El ganador se lo lleva todo

por Karoru Metallium

XXV

Suddenly

********************************

N.A.: Es imposible complacer a todos, cuando quieren Y/A se los doy y quieren L/H, y viceversa xD; pero este capítulo es de transición y necesario para resolver unas cuantas cosas. El otro ya va a medias, así que no creo que me tarde una semana en ponerlo, de todos modos tener paciencia ^^. ¡Besos!

***************************

La aparición de Lyserg en la casa fue más que un alivio para Horo, porque creó una distracción que pronto se hizo general: al escuchar voces, Ryu, que ayudaba a Tamao a preparar la cena, se asomó al pasillo...

- ¡...Lyserg! - el enorme shaman brincó de la emoción y sus ojos parecían cargados de estrellitas cuando se precipitó hacia el joven inglés y lo envolvió en un verdadero abrazo de oso - ¡Eres tú! ¡Has venido! ¡Qué alegría!

Entre el amasijo de brazos Horo alcanzó a ver la sonrisa un tanto nerviosa de Lyserg, que tosió un poco cuando Ryu, que no medía sus fuerzas en medio de su rapto de felicidad, apretó su abrazo al punto de prácticamente hacer crujir sus huesos.

- Eh... argh... también me alegra verte, Ryu, pero... ¿podrías soltarme un poco? Me... me estás estrangulando...

- ¡Claro, claro! Perdona... es que me emociona mucho verte de nuevo - dijo Ryu, soltando un poco al joven y limpiándose una lagrimita emotiva con el dorso de una de sus grandes manos.

El chico de ojos y cabellos verde claro lucía ahora algo sonrojado y se notaba incómodo; era evidente que con los años había olvidado las efusivas demostraciones de afecto que solía tener el shaman de la espada de madera hacia él cuando era aún un niño.

Suisei, que había soltado a Horohoro al percatarse de la presencia de Lyserg, se echó ahora hacia atrás con el fin de soltarle un violento codazo para recordarle que debía presentarle al recién llegado. El ainu se sobó el costado adolorido y se aclaró la garganta para llamar la atención de los demás, que se volvieron a verlo.

- Ehm... él es un amigo que conocimos cuando participábamos en el torneo de shamanes, hace algunos años. Su nombre es Lyserg Diethel. Lyserg, ella es...

- Soy la prometida de Horo - se presentó la pelirroja, adelantándose y ofreciéndole al inglés su mano para estrechar y la más seductora de sus sonrisas.

Horo jadeó y tosió. Lyserg miró a Suisei con ojos sorprendidos y un tanto incrédulos, y luego miró al ainu, que se removía inquieto y avergonzado detrás de ella. Acto seguido, tomó la mano que la pelirroja le ofrecía, pero no la estrechó como todos esperaban: la besó.

Los ojos de Suisei, de un verde más oscuro que los del inglés, se abrieron desmesuradamente ante el gesto caballeroso, que si bien un tanto anticuado seguía siendo halagador. La mandíbula de Ryu prácticamente golpeó el piso, al igual que la del peliazul.

Ryu se recuperó primero y tomó a Lyserg de un brazo, prácticamente arrastrándolo hasta la sala, donde se hallaban reunidos los demás. Horo, por supuesto, los siguió prácticamente corriendo para evitar quedarse a solas con Suisei, que de todos modos se añadió a la procesión lanzándole miradas nada cariñosas.

- ¡¡¡Muchachos, miren quién ha llegado!!! - anunció Ryu, mostrando a Lyserg como si fuera un mago sacando un conejo del sombrero.

Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de Yoh cuando avanzó hacia el chico del cabello verde y estrechó su mano afectuosamente. Luego tocó el turno a Manta, que hizo lo propio añadiendo algunos cumplidos. Si bien prácticamente no se conocían en la época del torneo de shamanes, gracias al contacto a través del correo electrónico se habían hecho buenos amigos.

- ¡Es bueno tenerte aquí, Lyserg! ¿Cómo has estado?

Lyserg parecía un tanto abrumado por tantas demostraciones de afecto, pero ya no tenía ese aire atormentado y depresivo que solía caracterizarle cuando lo conocieron. Sin embargo, seguía siendo terriblemente encantador y angelical, lo cual era razón suficiente para que Ryu lo mirara con adoración.

Anna simplemente lo miraba con su expresión fría de siempre, luciendo incluso un tanto aburrida. No había podido estar a solas con Yoh en todo el día y eso la frustraba, pues tenía pendiente abordar el tema de Sumire. Probablemente tendría que postergarlo para el día siguiente, porque había comprobado que las conversaciones nocturnas con su prometido era muy peligrosas... la tentación era muy fuerte, y faltaban apenas unos días para la boda.

- Es bueno verlos de nuevo, y mucho más en una ocasión tan especial como ésta - declaró Lyserg, caminando hacia la itako -. Mis respetos, señorita Anna - añadió, inclinándose respetuosamente y besando el dorso de su mano al igual que había hecho con Suisei. Era evidente que era su saludo acostumbrado para las damas, pero muy pocas estaban acostumbradas a algo así...

Particularmente Anna Kyôyama. Las cejas de la rubia se dispararon hacia arriba y sus ojos se agrandaron, en un gesto sorprendido que no pudo ocultar. Yoh, que captó la escena, soltó su risita chocante de costumbre al darse cuenta de que la itako por unos segundos había perdido su pose gracias a la sorpresa.

- Bienvenido - articuló con su sequedad de costumbre, lanzando una mirada asesina a su prometido -, supongo que te quedarás en esta casa, como corresponde...

Ahora era Yoh el sorprendido. ¿Anna dándole alojamiento a Lyserg sin que él le hubiera pedido permiso o hablado con ella al respecto? ¿Voluntariamente?

- B-bueno, yo dejé mis cosas en un hotel, y... -comenzó el inglés, tartamudeando un poco, también confundido ante su actitud. Casi no la conocía, pero sabía lo que se decía de ella y su ofrecimiento lo desconcertaba.

- Estoy segura de que Manta podrá acompañarte a buscarlas, ¿no es así, Manta? - el aludido brincó cuando la rubia se refirió a él y lo miró con aquellos ojos oscuros e insondables. Por supuesto, ante la autoridad de Anna, ¿cómo oponerse? Además le agradaba Lyserg, así que asintió de buena gana - Esta casa fue una pensión y hay bastante espacio, y por si tienes alguna reserva, te repito que eres bienvenido aquí.

- Gracias, señorita Anna - el joven se inclinó de nuevo y Horo, que observaba todo con interés, hizo una mueca. El exceso de cortesía ya le estaba pegando en el estómago, y no era porque Lyserg le cayera mal. Hombre, sabía que el chico era inglés, y que en ese país las buenas maneras eran algo esencial y muy apreciado, pero le parecía demasiado exagerada su buena educación.

- Sólo Anna, por favor. Ya tengo bastante con Tamao llamándome así todos los días - declaró tranquilamente. Yoh la miraba con la boca abierta.

Presentaron a Lyserg con el taciturno señor Takehito, que en los últimos días había presenciado más de un acontecimiento en la casa Asakura gracias a su naturaleza silenciosa y anodina, que le permitía estar en cualquier parte sin ser notado. Era muy posible que estuviera al tanto de todo lo que se cocía y que eso lo pusiera aún más retraído.

En ese momento el huracán peliazul de metro y medio que era Pilika hizo su aparición, evidentemente con la idea de anunciar algo; pero no pudo. Al echarle el ojo encima al recién llegado se quedó muda y sus ojitos tomaron la misma expresión de arrobamiento que caracterizaba a Ryu.

- ¡WOW! - exclamó, luego de unos instantes de silencio, recorriendo a Lyserg con una mirada que expresaba tan abiertamente su admiración que el inglés se puso rojo como un tomate - ¿Quién eres tú? ¿Y de qué película te han sacado?

Gota general. ENORME.

- ¡PILIKA! - bramó Horohoro, avergonzado. La chica, que no parecía arrepentida en lo más mínimo por su atrevimiento, se volvió a mirar a su hermano por un instante y su mirada se oscureció - ¡Haz el favor de comportarte, chica! ¿Estás loca?

- ¡Mira quién lo dice! No soy yo quien anda por ahí haciendo locuras, ¿o sí? - espetó la jovencita, retadora, y el ainu se quedó en el sitio, blanco como la cal, al darse cuenta de lo que esa actitud significaba.

Pilika LO SABÍA. Cómo, porqué, o cuánto sabía, era secundario. Ella lo sabía, y ahora tendría que enfrentar no sólo a Suisei, sino también a su pequeña hermana, a quien adoraba a pesar de que le colmaba la paciencia a menudo con su boca floja y sus atrevimientos.

Los demás notaron la mirada cruzada entre los dos hermanos, pero sólo Anna, conocedora de la situación, se decidió a tomar el control de la situación rompiendo el preocupante silencio con su voz fría y práctica.

- ¿No recuerdas a Lyserg, Pilika? ¿Del torneo de shamanes?

La chica apartó los ojos de los de su hermano y se concentró en lo que Anna decía, echándole otra mirada apreciativa al joven inglés. Pero lo que salió a continuación de su rosada boquita fue algo totalmente inesperado.

- ¡Ah, sí! El que viajó con ustedes al torneo y luego se fue con los soldados X, ¿no?

DOBLE gota general. La joven ainu nunca se distinguiría por su sutileza; el rostro de Lyserg casi se puso púrpura, pero conservó la compostura y la dignidad a pesar del bochorno.

- El mismo. Tú debes ser la hermana de Horohoro...

- Mi nombre es Pilika - saltarina, se acercó a él y estrechó su mano, agitándola con energía. A Lyserg no le dio tiempo de ejercer su gesto caballeroso hacia las damas; estaba demasiado desconcertado -. Sé que te he parecido una atrevida, pero bueno, mi reacción ha sido lógica: no todos los días ve una a alguien tan guapo como tú - el chico volvió a sonrojarse y la peliazul lo miró con curiosidad, ladeando la cabeza -. Parezco atrevida porque no soy hipócrita, y estoy encantada de conocerte, Lyserg.

- E-encantado, Pilika - balbució, no muy seguro pero admirado ante la actitud abierta y la franqueza de la joven ainu.

- ¿Vas a quedarte a cenar con nosotros, Lyserg? - preguntó Anna con seca amabilidad.

- No sé..

- Sí, hombre, quédate - lo alentó Yoh, sonriente.

- Claro, así cenamos y luego podemos ir al hotel a buscar tus cosas - dijo Manta, apoyando la moción, a lo cual se unió Ryu con entusiasmo:

- ¡Yo también te acompañaré, querido Lyserg!

Una gota de tamaño considerable surgió detrás de la cabeza del "querido Lyserg"; pero ante tanta insistencia, era lógico que el joven aceptara quedarse a cenar. Empezó el desfile hacia el comedor, y Ryu, que iba encabezándolo junto con Lyserg, casi se tropieza con Tamao, que iba saliendo de dicho aposento con la cabeza inclinada y secándose las manos con una toalla de cocina.

- La cena está ser... - empezó, pero no pudo seguir. ¡Otra que enmudecía al ver el rostro angelical del inglés! Ya parecía una reacción natural entre el personal femenino; pero en la pelirosada tomó un cariz mucho más extremo: se quedó varada en medio del pasillo, con toda la sangre subida a la cara, una expresión embobada y las manos temblorosas estrujando la toalla que llevaba.

Pilika notó la reacción y se dio cuenta de que todo el mundo estaba observando con interés uno de los momentos más bochornosos de la pobre Tamao, así que se adelantó y caminó hacia ella, tomándola del brazo y sacudiéndola ligeramente para que saliera del trance en el que parecía haber caído.

- Oye, Tamao, ¿recuerdas a Lyserg? - los labios de la pelirosada temblaron como si fuera a decir algo, pero ni un sonido brotó de su garganta; Pilika la sacudió con algo más de fuerza, impaciente - Tamao, ¿estás escuchándome? ¿Lo recuerdas del torneo de shamanes?

- U-un poco - tartamudeó al fin, sin apartar los ojos del joven.

- Lyserg, ella es nuestra amiga, Tamao Tamamura.

- Encantado, señorita - murmuró el inglés con una de sus encantadoras sonrisas, tomando una de las manos húmedas y temblorosas de la chica para besarla como era su costumbre.

Si antes de eso Tamao había estado sonrojada, ahora su agraciada carita parecía a punto de explotar por el exceso de sangre que afloraba a sus mejillas. Pilika, que aún la tenía agarrada del brazo, tuvo que zarandearla un poco de nuevo para que recordara sus buenas maneras y contestara al caballeroso saludo.

- E-encantada...

**********************************

Todos pasaron al comedor a cenar, y la conversación se animó con las anécdotas que contaba Lyserg acerca de sus viajes por todo el mundo. Suisei apenas si participó, entretenida mirando al inglés y lanzándole a ratos miradas asesinas a su "prometido", que por su parte conversaba con una animación que lucía un tanto forzada.

Tamao pasó toda la cena sonrojada y sin decir esta boca es mía, mientras que Pilika metió baza con frecuencia haciendo preguntas indiscretas, que en más de una ocasión tiñeron de rojo las mejillas del joven.

Al terminar de comer, Ryu y Manta salieron flanqueando a Lyserg para acompañarle al hotel, y Horo había procurado añadirse al grupo sin que se dieran cuenta; pero cuando avanzaba por el pasillo, siguiéndolos, Suisei lo interceptó agarrándolo por la chaqueta.

- ¡Un momento, Horohoro! ¿Adónde crees que vas? ¡Me estás debiendo una explicación y de esto no te va a salvar nadie! - el murmullo furioso de la pelirroja parecía el siseo de una serpiente, y el ainu se estremeció con sobrada razón.

- Pero Suisei, yo...

- ¡Tú nada! - exclamó la pelirroja, levantando el tono de voz hasta el nivel de un chillido casi histérico - ¡Ahora mismo me vas a explicar qué ha pasado! Te complace verme la cara de idiota, ¿no? Primero aceptando mi ayuda para sacarte al chino de encima, y ahora saliendo de paseo y besuqueándote con el chino en su auto como una p...

- ¡No te atrevas! - el tono de Horo fue positivamente amenazante, y esta vez fueron sus manazas las que aferraron los delgados hombros de la pelirroja, zarandeándola - No te atrevas a insultarme, ni a...

- Oh, ya lo olvidaba, ese no es vocablo apropiado - saltó la chica sin demostrar temor, retadora y venenosa -, la palabra adecuada es homosexual. Gay. MARICA.

- ¿¿¿¡¡Pero qué diablos...!!??? ¡¡¡No me presiones, Suisei!!! ¡¡¡Haz el favor de respetar!!!

- ¿¡Que te respete!? ¡JA! ¡Eres un miserable! - por un momento el rostro de la pelirroja mostró una expresión herida - Me gustas... estaba dispuesta a todo por ti, creí en ti cuando me dijiste que querías apartarte de él y de su influencia, te ayudé... ¡y... y me pagas de esta manera! Hasta hoy he creído que de veras tratabas de apartarte de él... pero los he visto, ¡has sido tú quien lo besó!

- ¿Qué quieres que te diga? ¡Siento algo por él, sí! ¿Qué culpa tengo de que te hayas tomado en serio el "compromiso" que tú misma inventaste?

Las palabras del ainu cayeron como una bomba. Ahora la cara de Suisei mostraba sólo ira.

- ¡¡¡Que ahora todo el mundo se va a reír de mí por tu culpa!!! ¡¡¡Porque no puedes controlarte y te vas de manos a boca con el chino a las primeras de cambio!!! ¡¡¡Porque al fin de cuentas has resultado ser ni más ni menos que un simple MARICA!!!

- ¡Cállate o te vas a arrepentir! - amenazó Horo, los ojos ardiendo como brasas.

Pero Suisei estaba tan furiosa como él y le hacía caso omiso al peligro físico que podía representar para ella la ira del peliazul. Ya no veía, ni escuchaba; sólo entendía su propia rabia al sentirse desplazada y humillada, que la hacía ir más allá del temor. Cada palabra del ainu era un golpe más a su orgullo, y ella no iba a quedarse con eso; iba a devolver golpe por golpe.

Ambos jadeaban de furia, respirando con dificultad. Horo nunca se había sentido tan enfadado y tan ofendido en su vida, y eso espoleaba su temperamento ya bastante volátil.

- ¡¡¡Ya estoy arrepentida!!! ¡¡Arrepentida de haber puesto los ojos en ti y de prestarme como la buena samaritana que no soy!! ¡¡Arrepentida de que me gustes!! - hizo una pausa muy breve para tomar aire y continuar su descarga verbal - ¡¡Pero ahora te toca el turno!! ¡¡Me voy en un par de días, pero antes de irme me voy a asegurar de que tú y ese chino me las paguen todas!! ¡¡¡PAR DE ASQUEROSOS MARICAS!!!

- ¡BRUJA! ¡CÁLLATE O TE CALLO! - bramó Horohoro, perdiendo el control y a punto de abofetear a la pelirroja, que de paso había lanzado una mano de garras rojas tratando de arañarle la cara.

- ¡¡A CALLAR LOS DOS!!

Ambos se sobresaltaron al escuchar la voz airada de Yoh, que estaba parado prácticamente junto a ellos con una expresión tal de enojo como muy pocas veces le había visto Horohoro. El shaman de cabellos castaños los separó brutalmente, haciendo que Horo soltara a Suisei y cayera de manera muy poco elegante al piso.

- ¿No les da vergüenza airear sus trapos sucios a todo pulmón, y encima hacerlo en una casa en la que son huéspedes? ¡Es el colmo! ¡Si van a matarse, háganlo afuera, en otra parte, qué sé yo! - estaba furioso por la escenita, pero trataba de conservar el control - Suisei, haz el favor de retirarte a tu habitación, y no quiero escuchar más gritos en esta casa. ¿Entendido?

La pelirroja, aún agitada, murmuró algo que no sonaba precisamente a disculpa; pero asintió y se largó no sin antes lanzarle a Horo una mirada de ésas que gritaban "date por muerto".

Horo se había levantado del suelo y miraba a Yoh con una expresión de profunda vergüenza; estaba avergonzado por haber perdido los estribos frente al joven, en su casa, y también porque seguramente Yoh había escuchado todo lo que Suisei había dicho.

- Lo... lo siento mucho, Yoh.

- Deberías sentirlo, sí. Por todos los cielos, Horo, ¿cómo es posible que hayas perdido el control de esa manera? ¡Estuviste a punto de pegarle a una mujer! Si no los interrumpo, es seguro que lo hubieras hecho...

- Es... es la primera vez que me pasa algo así. Me llevó al borde, ya no sabía ni lo que hacía, sólo podía pensar en que me estaba insultando, que estaba ensuciando mis sentimientos... tú... ¿tú lo escuchaste todo?

- Sí - Yoh suspiró, pasándose una mano por los cabellos castaños y desordenándolos aún más de lo que ya estaban.

- ¿Y... y te incomoda? ¿Te molesta? Sé que alguien como tú no pensaría lo mismo que esa bruja, pero...

- Yo lo sabía ya, más o menos - le dijo el shaman, sorprendiéndolo -; quiero decir, lo que hay entre Len y tú. A mí no me molesta, pero es evidente que no pensaste en todo el desastre que causarías con tu confusión de sentimientos. Suisei está molesta porque la usaste, pero ella también te usó a ti, aunque las cosas no salieron como ella planeaba o deseaba; respecto a Pilika, no sé cómo se ha tomado la noticia, pero no creo que la haya hecho muy feliz que digamos.

- Soy un desastre - se lamentó Horo.

- Sí, lo eres. Pero eres nuestro amigo, y te queremos. A ver si encuentras la manera de salir de esto, porque en semejante caso no te podemos ayudar; es algo que tienes que resolver tú solo - Yoh sonrió como de costumbre -. Pero por favor, trata de evitar los gritos y las peleas cuando estés en casa, porque a todos nos preocupan y a Anna le crispan los nervios... y ya sabes cómo se pone cuando eso sucede.

- Lo sieeeentooooo... - gimió.

- Siéntelo cuanto quieras, pero a lo hecho, pecho. Tienes suerte de que la convencí de intervenir yo, porque si llega a venir ella, invoca a sus espíritus y habrías terminado con algo mucho peor que ese rasguño que tienes en la cara. Ve con Tamao para que te cure - sólo entonces Horo se llevó la mano al rostro y cuando la retiró vio que había un hilillo de sangre en ella.

- ¡¡AAAYYY!! ¡¡¡Esa bruja me hirió!!!

- No es para tanto. Ve, ve a que te curen.

Yoh lo empujó sin sutileza alguna por el corredor hasta la cocina, donde Tamao, aún en estado de ensoñación absoluta luego de haber contemplado a Lyserg durante la cena, terminaba de lavar los platos tarareando una canción romántica. Era evidente que flotando en su nube rosada no había alcanzado a escuchar la violenta discusión, así que agrandó sus ojos purpúreos al ver el rasguño sangrante en la mejilla de Horo.

- ¡Joven Horohoro! ¿¿Qué le pasó??

Antes de que Yoh pudiera responder, Horo habló con algo de humor sombrío:

- Tuve un encontronazo con una víbora, Tamao...

- Pues esa víbora más bien parece gato, joven Horohoro... - comentó la pelirosada, haciendo que el lesionado se sentara en un taburete para luego abrir un gabinete y sacar de él un botiquín de primeros auxilios con tranquila eficiencia. Su repentino comentario sorprendió a ambos jóvenes.

- Gata, Tamao. Era gata.

- Bueno, yo los dejo. Tengo que hablar con Anna. Buenas noches - dijo Yoh, y se retiró. Tamao procedió a limpiar la herida en el rostro del ainu con cuidado, utilizando algodón y un poco de yodo. A pesar de la delicadeza con la que la chica estaba curándole, el peliazul gimió varias veces, y estaba quejándose cuando una voz harto conocida retumbó en la cocina.

- Claro, tenías que estar quejándote, como el gallina que eres - Pilika estaba apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión muy rara en su carita.

Horohoro la miró, más que sombrío; y Tamao, presintiendo que en cualquier momento podían saltar las chispas y salpicarla, decidió que la opción más saludable era huir por la izquierda. Balbuciendo una excusa cualquiera (al fin y al cabo los hermanos ni la escucharon), se deslizó fuera de la cocina casi corriendo.

Un silencio pesado se instaló entre los dos chicos, hasta que al fin el joven lo rompió.

- Supongo que escuchaste mi discusión con Suisei...

- ¿Y cómo no? ¡Si estaban gritando a todo pulmón!

- Bien. Ahora sabes que hay algo entre Len y yo... sólo quisiera que no te hubieras enterado de una manera tan... tan sórdida. Y las cosas no son como esa... como Suisei dijo, Pilika, yo...

La joven ainu suspiró.

- Lo sé, lo sé. Quiero decir, me lo imagino.

Horo se quedó mirando a su hermanita con la boca abierta, asombrado de que se lo estuviera tomando con tanta tranquilidad. Ésta sonrió con satisfacción casi maligna al verlo confundido.

- Mira, no es que la noticia sea como para ponerme a dar brincos de alegría, pero ya que es algo que realmente está pasando tengo que hacerme a la idea, ¿no? - hizo una pausa, y su rostro se ensombreció un poco - Para que lo sepas, a mí siempre me ha gustado Len...

El peliazul brincó de la silla. De pronto recordó sus propios comentarios respecto a Len quedándose a solas con su hermanita, y se sonrojó profundamente.

- Yo... yo no lo sabía. Lo siento, Pilika, yo...

- ¡Qué lo vas sentir, qué sentir ni qué narices! En fin, que lo hecho, hecho está. Si Len hubiera mostrado algún interés en mí ya te habrías encargado de alejarlo, y no por celos - sonrió de nuevo al ver que Horo reaccionaba ante la palabra "celos" -, sino porque no quieres que nadie se me acerque. ¡Quieres que sea una solterona!

- ¡E... eso no es cierto!

- Bah, ya no importa, al fin y al cabo eres tú quien le interesa, no yo; y el tema aquí eres tú. Supongo que Len y tú ya son... bueno... ¿novios? Es que no sé cómo llamarlos...

- ¡PILIKA! - Horo ya estaba casi de color púrpura - ¡Haz el favor de no ponernos etiquetas! ¡No somos nada de eso!

- Ah, ¿no? ¿Y entonces qué ha pasado entre los dos y cómo hay que llamarlo?

- ¡No hay que llamarlo de ninguna manera! Simplemente somos amigos que... que están interesados en conocerse mejor...

- ¿Mejor? ¡Pero si hace eones que se conocen! Además, los amigos no se besan... argh... en la boca... para conocerse mejor, ¿o sí? - a estas alturas Horo parecía a punto de reventar de vergüenza, y más cuando Pilika hizo la consabida mueca de disgusto.

- Entonces te molesta todo el asunto... - dejó escapar, algo acongojado.

- Mira, Horo, el hecho de que me parezca... puaj... asqueroso... que ustedes se besen, no quiere decir que esté en contra de que se quieran. Porque se quieren, ¿no?

- Yo... sí, Pilika. Creo... creo que nos queremos y... no sé, pero yo quisiera intentarlo. Sé que hay muchas cosas (y personas) que van en contra de una relación entre los dos... para empezar, yo me siento muy incómodo con esta situación; nunca me había gustado un chico, y descubro que desde siempre me he sentido atraído por Len, y que a él le pasa lo mismo. No es fácil asimilar algo así.

- Entonces me entiendes, ¿no? Para mí tampoco es fácil. Dame un poquito de tiempo y aprenderé a acostumbrarme a que mi hermano no tiene novia, sino novio - sonrió de nuevo maliciosamente y Horo se atragantó -. Tranquilo, chico. Tienes mi apoyo y prometo no fastidiarte demasiado; siempre y cuando no se besen en mi presencia, porque eso sería demasiado para mi pobre estómago...

- ¿Cómo es que puedes tomártelo así? Creí que ibas a torturarme - comentó el ainu, receloso de pronto, mirándola de reojo.

- Bueno, después de una sana charla respecto al asunto con Anna, y de patear todos los árboles del jardín hasta que me dolieron los pies y casi me fracturo un tobillo, yo diría que comencé a hacerme a la idea... - dijo la jovencita, encogiéndose de hombros en un gesto desdeñoso.

- ¿¿¿¿¿¡¡CHARLA CON A-A-A-ANNA¡¡?????

- Sí, con Anna, ¿pensaste que ella no lo sabría? Vaya, si creo que todo el mundo en esta casa lo sabía o lo sospechaba, con excepción de mi persona, por supuesto... pero no temas, a ella le parece bien. Creo que incluso ha sido la confidente de Len, por eso es que los veíamos siempre juntos.

- Uf... - Horo estaba impresionado - Y Suisei... ya la ves, quiere mi cabeza, y la de Len. Admito que la usé, pero ella empezó, y...

- Deja a la peliteñida de mi cuenta, que yo me encargaré de ella - los grandes ojos azules parecieron de pronto los de un gato, al achicarse y brillar con intenciones que nada tenían de bueno -. Me está debiendo unas cuantas, así que me corresponde actuar, ¡y lo haré!

Horo se la quedó mirando, tratando de descifrar el brillo casi maligno en las pupilas de su dulce e inocente hermanita. Las sorpresas nunca cesaban...

*********************

Yoh había ido a darle las buenas noches a Anna, pero ésta no lo dejó pasar de la puerta de la habitación. Sin embargo, sí compartieron un beso largo, dulce y caliente en el mismo umbral, hasta que la itako se apartó con el rostro enrojecido y la respiración agitada.

- Venga, que quiero dormir. Vete.

- ¿No vas a esperar a que regresen Manta, Ryu y Lyserg?

- ¿Para qué? Todo está listo, ya le dije a Tamao que le dejase preparada a Lyserg una habitación, y no se hizo de rogar... quedó tan impresionada que anda por ahí como si le hubieran salido alitas... rosadas - una sonrisa curvó sus labios, aún teñidos de rosa oscuro por el beso que acababan de recibir -. No es de extrañar, la verdad es que este Lyserg está más guapo que antes, sobre todo porque ahora luce normal y no como el héroe de una novela gótica... y ese rescate de la costumbre occidental del besamanos le queda muy bien...

- Eeeehhhh... cuidadín con esos comentarios - bromeó Yoh, frunciendo los labios y abrazándola posesivamente -, parece que ya he perdido la adoración de Tamao, no voy a perder la de mi prometida, que me importa muchísimo...

- ¿Y quién dice que yo te adoro? - la voz de Anna sonó algo ahogada contra la piel que la camisa de Yoh dejaba al descubierto.

- No lo dices, pero yo lo sé, así que lo digo yo - murmuró él, besando sus cabellos.

- Yoh...

- ¿Qué?

- Necesito hablarte de algo que pienso, y que se me ocurrió cuando estábamos en la reunión en casa de tus abuelos...

Yoh frunció el ceño tratando de recordar algo significativo que hubiera pasado, algo aparte de los comentarios malintencionados que tanto habían afectado a Anna; pero nada vino a su mente.

- ¿Qué cosa?

La rubia alzó su rostro para mirarlo a los ojos, y cuando habló fue directa al punto:

- Yoh... ¿es Sumire Akagi la chica aquella de la que me hablaste? ¿la chica con la que... con la que "experimentaste" hace años?

O.o!!!

Próximo capítulo: Pensar, desear, sentir

N.A.: Hola a todos!!! Me alegra que estén siguiendo la casi-novela xD, pero por favor recuerden que no soy una máquina y que tengo una vida aparte de esto ^^; trato de sacar un capítulo a la semana y con eso me parece que voy bastante bien, eso da un poco de espacio a la intriga, y al menos no desaparezco dos o tres semanas xDDDDDD. Como ff.net tuvo problemas tardé en ponerla un poco más, aparte que este cap salió mucho más largo de lo esperado ^^.

Gracias a mis queridos lectores, tanto a los que dejan reviews aki como a los que opinan en el foro de mi page: Rally (¿verdad que son adorables? ¿has visto el fanart maravilloso que hay de los dos en las pages japo? ^^), Nakuru Tsukishiro (poco a poco irás siendo servida xD), Komachi (Lyserg/Shinji? OMG xD. Oye, ¿me leerías el tarot? xD cuida esos dones que tienes, muchacha), SaKKuRi (es que son lindísimos... respecto a lo otro, poco a poco pa que no te atores xD), Asuka Ikari (¿Filia? ¿Cambiando de nombre ya? xD Arriba ya te cuento... lo que sucede es que te has leído todo de un tirón y ahora quieres el resto de inmediato xD, pero no es tan sencillo), Kathy Asakura de Tao (mmm... hija, te esperan unas cuantas sorpresitas ^^), Maru Kazegami (jajaja, pobrecilla, tranquis que yo he pasado por eso... ten paciencia que ya vienen las vacaciones), Jeannes Karol (buenas ideas mujer, deberías escribir un fic...), Anna, Sonomi, Nagini (ostras, me temo que no entendí tu comment, ¿qué quieres decir con eso de que yo repito que es angustiante? ¿qué cosa? O.o), Aiko (jajaja, ¿aparte de la boda?), Fany (mujer, si no es lemon, tan sólo es poquito de lime! entonces si lees mis lemon te vas a morir xD), Brenda-chan (stay tuned!).

Suisei, este capítulo era necesario, pero ya viene el desquite Yoh/Anna y entonces vamos a saberlo todo acerca de Sumire; ¡no ocultaremos nada!, como dice el slogan de un conocido programa de opinión aquí en Venezuela xD. Respecto a Lyserg, no creo que sea quien va a tumbar a Suis, a quien sólo le quedan un par de días (aparentemente) en la casa. Pero habrá que esperar qué va a hacer la pelirroja en su empeño por vengarse, y si lo va a lograr con Pilika en el medio. A Lyserg lo voy a rifar, ¿quién compra los tickets? xD (quién no, si es una cosita adorable y bonita ^^), eso ya veremos cómo avanza... me alegra que hayas captado con exactitud lo que quería dar a entender acerca del L/H... no todo el mundo se lo toma igual, es algo difícil de asimilar de buenas a primeras, pero es algo real, algo que puede sucederle a cualquiera.