Buenas, lindas (¿os?). Lamento la demora, tenía este capítulo hace más de una semana pero no me decidía (tenía 2 versiones escritas). Mis estudios dieron frutos (no tan satisfactorios, pero... ahí le voy).

Ante todo, mis más sinceras disculpas, pues he cometido un craso error en el fic. En el capítulo 7° di a entender que empezaron las clases... ¡se me pasó ese detalle! No lo hice adrede, simplemente, escapó de mí. Mil disculpas, no encuentro cómo arreglar ese error (no puedo borrar el capítulo –por mis reviews- y tampoco alterarlo, pues no tiene arreglo, por más que busqué –he ahí la razón de mi demora-). Esperando sus excusas y deseen seguir con el fic(a pesar de sus errores y mis demoras), les pido que omitan ese detalle (pues las clases aún no terminan). Siendo así, continuaré el fic.

Discúlpame, Mep, pero encontré más adecuado esta versión. Espero me entiendas.

Dedicado a: Phoebe, linda, gracias por ser mi amiga. ¡Y soportarme!

Espero este capítulo sea de su agrado (advierto: ando algo eufórica, no se fijen).

Capítulo 9: Trilogía.

(demándame Tolkien ¬.¬)

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

No era que amara a dos mujeres al mismo tiempo. Mas tampoco era que había dejado de amar a alguna.

Era, simplemente, que una desplazó a la otra. Y, siendo que ahora estaba enamorado de una, pues de la otra quedaba rezagos de un amor intenso, rayano a lo obsesivo, pero amor al fin y al cabo. Al cual me aferraba fuertemente, siendo que era lo que creía mejor.

Mi relación con Cho empezó en 5°. Entre besos inesperados, cambios bruscos de actitud y charlas amenas, pues fuimos formalizando. Y fue a mediados de ese mismo año, que mi relación con Ginny surgió.

¿Cómo? No lo sé, realmente no sé a ciencia cierta cómo. Lo único que recuerdo es...

****************************** Flash Back *********************************

Sentado en una esquina de la gran mesa, con una de mis manos sosteniéndome la cabeza, y la otra un cubierto, revolviendo la comida de mi plato, me encontraba yo. Tan aburrido como en una clase de Historia de la Magia. ¿La razón de mi soledad y apatía? Una ya trivial pelea entre mis mejores amigos,y, no queriendo ser usado de intercomunicador. Ya saben, el típico: 'Harry, dile a Ron, por favor, que esta noche habrá reunión de prefectos.' O 'Harry, dile a Hermione que la profesora MacGonagall la anda buscando.' Y cosas así. ¡Estando lado a lado! Claro, para mi mala suerte, yo entre ellos. ¬¬

Mi único escape, ya lo he dicho, fue alejarme de ellos. Y si bien no lo podía hacer durante todo el día (tanto porque no es posible, como porque me aburriría demasiado tiempo solo), los evitaba lo más posible. Mas ya tenían más de una semana en dicho plan. ¡No veía lo hora en que se amisten! Y no podía entrometerme, ¡no, no, Merlín! Que ya aprendí la lección: tratar de ayudarlos sólo empeora las cosas (y no sólo para ellos, sino también para mí).

Así, en mi modorra matutina, otra vez mi vista se perdía entre la gente. Golpeando el cubierto contra el plato, levemente (no molestaba a nadie, ya que estaba apartado de todos). Traqueteando los dedos en mi propia cabeza. Sintiendo que podría dormirme ahí mismo. Hasta que...

Ahí estaba. Ella, a lo lejos. Recién entrando. La había estado observando desde que se me hizo habitual sentarme en ese lugar. Era que... era extraño. Todo, desde su entrada hasta su partida.

Caminaba, entre mesas, despacito, casi no queriendo que sus zapatos choquen contra en suelo; con la cabeza semi-gacha, el cabello cayéndole, casi a modo de cortina, en el rostro; y, cómo no, sus manos asían fuertemente la tira de la mochila. Sentábase con los chicos de su año y casa, unas cuantas palabras proferidas y luego no volvía a emitir ningún sonido. Nadie se percataba de eso. Se giraba lentamente, casi imperceptible, y nada. Como si se hubiera sentado sola desde un comienzo. Era lo que más curiosidad me traía: Ella se sentaba lo suficientemente cerca como para no ser descortés, y lo suficientemente lejos como para, de un simple giro, quedarse en un mundo aparte.

Impaciente, mirando demasiado atentamente la comida, no viendo la hora de salir, haciendo un sonido ahogado la suela de sus zapatos contra el suelo, repetitivamente. Luego, cuando preveía que no era demasiado pronto, se levantaba y salía, sin despedirse de nadie. Y ni quién lo note, de todas maneras.

Y no sólo era en el comedor, no; así lo hacía también en la sala común, en la biblioteca y me podía imaginar algo parecido en los salones.

Permanecía en un mundo aparte, y, lo peor, nadie parecía darse cuanta de ello, ni sus compañeras (os), ni Ron, ni nadie. No era que reclamara nada, puesto que yo tampoco hubiera notado nada de no ser por la soledad a la que me obligué a estar, por el momento.

Viendo esto, decidí acercarme. Ya no se sonrojaba cuando estaba yo en su campo de visión, ni actuaba torpemente, ni nada parecido, así que no habría nada de malo, ¿no?. Era sólo... curiosidad lo que me llevó a ella. Tan abstraída, tan subjetiva, tan... sola.

Y no era que pretendía ser su salvador, ni nada parecido. Era que sabía de soledad, si bien no podría ser de gran ayuda, o ser su amigo, pues algo haría... no sé, algo haría. El hecho es que la curiosidad mataba. Y me encontraba, ya, caminando entre mesas, con un plato entre mis manos, y en dirección a ella.

Le habrá sorprendido, sí que sí, el hecho de estar yo sentado a su lado, saludándola con una sonrisa y un 'Hola'; pero, sorprendentemente, fue lo de menos. Siendo que fui directamente al grano.

- ¿No te platicas con ellos? -

- No. No hay... afinidad, sólo amabilidad. – respondía, escuetamente, mientras zarandeaba sus rizos negativamente y se encogía de hombros.

Si bien no satisfacía mi curiosidad hacia su aislamiento, pues se dio por zanjado el tema, y decidí, tanto para no parecer más entrometido de lo que fui, como para conocerla más, dar paso a otros temas.

Entre que terminábamos lo poco que quedaba de comida en nuestros respectivos platos, platicábamos de nada en particular. Los gemelos y sus inventos, los Sres. Weasley, el profesor Dumbledore o alguna clase, eran algunos de los temas tocados. Y, miren que es verdad, ni una sola vez se sonrojó, ni puso el codo en la mantequilla, o tiró algo. Ni una sola vez. Lo que sí pude notar, era que nunca, pero nunca, sostenía demasiado la mirada. Y si digo nunca, es porque nunca: ni conmigo ni con nadie, ni sus amigas ni Ron. Nadie. Cosa rara, pero podía atribuirlo a un gesto innato de ella, nada trascendental.

***************************** End of Flash Back ****************************

Y así se nos hizo costumbre. O, más bien, se me hizo costumbre, que me ofreciera una suave risa, una corta pero amena plática y, en ocasiones que ya se hacían tradición, una que otra carcajada por algo que dije.

Siendo que, luego-luego, Ron y Hermione se arreglaron, y, por ende, ya volvíamos a ser el trío, me vi tentado a llamarla a la hora de comer (desayuno, almuerzo y cena), una que otra vez en la sala común y, por acción de Hermione, siempre en la biblioteca.

Tanto fue así que ya era habitual verla junto a nosotros. Bien, más junto a mí que a los tres, puesto que Ron y Hermione buscaban cada excusa para su exclusiva compañía, sin terceros; y nosotros que no sólo cedíamos, sino que también las propiciábamos. Era mutua y simple nuestra opinión respecto a ese par: destinados.

Reíamos cada que planeábamos algo para con ellos, o que, simplemente, dejábamos entrever, en su presencia, los sentimientos del uno por el otro. Acto ante el cual Hermione gruñía y se retiraba, con un leve sonrojo, de el lugar; Ron, por su parte, enrojecía furiosamente y no nos dirigía la palabra, aunque tampoco se iba. Nosotros nos carcajeábamos de lo lindo, a expensas de ellos.

Así fue formando parte de nosotros. Hasta casi finales de ese año, momento en el cual aconteció aquella gran perdida para mí. Estando ella, sólo ella, esa noche para mí. Recuerdo vagamente: lloré, me abrazó, gemí, no hablé, quedé dormido... luego, al despertar, desapareció. Extraño. Pero mejor, puesto que luego me avergoncé un poco al abrirme tan así hacia ella. Claro que ella supo decirme, sin palabras, que no pasaba nada.

Fue ese acto, esa noche, esa ayuda, la que dio paso a una más profunda amistad. Especial: Porque me hacía reír tanto o más que Ron, porque me ayudaba tanto o más que Hermione (en otros campos, claro está), porque había una confianza in equiparable.

Y un día, ¡zaz!, te das cuenta que ya es parte de ti.

Y no era que, ¡vualá!, la amara y Cho quedó al olvido. No, siendo que amaba a Cho, y mi relación se hacía fuerte, no podía ser.

Era que Ginny se metió de a poquito, pasito a paso. Y yo, tan enamorado como estaba de otra, no me di cuenta de cómo iba ganando terreno en mi corazón. Lo atribuía, cómo no, a un cariño especial.

Era distinto. Con Cho todo era ondulante, altibajo: unos días podías desearla como un loco, ponerte en extremo celoso y posesivo, o ser su más íntimo amigo; y otros podías hastiarte de ella, de sus cambios bruscos, o empalagarte de sus besos, de su compañía y de sus celos. Con Ginny todo era cimentado: si llegabas a adorar esa sonrisa contagiosa, hipnotizarte de sus cándidos ojos o necesitar de alguno de sus abrazos, pues nunca dejabas de hacerlo, ni una sola vez. Lo que ella avanzaba no lo retrocedía. Claro que era más lento, y era de cosas pueriles, pero que, en conjunto, formaban un todo gigante y dominante. Mira que no fue hasta 7° que me di cuenta cuán dependiente era de ella.

Hasta 7°... tanto tiempo. Y fue porque ese año Cho ya no estudiaba en Hogwarts. Habiendo culminado sus estudios, empezó su entrenamiento como auror. Siendo su ausencia motivo de un mayor tiempo para compartir con ella, siendo que no te despegabas de ella, siendo que te percatas de los efectos que tiene ella sobre ti, siendo que sientes ese calor bonito en el pecho cuando te mira así, tiernamente, siendo que te sientes estúpido al haberte enamorado tan... tontamente de ella.

¡Tontamente! Porque sabías que no debía ser. ¡Tan tontamente! Porque ni me di cuenta de cómo fue a pasar. ¡Estúpidamente tonto! Por... no poder quitarte 'esto' de encima.

Golpeo mi cabeza contra la puerta, mirando por la ventana de este, hacia la nevada de fuera.

Pero, en honor a la verdad, era inevitable enamorarme. Puesto que ya sabía, entonces, sus sentimientos de ella para conmigo. ¡Y cómo no! Si me entregó tanto. Si me dejaba ver, en cada una de sus acciones, cuán importante era para ella. Si podía percibir cada suspiro que escondía, cuando le abrazaba fuerte, fuerte; cuando mi frente chocaba la suya, y nuestras narices, porque le decía algo importante; cuando me encontraba en su regazo.

Mas, gracias a Dios, ella no sabe lo mío. Supo, eso sí, notar mi tormentoso y fastuoso enamoramiento hacia Cho. ¡Y cómo no! Si ponía cara de bobo cada que hablaba de ella. Y no eran mentiras ni mis gestos ni cuánto me dolieron sus palabras ('démonos un tiempo'); sino que, luego, Ginny no quiso ver más, sólo se limitaba a cuidarme, calmarme, no queriendo ver ya el porqué, atribuyéndolo, desde ya, a Cho. Por ello no supo ver, por la gracia de Merlín, lo que iba naciendo en mí. Y, bueno, si ni yo mismo me di cuenta... pues menos ella, ¿no?

Y me di cuenta, más claramente, cuando Cho dio su 3° charla sobre nuestra relación. Luego del 'no estoy segura si te amo' (por ende, nos dimos un tiempo), pues nos volvimos a reunir. Hora de la respuesta, hora de ver si 'aún me amaba' (que tonto suena). Me dijo que ahí terminaba todo... Y nada. Un vacío, sí; una lágrima, también; mas no desesperación, mas no ganas de ir corriendo en pos de ella, ni suplicarle su vuelta. Más calmo de lo que me esperaba.

Ella se fue... y regresó. Me vio llorando y me dijo que no, que mejor volvíamos, entre lágrimas. No la entendí, no la entenderé jamás quizás; pero el hecho es que la abracé y asentí con la cabeza. Algo había muerto, algo había cambiado, y necesitaba tenerla a mi lado para que 'aquello' renazca y no me deje cometer una locura con Ginny... no podía hacerla mía.

Y Ginny no se percataba de que algo pasó, de que mi voz no hablaba emocionaba cuando me refería a Cho, ni que mis pensamientos ya no corrían hacia ella... ya no. Sólo sabía que algo me hacía mal, que necesitaba, más que nunca, sus abrazos, y no me los negaba. Era con Cho, era con Cho, sí, era con Cho el problema, porque algo desvanecía. Pero más era con ella, Ginny, porque cada vez mis fuerzas escaseaban más. Porque cada vez era más difícil... fingir, impasibilidad ante su cuerpo juntito al mío, ante mis labios tan cerquita a los suyos, ante mis manos surcando su cintura.

Y cada vez era peor, porque ya no solo me limitaba a desear sus labios, sino... a toda ella. Su frágil cuerpo, sus ondulantes, y camufladas, curvas, su suave y adictiva piel... ¡Merlín! ¡Esto se estaba saliendo de control!

Tenía que respirar, tenía que serenar. No podía, no debía. Para eso estaba Cho, para hacerme recordar que eso era una traición, para sumarla a una de las tantas razones por las que no podía ni debía estar con Ginny.

Y llegaba un momento en que me cansaba de buscar, inventar, encontrar, tantas excusas para decirme que lo de ella y mío no podía ser. Llegaba un momento en que... mandaba todo al diablo, y me decía '¿Porqué no?' 'Quizás si...'. Y con un golpe de puño a mi frente volvía a la realidad.

'Ginny... en peligro.'

Era eso y nada más. No había Cho, no había Ron y sus celos, no había miedo a perder una amistad (bueno, sí, pero...), sólo había esa posibilidad: perderla. Y me aterraba. Porque no era que la relación terminara, o que nunca me hablara; era perderla, en todo el sentido de la palabra. Era... yacerla muerta.

Un escalofrío recorría mi cuerpo junto con ese pensamiento. Un escalofrío y una desesperación tremenda.

¿Porqué todo tenía que ser tan difícil? ¿Porqué tenía que poner en peligro a cada persona que amara? ¿Porqué...? ¿Porqué estaba destinado a la soledad?

Perdí a mis padres, perdí a mi padrino, perdí a un compañero (Cedric). Y no sólo eso, sino que cada persona que se encontraba a mi lado en estos momentos, corría peligro. Ron, Hermione, el profesor Lupín, los Weasley, hasta mis tíos (por más poco que me estimen, aún así preocupan).

Y todo era por lo mismo, todo era por Voldemort.

Pero no me la iba a quitar a ella. Eso nunca.

No lo iba a permitir.

Y ya estaba, volvía a encontrar la razón, única y válida, del porqué de todo mi actuar. Y retornaba a esconder todo. A protegerla en silencio... a quererla desmedidamente.

El cese de movimientos en la carroza me dieron a entender que ya llegamos.

Su regalo en mi mochila colgada del hombro, y me dispuse a entrar.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Notas de la Autora: Bueno, eso es todo, espero les haya... (comienzan a oírse silbidos, abucheos y chasquidos de lengua). Er... pero es que hasta aquí no más pud... (más barullo acompañado de bolas de papel). ¬¬U Vale, vale...

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

'Estaré bien', me digo. 'Estaré bien'.

Y quizás es su mano tomando la mía, o es sólo que hoy parece un buen día. Opto por lo primero.

Un par de chicos circulando por la parte baja de la escalera que lleva al Gran Comedor, y me detengo a observarlos.

Estoy siendo fuerte, no he llorado (¡mira qué logro!) y empiezo a sonreír como siempre. Pero queda un miedo latente, casi escondido, el cual, si lo dejas, te domina y te tumba: ¿Podré con Harry presente?

Que las cosas van bien, siendo que me distraigo con Melissa (y sus disparates), Hermione (y sus reconfortantes palabras cada que desaliento) y, principalmente, con él: Henry.

Pero, siempre esos malditos 'peros', sólo es porque su presencia no está aquí. Sólo es porque lo único que me atormentan son los recuerdos, los cuales aprendo a dominar. Mas... ¿Qué haré cuando esté a mi lado? ¿Qué si vuelve a plagarme con sus sonrisas? ¿Qué si... me dejo dominar nuevamente?

Da miedo, mucho miedo. Miedo a percatarte de que nunca lograré mi propósito. Miedo a resignarme a nunca borrar este sentir. Miedo a defraudar a los demás: a Hermione, a Melissa, a... Henry. Sobretodo a él, no quiero fallarle, no puedo fallarle.

Mas, como tantas veces me dice Hermione, lo debo hacer por mí, sólo por mí. Los demás están a mi lado, apoyándome, por propia voluntad; pero es sólo mi bienestar y mi propio logro el que cuenta.

De todas formas... da miedo.

Una leve presión en mi mano hace que retorne a la realidad. Es Henry, dándome un apretón, mirándome, por un momento, inquisidoramente, pero sin dejar de platicar con el chico de su enfrente.

La fugaz sonrisa que me ofrece me dice claramente 'Todo estará bien'.

Sonrío también, al pensar cómo ha aprendido a leer mi rostro, a darse cuenta de cuándo los malos pensamientos hacen acto de presencia, y a saber cómo aliviarme. Relativamente.

Me despego del balcón y libero mi mano de la suya.

- Discúlpenme. – digo, y hago ademán de retirarme. Mas vuelvo a sentir su mano en la mía y veo su mirada preocupada.

Sonrío y me le acerco.

- Sólo voy a los servicios. – le susurro al oído.

Acto seguido me separo un poco de él y le doy un suave beso en la mejilla.

Asiente y, no puedo evitar notar, un tono carmesí en sus mejillas.

Río para mis adentros: Es tan divertido ver que aún no se acostumbra.

Bajo los escalones, aún riéndome. Agacho la cabeza y niego levemente.

Hasta que subo la mirada y...

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Un compañero me ha pedido le explique dónde puede conseguir la tarea de Herbología (de vacaciones). Siendo que estaba con Ginny a mi lado, le dije que se lo explicaría en la sala común. Mas Ginny, al ver su cara de apremio, me dijo que no hay cuidado, que ella esperaría pacientemente a mi lado.

Aún no me terminaba de agradar la idea, pero no podía discutir con ella. Dado que conozco su benevolencia, no hay vuelta que darle.

Mi compañero me va diciendo en qué libros a buscado ya, y cuán inútil a sido su búsqueda. Voy diciéndole en qué sección debería buscar (pues me rehúso a decirle específicamente en qué libros, ya que lo malacostumbraría).

- La profesora Sprout dijo que esas hierbas también era utilizada por muggles, era conocida en los 2 mundos. Aunque, también agregó, para nosotros era sólo uno de los tantos ingredientes que llevan algunas pociones; mas para ellos era un hierba medicinal imprescindible. – voy explicando.

Siendo que soy del mundo muggle, la conozco muy bien; pero no sería correcto dárselo todo tan fácil, que él mismo descubra en dónde está su error y que de su propia voz venga la respuesta: Mayéutica.

En una fugaz mirada, noto que Ginny está ensimismada a la nada. Pero, más preocupante, su rostro se va ensombreciendo. Le ejerzo una leve presión en la mano suya que aprisiono y retorna aquí. Una mirada inquisidora mía hace que me regale una sonrisa, tratando de despreocuparme.

- Entonces... – dice mi compañero. Veo que ya tiene la respuesta.

Siento que la calidez de mi mano se va esfumando. Es ella, que se suelta de mí y se dispone a irse.

Oh, no. Se a aburrido tanto que...

Vuelvo a sujetarla, queriendo pedirle una merecida disculpa, mas no me da tiempo de nada: se va acercando, más y más, y sus labios rozan mi lóbulo cuando mi dice que irá a los servicios.

Un estremecimiento y, sé, ella lo puede sentir. No conforme con ello, me besa tersamente en la mejilla. Un sonrojo que no puedo esconder.

No sé porqué le ha agarrado gusto a sorprenderme (gratamente) con esos arrebatos de cariño. Y yo que no me quejo... Y ella que se ríe.

Va bajando los escalones así, reída.

En ocasiones puede ser algo... perversa.

- ¡Entonces en la sección muggle! – exclama, efusivamente, mi compañero, ajeno a todo lo acontecido.

Asiento con la cabeza, y doy una última mirada hacia ella. Me percato de...

Mis ojos se ensanchan al máximo. Y me fijo fuertemente del barandal, queriendo comprobar que mis ojos no me juegan una mala pasada.

Ahí, al final de las escaleras está él... y, lo peor, ella va a su encuentro inconscientemente.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Notas de la autora: Bien... eso es todo, hasta dentro de un mes y... (karla se cubre, pues empiezan a caer zapatos, mouse, teclados, parlantes, routers, modems, cocos... ) (ey, ¿de dónde sacaron esos cocos? ¬¬). Vale, vale, un poco más, ¡pero sólo un poco!... ¡y ya dejen eso!

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ahí estaba. Frente a mí. Riéndose de no sé qué, pero se ve adorable. Su cabeza gacha, negando mientras ríe. Mmm... alguna travesura debe haber cometido. Mas cuando alza la vista y deambulando su mirada me encuentra, se petrifica. Ni ensancha los ojos, ni abre los labios, sorprendida; sólo se queda así, inactiva, estática.

Y es eso lo que me preocupa: inerte. Ni una sonrisa, ni exclama mi nombre, ni corre hacia mí.

Quiero pensar que es por la sorpresa, quiero pensar que no supo cómo reaccionar. Así que voy donde ella y la envuelvo en mis brazos. Tuve que pasar mis brazos bajo los suyos y acercarla a mí. Ni me devolvió el acto ni reaccionó, sólo sentí sus brazos levitando sobre los míos.

- Te extrañé tanto. – digo, mientras mi cara se pierde entre sus cabellos y vuelvo a inhalar su perfume peculiar.

Silencio. No responde.

Me separo de ella, algo preocupado, y le miro fijamente.

Los labios separados, un acto de que desea hablar pero las palabras sucumben antes de darse a conocer; la respiración agitada, su pecho sube y baja incesantemente. Sus manos, que están lado a lado por sobre mis brazos, pues el abrazo aún no se deshace, se van escurriendo de mí, retrocede un par de pasos, leves y titubeantes, y trata de empujarme.

Frunzo en ceño, preocupado e indignado.

Sus ojos vidriosos hacen que cunda el pánico en mí.

- ¿Ginny...? – pregunto, alarmado, aterrado.- ¿Ginny qué...?-

Unos pasos fuertes y resonantes hacen que fije mi vista detrás suyo.

Era él...

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Corro, pues no me contengo, escalera abajo.

Mi ceño fruncido, mi rabia en su apogeo, mis puños cerrados al máximo, casi lastimándome: Él, Harry, cerrándola en un abrazo.

¡Cómo diantres se atreve!

Llego a su altura y caigo recién en lo arrebatado de mi actuar. Me encuentro frente a él, con su atención y sin nada que decir. ¿Qué? ¿Acaso me le tiro encima a golpes? ¿Acaso lo cojo de la camisa del cuello y lo empujo lejos de ella?

Ganas no faltaron. Mas ella giró y... Sus ojos acuosos, sus labios temblando, semiabiertos, quizás por dentro también tiritaba. Me pedía ayuda a gritos. Y todo mal sentimiento esfumó: ni odio, rencor, coraje, nada. Solo compasión.

- Ginny, el profesor Snape te solicita. – digo, sin dudar.- Ahora. – y le cojo de la muñeca para subirla y finiquitar la unión entre ellos.

Asiente, mirándome, y sin más, sin despedirse de ninguno ni excusarse, se retira.

Los dos la seguimos con la mirada. Cuando desaparece de nuestro campo de visión, nuestras miradas se encuentran. Explotan, desafían, hieren, advierten.

- Bienvenido, Potter. – exclamo, con una mano estirada hacia él.

La mira, medita fugazmente, y...

- Gracias, Thompson. – nuestras manos entrelazadas, sacudiéndose. Nuestras miradas impasibles (o eso queríamos demostrar) y altaneras.- Si me disculpas, me retiro a mi torre.- se excusa.

- Es propio. – y se va, sin girarse en todo el camino.

Da miedo, mucho miedo. Ha vuelto. Espero poder... ser suficiente para ella. Espero que podamos vencer.

¿Verdad Ginny?

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Notas de la Autora: (Sale Karla con armadura medieval y un escudo de metal pesadísimo) ¬¬ Muajajajajaja... ¡ahora sí se terminó! (y se cubre tras su escudo... pero nada sucede). Dije que... ¡terminó el capítulo! (se vuelve a esconder). Sale temerosa... Em... ¡no actualizaré hasta dentro de un mes! (cierra los ojos, por si le cae algo). ¿? ¿Ya no me van a aventar nada? (no se oye nada). Bueno... (karla se saca la armadura y deja ver los chinchones dejados) (¬¬).

Eso ha sido todo... nada trascendental, sólo explicativo. Espero no les haya aburrido.

Ando algo atolondrada pues... buenas nuevas para mí (en mis estudios).

Um... creo que tendré una semana libre. En caso de ser así, espero poder avanzar algo del próximo capítulo. ¡No prometo nada!

Por cierto, ¡22 reviews en un capítulo! Superó mis expectativas (¡Y tanto!). Mil gracias. Um... En un comienzo todos estaban a favor de Harry (como pareja de Ginny), luego comenzaron los fans de Henry (Cálmate, Seven, tú eres la presidenta ¬¬U). ¿Total? 3 a favor de Henry contra los 10 de Harry. Que eso no quiere decir que sea ésta la pareja final, sino saber sus opiniones e inclinaciones hacia alguno de estos muchachotes. Ya tengo el final definido (y algo diluido en mi mente), no se preocupen, falta poco para que acabe este fic... ¡Que la hacía larga!

Gracias a todos. Cuídense, estudien, sonrían.

Karla

('Mione)