Capitulo V La llegada de un dulce enemigo Las clases ya han comenzado, desde temprana hora se podía observar actividad en todo el Campus, los estudiantes iban de aquí a allá sobre todo los de primer año debido a los continuos extravíos, por otra parte las chicas no sufrieron de ese tipo de problemas ya que Duo y compañía les habían enseñado muy bien la escuela sobre todo como llegar rápido a su aula que por casualidad se encontraba al lado de la de ellos, pudiendo verse entre clases por las grandes ventanas.

La primera hora tenía rato de haber iniciado, una materia un poco entretenida "Calculo diferencial" se podía observar claramente como todos los ahí presentes mostraban una cara de total confusión y desespero por aquellas ecuaciones que ya estaban empeñadas en atormentarlos, a excepción de una cuantas personas que simplemente no prestaban atención y se entretenían intentando convertirse en los próximos Picazos en sus libretas o de rehacer la etapa cubista sin éxito alguno, mientras las chicas parecían pertenecer a ese grupo, Satsuki mantenía su cabeza apoyada en su mano izquierda observando el infinito, Hana parecía prestar total atención cuando realmente su mente ocupaba algún lugar impreciso en la lejanía por otro lado Mei tenía el rostro desviado hacia la ventana mirando un punto inconcreto, pero se podía observar claramente que algo opacaba el brillo de sus ojos gatunos.

Duo, desde el otro lado de la ventana, podía reconocer con cuidado el dejo tristeza en la mirada de su hermana, unos minutos más pasaron en el que él se dedico a examinarla para tratar de hallar una respuesta siendo interrumpido por un fuerte golpe en su escritorio, levanto su rostro lentamente temiendo lo que iba a encontrar.

-Joven Maxwell por lo visto existe algo más interesante en la ventana que mi clase de Geometría Integral.

-Claro que lo existe- respondió en un murmuro lo suficientemente audible para el Profesor Tejada.

-¿Qué es lo que ha dicho joven Maxwell?- le pregunto con ceño fruncido.

-Yo...nada profesor- dijo Duo con una sonrisa torcida del nerviosismo, recordaba a la perfección que ese profesor era sumamente estricto además de que se dice entre los alumnos que es capaz de oír hasta el más mínimo suspiro mientras otros dicen que puede leer la mente, rumor tras rumor siendo uno más absurdo que el anterior, pero el no podía negar el buen oído del profesor que ahora le miraba de manera penetrante.

-Como veo que le resulta graciosa y poco entretenida mi clase, creo que le resultara mucho más divertido e interesante el reporte de 500 paginas que me tendrá que hacer para mañana, apunte bien Maxwell "Historia de la Geometría Integral con sus formulas y ejemplos".

-Pero profesor eso es demasiado trabajo de un día a otro, jamás lo voy a terminar- protesto el americano.

-Haber si de esa manera presta un poco más de atención y lo medita mejor para la próxima.

-Profesor es demasiado, le prometo no volver a distraerme pero no podría pasármela por esta vez.

-...me siento misericordioso, por lo que le reduciré su labor.

-Gracias prometo no defraudarlo.

-Lo sé, por eso sólo serán 300 páginas- miró como Duo volvió a palidecer- Ahora volvamos todos a la clase- sentencio.

-Tonto- le murmuro Wufei que se encontraba detrás de el.

Del otro lado de la ventana unos ojos miel presenciaron todo la graciosa escena montada por su hermano y que por la cara que mostraba ahora pareciera que el resultado no había sido del todo bueno, una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro eso le pasa por andar distraído...mejor presto atención si no quiero que me suceda algo similarla chica se reprimió mentalmente pero como su curiosidad es mayor decidió darle un ultimo vistazo a Duo, era lindo su hermano no lo negaba además de que ya le tenía un enorme cariño, tan ensimismada se encontraba que no se percato que el americano la había pillado viéndolo, esta se sorprendió al principio para después sonreírle alegremente y agitando su mano en forma de saludo siendo contestada del otro lado del mismo modo al menos ya sonrío de nuevopensó el castaño, deteniendo su pequeño saludo al ser reprendido por el chino que trataba evitarle a su compañero otro castigo. Al ver que Duo volvía a centrar su atención decidió investigar la distracción de su amigo, observando a la pequeña chica que se notaba tan sumida en sus pensamientos...

-Joven Chang va a ayudar a complementar el reporte de Maxwell y ¡cierran las cortinas!- gruño el profesor, dos victimas en un día, vaya que satisfecho a de estar.

-Si profesor-contesto de manera automática-esta la pagas Maxwell- agrego de manera que sólo el joven de adelante pudiera escucharlo, recibiendo una risa burlona como respuesta.

-¿Pero que tanto hacían para que los castigaran así?- pregunto un divertido Trowa.

-No preguntes Barton- fue la única respuesta de parte del chino.

-¿Dónde se encuentran las chicas?- preguntó el rubio desviando el tema, sabía que cuando su amigo se negaba a hacer comentario alguno no había manera alguna para hacerlo cambiar de parecer además hace un rato que las clases terminaron y no se veían por ninguna parte, no podía ocultar que extraña su presencia.

-Mei me dijo después de vernos todos en el comedor que ella y las chicas decidieron unirse a varios clubes entre ellos al de arte y su primera clase era hora al terminar las clases.

Varios minutos pasaron en los que ninguno de los cinco pronunciaba palabra, no era raro en Heero y Trowa pero de los otros de por si era extraño verlos tan quietos, un silencio incomodo comenzó a formarse alrededor de ellos, hasta que Wufei rompió ese aire.

-Y bien Yuy.

-¿Qué?- respondió el otro con desgano, presentía que este momento llegaría.

-Tú lo sabes bien, hemos estado semana tras semana con ellas y no has protestado por ello.

-¿Qué es lo que quieres que les diga?- contesto al detenerse de su caminata rumbo a la colina, para mirar fijamente al chino. -Tiene razón Wufei, es muy extraño de ti que no desconfíes de ellas, recuerda que podrían ser...- no pudo terminar la frase al ser bruscamente interrumpido por el americano.

-Ni lo pienses Trowa, eso es imposible- se veía de por más alterado.

-Él tiene razón Duo, no puedo negar que yo también les tengo un enorme cariño, pero el deber esta ante todo y no por el hecho de ser nuestras amigas las tengamos que descartar.

-Pero...- el americano sabía de antemano que su amigo árabe tenía toda la razón aún así se negaba a creerlo.

-Duo-una calida y ya conocida mano se poso en su cabeza- por esto mismo no permitía con anterioridad que hicieran amistad con alguien más pero tarde o temprano iba a pasar y el momento llegó, ellas...- dudó un instante en continuar- recuerda que nada es lo que parece.

-Lo sé pero entonces porque lo permitiste...desde el primer día- preguntó el americano con ojos melancólicos.

-¿Me habrías escuchado?- preguntó obteniendo una negación de parte del otro que ahora le abrazaba fuertemente-lo sabía, cuando entraste con ella me sorprendiste pero más fue mi asombro al ver que ya la tratabas de una manera tan familiar, te veías feliz y no quería quitártela como ya lo habían hecho antes además no serías el único en desobedecerme- dijo mirando a los demás- ellos y yo también nos hemos acostumbrado a la presencia de esas tres atolondradas, por lo que he decidido darnos un momento para bajar la guardia.

-Gracias Heero- respondió el chico abrazando más fuerte a su koi.

-Duo escúchame, les estoy dando esta oportunidad pero cuando llegue el momento vas a tener que aceptar los resultados y eso va para ustedes también- recibiendo una inclinación por parte de todos reanudo así la marcha con Duo en brazos siendo seguido por los demás.

-Vaya que es precioso aquí- dijo una niña de pequeña estatura con el cabello castaño claro corto y sujeto en dos coletas que caían graciosamente al lado de sus hombros, su mirada era pura y radiante de felicidad, miraba todo con total asombro y una enorme sonrisa.

-¿Nunca habías venido?- le pregunto un chico de complexión delgada un poco más alto que ella, cabellos negros y rebeldes, le tomo de la mano recibiendo automáticamente un fuerte sonrojo de parte de la jovencita, adoraba verla así, ella volteo aun sonrojada y negó con la cabeza mirando detenidamente esos ojos que tanto quería, azules violeta siendo el violeta el que más resaltaba pero en el centro se podía apreciar lo profundo del azul, eran maravillosos- entonces te traeré aquí más seguido- finalizo el joven abrazando a la chica por la espalda.

-Shiyu...yo...-sus palabras fueron cortadas al sentir un dedo posarse en sus labios.

-No me llames Shiyu, sabes que no me gusta sólo dime Kamui- respondió al acercarse lentamente a esos mismos labios, haciendo a la chica cerrar sus ojos soltando un suspiro.

-Kamui...

-Mei ya es hora de irnos, despierta- le decía una voz desde la lejanía.

-Satsuki otros 5 minutos por favor- contesto la chica dándose la vuelta y quedándose nuevamente dormida para exasperación de su amiga que tenía rato llamándola, no teniendo otro remedió que pellizcarle la mejilla como solía hacerlo para levantarla cada mañana.

-Auch eso me dolió- protesto la más pequeña sentándose al instante.

-Sólo así podía despertarte- le contesto burlonamente la rubia- ¿qué soñabas pequeña?-le pregunto a la vez que limpiaba una lagrima traviesa que permanecía refugiada en la comisara del ojo, sorprendiendo con ese gesto a la chica que se limito rehuir la mirada de su amiga- me imagino con que, será mejor que nos vayamos los demás se han adelantado ya- le contesto al momento que se levantaba.

-había olvidado que estábamos aquí- bromeo la chica levantándose por igual.

Al terminar sus clases, las tres chicas se reunieron con sus amigos que las estaban esperando en la colina, pasaron toda la tarde platicando y quejándose sobre los profesores, burlándose también del infortunio con el profesor que tuvieron Duo y Wufei que en esos momentos se encontraban en la biblioteca realizando su ya ardua tarea, llevaron la comida ahí para poder disfrutar de la puesta del sol que de ahora en adelante iba a ser frecuentemente, Mei por su parte gozo la tarde pero no del todo ya que no podía apartar de su mente a cierto chico de mirada profunda quedándose dormida con esa imagen en mente. Se encontraban rumbo a las habitaciones, la noche tenía rato que había hecho presencia y ahora sus cuerpos y mentes cansadas pedían refugio en el Olimpo después de tan estresante día. Así todos se despidieron y entraron cada quien en su cuarto incluyendo a una chica que aún se encontraba algo adormilada pero que al entrar a su habitación y ver ese papel en el suelo se borro toda expresión de sueño.

-No otra vez- murmuro.

-Vaya al menos este es un poco más claro que el anterior- respondió la rubia al momento de releer el mensaje escrito en el papel, no tenían mucho rato de haber llegado.

"Se cual es tu propósito aquí y pienso evitarlo, te espero mañana en la
mañana a orillas del Bosque Negro para nuestro enfrentamiento"

-Sólo espero que esta persona si se presente, mañana si estaremos cerca Mei- dijo Hana.

-si-fue la leve contestación de la más chica, que miraba a un punto incierto en la habitación.

Las otras dos chicas intercambiaron miradas, levantándose de la cama donde se encontraban sentadas acercándose sigilosamente a su amiga con una mirada decidida.

-¿Qué ocurre chicas?- preguntó Mei al verlas acercarse, siendo sorprendida al sentir los brazos de ellas en un abrazo protector.

-Mei parece que últimamente has olvidado que somos tus amigas y tu nuestra única familia, siempre estaremos a tu lado en cualquier momento, cuando estés feliz no dudes en sonreír cuando estés triste no dudes en llorar porque estaremos ahí para ti como sabemos que estarás ahí para nosotras, confiamos en ti...recuerdalo hicimos una promesa a Fujiko y vamos a cumplirla, pase lo que pase estaremos juntas por favor Mei no lo olvides- termino la rubia con enormes lagrimas surcando su rostro como lo hacían en la de sus amigas, un rato pasaron así abrazadas en silencio dejando salir de la misma manera las penas.

-No lo olvidare- se pudo escuchar en la habitación, nuevamente la oscuridad abría su manto en un abrazo y las acogía en su pecho dejando entrar así con ello el profundo silencio.

-Vaya después de todo no era tan especifica la nota como pensé- se mofo la rubia colocando sus manos en la cintura -tan siquiera hubiera dicho en que parte del bosque, ojalá no sea otra perdida de tiempo de por si estamos faltando en nuestro segundo día de clases y eso no va bien en nuestra reputación- sentenció la joven al cambiar de posición sus brazos.

-¿Y se puede saber que reputación es esa Satsuki?-pregunto la chica gótica.

-Pues...la de portarnos adecuadamente- respondió dudando al comienzo.

-Pues entonces yo no entro en ella- comento divertida Mei- confiesa, sólo lo dijiste para darnos otro de tus discursos- le dijo a la vez que la miraba con cara burlona.

-Pequeña enana, ahora veras- advirtió la rubia al emprender una carrera detrás de la chica.

-Alcanzame si puedes- respondió la chica corriendo con sus dos amigas detrás de ella, paso poco tiempo cuando las perdió completamente de vista y fue cuando se le ocurrió la grandiosa idea de jugar al escondite como hacia mucho tiempo que no lo hacían, se acerco árbol que desde fuera pareciera que tenia un agujero en su tronco, sonrío y comenzó de nuevo su carrera pero no se dio cuanta del pequeño bulto que salía de ahí mismo frenando inmediatamente pero no a tiempo cuando yacía en el piso con una niña de no menos 10 años cabello rojizo a la altura de los hombros con dos mechones largos al lado de sus ojos.

-Yo...lo siento no te vi, saliste de repente- trato de excusarse al momento de levantarse y ayudar a pararse a la niña-este es un lugar peligroso ¿qué haces aquí?- le pregunto después de sacudir sus ropas y comprobar que no tenía alguna herida, más la niña no le contesto- ya veo te perdiste, mi nombre es Mei Tsukishiro- le dijo extendiéndole su mano en forma de saludo con una sonrisa, más ella simplemente la miro con algo de resentimiento algo que desconcertó un poco a la chica, más pensó que era porque la niña tenia miedo.

-Con que tú eres Tsukishiro- dijo la chica al alejarse a lo que Mei asintió- entonces...-la niña puso una mano enfrente, comenzando a formar ráfagas de aire- ¡te voy a eliminar!- grito cuando el viento se acerco fuertemente a ella haciendo que esta se protegiera al cruzar sus brazos delante de ella pero sin éxito alguno ya que sin saber como el viento corto varias partes de su cuerpo.

-¿Quién eres?-alcanzo a decir la chica antes de recibir otro impacto.

-Soy la séptima de los doce cazadores sagrados del zodiaco chino y vine aquí con el único propósito de eliminarte primera en tu especie- decía la chica enérgicamente a la vez que continuaba con sus ataques a Mei que simplemente los recibía sin hacer nada por defenderse lo que inmediatamente molesto a la chica- ¿Por qué no te defiendes?, ¿Es que acaso te burlas de mi?-grito lanzando con más fuerza.

-No...no te voy a atacar- sentenció levemente Mei, aun cubriéndose con los brazos pareciera que su contrincante iba a protestar pero fue interrumpida al sentir que una marea de fuego se acercaba a ella esquivándola rápidamente y deteniendo de momento sus ataques lo que permitió a la otra chica subir sus defensas, sabía que la niña no se quedaría quieta por mucho tiempo. Las chicas se acercaron velozmente a Mei mientras Hana se coloco a la defensiva ante el más mínimo movimiento de la niña -¡No interfieran traidoras!-grito la niña a la vez que vientos más fuertes se creaban a su alrededor.

Satsuki movió su mano derecha de manera tal que pareciera hacer una reverencia pero al tener su mano a la altura de su pecho de esta comenzaron a bailar unas chispas para terminar en una ardiente llama de fuego que se incrementaba en cada instante que pasaba sin llegar a quemarle, por otra parte Hanajima cerró los ojos concentrándose mientras frente a ella se creaba una especie de bastón de cristal, al terminar esta empuño su mano en el manteniendo su postura seria.

Satsuki comenzó a correr en dirección a la niña que estaba dispuesta a darle pelea cuando oyó un grito de parte de su amiga que le hizo detenerse.

-¡Basta!...chicas...deténganse por favor...no le hagan daño- logro articular debido a que estaba falta de energía por defenderse, aún así sus palabras fueron claramente escuchadas.

-¿Se puede saber porque me pides eso Mei, cuando ella te esta atacando?- giro su cuerpo por completo para poderle pedir una explicación a su amiga que se encontraba detrás de Hana que ahora también le miraba en espera de respuesta.

-Ella no es mala- fue la simple contestación dicha en un susurro-perdónenme chicas- al momento una ventisca se formo alrededor de ambas chicas manteniéndolas en una prisión de cristal acción que las cogió desprevenidas, al sentirse aprisionada Satsuki golpeo fuertemente el cristal por otro lado la niña sorprendida observando a la castaña.

-¡¿Te has vuelto loca Mei?!- grito la chica, se encontraba realmente furiosa, la más chica se dio cuenta de todo ello a lo que sólo le contesto- Ayer me dijeron que confiaban en mi...- las chicas la miraron con algo de temor y preocupación, recordaban perfectamente todo lo dicho la noche anterior pero ¿a que se refería ahora con eso?, ¿es que acaso no se daba cuenta del peligro que corría ahora?-no se preocupen estaré bien- les dijo como adivinando sus pensamientos- sólo les pido que me demuestren su confianza- concluyo la más chica al momento de comenzar a caminar en dirección de la niña que al percatarse de semejante acción se coloco a la defensiva y lista para atacar-no te voy a hacer daño- le contesto al ver como trataba de mantenerse lejos.

-¿Cómo creer en tu palabra?- grito la niña.

-No te pido que me creas sólo me escuches, tus ojos no reflejan maldad por eso no te atacaba aún así muestran mucho rencor - le contesto la castaña que aún caminaba en su dirección lentamente cuidando cada acción.

-¡Cállate tu no sabes nada de mi!- nuevamente le grito a la vez que reiteraba los ataques.

A lo que Mei únicamente movió sus manos y brazos de una manera tan suave que pareciera una danza haciendo que el viento se calmara y el ataque jamás llegara, lo que sorprendió a la niña que intento nuevamente el ataque siendo detenido otra vez de la misma manera.

-No eres la única que sabe jugar con el viento- le contesto como queriendo calmar las dudas que asaltaban a la niña –tienes razón, no se nada de ti pero bien te digo que si me permitieras te podría ayudar- su voz se volvió suave y cariñosa al decir lo ultimo. -Tu nunca podrías ayudarme no sabes por lo que he pasado, no sabes que se siente crecer siendo rechazada por los demás, que nadie quiere volverse tu amigo por temor a ti, no sabes lo que es sentir todas esas miradas sobre tu presencia cada vez que pasas porque eres diferente porque tus ojos son distintos a los de los demás pero sobre todo el saber que no hay nadie que te apoye o este ahí para animarte y los que están no les permiten acercarse, ¡tu no sabes nada!- grito la niña con abundantes lagrimas recorriendo sus ya rojas mejillas, el viento nuevamente se remolineaba alrededor de ellas, Mei ya se encontraba a escasos centímetros de ella mirándola con ternura pero un dejo de tristeza se podía ver en sus ojos.

-Te equivocas-le dijo suave pero firmemente lo que hizo a la pequeña voltear-se exactamente como se siente todo eso que dices, lo se...porque yo también lo he vivido, tu misma me lo has dicho, yo soy diferente- la niña no dejaba de llorar como el viento no cesaba pero por lo menos ahora la escuchaba atentamente- pero ¿sabes de que me di cuenta?, si esas personas no se atreven a acercarse por ser diferentes es porque realmente se temen a si mismas, no vale la pena sufrir por personas así; por lo demás me di cuenta que a mi lado se encuentran aquellas que siempre me querrán no importe como sea...- prosiguió después de dirigirle una pequeña mirada a sus amigas que la miraban conmovidas - si tu me permites, me encantaría ser tu amiga sin importar lo demás- finalizo al agacharse extendiendo ambos brazos, la niña mantenía la mirada en el piso segundos después se arrojo en dichos brazos siendo acogida con por parte de la castaña que le arrullaba para que se calmara.

El viento se calmo y sus amigas ya estaban libres mirando la escena, pero no sólo ellas habían sido espectadoras. -Objetivo encontrado- susurro la persona antes de perderse en la oscuridad de la noche.