El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
V
Yo sufro, tú sufres, él sufre, nosotros sufrimos
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Anna no sabía si estaba haciendo bien o mal, pero necesitaba un amigo y Len era la única persona que parecía capaz de comprenderla. Cada tarde, al salir de sus clases, se encontraba con el joven chino en el parque; pasaban al menos un par de horas sentados allí, hablando en voz baja o simplemente compartiendo el silencio de sus pensamientos.
- Ya esto se pasa de castaño oscuro - sentenció el joven esa tarde, una semana después de la famosa cena en la casa de los Asakura -, yo insisto en que le pongas un alto a esa mujer.
- ¿Yo? No. Sólo haría el ridículo. Sé que moralmente tengo ciertos derechos como prometida de Yoh, pero al fin y al cabo él no ha hecho nada que pueda calificar de agravio...
Len la miró atentamente. Conforme Anna iba abriéndose lentamente a su amistad, dejando salir sus sentimientos y hablando más, notaba cosas en ella que jamás hubiera imaginado que existían. Por ejemplo, el lenguaje terriblemente formal y seco que usaba y que solía quebrarse cuando hablaba de sus sentimientos; su extraña lucidez, su honradez, sus explicaciones lógicas para todo, generalmente en contra de sí misma, y una voluntad de sacrificio que nunca hubiese creído posible en ella.
Unas cuantas noches sin dormir habían hecho mella en la apariencia siempre impecable y fría de la rubia: había medias lunas oscuras bajo sus ojos y en general lucía cansada y preocupada, y todo porque cierta pelirroja había venido a remover las cosas. Había deseado la llegada de un catalizador y había obtenido muchísimo más de lo que hubiera querido; no sabía cuánto más podría soportar sin estallar, y las cosas iban más allá de lo que podía revelarle a Len, por mucho que éste se hubiera convertido en su confidente.
No por primera vez en los años que tenía de conocerle, la desgarraba la actitud indolente de Yoh; no se atrevía a pensar que pudiese estar haciéndole daño a propósito, porque él no era así, pero no comprendía porqué no se daba cuenta de lo mucho que la lastimaba.
- Deja ya de comerte el coco, Anna, que así no vas a solucionar nada... deberías tomar las armas y enfrentarte al enemigo. No parece cosa tuya eso de quedarte callada como la sufrida del cuento.
- Len...
- Qué.
- Hace años que nos conocemos... quiero que me des tu opinión sincera. ¿Piensas que he sido mala con Yoh? ¿Te parece que no he cumplido con mi deber como su prometida, o que lo he hecho mal? - la ansiedad se colaba en la voz siempre inexpresiva de la rubia.
- A quién le preguntas - Len se rascó la cabeza -. Yo lo he pasado mal por culpa de mi padre, no he tenido novia, el único cariño y apoyo que conocí antes de encontrarlos a ustedes fue el de mi hermana... pienso que Yoh debería apreciar lo que tiene. Ya me gustaría a mí haber tenido a alguien como tú, que me quisiera tanto como para impulsarme y... obligarme - dijo, mirándola de reojo - a ser el mejor. Además, eres una mujer hermosa y magnífica persona. Si no tuviera a cierto ainu peliazul rondándome todo el tiempo la cabeza, te pediría que dejaras al tonto Asakura y te casaras conmigo - añadió, con una chispa de humor en sus ojos amarillentos.
- Deduzco que eso fue un cumplido, gracias - dijo Anna, tan secamente como siempre, aunque las comisuras de su boca temblaban tratando de contener una risita.
- No es nada más que la verdad. Y ya que estamos en ello, a mí me parece que has sido muy firme y muy cruel con él en los entrenamientos, pero eso ha sido por su bien; él lo necesitaba. Ahora... personalmente, considero que siempre te has portado muy fría con el chico.
- Eso también ha sido necesario. El sentimentalismo no nos llevaría a ninguna parte...
- Pero tú exageras la nota, hija.
- Es posible - admitió -. Lo peor es que ahora estoy sintiendo como si de pronto todo el mundo se opusiera a la idea de que seamos pareja. No es sólo por la llegada de la... tipa esta, antes ya lo había sentido, es como si la familia Asakura en pleno me hubiera retirado el apoyo...
- ¿Eh? ¿Cómo es eso?
- La señora Kino me entrenó para ser sacerdotisa, me ayudó a incrementar mi poder de manera tal que pudiera ayudar a Yoh, siempre me dijo que lo hacía porque yo era la futura heredera de los Asakura y esposa de su nieto. Sin embargo, hace dos años que cumplimos la edad reglamentaria para casarnos, y en todo este tiempo ni ella ni el señor Yohmei han hablado de ello. Es como si quisieran olvidarlo.
- No creo que sea para tanto...
- Pero lo es. Aquí un compromiso como el nuestro es una cosa muy seria, supongo que en China también debe serlo.
- Sí, supongo que es así. ¿Y qué crees, que preferirían a alguien como la pelirroja? Eso me parece improbable.
- Yo qué sé. Todo es posible, pero ya ves que parece que estuvieran dejando pasar el tiempo a ver si Yoh consigue a alguien más adecuada que yo.
- Qué imbecilidad.
- Tú siempre tan expresivo - esta vez Anna sonrió, a su pesar -. ¿Y qué tal vas con la operación "Azul Profundo"?
- Preferiría que no hubieras preguntado. Pero ya que lo has hecho... ¿Él y Pilika son gemelos, o qué? ¡no lo deja solo ni un segundo! Y si por casualidad lo deja, por allí anda nuestra querida amiga pelirroja para colgarse de su brazo si el idiota de tu prometido no está a la vista. Es frustrante.
Mientras Len contaba sus desventuras, una personita que pasaba por la avenida del parque cargada de paquetes divisó a la pareja y frunció el ceño.
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Manta Oyamada llegó a la residencia Asakura y dejó los paquetes sobre la mesa de la cocina, donde ya estaba Ryu muy orondo, vestido con delantal y preparando la cena.
- Hola, Ryu. ¿Sabes si Yoh llegó ya?
- Siiiiii - canturreó el shaman, bailoteando alrededor de la cocina, en full cooking mode ^^ - Don Yoh se va a chupar los dedos con este guiiiiisoooo....
Con un resoplido, Manta se dirigió a la salita. Allí estaba Yoh, tendido en el piso, siguiendo con un pie el ritmo de la música que escuchaba con sus audífonos.
- Yoh...
Reacción del sujeto: ninguna.
- Yoh, hay algo que quiero decirte - más alto.
Reacción del individuo: cero.
- ¡Yoh, necesito hablarte! - MÁS alto.
Reacción del interfecto: mover el pie con más fuerza.
- ¡¡¡YOH ASAKURA!!!
El aludido se sobresaltó y se dio un buen golpe en la cabeza al agitarse contra el piso. Se incorporó, sobándose con gestos exagerados el punto golpeado.
- Aaayyy... Manta, ¿qué mosca te ha picado?
- Necesito hablarte de algo que me preocupa, no sé si lo has notado, no sé qué significa, ni sé si te preocupe a ti, pero - Manta tragó con fuerza y tiró del cuello de su camisa, aparentemente nervioso -... pero no quiero que pienses que soy un chismoso, ni que Anna lo piense y me castigue, ni que...
- Para ya, hombre, que has dado más vueltas que un perro antes de echarse. A ver, en palabras claras y simples: ¿qué te pasa?
- Es que yo... tú... ella y él... yo no sé... no quiero meterme pero...
- Manta - tono de advertencia - dilo de una vez.
- ¿Has notado algo raro en Anna últimamente? - preguntó a toda prisa.
- ¿Raro cómo? - ante la expresión confusa de su amigo, el pequeño Oyamada se cayó de espaldas.
- ¡Hombre, pues raro! ¡Como en comportamiento inusual, cosas extrañas, amistades fuera de lo común, perdidas por ahí, vamos!
- Pues... ahora que lo dices... - Manta se llevó las manos a la cabeza: Yoh en modo despistado era la cosa más desesperante del sistema solar.- he notado que parece estar preocupada, luce cansada, creo que no duerme lo suficiente y regresa más tarde de sus clases... - enumeró, distraído, mientras el cabezón lo miraba con los ojos como platos (es decir, más que de costumbre xD).
- ¡Entonces SÍ te has dado cuenta!
- Pues sí. ^_^
- Eres el colmo... - suspiró Manta - ¿qué no te preocupa? Es tu prometida, es nuestra amiga... aunque de vez en cuando nos haga lamentarlo...
- Claro que me preocupa, tengo ganas de hablar al respecto con ella desde hace rato, pero siempre se atraviesa algo que lo impide. Además, no me atrevo a pensar qué pueda hacerme si me meto.
- Pues vas a tener que hacerlo tarde o temprano.
- ¿Puedo preguntar qué ha pasado para que te pongas así?
- He visto a Anna con Len Tao en el parque, OTRA vez. Ese es el motivo de sus llegadas más tarde de lo acostumbrado, supongo...
- ¿Y?
- ¿De veras eres tan denso, Yoh? TU prometida está teniendo una amistad demasiado estrecha con uno de TUS amigos. Y es evidente que tiene algún problema, aunque no lo demuestre a las claras. ¿Porqué no acude a ti, que eres su prometido, en lugar de irse de paseo al parque con Len Tao?
Yoh pareció sopesar cuidadosamente las palabras de su pequeño amigo, y se puso serio.
- Tienes razón.
- Ojo, que no estoy diciendo que Anna tenga algo con el chino, ¿eh?
- Ni yo lo pienso, confío en ella, sé que es recta y honesta. He dicho que tienes razón porque ella debería confiar en mí.
- Bueno, pues ahí te dejo eso para que medites. Yo sé que no eres tan despistado e indolente como das a entender, pero los demás NO lo saben. Si Anna lleva una máscara (que lo presumo), y tú también, ya va siendo hora de que se las quiten, al menos entre ustedes... ah, y oye algo: eres un descuidado, ¿comprendes? Si de veras te importa deberías ocuparte más de ella, porque te pueden comer el mandado...
Dicho esto (muy confusa y atropelladamente), Manta salió sopladísimo hacia la cocina, sin dar tiempo a que Yoh contestara. Éste se quedó inusualmente pensativo.
- Anna... ¿con Len?
Frunció el ceño. BIEN fruncido.
Próximo capítulo: In the still of the night
N.A.: Más reflexiones, más y más reflexiones... pero, ¿acaso no somos así? xDDD. Espero que les guste el próximo capítulo, porque van a empezar a pasar cosas (por fin ^__~)
