Muchas gracias por los reviwes. La aurotía de Harry Potter no ha variado y
un pequeño aviso por el contenido de ciertas escenas. También otro. En
principio, sólo quedan 2 capítulos y un Epílogo para el fin de esta
historia.
Orden de Batalla/Vísperas
-Ya viene. –dijo Adán de pronto. Había estado visitando aquél castillo tan interesante, en la última semana.
-¿Qué?-preguntó Khali, que lo acompañaba en sus viajes.
Adán sonrió.
-¿Nunca te lo he dicho, verdad? Puedo sentir grupos enteros moviéndose. Es parte de las "bendiciones" de ser un Aniquilador.
-Y eso te ha permitido ganar tantas batallas... y anular el efecto sorpresa.
"Tantas batallas. Soy joven. ¿Por qué me sentiré tan viejo?"
-Y, creo recordar, que no se puede Aparecer de golpe demasiado cerca de Hogwarts. Además, ciertos elementos del ejército de Voldemort no pueden utilizar la magia.
-¿Dónde está?
-A tres días de aquí.
Khali recordó las palabras de Adán, la última vez.
-"Orden de Batalla".
Distraídamente, se acercó al aula en la que Seth estaba dando una clase a un grupo conjunto de Gryffindor, Slytherin y el Ala Blanca de la Orden.
"Ni preparado de antemano".
Dentro, se repetía una escena muy habitual desde que Seth se encargaba de la asignatura. Una pregunt sobre la
-¿Y esos vampiros, son muy peligrosos?
-Sí.-pero fue Adán el que respondió.-No conozco el tipo concreto de vampiros de este mundo, pero he acabado con varios... o luchado junto a ellos. Puedo decirte que no es agradable cuando tratan de chuparte la sangre.
Se extendió un murmullo excitado. La leyenda de los "Emisarios" no había dejado de crecer desde que habían llegado.
-¿Puede explicarme a qué se debe esta interrupción, sr Adán?
-Es hora de prepararnos.
Los estudiantes, en general, excepto los que conocían el sentido de la frase (Harry, Hermione, Ron y Anna, entre otros) no reaccionaron.
Y los que sabían lo que quería decir, prefirieron esperar al término de la clase para dirigirse al punto convenido... el despacho de Dumbledore.
Estaban todos. Aparte del propio Dumbledore, los jefes "oficiosos" de la Orden, algunos profesores de Hogwarts, el trío de Gryffindor y Anna... conocida su ascendencia, había tenido que sufrir el problema de la popularidad. Por si salir con el enemigo mortal de Voldemort no te volvía lo bastante famosa...
-Los gigantes y los dragones van primero, los mortífagos y los dementores rodean y protegen a Lord Voldemort. Otro tipo de criatura, duendes, supongo, está disperso entre ambos grupos-informó Adán. –Están aquí.-Dijo señalando al mapa que habían desplegado sobre le escritorio.- Al ritmo al que avanzan, estarán aquí para dentro de tres días, por la noche, como mínimo.
Y aclaró un punto que los tranquilizó... un tanto.
-Llevo mucho tiempo dirigiendo ejércitos. Voldemort ignora que conocemos sus intenciones. Confía en sus fuerzas, si no, no se expondría a ser visto con tanta facilidad.
-Tú eres el experto en temas militares, supongo. –dijo Snape.-¿Qué aconsejas?
Desde luego, no era un muy común que alguien como Severus Snape pidiera consejo, pero tampoco la situación era muy común.
-Básicamente, tenemos dos tipos de fuerzas y un objetivo principal. Están los dragones y los gigantes, que no conocen la magia, pero su fuerza bruta es grande. No hay problema, podemos manejarnos con facilidad respecto a ellos... creo que hasta yo mismo podría eliminarlos. Otro cantar es la sección mágica de nuestro enemigo. Los dementores utilizan los propios miedos. Los duendes son duros de pelar, y mucho más los mortífagos. Sin embargo, disponemos de excelentes magos que podrán dar buena cuenta de ellos. Y aquí llegamos al verdadero problema. Sólo Harry Potter puede enfrentarse a Voldemort, para acabar definitivamente con él.
En esto, se volvió hacia el propio Harry. Éste sintió el peso incómodo de muchos ojos sobre él.
-No es fácil enfrentarse a este dilema. Lo sé. Te pido, por lo tanto, que hagas una elección. Estoy seguro de que podemos rechazar con facilidad este ejército y esperar a que Voldemort arme otro mayor... o reducirlo a la casi impotencia, una sombra de sí mismo, capaz de causar mucho daño, pero no una verdadera amenaza para el mundo mágico. Pero sólo tú, Harry, puedes hacerlo desaparecer.
Durante algún tiempo, pareció que Harry dudaba.
-Mi decisión está tomada. Debe desaparecer.
-De acuerdo. –respondió Adán- Ahora, un consejo, para todos. Aten las cosas que tengan que atar antes de que sea demasiado tarde. No se sabe cómo será el día de mañana... así que, hagan lo que tengan que hacer, hoy.
Todos captaron la intencionalidad de sus palabras.
Un rato después, Khali se acercó a Adán para hablarle.
-Adán... te acuerdas de...
-¿La Ceremonia? –dijo él sonriendo ampliamente.
-¿Ceremonia?-preguntaron cuatro voces al unísono.
-Sí, Ceremonia. Mejor que explicarlo con palabras, venid, que os lo explico gráficamente.
Se acercaron al cuarto que compartían Adán y Khali.
-Esto ya lo ha hecho Khali con Seth y vosotros dos-dijo señalando a Harry ya Anna.- Ahora, sólo relajaos y cerrad los ojos.
Tan pronto como lo hicieron, se encontraron en un lugar soleado, donde soplaba una ligera brisa.
-Bien, amigos. Debéis saber que es la primera vez que alguien visita este lugar sin ser ni una Reina o progenie de Reina.
La escena cambió. En una vivienda cercana, una mujer menuda daba a luz, ayudada por otras.
-¿Ésta no es...?
-Es mi madre. La Reina Ishtar. Éste es un registro real, incluído en mi memoria. Pero esto no es lo que quiero enseñaros. Sólo quería mostrar la capacidad que tengo para mostrar mis recuerdos... o los recuerdos que me han legado otros.
La escena volvió a cambiar.
-Ahora, vayamos a lo que de verdad quiero enseñar. Lo llamamos "La Ceremonia de Isis"...
Un par de horas después, y con el pulso ciertamente alterado, los cuatro salieron de la habitación.
-¿No crees que deberías de haberles dicho cualquier tontería?
-¿Por qué?-a su edad, yo había visto cosas mucho peores.
-¿"Peores"? –dijo ella mientras se desnudaba.
-Sabes muy bien a qué me refiero...-respondió él sonriendo al volver a contemplarla.
Fuera, Hermione y Ron todavía trataban de asimilarlo.
-La verdad, no creo que por tocarme con una barrita, vayas a...-empezó Hermione
-Comprobémoslo –dijo Ron
Sin tiempo para nada, Ron pintó la palma de su mano de la forma en que había visto.
-Ya ves, no...
Al elevar la mirada, se dio cuenta de que, definitivamente, se había equivocado.
Ella lo miraba de una forma que lo asustó... y le subió la presión arterial a la vez.
-Cierto, no tiene ningún efecto. Pero, ya puestos, ¿Por qué no haces todo el dibujo?
Ron nunca había oído semejante tono, sensual y provocativo, de labios de Hermione.
-Y aún peor que en un instante de tu exposición hayas contactado con Seth y pedido que pongan salas especiales para ellos.
-Son jóvenes, la Ceremonia sólo hace aflorar lo que se siente, ya sabes que es como la mecha de los fuegos artificiales, si no hay pólvora, no funciona ... y podrían estar muertos en tres días. ¿Por qué debe ser tabú para ellos?
-De acuerdo, puede que Harry tenga que luchar obligatoriamente, pero los otros tres...
-Si Ron y Hermione llegan a fallarle a Harry en ese momento, se lanzarían a sí mismos un conjuro letal. En cuanto a Anna, con ayuda de la Ceremonia o sin ella, creo que prefiere morir ella a abandonar a Harry. –Dijo él, mientras terminaba su propio diseño.
-Muy bien Picasso.-se divirtió ella- Ven a recoger tu premio.
Mientras tanto, Ron y Hermione habían terminado, no sabían exactamente cómo, en una especie de dormitorio con todas las comodidades imaginables, a media luz y muchas velas.
En otro dormitorio especialmente habilitado, era la mujer la que trataba de convencer al hombre.
-Te digo, Anna, que me da mala espina.
-Lo que a ti te da es timidez. Sólo te pido que hagas ese dibujo, nada más.
-Si fuera sobre un papel, vale, pero se trata de...
-Mi cuerpo. ¿Acaso no tengo derecho a disponer de mi piel?
A Ron le temblaba el pulso como si la mano tuviera voluntad propia.
En principio no era difícil. Seguir el contorno del brazo hasta el hombro, pasar por encima del cuello y hacer lo mismo en el otro brazo. El problema era no fijarse en el cuerpo desnudo de Hermione... o en que él también había acabado completamente desnudo.
Sorprendentemente, a Harry le resultaba más fácil. Ahora tocaba bajar desde el centro del cuello hacia el valle situado entre los dos pechos (¡glups!), seguir las líneas derecha e izquierda del vientre y alargar hasta las piernas.
-Ahora te toca acabar con tu toque personal. ¿Por qué no dibujas algo que te guste especialmente? ¿Un animal?
Cierto. Un ciervo. Y eso hizo, pintó la forma de su Patronus sobre el vientre de ella.
-Y ahora.-dijo Anna, cerrando los ojos.-bésame.
No se lo hizo repetir.
Ron tenía más problemas, sin embargo. El dibujo básico le había salido más o menos bien. Pero, no sabía muy bien cómo, el otro dibujo (una pretendida estrella de varias puntas y escasa simetría), había terminado pasando por encima de una de las "cumbres" de los pechos de Hermione. Con un movimiento reflejo, Ron había tratado de borrar la marca. Cuando se dio cuenta de qué había hecho, intentó retirar la mano, pero ella la mantuvo contra su pecho.
Se miraron a los ojos.
-Ámame, Ron.
En otra habitación cercana a esas dos, un profesor de defensa contra las artes Oscuras se preguntaba si era fruto de su imaginación, o si realmente oía lo que creía oír.
-Vaya con ellos.- Pensó, y se volvió a dormir.
Y la Luna protegió el afecto de cuatro amantes que se decían que se amaban en la forma más antigua que conoce la humanidad.
Al día siguiente, rojos como amapolas, los cuatro devolvían los "utensilios" a su dueño.
-Por el tono de vuestra piel, diría que les habéis dado un buen uso. –se carcajeó Adán. La sonris de Khali también era amplia.
-Sí, las drogas... –empezó Hermione.
-No se trata de una droga en sentido estricto, no "obliga", sólo "sugiere". –empezaron a alejarse Adán y Khali.
-¿Qué? –preguntaron los cuatro, con distinto tono y distinto volumen de voz
-Que esta noche no habéis hecho nada que no se os hubiera pasado antes por la mente. Vamos, que es hora de desayunar.
Y las carcajadas de los dos Supervivientes llenaron la arcada, mientras los demás alumnos, que no conocían la historia, aunque no por mucho tiempo, se preguntaban la razón de un humor tan bueno.
Orden de Batalla/Vísperas
-Ya viene. –dijo Adán de pronto. Había estado visitando aquél castillo tan interesante, en la última semana.
-¿Qué?-preguntó Khali, que lo acompañaba en sus viajes.
Adán sonrió.
-¿Nunca te lo he dicho, verdad? Puedo sentir grupos enteros moviéndose. Es parte de las "bendiciones" de ser un Aniquilador.
-Y eso te ha permitido ganar tantas batallas... y anular el efecto sorpresa.
"Tantas batallas. Soy joven. ¿Por qué me sentiré tan viejo?"
-Y, creo recordar, que no se puede Aparecer de golpe demasiado cerca de Hogwarts. Además, ciertos elementos del ejército de Voldemort no pueden utilizar la magia.
-¿Dónde está?
-A tres días de aquí.
Khali recordó las palabras de Adán, la última vez.
-"Orden de Batalla".
Distraídamente, se acercó al aula en la que Seth estaba dando una clase a un grupo conjunto de Gryffindor, Slytherin y el Ala Blanca de la Orden.
"Ni preparado de antemano".
Dentro, se repetía una escena muy habitual desde que Seth se encargaba de la asignatura. Una pregunt sobre la
-¿Y esos vampiros, son muy peligrosos?
-Sí.-pero fue Adán el que respondió.-No conozco el tipo concreto de vampiros de este mundo, pero he acabado con varios... o luchado junto a ellos. Puedo decirte que no es agradable cuando tratan de chuparte la sangre.
Se extendió un murmullo excitado. La leyenda de los "Emisarios" no había dejado de crecer desde que habían llegado.
-¿Puede explicarme a qué se debe esta interrupción, sr Adán?
-Es hora de prepararnos.
Los estudiantes, en general, excepto los que conocían el sentido de la frase (Harry, Hermione, Ron y Anna, entre otros) no reaccionaron.
Y los que sabían lo que quería decir, prefirieron esperar al término de la clase para dirigirse al punto convenido... el despacho de Dumbledore.
Estaban todos. Aparte del propio Dumbledore, los jefes "oficiosos" de la Orden, algunos profesores de Hogwarts, el trío de Gryffindor y Anna... conocida su ascendencia, había tenido que sufrir el problema de la popularidad. Por si salir con el enemigo mortal de Voldemort no te volvía lo bastante famosa...
-Los gigantes y los dragones van primero, los mortífagos y los dementores rodean y protegen a Lord Voldemort. Otro tipo de criatura, duendes, supongo, está disperso entre ambos grupos-informó Adán. –Están aquí.-Dijo señalando al mapa que habían desplegado sobre le escritorio.- Al ritmo al que avanzan, estarán aquí para dentro de tres días, por la noche, como mínimo.
Y aclaró un punto que los tranquilizó... un tanto.
-Llevo mucho tiempo dirigiendo ejércitos. Voldemort ignora que conocemos sus intenciones. Confía en sus fuerzas, si no, no se expondría a ser visto con tanta facilidad.
-Tú eres el experto en temas militares, supongo. –dijo Snape.-¿Qué aconsejas?
Desde luego, no era un muy común que alguien como Severus Snape pidiera consejo, pero tampoco la situación era muy común.
-Básicamente, tenemos dos tipos de fuerzas y un objetivo principal. Están los dragones y los gigantes, que no conocen la magia, pero su fuerza bruta es grande. No hay problema, podemos manejarnos con facilidad respecto a ellos... creo que hasta yo mismo podría eliminarlos. Otro cantar es la sección mágica de nuestro enemigo. Los dementores utilizan los propios miedos. Los duendes son duros de pelar, y mucho más los mortífagos. Sin embargo, disponemos de excelentes magos que podrán dar buena cuenta de ellos. Y aquí llegamos al verdadero problema. Sólo Harry Potter puede enfrentarse a Voldemort, para acabar definitivamente con él.
En esto, se volvió hacia el propio Harry. Éste sintió el peso incómodo de muchos ojos sobre él.
-No es fácil enfrentarse a este dilema. Lo sé. Te pido, por lo tanto, que hagas una elección. Estoy seguro de que podemos rechazar con facilidad este ejército y esperar a que Voldemort arme otro mayor... o reducirlo a la casi impotencia, una sombra de sí mismo, capaz de causar mucho daño, pero no una verdadera amenaza para el mundo mágico. Pero sólo tú, Harry, puedes hacerlo desaparecer.
Durante algún tiempo, pareció que Harry dudaba.
-Mi decisión está tomada. Debe desaparecer.
-De acuerdo. –respondió Adán- Ahora, un consejo, para todos. Aten las cosas que tengan que atar antes de que sea demasiado tarde. No se sabe cómo será el día de mañana... así que, hagan lo que tengan que hacer, hoy.
Todos captaron la intencionalidad de sus palabras.
Un rato después, Khali se acercó a Adán para hablarle.
-Adán... te acuerdas de...
-¿La Ceremonia? –dijo él sonriendo ampliamente.
-¿Ceremonia?-preguntaron cuatro voces al unísono.
-Sí, Ceremonia. Mejor que explicarlo con palabras, venid, que os lo explico gráficamente.
Se acercaron al cuarto que compartían Adán y Khali.
-Esto ya lo ha hecho Khali con Seth y vosotros dos-dijo señalando a Harry ya Anna.- Ahora, sólo relajaos y cerrad los ojos.
Tan pronto como lo hicieron, se encontraron en un lugar soleado, donde soplaba una ligera brisa.
-Bien, amigos. Debéis saber que es la primera vez que alguien visita este lugar sin ser ni una Reina o progenie de Reina.
La escena cambió. En una vivienda cercana, una mujer menuda daba a luz, ayudada por otras.
-¿Ésta no es...?
-Es mi madre. La Reina Ishtar. Éste es un registro real, incluído en mi memoria. Pero esto no es lo que quiero enseñaros. Sólo quería mostrar la capacidad que tengo para mostrar mis recuerdos... o los recuerdos que me han legado otros.
La escena volvió a cambiar.
-Ahora, vayamos a lo que de verdad quiero enseñar. Lo llamamos "La Ceremonia de Isis"...
Un par de horas después, y con el pulso ciertamente alterado, los cuatro salieron de la habitación.
-¿No crees que deberías de haberles dicho cualquier tontería?
-¿Por qué?-a su edad, yo había visto cosas mucho peores.
-¿"Peores"? –dijo ella mientras se desnudaba.
-Sabes muy bien a qué me refiero...-respondió él sonriendo al volver a contemplarla.
Fuera, Hermione y Ron todavía trataban de asimilarlo.
-La verdad, no creo que por tocarme con una barrita, vayas a...-empezó Hermione
-Comprobémoslo –dijo Ron
Sin tiempo para nada, Ron pintó la palma de su mano de la forma en que había visto.
-Ya ves, no...
Al elevar la mirada, se dio cuenta de que, definitivamente, se había equivocado.
Ella lo miraba de una forma que lo asustó... y le subió la presión arterial a la vez.
-Cierto, no tiene ningún efecto. Pero, ya puestos, ¿Por qué no haces todo el dibujo?
Ron nunca había oído semejante tono, sensual y provocativo, de labios de Hermione.
-Y aún peor que en un instante de tu exposición hayas contactado con Seth y pedido que pongan salas especiales para ellos.
-Son jóvenes, la Ceremonia sólo hace aflorar lo que se siente, ya sabes que es como la mecha de los fuegos artificiales, si no hay pólvora, no funciona ... y podrían estar muertos en tres días. ¿Por qué debe ser tabú para ellos?
-De acuerdo, puede que Harry tenga que luchar obligatoriamente, pero los otros tres...
-Si Ron y Hermione llegan a fallarle a Harry en ese momento, se lanzarían a sí mismos un conjuro letal. En cuanto a Anna, con ayuda de la Ceremonia o sin ella, creo que prefiere morir ella a abandonar a Harry. –Dijo él, mientras terminaba su propio diseño.
-Muy bien Picasso.-se divirtió ella- Ven a recoger tu premio.
Mientras tanto, Ron y Hermione habían terminado, no sabían exactamente cómo, en una especie de dormitorio con todas las comodidades imaginables, a media luz y muchas velas.
En otro dormitorio especialmente habilitado, era la mujer la que trataba de convencer al hombre.
-Te digo, Anna, que me da mala espina.
-Lo que a ti te da es timidez. Sólo te pido que hagas ese dibujo, nada más.
-Si fuera sobre un papel, vale, pero se trata de...
-Mi cuerpo. ¿Acaso no tengo derecho a disponer de mi piel?
A Ron le temblaba el pulso como si la mano tuviera voluntad propia.
En principio no era difícil. Seguir el contorno del brazo hasta el hombro, pasar por encima del cuello y hacer lo mismo en el otro brazo. El problema era no fijarse en el cuerpo desnudo de Hermione... o en que él también había acabado completamente desnudo.
Sorprendentemente, a Harry le resultaba más fácil. Ahora tocaba bajar desde el centro del cuello hacia el valle situado entre los dos pechos (¡glups!), seguir las líneas derecha e izquierda del vientre y alargar hasta las piernas.
-Ahora te toca acabar con tu toque personal. ¿Por qué no dibujas algo que te guste especialmente? ¿Un animal?
Cierto. Un ciervo. Y eso hizo, pintó la forma de su Patronus sobre el vientre de ella.
-Y ahora.-dijo Anna, cerrando los ojos.-bésame.
No se lo hizo repetir.
Ron tenía más problemas, sin embargo. El dibujo básico le había salido más o menos bien. Pero, no sabía muy bien cómo, el otro dibujo (una pretendida estrella de varias puntas y escasa simetría), había terminado pasando por encima de una de las "cumbres" de los pechos de Hermione. Con un movimiento reflejo, Ron había tratado de borrar la marca. Cuando se dio cuenta de qué había hecho, intentó retirar la mano, pero ella la mantuvo contra su pecho.
Se miraron a los ojos.
-Ámame, Ron.
En otra habitación cercana a esas dos, un profesor de defensa contra las artes Oscuras se preguntaba si era fruto de su imaginación, o si realmente oía lo que creía oír.
-Vaya con ellos.- Pensó, y se volvió a dormir.
Y la Luna protegió el afecto de cuatro amantes que se decían que se amaban en la forma más antigua que conoce la humanidad.
Al día siguiente, rojos como amapolas, los cuatro devolvían los "utensilios" a su dueño.
-Por el tono de vuestra piel, diría que les habéis dado un buen uso. –se carcajeó Adán. La sonris de Khali también era amplia.
-Sí, las drogas... –empezó Hermione.
-No se trata de una droga en sentido estricto, no "obliga", sólo "sugiere". –empezaron a alejarse Adán y Khali.
-¿Qué? –preguntaron los cuatro, con distinto tono y distinto volumen de voz
-Que esta noche no habéis hecho nada que no se os hubiera pasado antes por la mente. Vamos, que es hora de desayunar.
Y las carcajadas de los dos Supervivientes llenaron la arcada, mientras los demás alumnos, que no conocían la historia, aunque no por mucho tiempo, se preguntaban la razón de un humor tan bueno.
