Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Hay spoilers del quinto libro en esta historia.

Nota: Gracias por los reviews, seguiré escribiendo.

Eclosión

Hagrid, que estaba visitando en esos momentos a su "hermano menor", tardó un poco más que éste en darse cuenta. De hecho, lo bastante como para que el "hermanito" se agitara y casi lo aplastara.

-¿Qué te pasa...?- Y entonces lo sintió. Los gigantes, a pesar de su aspecto eran de las criaturas mágicas más perceptivas. Hagrid, al ser descendiente de humanos y gigantes, había heredado parte de esa sensibilidad.

-Pero qué...-murmuró.

Casi al mismo tiempo, en algún lugar, Voldemort aún rumiaba su indignación por la pérdida de uno de sus mortífagos.

-¿Quién se ha atrevido a desafiarme? -tronaba a los mortífagos que quedaban- .No ha sido Potter. Lo habría sentido. ¿Quién más sería capaz? ¿Dumbledore?

La tía (y ejecutora) de Sirius se adelantó, y se atrevió a sugerir un nombre.

-¿El nuevo profesor de Hogwarts?

La mirada, letal, de su Señor la hizo callar.

-No creo en todas las historias que cuentan sobre él. Los débiles necesitan creer en una leyenda, pero una leyenda no les protegerá de mi...

Todos los magos de la sala observaron en la misma dirección.

Cuando los mortífagos volvieron de nuevo su mirada hacia Voldemort, se encontraron con algo realmente inesperado.

Por primera vez desde que le conocían y servían, demostraba sorpresa... y temor.

Los centauros y Seth lo sintieron simultáneamente.

En cuanto a Hogswarts, los alumnos, al no ser tan experimentados, no llegaron a percibirlo con claridad.

Pero los profesores sabían lo que habían sentido.

La magia había sufrido una ondulación. Los magos, suelen crecer lentamente dentro de la misma, a pesar de disponer de ella prácticamente desde su nacimiento, los efectos son graduales y su dominio sobre ella, espaciado y sólo en casos muy especiales (como Voldemort o Harry) podía hablarse de un crecimiento lo bastante grande como revolver las aguas de la magia. Pero esto era distinto.

Era la aparición, brutal, de un ser mágico, con todos sus poderes al máximo y sus capacidades dispuestas.

Y eso, simplemente, no era posible.

A menos que proviniera de un lugar inaccesible en principio...

Para Seth significaba que había que tomar cartas en el asunto, de inmediato.

Seth apenas se despidió de los anonadados centauros. Sus planes estaban destrozados. No esperaba la Llegada. Vaya. No la esperaba en su vida. Pero no le quedaba más remedio que actuar en consecuencia. Así que se transportó, directamente, lo más cerca posible de la escuela.

El profesor Snape había palidecido. No se notaba mucho, dada la blancura natural de su piel, pero acababa de cortar su deporte favorito ,humillar a Harry Potter, y que él convertía en digno de la distinción olímpica, por la mitad.

Y eso sí que era una novedad.

-¿Profesor Snape? ¿Se encuentra usted bien? -preguntó tímidamente Hermione, al observar la más que extraña situación.

Harry, por su parte, también lo había sentido. Pero no sabía a qué podía obedecer aquella especie de "honda".

-¿Eh? Ah, sí... pues lo que le decía, señor Potter, tenga más cuidado con los ingredientes. -y acto seguido, para sorpresa mayúscula de los alumnos, dijo.-Bueno. Por hoy, en vista de su gran dedicación a mi asignatura, podemos terminar.

Ya fuera, los tres amigos se reunieron.

-¿Estará enfermo, Snape?-preguntó Ron.

-No lo creo. Más bien será "eso" que hemos sentido. Aunque debe tener un significado que no conocemos, si es capaz de alterar así a Snape.

-Puede que tengas razón.-respondió Ron.

Harry Potter no sabía por qué quedarse más atónito. Por la reacción de Snape o por lo que acababa de presenciar, una discusión civilizada (!) entre Hermione y Ron. Y Ron le había dado(!) la razón (!) a Hermione.

Por todo esto, tardó un poco en darse cuenta de que todos los alumnos estaban saliendo de sus clases.

Paró a Luna, y le preguntó sobre el particular. Al instante, lamentó haberlo hecho.

-Puede que tenga que ver con los experimentos secretos que está llevando el Ministro Fudge en...

Harry, Hermione y Ron prescindieron, como pudieron, del resto de la explicación, y pensaron en algo mejor.

Decidieron preguntar a los profesores. Pero ninguno estaba, ni Herbología, ni Transformaciones, ni Defensa Contra las Artes Oscuras...

-¿Y si probáramos con el despacho Dumbledore? -preguntó el pelirrojo.

-Es una gran idea.-respondió la joven de pelo rizado.

"Otra vez"pensó Harry "Otra vez están hablando sin gritarse y dándose la razón. ¿Tanto han madurado en este tiempo?"

La pregunta quedó relegada de su mente, al tropezarse con TODOS los profesores en el pasillo que llevaba hacia la escalera de caracol y al despacho de Dumbledore.

-¿Estamos todos?-preguntó Snape, ahora visiblemete nervioso.

-Falta el profesor de Defensa...

-No, ya estoy aquí.-respondió un Seth que había llegado a la carrera-. Perdonen el retraso. He enviado un mensaje a la Orden, pero supongo que ya estarán enterados. Debemos darnos prisa.

Para explicar el comportamiento de los profesores, había que entender que, dada su experiencia y su preparación, muy pocas veces se habían visto en una situación como aquélla. Prácticamente, su esquema de la situación se había venido abajo, e, implícitamente, todos (excepto Seth, que lo había decidido al hablar con Hagrid fuera de la escuela), se pusieron de acuerdo para hablar con su líder natural, Dumbledore, y decidir cuál era el siguiente paso.

-¿Y ellos?- preguntó la profesora de Herbología, al reparar en nuestro trío .-No tienen nada que ver con el problema.

Seth fue tajante.

-Me temo que ellos están en el centro mismo del problema, profesora.

Dirimida la cuestión, y dada la contraseña correcta, la Gárgola se apartó y todos subieron en tropel. Dumbledore esperaba, mesándose la barba. Su fénix también aparecía inquieto. En cuanto a los antiguos Directoras y Directores, también se removían inquietos, yendo y viniendo de sus diferentes cuadros.

Se hizo el silencio.

Al fin, Dumbledore habló.

-Compañeros,-dijo mirando a los profesores- alumnos,-y se fijó en Hermione, Ron y Harry-, viejos y nuevos amigos.-y miró a Seth.-La Llegada se ha producido. No esperaba tener que enfrentarme con esto, suponía que la Guerra sería sólo cuestión de la Magia.

"Pero nuevos acontecimientos han trastocado el rumbo de los acontecimientos. Ahora, el mundo Muggle también se verá implicado. Y una nueva fuerza entra en conflicto. Una fuerza que no esperábamos, cuyas intenciones no nos son conocidas y que tanto podría ayudarnos como destruirnos.

"Por lo tanto, viejos rencores deben ser olvidados y las rencillas sepultadas. Gran Mago de la Antigua Orden de los Dragones Gemelos, solicito,oficialmente en nombre de Hogswarts, un Concilio con la Orden para unir nuestras fuerzas y prepararnos para lo que viene.

Seth respondió gravemente, como si aquello no lo sorprendiera, o lo tuviera planeado

-Yo, como Representante de la Orden, acepto gustoso la solicitud.

Pero, debajo de la gravedad, su mente se había iluminado y oscurecido, al mismo tiempo y por la misma razón.

Cuando la atmósfera se distendió y los profesores empezaron a charlar animadamente, recordando sus obligaciones, el murmullo de Seth apenas fue captado por Harry y Hermione, que en esos momentos estaban casualmente (¿O no?) lo bastante cerca.

-Y podré ver a Spica...-un breve silencio-Quizá por última vez.