Disclaimer: Los personajes de este fan fiction pertenecen a la escritora
J.K. Rowling y yo los utilizo con el fin de divertirme, la canción
pertenece a Adioslave y unas frases a mi compatriota García Márquez.
¿WHAT YOU ARE?
(Punto de vista de Remus)
And when you wanted me
I came to you
And when you wanted someone else
I withdrew
And when you asked for light
I set myself on fire
And if I go far away I know
You'll find another slave
Despertó, debido a una molesta luz, que entraba por la ventana, y caía directo a su rostro, pero decidió no abrir los ojos; aun estaba muy cansado y deseaba dormir algunas horas más. Pero, lo devolvió a la realidad una respiración que sentía en su nuca, al igual que unas manos que lo apretaban en el vientre.
Recordó lo que había acontecido la noche anterior, Sirius y el habían tenido una noche de pasión bestial, lo demostraban las marcas de su pecho y cuello. Decidió dar la vuelta, y se encontró con su actual pareja, un hombre hermoso e inteligente, el cual despertaba lujuria a muchas y muchos.
Se deshizo de las manos que lo tenían atrapado y decidió admirar sus facciones, era tan bello, y pensar que alguien tan simple como el, un pobre niño de ojos miel, temeroso del mundo y tímido, había podido encadenar el corazón de aquel ser a su vida.
Se lamentaba día y noche, de que aquel ser que poseía los ojos que mas le habían demostrado amor, no pudiera ser correspondido de la misma manera, y aunque muchas veces había intentado amarlo, no le era posible. Muchas noches, se desvelaba pensando, si su pareja era el ser mas perfecto del mundo, no merecía un beso sincero, ni una noche en que el deseara con fervor el cuerpo que lo poseía.
Observo su cabello, negro como el de él; observo su piel casi tan blanca a la de él, por eso se le hacia muy fácil llevar sus pensamientos, en su pasión, creyendo que la persona que besaba era él, que la voz que gemía su nombre era la suave aterciopelada de el, pero al abrir los ojos se encontraba, con una imagen que le dolía mucho ver. Veía a su querido Sirius, con sus ojos inundados de lujuria y amor, diciéndole palabras de amor al oído, palabras que el mismo le repetía; mintiéndole, esperando que fuera otro el que estuviera en su lugar.
Decidió levantarse y ducharse, no seria capaz de aguantar el ver la sonrisa que le brindaría llena de afecto, sonrisa que nunca le llegaría de él; era remordimiento lo que crecía en sus entrañas, en cada despertar al lado de Sirius, quien lo llenaba de besos y caricias, sinceras, no como las que el le brindaba.
Entro a la ducha, decidió no bañarse con agua tibia, si no con fría, helada; como castigo por lo que hacia, y previniendo que Sirius no entrara, como lo hacia muchas veces, tranco la puerta de la división, no podía impedir que entrara por que el baño era de los cuatro que dormían en esa habitación.
Sus lagrimas, se confundían con el agua que caía por su rostro; no sabia a que se debían esas lagrimas, si por impotencia, remordimiento o por no tenerlo a él. Le angustiaba, sentirse tan vulnerable; sentir que una persona tan lejana a él, podría perjudicarlo tanto.
Se puso una toalla en la cintura, y sin hacer ruido saco su ropa, ya que quería dar una vuelta por los terrenos del colegio antes de desayunar, se coloco un jean, un buso y sobre el una camiseta, unos tenis converse negros, y encima la túnica, que hace poco Sirius le había regalado debido a su tercer aniversario mensual. Arreglo su cabello y lavo sus dientes, y observo que tenía los ojos inflamados debido a las lágrimas derramadas anteriormente.
Era muy temprano, así que cuando bajo a la sala común, nadie se encontraba allí, salio por el retrato de la dama gorda, y se dirigió a las puertas del castillo. Salio y se lamento el no haber traído la capa, ya que estaba nevando, pero no le importo y siguió su camino hasta el lago, donde se quedo de pie, observando la nieve caer, los pajarillos cantar.
Miro hacia el suelo y vio su túnica color noche, tocar el pasto lleno de nieve; y sin querer volvió a recordarlo, era enfermante la manera en que lo atormentaba día y noche, la manera en que entraba en sus sueños, solamente, para hacerlo querer nunca despertar. Observa su negra túnica, tan negra como sus ojos y esa nieve tan blanca como su tez.
Era imposible no encontrarlo en cada detalle, lo veía en cualquier parte, el los rayos de sol, en la oscuridad de la noche, en la luna que acompañaba sus transformaciones, pero lo peor era verlo en las noches que pasaba con Sirius, en cada detalle que el le brindaba, en cada beso que el le regalaba, y en cada sonrisa que le otorgaba.
Y por primera vez en su vida, surgió una pregunta, que nunca imagino hacerse. ¿El en verdad era un gryffindor?, porque si los gryffindors eran valientes, el no era capaz de confesarle a una persona común y corriente de sus sentimientos, debería haber sido un hufflepuff, ya que en verdad no era muy inteligente; pero no entendía, porque, siendo su principal cualidad ser valiente, estaba en esta situación.
Pero no, decidió no acobardarse, sino ponerle frente a la situación, recordó, que este era su último año en Hogwarts y ya estaban en diciembre, si calculaba bien, el, no regresaba a casa en navidad, siempre se quedaba, *maldita sea* susurro; siempre se quedaba con su gran "amigo" Malfoy, el cual estaba un curso antes a ellos.
Malfoy, era otro de sus problemas; era conocido que él y Malfoy, sostenían una relación, no conocía detalles, ni le gustaría conocerlos, pero así seria mas difícil acercarse a él.
Tenia que pensar en algo pronto, por su parte todo estaba bien, James y Peter nunca se quedaban en navidad y Sirius tenia que salir porque su padre estaba enfermo. Tendría todo absolutamente calculado, porque si él lo rechazara, nadie se enteraría del suceso.
Una ráfaga de viento, hizo temblar al licántropo; pero con ella también vino una idea, sonaba de lo mas cursi y tonta, pero no sabia que mas hacer. Era el mandar una carta, pero firmada con su nombre, para saber si a aquel ser le importaba su existencia; en ella no daría detalles, para que no se pudieran burlar, solo le diría que quería hablar con el.
Miro su reloj, y su manilla, se encontraba en "vas tarde", tenia que asistir al desayuno, diría que estaba en la biblioteca entregando un libro, nunca desconfiarían de él, era tan reservado y tímido.
Entro al comedor, dirigió una fugaz mirada a la mesa del fondo, adornada de verde y plateado, donde lo encontró en compañía de Malfoy para su desgracia. Después retorno su mirada a la mesa que le correspondía, la mesa con rojo y dorado, la mesa de los leones; vio a sus amigos, Sirius le vio, observo la cálida sonrisa que le regalaba, sonrisa que imito, pero no era igual de cálida.
Se sentó en frente de Sirius, quien le preguntó donde se encontraba, el respondió con la mentira, que había preparado antes, y vio la seguridad en su rostro, vio como creía lo que le decía, pensó que ya debía estar acostumbrado a esto.
Tenían clases de pociones, pero Remus había acabado de pasar de una transformación, así que estaba muy débil, y con el humo de los calderos, termino sintiéndose mal. Así que pidió permiso para ir a la enfermería, Sirius pedía a suplicas poder acompañarlo, pero el profesor no lo dejo. Remus, lanzo un suspiro aliviado.
No se dirigió a la enfermería como había dicho, como llevaba consigo sus pergaminos, decidió escribir la nota:
Severus:
Necesito que hablemos. Te espero en la sala de astronomía, hoy a las 12 de la noche.
Remus Lupin.
Tomo su lechuza, ya que no tenia gracia mandarla con una lechuza del colegio, si la carta estaba firmada. La vio alejarse por el cielo, dar la vuelta y dirigirse a las mazmorras del colegio. Muchas veces se preguntaba, quien dotaba de tanta inteligencia a las lechuzas para ser capaz de encontrar a los destinatarios.
Salio rumbo a su habitación, buscando relajarse y poder dormir un rato, y lo logro. Pro fue despertado por el bullicio de todos los estudiantes, que se dirigían a sus cuartos después del almuerzo. Pronto llegaron sus amigos, Sirius se sentó en su cama y empezó a acariciar su cabello, preguntando como se sentía, preguntas que el contestaba con monosílabos.
Decidió no ir a ninguna clase, debido a que supuestamente se encontraba muy enfermo, pero el buscaba encontrar el valor para esta noche, hacer lo que tenia que hacer.
A eso de las nueve, sus amigos entraron a la habitación, y empezaron a comentar su día, Remus, que no tenía ganas de dialogar se hizo el dormido, y espero que ellos se durmieran.
A eso de las once media, se levanto, tomo la capa de invisibilidad de James y con la misma decisión con que había mandado la carta, se dirigió al salón de astronomía. No pensó en encontrarse con Peeves, con la señora Norris o con el conserje, lo único que tenia en mente era, declarar su amor a Snape.
De tantos pensamientos que inundaban su cabeza, no se dio cuenta de que había llegado, hasta que se encontró frente a la puerta; un temor invadió su cuerpo, empezó a sudar y las piernas le temblaban, pero pasara lo que pasar no se iba a rendir en estos momentos.
And when you wanted blood
I cut my veins
And when you wanted love
I bled myself again
Faltaban cinco para las doce, empujo la puerta, y se encontró cara a cara a la persona que había estado esperando, le sorprendió verlo ahí, no era muy seguro de que viniera, pero ahí estaba, con su mirada arrogante y su elegancia presente en cada movimiento.
El chico que lo esperaba, vio la puerta abrirse, pero a nadie entrar; así que supuso que Lupin traería la capa de Potter, lo cual era verdad.
Quítate esa capa Lupin - demando el citado
El aludido, que de tanta emoción, temor, amor, no recordaba que traía puesta la capa, se la quito, con un leve sonrojo en sus mejillas.
para que me citaste - pregunto el pelinegro necesito hablar contigo - respondió el rubio que quieres?- dijo el slytherin a ti - dijo firmemente el leon.
El pelinegro, quedo anonadado, pero no duro mucho tiempo; y como en un cuento de hadas Remus fue correspondido, los labios del slytherin atraparon los del gryffindor, muchas ropas fueron cayendo rápidamente, pero Lupin era el ser mas feliz del mundo.
El gryffindor se dejo llevar hasta un lugar sin formas donde le quitaron la ropa y lo zarandearon como un costal de papas y lo voltearon al derecho y al revés, en una oscuridad insondable en la que le sobraban los brazos, confusamente conciente de que estaba haciendo algo que desde hacia mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber donde estaban los pies y donde la cabeza, ni los pies de quien ni la cabeza de quien, y sintiendo que no podía resistir mas el rumor de sus riñones y el aire de sus tripas y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.
No podía creer el poder invisible que el poseía, que lo enseñaba respirar hacia dentro y a controlar los golpes del corazón y le había permitido entender por que los hombres le tienen miedo a la muerte.
Notas de la autora: Este es mi primer fic, y empecé con uno slash, acepto sugerencias y comentarios, y saber si lo debo continuar.
Némesis riddle
¿WHAT YOU ARE?
(Punto de vista de Remus)
And when you wanted me
I came to you
And when you wanted someone else
I withdrew
And when you asked for light
I set myself on fire
And if I go far away I know
You'll find another slave
Despertó, debido a una molesta luz, que entraba por la ventana, y caía directo a su rostro, pero decidió no abrir los ojos; aun estaba muy cansado y deseaba dormir algunas horas más. Pero, lo devolvió a la realidad una respiración que sentía en su nuca, al igual que unas manos que lo apretaban en el vientre.
Recordó lo que había acontecido la noche anterior, Sirius y el habían tenido una noche de pasión bestial, lo demostraban las marcas de su pecho y cuello. Decidió dar la vuelta, y se encontró con su actual pareja, un hombre hermoso e inteligente, el cual despertaba lujuria a muchas y muchos.
Se deshizo de las manos que lo tenían atrapado y decidió admirar sus facciones, era tan bello, y pensar que alguien tan simple como el, un pobre niño de ojos miel, temeroso del mundo y tímido, había podido encadenar el corazón de aquel ser a su vida.
Se lamentaba día y noche, de que aquel ser que poseía los ojos que mas le habían demostrado amor, no pudiera ser correspondido de la misma manera, y aunque muchas veces había intentado amarlo, no le era posible. Muchas noches, se desvelaba pensando, si su pareja era el ser mas perfecto del mundo, no merecía un beso sincero, ni una noche en que el deseara con fervor el cuerpo que lo poseía.
Observo su cabello, negro como el de él; observo su piel casi tan blanca a la de él, por eso se le hacia muy fácil llevar sus pensamientos, en su pasión, creyendo que la persona que besaba era él, que la voz que gemía su nombre era la suave aterciopelada de el, pero al abrir los ojos se encontraba, con una imagen que le dolía mucho ver. Veía a su querido Sirius, con sus ojos inundados de lujuria y amor, diciéndole palabras de amor al oído, palabras que el mismo le repetía; mintiéndole, esperando que fuera otro el que estuviera en su lugar.
Decidió levantarse y ducharse, no seria capaz de aguantar el ver la sonrisa que le brindaría llena de afecto, sonrisa que nunca le llegaría de él; era remordimiento lo que crecía en sus entrañas, en cada despertar al lado de Sirius, quien lo llenaba de besos y caricias, sinceras, no como las que el le brindaba.
Entro a la ducha, decidió no bañarse con agua tibia, si no con fría, helada; como castigo por lo que hacia, y previniendo que Sirius no entrara, como lo hacia muchas veces, tranco la puerta de la división, no podía impedir que entrara por que el baño era de los cuatro que dormían en esa habitación.
Sus lagrimas, se confundían con el agua que caía por su rostro; no sabia a que se debían esas lagrimas, si por impotencia, remordimiento o por no tenerlo a él. Le angustiaba, sentirse tan vulnerable; sentir que una persona tan lejana a él, podría perjudicarlo tanto.
Se puso una toalla en la cintura, y sin hacer ruido saco su ropa, ya que quería dar una vuelta por los terrenos del colegio antes de desayunar, se coloco un jean, un buso y sobre el una camiseta, unos tenis converse negros, y encima la túnica, que hace poco Sirius le había regalado debido a su tercer aniversario mensual. Arreglo su cabello y lavo sus dientes, y observo que tenía los ojos inflamados debido a las lágrimas derramadas anteriormente.
Era muy temprano, así que cuando bajo a la sala común, nadie se encontraba allí, salio por el retrato de la dama gorda, y se dirigió a las puertas del castillo. Salio y se lamento el no haber traído la capa, ya que estaba nevando, pero no le importo y siguió su camino hasta el lago, donde se quedo de pie, observando la nieve caer, los pajarillos cantar.
Miro hacia el suelo y vio su túnica color noche, tocar el pasto lleno de nieve; y sin querer volvió a recordarlo, era enfermante la manera en que lo atormentaba día y noche, la manera en que entraba en sus sueños, solamente, para hacerlo querer nunca despertar. Observa su negra túnica, tan negra como sus ojos y esa nieve tan blanca como su tez.
Era imposible no encontrarlo en cada detalle, lo veía en cualquier parte, el los rayos de sol, en la oscuridad de la noche, en la luna que acompañaba sus transformaciones, pero lo peor era verlo en las noches que pasaba con Sirius, en cada detalle que el le brindaba, en cada beso que el le regalaba, y en cada sonrisa que le otorgaba.
Y por primera vez en su vida, surgió una pregunta, que nunca imagino hacerse. ¿El en verdad era un gryffindor?, porque si los gryffindors eran valientes, el no era capaz de confesarle a una persona común y corriente de sus sentimientos, debería haber sido un hufflepuff, ya que en verdad no era muy inteligente; pero no entendía, porque, siendo su principal cualidad ser valiente, estaba en esta situación.
Pero no, decidió no acobardarse, sino ponerle frente a la situación, recordó, que este era su último año en Hogwarts y ya estaban en diciembre, si calculaba bien, el, no regresaba a casa en navidad, siempre se quedaba, *maldita sea* susurro; siempre se quedaba con su gran "amigo" Malfoy, el cual estaba un curso antes a ellos.
Malfoy, era otro de sus problemas; era conocido que él y Malfoy, sostenían una relación, no conocía detalles, ni le gustaría conocerlos, pero así seria mas difícil acercarse a él.
Tenia que pensar en algo pronto, por su parte todo estaba bien, James y Peter nunca se quedaban en navidad y Sirius tenia que salir porque su padre estaba enfermo. Tendría todo absolutamente calculado, porque si él lo rechazara, nadie se enteraría del suceso.
Una ráfaga de viento, hizo temblar al licántropo; pero con ella también vino una idea, sonaba de lo mas cursi y tonta, pero no sabia que mas hacer. Era el mandar una carta, pero firmada con su nombre, para saber si a aquel ser le importaba su existencia; en ella no daría detalles, para que no se pudieran burlar, solo le diría que quería hablar con el.
Miro su reloj, y su manilla, se encontraba en "vas tarde", tenia que asistir al desayuno, diría que estaba en la biblioteca entregando un libro, nunca desconfiarían de él, era tan reservado y tímido.
Entro al comedor, dirigió una fugaz mirada a la mesa del fondo, adornada de verde y plateado, donde lo encontró en compañía de Malfoy para su desgracia. Después retorno su mirada a la mesa que le correspondía, la mesa con rojo y dorado, la mesa de los leones; vio a sus amigos, Sirius le vio, observo la cálida sonrisa que le regalaba, sonrisa que imito, pero no era igual de cálida.
Se sentó en frente de Sirius, quien le preguntó donde se encontraba, el respondió con la mentira, que había preparado antes, y vio la seguridad en su rostro, vio como creía lo que le decía, pensó que ya debía estar acostumbrado a esto.
Tenían clases de pociones, pero Remus había acabado de pasar de una transformación, así que estaba muy débil, y con el humo de los calderos, termino sintiéndose mal. Así que pidió permiso para ir a la enfermería, Sirius pedía a suplicas poder acompañarlo, pero el profesor no lo dejo. Remus, lanzo un suspiro aliviado.
No se dirigió a la enfermería como había dicho, como llevaba consigo sus pergaminos, decidió escribir la nota:
Severus:
Necesito que hablemos. Te espero en la sala de astronomía, hoy a las 12 de la noche.
Remus Lupin.
Tomo su lechuza, ya que no tenia gracia mandarla con una lechuza del colegio, si la carta estaba firmada. La vio alejarse por el cielo, dar la vuelta y dirigirse a las mazmorras del colegio. Muchas veces se preguntaba, quien dotaba de tanta inteligencia a las lechuzas para ser capaz de encontrar a los destinatarios.
Salio rumbo a su habitación, buscando relajarse y poder dormir un rato, y lo logro. Pro fue despertado por el bullicio de todos los estudiantes, que se dirigían a sus cuartos después del almuerzo. Pronto llegaron sus amigos, Sirius se sentó en su cama y empezó a acariciar su cabello, preguntando como se sentía, preguntas que el contestaba con monosílabos.
Decidió no ir a ninguna clase, debido a que supuestamente se encontraba muy enfermo, pero el buscaba encontrar el valor para esta noche, hacer lo que tenia que hacer.
A eso de las nueve, sus amigos entraron a la habitación, y empezaron a comentar su día, Remus, que no tenía ganas de dialogar se hizo el dormido, y espero que ellos se durmieran.
A eso de las once media, se levanto, tomo la capa de invisibilidad de James y con la misma decisión con que había mandado la carta, se dirigió al salón de astronomía. No pensó en encontrarse con Peeves, con la señora Norris o con el conserje, lo único que tenia en mente era, declarar su amor a Snape.
De tantos pensamientos que inundaban su cabeza, no se dio cuenta de que había llegado, hasta que se encontró frente a la puerta; un temor invadió su cuerpo, empezó a sudar y las piernas le temblaban, pero pasara lo que pasar no se iba a rendir en estos momentos.
And when you wanted blood
I cut my veins
And when you wanted love
I bled myself again
Faltaban cinco para las doce, empujo la puerta, y se encontró cara a cara a la persona que había estado esperando, le sorprendió verlo ahí, no era muy seguro de que viniera, pero ahí estaba, con su mirada arrogante y su elegancia presente en cada movimiento.
El chico que lo esperaba, vio la puerta abrirse, pero a nadie entrar; así que supuso que Lupin traería la capa de Potter, lo cual era verdad.
Quítate esa capa Lupin - demando el citado
El aludido, que de tanta emoción, temor, amor, no recordaba que traía puesta la capa, se la quito, con un leve sonrojo en sus mejillas.
para que me citaste - pregunto el pelinegro necesito hablar contigo - respondió el rubio que quieres?- dijo el slytherin a ti - dijo firmemente el leon.
El pelinegro, quedo anonadado, pero no duro mucho tiempo; y como en un cuento de hadas Remus fue correspondido, los labios del slytherin atraparon los del gryffindor, muchas ropas fueron cayendo rápidamente, pero Lupin era el ser mas feliz del mundo.
El gryffindor se dejo llevar hasta un lugar sin formas donde le quitaron la ropa y lo zarandearon como un costal de papas y lo voltearon al derecho y al revés, en una oscuridad insondable en la que le sobraban los brazos, confusamente conciente de que estaba haciendo algo que desde hacia mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber donde estaban los pies y donde la cabeza, ni los pies de quien ni la cabeza de quien, y sintiendo que no podía resistir mas el rumor de sus riñones y el aire de sus tripas y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.
No podía creer el poder invisible que el poseía, que lo enseñaba respirar hacia dentro y a controlar los golpes del corazón y le había permitido entender por que los hombres le tienen miedo a la muerte.
Notas de la autora: Este es mi primer fic, y empecé con uno slash, acepto sugerencias y comentarios, y saber si lo debo continuar.
Némesis riddle
