Disclaimer: Los personajes de este fan fiction pertenecen a la escritora
J.K. Rowling y yo los utilizo con el fin de divertirme, la canción
pertenece a los aterciopelados.
Fue muy difícil encontrar una canción, así que dudo que el próximo tenga una canción que corresponda, pero intentare encontrarla.
MALIGNO
(Lucius)
Dentro muy dentro como un implante
Incrustado en mi interior
En mi cerebro loop implacable
Mi voluntad destruyo
Poquito a poco tú te instalaste
Eres huésped o invasor
El rubio salio de la biblioteca, pensando en lo fácil que había sido convencer a Black; parecía ser que al gryffindor no se le había pasado por la cabeza, que la poción que le había dado podría ser un veneno, pues, seria una forma fácil de acabar con el licántropo. Pero pensándolo bien, había sido muy amable, tan amble que le enfermaba; estaba ayudándole a Black a tener a Lupin a su lado.
Eso le trajo a su mente otra pregunta, que atacaba nuevamente la inteligencia de Black, ¿Por qué?, no se le había ocurrido preguntarle, ¿si la poción era tan buena, no se la daba a Severus?, de todas formas esa pregunta seria muy fácil de contestar; el y Severus, habían creado esa poción, un experimento mal hecho podría decirse, estaban buscando hacer un veneno ligero, que no matara en el acto, sino destruyera poco a poco. Y por cosas del destino, pudieron hacer algo que era entre un veriseatum y un imperius.
Y, que era lo ultimo que había pasado, ¿Cómo podría ocurrírsele al estúpido de Black, besarlo?, pues no había sido algo que se pudiera llamar beso, pero de todas formas. Y ¿Cómo había sido posible, que el, Lucius Malfoy, lo dejara hacerlo sin oponerse? podría ser, el que estuviera tan deprimido, porque aunque nadie lo notara, Lucius estaba haciendo un acto de valentia impresionante contra si mismo, estaba a punto de tirarse de lo alto de una torre; no había pensado en tomar somniferos o cortarse las venas, ya que esa era una forma de suicidio femenino. Y el quería morir como todo un Malfoy, peleando.
Estaba haciendo mucho frío, estaban en invierno y además ya estaba cerca de las mazmorras, apretó mas su bufanda y siguió con su camino; a lo largo de un pasillo, vio una figura rubia, con una cabellera no tan clara como la de el, pero de su misma estatura, y la reconoció era Narcisa. Cuando estuvieron cerca, se saludaron, y hablaron un poco; hasta que ella dijo que si salieran a ver la nieve. Lucius acepto, no tenia nada que hacer, excepto empacar (había decidió irse a casa en la noche), y bueno, salieron.
Era bello el paisaje que ofrecía los terrenos, todo tan blanco, contrastaba perfectamente con el negro de los árboles y la tierra. Hermosos copos de nieve bajaban, jugueteando en el aire, y la compañía que tenia junto, para Lucius era excelente.
Había sido una buena prometida, inteligente, educada, confidente, y también muy buena en la cama. Aunque era un compromiso arreglado, Lucius pensó que era un prospecto excelente; era increíble como pasaban de rápido las horas cuando se encontraban juntos, era una excelente amiga, no era como ninguna de esas niñatas estúpidas, que solo podían hablar de su cabello, y de que si habían subido de peso.
Tiñes mis días de fatal melancolía
Y porque no, también era muy bella; ese cabello rubio aunque mas oscuro que el suyo era hermoso, esos ojos, entre azules y verdes, unos labios finos, apetecibles, y en su rostro no podía distinguirse una sola mancha, ya fuera un lunar o una simple peca. Y además de todo, se comportaba como el; frente a todos con una actitud arrogante y superior, pero con sus amados, en una actitud tan humilde y servidora, que muchas veces se creía que no eran los mismos.
Despertó, cuando sintió una bola de nieve darle en la cara y vio a Narcisa reírse; el le siguió el juego, y duraron así hasta que empezó a nevar fuerte y tuvieron que entrar. Lucius saco de su bolsillo, un chocolate relleno y se lo dio a Narcisa, ella por su parte lo partió en dos y se calentaron un poco. Decidieron ir a la sala común a calentarse, se sentaron frente a la chimenea, en la silla que Lucius ya tenia resguardada para si, y Narcisa en la que prácticamente le pertenecía a Snape.
Snape, donde podría encontrarse en estos momentos, ya era noche y debería estar en la sal común, ya que empezaba las vacaciones y no era necesario ir a la biblioteca. Seguro estaba con Lupin. Pues, que disfrutar lo que le quedara de felicidad porque muy pronto Lupin se alejaría de su lado.
eres el hacha que astilló toda mi vida
premeditada y divina
Narcisa le recordó, que debían bajar al gran comedor, para cenar. Salieron los dos juntos, hablando y hablando, siempre felices, nunca habían peleado, y estaban seguros cada uno por su parte, de que si algún día llegaran a pelear, seria por algo muy grave y eso no tendría vuelta de hoja.
Habían olvidado cambiarse de túnicas, así que Narcisa las seco, y Lucius convoco un hechizo calentador, que logro que les pasara el frío mientras caminaban. Llegaron al gran salón tomados de gancho, para ellos andar cogidos de la mano era muy cursi y además eso era solo para los enamorados.
Se sentaron juntos, comieron del mismo plato, tomaron de la misma copa, rieron de las mismas cosas; era prácticamente igual que siempre, lo único que cambiaba era la no presencia de Severus, que tampoco se encontraba en el comedor, para alivio de Lucius, que no quería verlo y mucho menos hablarle.
Narcisa dejo a Lucius en el salón común, ya que ella debía empacar; Lucius no se preocupo, mas tarde lo haría, de todas formas Narcisa era una chica y debía tener calculado donde dejaba todo; para el, eso era una perdida de tiempo, entonces, para que existían los hechizos ordenadores.
Se quedo mirando las llamas, su movimiento, como algunas veces centellaba; cerró los ojos y echo para atrás su cabeza, esperando que pasaran las chispitas de colores. Sintió un frío entrar, un frío que recorrió toda su columna y creo un nudo en su garganta, percibió un aroma, un aroma dulzón, que trastorno los sentidos del rubio; un olor que subió hasta su cerebro, nublo su vista y lo hizo tambalearse.
Tenia que irse, no quería, mejor dicho, no era capaz de enfrentársele; pero si se levantaba, era posible que lo llamara. Así, que decidió bajar la cabeza y rogar para que el pelinegro pasara sin notar su presencia.
Cruel y despiadado me has humillado
Y sin embargo aquí estoy
Aunque me ultrajes aunque me uses
Siempre a tu disposición
se acabo he llegado al limite
de mi ciega devoción
Lucius, creyó que el peligro había pasado, hasta que sintió un ser, algo oscuro; sentarse en el sillón donde antes se había encontrado Narcisa. A pesar de la ira y el miedo, que sentía, decidió mirarlo y en ese momento supo, que los Ángeles no era como los describían, no eran dulces ni mucho menos comprensibles; tampoco, que las criaturas eran las veelas. Lo que vio frente a él, era la imagen más hermosa que sus ojos habían podido ver.
Un poco sonrojado, por la cantidad de sentimientos encontrados, volvió su vista a las llamas, tratando de ignorar esa presencia, aquella presencia que lo dominaba, lo entristecía y lo hacia airarse. El rubio dio la intención de pararse, pero el pelinegro pronuncio su nombre, llamándolo. Lucius no pudo resistirse a esa voz sedosa que penetro por todos los poros de su cuerpo y volvió a tomar asiento.
Miro al pelinegro, tratando de aparentar repugnancia indiferencia; pero no el era posible dominar la dilatación de sus pupilas, el rubor en sus mejillas y el brillo antinatural que poseían sus ojos. El pelinegro lo estaba mirando, y aunque advirtió cada sentimiento del rubio, no demostró ninguna emoción.
venia a explicarte lo de anoche- dijo Snape tú no tienes porque darme explicaciones- respondió cortantemente Lucius. No tengo porque, pero por la expresión de tu rostro, se que necesitas oírlas- finalizo el pelinegro.
En ese momento, lo único que sentía Lucius era un odio inmenso, los demás sentimientos se esfumaron de un momento a otro; el punto débil de un Malfoy, era su orgullo, y Snape, (SNAPE) lo había herido de una manera impresionante, además d que lo había dejado sin poder contestar. No le era posible mentirle, ya que lo conocía tan bien, que lo notaria. Además de que ese maldito nudo en la garganta, ese si no había desaparecido y para hablar hacia un esfuerzo sobrenatural.
por favor, Snape. No te creas tan afortunado, además tú y yo no teníamos nada como para reclamarnos. Y, lo que tu hagas con tu vida, no me importa en lo mas mínimo. Dijo el rubio.
Lucius se paro esta vez si con la intención firme de largarse, pero el otro lo tomo de un brazo, lo tomo del rostro y le di un beso, un beso de los que solo el podía dar, maldijo entre si, además de que era tan patético el que le estuviera correspondiendo en el beso, sus rodillas flaquearon, y lagrimas comenzaron a bajar. Cuando Severus termino el beso, tuvo que detenerlo para que no se cayera, además deque por fin demostró una emoción en toda la noche: lastima.
El rubio se encolerizo y trato de parar las lagrimas, esfuerzo que fue en vano; lloro por el nuevo sabor de sus labios, los que siempre sabían a café, ahora tenían un sabor a chocolate, lloro por ya no tenerlo y lloro por llorar, por mostrarse así de débil.
Quiero desintoxicarme
cortar esa dependencia
antes que sea tarde
Si hubiera poseído la fuerza necesaria, Lucius le hubiera dado una trompada al pelinegro, pero estaba a punto de caerse, además esa mirada de compasión lo hacia debilitarse poco a poco. Como pudo se deshizo de las manos que lo sostenían, y con mucho esfuerzo salio corriendo, rumbo a su habitación; olvidando sellarla con los hechizos, dejando en la sala a un Severus paralizado y asombrado, además de preocupado.
Se tiro en su cama, atormentándose por no ser capaz de enfrentar a Snape, por ser tan débil con su sola presencia; arrepintiéndose de haberle conocido y sin darse cuenta ni quererlo enamorarse. Cuando sintió la puerta abrirse, y percibió el mismo olor dulzón que sintió en la sala. Ya no podría hacer nada, no podía escapar de ahí, lo único que quedaba era dejarse humillar más.
Sintió una mano acariciar sus cabellos, un escalofrío recorrió al rubio; el toque de esas manos eran tan calmante y excitante, que no podía resistirse. Lo único que pudo hacer fue caer en brazos de Morfeo, soñando con aquellas manos, manos que lo desvistieron y lo metieron en la cama; porque a pesar de todo, todavía creían que ese ser de cabellos platinados, era poseedor de una belleza que no debía ser de este planeta.
Reviews:
Moryn: Yo la daría, seria increíble poder manejar lo que siente por solo un momento.
Fue muy difícil encontrar una canción, así que dudo que el próximo tenga una canción que corresponda, pero intentare encontrarla.
MALIGNO
(Lucius)
Dentro muy dentro como un implante
Incrustado en mi interior
En mi cerebro loop implacable
Mi voluntad destruyo
Poquito a poco tú te instalaste
Eres huésped o invasor
El rubio salio de la biblioteca, pensando en lo fácil que había sido convencer a Black; parecía ser que al gryffindor no se le había pasado por la cabeza, que la poción que le había dado podría ser un veneno, pues, seria una forma fácil de acabar con el licántropo. Pero pensándolo bien, había sido muy amable, tan amble que le enfermaba; estaba ayudándole a Black a tener a Lupin a su lado.
Eso le trajo a su mente otra pregunta, que atacaba nuevamente la inteligencia de Black, ¿Por qué?, no se le había ocurrido preguntarle, ¿si la poción era tan buena, no se la daba a Severus?, de todas formas esa pregunta seria muy fácil de contestar; el y Severus, habían creado esa poción, un experimento mal hecho podría decirse, estaban buscando hacer un veneno ligero, que no matara en el acto, sino destruyera poco a poco. Y por cosas del destino, pudieron hacer algo que era entre un veriseatum y un imperius.
Y, que era lo ultimo que había pasado, ¿Cómo podría ocurrírsele al estúpido de Black, besarlo?, pues no había sido algo que se pudiera llamar beso, pero de todas formas. Y ¿Cómo había sido posible, que el, Lucius Malfoy, lo dejara hacerlo sin oponerse? podría ser, el que estuviera tan deprimido, porque aunque nadie lo notara, Lucius estaba haciendo un acto de valentia impresionante contra si mismo, estaba a punto de tirarse de lo alto de una torre; no había pensado en tomar somniferos o cortarse las venas, ya que esa era una forma de suicidio femenino. Y el quería morir como todo un Malfoy, peleando.
Estaba haciendo mucho frío, estaban en invierno y además ya estaba cerca de las mazmorras, apretó mas su bufanda y siguió con su camino; a lo largo de un pasillo, vio una figura rubia, con una cabellera no tan clara como la de el, pero de su misma estatura, y la reconoció era Narcisa. Cuando estuvieron cerca, se saludaron, y hablaron un poco; hasta que ella dijo que si salieran a ver la nieve. Lucius acepto, no tenia nada que hacer, excepto empacar (había decidió irse a casa en la noche), y bueno, salieron.
Era bello el paisaje que ofrecía los terrenos, todo tan blanco, contrastaba perfectamente con el negro de los árboles y la tierra. Hermosos copos de nieve bajaban, jugueteando en el aire, y la compañía que tenia junto, para Lucius era excelente.
Había sido una buena prometida, inteligente, educada, confidente, y también muy buena en la cama. Aunque era un compromiso arreglado, Lucius pensó que era un prospecto excelente; era increíble como pasaban de rápido las horas cuando se encontraban juntos, era una excelente amiga, no era como ninguna de esas niñatas estúpidas, que solo podían hablar de su cabello, y de que si habían subido de peso.
Tiñes mis días de fatal melancolía
Y porque no, también era muy bella; ese cabello rubio aunque mas oscuro que el suyo era hermoso, esos ojos, entre azules y verdes, unos labios finos, apetecibles, y en su rostro no podía distinguirse una sola mancha, ya fuera un lunar o una simple peca. Y además de todo, se comportaba como el; frente a todos con una actitud arrogante y superior, pero con sus amados, en una actitud tan humilde y servidora, que muchas veces se creía que no eran los mismos.
Despertó, cuando sintió una bola de nieve darle en la cara y vio a Narcisa reírse; el le siguió el juego, y duraron así hasta que empezó a nevar fuerte y tuvieron que entrar. Lucius saco de su bolsillo, un chocolate relleno y se lo dio a Narcisa, ella por su parte lo partió en dos y se calentaron un poco. Decidieron ir a la sala común a calentarse, se sentaron frente a la chimenea, en la silla que Lucius ya tenia resguardada para si, y Narcisa en la que prácticamente le pertenecía a Snape.
Snape, donde podría encontrarse en estos momentos, ya era noche y debería estar en la sal común, ya que empezaba las vacaciones y no era necesario ir a la biblioteca. Seguro estaba con Lupin. Pues, que disfrutar lo que le quedara de felicidad porque muy pronto Lupin se alejaría de su lado.
eres el hacha que astilló toda mi vida
premeditada y divina
Narcisa le recordó, que debían bajar al gran comedor, para cenar. Salieron los dos juntos, hablando y hablando, siempre felices, nunca habían peleado, y estaban seguros cada uno por su parte, de que si algún día llegaran a pelear, seria por algo muy grave y eso no tendría vuelta de hoja.
Habían olvidado cambiarse de túnicas, así que Narcisa las seco, y Lucius convoco un hechizo calentador, que logro que les pasara el frío mientras caminaban. Llegaron al gran salón tomados de gancho, para ellos andar cogidos de la mano era muy cursi y además eso era solo para los enamorados.
Se sentaron juntos, comieron del mismo plato, tomaron de la misma copa, rieron de las mismas cosas; era prácticamente igual que siempre, lo único que cambiaba era la no presencia de Severus, que tampoco se encontraba en el comedor, para alivio de Lucius, que no quería verlo y mucho menos hablarle.
Narcisa dejo a Lucius en el salón común, ya que ella debía empacar; Lucius no se preocupo, mas tarde lo haría, de todas formas Narcisa era una chica y debía tener calculado donde dejaba todo; para el, eso era una perdida de tiempo, entonces, para que existían los hechizos ordenadores.
Se quedo mirando las llamas, su movimiento, como algunas veces centellaba; cerró los ojos y echo para atrás su cabeza, esperando que pasaran las chispitas de colores. Sintió un frío entrar, un frío que recorrió toda su columna y creo un nudo en su garganta, percibió un aroma, un aroma dulzón, que trastorno los sentidos del rubio; un olor que subió hasta su cerebro, nublo su vista y lo hizo tambalearse.
Tenia que irse, no quería, mejor dicho, no era capaz de enfrentársele; pero si se levantaba, era posible que lo llamara. Así, que decidió bajar la cabeza y rogar para que el pelinegro pasara sin notar su presencia.
Cruel y despiadado me has humillado
Y sin embargo aquí estoy
Aunque me ultrajes aunque me uses
Siempre a tu disposición
se acabo he llegado al limite
de mi ciega devoción
Lucius, creyó que el peligro había pasado, hasta que sintió un ser, algo oscuro; sentarse en el sillón donde antes se había encontrado Narcisa. A pesar de la ira y el miedo, que sentía, decidió mirarlo y en ese momento supo, que los Ángeles no era como los describían, no eran dulces ni mucho menos comprensibles; tampoco, que las criaturas eran las veelas. Lo que vio frente a él, era la imagen más hermosa que sus ojos habían podido ver.
Un poco sonrojado, por la cantidad de sentimientos encontrados, volvió su vista a las llamas, tratando de ignorar esa presencia, aquella presencia que lo dominaba, lo entristecía y lo hacia airarse. El rubio dio la intención de pararse, pero el pelinegro pronuncio su nombre, llamándolo. Lucius no pudo resistirse a esa voz sedosa que penetro por todos los poros de su cuerpo y volvió a tomar asiento.
Miro al pelinegro, tratando de aparentar repugnancia indiferencia; pero no el era posible dominar la dilatación de sus pupilas, el rubor en sus mejillas y el brillo antinatural que poseían sus ojos. El pelinegro lo estaba mirando, y aunque advirtió cada sentimiento del rubio, no demostró ninguna emoción.
venia a explicarte lo de anoche- dijo Snape tú no tienes porque darme explicaciones- respondió cortantemente Lucius. No tengo porque, pero por la expresión de tu rostro, se que necesitas oírlas- finalizo el pelinegro.
En ese momento, lo único que sentía Lucius era un odio inmenso, los demás sentimientos se esfumaron de un momento a otro; el punto débil de un Malfoy, era su orgullo, y Snape, (SNAPE) lo había herido de una manera impresionante, además d que lo había dejado sin poder contestar. No le era posible mentirle, ya que lo conocía tan bien, que lo notaria. Además de que ese maldito nudo en la garganta, ese si no había desaparecido y para hablar hacia un esfuerzo sobrenatural.
por favor, Snape. No te creas tan afortunado, además tú y yo no teníamos nada como para reclamarnos. Y, lo que tu hagas con tu vida, no me importa en lo mas mínimo. Dijo el rubio.
Lucius se paro esta vez si con la intención firme de largarse, pero el otro lo tomo de un brazo, lo tomo del rostro y le di un beso, un beso de los que solo el podía dar, maldijo entre si, además de que era tan patético el que le estuviera correspondiendo en el beso, sus rodillas flaquearon, y lagrimas comenzaron a bajar. Cuando Severus termino el beso, tuvo que detenerlo para que no se cayera, además deque por fin demostró una emoción en toda la noche: lastima.
El rubio se encolerizo y trato de parar las lagrimas, esfuerzo que fue en vano; lloro por el nuevo sabor de sus labios, los que siempre sabían a café, ahora tenían un sabor a chocolate, lloro por ya no tenerlo y lloro por llorar, por mostrarse así de débil.
Quiero desintoxicarme
cortar esa dependencia
antes que sea tarde
Si hubiera poseído la fuerza necesaria, Lucius le hubiera dado una trompada al pelinegro, pero estaba a punto de caerse, además esa mirada de compasión lo hacia debilitarse poco a poco. Como pudo se deshizo de las manos que lo sostenían, y con mucho esfuerzo salio corriendo, rumbo a su habitación; olvidando sellarla con los hechizos, dejando en la sala a un Severus paralizado y asombrado, además de preocupado.
Se tiro en su cama, atormentándose por no ser capaz de enfrentar a Snape, por ser tan débil con su sola presencia; arrepintiéndose de haberle conocido y sin darse cuenta ni quererlo enamorarse. Cuando sintió la puerta abrirse, y percibió el mismo olor dulzón que sintió en la sala. Ya no podría hacer nada, no podía escapar de ahí, lo único que quedaba era dejarse humillar más.
Sintió una mano acariciar sus cabellos, un escalofrío recorrió al rubio; el toque de esas manos eran tan calmante y excitante, que no podía resistirse. Lo único que pudo hacer fue caer en brazos de Morfeo, soñando con aquellas manos, manos que lo desvistieron y lo metieron en la cama; porque a pesar de todo, todavía creían que ese ser de cabellos platinados, era poseedor de una belleza que no debía ser de este planeta.
Reviews:
Moryn: Yo la daría, seria increíble poder manejar lo que siente por solo un momento.
