-SouYu mirando a todos aterrada- Horror-… horror y mil veces horror… ¡perdón! ! Sé que ha pasado una buena cantidad de meses desde que publiqué el 5to cap, pero como había dicho, no tenía inspiración para escribir… y… bueno, como estuve en proceso de mudanza durante estos meses (muchos realmente), mi mamá embaló las cartas con mi duelo armado e io no tenía la más remota idea de donde estaba la caja con ellas… así que también tuve que esperar a estar establecida para poder encontrarlas y seguir con el duelo inconcluso.

De verdad mil perdones y bueno, aquí continuamos…

- Cursiva. = Yugi en el enlace mental.
Cursiva. = Pensamientos de Yami y enlace mental.
Cursiva = Pensamientos de Seto.

¿Esto es un reto?

Capítulo 6: Decidió el corazón de las cartas.

Si alguna vez había oído la expresión de 'la tensión se podía cortar con un cuchillo', Yami podía asegurar que ese momento del tiempo y el espacio era precisamente así. Ambos, Seto y él, se encontraban en un campo sin monstruos, ganando por una prenda y 200 puntos y en el turno del castaño.

Tenía 2 cartas en la mano, unas que por el momento no le eran útiles. Necesitaba un monstruo ahora y ya.

- Bien. – Interrumpió sus cavilaciones el joven frente a él, Kaiba. Quien observaba pensativamente el campo de juego.

Él no estaba mucho mejor, tampoco. Poseía una sola carta en mano, solo esperaba que la que viniese le fuerza útil. No quería perder prendas de un modo tan rápido. Al menos no en comparación con Yugi.

- Estoy esperando. – Dejó escapar Yami.

Seto le lanzó una mirada fría al momento que tomaba una carta de su mazo. Observó lo que tenía: un monstruo débil pero uno al fin y al cabo. Uno con el que podía atacar directamente.

Con una pequeña sonrisa, colocó la carta sobre el campo.

- Bien.- Repitió.- ¡Convoco a Ryu-Kishin en modo de ataque! Y como no tienes monstruos que te protejan Yugi, ¡te atacaré directamente!

Yami entrecerró los ojos un poco antes de recibir el ataque. El monstruo tan solo poseía 1000 puntos de ataque, pero eran suficientes como para obligarlo a quitarse 2 prendas y 200 puntos para un próximo ataque.

- Rayos. – Murmuró al ver la cara complacida de Kaiba.

Idiota.

- Quítate las pulseras y uno de los cinturones.- Le interrumpió, diplomáticamente, Yugi. – Mejor ceder a que él te lo pida.

En eso tienes toda la razón. Concedió Yami, poniéndose de pie y dejando sus 2 cartas sobre la mesa.

Colocó la mano derecha sobre la muñeca izquierda y procedió a quitársela, dejándola resbalar por toda la extensión, hasta que cayó al suelo con un golpe que la alfombra absorbió. Hizo lo mismo con la pulsera derecha y llevó sus manos al broche de su cinturón, aquel donde pone el mazo de las cartas, que estaba en su cadera izquierda.

Seto observaba atento cada movimiento. Como los brazos de Yugi se encorvaban hacia su cadera, como con un ligero 'clic' se desprendió el cinturón y como lo sujetó con la mano derecha para dejarlo caer junto a sus pulseras. Que pensamiento tan agradable, ver esas manos en la zona baja del cuerpo e imaginar el sin fin de cosas que podría hacer.

Después no pidas que no te digan pervertido. Dijo una pequeña voz en su mente, una que rápidamente relegó al fondo de ésta. No soy pervertido, soy de imaginación fructífera. De haber podido reírse de su propio chiste lo hubiera hecho, solo que su atención regresó al pequeño joven que volvía a su asiento en ese momento.

- ¿Esa es toda tu jugada? – Le preguntó, notando ligeramente un poco de mal humor en su tono. Pero si apenas estaba empezando el duelo.

- Si. – Contestó.- Es tu turno.

Yami le echó una última mirada antes de observar su mazo. Era urgente que sacara un monstruo, necesitaba defenderse de otro posible ataque directo.

Y conociendo a Kaiba, me atacará cuantas veces pueda. Levantó la carta del monte.

- Vamos corazón de las cartas.- Pidió esperanzado Yugi.

El Guardián Celta. Con 1400 puntos de ataque.

- ¡Si! – Exclamó el pequeño.- Podemos acabar con su monstruo.

Yami sonrió de una forma similar a como lo había hecho Seto, hizo un ligero movimiento de manos y colocó la carta en modo de ataque cobre el campo.

- ¡Invoco al Guardián Celta y ataco a tu Ryu-Kishin!

Seto no disfrutó mucho cuando su monstruo fue destruido. Eso significaba que volvían, en cierto modo, al comienzo del duelo. Con igualdad de condiciones ya que cada uno tendrían 2 prendas retiradas y 200 puntos sobrantes.

Al ver los restos de su criatura, se puso de pie y se quitó sus muñequeras metálicas, dejándolas caer en el suelo junto con su capa blanca. Sentándose inmediatamente después, cruzado de brazos.

Luciendo como un chiquillo malcriado. Pensó Yami levantando una ceja.

- Tu turno. – Avisó, viendo como el castaño descruzaba los brazos y tomaba una carta de su deck.

- Lanzo la carta de la Olla de la avaricia.- Puso la carta en el juego.- Esto me permite tomar dos nuevas cartas de mi mazo.

Hizo lo que debía y observó lo que había obtenido. Bastante bueno, a la verdad.

- ¡Usaré la carta mágica de Renace al monstruo y con ella traeré a mi Dragón blanco de ojos azules! – Al momento siguiente, en el cubo de cristal se digitalizaba la forma de la criatura. Una completa desgracia para Yami. - ¡Dragón ataca al Guardián Celta con tu relámpago blanco!

El Guardián Celta al hacerse añicos, le hizo perder a Yami 1600 puntos de vida, que sumados con los otros 200 puntos del ataque anterior daban un total de 1800. En resumen, debía quitarse 3 prendas por 400 puntos y 1 por 500 puntos. Esto ya superaba los 2000, ahora solo le quedaban 1400 puntos de vida.

Dio un largo suspiro y se puso nuevamente de pie. Este duelo no se le estaba haciendo nada fácil.

Puso sus manos en el cinturón y se lo retiró, extendiendo el brazo hasta quitárselo por completo de la cintura. Luego prosiguió con el par de zapatos, sacándolos con pequeñas patadas que las mandaron hacia un sofá cercano. Después se sacó las medias blancas, sentándose momentáneamente para hacerlo. Estando en la misma posición, se quedó pensando en que prenda quitarse primero, si el pantalón o la camisa.

- Creo que mejor la camisa… Yami… - Dijo un ruborizado Yugi. – No me gusta la idea del pantalón.

Estando de acuerdo con su contraparte, Yami decidió levantarse para quitarse la prenda mencionada. En el trayecto, no midió muy bien a qué distancia estaba del borde de la mesa, dándose un muy fuerte golpe en la cabeza que lo envió de vuelta al suelo. Esta vez lastimando su barbilla al impactar contra el rompecabezas del milenio.

Seto no sabía si partirse de la risa o del llanto por el espectáculo que acababa de presenciar, pero como su imagen no le permitía ni lo uno ni lo otro, decidió quedarse callado. Eso sí, sin poder evitar una sonrisa de diversión al ver al pobre Yami sobándose la quijada y la cabeza con ojos llorosos.

- ¡No te burles Kaiba! – Le gritó el enano.- ¡Esto no es gracioso!

- Quizás para ti no.- Dijo burlonamente.- Pero a mi me ha resultado una situación de lo más hilarante.

- Jaja – Contestó amargamente mientras se levantaba.- Ya te quisiera ver a ti.

- Te aseguro que no lo harás. – Acentuó su sonrisa.- ¿Ya terminaste? Porque si lo crees así, déjame avisarte que el golpe no te ha dejado sumar bien. Te falta una prenda.

- Kaiba, estoy totalmente conciente de que me falta. – Lo miró con cara de pocos amigos.- Me levantaba para quitármela.

- Entonces date prisa, he perdido tiempo valioso gracias a tu parodia.

- Hn…- Rezongó Yami llevando sus manos al cuello, para quitarse brevemente el rompecabezas del milenio, y luego bajar hasta llegar al borde de la camisa. Levantó lentamente, aún doliéndole la cabeza y la barbilla, hasta dejar expuesta la piel de su abdomen y pecho para luego tirarla en el suelo. Haciendo fuerza para descargar un poco de rabia. - ¿Satisfecho? ¿Ya puedo ir con mi turno?

El castaño estaba mirando extasiado el pecho de su rival, la curva de su clavícula, la forma de sus pectorales, la ligera línea que daba hasta su ombligo hasta perderse en el borde del pantalón. Pestañeando, contrariado, volvió en sí para ver como Yami volvía a colocarse el rompecabezas al cuello y se sentaba en su puesto.

- Claro… ya terminé.

Yami tomó una carta de su monte y la observó, analizando un poco lo que iba a hacer, la movió entre sus manos para escoger otra y colocarla en el terreno de juego.

- Jugaré esta carta mágica.- La mostró a su contendor.- Destrucción de mano, la cual nos permite poner nuestras cartas en el cementerio y tomar del mazo la misma cantidad.

- Sé perfectamente como funciona la carta, no necesito que me lo repitas.

Yami hizo caso omiso a las palabras de Kaiba, agarró sus cartas y las envió al cementerio, tomando unas nuevas y viéndolas estudió sus posibilidades. Seto hizo exactamente lo mismo.

- Entonces coloco esta carta: ¡Grieta! La que elimina cualquier monstruo boca arriba con el menor ataque.- Sonrió.- Y como tu dragón es la única criatura en el campo, ¡se irá al cementerio!

- ¡Rayos! – Seto se sorprendió ante la jugada. ¡Yami lo tenía de nuevo!

- Y eso no es todo.- Se mofó Yami colocando otra carta.- Usaré también el Último deseo, la que me permite invocar a cualquier monstruo que esté en el cementerio con 1500 puntos de ataque o menos. Así que… ¡Vuelve mi Guardián Celta y ataca directamente!

Dicho y hecho, la criatura atacó al joven más alto quitándole así 1400 puntos de vida, que sumados a los antiguos 200, daban en total 1600 puntos. En otras palabras, debe quitarse 3 prendas por 400 puntos y le debe otros 400 para un posterior ataque.

Refunfuñando un poco, Kaiba se puso de pie y colocó sus manos en la hebilla del cinturón. Con un rápido movimiento de cintura lo sacó del pantalón, dejándolo en el suelo. Después, prosiguió a quitarse los zapatos y las medias para lanzarlas con zancadas hasta el otro lado de la habitación.

Observando el suelo, cualquiera pensaría que se estaba llevando un juego vulgar y silvestre entre dos amantes, eso que juegan a ver quien pierde primero para que sea el pasivo en lo bueno por venir. Pero en este duelo no solo se estaba apostando el cuerpo, sino el orgullo de sus participantes. Los que no se dejarían vencer, por nada ni por nadie.

Claro que Yugi no contaba con ese pequeño y mísero detalle. Pensaba Seto mientras tomaba su carta del mazo, era su turno. Por eso mismo no debía dejarse vencer, porque no sabía a qué se estaba arriesgando si perdía este duelo.

Quizás el Yugi normal fuera muy inocente para imponerle un castigo, pero cuando cambiaba de actitud, a ese modo más… Perverso, no estaba seguro de qué esperar. Así que debía garantizarse la victoria, fuera como fuera y pisando lo que tuviera que pisar.

- Coloco este monstruo en modo de defensa y esta carta boca abajo.- Dijo.- Con eso termino tu turno.

- OK.- Respondió Yami observando su monte. En ese momento no contaba con ninguna carta, así que esperaba que le viniera algo bueno.

- Pongo esta carta boca abajo.- Dijo mientras hacía la jugada.- ¡Y ataco a tu carta boca abajo con mi criatura! – El monstruo dirigió su ataque rápidamente contra su objetivo, pero Seto le dio vuelta a su carta boca abajo, dándola a conocer.

- ¡No lo creo! – Dijo aireadamente.- ¡Pues yo poseo la carta de trampa Los muros del castillo! ¡Que aumentan en 500 puntos la defensa de mi monstruo!

- ¡Pues yo activo mi carta mágica de destrucción de trampa! – Yami levantó su carta.- ¡Eso elimina los efectos de la tuya y permite a mi monstruo acabar con el tuyo!

Realizado de ese modo, la carta mágica de Yugi y las cartas de trampa y criatura de Seto fueron enviadas al cementerio. Dejando a Yami con la ventaja de un monstruo en el campo.

- Con eso terminó mi turno.- Concluyó el bajo.

El castaño le dirigió una mirada fría antes de tomar una baraja. La miró detenidamente y una sonrisita surgió en su rostro.

- Bien… - Dijo colocando la carta en juego.- ¡Convoco al Genio de la lámpara que posee 1800 puntos de ataque! – Soltó una risa sardónica.- Lo que indica, Yugi, que destruye a tu Guardián Celta… ¡Así que despídete de él! ¡Genio ataca!

- ¡No! – Exclamó Yami al momento en que destruyeron a su criatura. ¡Demonios!. Ahora tenía que quitarse una prenda, ya que a los 400 puntos perdidos se sumaban los 100 anteriores.

De muy mala gana se puso de pie, colocó sus manos en el botón de su pantalón y se quedó pensativo.

- Eh… ¿Yami?... – Preguntó dudoso Yugi.

¿Qué pasa Aibou?

- Hoy no me siento muy orgulloso de la ropa interior que escog

Quedándose mudo ante el comentario, Yami trajo a su mente las escenas de cuando Yugi se vestía en la mañana, cuando seleccionaba su atuendo. Recordaba que se puso un bóxer… original… del duelo de monstruos… de…

¡Diablos Yugi! ¡¿Por qué tenías que ponerte ese?! ¡¿Y por qué precisamente hoy?!

- Es que es cómodo… - Dijo apenado el pequeño.- y uno de mis favoritos… Además, ¿Quién iba a decirme a mí que esto nos pasaría a nosotros precisamente hoy?

En eso no puedo culparte… Aunque uno debería estar preparado para todo…

- Tú también estuviste ahí, por si lo has olvidado.

Es tu ropa y es tu cuerpo, Yugi.

- Entonces no te quejes.

Pero es que yo no tengo porqué pasar la vergüenza tuya y…

- ¿Qué estás esperando? – Les interrumpió de su discusión Kaiba.- ¿A qué la vieja Inés nos toque la puerta? ¿O es que acaso te da pena, Yugi?

Al principio ni Yami ni Yugi supieron como reaccionar al comentario. Yugi nunca pensó que Kaiba hubiese tenido la suficiente infancia como para saber de la vieja Inés. Por otro lado, a Yami le enojó en cierta medida la segunda interrogante, así que decidió que fuera lo que Dios quisiera y se abrió los pantalones para dejarlos resbalar hasta el suelo.

El silencio fue lo único que se sintió en esa habitación de la Corporación Kaiba, a miles de pies sobre el nivel del mar, con lindos sofás negros y estanterías llenas de libros de múltiples cátedras, paredes de crema claro, las alfombras rojas y un sutil viento que les refrescaba el ambiente. Especialmente a un cierto personaje de cabello castaño y ojos azules.

Es que no lo podía creer. ¡Era increíble! Él mejor que nadie entendía el fanatismo hacia el duelo de monstruos, pero esto era sencillamente demasiado.

La ropa interior de Yugi era de… Kuriboh.

Y no solo eso, era un bóxer de estampado de Kuriboh. Kuriboh aquí, Kuriboh allá. ¡En todos lados! Kuriboh haciendo ¡arf! ¡Arf!... ¡Kuriboh en colores arco iris!

¡Dios! ¡Eso era una declaración pública!

Mientras Seto se reponía de su shock inicial, Yami estaba que pedía que se lo tragaran los cimientos del edificio. ¿Cómo permitió que Yugi se los pusiera? ¿Cómo? Y venir a pasar semejante pena delante de justamente Kaiba. ¡Quien podría tener cámaras escondidas para luego mofarse de él cuantas veces quisiera!

Bufó. Ahora tenía que calarse la lengua del castaño para burlarse de su elección de ropas íntimas.

Después del impacto ya todo resultaba más fácil de tragar. Dios sabía que hasta resultaba hilarante. Ahora era más difícil tragarse la carcajada que luchaba por salir de su garganta.

- ¿Quieres dejar eso ya Kaiba y reírte si es que lo vas a hacer? – Dijo impaciente y de mal genio Yami. - ¿Es que acaso no sabes que es un Kuriboh?

- Con esto te aseguro que no me quedó ninguna duda.- Se burló el alto conteniéndose.- No puedo creer que alguien como tú, pueda tener algo tan increíblemente infantil… Si lo tuviera Mokuba todavía y te digo.

- Al menos son originales Kaiba.- Interrumpió Yami.

- Con holograma y todo. – Culminó Yugi.

Oh… Dios… estos eran los del holograma.

Si Yami antes había sentido pena, ahora estaba carcomiéndose de la vergüenza. Esos eran los bóxers en lo que Kuriboh hacía ¡arf! ¡Arf!

- Si… - Respondió al fin calmándose Seto.- Ya me fijé que son de holograma.

Juro que quemaré estos bóxers, Yugi. Dijo Yami a su Aibou. No me importa si son endemoniadamente cómodos… ¿Por qué no te pusiste los del Mago Oscuro? Esos también son ricos y son mucho más discretos.

- Están en la lavandería… - Respondió el pequeño.- Regresan la semana que viene.

Demonios… Refunfuñó.

- Bueno. – Intervino Kaiba.- Una vez visto y disfrutado el espectáculo, continuemos con el duelo… Es tu turno, Yugi.

A Yami no le quedó otra que sentarse y tomar una carta. Ookazi: esta carta le permitiría quitarle 800 puntos de vida directamente a Kaiba. Pero por mucho que lo hiciera, no podría salvarse de otro ataque directo. Ya no tenía más cartas a la mano.

- Juego con la carta mágica de Ookazi.- Dijo suspirando.- Esto te elimina 800 puntos de vida directamente.

Mientras veía a la carta cumplir con su cometido ya sabía el resultado de esta batalla. Kaiba le ganó. Él perdería ese duelo y lo verían desnudo. Así lo decidió el corazón de las cartas.

Continuará...

Notas de SouYu: Bueno, como habrán podido ver… en este cap ya se resolvieron las dos incógnitas de los caps anteriores… ¿Seto o Yami? Obviamente Seto, puesto que ha ganado. ¿Kuriboh o Mago Oscuro?... ¿Uds. Qué creen? ¿Qué los bóxers de Yugi eran simple adorno?... ¡NO! Eran importantes, sie… muy importantes para mi satisfacción personal xD

Bueno, espero que hayan disfrutado el cap. Me costó relativamente escribirlo, aunque me tardé dos días en hacerlo. Lo más seguro es que como me mudé, y en mi nueva casa no hay inet, me dedique a escribir fics… así que… ¡siéntanse felices! xD

Por cierto, le dedico este cap a Shinigami, que está de cumpleaños y me pidió que actualizara el fic justamente ayer xD ¡¡¡Felicidades por tus 15 años!!! -Abrazos-

Y por si no se han fijado, este fic es de corte humorístico… como se nota que es mi primer fic xD puesto que los de Harry Potter son Angst xDD

Ahora sie, muchas gracias a todos por sus reviews… ¡wow! ¡49! ¡Vaya que es bastante! Este es mi fic más popular me siento honrada.

Y de nuevo, disculpen por la tardanza.

Lo reviews los contesto en otra ocasión.


SouYu Jumonji. (Odio ese nuevo sistema de subir fics a ff.net... ¡cambia todo mi formato! ¬¬#)
15 de junio de 2004.