Año 243 de la Tercera Edad
En el Salón de la Casa de Elrond alguien estaba acurrucado en uno de los sillones, con la cabeza completamente tapada por un enorme cojín. Elrohir que en ese momento pasaba por allí todo sudado, con el torso desnudo y con la camisa echada encima del hombro, se quedó un momento parado, intentando asimilar que hacía alguien en el sillón de su padre tapándose la cabeza con una almohada.
Después de vacilar un momento se acercó unos pasos y levantó con cuidado el cojín, dejando al descubierto unos cabellos oscuros como la noche.
- Por todos los barlogs, ¿se puede saber que estás haciendo Elladan?
Su gemelo levantó la vista desconcertado y miró a Elrohir. Parecía sorprendido.
- Silencio... Hay silencio...
- Creo que definitivamente te has vuelto loco – comentó Elrohir
- Tu también te hubieras vuelto loco después de estar escuchando todo el día a Arwen llorar. ¿Es que no se cansa nunca? Ha sido horrible – dijo Elladan con una arrugando la nariz – Y mientras tu, ayudando a Glorfindel a afilar espadas...
- Oye que has sido tu el que no ha querido venir – le dijo su hermano
- Recuérdame el mal rato que he pasado hoy y la próxima vez vendré a ayudaros sin protestar.
Elrohir le dirigió otra mirada antes de decir que se iba a dar un baño y que volvía en seguida. Justo hubo desaparecido por el umbral de la puerta, un llanto volvió a llenar toda la casa. Elladan dio un gruñido y con un suspiro se volvió a acurrucar bien en el sillón y se echó de nuevo la almohada encima de la cabeza.
* * *
Elladan y Elrohir caminaban lentamente por uno de los jardines de Rivendel. El sol se escondía tras las montañas, bañándolo todo de dorado y rojo.
Estaban aburridos. No había nada emocionante ni interesante para hacer, además ahora nadie les prestaba demasiada atención, todo eran atenciones y elogios para su hermana pequeña.
- ¿Sabes que pienso? – dijo Elladan de improvisto – Que tener una hermana ha sido lo peor que nos podía pasar. Ahora nadie nos hace caso, aunque hagamos alguna gamberrada....
- Quizá si hiciéramos alguna de bien gorda... – propuso Elrohir
- ¿Más gorda que llenar las botas de los guardias de ortigas?
- Es cierto, y por esa casi ni nos regañaron porqué era la hora de comer de Arwen – dijo Elrohir con un suspiro resignado.
De pronto los pasos de los dos hermanos se detuvieron, mirando como un grupo de elfos jóvenes se dirigía a un sitio que su padre les había prohibido terminantemente. No sabían de que se trataba, pero recordaban claramente lo que Elrond les había dicho : - Hasta que seáis mayores no podréis ir.
- ¿Ya somos mayores no? – dijo Elladan con una sonrisa maliciosa
- Por supuesto – asintió su hermano - Vamos
Sin dudar ni un solo instante abrieron la puerta, y se encontraron con lo que menos cabían esperar : una especie de taberna.
- Ei! Aiya! – les saludó entusiasta un Elfo. Era Súrion, el amigo de Lindórië.
Ambos se acercaron a saludarlo.
- ¿Qué hacéis aquí? Creía que los respetables hijos de Elrond no entraban en esta clase de lugares – dijo el sonriente Elfo
- Lo que ocurre es que los respetables hijos de Elrond se han cansado de ser respetables y obedientes – dijo Elrohir con una mueca
- Os invito a algo – se ofreció Súrion
Elladan y Elrohir asintieron; eso empezaba a ser interesante...
* * *
Elrond y Celebrían se despertaron de golpe en medio de la noche por el estrépito que produjo algo de cristal rompiéndose, y seguido por las voces inconfundibles de sus dos hijos gemelos, que sonaron demasiado fuertes.
- ¿Qas hecho Lrohir? Prece que en vesh de manosh tengas piesh
- Aún no, pero sarregla prisa, si empiecho a caminar así boca abajo con las manosh, las manosh serán los pies y los pies las manosh
Las risas de los dos gemelos inundaron la casa y acto seguido los llantos de Arwen que se había despertado se les sumaron.
Celebrían salió de la cama para ir a consolar a su hija, mientras Elrond iba a encargarse de sus hijos.
Cuando llegó Elrohir acababa de perder el equilibrio y estaba echado en el suelo, mientras Elladan avanzaba en zig-zag para ayudar a su hermano a levantarse, pero al final acabaron los dos en el suelo, riendo como dos tontos.
Elrond se acercó, y pronto olió la inconfundible aroma del alcohol. No se lo podía creer. ¿Sus hijos habían bebido?
- ¿Qué. Habéis. Tomado? – preguntó con una lentitud peligrosa
- La verdad no lo shé papá. Nosh invitaron – dijo Elladan con una ancha sonrisa
- No nosh habías dicho que el alcohol estuvieshe tan ico – dijo Elrohir pasando la lengua por los labios, como si quisiera aprovechar los restos que pudieran haber quedado en ellos.
Apoyándose en la pared, los gemelos consiguieron ponerse en pie, aunque se tambaleaban como dos hojas finas expuestas a una fuerte ráfaga de viento. No se percataron de la mirada que les estaba dirigiendo sus padres.
- ¡¡Nunca más quiero que probéis una sola gota de alcohol mientras viváis bajo mi mismo techo!! ¿Queda claro? Fijaos en que estado tan deplorable habéis vuelto
- ¿A que te refieresh? Xtamos perfectamente – dijo Elladan dándose un golpe en el pecho
- Id a dormir o... aún haré algo de lo que pueda arrepentirme – dijo Elrond
- Buenash noches papii – dijeron los dos al unísono y se fueron a trompicones por el pasillo.
* * *
La luz del sol les cayó dolorosamente sobre los párpados y les hizo abrir los ojos con dificultad. Al instante un agudo dolor de cabeza les hizo volver a cerrarlos.
- La primera borrachera ¿eh? – dijo una voz que reconocieron como la de Glorfindel – Creo que ninguno nos hemos querido dar cuenta de lo que habéis llegado a crecer en poco tiempo.
- ¿Por qué nos encontramos tan mal? – preguntó Elrohir sin tan siquiera realizar el menos esfuerzo para levantarse o abrir los ojos
- A eso se le llama resaca. Pasa cuando se bebe más de la cuenta, y más aún si es la primera vez
Oyeron unos pasos que se les acercaban; entreabrieron un ojo y vieron que Glorfindel les tendía un vaso humeante a cada uno.
- Tomaros esto, os vendrá bien; aunque no se lo digáis a vuestro padre, si se entera que os he dado algo para haceros más leve la resaca me la voy a cargar
Ambos notaron al instante que a medida que ese liquido morado les bajaba por la garganta, el dolor de cabeza desaparecía poco a poco; pronto ya sólo era una pequeña molestia. Abrieron del todo los ojos y miraron a Glorfindel.
- Todo esto a sido culpa de Arwen – sentenció Elladan
- No veo que tiene que ver vuestra hermana en todo esto – dijo el noldo al tiempo que recogía los vasos y se levantaba.
- Si no hubiese llorado tanto, no habríamos salido para no oírla, no hubiésemos visto esos elfos que se dirigían a la taberna y nunca hubiésemos descubierto ese lugar. – explicó Elrohir
- Interesante lugar por cierto – añadió Elladan con una sonrisa maliciosa
Al tiempo que salía por la puerta Glorfindel murmuró para si mismo : - ¿Y ahora quien es el valiente que les impide volver allí?
* * *
Jejejejeje ^^U ¿Ya iba siendo hora de la primera borrachera no? Un par de elfos en plena adolescencia tenían que probarlo ¿o no? :P Bueno, decid a ver que os ha parecido ¿ok? ¡Dejad reviews!!
* * *
En el Salón de la Casa de Elrond alguien estaba acurrucado en uno de los sillones, con la cabeza completamente tapada por un enorme cojín. Elrohir que en ese momento pasaba por allí todo sudado, con el torso desnudo y con la camisa echada encima del hombro, se quedó un momento parado, intentando asimilar que hacía alguien en el sillón de su padre tapándose la cabeza con una almohada.
Después de vacilar un momento se acercó unos pasos y levantó con cuidado el cojín, dejando al descubierto unos cabellos oscuros como la noche.
- Por todos los barlogs, ¿se puede saber que estás haciendo Elladan?
Su gemelo levantó la vista desconcertado y miró a Elrohir. Parecía sorprendido.
- Silencio... Hay silencio...
- Creo que definitivamente te has vuelto loco – comentó Elrohir
- Tu también te hubieras vuelto loco después de estar escuchando todo el día a Arwen llorar. ¿Es que no se cansa nunca? Ha sido horrible – dijo Elladan con una arrugando la nariz – Y mientras tu, ayudando a Glorfindel a afilar espadas...
- Oye que has sido tu el que no ha querido venir – le dijo su hermano
- Recuérdame el mal rato que he pasado hoy y la próxima vez vendré a ayudaros sin protestar.
Elrohir le dirigió otra mirada antes de decir que se iba a dar un baño y que volvía en seguida. Justo hubo desaparecido por el umbral de la puerta, un llanto volvió a llenar toda la casa. Elladan dio un gruñido y con un suspiro se volvió a acurrucar bien en el sillón y se echó de nuevo la almohada encima de la cabeza.
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Elladan y Elrohir caminaban lentamente por uno de los jardines de Rivendel. El sol se escondía tras las montañas, bañándolo todo de dorado y rojo.
Estaban aburridos. No había nada emocionante ni interesante para hacer, además ahora nadie les prestaba demasiada atención, todo eran atenciones y elogios para su hermana pequeña.
- ¿Sabes que pienso? – dijo Elladan de improvisto – Que tener una hermana ha sido lo peor que nos podía pasar. Ahora nadie nos hace caso, aunque hagamos alguna gamberrada....
- Quizá si hiciéramos alguna de bien gorda... – propuso Elrohir
- ¿Más gorda que llenar las botas de los guardias de ortigas?
- Es cierto, y por esa casi ni nos regañaron porqué era la hora de comer de Arwen – dijo Elrohir con un suspiro resignado.
De pronto los pasos de los dos hermanos se detuvieron, mirando como un grupo de elfos jóvenes se dirigía a un sitio que su padre les había prohibido terminantemente. No sabían de que se trataba, pero recordaban claramente lo que Elrond les había dicho : - Hasta que seáis mayores no podréis ir.
- ¿Ya somos mayores no? – dijo Elladan con una sonrisa maliciosa
- Por supuesto – asintió su hermano - Vamos
Sin dudar ni un solo instante abrieron la puerta, y se encontraron con lo que menos cabían esperar : una especie de taberna.
- Ei! Aiya! – les saludó entusiasta un Elfo. Era Súrion, el amigo de Lindórië.
Ambos se acercaron a saludarlo.
- ¿Qué hacéis aquí? Creía que los respetables hijos de Elrond no entraban en esta clase de lugares – dijo el sonriente Elfo
- Lo que ocurre es que los respetables hijos de Elrond se han cansado de ser respetables y obedientes – dijo Elrohir con una mueca
- Os invito a algo – se ofreció Súrion
Elladan y Elrohir asintieron; eso empezaba a ser interesante...
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Elrond y Celebrían se despertaron de golpe en medio de la noche por el estrépito que produjo algo de cristal rompiéndose, y seguido por las voces inconfundibles de sus dos hijos gemelos, que sonaron demasiado fuertes.
- ¿Qas hecho Lrohir? Prece que en vesh de manosh tengas piesh
- Aún no, pero sarregla prisa, si empiecho a caminar así boca abajo con las manosh, las manosh serán los pies y los pies las manosh
Las risas de los dos gemelos inundaron la casa y acto seguido los llantos de Arwen que se había despertado se les sumaron.
Celebrían salió de la cama para ir a consolar a su hija, mientras Elrond iba a encargarse de sus hijos.
Cuando llegó Elrohir acababa de perder el equilibrio y estaba echado en el suelo, mientras Elladan avanzaba en zig-zag para ayudar a su hermano a levantarse, pero al final acabaron los dos en el suelo, riendo como dos tontos.
Elrond se acercó, y pronto olió la inconfundible aroma del alcohol. No se lo podía creer. ¿Sus hijos habían bebido?
- ¿Qué. Habéis. Tomado? – preguntó con una lentitud peligrosa
- La verdad no lo shé papá. Nosh invitaron – dijo Elladan con una ancha sonrisa
- No nosh habías dicho que el alcohol estuvieshe tan ico – dijo Elrohir pasando la lengua por los labios, como si quisiera aprovechar los restos que pudieran haber quedado en ellos.
Apoyándose en la pared, los gemelos consiguieron ponerse en pie, aunque se tambaleaban como dos hojas finas expuestas a una fuerte ráfaga de viento. No se percataron de la mirada que les estaba dirigiendo sus padres.
- ¡¡Nunca más quiero que probéis una sola gota de alcohol mientras viváis bajo mi mismo techo!! ¿Queda claro? Fijaos en que estado tan deplorable habéis vuelto
- ¿A que te refieresh? Xtamos perfectamente – dijo Elladan dándose un golpe en el pecho
- Id a dormir o... aún haré algo de lo que pueda arrepentirme – dijo Elrond
- Buenash noches papii – dijeron los dos al unísono y se fueron a trompicones por el pasillo.
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La luz del sol les cayó dolorosamente sobre los párpados y les hizo abrir los ojos con dificultad. Al instante un agudo dolor de cabeza les hizo volver a cerrarlos.
- La primera borrachera ¿eh? – dijo una voz que reconocieron como la de Glorfindel – Creo que ninguno nos hemos querido dar cuenta de lo que habéis llegado a crecer en poco tiempo.
- ¿Por qué nos encontramos tan mal? – preguntó Elrohir sin tan siquiera realizar el menos esfuerzo para levantarse o abrir los ojos
- A eso se le llama resaca. Pasa cuando se bebe más de la cuenta, y más aún si es la primera vez
Oyeron unos pasos que se les acercaban; entreabrieron un ojo y vieron que Glorfindel les tendía un vaso humeante a cada uno.
- Tomaros esto, os vendrá bien; aunque no se lo digáis a vuestro padre, si se entera que os he dado algo para haceros más leve la resaca me la voy a cargar
Ambos notaron al instante que a medida que ese liquido morado les bajaba por la garganta, el dolor de cabeza desaparecía poco a poco; pronto ya sólo era una pequeña molestia. Abrieron del todo los ojos y miraron a Glorfindel.
- Todo esto a sido culpa de Arwen – sentenció Elladan
- No veo que tiene que ver vuestra hermana en todo esto – dijo el noldo al tiempo que recogía los vasos y se levantaba.
- Si no hubiese llorado tanto, no habríamos salido para no oírla, no hubiésemos visto esos elfos que se dirigían a la taberna y nunca hubiésemos descubierto ese lugar. – explicó Elrohir
- Interesante lugar por cierto – añadió Elladan con una sonrisa maliciosa
Al tiempo que salía por la puerta Glorfindel murmuró para si mismo : - ¿Y ahora quien es el valiente que les impide volver allí?
* * *
Jejejejeje ^^U ¿Ya iba siendo hora de la primera borrachera no? Un par de elfos en plena adolescencia tenían que probarlo ¿o no? :P Bueno, decid a ver que os ha parecido ¿ok? ¡Dejad reviews!!
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