El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
XI
Lovers and other strangers
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Al salir de sus clases, Anna encontró a Len sentado en la banca del parque, esperándola.
- ¿Qué tramas, Len? - preguntó, mirándolo de reojo con sospecha. El joven chino le devolvió la mirada con una llena de malicia.
- Naaaadaaaa... te acompaño a tu casa, nada más... así me entero de para cuándo es la boda y de paso espío algunas reacciones.
Con un suspiro de resignación, Anna siguió a Len hasta el auto.
- ¿Qué escenita era esa que tenías montada con Horohoro esta mañana?
- Se figuraba que ando detrás de su hermanita...
- Y... no es así, ¿verdad?
- No he cambiado de opinión, Anna; sé muy bien cuál de los hermanos es el que me gusta. Pilika es muy linda, pero no hay nada que hacer... porqué preguntas, ¿acaso creías que podía transferir mis afectos tan fácilmente?
- No, pero sin lugar a dudas sería menos complicado si te hubieras enamorado de Pilika. Es una chica, y además creo que le gustas, con lo que la mitad del trabajo estaría hecho...
- Las cosas no son tan simples, eso lo sabes tú mejor que yo.
- Lo que no me explico es porqué no tratas de llevarte mejor con él. No haces más que provocarlo, sabiendo que tiene un carácter que se enciende de nada...
- Es una de las cosas que más me gusta de él - repuso Len con sencillez - también yo tengo mal carácter, pero el pobre es tan irritable y reacciona de una manera tan infantil que no es posible enojarse.
- Ugh... Len...
- ¿Qué?
- Que es bastante extraño escucharte hablar de alguien con ternura, y más aún sabiendo que ese alguien es un hombre enorme y musculoso - una risita muy parecida a la de Yoh brotó de los labios de Anna, y Len, después de fruncir el ceño, no pudo menos que sonreír.
- Tantos años viviendo con Yoh te han afectado, ya te ríes como él y todo - devolvió el ataque, sonriendo.
- Mira que es chocante la dichosa risita - comentó la rubia, ausente - pero no podría vivir sin ella, aunque me desespere. ¿No es curioso?
- No, es bastante lógico. Después de todo, estás enamorada de él, y es algo fácil de comprender siendo su amigo. ¿Quién no quiere a Yoh, aunque sea desesperante a veces?
- No me dirás ahora que te gusta mi prometido... - Anna lo miró con fingida suspicacia y el joven casi pierde el control del auto por segunda vez ese día. La itako se echó a reír.
- Eres un mal bicho, Anna Kyôyama.
- Bueno, dejemos a Yoh por el momento. ¿Qué piensas hacer con Horohoro?
- No tengo ni la menor idea. Sospecho que no le soy indiferente, pero no voy a echármelo de enemigo por una simple sospecha... no quiero terminar golpeado a cada rato como el tonto de Chocolove. Yo soy más ágil que Horo, pero él es más grande que yo y probablemente con un poco de suerte podría barrer el suelo con mi persona...
- Hay que ver la parejita que harían ustedes dos. ¡Vaya par!
- Me lo dices a mí...
Cuando llegaron a la casa ya oscurecía, y encontraron a Yoh echado en el porche, audífonos en ristre. El escándalo debía de ser mayúsculo, porque ni siquiera reaccionó cuando el par estuvo de pie a su lado. Anna se inclinó, y muy poco delicadamente tiró de uno de los audífonos, soltándolo luego para que golpease la oreja del distraído joven.
- ¡¡¡AAAAYYYYYY!!! - exclamó, incorporándose- ¡¡Ah, eres tú Anna!! ... y Len - añadió lentamente, entrecerrando los ojos al percatarse de la presencia del joven chino junto a su prometida. En el ínterin, éste se las había arreglado para agarrarse artísticamente al brazo de Anna, lo cual suscitó una mirada que amenazaba muerte por parte de Yoh.
Al darse cuenta, por la mirada incendiaria de su prometido, de que Len la tenía sujeta, la itako no perdió tiempo en sacudírselo del brazo como si fuese un bicho.
- ¿Y bien? ¿Qué dijeron tus abuelos? - preguntó, su tono seco de siempre matizado con algo de ansiedad.
- Pues... demasiadas cosas. Pero lo esencial es que están muy contentos con la noticia, igual que nosotros, ¿no? - dijo, mirando de reojo a Len. Éste no se perdió el gesto del shaman de cabellos castaños y sonrió con malicia.
- Sí, sí, claro... qué bien. ¿Y hablaron de la fecha?
- Dentro de un mes. ¿Qué te parece? - Yoh parecía algo cohibido al hablar de la boda frente a un tercero.
- Muy bien. Tendré que hablar con ellos para los preparativos.
- Un plazo de un mes es de lo más prudente. Así tienen tiempo de cambiar de opinión si pasa algo, si se arrepienten, si les da miedo... - dejó caer Len. El shaman y la itako le lanzaron simultáneamente miradas asesinas (cada uno por motivos diferentes), pero el joven no se dio por enterado - ¿Qué? Lo que digo tiene lógica, ¿no?
- No te metas en esto, Len - murmuró Yoh, lanzándole una mirada dura, algo muy poco común en él.
- No lo hago con mala intención. Ustedes son mis amigos.
- Por lo que sea, por favor, NO TE METAS - esta vez fue Anna quien habló, con un tono que anticipaba lo que le pasaría si lo hacía.
- Vale, vale, los dejaré solos para que hablen. ¿La gente del norte ya se fue?
- Mmmm... - de pronto Yoh se puso muy nervioso - Anna... verás... ellos se están quedando en un hotel, y habiendo aquí tantas habitaciones vacías... me pareció que siendo amigos nuestros podrían quedarse aquí mientras estén en la ciudad... además Pilika quiere quedarse para la boda, y...
- Yoh - los ojos de la rubia llamearon - no me molesta la presencia de Horohoro, ni la de Pilika... pero no me digas que has hecho extensiva la invitación al par que vino con ellos...
- Pero qué querías que hiciera, son sus familiares y...
- ¡Yoh Asakura! - la voz femenina se elevó, y Len, conociendo el carácter de su dueña, decidió que lo mejor era huir por la izquierda.
- Bueno, los dejo, voy a ver si Ryu anda por ahí - dicho esto, se precipitó al interior de la casa.
Así quedaron en el porche Yoh, todo nervioso, y Anna, furiosa.
- ¡Eres el colmo!
- Pero Anna, no veo qué pueda tener de malo que se queden...
- ¡Lo único malo es que no quiero a esa mujer aquí!
- ¿A cual muj-... a Suisei? - el joven parecía genuinamente asombrado por la actitud de la rubia - Pero, ¿ella qué te ha hecho? Siempre ha sido cortés contigo...
- No la quiero aquí, punto. Va a crear problemas, como ya lo hizo anoche, porque es una resbalosa.
- ¿'Resbalosa'?
- Haz el favor de dejar de hacerte el idiota, que anoche tú también estabas babeado viéndola... ahora resulta que voy a tener que soportar algún drama a cada rato sólo porque a la 'señorita' esa se le ocurre andar dando vueltas por la casa de noche, casi desnuda. ¡El colmo! - bufó Anna, cruzándose de brazos y sentándose en las escaleras del porche.
Pocas veces Yoh la había visto tan enojada, y por un momento temió que la rubia le hiciera pagar en una todas las que le debía. Pero luego una idea cruzó por su mente y le hizo sonreír.
Se sentó junto a su prometida en las escaleras. Ella tenía la mirada fija y el ceño fruncido.
- Anna...
- Qué.
- ¿Estás celosa?
- ¿¿¿¿¿¡¡¡QUÉ!!!????? - el rostro de la chica enrojeció, con una expresión indecisa que oscilaba entre la furia y el bochorno.
- ¡Estás celosa! - apuntó, en tono triunfal.
- ¡No lo estoy!
- Sí lo estás. Pero aunque me gusta mucho saber que me celas - la rubia le dirigió una mirada positivamente letal. La sonrisa del joven no flaqueó ni un momento - no tienes motivos.
Anna vaciló, pero no cedió un milímetro, aunque su corazón de pronto latía a mil por minuto. Seguro que no había escuchado del todo bien. ¿Que le gustaba que ella sintiera celos? ¿Que no tenía motivos para preocuparse por Suisei? ¿Que no tenía motivos para estar celosa?
¿Qué quería decir Yoh con eso? ¿Eso era un "porque te quiero a ti, Anna", o un simple "porque no me gusta ella"?
En ese momento, y no por primera vez en todo el tiempo que tenía queriéndolo, la joven hubiera dado lo que no tenía por tener un traductor del idioma Yoh al lenguaje normal. Pero, como no lo tenía, se conformó con lograr que su tono de voz se mantuviera tan seco como el desierto (como siempre), y que no se le saliera el graznido nervioso que amenazaba con brotar de su garganta.
- NO estoy celosa. Pero reconozco que esa mujercita me ataca los nervios y preferiría no tener que verla todos los días... ni mucho menos rondando en la noche por ahí, en paños menores. MUY menores.
- Espero que comprendas que siendo pariente de Horo y Pilika no podía dejar de invitarla, sería una descortesía...
- Por una vez tienes la razón y te lo concedo, pero me gustaría que para la próxima no fueras tan amable. Y, por favor, cuando vayas a tomar una decisión de ese calibre, recuerda que yo también vivo aquí y no estoy pintada en la pared - dijo, secamente.
- Vale, lo recordaré.
- Y de paso, ya que te llevas tan bien con la "señorita" Suisei, podrías advertirle que si me entero de que vuelve a rondar a altas horas de la noche por los pasillos, le voy a echar encima todos los espíritus que hay en la casa. ¿Vale?
- Vamos, Anna, no seas mala - Yoh se echó a reír.
- Qué bien. La sinvergüenza es ella, pero la mala del cuento soy yo...
Transcurrieron unos minutos de un cómodo silencio entre ambos. Las primeras estrellas de la noche comenzaban a brillar fríamente en el firmamento, y la rubia se decidió a hacer la pregunta que le bullía en la cabeza desde que llegara.
- Ahora que no está Len, ¿vas a decirme qué fue lo que dijeron tus abuelos?
- Ya te dije que están muy contentos... - murmuró el joven, absorto en su espectáculo favorito: el cielo nocturno.
- ¿Porqué no puedes ser concreto por una vez? ¿Qué te dijeron? Dime la verdad, Yoh... - su tono era apremiante ahora. Le urgía saber cuál había sido por fin la reacción de la familia de su prometido ante la noticia de la inminente boda.
- ¿La verdad? ¿A qué te refieres?
- Seguro que tu abuela no estaba tan contenta con el asunto...
- ¿Que mi abuela...? ¿Qué tonterías estás diciendo, Anna?
- Yo creo que a ella ya no le parecía tan buena idea que te casaras conmigo - dejó escapar la rubia, expresando sus temores a pesar de la dureza de su voz.
- No sé de dónde has sacado esa idea...
- De que, siendo ella como es, nunca sacó el tema a colación en estos años.
Un silencio pensativo siguió a las palabras de la itako.
- Me enteré hoy de que no lo mencionaba porque mi madre la convenció de que nos dejara decidir si lo hacíamos o no - dijo él de pronto, y ella abrió los ojos como platos.
- ¿En serio?
- Pues sí, así fue. A mí también me parecía raro que no dijera nada, ¿sabes? Imaginé que tenía sus razones, pero nunca pensé que fuera porque no quisiera que nos casáramos. Eres muy mal pensada ^_^
- ¿Mal pensada, yo? ¿Qué habrías pensado tú en mi lugar? - preguntó Anna indignada.
- No lo sé, pero sin lugar a dudas eso no - de repente, el joven deslizó un brazo alrededor de la cintura femenina y la acercó hacia él, envolviéndola en un cálido abrazo -, después de todo, no tienes porqué preocuparte. Como ella misma dijo, eres perfecta para mí.
- ¿Eso dijo? - una deliciosa e inusual lasitud comenzaba a apoderarse de la chica al encontrarse tan cerca de Yoh, aspirando su aroma y sintiendo el calor de su cuerpo - ¿Y tú qué piensas?
- Eso mismo, y mucho más.
- ¿Qué y cuánto es "mucho más"?
- ¿De verdad quieres saberlo? - los brazos del shaman la apretaron un poquito más.
- Claro que sí, idiota - respondió Anna. Su voz sonó un tanto ahogada, puesto que hablaba contra la camisa que su prometido llevaba puesta, muy cerca de su piel.
Tenía ganas de quedarse para siempre allí, en el círculo mágico de los brazos de Yoh, segura, protegida y querida... iba a pasar con él el resto de su vida, y en este momento nada en el mundo podía parecerle mejor.
- Pues no te lo voy a decir - la respuesta firme del joven la sorprendió, y levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
Yoh estaba inusualmente serio, y esta vez no parecía estar nervioso.
- ... a menos que tú me digas lo que piensas.
- No sé a qué te refieres - logró articular la rubia con dificultad. Ella sí que estaba nerviosa ahora.
- ¿Porqué no confías en mí?
- ¿Qué...? Yo...
- ¿Qué ocurre entre Len y tú, Anna?
Próximo capítulo: Las desventajas de la multitud
N. A.: el título viene de una peli MUY vieja (1970) y muy poco conocida, pero me pareció adecuado xD, soy cinéfila, gomen... y no me maltraten mucho por haberlo dejado así, porque para mañana o el jueves tendré listo el 12 que ya va a medias ^^.
Gracias a todos los que siguen mi pequeña historia (que ya no va tan pequeña xD), tanto a los que dejan reviews como a los que no... me animan mucho, gracias a eso no estoy bloqueada; lo que sucede es que no tengo mucho tiempo para escribir, tengo mucho trabajo y cuando llego a casa lo único que quiero es desplatanarme en la cama cual rana xDDDDD. Además hace un calor de mil demonios, excelente para ir a la playa (esto está full de turistas) pero no para los que tenemos que estar trabajando y corriendo de aquí para allá...
Gracias en especial a Rally, a Hidrazaina, a Suisei (chica xD), a las Annas (pa abreviar ^_~), y a todos los que están pendientes del progreso de la historia. Besos!!!
