Harry Potter pertenece a Rowling, J.K. y a Warner Bros
Esta historia contiene spoilers del quinto libro
(Por si todavía no lo saben)
7-Concilio
Amanecía un día que prometía ser gris y lluvioso. Los alumnos se dirigieron al comedor.
Harry comprobó, con alivio, que Ron al menos conservaba su buen apetito.
-¿Y qué opináis?-pregunto Hermione.
-¿De qué?-Preguntaron al unísono. O, más bien, preguntó Harry. Ron tenía la boca llena.
-De todo esto. Ese Llegada que trae locos a los profesores. De la Orden de los Dragones Gemelos. Y de la descendiente de los Bela.
-¿Spica? Bueno, es tal como me había esperado.¿Descendiente de los Bela?
-Sí.-dijo ella sacando un pesadísimo libro sobre linajes mágicos. Aquí pone que el último murió hace siglos.
-Qué curioso.-respondió Harry. Ron trataba de hacer pasar el contenido de su boca al estómago, con ciertas dificultades.
-Aunque, dado que la Orden se oculta desde hace aproximadamente ese tiempo, tampoco es extraño.
-A propósito de cosas que no son extrañas.-por fin habló Ron con normalidad- Ahí viene "El Profeta Diario".
El ejemplar acababa de aterrizar. El búho-repartidor recibió su pago y se fue.
-¡Vaya!
-¿Qué?
-¡Pronto, vayamos fuera!
-¿Por qué? ¿Pasa algo de particular?-continuaba preguntando Ron
-¡Ya lo creo!
Los tres corrieron todo lo deprisa que podían hacia la entrada principal.
-Ahí. Donde se detiene el Expreso. Mirad.
-¿El qu...?
No llegó a completar la frase.
Desde el horizonte, se aproximaba un tren. Por supuesto, no podía ser el Expreso.
Y mucho menos, si enarbolaba la insignia de los Dragones Gemelos
-¿La Orden?
-Sí.-y Hermione desplegó "El Profeta Diario" de forma que pudieran ver la noticia de primera página.
-"La recientemente reaparecida Orden de los Dragones Gemelos, respondiendo a la petición del Director de la Escuela Hogwarts de Magia y Brujería, Albus Dumbledore, llegará hoy al andén de Hogwarts. "Dadas las especiales circunstancias, se ha dado autorización para que el tren que transporta a los Reaparecidos, como han sido llamados en diversos ámbitos de la magia nacional e Internacional, estacionará a las 8:45 horas."
El Tren acababa de detenerse.
-¿Qué hora es? -Pregunto Ron, pero conocía la respuesta. -Exactamente las 8:45.-Respondió Hermione. -Bueno. Al menos, son puntuales.-terminó Harry.
Los demás alumnos de Hogswarts se acercaban, extrañados por la rápida salida de los tres.
Más lejos, una pareja se acercaba con paso mucho más sosegado.
-Tu madre siempre ha sido muy puntual.
-No tienes por qué hacerle más la corte. Ya sabes que aceptó tu petición de mano, Seth.
-Seguro que esperaba que muriera antes de poder cumplir mi compromiso.
Spica soltó una sonora carcajada.
-Merece la pena reírse del peligro, si a cambio consigo una de tus risas.
-No creo que sea mi risa lo que tú quieres.
Y se besaron.
-En público, no. Hay muchos niños por aquí.
-Vaya. El Gran Seth, capaz de desafiar a Voldemort, capaz de meterse en un volcán, capaz de arriesgarse por cualquier tontería... teme que los niños se perviertan por ver un beso.
-Odio que me llames "Gran Seth"
-Lo sé.
Mientras tanto, el desembarco de todo tipo de equipajes había comenzado.
Un momento después, bajaron los estudiantes. Ninguno esperaba ver Escuela, pero ahí estaba. Se lo habían explicado y repetido mil veces. Pero todavía no acababan de asimilar que pertenecían a una Orden supuestamente desaparecida, que se alojarían en la Escuela de magia más famosa del mundo...
-Es increíble. -dijo una estudiante de 14 años.
-¿El qué?¿Que vas a conocer a tu adorado Harry Potter?-preguntó una de sus compañeras.
La primera no pudo evitar sonrojarse como una amapola.
-¡Atención!-Llamó Hobart "Hob" Nelson
-Como ya sabréis, estamos en el lugar con el que muchos de vosotros habéis soñado. Esto es Hogwarts.
Se escucharon vítores. Curiosamente, había tantas voces masculinas como femeninas.
-Y ahora, viene la parte seria. Hasta que seáis acomodados, estaréis bajo Mi supervisión, la del Profesor Hagrid... y bueno, la de Seth Garner, también.
Enmudecieron. Las leyendas que se habían tejido sobre el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras sólo eran comparables a las que se contaban sobre el propio Harry Potter.
-¿¿¿EL MISMO???
-El mismo. Y si no me equivoco, baja ahora mismo... acompañado por la que le echó el lazo.
Aunque los estudiantes no entendían del todo el lenguaje (más propio de una conversación de taberna que de un profesor de la magia), vieron bajar a una pareja bastante conocida.
-Lo de aquí va a ser el caos total, Spica.
-Va a parecer un remanso, comparado con lo que estará pasando en la Escuela.
Como si se hubiera tratado de una profecía.
Después de que los estudiantes habituales, mal que bien, fueran reconducidos a sus clases, se procedió a los saludos formales.
-Merlín. Esto va a durar una eternidad.-Comentario de Hob.
Seguidamente, se acomodó a los nuevos estudiantes.
Aunque, decir "acomodar" es ser demasiado generosos con la situación. Se les dejó visitar el Castillo, con las normas habituales. Nada de magia en los pasillos. Nada de Bosque Prohibido. Respecto a los adultos, se les dio alojamiento.
-Bueno es tener a mano la magia.-otro comentario de Hob.-Tú no necesitas habitación, ni pasarás frío. Creo que el profe de Defensa te dará alojamiento y te calentará el lecho.
-¿Te callarás?- respuesta airada de Spica.
-Bueno, bueno. No he olvidado tus hechizos.
-Sigues igual que siempre, Hob.
-No puedo decir lo mismo de ti, Seth. Aparentas 39, y no 19 años, con todo ese rollo de profesor.
-Es que SOY profesor.
-¿Y a propósito, no tenías alguna clase?
Dándose una palmada en la frente, Seth voló hacia su clase.
-Bueno, veo que no ha cambiado tanto...
La mañana transcurrió más o menos bien. Pero, la hora de la comida, fue otro problema. No encontraron más remedio que añadir nuevas mesas. Y romper la tradición y colocar algunos alumnos de la Orden con los demás.
Unos cuantos, en concreto, se sentaron junto a los cinco de Gryffindor.
Cuchicheaban en voz baja.
-Perdona, pero tú debes de ser Hermione Granger, ¿no?
-Sí, yo misma .-respondió Hermione al joven que le preguntó.
-¿Y estás libre para...?
Se puso pálido.
-¿Para...?-trató Hermione de que continuara.
-Para nada, para nada.
La mirada asesina de Ron habría hecho dudar a no pocos mortífagos.
Mientras, Harry recibía una batería de preguntas mucho más intensa.
-¿Qué sentiste...?
-¿Es verdad...?
Etcétera.
Menos mal que se retiraron pronto. Por una vez, Harry hasta agradeció la clase de pociones. Desde hace un par de semanas, Snape era bastante más amable... ¡Hasta había dicho que los errores de Harry eran completamente perdonables!
Las clases continuaron en calma. O aparente calma. Porque, después de una cena algo menos animada que la comida, se gestaba la tormen ta.
-Si es cierto lo que decís, entonces... -concluyó Dumbledore.
-Estamos todo lo seguros que podemos estar.-respondió Ivy Post, a pesar de su nombre, la anciana responsable de las informaciones de la Orden.-Ha matado tanto a aliados nuestros como a de Voldemort.
Los componentes de la Orden que estaban allí, incluyendo a Spica y Seth, y Dumbledore no pestañearon. Los demás, no pudieron reprimir un escalofrío.
-Ningún superviviente.
-Ninguno.
-O sea, que parece querer barrernos a todos del mapa.-interrumpió Hob, resumiendo en su lenguaje tabernero el sentir general de los asistentes.
Mientras tanto, todo el alumnado (el propio y el añadido) trataba de escuchar lo que se decía en aquella reunión.
-Hermione.-llamó Ron.
Ambos se retiraron. No hacía falta alejarse mucho. Dado que todos, fantasmas, alumnos y cuidadores estaban debatiendo sobre el sentido de lo que se decía en la provisional sala de reuniones.
-¿No quieres saber de lo que se discute?
-Seguramente, ya nos lo dirá Seth. Y además, según parece, es horrible.
-Pero no ha sido el miedo lo que te ha hecho llamarme, ¿verdad, Ron?
Su corazón se había desbocado desde que la había invitado.
Aunque parecía ir despacio al lado del de Ron.
-Estos últimos días, yo...
-¿Tú, qué?
-¡Maldita sea, Hermione! Esto no es fácil para mí. No me es fácil describirlo con palabras lo que siento, por ti.
-Hay otra forma, más fácil.
-No tan fácil.
Harry, que se había acercado para ver lo que hacían sus dos amigos, casi se cae de espaldas. Y comprendió que Neville tenía razón.
"Mira que llego a ser ciego"
De vuelta a la Sala.
El silencio era espeso. Al fin, Seth habló.
-La guerra se ha declarado. Es hora de que respondamos. Voldemort también está en conocimiento. Esta nueva fuerza puede destruirnos, cierto, pero nosotros tenemos algo que Voldemort nunca podrá tener. Tenemos la unidad, no por el miedo, no por la fuerza, sino por la paz y el entendimiento. Creo además, que hay mucho más potencial que el que el Señor Oscuro podría esperar, ahí fuera.
Se detuvo un momento, señalando a la puerta.
¿Era cierto lo que captaba? Vaya, así que no se había engañado.
Paseó su mirada sobre las personas que llenaban la sala.
-Pienso que resumo todo lo que sentimos con estas pañabras, pronunciadas por una de los Antiguos, antes de la Batalla:
"El calor de la tarde ha provocado la tormenta. La Tormenta que todo destruirá a su paso Casas y Tierras, mares y continentes Sólo a los Dragones que han despertado les queda hacerle frente hasta la victoria... o hasta la destrucción".
7-Concilio
Amanecía un día que prometía ser gris y lluvioso. Los alumnos se dirigieron al comedor.
Harry comprobó, con alivio, que Ron al menos conservaba su buen apetito.
-¿Y qué opináis?-pregunto Hermione.
-¿De qué?-Preguntaron al unísono. O, más bien, preguntó Harry. Ron tenía la boca llena.
-De todo esto. Ese Llegada que trae locos a los profesores. De la Orden de los Dragones Gemelos. Y de la descendiente de los Bela.
-¿Spica? Bueno, es tal como me había esperado.¿Descendiente de los Bela?
-Sí.-dijo ella sacando un pesadísimo libro sobre linajes mágicos. Aquí pone que el último murió hace siglos.
-Qué curioso.-respondió Harry. Ron trataba de hacer pasar el contenido de su boca al estómago, con ciertas dificultades.
-Aunque, dado que la Orden se oculta desde hace aproximadamente ese tiempo, tampoco es extraño.
-A propósito de cosas que no son extrañas.-por fin habló Ron con normalidad- Ahí viene "El Profeta Diario".
El ejemplar acababa de aterrizar. El búho-repartidor recibió su pago y se fue.
-¡Vaya!
-¿Qué?
-¡Pronto, vayamos fuera!
-¿Por qué? ¿Pasa algo de particular?-continuaba preguntando Ron
-¡Ya lo creo!
Los tres corrieron todo lo deprisa que podían hacia la entrada principal.
-Ahí. Donde se detiene el Expreso. Mirad.
-¿El qu...?
No llegó a completar la frase.
Desde el horizonte, se aproximaba un tren. Por supuesto, no podía ser el Expreso.
Y mucho menos, si enarbolaba la insignia de los Dragones Gemelos
-¿La Orden?
-Sí.-y Hermione desplegó "El Profeta Diario" de forma que pudieran ver la noticia de primera página.
-"La recientemente reaparecida Orden de los Dragones Gemelos, respondiendo a la petición del Director de la Escuela Hogwarts de Magia y Brujería, Albus Dumbledore, llegará hoy al andén de Hogwarts. "Dadas las especiales circunstancias, se ha dado autorización para que el tren que transporta a los Reaparecidos, como han sido llamados en diversos ámbitos de la magia nacional e Internacional, estacionará a las 8:45 horas."
El Tren acababa de detenerse.
-¿Qué hora es? -Pregunto Ron, pero conocía la respuesta. -Exactamente las 8:45.-Respondió Hermione. -Bueno. Al menos, son puntuales.-terminó Harry.
Los demás alumnos de Hogswarts se acercaban, extrañados por la rápida salida de los tres.
Más lejos, una pareja se acercaba con paso mucho más sosegado.
-Tu madre siempre ha sido muy puntual.
-No tienes por qué hacerle más la corte. Ya sabes que aceptó tu petición de mano, Seth.
-Seguro que esperaba que muriera antes de poder cumplir mi compromiso.
Spica soltó una sonora carcajada.
-Merece la pena reírse del peligro, si a cambio consigo una de tus risas.
-No creo que sea mi risa lo que tú quieres.
Y se besaron.
-En público, no. Hay muchos niños por aquí.
-Vaya. El Gran Seth, capaz de desafiar a Voldemort, capaz de meterse en un volcán, capaz de arriesgarse por cualquier tontería... teme que los niños se perviertan por ver un beso.
-Odio que me llames "Gran Seth"
-Lo sé.
Mientras tanto, el desembarco de todo tipo de equipajes había comenzado.
Un momento después, bajaron los estudiantes. Ninguno esperaba ver Escuela, pero ahí estaba. Se lo habían explicado y repetido mil veces. Pero todavía no acababan de asimilar que pertenecían a una Orden supuestamente desaparecida, que se alojarían en la Escuela de magia más famosa del mundo...
-Es increíble. -dijo una estudiante de 14 años.
-¿El qué?¿Que vas a conocer a tu adorado Harry Potter?-preguntó una de sus compañeras.
La primera no pudo evitar sonrojarse como una amapola.
-¡Atención!-Llamó Hobart "Hob" Nelson
-Como ya sabréis, estamos en el lugar con el que muchos de vosotros habéis soñado. Esto es Hogwarts.
Se escucharon vítores. Curiosamente, había tantas voces masculinas como femeninas.
-Y ahora, viene la parte seria. Hasta que seáis acomodados, estaréis bajo Mi supervisión, la del Profesor Hagrid... y bueno, la de Seth Garner, también.
Enmudecieron. Las leyendas que se habían tejido sobre el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras sólo eran comparables a las que se contaban sobre el propio Harry Potter.
-¿¿¿EL MISMO???
-El mismo. Y si no me equivoco, baja ahora mismo... acompañado por la que le echó el lazo.
Aunque los estudiantes no entendían del todo el lenguaje (más propio de una conversación de taberna que de un profesor de la magia), vieron bajar a una pareja bastante conocida.
-Lo de aquí va a ser el caos total, Spica.
-Va a parecer un remanso, comparado con lo que estará pasando en la Escuela.
Como si se hubiera tratado de una profecía.
Después de que los estudiantes habituales, mal que bien, fueran reconducidos a sus clases, se procedió a los saludos formales.
-Merlín. Esto va a durar una eternidad.-Comentario de Hob.
Seguidamente, se acomodó a los nuevos estudiantes.
Aunque, decir "acomodar" es ser demasiado generosos con la situación. Se les dejó visitar el Castillo, con las normas habituales. Nada de magia en los pasillos. Nada de Bosque Prohibido. Respecto a los adultos, se les dio alojamiento.
-Bueno es tener a mano la magia.-otro comentario de Hob.-Tú no necesitas habitación, ni pasarás frío. Creo que el profe de Defensa te dará alojamiento y te calentará el lecho.
-¿Te callarás?- respuesta airada de Spica.
-Bueno, bueno. No he olvidado tus hechizos.
-Sigues igual que siempre, Hob.
-No puedo decir lo mismo de ti, Seth. Aparentas 39, y no 19 años, con todo ese rollo de profesor.
-Es que SOY profesor.
-¿Y a propósito, no tenías alguna clase?
Dándose una palmada en la frente, Seth voló hacia su clase.
-Bueno, veo que no ha cambiado tanto...
La mañana transcurrió más o menos bien. Pero, la hora de la comida, fue otro problema. No encontraron más remedio que añadir nuevas mesas. Y romper la tradición y colocar algunos alumnos de la Orden con los demás.
Unos cuantos, en concreto, se sentaron junto a los cinco de Gryffindor.
Cuchicheaban en voz baja.
-Perdona, pero tú debes de ser Hermione Granger, ¿no?
-Sí, yo misma .-respondió Hermione al joven que le preguntó.
-¿Y estás libre para...?
Se puso pálido.
-¿Para...?-trató Hermione de que continuara.
-Para nada, para nada.
La mirada asesina de Ron habría hecho dudar a no pocos mortífagos.
Mientras, Harry recibía una batería de preguntas mucho más intensa.
-¿Qué sentiste...?
-¿Es verdad...?
Etcétera.
Menos mal que se retiraron pronto. Por una vez, Harry hasta agradeció la clase de pociones. Desde hace un par de semanas, Snape era bastante más amable... ¡Hasta había dicho que los errores de Harry eran completamente perdonables!
Las clases continuaron en calma. O aparente calma. Porque, después de una cena algo menos animada que la comida, se gestaba la tormen ta.
-Si es cierto lo que decís, entonces... -concluyó Dumbledore.
-Estamos todo lo seguros que podemos estar.-respondió Ivy Post, a pesar de su nombre, la anciana responsable de las informaciones de la Orden.-Ha matado tanto a aliados nuestros como a de Voldemort.
Los componentes de la Orden que estaban allí, incluyendo a Spica y Seth, y Dumbledore no pestañearon. Los demás, no pudieron reprimir un escalofrío.
-Ningún superviviente.
-Ninguno.
-O sea, que parece querer barrernos a todos del mapa.-interrumpió Hob, resumiendo en su lenguaje tabernero el sentir general de los asistentes.
Mientras tanto, todo el alumnado (el propio y el añadido) trataba de escuchar lo que se decía en aquella reunión.
-Hermione.-llamó Ron.
Ambos se retiraron. No hacía falta alejarse mucho. Dado que todos, fantasmas, alumnos y cuidadores estaban debatiendo sobre el sentido de lo que se decía en la provisional sala de reuniones.
-¿No quieres saber de lo que se discute?
-Seguramente, ya nos lo dirá Seth. Y además, según parece, es horrible.
-Pero no ha sido el miedo lo que te ha hecho llamarme, ¿verdad, Ron?
Su corazón se había desbocado desde que la había invitado.
Aunque parecía ir despacio al lado del de Ron.
-Estos últimos días, yo...
-¿Tú, qué?
-¡Maldita sea, Hermione! Esto no es fácil para mí. No me es fácil describirlo con palabras lo que siento, por ti.
-Hay otra forma, más fácil.
-No tan fácil.
Harry, que se había acercado para ver lo que hacían sus dos amigos, casi se cae de espaldas. Y comprendió que Neville tenía razón.
"Mira que llego a ser ciego"
De vuelta a la Sala.
El silencio era espeso. Al fin, Seth habló.
-La guerra se ha declarado. Es hora de que respondamos. Voldemort también está en conocimiento. Esta nueva fuerza puede destruirnos, cierto, pero nosotros tenemos algo que Voldemort nunca podrá tener. Tenemos la unidad, no por el miedo, no por la fuerza, sino por la paz y el entendimiento. Creo además, que hay mucho más potencial que el que el Señor Oscuro podría esperar, ahí fuera.
Se detuvo un momento, señalando a la puerta.
¿Era cierto lo que captaba? Vaya, así que no se había engañado.
Paseó su mirada sobre las personas que llenaban la sala.
-Pienso que resumo todo lo que sentimos con estas pañabras, pronunciadas por una de los Antiguos, antes de la Batalla:
"El calor de la tarde ha provocado la tormenta. La Tormenta que todo destruirá a su paso Casas y Tierras, mares y continentes Sólo a los Dragones que han despertado les queda hacerle frente hasta la victoria... o hasta la destrucción".
