El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
III
The Big Bad Green-Eyed Monster
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- No digas nada. Se te ve en la cara - otro día, la misma pacífica banca del parque, una Anna que hervía por dentro y un Len Tao que parecía no haber dormido lo suficiente.
- A ti también se te ve - retrucó, vengativa, pero luego se hundió de nuevo en la banca, abrazada a su bolso.
- Sabes, Anna, no creo que lo tuyo sea para tan.... AAAYYYY!!!! - la rubia había recuperado su usual forma de ser lo suficiente como para clavar un certero codazo en las costillas del joven chino.
- ¿¿¿¡¡¡QUE NO ES PARA TANTO!!!??? - el agudo grito hizo que algunos paseantes se volvieran a mirar a la llamativa pareja sentada en la banca. Consciente de ello, Anna volvió a abrazar su bolso y bajó la voz - Yo sabía que me iba a ir mal, ¡lo sabía! Los he visto juntos por casualidad DOS veces en una semana...
- Eso no significa que estén saliendo - adujo, razonablemente.
- Yoh no se atrevería. Soy su prometida y me debe respeto.
- Pero tú también se lo debes a él - dijo Len, cubriéndose por si acaso otro ataque. Pero el ataque no vino, y los ojos oscuros de Anna se volvieron a mirarle, sospechosamente brillantes. ¿Lágrimas? ¿ANNA? El mundo estaba enloqueciendo.
- Tienes toda la razón - su voz era firme, aunque flaqueaba su ánimo -, no estoy respetando los derechos de Yoh, ni sus sentimientos. Pero es que ni siquiera sé CUÁLES son sus sentimientos. No sé si siente algo por mí, y cuando se muestra cariñoso siempre dice, como por casualidad, que soy su amiga. ¿Qué debo pensar?
- ¿Y... si le preguntas?
El fuego inundó los ojos de Anna.
- ¡JAMÁS!
- ¿... y si te pones en plan conquista a ver qué hace?
- LEN TAO!!! ¿QUIERES MORIR? ¡Anna Kyôyama jamás se rebajará a insinuarse como una prostituta!
- Vale, vale, no grites. ¿Quién diría que la señorita de las Nieves tiene ese carácter? La imagen, Anna, la imagen...
- Cállate - le dijo ella, en un susurro urgente, mientras miraba por encima de su hombro.
- Oh-oh. Hay alguien que viene, ¿eh? ¿Quién es?
- Horohoro, Pilika, Ryu, Yoh y la tal Suisei. ¿Qué diablos harán en el parque a estas horas?
- El lenguaje, Anna, vigila tu lenguaje. Oh, maldición - murmuró, al comprender la frase entera.
- Vigila el tuyo, dragoncito...
- ¡Hey! Pero si son Anna y el señorito!!! - Horohoro no sabía cuándo callarse, y menos cuándo bajar la voz. El grito casi los hizo saltar de la banca - ¿Qué se traen entre manos, eh? Es muy sospechoso que ustedes anden tan juntitos... cuando llegamos, y hoy otra vez...
Contra toda expectativa, Anna sintió que se ponía roja. Len miraba a todas partes menos a los recién llegados.
- ¿QUÉ INSINÚAS? - el susurro sibilante de la rubia fue más efectivo que si hubiera gritado a voz en cuello, porque inmediatamente el chico (no tan chico) de pelo azul saltó hacia atrás y comenzó a gesticular nerviosamente.
- ¡¡¡Nada, nada, Annita!!! ¡Era una broma, chica! Caramba, si tú estás...
Ante la perspectiva de que soltara algo peor, Pilika le dio un pellizco tan fuerte que lo hizo aullar
- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYY!!!!!
- Tiene razón la pequeña. Ni yo soy tan indiscreto - apuntó Ryu, con sorprendente lucidez.
- ¡Tú a callar! ¡¡Piliiiiiiikaaaa!! ¡Ésta me la pagas!
- ¿Ah, sí? ¿Y cómo?
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!
Mientras los hermanos se gritaban, Anna miró a Yoh. Éste miraba la pelea con su sonrisa de siempre, soltando de cuando en cuando aquella risita irritante. La pelirroja miraba también la pelea, riendo y volviéndose cada tanto a mirar a Yoh, a quien tenía a lado.
¡ESA DESCARADA! ¡ESA ZORRA! ¿Qué hacía agarrada del brazo de Yoh, y frente a su prometida? Los ojos oscuros de Anna echaron chispas, y de no ser por Len que la vio a tiempo y la sujetó con fuerza por el brazo, a buen seguro que de la señorita soy-perfecta-y-quito-novios sólo habría quedado un montoncito de cenizas en el suelo.
¿¿¿¿Y QUÉ C****** HACE YOH DEJÁNDOSE AGARRAR DE ESA MANERA????
Una venita roja palpitaba fuera de control en la frente de Anna, que parecía a punto de estallar. Consciente de ello, y a pesar de no perder ojo de lo que sucedía entre los hermanos (que ya se habían chillado y tirado de los cabellos cual colegiales), Len tuvo el buen sentido de ponerse de pie y empujar a Ryu (lo que dio lugar a una enconada discusión) para distraer a los que necesitaban ser distraídos.
Terminaron siendo separados por el mismísimo Yoh, que había logrado deshacerse (por un momento) de la llave que la pelirroja le tenía aplicada en el brazo. Al menos ya no estaba agarrada a él, y Anna tuvo unos minutos para calmarse.
O para intentarlo, al menos. Ahora sabía de veras lo que era tener celos. Y era horrible.
Ya sabía porqué no le había preocupado la adoración de Tamao por Yoh. Ella no había visto competencia alguna en la despistada niña del pelo rosa, no le había preocupado en lo más mínimo; pero esta mujer pelirroja era peligrosa, lo había intuido de inmediato. A diferencia de Tamao, era inteligente, llamativa y astuta y no parecía tener ningún escrúpulo por el hecho de que Yoh estuviera comprometido.
¿Qué iba a hacer Anna ahora? Esta mujer la estaba desafiando abiertamente, y no era como si Yoh estuviera sacándosela de encima como una papa caliente. Hombres...
El peligro era inminente.
- ¡Vale, basta ya, no se peleen, muchachos! ¡¡¡Horohoro, Pilika, ustedes también!!! - ante la voz de la "razón", todos se detuvieron como por encanto. Era el "efecto Asakura", como Manta lo había bautizado un día - ¿Qué les parece si nos calmamos y nos vamos todos a cenar a casa?
Anna: ¿¿¿¿QueQUÉÉÉÉÉ???? ¿Qué diablos quiere hacerme ese idiota? ¿va a meter a la ridícula esta en NUESTRA casa? Lo mataré, lo mataré, lo-
- ¡¡¡¡Yoooooohhhhhhhh!!! - se quejó Manta... le iba a tocar hacer comida para uno, dos, tres, cuatro...
Seguía contando cuando Ryu saltó entusiasmado:
- ¡Sí, señor Yoh! ¡Así podré probar mi nueva receta de pescado!
- Yo iré contigo a comprar los ingredientes - se ofreció Manta, aliviado.
- Todo arreglado, entonces. ¡Vamos a casa!
Yoh se había olvidado de algo muy, muy importante, y pareció recordarlo de pronto. En ese momento su mirada se encontró con la de su prometida, e Yoh tragó saliva con dificultad al recibir el mensaje que le enviaron aquellos ojos llenos de gélida furia:
Me las vas a pagar, Yoh Asakura. No será hoy, a lo mejor tampoco mañana. ¡Pero ésta me la pagas!
Próximo Capítulo: La reina del baile
N.A. : Este estuvo aburrido y corto, ¿verdad? Es que hacía casi un mes que no me daba tiempo de dedicarme a esta historia y además me cuesta mucho escribir escenas así xD. Joan: el monstruo es el de los celos. Pero también Suisei tiene los ojos verdes, así que interprétalo como quieras xDDDD. Nana: sí, lo que piensas de Ren es cierto. Explorémoslo en el próximo capítulo xDDDDDDDD.
