Capitulo 4.-Los cuatro fundadores. -¿Hermione?.-interrumpió una voz.-Tienes que venir un momento, ¿no es genial? ¡Podrás conocer a el fundador de tu casa!

-Ya voy, Cristel.-dijo levantándose de su sitio.-Muchas sorpresas para un día..

-Ya bueno, es verdad.-contestó ella.-¡Pero me encantaría enseñarte los miles de pasadizos de Hogwarts cuanto antes!

-¿No me tenías que llevar a dónde Godric Gryffindor?.-preguntó Hermione cansada de esa conversación.

-Eh...., sí.-dijo Cristel.-Ven.

Hermione caminó detrás de Cristel, aún siendo espectro, los demás espectros la miraban por donde pasaba. Hasta llegó a oír a un antiguo profesor relatar como murió.

Llegó a una puerta que jamás había visto antes, con raras marcas de serpientes, águilas, leones y hurones.

-Supongo que eras una Gryffindor.-dijo Cristel.

-Sí.-contestó con voz apagada.

Cristel apretó en el león más grande de todos, éste se hundió hacia dentro y una puerta se abrió.

Hizo señas para que pasara, al parecer pasaría sola. Entró y la puerta se cerró produciendo un sonido estridente.

Hermione miró a su alrededor. Se parecía a la cámara secreta, como se lo había descrito Ginny, pero en vez de cabezas de serpientes a los lados, cabezas de leones. Y en frente, en grande, estaba la cara de Godric. Era la cámara secreta de Godric Gryffindor.

Un hombre alto, grande y vestido de rojo estaba de pié leyendo unos pergaminos. Tenía aspecto cansado, y no paraba de tachar cosas con una pluma.

-¿Hermione Granger?.-preguntó de repente.

-Sí.-dijo ella.

Con un gesto de tristeza tachó algo en su pergamino.

-Ya te puedes ir.

-¿Para eso vengo? ¿Para nada?.-protestó Hermione.

-¿Qué quieres saber?

-¿Porqué tengo que ser... esto?.-dijo Hermione.

-Por que tu amabas Hogwarts más que tu hogar y moriste de forma injusta.- explicó él.-Un hechizo que realizamos los fundadores justo después que el del sombrero seleccionador.

-Pues no sirve para nada.-dijo Hermione conteniéndose las lágrimas.-Porque así sólo sufrimos más y sabiendo que jamás descansaremos.

Godric la miró desafiante.

-Dije que ya podías marcharte.

Hermione se dio la vuelta y caminó hacia la salida. Giró el picaporte, pero la puerta no se abrió. Se volvió a dar la vuelta para pedir explicaciones, pero ya no era el mismo sitio. Ahora estaba todo oscuro, no se veía nada. Sólo se oyó una voz.

-Sólo podrás salir cuando quieras permanecer aquí.-dijo una voz fría.

-¡Entonces no saldré nunca!

La voz no contestó. Hermione estaba incómoda, empezó a dar vueltas pero no dio con ninguna pared, solo había oscuridad y suelo.

Entonces, empezó a pensar.

Si me quedo aquí jamás los volveré a ver a ellos, no quiero quedarme aquí, pero tampoco allí afuera.

Una luz la atravesó iluminando un camino destellado. Sólo se veía una puerta al final, pero estaba tan lejos, y ella caminaba y caminaba..

-¿Qué haces, Hermione?.-preguntó la voz conocida de Cristel.

Hermione abrió los ojos, tenía un brazo estirado y un pie adelantado. Había conseguido salir, pero, ¿cómo?..

-Nada.

-¡Venga, vamos!.-dijo tirándole de la manga.-¿Quieres ver a tus amigos? ¡Ya están en sus dormitorios!