El ganador se lo lleva todo

por Karoru Metallium

XV

Crazy Little Thing Called Love

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Anna despertó cuando los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar su habitación. Sin detenerse a pensar en los eventos de la noche anterior, se levantó, siguió su rutina de aseo personal y luego abrió su armario para sacar la ropa que usaría.

El armario, por supuesto, estaba lleno de ropa negra, con algún que otro toque de color. La itako se decidió por uno de sus tradicionales vestidos de tirantes y se lo puso, luego se sentó frente al pequeño tocador para peinarse y chequear su apariencia.

- ¡¡¡AHHHH!!!

La exclamación sobresaltada brotó de su garganta casi sin pensar. ¿Cómo iba a salir así?

En el lado derecho de su cuello había una marca violácea que resaltaba notablemente contra su blanca piel.

El beso de Yoh.

De inmediato, la rubia sintió que una oleada de calor le recorría el cuerpo al recordar vívidamente cómo había sido hecha esa marca, y se estremeció.

Tratando de controlar sus emociones, tornó a enfadarse con su prometido. Precisamente respecto a lo sucedido la noche anterior tendría que darle unas cuantas explicaciones, porque había cosas que ella no entendía.

Y diablos, ¿cómo iba a cubrir la marca? ¿No podía el chico haber dejado su huella en otra parte, una que la gente no viera?

Anna se sonrojó. De hecho, Yoh sí que había dejado marcas en otras partes de su cuerpo que no solía mostrar; marcas que no eran visibles sobre la piel pero que ella sentía cada vez que recordaba lo que había pasado entre los dos. Si antes había sentido nerviosismo cuando él la rozaba o la tocaba casualmente en público, ahora iba a ser cien mil veces peor.

Pero vamos, ¿qué hacer con la marca?

Su cabello, aunque le llegaba a los hombros, no la cubría. Con cualquier movimiento de su cabeza, la marca era perfectamente visible aún a través de algunos delicados mechones rubios.

Rebuscó en su guardarropa. Podía usar un pañuelo alrededor del cuello, pero ya lo había hecho el día anterior y no le apetecía repetir. Ninguno de sus collares cubría la marca, la mayor parte de sus prendas eran de cuello abierto... y cuando regresara del instituto tendría que pasar por casa de los abuelos de Yoh para hablar con ellos.

Definitivamente no podía presentarse así.

Después de mucho revolver el armario, encontró una blusa sin mangas, de cuello alto, que cubría la marca. El problema era que por tener un par de años de comprada le quedaba un poquitín demasiado ajustada, sobre todo en la parte del busto, pero tendría que servir por hoy; así que se la puso con un par de cómodos pantalones negros, se calzó las sandalias y, tras respirar hondo, se dirigió al comedor.

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La rutina diaria comenzaba en la casa Asakura con el desayuno en el comedor. Los ocupantes de la casa, generalmente sólo Yoh, Anna, Tamao, Ryu y a veces Manta, devoraban la comida preparada por el único de ellos que cocinaba realmente bien.

Tanto Yoh como Manta eran verdaderos desastres y su comida era apenas tolerable; Anna, en las escasas ocasiones en las que se decidía a cocinar, demostraba un nivel bastante aceptable, y Tamao era bastante buena. Pero era Ryu quien hacía verdaderas maravillas en la cocina, por lo que casi siempre resultaba ser el cocinero designado.

Esta mañana había tenido que cocinar para más gente y por eso lucía algo mustio cuando colgó su delantal de corazones en el gancho detrás de la puerta y se sentó a la mesa, pero no por ello dejó de fijarse en lo que hacía todo el mundo.

Tamao lucía casi tan mustia como él. Era evidente que el anuncio de las próximas nupcias no le había sentado nada bien, y jugueteaba con la comida en su plato; Manta y Pilika, a su lado, trataban inútilmente de animarla contándole alguna anécdota graciosa.

Yoh conversaba con el taciturno señor Takehito, o al menos lo intentaba, porque éste era hombre de pocas palabras y él mismo estaba algo distraído; su mirada no dejaba de vagar por la mesa y de mirar de vez en cuando a Anna, que estaba sentada junto a él pero hablaba con Len en voz baja.

Éste hablaba con ella, pero de vez en cuando su mirada también vagaba hasta centrarse en el lado opuesto de la mesa, en el que estaban Suisei y Horohoro. No obstante, el joven chino aparecía tan compuesto como siempre, era imposible deducir de su rostro algo más que el hecho de que estaba terriblemente contrariado, y eso en sí no era raro.

Suisei trataba de conversar con Horohoro (o más bien de sacarle algo), pero éste estaba más huraño que nunca jamás. No había hecho ningún chiste a costa de los presentes y tenía la vista clavada en su plato, aunque apenas si había probado la comida. De por sí esto último ya era suficiente como para temer que el ainu estuviera enfermo, porque era el que más la apreciaba.

¿Estaría enfermo?

Pero, ¿de qué?

Espera, espera. La noche anterior había tenido un altercado con Len, ¿no? Pero eso no era raro entre ellos, ya que siempre estaban cual perro y gato, desde el momento en que se conocieron.

Así que no podía ser eso, ¿o sí?

O.O!

Recordó las palabras de la pelirroja. Había dicho algo acerca de que no creía que hubieran estado peleando, palabras ante las cuales el ainu había palidecido y el joven chino la había reprendido groseramente...

O.o!!!!!!!!!!!

De pronto, Ryu se atragantó con el bocado que comía, y Tamao, que estaba a su lado, acudió solícita a palmearle la espalda.

Todos en la mesa lo miraron con diferentes grados de alarma, pero al ver que la tormenta pasaba volvieron a sus respectivas conversaciones.

- Me llevan todos los diablos...

- Se te ve. ¿Qué fue lo que sucedió anoche con...?

- ¡No menciones nombres! - el tono de Len, aunque bajo, tenía tintes histéricos.

- Tranquilo, deja la paranoia. Soy yo, Anna, ¿recuerdas? Haremos algo: me darás un aventón al instituto y hablaremos. ¿Te parece?

- Está bien. Necesito sacar esto de mi sistema o me volveré loco. - repuso sombrío - Espero que le hayas dicho a Yoh que sólo somos amigos; no es que le tenga miedo, pero no quiero pensar que va a saltarme a la yugular en cualquier momento.

- Lo hice, sí.

- Entonces, ¿porqué nos está mirando como si fuéramos especímenes deformes en un frasco de laboratorio?

- ¿Lo está haciendo? - preguntó Anna, sorprendida, y se volvió hacia su prometido, que estaba a su derecha, captándolo justo un segundo antes de que sus ojos dejaran de mirarla y se clavaran en su plato.

- No sé qué le dijiste pero no creo que haya surtido efecto. Me parece que sin querer hemos logrado que se ponga de veras celoso...

- Pues que se friegue. También él me debe una explicación - dijo la rubia con firmeza.

- Claro que puedo equivocarme y quizás está celoso porque no quiere que te miren... realmente, Anna, ¿no está un poquito ceñida esa blusa? Se te ve más grande el pecho... - susurró el joven chino, con toda la cachaza del mundo.

Anna enrojeció violentamente. La única excusa en la que pudo pensar para no reventarle la cabeza a golpes a Len fue que se armaría todo un escándalo.

- ¿Cómo lo sabes? ¿Has estado mirando esa parte de mí con tanta insistencia como para decir eso? Creí que te gustaban los hombres.

- Para el carro, amiga. No he tenido novia pero mis... escasas experiencias han sido con mujeres, y la única vez que me he sentido atraído hacia alguien de mi propio sexo he tenido la mala suerte de enamorarme. Y ha sido de ese cabeza hueca que está sentado al otro lado de la mesa - su rostro volvió a ensombrecerse.

- ¿Y eso quiere decir...?

- Que la belleza fue hecha para admirarse, Anna, y tú eres muy hermosa. Lo cual no quiere decir que me gustes de la forma que sugieres, ni que quiera contigo, ni nada por el estilo.

El enfado de la rubia se desvaneció por completo y una sonrisa leve curvó sus labios, aunque aún estaba sonrojada.

-Vaya, pues gracias. Es un verdadero cumplido viniendo de ti.

Terminaron de desayunar y Tamao y Pilika se quedaron a recoger los platos.

Anna se fue a su habitación y estaba recogiendo sus cosas para salir cuando de pronto unos brazos la rodearon, sorprendiéndola, y se encontró apretada contra el cuerpo cálido y duro de su prometido.

- ¡Yoh! ¿Qué haces?

- No me has dado mi beso de buenos días, Annita...

La itako trató con todas sus fuerzas de resistirse a la debilidad que la invadía, pero era inútil intentarlo cuando estaba prácticamente adherida al cuerpo masculino y podía sentir los labios de Yoh acariciando su oreja y su aliento agitando sus cabellos.

- ¿Y desde cuándo te doy yo besos de buenos días? - su voz sonó más áspera que de costumbre.

¡Estaba prácticamente derritiéndose en los brazos del shaman!

- Desde hoy. Es más, debías haberlo hecho desde ayer, porque ya estamos oficialmente comprometidos y en un mes serás mi esposa - la voz del joven delataba una sonrisa.

¡Estaba riéndose de su debilidad! ¡De ella! ¡El colmo!

Anna hervía de rabia, lo cual no le hacía nada de bien a su sistema nervioso, ya de por sí bastante afectado por la cercanía excesiva del elemento más perturbador de todos. De pronto, su mente se aclaró lo suficiente para que recordara una táctica más efectiva...

- Basta ya de juegos, Yoh. Por favor - el tono de ruego funcionó a la perfección: el abrazo se aflojó bastante.

La rubia tenía planeado patear hacia atrás y soltarse, pero una cosa era lo que su mente había planeado y otra muy distinta que su cuerpo obedeciera.

Porque no obedeció. En lugar de ello, se quedó allí mismo, sin moverse y hecha un manojo de nervios, rabia y deseos de... bueno, no sabía de qué.

Así que un instante después giró su cabeza hacia un lado y permitió que su prometido la besara. Fue un beso muy suave, tibio y breve que la dejó con ganas de más, aunque nunca lo hubiera admitido ante nadie.

- ¿Lo ves? No te dolió - la sonrisa dulce de siempre animó el rostro de Yoh.

- Idiota - murmuró Anna, estremecida, luchando un poco para liberarse. Él la dejó ir sin problemas y ella le dio la espalda, comenzando a meter sus útiles de trabajo en el bolso con manos ligeramente temblorosas - ¿No tienes algo más que hacer aparte de estar parado allí mirándome?

- Tengo clase a las diez. Es temprano. En la tarde iré a trabajar con Manta ¿Tú ya te vas?

- Sí, Len me dará el aventón - de inmediato escuchó que Yoh resoplaba -, y no empieces.

- Sí, ya sé, ya sé, perdóname por ser una persona normal y sentirme celoso porque mi prometida pasa mucho tiempo con uno de mis amigos - el tono del shaman era particularmente ácido - ¿No podrías darme una pista al menos de qué es lo que te traes con Len?

- ¿Para qué? No podrías ayudarle.

- ¿...y tú sí? ¿Cómo?

- Escuchándolo. Aunque no lo creas, soy una persona comprensiva - tomó el bolso, se lo echó al hombro y se volvió hacia él -. Mira, Yoh, me gustaría contártelo, pero es un secreto que no me pertenece; es de Len, me lo ha confiado y no pienso traicionarle. Quizás piensas que soy desleal al no decírtelo, pero ya te lo dirá él si gusta. Te lo repito: no tiene nada que ver conmigo, ¿vale?

- Vale, está bien. Respeto eso, pero no esperes que me guste el asunto de buenas a primeras - el joven se pasó la mano por los cabellos, desordenándolos. Anna, automáticamente, tomó un peine de encima del tocador y comenzó a tratar de peinarlo, deteniéndose al ver que Yoh no podía contener la risa.

- ¿Qué pasa ahora?

- ¡Es que no puedes evitar ser tierna conmigo! ¡Pobre Annita! - todo esto salió entrecortado por las carcajadas, y la famosa venita de marras se marcó de inmediato en la sien de la rubia.

- ¿Todo esto simplemente porque no soporto el desorden y estaba tratando de arreglarte? ¡Si sigues burlándote te vas a arrepentir!

- Oh, vamos, Annita, ¡si me adoras!

La itako se disponía a arrearle un tortazo con todas las de la ley cuando en el vano de la puerta, que Yoh había dejado abierta, apareció Tamao con cara de "porqué a mí".

- Perdonen la interrupción - dijo con una vocecita mínima, sonrojándose al máximo -, pero el señor Len dice que si la señorita Anna no se apresura, la va a dejar.

- No pasa nada. Gracias, Tamao - dijo la aludida, y de inmediato la pelirosada desapareció de la vista de ambos.

- Parece que Tamao no se está tomando las cosas todo lo bien que pensábamos...

- Dale tiempo, Yoh. Ha estado suspirando por ti toda la vida, ¿qué esperabas? Creo que se ha sentido afectada de nuevo por lo de la fecha de la boda... ya con fecha fijada, las cosas parecen definitivas.

- No "parecen", Anna. Lo son y punto - el tono de Yoh era firme y terminante, e hizo que a la rubia el corazón le brincara dentro del pecho. Lo adoraba cuando se portaba así... pero en fin, lo adoraba de todas maneras, incluso cuando se portaba como un pelmazo.

Se sobresaltó al escuchar la bocina del auto de Len.

- Tengo que irme ya. Tenemos una conversación pendiente, pero ya veremos cuándo; tengo que pasar por casa de tus abuelos cuando regrese del instituto en la tarde, así que no sé a qué horas llegue.

- Ya me gustaría a mí saber de qué va esa conversación. Anoche me dijiste que había algo que debía explicarte, y por más que me estrujo el cerebro no alcanzo a recordar qué fue lo que dije para que me pidas explicaciones...

- Pues... es algo serio, pero no te preocupes mucho. Es algo que siento que debo saber... es personal - la itako respiró hondo y comenzó a caminar hacia la puerta, pero Yoh la detuvo antes de que saliera y le plantó un beso largo y apasionado.

- Para el camino - dijo, con voz algo insegura, y empujó a una estupefacta Anna hasta el porche -, apúrate, Len te está esperando...

Como un autómata, ella caminó hasta el auto de Len y lo abordó.

- Vaya que tardaste... y tienes cara de estar en shock. ¿Estás bien?

- Sssssí. - musitó. Le tomó un par de minutos de ejercicios de respiración para recuperarse del beso y poder concentrarse en lo que la había llevado allí - Bien. ¿Me cuentas ahora qué pasó anoche?

- Bueno, ¿por dónde empezaré? Ah, sí, por el momento en el que sorprendí a Horohoro espiándolos a ti y a Yoh... pues bien, terminamos en el porche, como viste, teniendo una conversación bastante extraña. Yo lo regañé por espiarte, él protestó, luego dijo algo y yo me reí, terminé medio ahogado de risa y entonces él, tratando de ayudarme, me dio una palmada. Terminé comiendo hierba del jardín, él fue a ayudarme, nos miramos y casi - énfasis en el casi - me besa. Entonces gritó, todos llegaron, y esta mañana, además de andar por ahí como un zombi, no se dignó a dirigirme la palabra ni UNA SOLA MALDITA VEZ. Fin.

Al terminar el escueto relato, Anna lo miraba con los ojos desorbitados.

- ¿Y bien? ¿Qué crees que debo hacer?

- Esto está fuerte, Len. ¿Pero era él quien iba a besarte? ¿Estás seguro?

- Pues... sí, lo estoy. Verás, yo estaba tendido en la hierba, y él se arrodilló junto a mí y nos miramos, y de pronto comenzó a inclinarse, con aquella expresión en la cara que...

- ... ya entendí, ya entendí, déjalo así. Demasiada información - la cara de la itako había enrojecido. Ya estaba rompiendo su propio récord de sonrojos en un solo día -. Pues... parece que vas a tener que superar el obstáculo más grande de todos: el propio Horohoro. Me da la impresión de que ha descubierto que le atraes... y no le gusta lo que ha descubierto.

- ¿Tratas de decirme es que está confundido por aquello de que le gusto y no soy una chica?

- Exactamente.

- Pero le gusto.

- Creo que sí. Horohoro, que siempre ha querido una novia y parece el parangón del macho grandote y seductor, ¿a punto de besar a un chico? - la rubia meneó la cabeza en un gesto negativo - Y yo diría que eso no es de hoy; tienes que reconocer que a veces eres pedante e irritante, pero a él siempre le ha molestado más que a nadie tu actitud...

- Vaya, gracias - dijo con sarcasmo el joven -. Bien, bromas aparte, el hecho es que no sé qué hacer. Ya ves, ahora anda por ahí como en trance, ni siquiera me dirige la palabra, ¡y eso que yo no le hice nada!

- Tendrás que esperar.

- ¿Esperar? ¿Esperar qué? ¿A que vuelva a marcharse al norte y no pueda verlo más? - las manos de Len aferraron el volante con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.

- Esperar a que aclare sus ideas y sepa lo que quiere, Len. No creo que tarde tanto. Mientras tanto, tienes que hacer algo para que él comprenda que una relación contigo es viable, y tienes un mes para hacerlo porque se va a quedar hasta la boda. Respecto a cómo lo harás, en eso no puedo ayudarte. Rayos, bastante mal lo he pasado yo misma tratando de llevar la fiesta en paz con Yoh...

- Pero por lo visto anoche se estaban llevando muy bien, ¿eh, Anna?... ¡¡¡AAAAYYYYYY!!!

El formidable puño de la rubia acababa de estrellarse contra la mejilla del joven chino, haciendo que casi perdiera el control del auto... otra vez.

- Ya se está haciendo costumbre...

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Horohoro estaba decididamente mal.

Andaba vagando por la casa cual alma en pena, pensando hasta que le dolía la cabeza, y no lograba aclarar sus ideas. Lo sucedido la noche anterior con Len le había movido el piso, literalmente, y había echado por tierra todas las convicciones a las que estaba tan apegado desde que era niño.

Finalmente había tenido que admitir que sentía una fuerte atracción por el joven chino. Peor aún, esa atracción siempre había estado allí, pero sólo ahora había estallado con una fuerza que lo hacía tambalearse de sólo pensarlo.

Y Len... no había reaccionado tampoco de la forma en que él esperaba. Él hubiera esperado que lo empujara, que se apartara de él con violencia, que lo golpeara... pero no había hecho nada de eso. Se había limitado a mirarlo con esos ojos dorados que lo hechizaban, como esperando, como deseando...

¡¡¡Pero no, no, no!!!

Tenía que hacer algo para sacar esas ideas de su cabeza. No sabía qué, pero algo. Y pronto.

Próximo capítulo: Complicated

Nota: Pobre Ryu. No creo que sea homófobo (qué va, con lo salido que es con las mujeres y... los niños :-P), pero me parece que la sola idea de una relación entre esos dos fue demasiado para él. Me pasé de tueste espiando en las conversaciones privadas, soy una metiche xDDD. En fin, este cap no es mucho, puro chisme; pero el 16 ya va a la mitad (probablemente lo postee el viernes) y me he reído algo ya con él. No me culpen por tardarme algo, que tengo trabajo xD. Pero, si no me ponen reviews suficientes, tendré que hacer huelga y dejar las cosas en suspenso, porque generalmente son sus comentarios los que me animan a seguir o me dan ideas nuevas con las cuales aderezar el esquema que ya tengo en mi pobre cabeza ^^.

Así que... ¡reviews o huelga! Y no se valen las amenazas de muerte xDDDDDD.

Gracias a los que dejaron reviews para el 14:

SaKKuRi, Anna Asakura (Natalia), Anna-chan, dark-shaman, sakura himura: Pues bueno, gracias a todos: serán complacidos. El lunes pasado subí el más light de los dos HaoxYoh que hice, por supuesto que R (hice llorar a Rally con él, lo cual es bueno porque significa que logré mi cometido angst xD). Estaba dudando poner el otro (que es decididamente un NC-17 y para más inri está situado en el "presente" de SK, lo cual hace a los protagonistas aún adolescentes de 14 años - esto me causó problemas de ética xD -), pero creo que lo pondré hoy al mismo tiempo que este capítulo, y como R. Total, en la sección spanish hay muchos fics que tienen material suficiente para tener advertencias más fuertes y nadie dice nada, así que ¿para qué limitarme? Lo máximo que pueden hacer es quitarlo xDDDDDDDD. El ya posteado se llama Contigo, el que voy a subir se llama Completion ^^. I'm poor. Don't sue me.

AnnA CobaiN AsakurA: Vaya un espíritu acompañante interesante... y guapo xD. Gracias por los comentarios, no te preocupes que hay más lemon a la vista. ¿Clases pa escribir lemon? Mujer, no hay método para eso, sólo hay que leer mucho los que más te gusten, los que describan mejor sin ser groseros. Después de leer mucho lemon, te aseguro que sale solo xDDD. Te prometo leer tu fic, aunque ando fatal y apenas he podido leer alguno, ¡y hay tantos fics nuevos y con temas tan interesantes! U.U

Gracias también a Hidrazaina (me gustaría conocerte ^^), a Brenda-chan, a Akire, a Bonis837 y a Xgirl por sus comentarios. ¡¡¡Gracias, Suisei!!! Me alegra que gracias a mi fanfic le hayas tomado gusto a esta serie y a sus personajes tan entrañables ^^.