El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
XIII
El poder de la sumisión
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Oooookay. Aclaraciones primero: 1. Hay mucha conversación, porque es la mejor manera de aclarar las cosas. 2. Este capítulo fue editado y guillotinado TRES veces para eliminar el exceso de lemon, de modo que sólo ha quedado lime (a mi parecer), es que no quería tener que ponerlo R. Espero que no me demanden, porque los personajes no son míos... sólo la historia xD.
On with the show!
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Casi medianoche en la casa Asakura. Penumbras, durmientes, silencio... bueno, casi.
Una sombra recorría el pasillo haciendo apenas ruido, dirigiéndose hacia la habitación de Anna Kyôyama. Una vez allí, deslizó la puerta para abrirla y entró, cerrándola tras de sí.
Una segunda sombra, que la seguía, se escurrió por el pasillo y se arrodilló frente a la puerta en clara actitud de escucha.
Entretanto, dentro de la habitación...
- Anna...
- Mmmmf... - la figura durmiente se movió bajo la tenue luz de la luna que entraba por la ventana, pero no hizo ademán de levantarse.
- ¿Anna?
- ¿¡Yoh!? - esta vez una cabeza de revueltos cabellos rubios asomó del futón, y un par de ojos oscuros, sorprendidos y aún soñolientos, se fijaron en el shaman que estaba sentado justo junto a ella - ¿Se puede saber qué haces en mi habitación a estas horas?
- Yo te dije que me las arreglaría...
- ... y yo no te dije, pero tú lo sabes, que voy a patear tu trasero fuera de aquí. ¿Estás loco? ¡Debe ser medianoche ya, y no puedes estar en mi habitación!
- ¿Porqué no puedo? Tengo derecho a hablar con mi prometida, ¿no?
- A una hora decente, sí. A estas horas, no. ¡No es correcto que estés aquí! Además, quiero dormir.
- No seas mala, tengo frío... - era cierto, Yoh estaba casi tiritando, a pesar de que por fortuna había tenido la decencia de echarse unos pantalones de pijama encima de la ropa interior. ¿Por fortuna? Anna hubiera preferido que se hubiera vestido del todo, porque la vista del pecho bien definido del joven le estaba haciendo sentir cosas extrañas.
- Regresa a tu habitación, allí podrás calentarte - dijo la rubia fríamente.
- Tengo que hablar contigo, y sería genial que me dieras un lugarcito en tu futón - señaló el shaman, y aun en la penumbra ella pudo distinguir claramente su sonrisa inocente de siempre.
- ¡De ninguna manera!
- No será la primera vez que compartimos cama, Anna - la frase hizo que el color aflorase a las mejillas de la joven.
- Pero hace rato ya que no tenemos trece años, Yoh.
- Oh, vamos, no seas aguafiestas... te comportas como si yo fuera a hacerte algo malo.
Si bien el beso que habían compartido más temprano le había mostrado a la sacerdotisa que el dicho "cuídate del agua mansa" estaba muy bien justificado en el caso de su prometido, le resultaba MUY difícil negarle algo.
Además, era cierto que tenían que hablar...
- Está bien - concedió, moviéndose para hacerle espacio, y él no tardó en acomodarse a su lado y arroparse bien -. Pero si me tocas, te mueres.
- ¡Anna! - protestó.
- Al grano, Yoh Asakura... - replicó ella, mirando al techo. Se sentía muy intranquila, percibiendo ahora las oleadas de calor que emanaban del cuerpo de Yoh hacia el suyo.
Era imposible que no se tocaran, a pesar de que el futón era lo suficientemente amplio para dar cabida a dos personas. Sus brazos rozaban levemente los de ella y podía sentir el ritmo suave de su respiración.
- No quise insinuar que hubiera entre Len y tú algo más que amistad, Anna, pero es que... rayos, lo diré de una vez... me pone celoso, ¿sabes?
O.O!!!!
- ¿Porqué diablos? - reaccionó agresivamente - Nuestros encuentros son siempre en público y no ando tocándolo ni nada parecido...
- Pero se nota que confías en él... y no en mí. Pasas mucho tiempo con él, le hablas de tus cosas, de lo que sientes... le hablas a él y no a mí. A mí casi siempre me das tu fachada fría, sólo me hablas para reñirme o darme órdenes. ¿Cómo quieres que me sienta al respecto? - la voz masculina sonaba extrañamente dura e incluso un tanto amarga.
Anna se fijó particularmente en una de las frases dichas por su prometido.
- ¿Mi "fachada fría"?
- Te conozco, Anna. al menos lo poco que me has dejado conocer de ti. Eres como el agua... calmada en la superficie pero escondiendo olas de emociones debajo de tu apariencia de desapego... un hombre podría ahogarse en ti - Yoh movió la cabeza como tratando de apartar un mal pensamiento -. El hecho es que no confías en mí.
- Eso no es cierto...
- Entonces, ¿porqué nunca me has dicho claramente lo que sientes por mí? Sé que sientes algo, que siempre lo has sentido, y que es algo que va más allá del compromiso que existe entre nosotros y del deseo que siempre tuviste de ser la esposa del Shaman King...
- No soy la única que esconde cosas aquí - le interrumpió ella, apoyándose en un codo para mirarlo, sus ojos oscuros encendidos con un fuego que poco tenía que ver con la ira - ¿Quieres ver lo que hay detrás de mi fachada, Yoh? ¿Y porqué no me muestras lo que hay detrás de la tuya? ¿Qué hay detrás de tu sonrisa perenne, de tu risita tonta, detrás de esa actitud tan optimista?
- Sólo yo - repuso, y el encuentro de sus miradas fue como un choque de espadas -, y en mí existe muy poco que haya podido ocultar de ti. Sabes que no soy tan despistado, ni tan tonto, ni tan despreocupado y alegre como parezco; pero me gusta que la gente lo crea. Se sienten más en confianza conmigo, y eso, además de que me gusta, es una ventaja que como hombre y como shaman no puedo desperdiciar. Te consta que no soy un perezoso, aunque me encante quejarme. También sabes que no soy muy hablador que digamos, y que muy pocas veces suelo decir lo que pienso...
- Pues para lo poco que hablas, has dicho mucho - Anna parecía un poco inquieta.
- Ahora te toca hablar a ti.
- ¿Qué quieres que te diga?
- Lo que le dices a Len, por lo menos. Dudo que me digas lo que piensas, pero tendré el resto de mi vida para averiguarlo, así que me preocuparé por eso luego.
- Pues, hablamos de nuestros problemas...
- ¿Y cuál es tu problema?
- Mi problema eres tú.
- ¿Yo? ¿Hablas de mí con Len? - preguntó, sorprendido - Nunca me lo hubiera imaginado...
- ¿Y de qué creías que hablábamos? ¡Mi problema siempre has sido tú, con tu eterna carita feliz, primero sin querer sacar a colación el tema de la boda, y ahora con esta maldita indefinición de sentimientos que me ataca los nervios, me desespera, me...!
Fue interrumpida por el brusco movimiento del shaman de cabellos castaños, que se apoyó en un codo y la empujó hacia atrás, cambiando posiciones y haciendo que quedara tendida en el futón, con él prácticamente encima de ella aunque sin tocarla.
- ¿Ahora quién es la tonta? Sé que no soy lo mejor del mundo expresando mis sentimientos, aunque tú eres peor que yo, pero ¡apuesto a que todo el mundo puede verlo excepto tú!
- ¿Ver qué?
- Que te quiero, Anna.
Ella se quedó muy quieta, mirándolo como si lo viera por primera vez.
Lenta, casi lánguidamente, la mano libre de Yoh se deslizó por el brazo de Anna, trazando un sendero de deliciosos escalofríos en su piel. Tomó su muñeca y la elevó hasta sus labios, capturando el punto sensible donde latía su pulso... su lengua acarició la suave piel mientras los largos mechones de su cabello castaño hacían cosquillas en su brazo desnudo.
Anna dejó escapar un pequeño gemido y sus ojos se encontraron. El calor surgió entre ellos con la fuerza de una llamarada, sorprendiéndola; nunca había sentido algo semejante, era como si el aire entre ellos estuviese cargado de electricidad.
La respiración de la itako se aceleró y su aliento cálido abanicó el rostro de Yoh, que se inclinó más hacia ella y metió sus manos bajo la camisa, esta vez tocando y sintiendo los delicados huesos bajo la piel sedosa, y, más arriba, la suave carne tibia y palpitante de sus pechos.
Entonces, y sólo entonces, se inclinó para besarla.
Un delicioso beso, poderoso y dulce. Anna ni siquiera consideró resistirse cuando la lengua de Yoh encontró la suya, la acarició y jugueteó con ella. Al contrario, gimió dentro de la boca masculina y respondió abiertamente, tocando y probando, saboreando.
Rompiendo el beso por un momento, el joven utilizó ambas manos para desabrochar lentamente los botones de la camisa, descubriendo la pálida piel. Cuando el beso al fin terminó, los labios de la chica estaban rojos e inflamados y se retorcía bajo la mirada de Yoh sobre sus pechos desnudos, sus pezones turgentes por la excitación.
Él se inclinó de nuevo, besando el cuello femenino. Después succionó la piel sensible, suavemente al principio y luego con más fuerza, al punto de que el pensamiento de que dejaría una marca permanente pasó por la mente nublada de Anna. Luego él se apartó de nuevo, pero sólo para soplar suavemente sobre el pecho de la joven; la súbita corriente de aire caliente la hizo estremecer y sus pezones se endurecieron aún más, provocando una sonrisa maliciosa en el rostro de su prometido.
El sumiso es quien verdaderamente tiene el poder en sus manos. El dominio es sólo una ilusión.
La frase que había escuchado en algún programa de televisión vino a la mente de la chica, haciendo que una pregunta se formara...
¿Dónde y con quién había aprendido Yoh a hacer eso? La estaba dominando, manipulando... parecía saber exactamente qué hacer, en dónde y cómo tocarla para provocarle las reacciones más increíbles.
Se le olvidó pensar cuando las manos calientes del shaman cubrieron sus pechos, que parecieron ajustar perfectamente bajo sus palmas. Sus pulgares frotaron la piel entre ellos, y los párpados de Anna se cerraron cuando él apartó sus manos y bajó la cabeza.
En un rápido movimiento, uno de los rosados pezones desapareció en su boca. La rubia gimió de nuevo y sus manos se elevaron para enredarse en el cabello de su prometido, mientras que la lengua masculina se enroscaba alrededor del pequeño montículo de carne y sus dientes rozaban suavemente la piel alrededor, enviando sensaciones eléctricas por todo su cuerpo.
El calor insoportable que sentía parecía concentrarse entre sus piernas, humedeciendo su ropa interior. Oh, sí. Amaba lo que Yoh le estaba haciendo sentir.
Cuando la lengua masculina se deslizó bajo sus pechos y comenzó a dibujar perezosos círculos alrededor de su ombligo, Anna tuvo que morderse los labios para no gemir y sus dedos tiraron del cabello del joven con fuerza excesiva. Él no se quejó, sólo dejó lo que estaba haciendo y volvió a besarla en la boca, apoyando esta vez todo el peso de su cuerpo sobre el de ella.
Casi automáticamente, las piernas de la chica se separaron y rodearon la cintura de Yoh; algo de lo que él tomó ventaja inmediatamente, presionando y frotando sus caderas contra las de ella.
Esta vez ambos no se contuvieron y los jadeos y gemidos fueron perfectamente audibles en el silencio de la pequeña habitación, mientras los dos se movían creando una deliciosa fricción entre sus cuerpos.
De pronto, Anna se congeló y se incorporó, quitándose de encima al shaman con un empujón tan fuerte que éste se salió del futón y acabó en el suelo.
- Oh, por todos los d... ¿qué? - preguntó él, confundido.
- Hay alguien afuera espiándonos. Puedo sentirlo - dijo la rubia, alterada. De pronto, se dio cuenta de que Yoh parecía hipnotizado y no la escuchaba.
... claro, era lógico, si estaba mirando su pecho, que no se había preocupado en cubrir al levantarse bruscamente del futón...
- ¡Yoh Asakura! ¡¡¡Eres un pervertido y un aprovechado!!!
- ¡Espera, Anna! Cielos, estoy tratando de pensar, y...
- Cuidado, podrías dañarte el poco cerebro que te queda - masculló venenosamente la sacerdotisa, abrochándose de nuevo el pijama.
- Está bien - gruñó el shaman, frustrado -, iré a ver quién es.
- ¡No! - el murmullo furioso lo detuvo cuando iba a levantarse, y un hilo de luz brilló debajo de la puerta, indicando que alguien había encendido la lámpara del pasillo - Espera - parecía concentrada -, no salgas. Ya sé quién es.
- ¿Y?
- ¡Hazme caso, caramba! - exclamó, irritada.
- Ya me estás ocultando cosas otra vez, ¿lo ves? - se quejó Yoh, haciendo ademán de meterse de nuevo en el futón con su prometida. Ésta le lanzó una mirada de hielo - No me digas que no puedo quedarme...
- Puedes, porque no quiero que intervengas en lo que sucede afuera. Pero vamos a DORMIR, ¿has entendido? - se levantó y caminó hacia el armario, del cual sacó un futón extra que le lanzó a su prometido sin mucha ceremonia.
- Cruel como siempre - murmuró el shaman, extendiendo el futón al lado del otro, con una leve sonrisa que curvaba sus labios y desmentía sus palabras.
- ¿De qué te ríes? - atacó la rubia, de mal humor - El hecho de que hayamos... de que... de que haya pasado esto - sonrojo -, no significa que vas a poder hacer lo que te dé la gana conmigo de ahora en adelante, ¡que te quede claro!
- ¡Hey! Que yo no te puse una pistola en la cabeza! Hablas como si te hubiera obligado... y como si no te hubiera gustado... - de nuevo había un brillo malicioso en los ojos de Yoh. Ya se había metido en su futón cuando Anna regresó al suyo, no sin antes darle un buen coscorrón - ¡Ay!
- Ya mañana tendrás que contestarme unas cuantas preguntas... y antes de que repitas que te oculto cosas, se trata de un secreto que no es mío.
- Como tú digas - dijo el joven, contento, arropándose a su lado.
Anna no se quejó esta vez, y aunque estaba inquieta, pronto se quedó pacíficamente dormida bajo la mirada de su prometido.
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Mientras tanto, en el pasillo...
La sombra en la puerta de la habitación de Anna se movió, tratando de captar algún sonido proveniente del interior.
De pronto, la luz del pasillo se encendió, deslumbrando al espía. Cuando éste se recobró del impacto súbito de la luz en sus ojos, se dio la vuelta y se encontró con alguien que lo miraba con cara de muy pocos amigos.
Len Tao.
- ¿Qué demonios haces espiando a Anna, Horohoro?
- Yo... yo - el ainu lo miró con los ojos desorbitados. ¡Tenía que ser precisamente Len quien lo atrapara espiando!
- ¡Sabía que eras un baboso, pero no imaginaba que fueras un voyeur!
- Espera... no es como tú piensas... fui al baño, y luego cuando me iba a dormir, vi a Yoh entrar y...
- ¡Aún peor! ¿Qué no puedes dejar que tenga un momento de intimidad con su prometida? Debería darte vergüenza, siendo un huésped en la casa... defraudar su buena fe...
- ¡Oye! - barbotó el joven peliazul, incorporándose de la muy poco digna posición que tenía en el piso, y optando por enojarse para cubrir su bochorno.
- ¡No grites! - masculló Len en un tono peligrosamente rudo - Hablaremos afuera.
- ¿De qué vamos a hablar? ¡No voy a permitir que me regañes! ¡Si quieres pelea la vamos a tener, chinito!
- Por lo pronto - a pesar de su menor estatura y corpulencia, Len no estaba intimidado en lo más mínimo por las amenazas de Horohoro: lo agarró firmemente por un brazo y lo condujo hacia afuera - saldrás de aquí y los dejarás dormir o lo que sea que hagan EN PAZ.
- ¡Hey! ¡Yo no quiero hablar contigo! - murmuró Horohoro, nervioso, tratando de soltarse; pero no podía hacerlo sin armar escándalo, porque el joven chino lo tenía bien sujeto.
- Pues lo vas a hacer, o al menos me vas a escuchar. Eso sí que será una novedad, ¿no?
Próximo capítulo: Hielo y Fuego
N.A.: Well, it's done. Espero que no haya quedado demasiado smutty, porque ... es que no quiero apresurar las cosas entre los chicos, todo a su tiempo xD. Jo, la frase del sumiso no me pude resistir a ponerla... verán, es que soy fanática a muerte de CSI, y en el capítulo más reciente que vi, Lady Heather, una madame experta en "terapias sexuales" de bondage y sadomasoquismo, decía esa frase o una parecida como un mantra... en la sumisión se esconde un poder enorme, y ése me parece que es el caso de Yoh. Pareciendo el más débil y sumiso, esconde una fuerza superior a la de cualquiera.
Anna parece dominar a Yoh, pero si se fijan bien en realidad es él quien siempre tiene control de la situación; por eso pensé en esa frase mientras escribía xDDDDDDDDD. Espero no haberme pasado de tueste con el fluffy lime... pero no me culpen, sepan que cuando escribí esa parte escuchaba esta canción ^^:
We got the afternoon, you got this room for two
One thing I've left to do: discover me, discovering you
One mile to every inch of your skin like porcelain
One pair of candy lips and your bubble gum tongue
Your body is a wonderland
Your body is a wonder; I'll use my hands
Your body is a wonderland.
K.: AHHHHHH, y como no sé si podré subir el 14 antes del miércoles, dedico este capítulo a Rally, de cumpleaños el día 23 xDDDDDDDDD. Besos, Rallyta!!! Espero que entiendas que no podía poner el cuasi-porno que había hecho xD.
