Todas las advertencias en vigor, hasta en este último capítulo.
Catarsis
Toda una tropa observaba los dos cuerpos inmóviles, como muertos. Un mago que había aterrorizado durante décadas el Mundo Mágico y otro joven que se le había enfrentado. Nadie sabía exactamente qué hacer. O casi nadie.
-Adán.-dijo Khali
-¿Sí, Khali?.
-¿Lo vas a hacer?
No tuvo por qué responder. Khali conocía muy bien aquella sonrisa que asomaba en sus labios.
-Prométeme... que volverás. –dijo ella.
-Lo haré.
En ése mismo instante, la orden de parar el corazón, interrumpir la respiración y acabar con la actividad cerebral fue ejecutada.
Ante el asombro de todos excepto Khali, Adán se desplomó.
-Nunca he pedido nada... a nadie. Ni siquiera a mi madre. Ahora... suplico que vuelva.
Ahora se encontraba fuera de su alcance.
En un lugar fuera de las habituales coordenadas, en un lugar de tránsito.
En la Frontera.
-Adivino a qué viene ese alboroto...-comentó la representación de Adán
Como era de suponer, las proyecciones de Harry y Voldemort continuaban su discusión.
-¿No os parece que ya es hora de que lo dejéis? Importunáis a los que pasan...
Ambos miraron. Hasta ahora, no habían encontrado a nadie que se quedara. Muchos de paso, pero...
-¿Tú?-preguntó Voldemort. -¿Quién de los míos te ha matado?
-Nadie. De hecho, esto es técnicamente un suicidio. Y prosiguió. Los tuyos ya no existen. Hasta la Marca Oscura de los mortífagos se ha deshecho.
-¿Y como están los demás?-preguntó Harry
-Preocupados por ti.
Siguió un instante (¿O una eternidad?) en el que no se dijo nada.
-Ahora, ambos, escuchadme. Es hora de terminar con esto. Uno de vosotros volverá. El otro seguirá su camino.
-Seré yo el que vuelva.
-No lo creo. Voldemort no puede volver. Ya has agotado la paciencia de los Guardianes. Demasiadas veces has desafiado su tutela y el camino que marcan a cada cual, Tom. Ya no puedes ser Voldemort. Porque vuelves a ser Tom Riddle.
Harry se sorprendió que la representación era, ciertamente, la de aquél Tom que recordaba del diario que tantos quebraderos de cabeza diera a Ginny. No se había parado a pensar que tuviera algo de particular.
-¿Hacemos un poco de memoria, entre los tres?
Fue como si alguien hubiera puesto en marcha de golpe un proyector loco.
-Este instante, Tom....
La imagen mostraba a una mujer que Harry no reconoció. Sólo reconocío a un jovencísimo Tom hablando con él.
"-No sigas por ese camino.
-Quiero poder. Poder para vengarme de los que me dañaron, de los Muggles. De los estúpidos que me ignoran... soy el alumno más aventajado que haya pasado por Hogwarts.
No lo dejaré por lo que usted diga."
-Y qué tiene de particular. Una estúpida que encontré por el camino, hace tiempo. -preguntó Voldemort.
A modo de respuesta, Adán detuvo la imagen. Y mostró el anillo que aparecía en la mano de aquella extraña mujer.
-¿Querías poder? Podrías haberte convertido en el jefe de la Orden de los Dragones Gemelos... no es poco, ¿verdad? Adoración, aprecio y poder casi ilimitado.
Harry frunciá el ceño, dónde la habría visto.
-Ésta es Eve, la madre de Spica. Respondió Adán.
-Eso no demuestra nada. Alcancé poder.
-Muy bien. Mejor será que te demuestre lo que es PODER con mayúsculas. El que habrías alcanzado, si hubieras triunfado.
Una especie de agujero absorbió la escena.
-Este mundo es real en cierta medida. El mundo en que ganaste como Voldemort.
Sus dos acompañantes miraron con curiosidad, y avidez en el caso de Tom.
La estancia era lúgubre. Sólo se veía una figura, solitaria, como derrotada...
El plano se expandió para mostrar todo el planeta.
-Fíjate. Toda la Tierra te obdece... y te desprecia. Estás envejeciendo en soledad, sin nadie a quién acudir... peor tienes PODER, ¿No es cierto?
Y las imágenes mostraron las diversiones del Señor Oscuro triunfante.
Y el tiempo corrió.
-Vivirías varios siglos...
Y una última imagen mostró algo que dejó atónitos a los otros dos
"pero éste sería tu final.
Una figura completamente consumida se deshacía lentamente. A su lado, la poción que le había arrebatado la vida... hecho por él mismo.
-¿Qué tal? ¿Te gusta el PODER, Tom?
Por primera vez, algo asomó a los ojos del odiado mago.
-¿De qué sirve consumirte en la soledad, incluso habiendo alcanzado la victoria?
-¿Qué sabrá alguien como tú de la victoria, la gloria...?
La representación de Adán sonrió al de Tom con un sentimiento muy cercano a la ternura.
-Observa.-dijo simplemente.
La escena que vieron a continuación fue horrible... cuerpos mutilados, explosiones, fuego cruzado... era una batalla.
Y en medio, Adán. Vieron todo el proceso. El ejército que se retiraba, deshecho, observó cómo alguien que en principio debería huir plantaba cara y se enfrentaba en solitario a una horda de enemigos...
Y triunfaba. Aún cubierto por heridas, aún en solitario, esperando la muerte, la gloria de los Aniquiladores resucitó en aquella batalla.
-Sé de victorias costosas, Tom. –dijo señalando varios cuerpos.-Eran mis amigos.
La imagen mostró ahora a Adán convertido en Comandante.
-Y sé de gloria, puesto que soy el primer varón ha conducido mi pueblo.
Entonces la mirada cambió.
-Pero también sé de algo que ninguno de vosotros dos recibió.
Una última imagen, una mujer, de apariencia joven pero a la vez madura, abrazaba a un Adán niño. La misma mujer recibía a toda prisa al Adán herido y triunfante. Y ella misma aconsejaba al Adán Comandante.
-Se llama Ishtar. Es mi madre.
En la enfermería de Hogwarts, todo el mundo estaba turbado por los acontecimientos.
-¿Qué demonias ha pasado, Khali?-preguntó Seth
-Adán se ha autodestruido.-respondió ella con una especia de debilidad, la primera que manifestara desde que se conocían.-ha ido a ayudar a esos dos. Pero espero que vuelva.
-¿Volver? ¿Quieres decir que...?
-No es la primera vez que se levanta de entre los muertos, si es a eso a lo que te refieres.
-¿Cómo?-esta vez fue Spica la que preguntó, o más bien exclamó.
-Sólo si destruyes por completo a un Superviviente puedes evitar que vuelva a levantarse. En el caso de un Aniquilador, sólo si su alma decide voluntariamente reposar. Eso explica por qué los destruyeron con facilidad. No podían luchar contra lo que habían jurado proteger.
-Señores, será mejor que vean esto.-dijo Ron.
Los cuerpos de Harry y Voldemort estaban empezando a deshacerse.
-Vuestras madres os llaman. ¿No es así?
Ambos asintieron.
-Pero tú, Tom, ahora que estás en este lugar, temes no ser perdonado. Vano temor. Sólo tienes que perdonarte a ti mismo.
-¿Cómo dices?-preguntó perplejo Tom.
-Revisa tu conciencia. Hay algo que debes perdonarte, perdonarte... el haber sido como eras.
Tras un momento de vacilación, respondió
-Era un sangre sucia.
-Sí, y yo un varón supuestamente huérfano...
-¿Puedo pedirte un último deseo?
-Adelante.
-Reúne todos los restos de mi padre y de mi madre, y los míos. Los restos de la familia que no vivió unida, que sean al menos reunidos.
-Así sea.
-Y otra cosa más... llévate a Harry. Y quizá, algún día...
-De acuerdo.
Harry respiró ruidosamente. Y a su alrededor, estalló la alegría.
Ron, Hermione, Anna y todo el mundo trataron de abrazarlo.
-¿Y Tom...Voldemort? ¿Adán?
-Él descansa al fin, Harry. Como debiera de haber sido hace ya 15 años... –comentó Adán.
Seth y Spica simplemente se quedaron mudos. Hace un momento estaba muerto... ¿Cómo...?
-Ahra que descansas, cúmplase tu voluntad, Tom Riddle.
Una urna apareció delante de él.
-El sufrimiento de la madre, el rencor del padre y el odio del hijo. Sean olvidados. Recuérdense sus méritos, en su lugar. Descansen en paz.
Se había llenado de los restos de los tres. Confió la urna a uno de los exmortífagos prisioneros.
-Lleva esto a este lugar, -dijo, desplegando un extraño mapa tridimensional de Inglaterra.- Es un lugar de adoración de los antiguos celtas. Me parece que es un buen lugar como destino final.
Una imagen se formó en el aire. Harry, Hermione, Ron, Anna, Spica y Seth la reconocieron.
-Misión cumplida. Vuelvo en unos instantes... madre.
La sonrisa de la mujer fue como la brisa cálida de verano.
-Pero aún tengo algunos regalos que haceros.
-Para ti, Harry, toma esto.
¿Una esfera?
-Permite conocer el pasado, el presente y el futuro. Creo que a un Auror legendario le será útil.
-Para ti, Anna.
¿Una especie de anillo? Un dragón blnaco y otro negro, unidos.
-Eres descendiente de dos de los magos más poderosos de la historia de este mundo. Por ello, te dejo un tesoro difícil de catalogar. Te dará muchos poderes... y muchos quebraderos de cabeza... pero creo que sabrás manejarte con él.
"Para la escuela de Hogwarts. Aquí os dejo un libro con tratados sobre magia de otros mundos que serán útiles en éste.
-Khali, tu turno.-y cedió la palabra a su compañera.
-Un regalo para vosotros dos. -Dijo, dirigiéndose a Ron y Hermione.
Eran dos piezas gemelas de un material extraño.
-Que vuestro afecto sea tan indestructible como este presente que os otorgo. Están hechos del mismo material que la joya de Isis. De Esperanza, podríamos decir. Pero, para ti, Hermione, ya hay regalo. Las mujeres que desciendan de ti, recibirán el mismo Don que tú.
-¿El de ser las más tozudas del mundo?
-No, la capacidad de aprender, la disciplina, y la fortuna al elegir pareja.
Hubo sonrisas entre los asistentes.
-Y en cuanto a vosotros.-dijo refiriéndose a Seth y Spica.-Tomad esto como regalo de bodas.
Y les dio dos anillos idénticos grabados con sus respectivos nombres.
-Son preciosos. Gracias.-respondió Spica por los dos.
-Y esto, -dijo entregándole un lacito para bebés.-demuestra que no es estrés lo que padeces, Spica. Vas a ser madre de una niña.
-Mi suegra me va a matar...-fue lo único que comentó Seth.
-Creo que ya está. Podemos irnos.
-Un momento, Adán. "Malfoy, Draco. Toma esto para que te ayude a conquistar el corazón de la joven que ya posee el tuyo. Y le dio una flor de Lis.
Fue la primera vez que alguien vio a Malfoy ruborizarse.
-Vienen, señora.
El avisó del asistente de Ishtar la sacó de su ensimismamiento.
-Adiós, amigos. Nos volveremos a ver... en la eternidad.-se despidió Adán.
Catarsis
Toda una tropa observaba los dos cuerpos inmóviles, como muertos. Un mago que había aterrorizado durante décadas el Mundo Mágico y otro joven que se le había enfrentado. Nadie sabía exactamente qué hacer. O casi nadie.
-Adán.-dijo Khali
-¿Sí, Khali?.
-¿Lo vas a hacer?
No tuvo por qué responder. Khali conocía muy bien aquella sonrisa que asomaba en sus labios.
-Prométeme... que volverás. –dijo ella.
-Lo haré.
En ése mismo instante, la orden de parar el corazón, interrumpir la respiración y acabar con la actividad cerebral fue ejecutada.
Ante el asombro de todos excepto Khali, Adán se desplomó.
-Nunca he pedido nada... a nadie. Ni siquiera a mi madre. Ahora... suplico que vuelva.
Ahora se encontraba fuera de su alcance.
En un lugar fuera de las habituales coordenadas, en un lugar de tránsito.
En la Frontera.
-Adivino a qué viene ese alboroto...-comentó la representación de Adán
Como era de suponer, las proyecciones de Harry y Voldemort continuaban su discusión.
-¿No os parece que ya es hora de que lo dejéis? Importunáis a los que pasan...
Ambos miraron. Hasta ahora, no habían encontrado a nadie que se quedara. Muchos de paso, pero...
-¿Tú?-preguntó Voldemort. -¿Quién de los míos te ha matado?
-Nadie. De hecho, esto es técnicamente un suicidio. Y prosiguió. Los tuyos ya no existen. Hasta la Marca Oscura de los mortífagos se ha deshecho.
-¿Y como están los demás?-preguntó Harry
-Preocupados por ti.
Siguió un instante (¿O una eternidad?) en el que no se dijo nada.
-Ahora, ambos, escuchadme. Es hora de terminar con esto. Uno de vosotros volverá. El otro seguirá su camino.
-Seré yo el que vuelva.
-No lo creo. Voldemort no puede volver. Ya has agotado la paciencia de los Guardianes. Demasiadas veces has desafiado su tutela y el camino que marcan a cada cual, Tom. Ya no puedes ser Voldemort. Porque vuelves a ser Tom Riddle.
Harry se sorprendió que la representación era, ciertamente, la de aquél Tom que recordaba del diario que tantos quebraderos de cabeza diera a Ginny. No se había parado a pensar que tuviera algo de particular.
-¿Hacemos un poco de memoria, entre los tres?
Fue como si alguien hubiera puesto en marcha de golpe un proyector loco.
-Este instante, Tom....
La imagen mostraba a una mujer que Harry no reconoció. Sólo reconocío a un jovencísimo Tom hablando con él.
"-No sigas por ese camino.
-Quiero poder. Poder para vengarme de los que me dañaron, de los Muggles. De los estúpidos que me ignoran... soy el alumno más aventajado que haya pasado por Hogwarts.
No lo dejaré por lo que usted diga."
-Y qué tiene de particular. Una estúpida que encontré por el camino, hace tiempo. -preguntó Voldemort.
A modo de respuesta, Adán detuvo la imagen. Y mostró el anillo que aparecía en la mano de aquella extraña mujer.
-¿Querías poder? Podrías haberte convertido en el jefe de la Orden de los Dragones Gemelos... no es poco, ¿verdad? Adoración, aprecio y poder casi ilimitado.
Harry frunciá el ceño, dónde la habría visto.
-Ésta es Eve, la madre de Spica. Respondió Adán.
-Eso no demuestra nada. Alcancé poder.
-Muy bien. Mejor será que te demuestre lo que es PODER con mayúsculas. El que habrías alcanzado, si hubieras triunfado.
Una especie de agujero absorbió la escena.
-Este mundo es real en cierta medida. El mundo en que ganaste como Voldemort.
Sus dos acompañantes miraron con curiosidad, y avidez en el caso de Tom.
La estancia era lúgubre. Sólo se veía una figura, solitaria, como derrotada...
El plano se expandió para mostrar todo el planeta.
-Fíjate. Toda la Tierra te obdece... y te desprecia. Estás envejeciendo en soledad, sin nadie a quién acudir... peor tienes PODER, ¿No es cierto?
Y las imágenes mostraron las diversiones del Señor Oscuro triunfante.
Y el tiempo corrió.
-Vivirías varios siglos...
Y una última imagen mostró algo que dejó atónitos a los otros dos
"pero éste sería tu final.
Una figura completamente consumida se deshacía lentamente. A su lado, la poción que le había arrebatado la vida... hecho por él mismo.
-¿Qué tal? ¿Te gusta el PODER, Tom?
Por primera vez, algo asomó a los ojos del odiado mago.
-¿De qué sirve consumirte en la soledad, incluso habiendo alcanzado la victoria?
-¿Qué sabrá alguien como tú de la victoria, la gloria...?
La representación de Adán sonrió al de Tom con un sentimiento muy cercano a la ternura.
-Observa.-dijo simplemente.
La escena que vieron a continuación fue horrible... cuerpos mutilados, explosiones, fuego cruzado... era una batalla.
Y en medio, Adán. Vieron todo el proceso. El ejército que se retiraba, deshecho, observó cómo alguien que en principio debería huir plantaba cara y se enfrentaba en solitario a una horda de enemigos...
Y triunfaba. Aún cubierto por heridas, aún en solitario, esperando la muerte, la gloria de los Aniquiladores resucitó en aquella batalla.
-Sé de victorias costosas, Tom. –dijo señalando varios cuerpos.-Eran mis amigos.
La imagen mostró ahora a Adán convertido en Comandante.
-Y sé de gloria, puesto que soy el primer varón ha conducido mi pueblo.
Entonces la mirada cambió.
-Pero también sé de algo que ninguno de vosotros dos recibió.
Una última imagen, una mujer, de apariencia joven pero a la vez madura, abrazaba a un Adán niño. La misma mujer recibía a toda prisa al Adán herido y triunfante. Y ella misma aconsejaba al Adán Comandante.
-Se llama Ishtar. Es mi madre.
En la enfermería de Hogwarts, todo el mundo estaba turbado por los acontecimientos.
-¿Qué demonias ha pasado, Khali?-preguntó Seth
-Adán se ha autodestruido.-respondió ella con una especia de debilidad, la primera que manifestara desde que se conocían.-ha ido a ayudar a esos dos. Pero espero que vuelva.
-¿Volver? ¿Quieres decir que...?
-No es la primera vez que se levanta de entre los muertos, si es a eso a lo que te refieres.
-¿Cómo?-esta vez fue Spica la que preguntó, o más bien exclamó.
-Sólo si destruyes por completo a un Superviviente puedes evitar que vuelva a levantarse. En el caso de un Aniquilador, sólo si su alma decide voluntariamente reposar. Eso explica por qué los destruyeron con facilidad. No podían luchar contra lo que habían jurado proteger.
-Señores, será mejor que vean esto.-dijo Ron.
Los cuerpos de Harry y Voldemort estaban empezando a deshacerse.
-Vuestras madres os llaman. ¿No es así?
Ambos asintieron.
-Pero tú, Tom, ahora que estás en este lugar, temes no ser perdonado. Vano temor. Sólo tienes que perdonarte a ti mismo.
-¿Cómo dices?-preguntó perplejo Tom.
-Revisa tu conciencia. Hay algo que debes perdonarte, perdonarte... el haber sido como eras.
Tras un momento de vacilación, respondió
-Era un sangre sucia.
-Sí, y yo un varón supuestamente huérfano...
-¿Puedo pedirte un último deseo?
-Adelante.
-Reúne todos los restos de mi padre y de mi madre, y los míos. Los restos de la familia que no vivió unida, que sean al menos reunidos.
-Así sea.
-Y otra cosa más... llévate a Harry. Y quizá, algún día...
-De acuerdo.
Harry respiró ruidosamente. Y a su alrededor, estalló la alegría.
Ron, Hermione, Anna y todo el mundo trataron de abrazarlo.
-¿Y Tom...Voldemort? ¿Adán?
-Él descansa al fin, Harry. Como debiera de haber sido hace ya 15 años... –comentó Adán.
Seth y Spica simplemente se quedaron mudos. Hace un momento estaba muerto... ¿Cómo...?
-Ahra que descansas, cúmplase tu voluntad, Tom Riddle.
Una urna apareció delante de él.
-El sufrimiento de la madre, el rencor del padre y el odio del hijo. Sean olvidados. Recuérdense sus méritos, en su lugar. Descansen en paz.
Se había llenado de los restos de los tres. Confió la urna a uno de los exmortífagos prisioneros.
-Lleva esto a este lugar, -dijo, desplegando un extraño mapa tridimensional de Inglaterra.- Es un lugar de adoración de los antiguos celtas. Me parece que es un buen lugar como destino final.
Una imagen se formó en el aire. Harry, Hermione, Ron, Anna, Spica y Seth la reconocieron.
-Misión cumplida. Vuelvo en unos instantes... madre.
La sonrisa de la mujer fue como la brisa cálida de verano.
-Pero aún tengo algunos regalos que haceros.
-Para ti, Harry, toma esto.
¿Una esfera?
-Permite conocer el pasado, el presente y el futuro. Creo que a un Auror legendario le será útil.
-Para ti, Anna.
¿Una especie de anillo? Un dragón blnaco y otro negro, unidos.
-Eres descendiente de dos de los magos más poderosos de la historia de este mundo. Por ello, te dejo un tesoro difícil de catalogar. Te dará muchos poderes... y muchos quebraderos de cabeza... pero creo que sabrás manejarte con él.
"Para la escuela de Hogwarts. Aquí os dejo un libro con tratados sobre magia de otros mundos que serán útiles en éste.
-Khali, tu turno.-y cedió la palabra a su compañera.
-Un regalo para vosotros dos. -Dijo, dirigiéndose a Ron y Hermione.
Eran dos piezas gemelas de un material extraño.
-Que vuestro afecto sea tan indestructible como este presente que os otorgo. Están hechos del mismo material que la joya de Isis. De Esperanza, podríamos decir. Pero, para ti, Hermione, ya hay regalo. Las mujeres que desciendan de ti, recibirán el mismo Don que tú.
-¿El de ser las más tozudas del mundo?
-No, la capacidad de aprender, la disciplina, y la fortuna al elegir pareja.
Hubo sonrisas entre los asistentes.
-Y en cuanto a vosotros.-dijo refiriéndose a Seth y Spica.-Tomad esto como regalo de bodas.
Y les dio dos anillos idénticos grabados con sus respectivos nombres.
-Son preciosos. Gracias.-respondió Spica por los dos.
-Y esto, -dijo entregándole un lacito para bebés.-demuestra que no es estrés lo que padeces, Spica. Vas a ser madre de una niña.
-Mi suegra me va a matar...-fue lo único que comentó Seth.
-Creo que ya está. Podemos irnos.
-Un momento, Adán. "Malfoy, Draco. Toma esto para que te ayude a conquistar el corazón de la joven que ya posee el tuyo. Y le dio una flor de Lis.
Fue la primera vez que alguien vio a Malfoy ruborizarse.
-Vienen, señora.
El avisó del asistente de Ishtar la sacó de su ensimismamiento.
-Adiós, amigos. Nos volveremos a ver... en la eternidad.-se despidió Adán.
