Capitulo 2.-Me empiezo a dar cuenta.
La biblioteca estaba vacía, todos estaban cenando. Pero de repente vio
varios espectros que seguramente no procedían de Hogwarts, ya que nunca los
había visto. Se acercó a una mesa y vio a una alumna de Gryffindor, pero
muy clara, no solo la cara sino el cuerpo entero.... no estaba viva..
-Pero.-pensó Hermione.-La única alumna no viva en Hogwarts es Mirtley.. A lo mejor es nueva... pero.. ¡si no ha muerto nadie desde que iba a cuarto!
-Hola.-dijo la chica.-Soy.. en fin, era Cristel McGonagall...
-¿McGonagall?.-preguntó extrañada Hermione.-Esa es mi profesora, te apellidas como ella. ¡Minerva McGonagall!
-Ya lo sé.-dijo Cristel apenada.-Es mi sobrina...
-¿Sobrina?
-Exacto, pero no la llegué a conocer, como puedes ver.-dijo Cristel apenada.-Morí en Hogsmeade, con dieciséis años y mi misión fue permanecer en Hogwarts..
-Vaya, nunca te había visto..-dijo Hermione.
-¿No? Pues que raro...-dijo Cristel observándola.-¡Ah! Debes ser nueva..
-¡Qué va!.-dijo Hermione.-Es mi séptimo año.
-Yo sé a lo que me refiero...
-No te entiendo...
-¿Cómo te llamas?.-preguntó Cristel.
-Hermione Granger.-contestó ella.
-Muy bien Hermione, estás muerta.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Hermione, pero eso, eso era... ¡imposible!
-No, tú estás muerta.-puntualizó Hermione.
-Y tú, mira.-Cristel arrojó un libro a la cabeza de Hermione, pero ella no sintió ningún daño.
Hermione se tocó la cabeza y entonces empezó a notar la biblioteca borrosa, recordando algo... algo... que ya había vivido... ---------Hace tres días en la playa----------- -Oh, vamos Hermione.-dijo Ron.
Una chica de pelo ondulado castaño, estaba boca arriba con un bikini rosa y los ojos cerrados. De la comisura de la boca le salía agua salada.
-Vamos Ron, déjala, se la tienen que llevar...
-No, Harry... sé que va a despertar, déjame creer que va a hacerlo.-dijo Ron comenzando a llorar.
-No puedo hacer eso.-dijo Harry limpiando sus ojos llorosos.
-Vamos Ron, os dejare quedaros estos tres días que quedan, para despejaros.- dijo la señora Weasley abrazando a su hijo mientras unos médicos magos se llevaban el cuerpo sin vida de Hermione Granger.
-----------------Presente--------------
-¡No!.-gritó Hermione y se puso de rodillas comenzando a llorar.
-Lo siento mucho, Hermione Granger.-dijo Cristel.-Yo me di cuenta a la semana, después de que un ex director me lo dijera... pero ya llevo aquí cincuenta años. Menos mal que también hay más espectros.
-Pero, ¿qué somos?
-Bueno, no estamos ni vivos, ni muertos.-contestó ella pensativa.-No lo sé...
-Oh, Dios, esto es una broma de Malfoy.-dijo Hermione.-¿No?
-¿Malfoy?.-dijo la chica sorprendida.-¡Qué apellido más raro!
-Entonces..
-Sí, claro.-dijo Cristel.-¿No has notado que tus amigos no te hablan? Ellos no te pueden ver..
Hermione abrió ligeramente la boca.
-Pero mira, este de allí.-dijo señalando a un chico con cara de bonachón.- Era mi profesor de pociones, pero como decidió quedarse en Hogwarts, tiene diecisiete años... ¡y antes tendría unos cincuenta!
-Vaya...
De repente alguien le tapó los ojos con las manos.
-¿Quién soy?.-dijo una voz joven y simpática, claramente de chico.
-No... no lo sé.-contestó Hermione muy asustada.
-¡Vaya, Hermione! ¡Mira que no acordarte de mi....!.-dijo el chico quitándole las manos.
Hermione se dio la vuelta. Era un chico alto, moreno, de ojos azules y de Gryffindor. Ella no conocía de nada a ese chico, pero sus ojos, eran familiares, ¡los había visto antes, seguro!
-¿Si.. Sirius?.-dijo Hermione tartamudeando. El chico sonrió abiertamente y afirmó con la cabeza.-¿Eres tú?
-Exacto, ¡te has acordado! Mira como era yo de joven...-dijo Sirius dando una vuelta.-Guapo, ¿no?
-¿De veras que eres tú?
-¡Qué sí!.-afirmó Sirius.-¡Eh, James! La mejor amiga de tu hijo.
Una cabeza asomó por una estantería. Un hombre moreno, parecidísimo a Harry, con los ojos claros, se colocaba las gafas.
Se acercó a Hermione. Era el padre de Harry Potter, su mejor amigo junto con Ron. Era un James con la misma edad que Hermione.
-James Potter.-dijo tendiéndole la mano.
-Hermione Granger.-dijo aceptándola.
-¡Lily, ven!.-llamó James.
Una cabeza pelirroja de ojos verdes brillantes se asomaron por otra estantería. Tenía un libro en la mano y sonreía a Hermione.
-¡Hola, Hermione!.-dijo Lily entusiasmada.-Lo primero, siento que hayas muerto.
La cogió la mano estrechándola.
-Lo segundo, gracias por todo el apoyo que brindaste a nuestro hijo.-siguió entusiasmadamente.-Y tercero, bienvenida.
-Oh, gracias..-pero de repente Hermione se acordó de algo, o mejor dicho, de alguien...-Oigan..
-Trátanos de tú.-pidió Sirius.
-.. ¿Conocéis a un chico llamado Cedric Diggory?...
-¡Ah, si!.-exclamó Lily.-Es el último que vino antes de ti, querida. Hace tres años, si no me equivoco.
-Cuentas bien.-dijo Cristel.
-Pero.-pensó Hermione.-La única alumna no viva en Hogwarts es Mirtley.. A lo mejor es nueva... pero.. ¡si no ha muerto nadie desde que iba a cuarto!
-Hola.-dijo la chica.-Soy.. en fin, era Cristel McGonagall...
-¿McGonagall?.-preguntó extrañada Hermione.-Esa es mi profesora, te apellidas como ella. ¡Minerva McGonagall!
-Ya lo sé.-dijo Cristel apenada.-Es mi sobrina...
-¿Sobrina?
-Exacto, pero no la llegué a conocer, como puedes ver.-dijo Cristel apenada.-Morí en Hogsmeade, con dieciséis años y mi misión fue permanecer en Hogwarts..
-Vaya, nunca te había visto..-dijo Hermione.
-¿No? Pues que raro...-dijo Cristel observándola.-¡Ah! Debes ser nueva..
-¡Qué va!.-dijo Hermione.-Es mi séptimo año.
-Yo sé a lo que me refiero...
-No te entiendo...
-¿Cómo te llamas?.-preguntó Cristel.
-Hermione Granger.-contestó ella.
-Muy bien Hermione, estás muerta.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Hermione, pero eso, eso era... ¡imposible!
-No, tú estás muerta.-puntualizó Hermione.
-Y tú, mira.-Cristel arrojó un libro a la cabeza de Hermione, pero ella no sintió ningún daño.
Hermione se tocó la cabeza y entonces empezó a notar la biblioteca borrosa, recordando algo... algo... que ya había vivido... ---------Hace tres días en la playa----------- -Oh, vamos Hermione.-dijo Ron.
Una chica de pelo ondulado castaño, estaba boca arriba con un bikini rosa y los ojos cerrados. De la comisura de la boca le salía agua salada.
-Vamos Ron, déjala, se la tienen que llevar...
-No, Harry... sé que va a despertar, déjame creer que va a hacerlo.-dijo Ron comenzando a llorar.
-No puedo hacer eso.-dijo Harry limpiando sus ojos llorosos.
-Vamos Ron, os dejare quedaros estos tres días que quedan, para despejaros.- dijo la señora Weasley abrazando a su hijo mientras unos médicos magos se llevaban el cuerpo sin vida de Hermione Granger.
-----------------Presente--------------
-¡No!.-gritó Hermione y se puso de rodillas comenzando a llorar.
-Lo siento mucho, Hermione Granger.-dijo Cristel.-Yo me di cuenta a la semana, después de que un ex director me lo dijera... pero ya llevo aquí cincuenta años. Menos mal que también hay más espectros.
-Pero, ¿qué somos?
-Bueno, no estamos ni vivos, ni muertos.-contestó ella pensativa.-No lo sé...
-Oh, Dios, esto es una broma de Malfoy.-dijo Hermione.-¿No?
-¿Malfoy?.-dijo la chica sorprendida.-¡Qué apellido más raro!
-Entonces..
-Sí, claro.-dijo Cristel.-¿No has notado que tus amigos no te hablan? Ellos no te pueden ver..
Hermione abrió ligeramente la boca.
-Pero mira, este de allí.-dijo señalando a un chico con cara de bonachón.- Era mi profesor de pociones, pero como decidió quedarse en Hogwarts, tiene diecisiete años... ¡y antes tendría unos cincuenta!
-Vaya...
De repente alguien le tapó los ojos con las manos.
-¿Quién soy?.-dijo una voz joven y simpática, claramente de chico.
-No... no lo sé.-contestó Hermione muy asustada.
-¡Vaya, Hermione! ¡Mira que no acordarte de mi....!.-dijo el chico quitándole las manos.
Hermione se dio la vuelta. Era un chico alto, moreno, de ojos azules y de Gryffindor. Ella no conocía de nada a ese chico, pero sus ojos, eran familiares, ¡los había visto antes, seguro!
-¿Si.. Sirius?.-dijo Hermione tartamudeando. El chico sonrió abiertamente y afirmó con la cabeza.-¿Eres tú?
-Exacto, ¡te has acordado! Mira como era yo de joven...-dijo Sirius dando una vuelta.-Guapo, ¿no?
-¿De veras que eres tú?
-¡Qué sí!.-afirmó Sirius.-¡Eh, James! La mejor amiga de tu hijo.
Una cabeza asomó por una estantería. Un hombre moreno, parecidísimo a Harry, con los ojos claros, se colocaba las gafas.
Se acercó a Hermione. Era el padre de Harry Potter, su mejor amigo junto con Ron. Era un James con la misma edad que Hermione.
-James Potter.-dijo tendiéndole la mano.
-Hermione Granger.-dijo aceptándola.
-¡Lily, ven!.-llamó James.
Una cabeza pelirroja de ojos verdes brillantes se asomaron por otra estantería. Tenía un libro en la mano y sonreía a Hermione.
-¡Hola, Hermione!.-dijo Lily entusiasmada.-Lo primero, siento que hayas muerto.
La cogió la mano estrechándola.
-Lo segundo, gracias por todo el apoyo que brindaste a nuestro hijo.-siguió entusiasmadamente.-Y tercero, bienvenida.
-Oh, gracias..-pero de repente Hermione se acordó de algo, o mejor dicho, de alguien...-Oigan..
-Trátanos de tú.-pidió Sirius.
-.. ¿Conocéis a un chico llamado Cedric Diggory?...
-¡Ah, si!.-exclamó Lily.-Es el último que vino antes de ti, querida. Hace tres años, si no me equivoco.
-Cuentas bien.-dijo Cristel.
