CAPÍTULO 6: PELIGRO EN LA ESCUELA

Esa mañana, Kiki acompañó a Myra a la escuela de nuevo. De nueva cuenta, el chico sentado junto a la puerta la miraba con interés. Myra y Kiki se percataron de ello.

-Ten cuidado, Myra- dijo Kiki en voz baja- esto no me agrada...-

-Ni a mí- dijo ella- tendré cuidado-

-Vendré esta tarde- dijo Kiki, sonriendo. Besó a la chica en los labios con ternura, y desapareció. Ella sonrió, pero se sonrojó al ver que Altaír estaba ahí y los había estado observando.

-¿Qué?-

-Nada- dijo Altaír-apuesto que tu padre no sabe que te estás besando con ese tipo...-

-¿Y porqué te molesta tanto, Altaír?- dijo Myra en un tono muy peculiar- ¿acaso estás... celoso?-

-¿Yo? ¡No!- exclamó Altaír, sonrojándose- ¡pero se lo diré a tu padre!-

A Myra le provocó mucha risa. Las palabras de Altaír atrajeron la atención de una pareja que iba a entrando. La chica tenía los cabellos negros y los ojos azules. El chico era de cabellos castaños y ojos color azul-verde. Ambos tendrían catorce o quince años.

-Ten cuidado, muchacha- dijo la chica a Myra- que no se entere tu padre, porque se pondrá desagradable...- Myra la miró algo fastidiada. Odiaba que hablaran así de su padre. La chica continuó- no te enfades... lo digo porque mi padre no me entiende...-

Myra iba a contestar que no le interesaba, pero el chico que iba con ella, su novio al parecer, habló primero.

-¿Qué sucedió anoche con tu padre, Karina?-

-Nada, Héctor- dijo la chica- mejor vámonos o llegaremos tarde...-

La pareja entró. Myra y Altaír hicieron lo mismo. Myra deseaba entrenar en el Santuario más que ir a la escuela.

El chico en la puerta sonrió y sacó su teléfono celular.

-Ya está dentro-dijo- procedan...-

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En el Santuario, era el día libre de los aprendices de Umi, así que Arika aprovechó la mañana para entrenar a su aprendiz. Era un chico de quince años, más alto que su maestra, y muy delgado.

-¡No de nuevo!-

-Ah, que más da- exclamó Arika, derrotada- está bien, descansa y esta tarde continuamos...-

-Arika, ¿te sientes bien?-

-Sí, claro- dijo ella- ¿porqué preguntas?-

-No, por nada...- dijo el chico, aunque mirándola sospechosamente. Estaba actuando muy extraño.

-Como sea- dijo Arika- te veré mañana, Takato...-

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Shaka llevó a Raji a casa de Camus. Ahí estaban también Shura y Milo, con sus hijos.

-¿Qué sucedió, Shaka?- preguntó Milo.

-Nada aún- dijo éste- pero parece que Mu ya descubrió quien es nuestro enemigo-

-¿Y quién es?- preguntó Milo.

-Alguien con quien ya hemos luchado- dijo Shaka- o mejor dicho, alguien contra quien ya han luchado los caballeros de bronce...-

-¿Contra quién?- dijo Shura sin entender.

-Poseidón-

-¿Qué?- dijo Shura- no me digas que otra vez Julián...-

-No- dijo Shaka- esta vez no es Julián-

-¿Entonces?- preguntó Milo.

-Parece que Poseidón no ha encarnado aún- dijo Shaka- pero ya está comenzando a actuar, por medio de otra persona...-

-Como Kanon la última vez- dijo Camus. Shaka asintió- ¿se lo han dicho a Saori?-

-Lo intentamos- dijo Shaka- pero nos ha prohibido entrar al Santuario...-

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En la escuela, Myra salió de una clase y tenía una hora para almorzar. La cafetería estaba llena, como siempre. Pasó junto a dos sujetos de traje negro y lentes oscuros en la entrada que hablaban agitadamente, y no le prestaron atención. Ya estando dentro, Myra sintió que alguien la tomó del brazo. Se volvió asustada y vio que era Altaír.

-¡No vuelvas a asustarme así!- dijo Myra.

-¡Myra!- dijo Altaír- tienes que irte...-

Myra lo observó bien. Estaba pálido y sudoroso.

-Altaír, ¿qué sucede?- preguntó alarmada.

-¿Ves a esos tipos?- dijo señalando a los hombres de traje- vienen por ti...-

-¿Qué dices?-

-Los escuché cuando hablaban- dijo Altaír- te buscan a ti, estoy seguro...-

Myra se asustó. Agradeció a Altaír y trató de salir de la cafetería por la otra puerta, pero también ahí había un guardia. Uno de los hombres se percató de su presencia y comenzó a perseguirla, llamando la atención de los demás presentes. El altavoz sonó.

-'Atención. Habrá una recompensa de cincuenta mil Euros a quien ayude a atrapar a una chica de ojos color verde y cabello castaño, con dos lunares rojos en la frente...'-

Myra salió de la cafetería burlando a los guardias y perdiéndose en la multitud. Sacó una banda de su bolsa y se la puso en la frente. Había al menos otros veinte hombres buscándola, pero la escuela era grande. Subió al último piso y se refugió en un baño.

-No puedo creerlo- murmuró para sí misma, sentándose en una esquina, bajo el lavabo- ¿cómo voy a salir de aquí...?-

De pronto, la puerta se abrió. Alguien había entrado y cerró la puerta. Myra escuchó que alguien ponía el pasador. Se levantó y vio a la pareja que se había encontrado en la entrada esa mañana. La chica se acercó a Myra quien, instintivamente, dio varios pasos hacia atrás para alejarse de ella, hasta que la pared le impidió continuar. La chica acortó esa distancia y con un rápido movimiento le arrancó la banda de la frente.

-No seas tonta- le dijo- ¿creías que con esto podías engañar a alguien?-

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En ese momento, Mu sintió un cosmo conocido, pero no podía identificar a su dueño. Alguien le pedía ayuda, pero no podía reconocer quien era. De la misma manera, en la casa de Aries, Kiki sintió el mismo cosmo.

-Me pregunto quien será...-

-¿Me...me vas a entregar?- preguntó Myra asustada.

-No seas tonta- repitió la chica- hemos venido a ayudarte...-

-¿Ayudarme?- preguntó Myra- ¿y porqué?-

-Tardé un poco en reaccionar- dijo la chica- pero conozco a tu padre. El fue un caballero dorado de Aries, y se llama Mu...-

-¿Cómo lo sabes?-

-Porque- continuó la chica- mi padre y mi tío también fueron los caballeros dorados de Géminis...bueno, en orden inverso: primero mi tío y luego mi padre-

-¿Quiénes?-

-Mi padre se llama Kanon- dijo la chica- y mi tío Saga...- Myra sonrió y asintió al reconocer los nombres de los caballeros. La chica continuó- me llamo Karina, y él es mi novio Héctor...-

-Me llamo Myra- dijo ella.

-Ese chico con el que estabas en la mañana, Kiki- dijo Héctor- es amigo de mi hermano mayor, que es un caballero de plata, de la constelación de Orión...-

-Bueno, Myra- dijo Karina, abriendo su mochila y sacando varias cosas- vamos a ayudarte a salir de aquí...-

-¿Pero cómo?- preguntó Myra- hay hombres buscándome por todas partes y, como me dijiste, no creo que engañe a alguien con una banda...-

-No te preocupes- dijo Karina- tengo algunas cosas que nos ayudarán: maquillaje, lentes de contacto y un cambio de ropa...-

-Me salvarás la vida- dijo Myra.

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Arika estaba tirada en su cama, en la casa de Piscis. Miraba melancólicamente al techo. Extrañaba al chico, y no le importaba lo que Umi le dijera. Se sentía deprimida. En ese momento, escuchó pasos. Se levantó rápidamente para ver quien se acercaba.

Era un caballero de plata, de la constelación de Orión. A parte de su armadura blanca plata, llevaba una capa del mismo color y su tiara entre las manos. Su cosmo era tan poderoso como el de un caballero dorado.

-¿Tú?- dijo Arika- ¿qué has venido a hacer aquí?-

-A verte- dijo el recién llegado.

-¿Y eso porqué?-

-Umi me contó lo que sucedió con Diego, y...-

-Ese no es tu problema, Rigel- interrumpió Arika, y le dio la espalda para salir de la habitación. Rigel se lo impidió tomándola de la mano.

-Escúchame- dijo Rigel- espera...-

-¡Suéltame!- dijo Arika enfadada, zafándose de él y encendiendo su cosmo- ahora vete de aquí si no quieres que te acabe...-

Rigel sonrió melancólicamente. Sus hermosos ojos color azul-verde se humedecieron ligeramente.

-Está bien, Arika, si eso es lo que quieres...- dijo Rigel- tengo antes que ir con Saori y Julián...-

-Entonces ve y deja de perder el tiempo aquí...- dijo Arika y, al ver que Rigel no se movía, salió ella misma rumbo a la casa de Escorpión. Rigel se quedó mirándola con tristeza.

-No sé porque te aferras tanto a él, que ya no te quiere- murmuró el caballero de plata- si yo te quiero tanto...-

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-Bien, creo que ya fue suficiente con eso- dijo Karina, y alcanzándole a Myra un espejo. Parecía otra. El maquillaje había ocultado las dos marcas rojizas en su frente. Sus ojos ahora eran de color castaño, gracias a los lentes de contacto. Karina había arreglado su cabello, haciendo dos delgadas trenzas en él. Y con esa ropa y ese peinado, ya estaba irreconocible.

-¿Ya terminaron?- preguntó Héctor.

-Sí- dijo Karina, guardando todas sus cosas de nuevo en la mochila- ¿qué te parece?-

-Genial- dijo Héctor- nadie te reconocerá así, Myra. ¿A dónde planeas ir?-

Myra lo meditó un momento. Ir a su casa era demasiado arriesgado, no sabía si había más hombres como esos siguiéndola.

-Al Santuario- dijo Myra.

-De acuerdo- dijo Karina- vamos entonces...-

Pero en ese momento, se escuchó que alguien intentaba abrir la puerta con una tarjeta. Myra se asustó.

-Calma, Myra- dijo Karina- tengo un plan. ¿Ves esa ventana?- dijo señalando- esa ventana da a un patio. Sal por ahí y espéranos...-

-Pero, ¿qué será de ustedes?- preguntó Myra.

-Tengo un plan- repitió Karina- haz lo que te digo-

-De acuerdo- dijo Myra.

Héctor la ayudó a salir por la ventana. Una vez que Myra ya estaba del otro lado, Karina se desacomodó la blusa. Los dos chicos procedieron a besarse muy apasionadamente, justo en el momento en que abrieron la puerta. El director y cinco hombres con traje, lentes oscuros y armas. Karina y Héctor fingieron sorpresa.

-¡Héctor! ¡Karina!- bramó el director- ¡es la tercera vez en esta semana! ¡Sus padres sabrán de esto! Ahora fuera de aquí los dos...-

-Procedan a revisar el lugar- dijo uno de los hombres, mientras Karina y Héctor se escabullían.

-Ese idiota del director...- murmuró Karina- mira que aliarse con esos tipos...-

-Y además, no me va a meter miedo- dijo Héctor- no tengo padres, y a mi hermano no le importa lo que haga...-

-Bueno, basta de charlas y vayamos por ella- susurró Karina a Héctor.

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-¡Umi!- gritó Arika cuando llegó a la casa de Escorpión. Umi salió.

-¿Qué sucede?-

-¿Qué necesidad tienes de decirle a todo el mundo lo que me sucedió con Diego?- gritó Arika enfadada.

-¿De qué hablas?- preguntó Umi, sorprendida- claro que debía decirle a Shun...-

-No hablo de Shun- dijo Arika- se lo contaste a Rigel-

-Claro que sí- dijo Umi- estaba preocupado por ti, porque te notó muy triste...-

Arika no esperaba esta respuesta. No respondió.

-Arika- continuó Umi- ya es hora de que te olvides de él. No volverá...- suspiró- en cambio, Rigel te ha esperado todo este tiempo, y cuando elegiste a Diego, respetó tu decisión-

-Pero yo pienso que...-

-No lo pienses- interrumpió Umi- tu corazón sabe que es lo mejor para ti...-

-No me sermonees, Umi- dijo Arika- ya me voy...-

Cuando salió, Shun abrazó a Umi por la espalda.

-Pobre Rigel- dijo Shun. Umi asintió.

-Lo sé- dijo ella- yo ya hice lo que pude... ahora todo depende de él...-

-¿Depende de quién?- preguntó Shun. Umi suspiró.

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Milo estaba en casa de Camus, conversando.

-Hola, Milo- saludó Sarina, la esposa de Camus, con una sonrisa.

Ambos conversaban sobre lo que Shaka y Mu les habían advertido.

-No ha sucedido nada aún- dijo Milo.

-No te precipites, Milo- dijo Camus- estoy seguro de que todo comenzará cuando menos lo esperemos...-

-Bueno, pero espero que sea pronto- dijo Milo- tanta espera me desespera...-

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CONTINUARÁ...