Harry Potter pertenece a Rowling.

Esta historia contiene spoilers del quinto libro.

Luz

En el claro del bosque en el que Seth dejó a los centauros, reinaba la más absoluta consternación.

El joven centauro, Mitrídates, aún tuvo valor para preguntar por qué esa señal era tan importante.

-Hijo. Eres joven. Y quizá eso no sea tan malo, al fin y al cabo. Si fueras de mi edad, habrías visto muchas cosas. Demasiadas. -se perdió un momento en la bruma de su memoria.- Pero tu capacidad para ver lo que otros no hubiéramos querido ver, dice mucho a tu favor.

Ante la impaciencia del joven, continuó.

-Hace milenios, nadie sabe exactamente cuando, un mensaje fue depositado en manos de diferentes razas mágicas. Su procedencia y remitente nos son desconocidos. No se sabe si se perdieron en el tiempo, si nunca fueron aclarados o si se prefirió olvidarlo. El mensaje hablaba de la llegada, en medio de una guerra, de una "misión", una "embajada", "luz" y "oscuridad" al mismo tiempo. Lo llamaron la Promesa y la Amenaza. Porque, por lo que sabemos, tanto podrían ponerse del lado de los que defienden el orden y la paz o del lado de la anarquía y de la destrucción. Y, durante milenios, los centauros, la Orden de los Dragones Gemelos, de la que el nuevo maestro de Hogwarts parece ser integrante, y algunos magos muy poderosos, han vigilado.

-¿Y quiénes son esos magos?

-Los directores de la escuela que se alza junto a nuestro Bosque. Los distintos ministros, también. Y, por desgracia, de alguna forma que no sabemos, el Señor Oscuro.

-Entonces, sabe de una potencial amenaza.

-Probablemente, esté tan preocupado como nosotros.

Durante un momento, Mitrídates reflexionó.

-¿Y cree que la otra señal que vimos, se refiere al nuevo profesor?

-Tú lo viste. La señal hablaba de un joven de mirada penetrante, corazón valiente y aparecido de la leyenda.

-Pero.. ¿Dónde está la otra parte de la señal? ¿No falta algo...o alguien?

-Aprendes de prisa.-reconoció el anciano-. Pero te falta paciencia, joven.

-¿Pero qué ha pasado aquí?

Era lo único que una sorprendida mujer acertaba a decir. Cerca de su granja, en Polonia, habían aparecido docenas de cadáveres de enorme tamaño. O, más bien,docenas de restos de cadáveres.

-¿Qué, qué...?

Para cualquier mago, incluso para los más jóvenes alumnos de Hogwarts, habría sido fácil identificar los cuerpos. Se trataba, evidentemente, de gigantes. Pero la mujer Muggle, que llevaba una vida más o menos apacible, lejos de "tonterías" como la magia, no daba crédito a lo que veía.

Los gigantes, atacados por algún tipo de fuerza, habían perecido en el acto. Casi no quedaban más que cuerpos calcinados, alguna porra (que, evidentemente había resultado de escasa utilidad), daba fe de una lucha, breve pero brutal.

Entonces observó a dos personas. Moviéndose cerca de los cuerpos, parecían evaluar la situación. La mujer creyó distinguir, a pesar de lo extraño de su atuendo, a una mujer y a un hombre. Se detenían al lado de cada uno de los cadáveres, y movían negativamente la cabeza. Se fijó en la extraña belleza de la mujer, había algo ¿mágico? en ella.

Al fin, la desconocida habló.

-Nunca había visto algo así. Claro que se puede matar a un gigante, pero matar toda una comunidad, de un solo golpe y sin hacer ruido... no sé. Hace falta algo más que simple fuerza bruta.

-Increíble.-asintió su acompañante-Por cierto, ¿Qué hacemos con la Muggle?

-Lo de siempre. Ponla bajo "nuestra protección" mientras nos llevamos esto. Después dale unos nuevos recuerdos.

-A la orden.

-A poder ser, hazlo con más delicadeza que la última vez... y que los recuerdos sean bastante agradables.

Después de refunfuñar un rato, él lanzó un distraído hechizo de paralización a la desolada granjera.

-Espero que el rumor que corre entre los nuestros sea cierto, y nos lleven pronto a Inglaterra. Te vuelves muy rígida cuando estás lejos de "tu" Seth, Spica.

-Sabes que nunca estoy lejos de él, Hob. -dijo la prometida de Seth mientras acariciaba su anillo.

Mientras tanto, en las imprentas de El Profeta Diario, el trabajo era frenético.

-¡Por Merlín! ¡La edición de mañana parecerá una enciclopedia!-exclamó una cansada redactora.

-Bueno, entre esa Orden salida de vete-tu-a-saber-dónde, ese nuevo profesor de Hogwarts, de esa misma Orden que se ríe en las barbas de Ese-Que-No-Debe- Ser-nombrado, y "eso" que hemos sentido, hay para llenar un buen par de libros.-bromeó otro redactor.

-Y aún te olvidas de los cambios educativos del Ministro...

-No me lo recuerdes, no me lo recuerdes...

Por fin, después de un día anormalmente (? Habría que preguntarse qué era un día normal en Hogwarts) agitado, los alumnos descansaban... o eso se suponía. Seth ya había recibido un mensaje de la Orden. Y, tal como hiciera su búho, se dejó vencer por el cansancio, mientras recordaba una pícara y dulce sonrisa.

No pudo dormir durante mucho rato. Alguien llamó a la puerta.

-Adelante, Harry, Hermione y Ron.

Los tres entraron en el despacho del profesor. Desde luego, no le había hecho falta mucho tiempo para imprimir su propio estilo a la estancia. Estaba a rebosar de todo tipo de libros, objetos difíciles de clasificar y escritos. No parecía el mismo que ocuparan Quirrel o Umbridge. Y menos por el extraño búho que prefería descansar en su percha en lugar de confraternizar con los demás.

-¿Cómo sabía...?-preguntó Ron -Es tarde. Habéis venido sin hacer ruido. Y, exceptuando a los fantasmas, nadie suele visitar a los profesores tan tarde y tan en silencio, si no sois vosotros.

-¿Por qué el búho duerme aquí?-esta vez fue Hermione la que preguntó

-Estela. Perdonadla, no está acostumbrada a las aglomeraciones. En la Orden, cada cual es responsable de su medio de comunicación. Problemas de vivir al borde del mito. Y ahora, las preguntas de verdad.

Ahora fue Harry el que llevó al voz cantante entre los tres:

-¿A qué se ha referido Dumbledore con la "Llegada"?

-Literalmente, a una "llegada". Pero de algo que no sabemos exactamente qué es. Algo que podría destruirnos. O desterrar a Voldemort para siempre. -entonces, se corrigió- .Más que "algo", debería hablar de "alguien". Es o son un o unos seres.

-Eso es horrible.

-Francamente, lo es.

-¿Y qué tenemos que esperar?

-Sólo un profeta podría decírnoslo. Pero hace tiempo que escasean.

-¿Qué es eso de un Concilio?

-Significa que mi Orden vendrá aquí.

Ante las caras de sus alumnos, prosiguió.

-Vereís. Una situación geográfica en la que se diese una actividad mágica continuada, temrinaría por llamar la atención de los demás magos. En su lugar, y exceptuando la escuela, que aparentemente es una escuela de magia sin más complicaciones, la Orden se traslada continuamente y está fragmentada. Tal como os distéis cuenta -y dibujó una malévola sonrisa- el bastón, los instrumentos mágicos, los libros y todo lo demás viajan con cada mago o bruja. Y sólo nos reunimos de vez en vez. Pero eso no significa- y señaló su anillo-, que no estemos en contacto.

"Este anillo se parece a las monedas que tú encantaste, Hermione. Es una forma de comunicación. Te advierte de los sentimientos que tiene cada integrante del grupo en cada momento. Es una buea indicación de peligro. Por lo demás, utilizamos búhos para mensajes urgentes."

-¿Significa que se van a reunir, todos?

-Pareces una ametralladora de preguntas, Harry.-comentó Seth.- Sí, por primera vez en 243 años, toda la Orden estará reunida.

-¿Y dónde?

-Si el ministro Fudge piensa como esperamos, aquí mismo.

-¿Aquí mismo?

-En Hogwarts.

Y Harry realizó una pregunta más obvia, pero más necesaria. -¿Por qué?

-Cuando la Orden se reúna, el ministro Fudge pensará que será atacada en donde sea que esté, por parte de Voldemort, o por parte de la nueva fuerza en conflicto. Por lo que no invitará a la Orden al Ministerio. En cambio, si el ataque se diese aquí, el tendría tiempo de esconderse, huir, o, en caso de derrota de los atacantes, de llevarse "su parte del mérito".

¿Una última pregunta.?

-¿Cuándo será?

-Dentro de 2 o tres días. Ahora, tengo que castigaros.

El rostro de los jóvenes se descompuso.

-5 puntos de Gryffindor, por cada uno de vosotros. No es de recibo, molestar a un profesor que necesita descansar.

Los tres hicieron un gesto de disgusto

Esperad.10 puntos a cada uno de vosotros, por tener el valor de preguntar. Y otros 10 a cada uno, por hacer las preguntas correctas.

-¡Y ahora, a dormir, antes de que me arrepienta!

Harry, Hermione y Ron hicieron buen uso de dicho consejo.

Mientras, Seth se preguntó, una vez más desde que recibió la sensación por el anillo, qué había sido lo que había sorprendido y asustado a Spica. Sólo podía ser una cosa...

Sintió un escalofrío y se retiró a dormir.

Por muy mago que fuera, él también necesitaba descansar.