El ganador se lo lleva todo

por Karoru Metallium

XIV

Hielo y Fuego

********************************

Aroma a tierra mojada por la llovizna. Concierto de grillos. La plateada luz de la luna bañando el porche de la casa Asakura. Dos atractivos jóvenes se hallaban en él, uno sentado en la escalerilla y el otro recostado en la pared a un par de metros de distancia...

Muy romántico, ¿verdad?

Pues ni tanto...

¡Ay noooooooo...! Mi suerte perra... tenía que encontrarme justamente él...

Horohoro estaba a punto de darse de cabezazos contra los escalones. ¡En mala hora se le había ocurrido seguir a Yoh!

Por algo se había inventado la consabida frase "la curiosidad mató al gato"... él y Pilika eran idénticos en ese aspecto: siempre deseosos de enterarse de todo, y más aún de lo que no debían; su curiosidad debía ser satisfecha al costo que fuera.

Bien, ahora estaba a punto de pagarlas todas en una.

No es que tuviera miedo de Len (¡para nada!, se dijo, meneando la cabeza), pero la presencia del joven chino siempre le imponía y le hacía sentirse nervioso y cortado como un escolar en plena exposición en el colegio.

Horohoro no podía decir que le tuviera miedo, y esto no se debía al hecho de que él fuera más alto y aparentemente mucho más fuerte que Len; simplemente no se dejaba engañar por las apariencias como lo habían hecho unos cuantos antes que él.

Sabía perfectamente que el chinito era un guerrero bastante más que capaz de entablar una lucha con él e incluso ganarle. Hacía mucho que sabía que podía ser un error mortal subestimar a aquel joven hosco de ojos dorados...

Como la miel, como el sol...

¿DORADOS? ¿De dónde diablos salió eso?

¿Y desde cuándo te has vuelto poeta? ¿De dónde sacas esas ridiculeces?

Horohoro se removió, inquieto. Si antes se había sentido algo intimidado en presencia de Len, últimamente había comenzado a sentirse más extraño que nunca, y a pensar cosas extrañas que creía olvidadas... al extremo de que quedarse a solas con el joven chino le resultaba verdaderamente insoportable.

El porqué de todo esto era un misterio para el ainu.

Desde el momento en el que se conocieron siempre habían andado a la greña, pero habían aprendido a respetarse e incluso se habían salvado la vida mutuamente en más de un par de ocasiones. Len se había comportado como un verdadero amigo, y Horo había hecho lo mismo por él.

Sin embargo, no lograban llevarse bien. Aunque admiraba sus cualidades, a Horohoro le irritaba la actitud de superioridad y prepotencia de la que Len hacía gala a menudo; y a éste era evidente que el descaro, la impulsividad y la boca floja del ainu le molestaban MUCHO.

Un ejemplo perfecto era este momento: el joven peliazul agarrado con las manos en la masa en un acto que sólo podía calificarse de vergonzoso, y precisamente por la persona a la que menos quería ver.

Porque no quería verlo, ¿verdad?

Decidió que era mejor hablar y no seguir pensando, porque entonces sí que querría golpearse la cabeza con los escalones.

- ¿Puedes decirme de una vez lo que tengas que decirme? - trató no sonar demasiado quejumbroso, pero tiritaba en la escueta camiseta y los shorts con los que dormía, y las medias blancas que llevaba no eran abrigo para el frío de la noche - ¡Tengo frío!

- Te está bien empleado, por sinvergüenza. ¿Cómo te atreves a comportarte así con la gente, y más aún con la que te ha abierto las puertas de su casa sin reparos? ¡Con Yoh y con Anna, nada menos!

El rostro del ainu se encendió por la vergüenza.

- ¡Vale, vale ya, estoy consciente de que lo que hice está mal! ¡Pero tú no tienes derecho a reprocharme!

- Cualquiera que fuera amigo de ellos tendría derecho a hacerlo...

- ¿...y lo dices tú, que te encontrabas con Anna en el parque?

- Si vuelves a insinuar alguna cochinada de ésas te voy a partir la cara... - la voz de Len era cortante como el acero.

- ¡No estoy insinuando nada! A lo mejor estabas tratando de darle celos a Yoh, o qué sé yo...

- Y si así fue, ¿qué tendrías tú que ver en eso?

- Que no está bien. Confieso que padezco de una curiosidad enorme y que siempre ando metiéndome donde no me llaman, y que hago mal, etcétera. Pero eso de meterle porquerías en la cabeza a Yoh... - dijo agresivamente, volviéndose a mirar al joven que seguía recostado contra la pared.

Éste meneó la cabeza y chasqueó la lengua en un gesto irritado, pero cuando miró al ainu su expresión se había suavizado.

- Olvídalo. No tengo cinco años, así que no me voy a justificar ni a ponerme contigo en ese jueguito de "quién lo hizo peor" El caso es que lo que has hecho es muy feo y tienes que escarmentar de una buena vez para que no lo vuelvas a hacer, ¿entiendes?.

- Es que... es que... - Horohoro se ablandó visiblemente ante la actitud conciliadora de Len - ¡es que no lo puedo evitar! Trato, pero es más fuerte que yo...

- Pues te vas a meter en un buen lío si sigues así - se apartó de la pared y se acercó al joven peliazul, sentándose a su lado en los escalones. El chico se estremeció, pero no dijo esta boca es mía -. ¿Te imaginas si en lugar de encontrarte yo, te hubiera sorprendido la propia Anna?

Horo se congeló. Si Anna lo hubiera descubierto...

... ¡podía haberse dado por muerto ahí mismo!

- ¿Lo ves? - preguntó el joven chino, divertido al ver cómo el terror a la famosa cólera de la itako se transparentaba en el rostro del ainu - Me extraña que no haya percibido tu presencia. Quizás estaba muy... ocupada para notarlo, pero debes estar muy consciente de algo...

- ¿...qué?

- De que te has salvado por los pelos, HOTOHOTO - equivocó el nombre como siempre lo hacía para molestarle, pero el aludido no reaccionó, estaba muy pensativo -. Si te llega a agarrar espiándola, y precisamente después de todo lo mal que la ha pasado con Yoh, te podías dar por muerto.

Hubo un momento de silencio, que no fue precisamente incómodo porque Horo estaba pensativo y Len estaba simplemente mirándolo.

- ¿Eso quiere decir que me he quedado con el menor de los dos males? - preguntó de pronto el ainu, con sorprendente agudeza.

Len lo miró con los ojos amarillentos agrandados por el asombro y acto seguido se echó a reír.

A carcajadas...

O.O!!!!!!!!!!!!!!

- Hey, chinito, ¿estás bien? - Horohoro estaba casi en estado de shock al ver a Len prácticamente echando el hígado a carcajadas.

- ¡¡¡¿¿Que si estoy...??!!! - la risa se convirtió en un acceso de tos que alarmó aún más al peliazul.

Éste hizo lo más indicado en la medicina popular de emergencia: palmear la espalda del afectado.

Pero claro, cuando las palmadas terapéuticas en cuestión las da un gigante musculoso que no mide su fuerza, esto puede tener efectos contraproducentes...

... así que Len, ahogado por la risa y tomado por sorpresa, terminó estampado en el pasto frente al porche, con la boca llena de hierba.

Horohoro ni siquiera se rió, como solía hacer cada vez que alguien se caía en su presencia; en lugar de eso, corrió y se arrodilló junto al otro joven, preocupado, volviéndolo boca arriba.

- ¡¡Ay, no!! ¡¡Se me pasó la mano!! ¡¡Lo siento, de veras!!

El joven chino abrió los ojos y estaba a punto de soltarle un puñetazo vengativo al otro en plena cara, cuando súbitamente quedó cautivado por la inusual expresión preocupada en los ojos del ainu.

A éste le pasaba tres cuartos de lo mismo. De pronto estaba inmóvil arrodillado en el pasto, mirando al caído Len como si no lo hubiera visto nunca en su vida.

Sus ojos eran dorados. Ni la luna podía opacar con sus rayos el fulgor de aquellas magníficas y fieras pupilas, ni la palidez de porcelana de su piel, ni la aristocrática y orgullosa belleza de su rostro.

Por primera vez Horohoro lo miraba a la luz de los sentimientos extraños que lo habían invadido desde hacía tiempo, y que habían renacido con fuerza al volverlo a ver. Era una sensación agradable y a la vez profundamente aterradora descubrir que deseaba hundirse en las profundidades de los ojos de su amigo/rival...

...¡¡¡Que era UN HOMBRE!!!

No señor, esto no puede estar pasando, a mí me gustan las chicas, esto no está pasando, nononono...

Pero sí que estaba pasando. Lo que sentía no dejaba lugar a dudas.

Y, o mucho se equivocaba, o la expresión en el rostro que su mente acababa de calificar como "hermoso" era de anhelo...

¿Porqué me mira así, como si yo le gustara?

¿Será que le gusto?

......¡Ay no! ¡Si él es un chico, y yo también! Nononono, ¿será que él es...?

¡Pero qué diablos me importa si lo es! ¡Yo no lo soy y eso me basta! ¡Levántate, Horo! ¡YA!

A pesar de toda esta discusión de las voces dentro de su cabeza, no logró que su cuerpo obedeciera a las órdenes imperiosas que su mente confundida trataba de darle. Seguía arrodillado al lado de Len, sin poder moverse y sin poder resistirse al hechizo de aquella mirada que lo estaba haciendo sentir de golpe todas aquellas cosas que había tratado de olvidar.

Porque sí, diablos, cuando eran apenas adolescentes había sentido cierta atracción por Len, atracción que corría parejas con el antagonismo que existía entre ellos, y que muchas veces se había manifestado en forma violenta.

En ese entonces se alarmó al darse cuenta, pero trató de no pensar mucho en ello, y lo logró hasta cierto punto por varias razones; entre ellas que aún era demasiado joven y tomaba las cosas a la ligera, como algo que se le pasaría con el tiempo.

Pero no se le había pasado.

El relegar voluntariamente las cosas que te molestan al rincón más recóndito de tu mente, no garantiza que éstas no volverán a salir a la luz y probablemente con un poder aún mayor para perturbarte.

Todos tenemos esqueletos encerrados en los armarios de nuestras mentes, y la atracción por Len era el más sombrío de los secretos de Horohoro. Y, por supuesto, ahora estaba saliendo a la luz con más fuerza que nunca.

... ¿"saliendo del clóset", Horo?

¡¡¡Nooooooooooo!!!! ¡¡¡Que yo no soy así!!!

Entonces, ¿porqué estás haciendo esto?

¿Qué diablos...?

Sin apenas darse cuenta de lo que hacía, el ainu se había inclinado hasta que su rostro estuvo a un par de centímetros del de Len.

A esa distancia podía sentir la cálida respiración del joven chino abanicando su rostro, y de pronto ya no tenía NADA de frío a pesar de estar en medio del jardín, a las tantas de la noche y escasamente vestido.

La respiración de ambos se había acelerado hasta casi volverse un jadeo, con el mismo ritmo e intensidad, a un mismo tempo, casi como si se hubieran puesto de acuerdo.

Se acercó más, y más, hasta que sus labios prácticamente rozaron los de Len. Ambos tenían los ojos muy abiertos, y cada uno era incapaz de discernir si lo que veía en la mirada del otro era deseo, temor o una mezcla de los dos.

Horohoro sentía la garganta seca, los ojos le ardían, sentía que se consumía...

... estaba a punto de besar a Len...

¡¡¡¿¿¿A LEN???!!!

- ¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!

El alarido del peliazul retumbó en el jardín (y a buen seguro también en la casa) cuando se echó hacia atrás violentamente para romper el hechizo que los tenía cautivos.

Casi por arte de magia, el gentío de costumbre hizo acto de presencia en el porche con una celeridad asombrosa.

- ¡Hey! ¿Qué pasa aquí? - la voz de un soñoliento Ryu fue la primera que se dejó escuchar. Esta vez llevaba un extravagante batín púrpura con corazones bordados, y se veía más ridículo que nunca.

Diablos, ¿es que nadie duerme en esta casa?, pensó Len, frustrado y molesto, comenzando a levantarse del pasto.

¿Y de qué burdel saca este imbécil la ropa que usa para dormir?

A unos metros, Horohoro intentó incorporarse. Había acabado cayendo al pasto y golpeándose el brazo con una piedra debido a la violencia con la que se había separado del joven chino. Un moretón comenzaba a formarse en su brazo y su rostro tenía una expresión sombría que no le cuadraba.

- No pasa nada - contestó el ainu.

- ¡No me digan que se estaban peleando otra vez! - se quejó Pilika, corriendo al lado de su hermano y examinando el golpe, al mismo tiempo que le administraba un buen coscorrón.

- ¡Ay! ¡Pilika!

- Pues bonita hora han escogido - bostezó Manta -. Por lo visto muy pocos aquí queremos de veras dormir...

- Y... ¿qué hacían en el pasto? ¿Y porqué no habíamos escuchado el sonido de la "pelea" antes? - preguntó la peliteñida Suisei, ataviada esta vez con un camisón blanco semitransparente que dejaba mucho menos a la imaginación que el ya famoso teddy verde de la ocasión anterior. Su tono dejaba entrever una sospecha, y la mirada de sus ojos verdes era desagradablemente aguda al posarse sobre Len.

- Eso no es asunto tuyo, señorita - Anna apareció en el vano de la puerta, seguida por un Yoh todavía medio dormido. Una mirada al "atuendo" de la pelirroja bastó para que su voz y su mirada se volvieran de hielo.

- Lo es cuando no dejan dormir - se quejó muy bajito Tamao, abrazando a su oso.

- ¿Lo ves? La niña rosa me da la razón - apuntó Suisei triunfante, y la "niña rosa" en cuestión se encogió al escucharla -, y es que además es sospechoso, yo no creo que hayan estado peleando...

- ¿Quieres callarte, Sherlock? - espetó Len, de muy mal humor - Sea lo que sea no es asunto tuyo, y no necesitamos una metomentodo que se cree detective porque no tiene nada mejor que hacer. ¿Porqué no sigues con lo tuyo y te pones a vagar por los pasillos buscando tropezarte con algún hombre?

O.O!!!!!!!!!!!!!!

Todos se quedaron con la boca abierta al escuchar la descarga del joven chino, cuya voz, más que insolente, estaba llena de veneno. Nunca lo habían visto ser tan deliberadamente grosero. Suisei se merecía que le dijeran algunas verdades, pero nunca hubieran imaginado que sería Len quien lo haría.

La aludida tenía la boca tan abierta que casi se le desencajaba la mandíbula.

- Vale, basta ya. - terció Anna, acabando con el silencio sepulcral que había seguido a las palabras de Len - Todo el mundo a dormir... en sus RESPECTIVAS habitaciones - dijo, haciendo énfasis en lo de "respectivas".

Todos comenzaron a entrar, respondiendo a la autoridad de la itako y al sueño que hacía cabecear a más de uno. Yoh la miró con ojos suplicantes, pero la rubia no se conmovió y negó enérgicamente con la cabeza.

- Te vas a tu habitación - masculló, de forma que no la oyeran los demás -, mañana tienes que darme una explicación y más te vale que sea buena.

- ¿Explicación? Pero, ¿de qué? ¿No lo habíamos aclarado todo?

- Me niego a enojarme ahora, quiero dormir. Hablaremos mañana - su voz era gélida, e Yoh se dio por vencido.

Los últimos en entrar fueron ella, Manta y Len. Antes de irse cada uno a su habitación, sus miradas se cruzaron.

- ¿Qué pasó? ¿Algo salió mal? - preguntó la itako, preocupada. Len tenía muy mala cara.

- No tan mal, parecía que iba a pasar algo, pero... en fin, parece que esto va a ser aún más difícil de lo que yo pensaba...

- Bien, procura dormir. Tienes cara de querer asesinar a alguien.

- Buenas noches, Anna. Espero que puedas dedicarme algo de tu tiempo mañana porque necesito desahogarme con alguien... ah, buenas noches, Manta - dijo de pronto, recordando que el pequeñín se encontraba aún allí, observando el intercambio con los ojos muy abiertos (como siempre ^^).

- Buenas noches, Len.- el joven se fue pasillo abajo.- Buenas noches, Anna.

- Buenas noches. Y más vale que no te dé por comadrear respecto a Len y a mí. No quiero que le metas cosas en la cabeza a Yoh pero por mi parte estoy tranquila, no tengo nada que ocultar; al menos no de él, ¿has entendido, cabezón?

- Ssssí, Anna - contestó Manta, asombrado.

La rubia siempre se las ingeniaba para dejarlo de piedra.

Próximo capítulo: Crazy Little Thing Called Love

A todas(os) las(os) que pedían el HoroxLen, no sé si les ha gustado, pero entiendan que no estamos hablando de chicos promiscuos que se van a lanzar de una xD, además, ya vemos que para que algo suceda Horo va a tener que superar su problema de orgullo, más que de homofobia xDDDDDD.

Laila Doremi: ¡Gracias por tus comentarios! Me alegra mucho que te guste mi historia. Y sí, soy fan a muerte de CSI, adoro esa serie y nunca me la pierdo, estoy haciendo una página dedicada a ella. De por sí me encantan los policiales (me gustan series como Law & Order UVE y Criminal Intent, no me parezco mucho al común de las mujeres, que sólo les gustan cosas como Charmed o Buffy xD - confieso que odio a este par de series en particular -), pero éste es sumamente especial, uno aprende mucho y de una forma muy amena para quienes nos gusta el suspense realista, el misterio y la sangre de verdad, y no la que sacan los "vampiros" de las gargantas de los adolescentes xD... y confieso que se me cae la baba por Grissom, es el primer madurito que me llama la atención en la tele... smart is sexy! CSI Miami no me llama mucho la atención, quizás porque el personal es más anodino (sinceramente algunas actuaciones, como la de la forense y la de la rubita ésta tipo miss américa dejan mucho que desear) y menos interesante, aunque los casos suelen ser casi tan interesantes como los de la serie original. Ah, y no te preocupes, que me encanta cuando la gente me escribe largo y tendido, aunque últimamente no me da casi tiempo ni de contestar el correo personal xDDDDDDDD.

Rally: Toma HoroxLen!!! xDDDDDDDDDDDDDDDDD. Ahora la idea de un trío con los deliciosos gemelitos Asakura no se me quita de la la cabeza y tú eres la culpable, Rally... sueño despierta con Yoh y Hao...

Suisei Lady Dragon: Gracias, Suis!!! Me alegra que te haya gustado el capítulo y la historia en general. Sabes que también me gustan las tuyas un montón ^^

A todos: gracias por las reviews, los quiero un montón ^^. Ah, y necesito que me aconsejen, empecé a escribir un pequeño HaoxYoh (culpa de Rally) pero no sé si publicarlo, me da cosita, aunque no es demasiado violento tendré por fuerza que subirlo como R. ¿Qué opinan?