Disclaimer: Todo es de Rumiko Takahashi. La canción usada como soundtrack del fic es MONTERO de Lil Nas X.

Advertencia: Diversidad sexual en los personajes, lemon y algo de OoC [hago lo posible por mantenerlo en la raya, amigos].

Nota: Este fic está inspirado en un tiktok que vi hace tiempo. Una mención especial a mi querida CrisUL por comentarme sobre la sexualidad de InuYasha y abrir mi mente todavía más ante las posibilidades. Como siempre, un genio.

| De antemano, espero no ofender a nadie con este fic. Leer bajo su responsabilidad.

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Dedicatoria especial a Gaby Hina-Lema, por todo su apoyo en este proceso para continuar por lo menos con los cuatro cortos de este fic.

Agradecimiento especial a la maravillosa reina TaishaSelene PORQUE QUÉ OBRA DE ARTE DE PORTADA, EH. TE AMO, HERMANA.


Rainbow House » Casa Arcoíris

1

—Ya verás que… —mientras con sus dedos deslizaba el delicado brillo labial rosa para humectarse, miraba con atención su reflejo en el espejo— te vas a divertir —enderezó el cuerpo y sonrió ante su propia vista.

Se acomodó el cuello de su chaqueta de mezclilla.

La azabache se alzó la cerveza y puso los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza y sonreía de lado. Inspiró hondo cuando el líquido espumoso y helado pasó por su garganta, ensordeciéndola unos segundos. No diría nada ante eso, simplemente no tenía ningún comentario en concreto.

»—¿Qué esperas que no te cambias y te maquillas? —La vio con una expresión seria, moviendo animadamente las manos para que ella espabile, pero no logró más que un nuevo suspiro—. La ruptura con el imbécil de Bankotsu aún te tiene muy afectada, aunque ya haya pasado mucho.

La aludida achicó los ojos y siguió en silencio. Ocho meses ya, parecía mentira que su relación más bonita y duradera se había acabado tan rápido y por razones tan estúpidas. Por mucho tiempo había estado ignorando que la soledad le estaba afectando como hacía mucho que no y admitía que su cuerpo sufría los estragos físicos de no tener absolutamente nadie a su vera, además de lo mucho que todavía extrañaba a ese imbécil.

»—¿Hola?

Sin embargo, la insistencia de su mejor amigo se había vuelto un constante martillar en su cabeza para darle paso a esa parte de ella que quería divertirse y por qué no, encontrar a alguien que pudiera saciar su necesidad casual y olvidarse un poco de toda la mierda que le sobrevenía cada aniversario después de él.

—¿Crees que sea buena idea? —Habló por fin y dejó la cerveza sobre el escritorio en el que estaba recostada.

Él suspiró hondo y cerró los ojos un par de segundos, pensando en cuál sería su siguiente comentario.

—La última vez que fuimos a un bar convencional, te sentías aburrida como una ostra —de solo rememorar aquella noche, sintió escalofríos—. Yo creo que esta salida te gustará, conozco amigos que irán esta noche que son muy divertidos —le sonrió ampliamente y lo más dulce que pudo, dándole apoyo a través del gesto—. Solo quiero que vuelva la K que conozco.

La chica se mordió los labios… nunca —después de su ex— estaba de ánimos para salir, no importaba el lugar, sin embargo, la propuesta que le había hecho Jak se oía bastante interesante. La verdad era que en el fondo sí que quería ir; además, le enterneció la mirada de su amigo y las intenciones de verla feliz.

—De acuerdo, Jak, pero tú invitas —finalmente sonrió amplio y se enderezó, con intenciones de entrar a ducharse.

Él pegó un gritito emocionado y le devolvió el gesto.

—Lo que diga mi reina.


Desde que había entrado, la música pegadiza y entonada le había hecho vibrar el cuerpo hasta que le arrancó una risilla tonta. Había empezado moviendo la cabeza, después las manos, cerró los ojos y se dejó llevar por el ritmo mientras Jakotsu, cerca, saludaba a todos sus amigos. Ella no tomó demasiado en cuenta aquello, hasta que él le avisó que la dejaba unos segundos en buenas manos y desapareció entre la multitud. Quiso gritarle que se quede, pero ella también podía quedarse sola un rato.

—Por fin te conocemos, Kagome; Jakotsu siempre habla mucho de ti.

La aludida regresó la vista de inmediato hacia la persona que le había hablado. Abrió mucho los ojos ante la impresionante visión que tuvo y sonrió genuinamente. Le halagaba sobremanera ese comentario, pero no podía esperar menos de su mejor amigo.

—Vaya, yo…

—Y veo que no miente… —también sonrió y su dentadura perfecta iluminó el espacio entero. Kagome se preguntó si siempre sonreía tan encantadoramente—. Eres preciosa.

Ante el cumplido, el sonrojo le cubrió toda la cara y no pudo evitar encogerse un poco de hombros, apenada.

—Por Dios, exageran.

Soltó una ligera risotada ante el comentario y le extendió la mano de forma amable.

—Soy Hitomiko —le dijo, todavía sonriendo.

—Kag-… ¡Dios, no puedo creerlo!

Ambas volvieron a reír luego de aquel momento que Kagome consideró extremadamente bochornoso y del que se quejó dándose un ligero golpe en la frente.

—¿Te parece si vamos a bailar en lo que Jakotsu regresa? —Le ofreció entusiasmada, esperando una respuesta positiva.

—Sí, claro, si vine a divertirme. —Sin dudarlo, la azabache aceptó y llevada de la mano, ambas avanzaron un poco más al centro de la pista, dejando la barra de lado.

Mientras la música se apoderaba de sus cuerpos, Higurashi no pudo dejar de observar lo distinto que era aquel bar. Automáticamente entendió por qué se llamaba «Rainbow House»: toda la decoración era hogareña; había varias mesas con sillas en donde la gente se sentaba a disfrutar de alguna bebida con sus parejas o amigos; la iluminación se trataba de lámparas de luz amarilla colocadas en mesitas de noche en varios puntos del bar y en las paredes, de color rojo, como si de una habitación se tratara, podías ver bien por dónde ibas, pero no estaba demasiado iluminado; si se seguía recorriendo, se podía hallar algunos sillones muy cómodos para una sola o dos personas, todos daban a la barra; hacia la derecha del bar había un escenario con un par de tubos para espectáculos y aquel espacio sí que se iluminaba con luces neón verticales con colores del arcoíris, como si se tratara de dos polos del mismo lugar, la forma en la que tenías la diversión dentro de casa. Hizo un gesto de apreciación ante el concepto y pensó que era innovador, por lo menos diferente a todo lo que había visto antes. Era un lugar extraño, pero tenía esa mezcla de colores y toque acogedor que le hacía creer que estaba en una casa.

Sus ojos cafés se detuvieron cuando se enfocaron en la ancha espalda de un hombre con cabello plateado que, al parecer, acababa de llegar. Se disponía a sentarse en el sillón más grande, rojo, acolchonado y sofisticado, como si estuviera reservado solo para él. Sintió que el corazón le palpitó muy fuerte cuando él miró a alguien a su derecha y pudo ver su perfil… era atractivo como no recordaba haber visto a alguien en mucho tiempo después de Bankotsu. Por un par de segundos, olvidó por completo que bailaba con Hitomiko y toda su energía se concentró en observar a aquel hombre como si la vida pasara en cámara lenta.

El ejemplar se sentó por fin en su enorme sillón, imponente, como si su figura y altura dominaran todo alrededor. Tenía actitud de líder, se notaba que lo era y, al parecer, todos lo sabían. Sin esperar demasiado, una hermosa chica vestida de blanco y un apuesto chico vestido de negro, se acercaron a él y le ofrecieron algo de beber. Para Kagome no pasó por alto la mirada lasciva que el extraño pasó por ambos jóvenes. Sonrió, fue una media sonrisa mientras se dirigía a tomar lo que le ofrecía el chico. Su corazón dio un vuelco.

Solo a ella se le ocurría pensar que encontraría sexo hetero en un bar gay.

—¿Kagome?

La voz dulce de su pareja de baile la volvió de vuelta a la tierra después de su distracción. Sintió como si volviera a respirar después de retener el aire por mucho tiempo y sintió tanta vergüenza por su ensimismamiento y desatención, que agachó la mirada.

—Lo siento, Hitomiko, me distraje con…

—No, yo lo siento —se adelantó ella y trató de no preocuparla—. Sé que eres hetero, lo sé por Jakotsu —habló rápido, asintiendo de la misma forma—. Y déjame decirte que eres preciosa, no puedo evitar sentirme atraída —prosiguió y vio cómo la joven se ponía todavía más roja—. Lo lamento, tengo que decírtelo, son mis sentimientos y creo prudente que los sepas, pero… —puso las manos sobre los hombros de la azabache—, quizás me sobrepasé pidiendo que vengas a bailar conmigo y te incomodé.

Ella negó automáticamente con la cabeza.

—No es eso, para nada —se mordió los labios sin saber qué más decir. Distraída, llevó su vista hasta el atractivo hombre que estaba a un par de metros y disfrutaba de su bebida.

«Qué mal día para ser hetero» se reprendió mentalmente. Bankotsu jamás había sido tan espontáneo y simpático con ella como lo era Hitomiko y, para colmo, le atraía un extraño que evidentemente era inalcanzable para ella. Se sentía tonta.

Antes de poder decir algo más, la voz de su mejor amigo enfocó la atención de ambas mujeres en la barra. Se acercaron de inmediato ante el llamado del apuesto joven que abrazaba a uno de sus amigos por los hombros.

—Bien, el día de hoy, vine con esta reina —la presentó ante sus amigos y todos soltaron un chillido de aprobación—. Así que quiero que la traten como tal. —Kagome se volvió a sonrojar por aquella presentación y sonrió. Ese tipo de detalles eran los que siempre le recordaban por qué Jak era su mejor amigo—. ¡A la reina lo que pida!

—¡Sí! —Corearon todos.

El nuevo bullicio en la barra despertó su atención de forma repentina, desviando sus pensamientos vagos y mirada sin rumbo en el bar. Se enfocó en la pequeña multitud de personas que ahora se alzaban shots como si no hubiera un mañana; su vista, finísima como siempre, logró captar a la persona que parecía ser festejada en el grupo de amigos. Pestañeó un par de veces para divisarla mejor entre la multitud. Su cabello azabache caía como una cascada sobre su espalda, impidiéndole una vista de su vestimenta.

Cuando la joven se dirigió a la persona más cercana a ella y sonrió, pudo ver su perfil con facilidad. Un repentino interés atractivo lo hizo alzar las cejas.

Y, con cuidado, se remojó los labios antes de llevarse la bebida de nuevo a la boca sin quitar la dorada mirada de aquella mujer.

»


Parece el típico fic cliché en el que Kagome es una mujer especial y diferente a todas las que InuYasha ha conocido. Y tienen razón, para eso está hecho.

Siempre consciente de mis cagadas, nunca inconsciente de ellas.

Quería cerrar esto diciendo que tengo ansias de saber qué piensan.

Mención especial también a Marlenis Samudio, Laurita Herrera, Rodriguez Fuentes, Rosa Taisho y Lis-Sama por su apoyo previo.

EDIT. LA TRAMA DE ESTA HISTORIA ES DE CONOCIMIENTO TOTAL DE LA AUTORA CRISUL, QUIEN ESTUVO DURANTE MI PROCESO CREATIVO DESDE QUE VI EL VÍDEO QUE ME INSPIRÓ. Gracias de nuevo a ella.