El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
XXVI
Pensar, desear, sentir
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- Yoh... ¿es Sumire Akagi la chica aquella de la que me hablaste? ¿la chica con la que... con la que "experimentaste" hace años?
El rostro del shaman de cabellos castaños quedó primero en blanco, como si jamás se le hubiera ocurrido que su prometida pudiera hacerle semejante pregunta. Luego frunció el ceño.
- ¿De dónde has sacado esa idea, Anna? ¿A santo de qué vienes con eso ahora?
La itako se escapó de su abrazo, algo inquieta ante ese ceño fruncido que en el risueño Yoh era algo más que una advertencia de tormenta; pero ya había empezado a indagar lo que quería saber y no podía detenerse ahora.
- Estuve hablando con ella un buen rato en la reunión en casa de tus abuelos, y ciertos... comentarios... que hizo me dieron a entender que te conoce más allá de una simple amistad...
- Y tú quieres escarbar en eso... ¿porqué?
- Porque quiero saberlo todo de ti, porque creo que debo saberlo, ¿es demasiado pedir? - la rubia comenzaba a preocuparse (y a enfadarse) ente la renuencia de Yoh a revelarle lo que quería saber.
¿Qué era lo que ocultaba? ¿Porqué no respondía sencillamente "sí" o "no"?
- ¿"Demasiado pedir"? A mí lo que me parece es que quieres revolverte la cabeza sin necesidad... y de paso hacerme la vida de cuadritos, por algo que pertenece al pasado - movió la cabeza en un gesto negativo que gritaba a las claras "estoy molesto" -. Por favor, Anna, ¿es que no podemos estar tranquilos y felices ante la idea de estar juntos ahora y para el resto de nuestras vidas? ¡Vamos a casarnos en apenas unos cuantos días! ¿Porqué tienes que estar buscándole las cinco patas al gato?
- ¡Porque quiero saber! ¡Porque NECESITO saber! - el tono de voz con el que hablaba, al principio casi un susurro, se elevó; y una venita comenzó a pulsar en su frente - Quiero saber quién es esa mujer de la que me hablaste, quiero saber si es Sumire Akagi, ¿porqué te cuesta tanto confirmarlo o negarlo?
- ¿Y qué vas a ganar con saber si es ella o no? ¿Qué ganarás con eso? - la voz de Yoh también comenzaba a elevarse peligrosamente, lo que indicaba que estaba muy alterado - ¿Qué harás si te digo que sí, que es ella?
Anna casi gritó las primeras palabras que vinieron a su mente: "¡¡¡La mataré!!!". Pero logró tragárselas con un esfuerzo casi heroico.
- ¡No sé qué haré, pero quiero saberlo! ¡¡¡Ella actúa como si supiera algo de ti que yo no sé y eso ME MOLESTA!!!
- ¡Eres una exagerada! ¿Qué diablos dijo Sumire para que te pusieras así?
La rubia montó en cólera instantáneamente, como si las palabras de Yoh hubieran presionado un botón que la hiciera estallar.
- ¡Oh, nada! - espetó, furiosa - Sólo "Oh, Anna, espero que no te moleste que reanude mi amistad con Yoh, ¿sabes?" - dijo, imitando el tono y la muletilla de Sumire sin dificultad, con una sonrisa falsa y los ojos encendidos de rabia - "cuando éramos chicos yo estaba un poco enamorada de él, ¿sabes? Y compartimos muchas cosas juntos, ¿sabes?"
Yoh se quedó boquiabierto por unos segundos ante la inusual actitud de su prometida y su sorpresiva "actuación". A continuación, sin poder evitarlo, se echó a reír a carcajadas. Esto elevó la furia de Anna a niveles atómicos, al punto de que brincó como un resorte y lo agarró por las solapas de la camisa, con el rostro congestionado.
- ¡¡¡Y todavía tienes el descaro de reírte de MÍ!!!
- ¡¡No, no, Annita!! ¡¡No me estoy riendo de ti!! Es... es que nunca habías hecho algo así - consiguió articular el shaman, todavía riendo.
- ¡¡¡¡Pues a mí no me parece gracioso que esa mujer sepa cosas de ti que yo no sé!!!! ¡No me hace gracia que me ocultes cosas y que seas incapaz de responder a una simple pregunta, y que encima te rías de mí!
- ¡Que no me río de ti, diablos! - la diversión había pasado, y aunque una lágrima de risa había rodado por su mejilla, Yoh había recordado de nuevo su enfado.
- ¡Entonces CONTÉSTAME!
- ¡NO QUIERO! ¡Eres una buscapleitos, y no voy a darte excusas para que no me dejes en paz por una estupidez que pasó hace años!
- ¡¡¡Ahh, la mala soy yo, como siempre!!! ¡¡¡Yoh bueno, Anna mala, ése es el esquema!!! ¿Ahora te va a dar por ponerte malcriado? ¡ES EL COLMO! - exclamó la itako, a tres centímetros del rostro de su prometido.
- ¿Cuál es tu intención, escupirme o reventarme los tímpanos? ¡Deja de GRITAR!
- ¿Y tú que estás haciendo? ¿Cantar? Ah, claro, yo sí que grito porque soy una BRUJA histérica, ¿no? ¿PORQUÉ TE CUESTA TANTO TRABAJO DARME UNA SIMPLE EXPLICACIÓN?
- ¡Porque no quieres una explicación, quieres una excusa para PELEAR!
- ¡NO NECESITO EXCUSAS! ¡ME BASTA CON TU ACTITUD!
Estaban tan enfrascados en su discusión, entre gritos y miradas incendiarias, que cuando una voz resonó a su lado se sobresaltaron.
- Amo Yoh, señorita Anna - era chibi Amidamaru, luciendo muy aprensivo y con una gota gigante adornando su cabeza.
- ¿¿¡¡QUÉ QUIERES!!?? - preguntó la rubia, hostil, sin soltar a su presa.
El samurai se limitó a señalar hacia el fondo del pasillo. En ese momento, el shaman y la itako se percataron de que tres cabezas se asomaban por la esquina de la pared: concretamente las de Horohoro, Pilika y Tamao.
La pelea tenía público...
- ¡¡¡¡LARGO DE AQUÍ!!!! - el grito fue impresionante, no sólo por el volumen de las voces, sino porque los dos en discordia parecían haberse puesto de acuerdo para gritar lo mismo y al mismo tiempo.
Los espectadores volaron de allí, literalmente, dejándolos solos. Amidamaru, siempre el espíritu sutil, se esfumó convenientemente; aunque a buen seguro permanecía de guardia en las cercanías para evitar más intromisiones.
Los dos jóvenes se miraron retadores, aunque el enojo comenzaba a disiparse rápidamente, algo seguramente impulsado por el hecho de que estaban muy cerca, prácticamente adheridos el uno al otro gracias a la fuerza con la que Anna se había lanzado hacia él.
La joven fue la primera en hablar, luego de un par de minutos de mirarse en silencio.
- ¿No puedes decírmelo, Yoh? ¿Porqué no puedes?
- No es que no pueda, Anna. Lo que pasa es que no quiero que hagas una montaña de un grano de arena. ¿Porqué tienes que escarbar en eso? Son cosas que no tengo el menor deseo de recordar... has estado a mi lado durante todos estos años, estás conmigo ahora y seguirás estándolo; es lo único que me importa - alzó una mano y apartó un mechón de cabello de la frente de la chica, en un gesto tan cariñoso que hizo que sus ojos se humedecieran.
Pero estaba decidida a saber. No sabía qué iba a hacer con la respuesta, pero no podía simplemente olvidarse de ello y dejarlo pasar.
- Necesito saberlo todo de ti, Yoh. ¿Lo entiendes? Tú lo sabes todo de mí... y lo que no sepas sabes que puedes preguntarlo. ¿Cómo crees que pueda estar tranquila sabiendo que hay algo que no puedo preguntarte, algo que ha quedado sin decir entre los dos?
El joven suspiró, derrotado.
- Tienes razón. No deben quedar preguntas entre nosotros.
- ¿Entonces? - preguntó con suavidad, pero impaciente.
- La respuesta es sí, Anna. La chica de la que te hablé era Sumire.
La joven se quedó muda por un buen rato, mirándolo de hito en hito. Por más que insistiera en que quería saberlo, en el rincón más recóndito de su alma había deseado que Yoh le dijera que no era Sumire. Una cosa era saber que esa mujer existía y odiarla sin conocerla, y otra muy distinta era saber que se encontraba cerca y que había hablado con ella... saber que a esa chica, aún debajo de todo ese despliegue de simpatía y buenas maneras, Yoh le seguía gustando.
Porque, a diferencia de la zorra de Suisei o de cualquier otra mujerzuela que quisiera arrimarse a su prometido, esta chica tenía de hecho un pasado con Yoh, por poco (según lo que él había dicho) que hubiera sido.
- ¿Anna? - el shaman estaba alarmado ante la súbita pasividad de la itako. Que Anna se quedase tan quieta sólo podía significar que estaba a punto de soltar una de sus famosas bofetadas o sus formidables derechazos; o, simplemente, que estaba impresionada más allá de las palabras. Y esto último era tan insólito que era capaz por sí solo de provocar alarma.
- ¿Porqué no querías decírmelo? - logró articular la rubia después de otro rato de silencio. Su voz salió como el croar de una rana, pero esta vez no le importó.
- Porque temía que te enfadaras conmigo por algo que no vale la pena; algo que pasó hace mucho tiempo, antes de que llegaras a mi vida, y que no dejó huellas en mí. Te molestó saberlo, y sé que ahora te molesta mucho más porque sabes que la has visto y hablado con ella - dijo Yoh cuidadosamente, tratando de descifrar la expresión en el rostro de su prometida.
Vaya. Ahora también era capaz de leerle el pensamiento.
- Pues sí, así es. A veces me da miedo lo bien que me conoces - dejó caer Anna, con sorna.
- No me vengas con ironías, Anna. No tienes porqué enfadarte. ¿Me viste hablar con ella más de lo socialmente necesario? No, ¿verdad? Entonces, ¿porqué enfadarte? Sumire no me interesa en lo más mínimo, eso puedo asegurártelo...
- No sé. En todo caso, a ella sí pareces interesarle después de todo este tiempo sin verte... no se cansó de repetirme lo adorable y encantador que eras y sigues siendo, y lo afortunada que soy por llevarme un tesoro como tú, bla, bla...
- Basta, Anna. ¿Ves porqué no quería hablar? Sabía que ibas a ponerte toda suspicaz, aunque no tengas motivos - aprovechando lo cerca que estaban, la abrazó con fuerza, ocultando el rostro en el cabello rubio -. Te quiero, tonta.
- No soy tonta - murmuró la itako -, sólo deduzco cosas de lo que veo y escucho. No soy tan imbécil como para no darme cuenta de que le gustas, y el hecho de que hayan... de que tú y ella... bueno, eso, lo que sea que hicieran, sólo empeora las cosas para mí.
- Pues no debería. A mí sólo me interesas tú.
Anna suspiró y se echó hacia atrás, apartándose un poco.
- Vete a dormir - dijo, empujándole ligeramente.
- ¿No vas a darme mi beso de buenas noches? - preguntó Yoh, en un tono un tanto quejumbroso y poniendo su mejor mirada de cachorrito suplicante.
- Ya te lo di hace rato.
- Quiero otro. Si no me lo das, no podré dormir porque sabré que estás enfadada conmigo - ¡uf! ¡chantaje de la variedad más baja! Y ante esos grandes ojos oscuros, dulces e intensos, y esa sonrisa suave, ¿quién diablos era capaz de negarse?
Anna se puso de puntitas y depositó un beso rápido en los labios de Yoh. Pero éste fue aún más rápido y volvió a capturarla en un abrazo, prolongando y profundizando el beso hasta dejarla sin aliento. Cuando al fin la dejó respirar, fue sólo para trazar con sus labios los contornos de su rostro... sus mejillas... su nariz... su barbilla... su frente.
La itako sintió que se perdía de nuevo. Bastaba que su prometido la tocase para que ella olvidara, al menos de momento, lo que la había hecho discutir con él en primer lugar.
Y fue aún peor cuando la boca de Yoh encontró su oreja y succionó suavemente el delicado lóbulo. ¡Nunca había hecho eso! Anna no pudo evitar que un gemido se le escapara ante la caricia, tan simple y a la vez tan íntima. Tuvo que armarse de todo el valor que pudo reunir para apartarse de él de nuevo.
- ... buenas noches, Yoh.
- Buenas noches, Anna. Que duermas bien - murmuró el shaman, alejándose por el pasillo con una expresión agridulce.
Ella suspiró y entró a su habitación, apoyándose contra la puerta. Sí, claro, dormir bien... ¿cómo hacerlo, ahora que sabía lo de Sumire?
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Yoh encontró a los tres curiosos en la sala, esperando el retorno de Ryu y Manta con Lyserg. Tenían cierto aire culpable, y al verlos el shaman frunció el ceño, dispuesto a soltarles un sermón acerca de la privacidad; pero al final lo pensó mejor y optó por callarse.
Pilika, que lo observaba, siendo la más lanzada y perspicaz, captó la inquietud de Yoh y ofreció una explicación muy parecida a una disculpa:
- Oye, ya sé que estás molesto porque estábamos presenciando algo que no era para nuestros ojos, etcétera... pero tienes que entender que somos humanos ^^, y ustedes estaban gritando. Sólo tuvimos la reacción más natural... ir a ver qué pasaba.
- Lo sé - la peliazul no dejó de notar el aire algo mustio de su amigo y se apresuró a comentarlo.
- No creo que sea nada como para preocuparse. ¡Qué digo! Seguro que no lo es, cualquiera puede ver lo mucho que ustedes se quieren - avanzó hacia Yoh con una gran sonrisa y le dio una palmadita cómplice en el hombro, para lo cual tuvo que ponerse de puntillas. Luego continuó hablando, esta vez en el tono experimentado y conocedor de una mujer mayor, ante el asombro de todo el personal -, estas cosas son... ¿cómo se dice? ¡Ah sí! Como una manera de dejar escapar el vapor. Eso es bueno. En una relación hay que ventilar los problemas, no callárselos...
- ... sobre todo no hay que callárselos, para que tú puedas oírlos, ¿no, señorita psicóloga? Tremenda teoría... - masculló Horohoro, irónico.
- ¡¡Sí, claro, sólo yo, siempre yo!! ¿No fuiste tú el primero en salir corriendo a ver qué pasaba? - espetó Pilika, volviendo a su actitud habitual. Horo se sonrojó y trató de argüir, pero la chica no lo dejó - ¡Sí, anda! ¡Disimula, mula, que te conviene!
- Ea, a callar. No quiero más peleas en esta casa, ya habido suficientes por el día de hoy... - dejó caer Yoh, en tono cansado.
- Pues sí, hasta tú peleaste y eso sí que es raro - terció la peliazul -. Pobre Anna; está celosa, ¿eh? ¿Quién es esa Sumire de la que hablaban, perdón, gritaban? ¿Una amiga tuya?
Incluso Tamao, que estaba en un rincón calladita cual convidado de piedra, agrandó los ojos casi hasta el nivel Manta al escuchar el atrevimiento de Pilika. Horohoro se puso morado. Yoh contó hasta diez y respiró hondo.
- Piliiiikaaaa - dijo muy suavemente, y la aludida al fin cayó en cuenta de que estaba metiéndose en terreno peligroso.
- Argh... lo siento. Olvídalo - con la velocidad que la caracterizaba, pasó a otro tema casi sin parar para respirar - Oye, ¿entonces vamos a tener en casa a ese chico Lyserg?
- Así es.
- Qué bien, al menos habrá algo bonito que mirar, así que no me aburriré - dijo alegremente, ignorando la mirada de advertencia que Horo le lanzó - ¡Y mira que es guapo, el condenado!
- ¡Pilika, por lo que más quieras, compórtate y no me hagas pasar más vergüenza! Yo creo que hasta asustaste al pobre con tu... ejem... exceso de energía. ¿Porqué no procuras comportarte mejor? Así es posible que mejores un poco la pésima impresión que le debes haber dejado...
- ¡JA! ¡Lo dices como si quisieras que se fijara en mí!
- Bueno... puede ser. A ti te gusta, y el chico no es mala gente - Pilika lo miró con desconfianza y Tamao contuvo el aliento.
- No te creo. Todo lo que quieres es convencerme de que actúe como lo que no soy. Yo sé muy bien que tú no quieres que yo me relacione con nadie, que quieres verme solterona e infeliz - espetó, ceñuda, cruzando los brazos.
- ¡Claro que no! ¡Yo sí quiero que te relaciones con alguien, tonta! Así le harías pasar vergüenzas a tu marido y no a mí - dijo el ainu, con una sonrisa retorcida -. Claro que mientras tanto sigues siendo mi responsabilidad, y tengo que asegurarme de que te lleve alguien decente y que valga la pena. Después de todo, eres mi hermana...
- ¡Muchas gracias! - la chica fue hacia Horo y le acuñó un formidable pellizco en el brazo.
- ¡¡¡AAAYYY!!! ¿Ves lo que gano con portarme bien con ella, Yoh? ¡Me maltrata! Yo sólo trataba de convencerla de que se porte un poquito más tranquila, más femenina, menos...
- Te patina fuerte la azotea, ¿eh, hermanito? ¡No voy a mostrarme como lo que no soy sólo para darte gusto, eso que te quede claro! Tampoco para darle gusto a él, por muy guapo que esté - declaró la chica, con su firmeza característica.
- ¡EJEM! - todos giraron hacia la puerta de la sala y vieron a Ryu, que se aclaraba la garganta con una expresión a todas luces desaprobadora dirigida a Pilika. Junto a él se hallaba Lyserg, algo coloradito (claro, seguro había escuchado las últimas palabras de la peliazul), y Manta, que trataba en vano de contener la risa.
Pilika no pareció contrariada o avergonzada en lo más mínimo. Al contrario, se encogió de hombros y sonrió, divertida.
- ¡Hola, chicos! ¿Qué te pasa, Ryu? ¿Te duele la garganta? - preguntó, solícita. Al escuchar esto, Manta no pudo contenerse y rodó literalmente por el piso, riendo a carcajadas; Ryu no parecía muy divertido. Lyserg, en cambio, le dedicó una sonrisa deslumbradora, de ésas de 50.000 voltios, que pareció impresionar a Pilika.
- Bien, Lyserg, supongo que estarás cansado y te vas a retirar ya - dijo Yoh, cumpliendo con sus deberes de anfitrión ya que Anna no estaba disponible -. Tamao, ¿harías el favor de llevar a Lyserg a su habitación? - no hubo respuesta - ¿Tamao?
Todo el mundo se volvió a ver a la pelirosada, que estaba sentada en un rincón: el rostro rosado, los ojos muy abiertos y la boca entreabierta. Al parecer la sonrisa de Lyserg la había puesto en estado de trance.
Por supuesto, siendo Pilika el lado práctico de la ecuación, acudió a sacudir rudamente a la pelirosada para despertarle.
- ¡TAMAO! - le chilló prácticamente en el oído. Sólo entonces la chica se puso de pie de un salto y miró a su alrededor con ojos asustados.
- ¿¡¡¡¡Q-q-qué!!!!?
- Que acompañes a Lyserg a su habitación - dijo cuidadosa y lentamente la pequeña ainu, en el tono de quien le da lecciones a un niño pequeño.
- E-eh.... ¿yo? - la chica se puso más roja de lo que ya estaba.
- ¡Claro, niña! ¿Quién preparó la habitación? ¡Tú! Así que sólo tú sabes cuál es...
- Ve, Tamao - dijo Manta, partiéndose de risa - se te pide que lo escoltes a la puerta de su habitación, no que lo sigas hasta el futón, ¡jajajajaja! ¿Qué creías, chica? ¡Jajajaja!
Tamao se puso morada ante la extraña hilaridad de Manta, que contagió a los demás. Yoh soltó su característica risita, y Horo y Pilika casi se privaron de la risa... el único que no parecía divertido era Ryu. Era evidente que las atenciones de las chicas hacia su querido joven inglés no le estaban cayendo nada bien.
- P-por favor, sígame, joven Lyserg. E-es por aquí - tartamudeó la muchacha, disponiéndose a cumplir con sus deberes con la cara de un cordero que va al matadero.
Lyserg fue a tomar las dos maletas que traía, pero Ryu se las arrebató de las manos con una sonrisita tierna y los ojitos acorazonados.
- ¡¡No, no, querido Lyserg!! ¡¡Faltaba más, yo llevaré tus maletas!!
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El desayuno al día siguiente en la Casa Asakura estaba interesante... en términos científicos, porque un psicólogo podía haberse dado un banquete analizando la conducta de los presentes. Como era domingo, todo el mundo estaba en casa: Tamao, Pilika, el señor Takehito, Suisei, Horohoro, Ryu, Manta, Yoh, Anna y ahora Lyserg.
Suisei no hablaba con nadie y se limitaba a lanzar miradas malignas hacia Horo. Éste la miraba alerta, como esperando que en cualquier momento se le fuera a lanzar encima y arañarle. Pilika, sentada junto a Lyserg, hablaba animadamente con éste de sus viajes; el inglés parecía estar muy a gusto, aunque a cada rato Ryu, sentado a su izquierda, los interrumpía con cualquier excusa.
Tamao, sentada silenciosamente al otro lado de la mesa, miraba a Lyserg con ojitos tiernos, y cada vez que el inglés la sorprendía mirándolo y le sonreía, se ponía roja como un tomate.
Anna no había dicho una palabra después de los usuales "buenos días", y parecía inusualmente distraída, revolviendo la comida en el plato sin terminar de comérsela. Yoh, que tampoco había comido casi nada, la observaba con ojos preocupados. Manta, por otra parte, se entretenía en observarlos a todos.
Lo divertido ocurrió después del desayuno, cuando Pilika y Suisei tropezaron en la puerta al querer salir al mismo tiempo.
- ¡Quítate, niña estúpida!
- ¿"Niña estúpida"? ¡Quítate tú, zorra!
- ¡¡¡Ésta me la pagas!!! - rugió Suisei - ¡¡¡¡Claro, tú una loca y tu hermano un marica, tenía que ser!!!!
- ¡¡¡Deja a mi hermano en paz!!! -bramó Pilika, lanzándose como una bala hacia la pelirroja. Al tomarla de sorpresa, Suisei cayó al suelo con la peliazul encima, y ésta no perdió tiempo en emprenderla a puño limpio contra ella.
Todos estaban tan asombrados que tardaron un poco en moverse, y el primero fue Horohoro a tratar de contener a Pilika y apartarla de la pelirroja. Fue toda una batalla salvaje, porque cuando Horo le quitó a Pilika (que ya ostentaba un arañazo en su linda carita, ahora congestionada de rabia) de encima, Suisei se levantó con todo y labio partido a golpearlos a los dos.
Ryu logró someterla a duras penas, por superioridad física, pero aún sujetas ambas seguían chillando la una a la otra y lanzando patadas e insultos a granel.
Entre el pandemónium que se formó, apenas se percataron de que alguien llamaba a la puerta, y se quedaron helados cuando una voz suave y amable se dejó escuchar en medio de la gritería.
- Perdonen, creo que hemos llegado en mal momento... - todos se quedaron mirando a la desconocida cuya graciosa figura se perfilaba en el umbral delante de las tres personas que la acompañaban.
Desconocida para todos, menos para Yoh y Anna...
En la puerta estaba Sumire Akagi, compuesta y sonriente, acompañada de su hermano y sus padres, cuya expresión iba de la más pura diversión al asombro total...
Próximo capítulo: Mourir d'aimer
N.A.: Repito: no soy una máquina, con un cap bien larguito por semana es suficiente... y he vuelto a los lunes, bendita sea la semi-libertad xDDDD. Waiiii!!! ¡¡Este pequeño proyecto ya sobrepasó las 300 reviews!! Y la mayoría revs de calidad, no cualquier comentario tirado por ahí sin muchas ganas ^^
Gracias a mis reviewers: Anna, Filia (tener paciencia chica, sí que se puede sacar un cap de un día para otro, pero sale una porquería, te lo digo yo; además sería corto, y entonces querrías darme con el mazo xD. Ah, y a Hao lo rifo si quieres, pero no a Yoh... es mío xDDD), Nakuru Tsukishiro (líos vienen y al por mayor), +**Anna/Asakura**+, Maru Kazegami, Gimena-chan, Kyûketsuki Akari, Lagome, Lourdes Ariki (bienvenida de nuevo a las revs; es que la gente de mente estrecha es así, hija, y mira que Pilika se lo ha tomado la mar de bien aunque le dé asquito xD), Komachi (a ver si lo intentamos un día de éstos ^^), JK (servida xD), NaOki (ya veremos), Karina-dono (anotado tu voto para Pilika, y casi que hiciste un estudio al respecto, me encanta xD), Niky-chan (jeje, lo sabrás a su tiempo), Hermione Potter Granger (thanks a lot), Vanshie (Pau, anoto tu voto, me ha encantado tu review porque te lanzaste a poner las razones xDDD), Marion (quién sabe xD), Sol Himura (servida... pero ya ves que no es fácil pelearse con Yoh, es demasiado adorable) y An_na Asakura (hija, eso que propones ya sería un culebrón... y no me gusta enredar demasiado las cosas, así es más realista... los culebrones no lo son xD).
Vaya, se agotaron los tickets para la rifa de Lyserg, y Pilika va ganando en la preferencia de todos como su pareja xDDDD. Pero... ¿no les parecería triste que otra vez Tamao se quedara "sin el chivo y sin el mecate", como decimos aki?. Y respecto al final de este fic... se supone que debería terminar con la boda de Yoh y Anna, pero no sé cuántos caps faltan pa eso aunque creo que son pocos... y si quedan cosas por resolver habrá continuación, así que don't worry!
Suisei: Gracias por tus comments, son tan ricos como una novela xDDD. Estaría bien que Tamao pusiera los pies en la tierra de una buena vez, pero no va a ser fácil, ya veremos... en cuanto a Suisei, ya ves que cada vez se pone peor... yo no sé quién la va a poner en su sitio, ni de qué manera (mira que hay que tener paciencia para quedar bien y amigos como tú dices, y la verdad es que nadie en esa casa la quiere como para intentarlo) pero me late que será el mismo Yoh, aunque ahora tiene más problemas con que lidiar, jeje.
