El valle de Imladris se había vestido de verde, y un sinfín de flores lo salpicaban todo con infinidad de colores. La primavera había llegado.
En la Casa de Elrond había un ajetreo general, muchos elfos y elfas se dedicaban a arreglarlo todo con guirnaldas de flores; esa noche se celebraba la Mereth Lotion, la fiesta de bienvenida a la primavera.
Por una de las ventanas un par de cabezas miraban como los otros trabajaban.
- ¿No crees que deberíamos ir a ayudar? – preguntó Elrohir
- Trabajar es malo, y luego nuestro aspecto se va a resentir... Y esta noche tengo que estar impecable – dijo Elladan con voz misteriosa.
- ¿Quién va a ser tu pareja?
- Una elfa muy linda, se llama Mirime. – dijo Elladan con una sonrisa de bobo en los labios.
- Yo voy solo – dijo Elrohir con un suspiro
- Será porqué quieres... Debe haber un montón de elfas que matarían por ir contigo...
- Si claro... Seguro...
Elladan miró sorprendido a su gemelo : - ¿Qué te pasa Elrohir?
Él se encogió de hombros : - No s
- Bah, no le des importancia, debe ser la llegada de la primavera.
- Si, eso debe ser – asintió Elrohir no muy convencido. – Y dime, ¿como conociste a esa elfa que te tiene embobado?
Ahí quedó la conversación por esa tarde, ya que Elrohir cambió de tema.
- Pues el otro día que salí a dar una vuelta con caballo. A ella se le había escapado el suyo cuando se había distraído cogiendo flores y yo la llevé de regreso... – explicó Elladan. Su hermano pudo comprobar que le brillaban los ojos al explicarlo. Que bonito era el amor primaveral....
* * *
La noche llegó. Era una noche clara, con el cielo despejado donde miles de estrellas brillaban acompañando a la luna llena.
Elrohir salió sin ganas de su habitación. Apenas se había arreglado y no le apetecía en absoluto ir a la fiesta, pero sabía que si no asistía, sus padres se enfadarían y los demás elfos de Rivendel se empezarían a inventar cotilleos. Sobretodo las damas que hacían las lembas... Menudas eran aquellas...
En el salón ya estaba casi todo el mundo. Casi de inmediato vio a Elladan bailando muy cerca de una elfa morena, que pensó que debía ser Mirime, de quien le había hablado esa misma tarde. Un poco más allá vio a Súrion; se sorprendió de comprobar que ese elfo loco se había cortado el pelo muy corto, pero al parecer su nuevo look tenía éxito, pues estaba acompañado de dos elfas preciosas, que le sonreían con coquetería.
Se sintió tonto, allí plantado, sólo y con mala cara, mientras todo el mundo se estaba divirtiendo con sus parejas...
Caminó hasta una mesa y se sirvió una copa de vino de moras, y se la bebió de un solo trago.
- ¿Estás solo?
Elrohir se giró. Era una elfa pelirroja quien le había hablado. La miró unos instantes antes de contestar :
- Si
- Yo también. ¿Te apetece un poco de compañía?
Notó un tono claramente seductor en la voz de la elfa. Sabía qué quería decir con lo de si le apetecía compañía... Sólo le tenía que decir que sí y sería igual que todos los que estaban allí....
- No es que yo ya me iba. Gracias de todas formas.
Elrohir abandonó casi corriendo el salón, bajo la mirada sorprendida de la mayoría de los presentes. Una vez fuera se desplomó al suelo, la espalda contra la pared y la cabeza hundida entre los brazos... ¿Pero que balrogs le pasaba?
- ¿Elrohir?
Levantó la cabeza un momento para ver que era Glorfindel quien lo había seguido. El noldo se sentó a su lado.
- ¿Qué te ocurre?
- No lo sé... Lo más raro que me ha pasado hasta ahora... – dijo él en un suspiro
- ¿No has conseguido pareja para la fiesta? – preguntó Glorfindel
- Si, pero ha sido porqué tampoco he buscado... La verdad es que...
Glorfindel vio que un ligero rubor cubría las mejillas de Elrohir. Cada vez estaba más extrañado, y se preguntaba qué le podría pasar.
- Es que me da un poco de vergüenza... – acabó murmurando el hijo de Elrond
- A veces es bueno hablar de los problemas con alguien mayor que tu... Te puede aconsejar bien.
- Está bien... El caso es que... No puedo dejar de pensar en una elfa... Es muy extraño
Glorfindel esbozó una sonrisa : - Vaya, vaya... O sea que estás enamorado
- ¡No! – exclamó Elrohir casi de inmediato, pero luego pareció que dudaba – O al menos eso creo...
- Entonces te aconsejaría que fueses a hablar con ella. Regálale flores, invítala a dar un paseo o algo por el estilo
- Si pero... Es que... Ella vive en Bosque Verde... – acabó diciendo él con un hilillo de voz, cada vez más avergonzado
- ¿Esa chica de pelo castaño que solía vestir de verde que se fue? – preguntó Glorfindel
- Lindórië – asintió Elrohir
- Entonces le podrías escribir una carta. Mañana saldrá correo hacía Bosque Verde, cartas de tu padre para Thranduil. Si te das prisa se la puedes mandar mañana mismo
Elrohir miró a Glorfindel un momento antes de precipitarse escaleras arriba para su habitación. Allí prendió una vela, cogió pergamino, un botecito de tinta y una pluma. Dudó unos instantes antes de empezar a escribir :
Querida Lindórië :
Te escribo para ver como te van las cosas por Bosque Verde. Aquí hoy andamos celebrando la llegada de la primavera, pero la verdad es que no estoy de humor... Verás, en realidad la carta te la escribo para explicarte lo raro que me siento últimamente. No creas que me es fácil decirte esto, pero la verdad es que no dejo de pensar en ti. No sé porqué, pero ni miro a otras elfas... La verdad es que me siento bastante torpe diciéndote esto... Y tampoco sé que sacaré de bueno diciéndotelo, pero Glorfindel me lo ha aconsejado y yo le hago caso. Al menos me sacaré el peso de encima. Si no me contestas entenderé que no sientes lo mismo que yo, y tranquila que no te guardaré ningún rencor.
Tu amigo, pase lo que pase.
Elrohir
Miró la carta muchísimas veces. La leyó y la releyó. No le gustaba. Era corta y rara... No sabía escribir cartas bonitas. Nunca había sabido escribir cartas. Las que escribía a sus abuelos tampoco eran demasiado explícitas nunca. Pero la metió en un sobre sin pensárselo más.
Luego volvió a la fiesta decidido. Podía pasárselo genial sin ir con ninguna elfa.
Al entrar vio a Súrion, sentado en un rincón.
- Ei! ¿Qué haces solo si hace un rato estabas muy bien acompañado?
- Pues ya ves tío... No hay quien entienda a las elfas... Un momento están sonrientes y coquetas y al otro te abofetean y te tratan de atrevido – dijo Súrion con un suspiro - ¿Y tu no tratas con elfas o que?
- Solo con mi hermana – dijo Elrohir
- Bueno, esa de momento es una en miniatura, pero apuesto a que trae los mismos problemas
- Es un buen fastidio, no te lo negaré. Solo hace que llorar
Súrion le tendió una copa : - A ahogar las penas amigo
- ¿Qué es? – preguntó Elrohir dando una hojeada al líquido trasparente que se balanceaba en el interior de la copa
- Pruébalo – Súrion le guiñó un ojo.
Dio un sorbo al vaso. Era delicioso, algo fuerte pero innegablemente bueno. Al instante sintió una mirada fija en su cogote. Se giró un poco, y pudo comprobar que era su padre, que le mira con muy mala cara. Miró otra vez el contenido de su copa y volviendo de nuevo la mirada a su padre le dijo a través del murmullo de la habitación, seguro que podría leer sus labios : - Es agua.
- Más te vale – fue lo que pudo leer Elrohir en los labios de Elrond
- ¿Sube mucho esto? – le preguntó a Súrion una vez se hubo dado la vuelta
- Nah, es como si bebieras hidromiel.
Elrohir se fió de Súrion, y apuró el contenido de su vaso de un solo trago. Notó el típico calorcillo del alcohol bajándole por la garganta y sonrió. Al fin y al cabo ¿qué era una fiesta sin una buena borrachera? Además, aunque se ganara una bronca de su padre, seria solo eso, una bronca, cuatro gritos.
- Venga, otra ronda, esta vez te invito yo – le dijo al elfo de pelo corto que estaba sentado a su lado
- Si insistes tanto no me voy a poder negar – dijo Súrion con una amplia sonrisa
* * *
- Que curioso... ¿Han puesto suelo móvil en la habitación? – dijo Súrion, con una permanente sonrisa de felicidad sospechosa.
- Creo que no, a lo mejor hemos bebido más de la cuenta – aventuró Elrohir
- Que va... ¡Otra ronda de lo mismo por favor! – gritó Súrion
El hijo de Elrond miró un momento la bebida, antes de llevarse el vaso a los labios. Había perdido la cuenta de las veces que había echo ese gesto, pero esta vez, una palmada energética en la espalda hizo caer casi toda la bebida al suelo.
Se giró con cara de pocos amigos para ver quien había sido. Cuando vio que era Elladan lo perdonó. Al menos en parte.
- Me vas a tener que invitar a otro – le dijo a su gemelo señalando su vaso casi vacío.
- Vaya par... – murmuró Elladan mirando a Elrohir y a Súrion - ¿Cómo os atrevéis a montaros una borrachera sin mi?
- Te hemos visto muy ocupado con cierta elfa morena – se burló Súrion
- A eso venía, a presentaros a Mirime, pero tal vez lo dejo para otro día – dijo Elladan
- No seas bobo, a ver esa conquista – dijo Elrohir
- Aiya chicos, soy Mirime – una elfa morena se avanzó un paso y les sonri
- Hace rato que pienso que esta elfa me recuerda a alguien.... Y no consigo acordarme de quien... – murmuró Elrohir
- Yo soy Súrion, encantado señorita, tengo que decir que es usted muy linda
Elladan le dio un golpe en broma en el brazo : - Ni intentes coquetear con ella ¿eh?
Súrion rió : - ¿Yo coquetear? ¿Por quien me tomas?
- Yo soy Elrohir, el gemelo de tu amorcito
La elfa se ruborizó ligeramente. Pero era lo que tenía que te presentaran un par de elfos que iban pasados de copas.
Aunque Mirime se recuperó casi al instante, y todos pudieron comprobar que era agradable. Por lo que parecía tenía especial talento por la pintura, y hacía unos cuadros excepcionales.
- Un día de estos nos podrías dibujar como grandes guerreros responsables – dijo Elrohir
- Es artista, pero no creo que haga milagros – dijo Elladan riendo. Él también había probado esa bebida trasparente a la que les había invitado Súrion
- ¡Ahhh! ¡Ya sé a quien me recuerda! – dijo de pronto Elrohir – ¡A aquella elfa del Bosque Negro que casi te tira del árbol!
- ¿Eärmereth? – preguntó Elladan
Elrohir le miró sorprendido unos instantes : - Hay que ver que memoria tienes, no me acordaba de su nombre...
- No sé... Yo tampoco creí acordarme, pero es cierto, en un primer instante la confundí con ella – admitió Elladan
- Es cierto, de echo así empezamos a hablar, porqué él vino y me dijo : "¿Eärmereth? ¿Qué haces aquí? Creí que vivías en el Bosque Negro y solo a veces ibas a Lothlórien..."
- Elladan tío, empiezo a pensar que eres peor que yo – dijo Súrion
- No digas bobadas Súrion, nadie es peor que tu – rió Elladan
- ¿Otra ronda? – ofreció Elrohir
- Si lo descubre papá nos va a caer la bronca – le recordó su hermano
- Si nos descubre, tu lo has dicho. Pero se ha ido, y si no hacemos ruido no se va a enterar – dijo Elrohir
Elladan miró unos instantes a su gemelo antes de girarse hacía el camarero y pedir : - Otra ronda de lo mismo por favor.
* * *
Elrohir, Elladan y Súrion miraban maravillados a Mirime. Era la primera vez que veían a una elfa pasada de copas. Normalmente en la taberna sólo iban los elfos. Las elfas de Rivendel era, por regla general, demasiado estiradas para mezclarse con los elfos borrachos y ruidosos que estaban de lleno en la juventud.
- Menudo hallazgo has hecho amigo... – le susurró Súrion – Sabes escoger bien
La elfa reía ruidosamente ante un comentario que había echo Elladan acerca del color de pelo de otra elfa.
- Esa seguro que utiliza una solución con extracto de raíz de sauce. – afirmó la elfa – Y me envidia porqué mi moreno es natural
- Pues porqué no me conoce a mi, sino también me envidiaría – Elrohir sacudió su pelo al aire, lo que provocó que Mirime riera más fuerte
- ¡Eh! ¡Mirad! Están sorteando la corona de flores. Dicen que a quien le toque va a tener suerte para todo el siglo – apuntó Mirime
- ¿Qué se tiene que hacer? – preguntó Elrohir claramente interesado
- Creo que un concurso de baile o algo así... – dijo Súrion
- ¡Ui! Pues así seguro que la gano yo – acto seguido el Elfo se subió a una mesa y empezó a bailar una danza completamente inventada, moviendo las nalgas al son de una música inexistente. Pronto todo empezó a dar vueltas...
* * *
Elrohir se despertó a la mañana siguiente con un dolor de cabeza increíble, y con un collar de flores alrededor del cuello. Se incorporó lentamente para recordar qué había pasado exactamente la noche anterior. Todo se le mezclaba en un lío de vino de moras, hidromiel y la bebida trasparente que le dio Súrion....
De pronto le vino a la mente la carta. Saltó de la cama intentando ignorar la percusión que amenazaba con partirle en dos la cabeza.
Cogió al mensajero que iba al Gran Bosque justo en la salida de Rivendel.
- ¡Un segundo! – su propio grito le hizo cerrar los ojos de dolor – Esta carta también debe ir a Bosqueverde.
- De acuerdo, sin ningún problema – dijo el mensajero, que guardó la carta en el saco junto a las demás y se fue por el camino hacía el norte.
Elrohir se llevó las manos a la cabeza, como queriendo sujetarla en su sitio. Le dolía como si se la estuviera pisando un olifante : "Nunca más voy a volver a beber" pensó el elfo.
Se dirigió con paso lento hacía las cocinas; allí, intentando que nadie lo viera preparó medio vaso de agua, con hierbabuena triturada, dos gotas de miruvor y una hoja de sauce. Lo dejó hervir todo a fuego lento y cuando el liquido cogió un color morado se lo bebió. Al instante el dolor de cabeza fue disminuyendo poco a poco, y el elfo soltó un suspiro de alivio. Preparó un par de vasos más y los llevó hasta su habitación, donde Elladan y Súrion aún dormían a pata suelta. Les dejó el remedio encima de la mesita para cuando despertaran.
* * *
Súrion miraba con desconfianza el capullo de amapola que acababa de deshojar. Desde que Elladan estaba con Mirime, él y Elrohir pasaban muchos ratos juntos.
- ¿Qué hay de extraño en esta amapola? – preguntó Elrohir divertido
- No sé, Elrohir, no me fío. Me dijeron que eran un indicador de la buena suerte que tendrías en el amor. – explicó el elfo de cabellos cortos
- ¿En serio?
- Si, se ve que si al deshojar un capullo de amapola este te sale rosado quiere decir que tendrás buena suerte en el amor. Si te sale rojo, algo así como "sigue buscando, sigue esperando y no pierdas la esperanza" – Súrion acompañó estas palabras con un movimiento de sus manso que abrió otro capullo, y soltó un gruñido – No sé porqué a mi todos me salen rojos
Elrohir rió. Él si lo sabía, pero no quería desanimar a su amigo. A su vez, el elfo moreno cogió un capullo, lo abrió y soltó un suspiro de resignación al ver los pétalos rojos asomando entre el verde. Lo arrojó por detrás de su cabeza.
- Pues andamos arreglados – dijo con un gruñido.
- Bah! ¿Y quien necesita las elfas? ¿Salimos esta noche? – propuso Súrion con una sonrisa tentadora. – Hasta podemos invitar a Elladan si no está demasiado ocupado.
- ¿Elladan? Uf, si está como hipnotizado.
- Aii el amor – suspiró Súrion – A mi personalmente no me atrae. Vuelve inútiles a los elfos.
Elrohir miró unos instantes al elfo de pelo corto, pensando que quizá tuviera razón. Pero no pudo dejar de pensar a ver cuando llegaría el dichoso correo de Bosqueverde. Al menos sabría a que atenerse con Lindórië...
Y como si Eru hubiese oído sus pensamientos, en ese momento llegó Glorfindel a las orillas de aquel arroyuelo en donde se encontraban los dos amigos.
- Elrohir, en la entrada hay un saco con correo. Quizá te interese alguna de las cartas... – dijo con una sonrisa
El hijo de Elrond se levantó de un salto, ante la mirada sorprendida de Súrion y corrió hasta la entrada. En efecto, allí había un saco de tela marrón lleno de correspondencia. Lo vació todo en el suelo, y él mismo se sentó allí. Empezó a pasar sobres de pergamino, uno detrás del otro. Los nombres de elfos se sucedían uno detrás de otro, la mayoría con el nombre de su padre, pero ninguno con su propio nombre.... El último sobre estaba en sus manos y el nombre que había en él distaba mucho de ser el suyo.
Guardó toda la correspondencia de nuevo dentro del saco. Estaba claro, entendía el mensaje. No le interesaba en absoluto a Lindórië.
Lo que no llegaría a saber nunca Elrohir, es que la partida de correo con la que salió su carta se perdió casi toda por el camino, puesto que un grupo de orcos atacó al mensajero antes de llegar a Bosqueverde....
Caminó cabizbajo hasta el comedor. Allí estaba Arwen en su cuna. No parecía haber nadie en las cercanías. Se acercó a su hermana pequeña. La niña le miró con sus grandes ojos azules. Elrohir le acercó un dedo y ella se lo rodeó con una de sus manitas.
- No vayas a ser tu también como todas las elfas ¿eh? Nada de hacer sufrir a elfos.
Arwen le miró. Parecía que le comprendía.
- Eldoir
- ¿Cómo? – Elrohir miró sorprendido a su hermana, no pudiendo creer que acabara de oírla articular alguna palabra.
- Eldoir – repitió Arwen señalando a su hermano
- Sabes mi nombre... – Elrohir esbozó una sonrisa. Le acarició los cabellos oscuros a su hermana.
Se inclinó a besarle la frente y tras despedirse de ella salió corriendo. Encontró a Súrion justo donde le había dejado.
- Bueno ¿tenemos una borrachera pendiente para esta noche no? – le dijo a su amigo de pelo corto
Él le miro unos instantes antes de sonreír : - No me lo tendrás que decir dos veces. ¡Vamos!
Los dos amigos se dirigieron hacía la taberna. Elrohir sonrió muy a su pesar. Al fin y al cabo la vida continuaba. Habría otras elfas que conocer.
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Weeeeno, me ha quedado un poco largo ¿no? XDDD Un poco bastante ^^U Será que la semana santa me inspira. En fin, ya me diréis que os ha parecido ¿eh? ¡Dejad reviews!
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