El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
XXXIII
Vive y aprende
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Advertencias: ninguna esta vez. Algo de lenguaje, un poquitincito chiquitico de shounen ai al final de la tercera parte... no real hanky panky yet.
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-... esto... ¿Chocolove?
- El mismo que viste y calza. ¡¡¡Alégrense, niñas, que ya llegó por quien lloraban!!!
- Eh... eh... bienvenido. Yoh nos dijo que vendrías, pero no cuándo...
Decir que estaba asombradísima era poco: estaba tan desconcertada que no recordó sus modales y su modestia de costumbre y examinó al recién llegado de pies a cabeza con los ojos como platos, fijándose en lo bien que los años le habían sentado al chistorete del grupo.
No era sólo la ropa, decididamente cara y de la mejor calidad; ni su actitud, ahora más cuidadosa y atenta, sino también su apariencia: alto, delgado y bien formado, la boca gruesa ya no parecía demasiado grande para su cara y sus facciones se habían alargado con la madurez, dándole un aire muy atractivo, aunque aún no podía decirse que fuera guapo.
- ¿Has traído equipaje? - recordó preguntar la pelirosada, con la cortesía automática que usaba con todos los visitantes, sobre todo si iban a quedarse.
- ¡Sip! Aguarda que bajo las maletas del taxi - el elegante y casi desconocido moreno retrocedió hasta el taxi que aguardaba en la calle y bajó un par de maletas de piel de cara factura, que evidentemente contenían su equipaje.
Tamao, sin nada más que decir, se hizo a un lado para que el alegre joven entrase y lo condujo hacia la salita, en la que se encontraban de momento sólo Lyserg y los hermanos de Hokkaido. Lyserg y Horo miraron al recién llegado con duda, tratando de recordar en dónde lo habían visto, mientras que Pilika le dirigió una mirada de interés, que más que mirada fue un escaneo y evaluación rápida.
- ¿Y tú quién eres? - preguntó la joven, curiosa - Me pareces familiar, pero no alcanzo a ubicarte... - De la nada, se escuchó un redoble de tambores y aparecieron dos grandes reflectores que apuntaron a la alta figura morena, la cual adoptó la pose de la Estatua de la Libertad y cerró los ojos para pronunciar con orgullo:
- ¡Soy el gran Chocolove!
Se hizo el silencio durante casi un minuto, mientras Chocolove trataba de sostener su pose bajo los reflectores con algo de esfuerzo... sólo para que la voz de Pilika lo sorprendiera.
- ... ¿y?
¡PLOP!
Ese fue el sonido de la cabeza del desconcertado moreno al caer al piso, seguido por otro sonido: la risa de Horohoro, que rodaba por el suelo agarrándose el estómago con ambas manos como si le doliera de tanto reírse.
- ¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJA!!!!!! ¡¡Hasta mi hermanita te friega, moreno!! ¡¡No tienes suerte!!
- ¿Cómo es eso de 'hasta mi hermanita', mastuerzo? - se enfadó Pilika.
- ¿¿¿Ehhh??? ¿¿Y quién eres tú, pelado?? - le preguntó Choco a Horo, sobándose el gran chichón que tenía en la cabeza gracias a su caída. El ainu dejó de reírse de inmediato, y ahora fue Pilika quien estalló en risas al darse cuenta de que Choco no reconocía a Horohoro debido al corte radical de cabello que habían tenido que hacerle.
- ¿¿¿¡¡¡Pelado!!!??? ¡¡¡Aquí el único pelado eres tú, Chocobestia!!! ¿¿Qué fue de tu melena afro ridícula??
- ¿¿Y qué fue de tus pelos parados ridículos, Loroloro?? - retrucó el moreno, con una sonrisa maligna.
- ¡¡¡Cállate o te borro del censo, idiota!!!
- ¡¡¡Ay, me muero de miedo!!! ¡¡¡Ay, ay!!! - la voz de Choco se había tornado un chillido casi femenino, llevaba una minifalda (sacada de no se sabe dónde) sobre el traje, y daba saltitos, burlándose del rabioso ainu. Era realmente muy gracioso, tanto que Pilika estaba casi echando el hígado de tanto reírse, Lyserg sonreía bondadosamente e incluso Tamao se reía por lo bajo.
Pasó un buen rato antes de que se calmaran las cosas, rato durante el cual la peliazul tuvo que contener a su hermano para que no le cayera a patadas al moreno, que ahora había vuelto a la tranquilidad y estaba sentado de lo más pancho, bebiendo una taza de té que Tamao había traído y haciendo gala de unos modales casi tan impecables como los de Lyserg.
Pronto notaron que el joven ahora podía hablar educadamente y prácticamente sin acento cuando quería, y que podía llevar una conversación sobre reminiscencias del torneo sin caer en las provocaciones que Horo, algo enfadado con su presencia, dejaba caer de cuando en cuando. Lo cual ya era una proeza, considerando que el ainu podía ser realmente impertinente.
- Has cambiado mucho, Chocolove - comentó el inglés, señalando la apariencia del joven.
- Nah, la mona aunque se vista de seda, mona se queda - escupió Horo con disgusto, recibiendo un buen coscorrón de parte de su hermana - ¡Ay!
- ¿Qué has hecho en estos años? - preguntó Pilika, interesada en el tema y en desviar la atención de su hermano para que no comenzara el conato de pelea de nuevo.
- Pues mucho, me asocié con un brody y ahora tenemos un gran circo que viaja por todo el país - explicó el moreno con orgullo -, y además estoy comenzando una cadena de clubes nocturnos, así que me va muy bien.
- Talento para los negocios, ¿eh? ¿Es por eso que ahora luces diferente? Digo, ahora eres menos... ummm... colorido....
- Bueno, muchachas, qué más quisiera yo que andar por ahí tranquilazo con mi manta de colores y enseñando al mundo la maravilla exquisita de mi pecho desnudo, pero no se puede hacer negocios vestido así - una chispa de malicia brilló en sus ojos. Horo resopló indignado, Lyserg y Pilika sonrieron y Tamao se sonrojó -. No tiene tanta importancia; pero después de vivir en las calles casi como un mendigo uno aprende a apreciar las cosas buenas. Y yo he descubierto que me gusta la ropa buena, pues...
- Por lo menos tus modales han mejorado - apuntó Horo, incapaz de quedarse callado.
- También eso se aprende - concedió Choco con elegancia.
- Y no has dicho un solo chiste malo desde que llegaste... - señaló Lyserg, de buen humor.
- Eso se puede remediar... ¿saben lo que le dijo la madre poste a su hijo el postecito? - todos lo miraron frunciendo el ceño y con cara de 'mí no entender' - Pues le dijo "póstate bien"...
- ¡¡¡¡¡NOOOOO!!!!! - voceó Horo, poniéndose rojo, y una lluvia de coscorrones cayó sobre la cabeza del pobre moreno, que quedó en piso con los ojos como remolinos y la cabeza llena de chichones, como en los viejos tiempos.
- Algunas cosas no cambiarán jamás - sentenció divertida Pilika.
Tamao los dejó para ir a preparar la habitación que le correspondía a Chocolove mientras la ainu, que se había ofrecido como voluntaria, lo ponía al corriente de todo lo que había pasado en los últimos años. Pronto llegaron al tiempo presente y la chica le explicó que ella y su hermano habían venido a arreglar algunos asuntos de la tribu y los sorprendió el anuncio de la boda, por lo que decidieron quedarse.
- ¿Y dónde está la feliz pareja de tortolitos enamorados? - la pregunta del moreno hizo que Pilika casi se ahogara de risa otra vez, considerando que se refería a Yoh y a Anna, a quienes no les iba para nada la romántica y cursi etiqueta de tórtolos.
- Pues no sé, creo que iban a visitar a unos amigos de los abuelos de Yoh...
- ¿Y qué es del chinito loco, de Len, pues? - preguntó, quedando desconcertado cuando Horohoro enrojeció ostensiblemente y Pilika hizo un gesto agridulce.
- Ya lo verás... tiene negocios en la ciudad, así que permanece viviendo aquí.
- Ojalá se haya ablandado un poco con los años, nunca he conocido a otro tipo tan estirado y tan listo para enfadarse como él, es el más picajoso de todos... ¡otro que nunca apreció mis chistes!
- Pues no esperes nada diferente... está igualito de bestia - comentó la peliazul, mirando de reojo a su hermano, que lucía sumamente incómodo.
Chocolove, dándose cuenta de la incomodidad del ainu aunque no supiera el porqué (y queriendo saberlo, a todas luces), se arrimó hacia él y puso un brazo alrededor de sus hombros, hablándole en tono conspirador:
- Ajajá... y cuéntenme... ¿tienes una novia en la ciudad, Loroloro? ¡Me encantan los chismes amorosos!
Lyserg, que estaba sentado justo junto a Horo, olfateó problemas en el aire y se aclaró la garganta discretamente, apresurándose a alejarse del foco de discordia, luciendo algo alarmado. Por un momento, la preocupada Pilika pensó que la cara de su hermano iba a reventar, porque a buen seguro toda la sangre de su cuerpo había corrido hacia allá. Se limitó a contestar por él, dado que era evidente que el chico no podía hablar.
- No, no tiene novia...
- ... ¿novio, entonces?
Un silencio siguió a la desenfadada pregunta, y la ainu, harta ya de mediar en el asunto, resopló:
- ¡Que te lo diga él!
- ¡Yo no tengo porqué decirle nada al chicharrón éste! - barboteó Horo, cuya cara ya había pasado del rojo al púrpura mientras se quitaba a Chocolove de encima de un empellón.
- ¿Que no? ¡Pues de todas maneras se va a enterar, así que es mejor que se lo digas!
- ¡¡¡Eres una BOCONA!!!
- ¡¡¡Y tú un ASQUEROSO COBARDOTE!!! ¿¿¿No que muy en serio con Len??? ¿¿No que lo quieres mucho?? ¿¿Entonces porqué &%#$&# no lo dices tranquilito y ya?? ¿¿¡¡¡Es que te da vergüenza decirlo, EH!!!??
Los hermanos se miraron echando chispas, y sólo dejaron de lanzarse miradas asesinas cuando un sonido gorgoteante, como el de alguien que se ahoga, llamó su atención: Chocolove yacía en el piso (adonde lo había enviado el empellón de Horo) con cara de estar asfixiándose, su rostro tan congestionado que casi se veía morado.
Lyserg lo agarró por el cuello de la camisa para enderezarlo y tratar de administrarle los primeros auxilios, pero se detuvo al ver que sendos lagrimones corrían por las mejillas del moreno... se estaba ahogando, pero de la risa.
- ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!!!!! - la risa estentórea de Choco retumbó en la habitación apenas logró tomar el aliento que le hacía falta para estallar - Nomás esto me faltaba, ¡¡¡Loroloro y Len Tao el Apretao, la pareja del siglo!!! ¡¡Esta sí que es buena!! ¡¡¡MUAJAJAJAJAJAJA!!!
- ¡¡¡Ahora sí lo MATO!!! - vociferó el ainu, echándosele encima como un animal salvaje.
La escaramuza duró unos minutos, hasta que Lyserg y Pilika lograron contener a Horo por obra y arte de la pura fuerza bruta, mientras que Choco, ya más calmado, moqueaba a consecuencia de la risa que lo había hecho llorar y de un certero golpe que el ainu le había aplicado en la nariz.
- ¡Suéltenme... déjenme... que lo mato!
- ¡¡Pero ya cálmate, hombre, pues!! ¡No es para tanto! - terció el moreno, alisando las arrugas de su traje - No sé porqué te ofendes, oye... me alegra que estén juntos, es bonito... pero también es muy gracioso, me acordé de lo mucho que se peleaban y me dio risa...
Horohoro se quedó muy quieto, mirándolo de hito en hito.
- ¿No te estás burlando?
- Que no, chico, estás paranoico. Admite que es gracioso pensar en lo mucho que se pelearon y ahora resulta que se quieren... tú que eres tan terco, pero sobre todo ese Len Tao que tiene el trasero tan apretado que no le cabe un pa...
- Vale, Chocolove, creo que entendió el punto - le interrumpió Lyserg, enrojeciendo y tratando de que no se repitiera el escándalo de momentos antes.
Tamao apareció en el umbral, recorriendo con sus ojos muy abiertos la escena. A su lado estaba Manta, que acababa de llegar, y cuyos ojos, ya de por sí bastante abiertos, se salieron aún más de sus órbitas al ver al moreno.
- Ejem... la cena está servida.
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Yoh se frotó el estómago, ahora abultado por la cantidad de comida que había consumido, con una sonrisa de oreja a oreja que hizo que Anna suspirara, armándose de paciencia. Habían terminado en un restaurante al aire libre degustando un par de pizzas enormes que el shaman devoró con el apetito y la alegría de un niño cavernícola.
- Ahhhh, ya me siento mejor. ¿Y tú Annita? ¿Estás satisfecha?
La itako miró hacia abajo a su propio estómago, algo abultado también, y se sonrojó un poco.
- Después de semejante atracón, creo que sí... a ver, ¿qué era lo que querías decirme en privado? - preguntó, mirando a su alrededor. Tenían una relativa privacidad para hablar, porque aunque había bastante gente las mesas estaban lo suficientemente separadas como para permitir una conversación íntima.
- Esto... - el rostro del shaman se coloreó un poco - es que no sé cómo abordar el tema, Anna...
- A ver... se trata de nosotros, porque si no no habría necesidad de decírmelo en privado... - el joven asintió, cada vez más colorado - es algo tan privado que te resulta embarazoso y por eso te estás sonrojando... - volvió a asentir - sospecho que tiene algo que ver con el sexo, ¿o me equivoco?
- No te equivocas...
- ¡Pues deja ya de darle vueltas al asunto y ve al grano de una vez, caramba! No querrás que te lo saque a golpes, ¿o sí?
- ... a lo mejor sería interesante que lo intentaras - dijo Yoh en tono pícaro, tratando de aligerar el ambiente; pero la rubia sólo enrojeció y frunció el ceño.
- ¡Yoh Asakura! ¡Dilo ya de una vez!
- Ummm... tendríamos que haber hablado de esto ya, pero es que... nunca me acuerdo, y cuando lo recuerdo no es el momento adecuado, y...
La itako se puso de pie y lo agarró por las solapas de la camisa, levantándolo de la silla en la que estaba sentado, sin importarle que los ocupantes de las otras mesas a su alrededor los miraran con curiosidad y no poca diversión.
- ¡Dilo YA!
- Se trata de que no hemos hablado de los... - comenzó Yoh en un susurro - ummm... de los hijos y de... este... los métodos anticonceptivos, y... ¡¡ay!! - se quejó el shaman cuando la chica lo dejó caer de nuevo violentamente en su asiento.
Una muy sonrojada Anna volvió a sentarse frente a él, las mejillas ardiendo.
- ¿Conque de eso se trataba?
- Sí... mira, Anna, yo no quiero asumir nada porque tú eres una persona independiente y tienes tus propias ideas, pero ya que no hemos hablado de esto... he pensado que probablemente no querrás tener hijos tan pronto, porque aún no terminas tu carrera. Lo que nos lleva a pensar en los métodos para evitarlos por el momento... quiero decir, yo puedo usar preservativos y no hay problema, pero siempre hay que considerar ambos lados y...
- Eso ya está pensado, idiota, ¡cómo se nota que eres hombre! - bufó la rubia, enfadada y roja a más no poder - Apenas se anunció el compromiso fui al ginecólogo, cabeza hueca. Sabes siquiera lo que es un ginecólogo, ¿verdad?
- Claro que sí, Annita, ¡no te enfades! - suplicó el joven cómicamente, con ríos de lágrimas corriéndole por las mejillas.
- ¿¡Que no me enfade!? ¿Cómo no voy a enfadarme, si todo me lo dejas a mí? ¿Qué crees que hubiera podido pasar si en alguna de estas... ocasiones hubiéramos llegado a... a hacerlo y ninguno de los dos estuviera protegido? - Yoh abrió la boca, pero la itako no lo dejó hablar y prosiguió con su murmullo furioso - ¡Y no me digas que llevas preservativos encima! ¡Si los has llevado es porque seguro esperabas que alguna perdida se te resbalara en la calle! ¡Si es que...!
El shaman se levantó de un salto, salvó la distancia que los separaba, y cortó efectivamente la rabiosa diatriba de Anna con un beso kilométrico. Los ocupantes de las mesas a su alrededor silbaron, soltaron exclamaciones de ánimo y hasta aplaudieron ante el espectáculo gratuito.
Cuando Yoh volvió a su asiento, estaba casi tan rojo como su prometida y respiraba agitadamente; el método para callarla era efectivo, pero tenía efectos secundarios muy notorios, sobre todo estando en público. Cuando la gente alrededor de ellos se aquietó y su respiración se hubo normalizado (o casi), el joven se atrevió a hablar de nuevo.
- Hija, contigo las lleva uno todas perdidas... ¿sabes lo que me haces? Hace casi un mes que no me muevo sin llevar encima al menos un preservativo, hasta he practicado a ponérmelo y ha sido una de las cosas más embarazosas que he hecho. Si pienso en protegerme, la idea te molesta; y si no lo pienso también te molesta, ¿cómo le hago para complacerte?
Anna respiró hondo antes de contestar.
- En algo has tenido razón: debimos hablar de esto hace mucho. Lo siento - se disculpó, sorprendiéndolo tanto que estuvo a punto de caerse de la silla -, pero es que cuando pienso que has podido estar con otra pierdo la cabeza. Y bueno, me alegra saber que de alguna manera también tú has pensado en eso, y que no he sido sólo yo la que se ha comido el coco con el asunto...
- Vale, pero no me has dicho nada. ¿Tenía yo razón? ¿Quieres esperar?
- Pues sí, tenías razón en eso también. Me conoces bien - suspiró -, el doctor... o más bien la doctora, porque no tuve valor para hablar de esas cosas con un hombre... me examinó y me recomendó unas píldoras con las que he estado a prueba.
- ¿Y qué ha pasado? Esas cosas no son precisamente inofensivas, ¿algún efecto secundario? - preguntó Yoh, interesado.
- Pues aparte de algún malestar idiota como dolor de cabeza, nada. Como ves, ni siquiera he engordado, que me advirtió que podía ser uno de los riesgos... aunque claro, ando un poco más irritable que de costumbre...
- ¿Sólo "un poco"? - bromeó el shaman, y la itako le dirigió una mirada congelante.
- ¡No me presiones, Yoh Asakura!
- Vale, vale. Y cuando decidamos tenerlos, ¿cuántos hijos te gustaría que tuviéramos?
- Ya veremos cuando llegue el momento, que no soy una incubadora, zoquete - no pudo menos que sonreír, ablandada, al ver que Yoh soltaba su risita característica.
No había vuelta de hoja: no podía estar enfadada con él más que unos pocos minutos, porque le quería tanto que cada cosa que hacía, hasta la idiotez más sublime, la enojaba y enternecía a la vez. Era un concepto extraño, pero no resultaba tan bizarro teniendo en cuenta lo mucho que ambos tenían en común a pesar de sus diferencias de carácter, que más que hacerlos diferentes los hacían complementarios el uno del otro.
Como la cara y la cruz de una moneda, así eran los dos.
- Anna...
- Qué.
- ¿Dejarás que Ryu haga la despedida de soltero como lo tenía planeado?
- ¿Acaso tengo otra opción? Jun ha planeado también una para mí, y tiemblo sólo de pensar en lo que se le pudo haber ocurrido...
- ¿Y vas a dejar que traiga a la bailarina exótica?
- No puedo prohibírselo, porque es seguro que la 'graciosa' de Jun Tao traiga a un chico a bailar también... no tendría base moral para prohibirle a Ryu que trajera a una chica, o chicas, o travestidos, o qué se yo qué...
Yoh se echó a reír, pero se calló cuando la itako lo miró con sus ojos oscuros e insondables cuya expresión prometía castigos peores que la muerte.
- Annita, no me mires así... ¿qué pasa?
- Que lo voy a permitir, voy a dejar que se forme el relajo en la casa... pero siempre tendré la manera de saber si te sales de madre y empiezas a meter mano... y si eso sucede, pídele ayuda a todos los espíritus en la tierra y en el mar porque te aseguro que te vas a arrepentir...
El shaman se estremeció, pero no retrocedió; al contrario, se inclinó por encima de la mesa hasta que su rostro quedó apenas a unos centímetros del de su prometida, con una expresión muy seria y el ceño fruncido.
- Pues yo te digo otro tanto, Annita. Sé muy bien que ustedes, las chicas, son aún peores que nosotros en este tipo de situaciones - la itako abrió la boca para protestar, pero la mirada explícita de Yoh la hizo callar -... y yo también tengo maneras de saber si algo sucede. Si un tipo llega a ponerte la mano encima, yo...
- ¿Tú qué? - preguntó la itako, mirándolo con los ojos muy abiertos, fascinada.
- Le voy a dar una paliza tal que no va a poder caminar en meses. Y a ti... - hizo una pausa, y Anna parpadeó, tocándole el turno de estremecerse - a ti te voy a encerrar en mi habitación y te voy a hacer el amor hasta que no pueda más, y no vas a salir de ahí como no sea descalza y embarazada, como las buenas mujeres a la antigua... ¿has entendido?
- Sí, amo - dijo la rubia en tono zumbón, pero sus ojos brillaban reflejando la expresión casi feroz que tenía el rostro de su prometido.
En momentos como ése, su adoración por él se elevaba a alturas casi enfermizas. Le encantaba verlo celoso, pero no quería jugar con esas cosas pues sabía por experiencia propia lo amargos que podían ser los celos.
Después de dejar el restaurante, dieron un tranquilo paseo y abordaron el auto, regresando a la casa tan tarde que la mayoría de los habitantes estaba ya durmiendo cuando llegaron.
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La mesa del desayuno estaba puesta y ya Ryu, Chocolove, Manta y Lyserg estaban comiendo y charlando animadamente. El señor Takehito aún no aparecía, al igual que Yoh y Anna, y las chicas estaban en la cocina.
- ¿Y entonces, Choco? ¿Qué dices? ¿Te unes a la diversión esta noche? - Ryu parecía muy contento, blandiendo unas coloridas maracas que había sacado de no se sabía dónde. Probablemente Chocolove había sido el responsable de introducir los ofensivos objetos en la casa. Y hablando del moreno, éste no iba vestido con tanta formalidad como el día anterior, pero el buen gusto de sus ropas gritaba a las claras que eran de diseñador.
- ¡¡Diversión es mi segundo nombre!! - repuso el aludido, riendo - Pero... ¿cómo vas a hacer con las mujeres de la casa?
- Eso está arreglado - dijo Anna, entrando en el comedor con la manera silenciosa y sinuosa que tenía de moverse, y congelando efectivamente al moreno en su sitio -. Bienvenido, Chocolove. Les decía que eso está arreglado: nosotras estaremos en el piso de arriba y ustedes en la salita aquí abajo, así que no habrá problemas.
- ¡Qué bueno que se decidió a aceptar mi idea, doña Anna! - dijo el shaman de la espada de madera, muy contento, poniendo los ojitos como dos medias lunas de felicidad.
- No creas que por haber aceptado voy a permitir que se formen relajos, Ryu. No quiero desastres, no quiero que destrocen los muebles, y quiero que limpien todo al terminar, ¿entendido? - repuso fríamente la itako, sentándose a la mesa y dedicándole su mirada más aterradora. Ryu asintió, tragando con dificultad.
- Le prometo que todo va a llevarse con mucho orden, doña Anna.
- Entonces no va a ser divertido, va a ser aburrido... - masculló Manta. La itako alcanzó a oírle, pero no dijo nada; se limitó a congelar al cabezón con otra mirada siberiana.
- ¡Hola Anna! - saludó Choco, una vez que la conversación entre ella y Ryu pareció finalizar, mirando a la rubia con interés - Las chicas también tienen fiesta, ¿eh? - la vio fruncir el ceño.
- Sí, contra mi voluntad, como todo lo que va a suceder aquí esta noche. Espero que los años te hayan dado un poco más de juicio, Chocolove... supe por Yoh que tienes un negocio ahora, ¿de qué se trata? - comenzó, en tono de conversación.
El moreno, alentado por su actitud receptiva (bueno, todo lo receptiva que podía ser tomando en consideración que se trataba de Anna), comenzó a hablar del negocio con entusiasmo. Se vio interrumpido por la llegada de Yoh, que se mostró muy contento de verle, a tal punto que el saludo entre los dos fue casi una coreografía de giros, apretones de manos y palmadas en la espalda.
En medio de la conversación llegó Len Tao, como lo hacía de vez en cuando para darle a Anna el aventón hasta el instituto; sólo que esta vez traía a remolque a su hermana, que le guiñó un ojo travieso a Pilika haciéndole una seña que decía "hablamos más tarde".
Len, que al entrar había dado los buenos días de manera general, le dirigió de pronto una mirada desprevenida al desconocido moreno sentado a la mesa y sus ojos amarillentos se agrandaron al sumar dos más dos y darse cuenta de quién se trataba.
- ¿¿¿Cho...cho-cho...??? ¡¡¡Bajamangos!!! ¿¿Qué haces aquí??
- ¡Len Tao el Apretao! ¿¿Cómo est...??? - no alcanzó a terminar el saludo porque ya Len lo tenía en una llave, rodeándole el cuello con uno de sus musculosos brazos.
- ¿¿¿Cómo me has llamado??? - una vena palpitaba en la sien del joven chino y su voz era baja y sibilante.
- ¡¡A... pre... TAO!! - silabeó Chocolove con algo de dificultad, gracias a que casi estaba siendo ahorcado.
- Tú... tú... - barboteó Len, apretando la llave. Yoh, viendo que las cosas podían salirse de control, se acercó y con facilidad hizo que el shaman de China soltara al moreno, que terminó sobándose el cuello y alisando su camisa.
- ¡Qué mal humor, pues! ¡Sigues siendo el mismo tipo bestia de siempre!
Yoh prácticamente obligó a Len a sentarse a la mesa, quedando casualmente ubicado junto a Horo. El chino respiró profundamente tratando de calmarse y de no mirar a Chocolove, quien sí lo miraba abiertamente y con malicia.
Después de unos minutos las cosas se habían normalizado, más o menos, y la conversación volvió a reinar en la mesa. Len, que había permanecido callado hasta entonces, se atrevió a levantar la mirada del plato que la siempre oportuna Tamao acababa de poner frente a él y miró a Horo, que estaba sentado a su lado.
Por casualidad lo sorprendió mirándolo, y ambos se sonrojaron hasta las orejas. Por desgracia, el movimiento no pasó inadvertido para Chocolove, quien desde que el chino llegó estaba muriéndose por hacer algún comentario al respecto... y lo hizo en ese preciso momento:
- ¡Pero muchachos! ¡Por nosotros no se paren! ¿Es que ni siquiera van a saludarse con un besito?
Lo que sucedió a continuación fue un poco confuso, porque ante los aturdidos espectadores pasó un torbellino. Luego que se aclaró, pudieron ver que el "torbellino" no era otro que Len Tao, quien se había abalanzado como una fiera sobre la mesa para caerle encima al desprevenido moreno, y ahora se encontraba estrangulándolo en serio.
Después de unos momentos de confusión, Yoh intervino de nuevo, pero esta vez tuvo que utilizar la fuerza bruta para separarlos, porque Len estaba tan furioso que prácticamente le salía humo por las orejas.
- ¡Len, compórtate! - exclamó Jun, molesta y a punto de echársele encima también para sujetarlo.
- ¡Len, cálmate YA! - bramó al fin el shaman de cabellos castaños, enfadado por el esfuerzo que suponía sostener al shaman de China, que pateaba y gruñía sin control, como un animal salvaje.
Ryu sujetaba a Horohoro, que había estado a punto de meterse en la pelea por iniciativa propia, sólo que Len había llegado primero y además el shaman de la espada de madera había saltado a tiempo para impedirlo; Lyserg, por su parte, sujetaba por segunda vez a Chocolove, quien de nuevo estaba lleno de chichones y más mareado que un trompo.
- ¿Pero es que no has oído? ¡El muy desgraciado se está burlando!
- Cállate, Len. Esa no era su intención, ¿no sabes que es muy bromista? No se está burlando - trató de conciliar Yoh, sin soltarlo por si acaso.
- Es verdad lo que dice Yoh - saltó Pilika, harta ya de todo el asunto -, era sólo una broma. Además, ¿qué tiene de malo lo que dijo? ¿Acaso ustedes no son novios y se... argh... besan? ¿Eh? Pero, por favor, frente a mí no lo hagan...
- ¡¡PILIKA!! - rugió Horo, con la cara como un tomate.
- ¡¡YA BASTA!! - el par de palabras, dichas en voz alta pero sin llegar al nivel de los gritos, bastó para que todos se congelaran en el sitio: Anna se había levantado de su asiento, los brazos en jarras, la mirada tormentosa y el rostro congestionado - Chocolove, ni un comentario más acerca de Len y Horo. Y en cuanto a ustedes... - miró al ainu y al joven chino, y ambos temblaron - van a hacer el favor de aclarar su relación aquí y ahora.
- ¿¿A-aclarar?? - ver a Len tartamudeando y morado como una berenjena, era todo un espectáculo. Pilika, divertida, pensó que era casi tan bueno como para cobrar entrada; mientras que Tamao, enfrentada a una de las cosas que menos quería ver, estaba impresionada y no encontraba hacia dónde mirar. Terminó escurriéndose hacia la cocina sin que nadie lo notara.
- Sí señor, aclarar. Que todos los que estamos aquí sepamos a qué atenernos respecto a su relación, para que ya no haya comentarios ni especulaciones, y podamos evitar escenas deplorables como ésta - los ojos oscuros brillaron.
Yoh, que conocía más o menos los estados de ánimo de la rubia, se dio cuenta de que aunque su rostro tenía una expresión de enfado, lo que había en su mirada era... diversión. Las palabras diversión y Anna, juntas en la misma frase, eran una cosa que el shaman jamás creyó que llegaría a ver... pero estaba viéndolo. Anna estaba gozando lo suyo con la confusión y la vergüenza de los chicos.
- ¿Y bien? - presionó la rubia. Len suspiró y su rostro tomó un color más normal. En cambio, Horo estaba casi ahogándose.
- Pues aún no lo sé, Anna. ¿Qué somos, Horo? - el acortamiento cariñoso del nombre hizo que Choco soltara una risita y que Ryu y Jun suspiraran, poniendo los ojos como corazones. Pilika murmuró '¡guácala!', y Lyserg sonrió, aunque estaba un poco colorado.
- Pues yo... no sé. Pareja, supongo - aventuró el ainu, poniéndose aún más rojo y sin mirar al joven chino.
- Ya está, él lo ha dicho, somos pareja - concluyó Len rápidamente, de manera terminante.
- ¡¡¡Esto hay que celebrarlo, pues!!! - de la nada, como siempre, el maltrecho moreno sacó dos botellas de champaña y Ryu, que ya había soltado a Horo, fue en un salto a la cocina y trajo un montón de copas. Los jóvenes estaban tan anonadados ante el despliegue de alegría por parte de Chocolove que no se atrevieron a objetar el brindis, a pesar de que estaban avergonzados por ser el centro de atención. Ni siquiera Anna abrió la boca para chistar.
- ¿Champaña para el desayuno? Uyyyy, espero que no se me suba - dijo Pilika entusiasmada, agarrando una copa llena.
- ¿Y quién dijo que podías beber? ¡¡Eres una menor!! - vociferó Horo, tratando de arrebatarle la copa. Pilika lo evitó con una finta y un salto, y lo miró con ojitos tiernos de borrego.
- ¿No me vas a dejar brindar por tu salud y felicidad?
El ainu dudó. Cuando Pilika usaba esa mirada enorme y húmeda para manipularlo, sabía que las tenía todas perdidas.
- Está bien, ¡pero no te pases!
- Toma - Chocolove le pasó al confundido Len una copa servida y éste la tomó examinándola con atención, como si temiera que fuera a morderle - ¡ándale, Len Tao, que no está envenenada ni tiene truco! Palabrita de honor...
- Moreno... creí que te estabas burlando de nosotros - le dijo en voz baja, los fieros ojos dorados aún molestos.
- ¡No hombre! No quería que pensaras que soy homófobo o algo por el estilo... lo que pasa es que estabas tan rígido que tuve ganas de decirte algo que te soltara un poco. Ryu me comentó temprano que ustedes no lo habían hecho oficial y que andaban más bien incómodos ante los demás, así que...
- ¿Quieres decir que lo planeaste? - lo miró, atónito, sin saber si enojarse de nuevo o echarse a reír. El moreno puso la boca en actitud de beso y le guiñó un ojo.
- Digamos que sabía que alguien iba a reaccionar. ¿Acaso no soy un cupido guapo y adorable? ¡Ay! - un coscorrón muy bien administrado por Horohoro, que había estado detrás de él todo el rato escuchando la conversación, cortó las caritas graciosas de Chocolove.
- Lo dicho: la mona, aunque se vista de seda...
Len miró a Horo y le sonrió, haciendo que el moreno, mostrándose discreto por una vez en la vida, hiciera mutis por la izquierda sin decir esta boca es mía, uniéndose a los demás. El ainu y el shaman de China se dirigieron hacia el porche para alejarse del grupo y de los oídos inoportunos, sentándose en los escalones de entrada.
- ¿Te ha molestado mucho con el asunto? - preguntó el joven chino, refiriéndose evidentemente a Chocolove.
- Bueno, anoche me molestó muchísimo y casi lo estrangulo... igual que tú hoy, pero ya me estoy acostumbrando de nuevo a que es su forma de ser. Además, no parece que sus intenciones sean malas, aunque su manera de expresarlo no es la mejor - dijo el ainu, frunciendo el ceño.
- Nada más nos faltaba que encima Anna se aliara con él sin querer... esto ha sido lo más vergonzoso que me ha pasado en los últimos años, no me acuerdo de la última vez que me sentí tan expuesto.
- ¿Te molesta que ahora sea público? - preguntó Horo, clavando la mirada en el suelo. Las cejas de Len se elevaron, dando a su rostro una expresión sorprendida.
- ¿Que si me molesta? ¡Claro que no! Aquí todo el mundo lo sabía, de todos modos. Lo que me contrarió es que por un momento fuimos el centro de atención, y temía que alguien dijera alguna barbaridad que me hiciera perder los estribos - un leve rubor coloreó sus mejillas de nuevo, y por un instante pareció un escolar pillado en falta -. El moreno tiene su cuota de razón... a veces tengo... ummm... esto... exceso de temperamento.
- Admítelo, Len, eres el rey del mal humor, y te pones la mar de bestia a veces - repuso el ainu con una sonrisa de oreja a oreja -, no se te puede decir nada sin que saltes como un tigre. Yo también tengo lo mío en ese departamento, claro, pero en ti parece ser un estado permanente.
- Vale, búrlate todo lo que quieras - bufó Len, mirándolo de reojo con el ceño fruncido.
- No me burlo, ¿ves que ya estás paranoico? Es un hecho que la menor provocación te pone furioso - se carcajeó Horo.
Sin pensar, el joven chino lo rodeó con un brazo, sonrojándose un poco al ver la sorpresa en la cara del ainu.
- ¿Qué pasa? ¿No puedo abrazarte? ¿Y qué hay de lo que acabamos de decir allí adentro? - preguntó de pronto, con agresividad.
Horo, simplemente, se echó a reír.
- Eres el colmo, te pones agresivo nada más porque me sorprendo - se puso serio por un momento -. Oye, Len... anoche mi hermana se enfadó conmigo y me riñó porque no me atrevía a decirle a Chocolove sobre lo nuestro, me llamó cobarde. Quiero que sepas que yo... bueno, que no es cobardía, ni me avergüenzo de nada, es sólo que todavía estoy acostumbrándome a la situación, y a veces no sé cómo manejarlo.
- A mí también me pasa. Ya aprenderemos - dijo Len sin enfadarse esta vez, apoyándose en él. Horo inclinó la cabeza y besó lentamente la suave mejilla que quedaba a su alcance, deslizando suavemente los labios hasta que entraron en contacto con la boca del joven chino.
Habían transcurrido sólo unos pocos deliciosos segundos cargados de besos, cuando el sonido de alguien aclarándose la garganta detrás de ellos los hizo separarse con renuencia. Jun estaba en la puerta, con una sonrisa tan grande y pícara que hubiera bastado para sonrojar al más pintado, como en efecto lo logró con ambos.
- Ejem... chicos, siento interrumpir, ¡lo siento muchísimo, de veras! Pero Anna quiere saber si ya puede salir, porque tiene que llegar temprano al instituto hoy. Ah, Len, casi lo olvidaba: Ryu quiere saber si va a contar con tu presencia esta noche para la despedida de soltero de Yoh...
- Dile que no me la perdería por nada. Y dile a Anna que sí, que nos vamos ya - masculló Len, mosqueado por la actitud maliciosa de su hermana. Se volvió a mirar a Horo, que estaba cortado y colorado -. Nos vemos esta noche, entonces.
- Umm... está bien.
Jun entró y Anna salió casi al instante, preparada ya con su bolso en ristre. Subió al auto de Len y éste arrancó con cara de pocos amigos.
- ¿Jun no viene?
- No. Tiene la intención de pasar el día aquí preparando la fiesta. Lo creas o no, la sola idea me pone a temblar - dijo Anna secamente. El chino guardó silencio durante un par de minutos.
- Parece que la única misión en la vida de todos es interrumpirnos en los peores momentos - dijo al fin, con algo de rencor.
- ¿Te vas a quejar? No sabes las que he tenido que pasar yo. Te aconsejo que si quieres tener un momento de... ejem... ternura con tu pareja, la saques de la casa; porque dentro de los límites del terreno no es posible tener un rato de paz sin que alguien te interrumpa - repuso la rubia, encogiéndose de hombros.
- Ya lo he comprobado - concedió Len, suspirando con resignación - Oye, por lo visto mi hermana se está tomando muy en serio lo de la fiesta, ¿eh?
- No me lo recuerdes...
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Durante el día, varios vehículos de reparto llegaron a la casa de los Asakura cargados de comida, bebida y accesorios para las fiestas. Jun y Ryu parecían generales ordenando a los empleados dónde poner las cosas, mientras que Pilika escarbaba en las cajas contentivas de las sorpresas para la fiesta de las chicas.
Tamao tuvo su quincuagésimo sonrojo del día al ver los envases con formas definitivamente fálicas, y casi se desmaya cuando Jun, siempre bromista, metió uno de los 'juguetitos' en su plato de sopa durante el almuerzo. La pobre levantó la cuchara sin mirar lo que contenía y se la metió en la boca, dándose cuenta de todo sólo cuando sintió algo que definitivamente no era verdura y las chicas comenzaron a reírse a carcajadas.
Caía ya la tarde cuando de nuevo llamaron a la puerta, y Pilika, convertida en portera oficial ya que Tamao estaba en la cocina con Jun, abrió para encontrarse de manos a boca con una mujer tan alta y escultural como Jun, que vestía toda de negro y llevaba anteojos negros. Unas puntas de cabello rubio platino asomaban por debajo del negro sombrero emplumado que la mujer llevaba encajado casi hasta cubrirle las orejas.
- ¡¡¡Hoooolaaaaaaa!!! Ésta es la casa de los Asakura, ¿verdad?
- Ummm. Sí. Y usted es...
- Yo a ti te conozco, eres la hermanita del chico éste que andaba con Yoh, Horohoro. Yo soy Shalona, creo que están esperándome - dijo la mujer, quitándose los anteojos negros y dedicándole una sonrisa decididamente maliciosa a la joven ainu.
- Acabáramos - masculló Pilika, viendo que tendrían que vérselas con alguien similar a Jun -. Pasa.
Próximo capítulo: El rey de la rumba
N.A.: Ahora ando sumergida en el papeleo y sobrecargada de trabajo xDD, pero algo de tiempo he tenido que sacar. Quería preguntarles si tienen reservas respecto a un poquito de cítrico, porque creo que es evidente que en próximo cap las cosas se ponen calientes tanto del lado shounen ai como del hetero. Ah, y perdonen la tardanza... tengo 500 ideas de fics rondándome la cabeza y nada de tiempo pa escribirlas, ahora mismo ya tengo bastante con éste, que escribo caps MUY largos; la serie de viñetas lemon de La Ley, que tengo escritas ya otras tres pero sin revisar, y eso sólo en SK, porque encima tengo Dorado y Cálido de YGO que ya llevo por el cap 4 y pienso seguir, tengo otra historia de YGO que aún no publico pero que ya llevo adelantada y también es larga; tengo una de Slayers casi abortada y otra que acabo de empezar (Uno), quiero invadir otros dos fandoms y si sigo no paro...
Gracias a mis reviewers: Rally (¿en serio la imprimes? O_o), Layla Kyoyama (esperar y ver ^^), Akima (gracias, bienvenida a los reviews xD, la idea de Basón y Amidamaru de damas es hilarante xD), anna15, Asuka de Black, Haruko Haruhara (no te preocupes, era sólo comentario a una rev xD), Amber (jeje, ya veremos. La idea es buena, pero te informo que en las bodas shinto no hay damas ni nada que se le parezca), Brenda-chan (no niiiñaa, Minoru es por lo menos cuatro años menor que ellos xDDD), Zelshamada (¡bienvenida! Tu 2 en 1 la tengo pendiente pa leer y nunca puedo ;_;. Sí, soy venezolana, de Margarita xDDDD, ¿y tú?), Bonis (quisiera yo descansar, pero ahora además de trabajar debo correr buscando papeles... niña, tus ideas son espectaculares xDDD), Viru-chan (gracias! ah, y la mayoría los sube en word), Aredhel (¡bienvenida!), Sonomi (tan lindo Choco, ¿verdad?), Loreley-chan (bueno, tendría que darte una guía, pero donde dice documenta manager es donde los subes, y luego pones browse para buscar en qué parte de la compu tienes la historia), Jaisa-Kura (gracias. Otro fic que tengo pendiente por leer, pero ¡es que no me queda tiempo! Entre todo lo que tengo que hacer y escribir, se me va todo ;_;), Souji-Hao, Fany, Anna/Asakura, Anto-chan (pues la idea está muy bien, las cosas no son lemon a menos que uno quiera... ¿lo preguntas porque la prota tendría que ser cortesana? Pues... yo diría que la desarrollaras y nada más, a ver qué sale), Mile (bienvenida ^^), Lady Kaoru, Tyci (gracias y bienvenida al mundo de los fics, encontrarás muchas cosas buenas por aquí. Me alegro que te guste cómo he ido llevando la historia), Angel Celesty (gracias ^_~), Hidrazaina (al fin de vuelta, ¿eh? Pues sí, me saqué un 10 ^^ Nada, a esperar toca), Takami Megunata (ya verás, ya verás xDDD).
