. "¿Es eso un problema?"

Ella rió ligeramente y despeinó el pelo corto de Mari. "En absoluto. Gracias por invitarla." Sonrió más. "Dile adiós a Shuichi, Mari."

"Adiós Shuichi." Mari cantó, diciéndole adiós con la mano.

"Adiós Mari." Él le devolvió, despidiéndose también. Cuando ella y su madre empezaron a bajar por el pasillo, Kurama cerró con llave la puerta. Se dio la vuelta, esperando ser abordado por cuarenta quilos de demonio, pero nada pasó. Entonces se dio cuenta de que Hiei no estaba en la habitación con él.

"¿Hiei?" Le llamó, dando un paso hacia delante. Su amigo no estaba en la sala de estar ni en la cocina, y una rápida mirada en el dormitorio demostró que tampoco estaba allí. ¿Entonces...? "Hiei, ¿dónde has ido?"

"Aquí." Vino la apagada respuesta. Kurama parpadeó y siguió la voz hasta el cuarto de baño. Llamó a la puerta.

"¿Puedo entrar?"

"Claro."

Kurama empujó la puerta y la abrió, teniendo cuidado de no golpear a Hiei con ella. Su cuarto de baño era penosamente pequeño. Cerró la puerta detrás de él y parpadeó otra vez antes de que tuviese unos pantalones en su cara. "¿Estás enfadado?"

"No. Sólo pegajoso."

"Yo también." Kurama tiró los pantalones al cesto y suspiró. "Realmente no preví el trabajo de canguro, Hiei." No es que Hiei pensase que estaba mintiendo, pero... quería asegurarse. Requirió mucho implorar y suplicar para que Hiei cediera a cualquier acto sexual que implicase algún tipo de atadura; Kurama se había sorprendido cuando él había accedido tan fácilmente al Randy Rodeo. El juego no consistía exactamente en atar, pero... había pensado en... revisarlo un poco... Con la condición, por supuesto, de que Hiei accediera.

"Ya sé que no." Su amigo respondió, quitándose rápidamente la camiseta.

Kurama suspiró suavemente y se apoyó en la puerta. "Entonces... ¿todavía quieres jugar al juego del rodeo?" Él lo había estado esperando con impaciencia...

Hiei dudó antes de girarse y tomó la esterilla de encima del borde de la bañera. "En realidad, Rojo... Estoy todo pegajoso y sudado..." Dejó caer la esterilla uniformemente sobre los azulejos. "Voy a ducharme."

Kurama se abanicó la cara con una mano, haciendo todo lo posible para ocultar su decepción. Por el modo en que Hiei se había estado comportando, Kurama había esperado que el demonio de fuego estuviese sobre él como... pues, como Mari con el helado, tan pronto como su madre la viniera a recoger. ¿La interrupción de un juego podía estropear el ciclo entero de dormir, comer, mirar la Cosmo, tener sexo y repetir, tan bruscamente...? "De acuerdo. Te esperaré en la habitación."

"No dije que tuvieses que irte." Respondió Hiei mientras encendía el agua y apretaba el interruptor para encender la ducha.

Kurama levantó una ceja. "Dijiste que te ibas a duchar." Tenía que hablar un poco alto por encima del sonido del agua.

"No dije que no pudieras unirte." Hiei señaló. Se deshizo de sus shorts, levantándolos con un pie. Capturó los ojos de Kurama antes de dejarlos caer intencionadamente al suelo. "¿Quieres venir?"

Kurama lamió sus labios, haciendo un esfuerzo para no saltar sobre su amigo y lamer la gustosa pegajosidad de su piel. "¿Eso es una proposición?"

"Tal vez. ¿Estás interesado?"

"Hiei, a veces haces las preguntas más tontas, ¿lo sabías?" Kurama rió ligeramente y se quitó rápidamente la camiseta, dejando que la prenda se uniese a la otra ropa en el suelo. "¿Así que todavía te apetece?" Peguntó mientras tiraba de los vaqueros.

"Casi siempre me apetece, Kurama." Dijo Hiei con una sonrisa y luego alargó los brazos, agarrando ambos lados de los boxers de Kurama... y los arrancó con un fuerte tirón.

Kurama observó la ropa rota caer sobre las baldosas y suspiró con tristeza. Esos le gustaban... "Voy a dejarlo pasar – pero sólo esta vez."

"Eres muy amable." Hiei bromeó y rodeó la cintura de Kurama con sus brazos, juntando sus cuerpos desnudos.

Kurama gimió cuando Hiei tomó la oportunidad para acariciar el pezón más cercano a sus labios. "Di, Hiei... ¿alguna vez hemos tenido sexo en la ducha?"

Hiei rodeó con la lengua el pezón con el que estaba jugando antes de contestar. "Si lo hemos hecho, estaba borracho, porque no lo recuerdo."

"Echamos la culpa a la borrachera con muchas cosas, ¿sabes? La primera vez que dormimos juntos fue el resultado de la borrachera..."

"Sí, pues... cuando estaba borracho, eras hermoso." Hiei comentó. "Después se me pasó la borrachera."

Kurama deslizó una mano por la espalda de Hiei y pellizcó su trasero desnudo.

"¡Au!"

"Te odio." Declaró Kurama. "Ahora entra en la ducha." Empujó a Hiei por los hombros e intentó hacerle pasar de espaldas.

"Cuidado." Hiei se quejó, dándose la vuelta y apartando a un lado la cortina. "Me harás tropezar."

Hiei entró primero y Kurama le siguió cerca detrás. Kurama volvió a pasar la cortina, estremeciéndose un poco al sentir el agua tibia. "¿Puedes poner el agua más caliente?"

"¿Más caliente?" Hiei repitió, apartándose el agua de su cara. "Kurama, hace un calor sofocante ahí fuera. ¿Por qué querrías darte una ducha caliente?"

"Bueno, no podemos darnos una de fría." Kurama dijo triste. Aunque era verdad... "Y no me importa el calor que haga – no puedo ducharme con agua fría."

"Eres tan raro." Hiei refunfuñó, pero se dio la vuelta y giró el mango hacia la sección 'roja'.

Kurama alargó el brazo hacia el estante, examinando los muchos productos de baño que tenía, buscando el que le quedase mejor a Hiei.

"Es casi un arsenal lo que tienes aquí." Comentó Hiei. Rodeó la cintura de Kurama con un brazo y colocó el otro en la cadera de Kurama. "Vives solo. ¿Por qué necesitas ochenta clases diferentes de gel de ducha?"

"Me gusta tener variedad donde escoger." Respondió Kurama, continuando estudiando las etiquetas de las botellas multicolores. "Vamos a ver... Frambuesa, fresa, vainilla, coco, ..." Nombró otros aromas mientras el agua corría hacia abajo por ellos, Kurama podía sentir el líquido empapando su espesa y roja melena por fin, y sonrió cuando Hiei frotó su mejilla en la parte superior del brazo de Kurama. "¿Te gustan las fresas?" Preguntó.

Hiei hizo una cara.

"Bien... ¿y qué tal coco?"

"No me gusta como suena..."

"¿Vainilla?"

Hiei agitó una mano. "Mira, empezaremos con tu pelo, ¿vale?" El demonio de fuego estiró el brazo y escogió una de las botellas.

"Ah." Kurama suspiró con agradecimiento. "Champú de frambuesa. Hiei, me conoces demasiado bien..."

"En realidad, lo he cogido porque era rojo..."

"Más o menos." Kurama sonrió abiertamente a su amigo y se giró para estar de cara al toallero, dando un paso hacia delante para salir del spray. Era una lástima que el lavabo fuera tan pequeño...

Suspiró otra vez cuando Hiei pasó sus manos por encima de la cabeza de Kurama y después empezó a masajear suavemente el perfumado champú por su pelo. Kurama cerró los ojos y se concentró en nada más que en los dedos de su amigo y en el sonido del agua cayendo en la bañera. Sonrió agradecido cuando Hiei llevó el pelo hacia arriba de su cabeza y consiguió abundante espuma. Se sentía tan bien tener a alguien haciendo esto por él. Normalmente se duchaban por separado, con uno esperando al otro en la habitación... o justo fuera de la puerta del cuarto de baño.

"Hey Kurama..."

"¿Nn?"

"... No me volveré a quejar sobre lo que tardas en ducharte. Lo necesitas."

Kurama rió, el sonido fue disminuyendo hasta un suspiro de ensoñación cuando Hiei se puso de puntillas para besar su nuca. Después las manos de Hiei rodearon su cintura de nuevo y lentamente le tiró para atrás para que así estuviera directamente debajo del spray. Mantuvo los ojos cerrados mientras el agua empezó a aclarar el champú de su pelo. Hiei enjuagó el pelo y quitó su mojado flequillo de sus ojos.

"Ya está."

"¿Tan pronto?" Kurama se quejó, escurriendo los restos de champú de su melena. Se apartó del agua y se giró para estar de cara a su amigo. Hiei estaba en el otro lado del spray de la ducha. Kurama encontró sus ojos paseándose por el pelo de Hiei. No importaba lo mucho que se mojara, nunca bajaba. Kurama siempre lo había encontrado fascinante... Su mirada vagó hacia abajo, siguiendo la corriente de agua que se deslizaba por el cuerpo del demonio de fuego.

"¿Qué estás mirando?" Hiei preguntó juguetonamente.

"A ti." Kurama respondió simplemente. "Eres muy agradable de mirar."

"Tú también..." Hiei medio sonrió. "Pero ahora pareces una rata ahogada."

Kurama suspiró bruscamente. "¿Tienes que estropear toda conversación íntima con un comentario sarcástico?"

"No lo puedo evitar. Sólo puedo actuar así cuando estamos solos." Hiei ladeó la cabeza. "¿He tocado un tema delicado?"

"No de la manera correcta..." Kurama contestó en voz baja. "Aun así fue grosero."

"¿Lo fue?"

"Lo fue." Lamió sus labios. "Creo que necesitas que te enseñen tu sitio."

"¿Crees que eres lo suficientemente hombre para hacer eso?"

Kurama no respondió. En cambio, dio una zancada hacia delante, apartando el agua de su cara y presionando a Hiei contra la pared. Cubrió con sus labios los de su amigo, mordiéndolos ligeramente para forzarlos a que se abriesen. Frotó su cuerpo con el de Hiei, gustándole el modo en como la piel mojada se deslizaba tan fácilmente la una con la otra. Colocó sus antebrazos por encima de los hombros de Hiei, atrapándole. Kurama tenía ventaja en lo que se refería a altura y estando como estaban, su cuerpo cubría completamente el de Hiei. Le daba una sensación de dominancia que le gustaba. Se frotó más firmemente contra el cuerpo de su amigo, explorando más hondo con el beso... y entonces frunció el ceño. La lengua de Hiei estaba... moviéndose... de una manera extraña. ¿Como si estuviese intentando... decir algo...?

"... el grifo..." Se escapó del beso.

Kurama se apartó un poco, lo suficiente para que sus bocas se soltasen. "¿Qué?"

"Tu maldito grifo se está clavando en mi espalda." Hiei le informó y después empezó a retorcerse. "Suéltame."

"Lo siento." Dijo Kurama, colocando sus manos debajo de los brazos de Hiei y le apartó. "Todo lo que he hecho hoy ha sido hacerte daño... te juro que no lo hago a propósito."

"Yo te provoco, tú me haces daño... Vale ya." Hiei ofreció con poco entusiasmo.

Kurama rió ligeramente e hizo que se dieran la vuelta para que así pudiera colocar a Hiei contra la otra pared--

"El toallero." Hiei interpuso rápidamente, resistiendo el suave empujón.

Kurama suspiró y se apartó la cortina de la ducha de encima. Se estaba haciendo un poco demasiado amistosa... "¿Y entonces, cómo? ¿De pie en medio de la bañera?"

"Por favor. Resbalaríamos, caeríamos y nos abriríamos la cabeza." Hiei deslizándose sobre Kurama, levantando su cabeza para lamer una gotita de un pezón. "Entonces puedes explicarle a tu madre lo que pasó."

"Como si--"

"Oh, sí, madre." Hiei dijo en un intento de imitar la suave voz de Kurama. "No hacía nada fuera de lo normal. Mira, estaba sencillamente en mi desordenado apartamento teniendo sexo con Hiei. ¿Qué? No, no soy gay – sólo follamos para divertirnos, verás."

"Hiei, déjalo."

"¿Novio? No, no. Hiei es demasiado bueno para mí. Él es tan listo, tan guapo..."

Kurama puso los ojos en blanco. "Oh señor..."

"... tan estratégico, tan fuerte..."

"Y tú dices que mi ego es tan grande como una montaña..."

"... tan rápido, tan hábil..."

"Avísame cuando hayas acabado."

"... tan ágil, tan seductor..."

Kurama miró un reloj imaginario.

"... y sus pezones son muy sensibles."

Kurama sonrió ante lo último y alzó la mano para dar vueltas alrededor de un erecto trozo con el dedo índice. "¿Entonces has terminado?"

"He terminado." Hiei recostó la parte superior del cuerpo un poco y miró hacia arriba a Kurama con ojos suplicantes.

"Tu Shuichi necesita hacer algo." Dijo Kurama y luego dio al demonio de fuego lo que quería. Inclinó la cabeza y acarició con la nariz el pezón que había estado rodeando, rozándolo con sus labios antes de girar con su lengua alrededor de él, bebiendo el agua y sustituyéndola con saliva. Luego cerró la boca alrededor del grano de carne y presionó su lengua contra él, arrancando un apagado gemido de Hiei. Prosiguió con sus quehaceres, chupando un pezón y después el otro, los gemidos de su amigo animándole.

Era una lástima que Hiei no gritase. Si sus gritos fuesen la mitad de sexys que sus gemidos...

Kurama exhaló sobre el trozo en su boca, rodeando con los brazos la espalda de Hiei más firmemente cuando el demonio de fuego se estremeció. Kurama se apoyó más, intentando apretarse contra su amigo tanto como podía. Hiei empezó a inclinarse hacia atrás, como si se preparase para dejarse caer en una cama y tirar a Kurama encima de él--

"¡Mierda!"

Kurama silbó una palabrota, acercando Hiei a él y sujetando a su amigo. Malditas bañeras resbaladizas...

Hiei se movió en el apretón de Kurama, separándose un poco para fruncir el ceño a él. "Bueno... eso estropeó el momento, ¿no?"

Kurama echó un vistazo a la bañera. "Evidentemente, esto no va a funcionar..."

Hiei descansó su mejilla sobre el corazón de Kurama. "Qué mala suerte que esa barra de la cortina no sea fuerte..."

"Creo que sé por qué nunca hemos tenido sexo en la ducha..." Kurama miró alrededor de ellos, parpadeando y alejando las gotitas que de vez en cuando se le metían en los ojos. Su mirada se posó en la balda. "Aquí." Habló más fuerte, guiando a Hiei y sentándole en ella, convirtiendo la balda en un improvisado banco.

"Sabes," Dijo Hiei mientras Kurama se arrodillaba y se colocaba entre los abiertos muslos de su amigo. "dejando de lado lo de resbalar, esto es bastante erótico." Se lamió los labios. "Como si ni siquiera pudieras esperar a que me limpie antes saltar sobre mí."

"Puedo esperar." Kurama aclaró, haciendo una mueca ante la falta de espacio que tenían sus rodillas. "Sólo que prefiero no hacerlo." Colocó sus manos en los muslos de Hiei y se inclinó para lamerle – una larga y lenta lengüetada desde la base hasta la punta. Echó un vistazo hacia arriba para ver la reacción de su amigo. El demonio de fuego tenía una de las expresiones que más le gustaban a Kurama: sus ojos estaban ligeramente cerrados, la cabeza echada hacia atrás, los dientes mordiendo el labio inferior, un gemido amenazando con subir por su garganta...

Kurama quería escuchar el gemido. Giró la cabeza para lamer el agua del interior del muslo derecho de Hiei. La mano que descansaba en la otra pierna se deslizó entre ambas piernas, y un dedo trazó pequeños círculos en el oscuro pelo que decoraba las regiones inferiores del demonio de fuego. Hiei sí que gimió, débilmente, y se movió bruscamente en respuesta al toque.

La vista hizo a Kurama abandonar toda intención de alargar las caricias estimulantes que tenía. Lamió a Hiei unas veces más antes de tomarle entero. Él mamó, haciendo que la liberación de su amigo subiese desde lo hondo mientras probaba el agua, también. Pronto la boca de Kurama y las manos establecieron su propio ritmo y no quería detenerse o ser detenido. Continuó, haciendo un bajo y continuado sonido de vibración cuando los dedos de Hiei se enredaron tan bien como pudieron en el pelo mojado de Kurama, no deteniéndose incluso cuando Hiei llegó. Tragó todo lo que pudo, saboreando el ligero sabor salado.

Kurama se retiró y se limpió el lado de la boca. Al siguiente segundo, Hiei estiró el brazo y le acercó otra vez, con las manos en sus mejillas y devorando su boca. Kurama logró rodear el cuello de Hiei con sus brazos, y su amigo acercó sus piernas. El miembro de Kurama palpitó y él se estremeció, de repente recordado de la excitación que tenía.

"Hiei." Murmuró, despegando la boca de la de su amigo. Inclinó la cabeza de Hiei hacia arriba y arrastró la lengua desde la barbilla del Koorime hasta el centro de su pecho. "¿Puedo...?"

Hiei asintió y le soltó. Kurama se puso de pie y Hiei hizo lo mismo. "¿Aquí?"

Kurama miró la pequeña bañera. Si iban con cuidado... "Aquí." Dijo, señalando para que Hiei se colocase en la posición apropiada. "Iremos con cuidado."

Bueno... eso fue lo que dijo. Pero una vez Hiei estuvo a gatas... una vez los dedos de Kurama había profundizado en ese diminuto círculo de músculo... una vez Hiei empezó a empujar hacia atrás, listo para ser tomado... Kurama se movió 'con cuidado' a lo tercero en su lista, que era 'follar a Hiei inconscientemente' y 'llegar'.

No tenían lubricación con ellos, pero cuando Kurama encontró un mínimo de dificultad al entrar en el cuerpo de su amigo, descubrieron que no sería necesaria. Gimió cuando su excitación fue apretada por los músculos que la rodearon, e hizo unos simbólicos empujes antes de empezar a balancearse hacia delante y hacia atrás. Intentó ser prudente al principio, no queriendo tropezar, pero pronto lo olvidó y aceleró el ritmo, llevando su longitud dentro y fuera del cuerpo de su amigo, gimiendo y sonriendo cuando Hiei iba a gemir, diciéndole a Kurama que había dado donde a veces a él le gustaba llamar el 'punto dulce' del demonio de fuego.

Y entonces, cuando sintió su propia liberación aproximarse, dejó de pensar y sólo actuó. El agua caliente que estaba todavía caía de la ducha de alguna manera amortiguaba los gemidos y gruñidos que él estaba haciendo mientras subía esa empinada colina, acercándose a la cumbre...

Y llegó, echando la cabeza hacia atrás con un gemido ronco.

Cuando acabó, él y Hiei cayeron de rodillas, cansados y saciados. Kurama se sentía cálido y confuso – y no tenía nada que ver con el que el agua caliente estuviese todavía cayendo sobre ellos. "¿Ya has acabado?" Preguntó sin aliento. Hiei era más rápido recuperándose que él. Kurama dobló su mano, preparada para encargarse de la renovada erección que su amigo podía haber alcanzado.

Vio la cabeza del demonio de fuego encorvarse y después negar. "Clávame un tenedor – he acabado."

Se quedaron sentados en silencio un momento y luego Kurama envolvió a Hiei más firmemente entre sus brazos. "¿Y si dormimos todo el día mañana?"

"Casi todo el día. Aún tenemos que limpiar tu apartamento, ¿recuerdas?"

"Mm-hm..." Suspiró Kurama y lamió el agua de los pelos de la nuca de Hiei. "No quiero volver a trabajar..."

"Todavía estaré aquí unos días más." Le consoló Hiei. "Aún podemos follarnos como locos. Sólo tendremos que limitarlo a una o dos veces la noche."

"Pero me he estado acostumbrado a tener sexo siempre que lo quería." Kurama fingió un lloriqueo. "Cuando vuelvas a tu trabajo eso querrá decir que no tendré nada."

"Hasta tus fines de semana." Hiei le aseguró, echando la cabeza hacia atrás y apoyándola en el hombro de Kurama. "Haré lo que pueda para venir los fines de semana. Está tan tranquilo el Makai ahora; Mukuro es bastante indulgente."

Kurama escondió su excitación detrás de una sonrisa. "¿Entonces podremos dormir juntos los fines de semana...?"

"Tendría que inventarme algo..."

Besó la sien de su amigo. "Te amo."

"No, no lo haces."

"Me gustas."

"A veces me lo pregunto..."

"Te deseo."

"Ah." Suspiró Hiei, girando la cabeza para lamer el cuello de Kurama. "Eso sí." Rió ligeramente y luego cogió un mechón mojado del pelo de Kurama para jugar con él, mirándolo contemplativo.

Kurama levantó una ceja. "¿Qué pasa?"

Hiei encogió un hombro. "Sólo que me he dado cuenta... que no te he puesto acondicionador en el pelo, ¿verdad que no?" Preguntó, lanzándole una mirada lasciva.

Kurama medio sonrió. "No... no lo hiciste. Pero después de que lo hagas..." Señaló hacia las provisiones de botellas de baño alineadas en el estante. "... Me gustaría bañarte con gel de ducha de vainilla... Bañarte... todo."

Hiei también medio sonrió y mordió la barbilla de Kurama. "... Pásame el acondicionador."

- OWARI -


Aclaraciones

(1) Banshee, para las personas que no sepan qué es os lo explico aquí, más que nada como curiosidad Una banshee es un espíritu femenino cuyos lamentos advierten de una muerte inminente.

(2) 'Then, without any warning, he showed me how he liked to put his unit inside the peel and use the banana goo as lubricant.' :: Entonces, sin previo aviso, me enseñó como le gustaba poner su unidad dentro de la piel y utilizar la viscosa sustancia del plátano como lubricante. ((Diooox, se me revuelve el estómago ò.ó ))

(3) En inglés se utiliza el verbo 'came', que tiene varios significados: venir o ir a algún sitio y llegar al orgasmo (entre otros significados), así que Hiei hace la broma, como si Kurama se lo hubiese preguntado en el otro sentido. Traducido no se entiende porque en castellano se utilizan palabras diferentes, así que os lo explico aquí ;)


Desde que leí el fic ducharme ya no es lo mismo XDDDD

Qué envidia me ha dado cuando Hiei le ha lavado el pelo a Kurama! Yo también quiero!!! (Que me lo lave, por supuesto n.n ) Oh, y a mí me pasa lo mismo que a Kurama; da igual que haga calor, no puedo ducharme con agua fría (como mucho con agua tibia tirando a fría) XDD

AY! Se me olvidaba comentaros una cosa ;P Este ha sido el último capítulo de este lemon! Ya no hay más, chicas... U.U

A quien le interese visitar la web de donde saqué el fic puede ir a mi bio, he puesto el link hacia ésta y también hacia el livejournal de la autora (todo está en inglés por supuesto n.n'')

Muchísimas gracias por todos los reviews!!! ;)