Ya ¡Holas a todas! ¿Cómo están, lindas? Espero que bien, que todas sus compras navideñas les haya ido super y que esta Navidad la pasen de lo mejor. Bien, no sé para cuando leerán esto, pero ya cumplí con subirlo ^^. Gracias por soportarme tanto... os adoro un montón.

Dedicado a: Arwen, por estar siempre ahí, platicando, molestando ¬¬, divirtiéndome ^^. Eres una linda persona Arwen, no dejes de escribir por prejuicios tontos, no vale la pena. Tú vales mucho. Aunque me vengas así, toda falladita (loca, mala, dramática, eufórica y media suicida), ¡eres mi amigocha! ¡¡Feliz Navidad Arwen!!

Aclaraciones: El título de este capítulo se debe, obviamente, a Ginny y el nuevo panorama que se abre frente a ella, la ausencia de Harry, la presencia de alguien más, la ayuda de Melissa... en fin, ¡leed!

¡Disfrutadlo!

Capítulo 4: Una nueva perspectiva.

- ¿De verdad estás bien? - me pregunta nuevamente, devolviéndome a la realidad.

Asiento, no muy convincentemente, pero regalándole una sutil sonrisa que la apacigua.

- Eso espero - me dice.- Eso espero.-

Estábamos ya casi saliendo a las afueras del colegio, cuando en eso...

- Hum-hum... - se oye detrás de nosotras, una aclaración de voz demasiado notoria.

Volteamos enseguida y vislumbramos a:

- ¡Henry! - exclamamos las dos, al tiempo que sonreíamos.

- Buenas tardes señoritas. - nos dice, haciendo una leve reverencia, con una mano por sobre el estómago y la otra detrás suyo, lo que causó nuestras risitas. Siempre jugábamos así con él, puesto que, decíamos, él era demasiado correcto y, una forma de apaciguarlo, era haciéndolo irónico.

- Buenas tardes joven Henry. - decíamos, mientras inclinábamos levemente nuestras cabezas, sin dejar de sonreír.

Me preguntaba... ¿Qué hacen tan hermosas damiselas deambulando solas por estos lares? -

- ¡Oh!, pues, ningún generoso caballero se ofreció escoltarnos.- dice Melissa, con una fingida frustración en su rostro, y se lleva la mano libre (puesto que con la otra sujetaba el libro) a la altura del pecho, para darle más realismo.

Yo sólo me limitaba a reír.

- ¡Válgame Merlín! ¿Dónde quedaron los modales? - decía, fingiendo indignación, demasiado dramático según yo.- Permítanme acompañarlas, lindas damiselas. - y se nos acercaba, mientras arqueaba ambos brazos, para que deslizáramos nuestros brazos por ahí, lo que, después de mirarnos mutuamente, hicimos.

- Hacia dónde las dirijo, bellas damitas. -

- Pues... íbamos hacia el lago, ¿verdad? - respondí yo, preguntando esto último a mi amiga.

- Hmm.- se limita a responder.

- Pero que hermoso cuaderno...- exclama él.

Se refería al que llevaba Melissa en su mano libre, la que, al instante, escondió tras de sí.

- ¡Oh! No es nada, sólo... un libro, sólo eso.- respondió, nerviosa.

- Pues vuestra actitud no dice lo mismo. - se le escapa.- Lo siento, no debo entrometerme.- se retracta él.- Pues, sólo puedo decir que es realmente hermoso.

- Y su contenido también...- añado, como no queriendo la cosa, mirando hacia el cielo despejado. A lo que ella me manda una mirada reprochante, pero lo único que logra es que me alce de hombros, restándole importancia.

Henry observaba nuestra actitud, de lado a lado, soltando una pequeña risita al terminar el tan interesante "espectáculo".

- No es un diario, por si acaso. - argumenta Melissa, no queriendo dar una falsa impresión al muchacho.

Henry la mira, ceñudo, tratando de descifrar qué es, y, luego de un par de segundos, dice:

- No os preocupéis - con una sonrisa en el rostro - vuestro secreto está a salvo conmigo. Sólo... me gustaría ser digno algún día de leer alguna de ellas.- y Melissa se sonroja a sobremanera, viéndose descubierta.

- Llegamos. - anuncia Henry, para salvarla de aquella situación.

Nos sentamos tal como íbamos, es decir: en el medio él, a los lados nosotras, los tres mirando hacia el fastuoso lago. Pero, casi al instante, se levanta Melissa, diciendo:

- Voy a dejar mi libro. -

- Lo siento, no... no quise incomodarte, disculpa si yo... - dice Henry.

- No es por ti.- se apresura a decir ella, negando fervientemente la cabeza y con una sonrisa en los labios, lo cual lo calma a medias.- Pero no deseo que nadie más me pregunte, podrían ser tan suspicaces como tú, o Ginny podría seguir soltando cosas que no debe.- y me mira ceñuda pero sonriente. - ¡En seguida vengo...! - dice, mientras se va.

Y vemos cómo se aleja.

- Entonces... - comienza él, ya dirigiéndose sólo a mí - ¿En verdad escribe?

- ¡Y hermoso! - asiento, también efusivamente con la cabeza.- Sólo que... no se lo dice a nadie, no sé porqué, debería sentirse orgullosa.- y el asiente, rozando el pasto con sus manos.- Pero ¡No le vallas a decir que te dije! ¡Ni una palabra! ¿Eh?-

- Prometido.- y alza la mano, solemnemente.

Reímos, luego se dedica a mirar y rozar el grass.

- Y... ¿Porqué pasarás las Navidades acá? - pregunta él, sin dejar de hacer lo que hacía antes, sólo que mirándome a ratos.

- Pues... mis padres se irán a Egipto, Charlie acaba de ser padre, lo hizo abuelos. Así que, ya ves, me hicieron tía... tan joven...- y niego con la cabeza, logrando que se ría.- ¿Y tú?- pregunto, mientras observo sus manos contra el pasto.

- ¿Yo? Pues, mis padres siempre están de viaje. Papá con los negocios, mi madre con las actividades que siempre realiza, además de las "obras de beneficencia".- y en esto último hace un gesto de "comillas" con sus dedos.

- ¡Oh...! No sabía, lo siento.- sabía que provenía de padres muggles, y de la más alta aristocracia de estos, pero no sabía de su relación con ellos.

- Es mejor así.- y se alza de hombros, despreocupadamente, pero con un leve gesto de nostalgia en la voz.- Ya me acostumbré. Además, no me siento cómodo con ellos, no sé como puedo ser su hijo. Por eso prefiero estar solo.- y sigue jugueteando con el grass, con los ojos clavados en él.

- No estás solo.- le digo, y tomo sus manos entre una de las mías, a lo que él vuelve sus ojos a mí, presuroso y sorprendido.

Le ofrezco una cálida sonrisa (de esas que me enseñó Melissa) y, con pequeños giros de mis dedos, acaricio el dorso de sus manos.

Se sonroja. No fue mi intención, lo juro, pero... no puedo dejar de admitir que se ve algo adorable así, esquivando mi mirada, azorado, pero a la vez agradecido.

- Gracias. - se anima a decirme, tomando ahora, temerosamente, mi mano entre las suyas.

Y noto, casi enseguida, la suavidad de estas, la delicadeza de sus movimientos y el casi imperceptible temblor en ellas.

Y, ¡cómo evitarlo!, ahora soy yo la que me sonrojo.

- Hum-hum. - resuena detrás nuestro.- Creo que... llegué en mal momento.- agrega, con una sonrisa pícara en sus labios.- Interrumpí algo...- y consigue que nos soltemos las manos raudamente y nuestras mejillas se tiñeran de un rojo furioso.

Ella se limita a observarnos, risueña.

- Si desean, puedo regresar después... - añade, más que divertida con la situación.

"Se está vengando", pienso yo, "se está vengando de lo de hace un rato".

- Melissa... siéntate ya ¿Quieres? - le digo, rudamente.

- No deseo hacer mal tercio. -

- Melissa...- hago acoplo de todas mis fuerzas por no estallar.

- ¡Oh! ¿Estas molesta? Pero si hace un rato estabas de lo más feliz...- y toma sus manos a la altura del pecho, haciendo ojitos soñadores.

- Melissa...- gruño, con una mirada asesina hacia ella.

- ¡Oh! Esta bien, esta bien. No me dejan divertir.- chasca la lengua y se sienta, al otro lado de Henry, el cual, me doy cuenta ahora, estaba riéndose por lo bajo, aunque aún algo apenado.

- Comentábamos el porqué íbamos a pasar nuestras respectivas Navidades en Hogwarts.- dice él, para comenzar la plática (y, creo yo, para que no matara a Melissa con la mirada).

- ¿De eso hablaban? Y yo que creí estaba interrumpiendo algo "importante".- ahora sí, la mataba.- Pues en mi caso - se apresuró a explicar - me quedo porque así lo quiero, mis padres protestaron, sí, pero en cuanto les dije que aprovecharan para hacerse un viajecito "solos", no se hicieron esperar.- risas de nuestra parte.- Además, no iba a dejar sola a mi mejor amiga...- dice, mirándome tiernamente, creo que se preocupa demasiado por mí.

- Pues... yo me uno a la causa. No dejaremos sola a Ginny, ¡la unión hace la fuerza!- dice él, entusiasmado ante la idea.

- ¡Claro! Dos son mejor que uno. ¡Uníos por la causa! - agrega ella, poniendo una mano al centro, en pos de que los demás lo hiciéramos, como un gran equipo.

- ¡Sí! ¡Unios! - y él también pone su mano, encima de la de ella. Los dos me miran expectantes, esperando que hiciera lo mismo.

Los miro de soslayo, meditando si hacerles caso o no. Pero, ante una mirada apremiante de ella, sonrío y agrego mi mano, formando un trío.

- Unios. - profiero, sin muchos ánimos, pero sonriente.

- Por una Navidad sin igual. Hogwarts recordará estas fiestas. - añade Melissa.

- ¡Amén!- dice él, sorprendiéndome.

Nos reímos un par de minutos. Luego repetía en mi cabeza la frase "Por una Navidad sin igual". ¿Sería esta una Navidad sin igual? Sin duda, sólo esperaba, que no sea por el motivo que pensaba en esos momentos, o, más bien, que recordaba en esos momentos.

- Fred y George tienen unos productos sumamente ingeniosos. Esos chicos tienen futuro, ¡te lo digo! Llegarán muy lejos, ya verás.- fue lo último que escuché decir a Melissa, antes de perderme en mis recuerdos... una vez más.

-------------------------------------------- Flash Back -------------------- --------------------------------------------

Mis ojos cerrados, el viento agitando mis cabellos, el silencio en su apogeo. Apoyada en el marco de una ventana, con mis brazos; ese era mi lugar "secreto", donde me despejaba: era el ventanal de un pasillo no concurrido, las aulas que contenía estaban en desuso y clausuradas, para los alumnos no tenía ningún interés, pues no podían ocultarse en las aulas, y los elfos no tenían por que limpiarlas, por ello el pasillo no era muy concurrido.

No tenía que ocultarme, no, ¿para qué? Nadie me veía, porque a nadie le importaba; no tenía que esconder mis lágrimas, pues nadie las veía; no tenía que fingir alegría, pues a nadie le interesaba. Casi inexistente, casi etérea, casi nada. Siempre sola, siempre yo, siempre el silencio.

La soledad, la soledad me define, mi concepto, mi ideología, mi pensamiento.

"¿Estoy sola?", me pregunto mentalmente.

- ¿No me quieres? -

Me yergo, sobresaltada, era su voz, estaba a mi lado, con las manos en los bolsillos, en una posición que da a entender que ha estado ahí un tiempo prudente.

- ¿Q-qué? -

Suspira, y mira hacia un lado, para luego volver a mirarme.

- Que si no me quieres... - y le dirijo una mirada de confusión.- (Suspiro) Ya estoy a punto de irme, casi todos se han despedido de mí... menos tú. ¿Estás acaso molesta conmigo?- y puedo notar su preocupación ante esta posibilidad.

Le miro sorprendida y niego rotundamente con la cabeza.

- Yo... se me pasó el tiempo, no tengo la menor idea de qué hora es... - y miro al firmamento, el cual me ofrece la ventana, para poder deducir que hora es aproximadamente.

Y era verdad lo que decía, no me había percatado del tiempo, había acudido a aquel lugar desde muy temprano, previendo que más tarde iría a despedirlo y era ese, precisamente, el motivo por el que estaba ahí, necesitaba calmarme, reunir el valor, serenarme, que no note mi tristeza, que no note que me duele su partida.

- Si de verdad estás molesta conmigo, yo...-

- Para nada, Harry, ya te he dicho, se me pasó el tiempo. Además, no tengo ninguna razón para estar enfadada contigo, ¿no? - le digo yo.

Parece meditar mis palabras, aún con las manos en los pantalones.

- ¿Y qué haces acá? - pregunta él, mirándome aprehensivamente- Sabes que no me gusta que estés sola.-

"¿En verdad estoy sola?", vuelvo a preguntarme.

Y le miro, tratando de encontrar en sus ojos la respuesta que mi mente me obliga a dar.

Y le veo, adentro en su mirada, en las facciones de su rostro, en su posición, su actitud... estudiando cada una de ella, y me percato que sus ojos están preocupados, teme algún sentimiento negativo de mí para con él, aprecia mi opinión, mi perspectiva; y veo, también, que le duele el hecho de no haberlo despedido, le duele tanto que está aquí, me ha buscado.

No estoy sola... esta él, él me cuida, él vela por mí, por que no esté sola, como él dice.

Y sonrío, no puedo evitarlo, él se asombra e, inesperadamente, hasta para mí, le caigo en un abrazo, queriéndome perder en sus brazos, queriendo desaparecer en él... con él.

- Te quiero. - y no sé de dónde salieron esas palabras, sólo salieron, así, de mí, sin más ni más.

- Gin... Ginny, si deseas que me quede yo... podría... -

- No. - le digo, y me suelto de él, negando fervientemente.- No lo hagas, sólo... sólo me despedía. No puedes hacerle un desplante a Cho, lo sabes...- y ya estamos totalmente separados.

- Ginny, sabes que yo podrí... -

- ¡No! - le interrumpo, bruscamente.- No hables sandeces, Harry. Ahora, vamos que los demás deben estar preguntándose dónde estás.-

- Estamos... - corrige él.

- Tú eres el que se va. - defiendo yo.

- ¿Y qué? Siempre habrán personas que se preocupen por ti, sea cual sea el día. - objeta él.

- Nad... - iba a responderle, pero era mejor darle por su lado, que siga creyendo que tengo personas a mi lado, a parte de él.

Me alcé de hombros, restándole importancia, dándole la razón si la quería.

- Ya vamos. - y comenzamos a caminar.

- Ya sabes - comienzo a decirle - No te pongas nervioso, lo tendrás todo con tan sólo ser respetuoso, al saludar, has una leve reverencia, sabes que son de sangre pura, de clase noble, eso va con ellos, ¡pero no vayas a inclinarte como Dobby! - reímos, he logrado que se tranquilice, pues hasta hace unos instantes estaba algo pálido (lo cual, debo admitir, me causa un poco de risa).

- No te apresures al entregar los regalos - continúo yo - Y no estés mucho tiempo a solas con Cho en un comienzo... ¡sólo en un comienzo! - agrego, pues me ha mirado aprehensivamente - Primero gánate su confianza, sí buscas siempre estar a solas con ellas, ellos pensarás que no te importan, ya luego ellos solos irán dándoles privacidad, poco a poco se alejarán, no antes.- y asiente, mudo pero atento.

Ya nos acercábamos a la puerta del colegio, donde le esperaban los carruajes.

- No vallas a hacer chistes de ellos, ni si quiera con Cho, puede que se ría pero le sabrá mal. No le digas en ningún momento qué es lo que te desagradó de ellos, ¡por ningún motivo!- y se detuvo, haciéndome detener con él.- Bien... creo que eso es todo... - medito, cerciorándome así, que no se me halla pasado ningún detalle.- Mmmm... no, eso es todo.

- Mmmm... nop, se te olvida algo.- me dice él, mirándome pensativo.

- ¿Qué? - pregunto yo, repasando nuevamente el que todo se haya dicho.

- Pues... ¡Despedirte de mí! - me dice, exasperado.

Consigue que me ría.

Revuelvo en mis bolsillos buscando algo. Él me mira intrigante.

- Toma - y le ofrezco, a la par, 2 pequeños paquetitos, con pequeñas tiritas de papel en una de las puntas.

- ¿Y esto qué es? - pregunta.

- Son tejas, un dulce muggle, papá me trajo uno en una ocasión y me gustó mucho - le dije, con aire goloso infantil, causándole gracia.- le dije a mamá que hiciera unos cuantos, como a ella también le gustó, pues se puso a averiguar los ingredientes. Espero que te gusten, es uno para ti y otro para Cho, pueden comerlo el día de Navidad. Si una pareja lo come al dar las 12 de la noche el día de Navidad, dicen que tendrá buen augurio la relación que tienen. Puede que suene tonto, pero... -

- No. - me interrumpe Harry, con una sonrisa.- Suena muy interesante. Lo haré, lo prometo, espero se cumpla.

- Yo también lo espero, Harry, yo también. - y guarda los paquetitos en su túnica.

Un breve, pero incómodo silencio reina entre nosotros.

- Espero... espero que pases una linda Navidad y... y que no me odies por dejarte sola. - dice él, con las manos en los bolsillos de su túnica, ladeando la boca.

- Sabes que no lo haré. No es tu culpa, Harry. - y me alzo de hombros, mirando al suelo.

- Entonces ven acá. - me dice él, trayéndome hacia sí, de un jalón.

Río entre sus brazos. Siempre lo toma así, como un juego, para que todo sea más fácil.

- Te voy a extrañar pecosa. -me dice, frotando su mano en mi brazo.

- Y yo a ti, ojiverde. - y reímos un par de minutos, hasta que nos fuimos callando, nos fuimos sintiendo y, aún en ese momento, nos fuimos extrañando.

- ¿Estarás bien? - me dice, aún sin soltarme y algo preocupado.

- Sí, no te preocupes.- concedo yo.- No voy a estar sola, mi amiga Melissa se quedará también, además de mi hermano, Hermione y Henry.

- ¿Henry? - pregunta, y dejó, al instante, de frotar su mano en mi brazo.

No lo dije de mala intención, lo juro, sólo que Henry ahora estaba pasando más tiempo conmigo y con Melissa, ya nos había comentado que se quedaría en Navidades, sólo se me salió decirlo.

- ¿Y él porqué se queda? - pregunta, un tanto uraño.

- No lo sé, no le he preguntado. - digo yo, y me voy deshaciendo de su abrazo, pues ya se estaba volviendo algo hosco.- Pero nos dijo a Melissa y a mí que se quedaba.- y, ya libre de él, me alzo de hombros, restándole importancia.

- Pues... preferiría que la pases con Hermione y Ron, ellos te recibirán gustosa, además de que sabes que Ron se preocupa por ti, no deberías alejarte de él.- termina, y no puedo creer que hable enserio.

- ¿Estás bromeando verdad? - le digo, con cara incrédula.

- No. - me dice, rotundamente, con el ceño medio fruncido.- Sabes que no me gusta estés sola, y él es tu hermano, ¿quién mejor, sino?-

- ¡Harry! -recrimino yo.- Sabes que odio que me sobreprotejan. Además, no estaré sola, estará Melissa y, en ocasiones, Henry. Nos estamos haciendo amigos, Melissa y yo de él. En todo caso, sabes bien que Hermione y Ron prefieren... ejem... privacidad.- y suelto una risita.

- Bueno sí -consiente él, con una sonrisa ladeada.- Pero... de todos modos, preferiría que...-

- ¡Harry! Se te está haciendo tarde, ¿qué no oyes que te llaman? - y le doy vuelta, empujándolo con mis dos manos en su espalda. No fue una escapada, era la verdad, ya se escuchaba la voz de Ron y Hermione, esta última más apremiante que todas.

- Pero... pero... -insiste él, dejándose empujar por mí.

- Nada de peros Harry, la profesora McGonagall te reprenderá si llegas tarde. ¡Harás retrasar la salida de todos! -

Y llegamos, sus maletas ya en la carroza y, tal como dije, la profesora McGonagall dirigiéndole una severa mirada, a lo que Harry sólo atinó a darle media sonrisita, lo que hizo que tanto Hermione, Ron y yo, riéramos de él.

- ¡Adiós a todos! - decía él, desde la puerta de la carroza, rehusándose a entrar, pues la profesora McGonagall estaba que lo empujaba ya que se hacía tarde. No lo había dejado despedirse de cada uno.- ¡Feliz Navidad! ¡Cuídense!- y, de un solo manaso, la profesora logró su cometido: Harry ya estaba en la carroza. Claro que Harry se había ganado un chinchón en la cabeza por su osadía.

Todos reíamos ante tal espectáculo, a la vez que agitábamos la mano y exclamábamos: ¡Adiós, adiós!

Y, cuando ya empezaba a remontar vuelo, me dio una última mirada y, como recordando algo, sacó la cabeza por la ventanilla, puso sus manos a modo de bocina y exclamó.

- ¡EH, RON! PASA LA NAVIDAD CON TU HERMANA... no la dejes so... - pero ya se había alejado demasiado, su voz se perdía con el aire frío.

Yo sólo atiné a chascar la lengua. Sí que era un tonto.

- ¿Porqué dijo eso Harry? - preguntó Ron, ceñudo, con cara de no entender nada (como siempre).

- ¡Oh! Nada, tonterías. No le hagas caso. - y le di una palmada en el brazo, despreocupándolo.

Este sólo se giró, con la cara aún más compungida, hacia Hermione, como diciéndole: ¡No entiendo nada! Hermione sólo atinó a reírse de esos gestos exagerados que sólo él lograba hacer.

- No sé Ron, cosas de ellos. - dijo, luego de que le pasó el ataque de risa.- Oye, Ron, ¿cómo haces eso?-

- ¿Eso? ¿Cuál eso? - preguntó él.

- Eso pues... eso gestos que haces. - y Hermione trató de imitar sus caras graciosas, logrando que él carcajee.

- Jajaja ... Yo no hago eso Hermione...- y seguía mirándola hacer caritas.

- ¡Oh! Vaya que sí, pero a ti te salen mejor - y hacía como que se retorcía, sus manos dobladas, la cabeza media inclinada y la lengua afuera.

- Definitivamente yo lo hago mejor. - y seguía carcajeándose.- Hermione, deja ya de hacer eso. Te ves muy graciosa.-

- ¿Y cómo crees que te ves tú haciéndolo? - preguntó ella, ya sin hacer gesticulación alguna.

- ¿Estás diciéndome que te burlas de mí siempre? -

- Noooo... ¡Que va Ron! Yo apoyo tu talento. - y le daba palmaditas en la espalda en forma de apoyo, con el ceño levemente fruncido.

- No, no, no. Tú has dicho que siempre te burlas de mí... eso has dicho. - decía el chico, exasperado. - ¡Ay, Ron! - Tú siempre malintencionas mis palabras.

- ¡Yo no malintenciono nada! Tú eres la que dices que te ríes de mi cara. -

Y así, sumergidos en una nueva discusión, se dirigieron a la sala común, detrás de mío.

-------------------------------------------------------- End of Flash Back ----------------------------------------------------

7 páginas, y este capítulo no me gusto mucho. Bueno... al menos no el Flash Back... no sé... ya decidirán ustedes. Creo que aprendí la lección: no prometer nada. Creo que la presión no me ayuda. Bien, de todas maneras les quiero agradecer a todos y cada uno de ustedes por apoyarme tanto, tanto, les estoy infinitamente agradecida. Miren que en el otro capítulo, a pesar de ser todo un fiasco, me dejaron reviews... que buenos son.

Bueno, creo que este fic no lo leerán hoy, ni sé si mañana (Navidad), pero ya lo publico, sólo déjenme responder sus reviews. A propósito... los reviews me llegaron dobles ¬¬, pero no fue su culpa, lo sé, es un error de ff.net, porque a mi amiga Mep también le pasó eso. Mmmmm... no sé si es porque subí 2 veces el capítulo o porque ff.net está de promoción (¡Oferta! ¡2x1 en todos los reviews!) (Ay... que chistosa soy, no hay nada que hacer...). Bien, como verán hoy estoy un pelín ralladita, por eso creo que el fic está algo... ¿gracioso? Bueno, al menos eso intenté... pero de ahí a que lo haya logrado....

Lo siento, contestaré reviews en el próximo capítulo ¿de acuerdo? No me mateis... ¡___¡

¡¡Feliz Navidad!! (si lo leen ese día ^^) ¡Os adoro lindas!