El ganador se lo lleva todo
por Karoru Metallium
XXXVII
Indeleble
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Yoh tomó al brazo de su prometida y entró a la casa con un sentimiento de expectación mezclado con el temor a lo desconocido. No por cómo pudieran ser los padres de Anna, sino por el efecto que podía tener en ella esta intempestiva visita suya; sabía que estarían presentes en la boda, pero no pensó que se atreverían a venir a la casa.
No imaginaba cómo podían ser, pero cualquiera que dejase abandonada a su hija pequeña y no se ocupara de ella durante años, no podía ser precisamente buena gente.
Al aproximarse a la sala escuchó una voz masculina y potente, y la respuesta más moderada de una voz femenina a la que reconoció como perteneciente a Shalona. Cuando entraron, se hizo un silencio impresionante. A un lado estaba sentada Shalona con una expresión algo dubitativa; a su lado estaba Pilika, con el ceño fruncido, y más allá estaba Lyserg, con el rostro cuidadosamente inexpresivo y los ojos muy abiertos y vigilantes.
Los padres de Anna estaban sentados rígidamente frente a ellos, y su apariencia sorprendió a Yoh: él era muy alto y corpulento, con largo cabello oscuro recogido en una coleta y ojos oscuros en un rostro rudo y malencarado; ella tenía un aire marcadamente extranjero y era muy menuda y delgada, con pelo rubio y desvaídos ojos azules que se fijaron en los de Yoh por un segundo antes de volver a clavarse en el suelo.
El shaman se preguntó, de buenas a primeras, cómo semejante pareja había podido procrear a una persona tan singular como su prometida; y cómo, entre otras cosas, habían sido capaces de abandonarla. Para él, que siempre había contado con el apoyo de su familia, una situación así se le antojaba poco menos que absurda.
Sin embargo, avanzó con aplomo e hizo una cortés inclinación de cabeza, sentándose frente a ellos con Anna a su lado. De inmediato Shalona, que había estado atendiéndolos mientras Anna estaba fuera esperándole, como le correspondía por ser la persona de mayor edad que estaba disponible, se apresuró a presentarlos formalmente. Seiji y Maya, ésos eran sus nombres ... Anna nunca se los había dicho, ni él se lo había preguntado, intuyendo que el tema no era nada cómodo para ella.
- Conque tú eres Yoh Asakura - comenzó el hombretón, mirándolo como si se tratara de un bacilo bajo el lente del microscopio; Yoh se limitó a asentir y a soltar algunas frases corteses que el tipo retomó para iniciar una conversación más o menos civilizada, con la ayuda inapreciable de Shalona, que intercalaba preguntas y frases intrascendentes.
Era bueno que la escultural rubia estuviera presente y supiera cómo lidiar con situaciones sociales incómodas, porque francamente Yoh no sabía qué decir; ninguno de los temas que hubiera querido abordar era agradable y a buen seguro si los mencionaba siquiera podía provocar una discusión.
Notó muchas cosas en los minutos que siguieron, entre ellas que la menuda y pálida cosita rubia que era la madre de Anna, envuelta en un severo kimono negro, no despegaba los ojos del piso ni había despegado los labios para decir esta boca es mía en todo el rato. Parecía extrañamente subyugada, disminuida ante el corpachón y la presencia imponente de su marido; y el shaman no pudo menos que pensar que el hombre la tenía bien dominada y adiestrada para comportarse como la perfecta esposa japonesa de doscientos años atrás, que no podía hablar ni mirar a nadie a menos que fuese absolutamente preciso o su marido se lo permitiera... u ordenara.
Cielos, seguramente al entrar ella había caminado tres pasos detrás de él, como dictaba la ridícula y machista tradición.
No quería ni pensar qué habría sido de Anna si hubiera sido "normal", si no hubiera demostrado su conexión con los espíritus y sus padres la hubieran educado... seguramente no sería la mujer fuerte e independiente que era, con ese carácter templado como el acero que protegía su sensibilidad. Su prometida no era una Kyôyama en lo absoluto: había sido una Asakura desde el preciso momento en el que había cruzado el umbral de la casa ancestral para quedarse de manera definitiva.
Su mano derecha se extendió hacia el regazo de Anna y tomó una de las suyas, apretándola cariñosamente y sonriéndole cuando ella elevó la mirada hacia él, sobresaltada; a pesar de su estado de ánimo, ella no pudo menos que responder a esa sonrisa con otra, algo desvaída. Cuando volvió a enfrentar a Seiji Kyôyama, se dio cuenta de que el malencarado hombretón les miraba con obvia desaprobación.
Yoh frunció el ceño pero no dijo nada, procurando llevar la fiesta en paz.
Sin embargo, fue nada menos que Pilika, la menor de la partida, quien con su natural atrevimiento arrojó el guante. Le había preguntado algo a la señora Kyôyama, pero quien contestó a su pregunta fue el marido; así que, ni corta ni perezosa, la peliazul soltó la bomba:
- ¿Porqué no me contesta ella? ¿La señora es muda? - inquirió, encarando al señor Kyôyama.
Éste instantáneamente palideció de rabia al verse increpado por una mujer... no, prácticamente una niña, que abiertamente le desafiaba. Mostrando claramente su manera de pensar, no le contestó directamente a la chica, sino que se dirigió a Yoh.
- ¿Acaso no hay autoridad en esta casa? ¿Cómo es posible que permitas que esta mocosa atrevida se dirija a mí de esa manera?
- No veo qué hay de malo en su pregunta, Kyôyama-san - contestó Yoh con absoluta calma y voz sospechosamente tersa -, simplemente le resulta extraño que su señora no respondiera a la pregunta y que usted contestara por ella; es sólo lógica. Respecto a la autoridad en la casa, por supuesto que la hay; la ejercemos Anna y yo por igual, aunque más que todo le corresponde a ella decidir...
- ¿Y tú se lo permites? ¿Cómo es posible que dejes que una mujer decida sobre asuntos tan importantes? - la expresión llena de incredulidad y desagrado del hombretón le hubiera resultado cómica al joven shaman si no se hubiera sentido tan ofendido.
- ¿Porqué no? Es mi prometida y vive en esta casa conmigo desde hace más de seis años. Tiene derecho.
- El único derecho que tiene una mujer es a estar callada a menos de que se lo ordenen, y obedecer a su marido. Si dejas que ella haga lo que quiera, no te respetará - dijo Seiji Kyôyama con desdén.
Antes de que Yoh pudiera contestar, Pilika se levantó de un salto, airada, y se encaró con el tipo de nuevo.
- ¡Eso es absurdo y retrógrado! - exclamó; Seiji se levantó también, haciendo temer a Yoh un estallido de violencia. Todos se pusieron de pie, pero fue Lyserg quien se puso frente a Pilika, enfrentándose al hombre y haciendo de barrera entre él y la furiosa ainu.
- ¡Mocosa insolente! ¡Te hacen falta unos buenos azotes! - tronó Kyôyama, la expresión de su rostro tornándose más y más truculenta por momentos.
- Debería darle vergüenza estar dispuesto a golpear a una mujer - dijo Lyserg con calma engañosa, sus ojos verde claro lanzando chispas de coraje.
- ¡A ella debería darle vergüenza atreverse a dirigirme la palabra de esa manera...!
- ¡BASTA! - bramó Anna, indignada, la respiración entrecortada y los puños apretados, olvidando sus propios nervios y callando a todo el mundo con su súbita reacción. Pero el silencio no duró mucho...
- ¿Te atreves a desafiarme? ¡Soy tu padre! ¡Quizás Asakura no tenga el valor para controlarte, pero yo sí, y si me retas olvidaré que hay otras personas aquí y te daré un bofetón para que aprendas a respetarme!
- Eso NO va a suceder - Yoh estaba pálido de furia como ninguno de los presentes lo había visto nunca, al punto de que sus ojos oscuros brillaban con intenciones poco menos que homicidas -. En primer lugar está usted en MI casa. En segundo lugar, Anna es MI prometida. Y en tercer lugar, ella puede llevar aún el apellido Kyôyama, pero no pertenece a su familia; pertenece a la mía desde el momento en el que ustedes la dejaron con mi abuela, y si se atreve a intentar ponerle un dedo encima, voy a verme obligado a utilizar la violencia contra usted.
Comparado con el enorme corpachón de Seiji, la atlética esbeltez de Yoh lo hacía parecer en desventaja; pero ninguno de los presentes se dejaba engañar, perfectamente conocedores de lo que el joven shaman era capaz cuando se lo proponía. Y el profundo enojo que expresaban sus usualmente calmadas y sonrientes facciones no dejaba lugar a dudas de que era muy capaz.
De pronto, la evidente ira de Seiji Kyôyama pareció desinflarse como un globo y desaparecer de su cara ancha y angulosa, sorprendiendo a su futuro yerno, que descubrió la posible causa del repentino cambio al bajar la mirada: la pequeña y desvaída Maya Kyôyama se había puesto de pie sin que los demás se dieran cuenta, absortos en la discusión, y había posado su mano diminuta y huesuda en el brazo de su marido. Éste se había congelado de inmediato.
El shaman comprendió que en ese extraño matrimonio había mucho más de lo que podía descubrirse a simple vista. Su propio enojo disminuyó poco a poco y fue capaz de dirigirse al confundido Seiji con la misma disposición tranquila de siempre.
- No estoy de acuerdo con lo que dice, ni con lo que cree; pero siempre he respetado las ideas y creencias de los demás y no voy a cambiar ahora, ni pretendo cambiarlo a usted. Sólo quiero que seamos capaces de mantener un trato civilizado mientras estén aquí, porque usted es el padre de Anna y yo quiero evitarle disgustos a ella - hizo una pausa, mirando con sus ojos oscuros y cálidos al hombretón en busca de una señal de comprensión, y luego prosiguió: -. Sólo exijo un mínimo de respeto de su parte, y tenga por seguro que de mi parte obtendrá exactamente lo mismo.
El hombretón se había quedado sin habla, entre la suave presión que ejercía la mano de su mujer en su brazo y el discurso conciliador de su futuro yerno; así que se limitó a asentir, con el ceño fruncido pero ya sin desdén.
Lyserg, entre tanto, había tomado delicadamente del brazo a la enfurecida ainu y la había hecho sentarse de nuevo; la chica miró al tipo con hostilidad, pero no dijo nada más.
Todos volvieron a tomar asiento, las aguas volvieron a su cauce y el resto de la visita, que no fue muy larga, transcurrió en cierta tensa calma; Shalona llevó el mayor peso de la conversación, con algunas esporádicas intervenciones de Yoh.
La madre de Anna, por su parte, no dejó escuchar su voz ni una sola vez, y cuando su marido se levantó para irse hizo una reverencia general manteniendo los ojos bajos. Ni siquiera miró a su hija, que parecía a punto de explotar y que la miraba con una expresión que claramente oscilaba entre el asombro y la cólera.
Era raro que el rostro de la itako manifestase abiertamente sus emociones, por lo que Yoh se alegró cuando la visita tocó a su fin y acompañó a la extraña pareja hasta el auto, despidiéndolos con una rígida formalidad que casi nada tenía que ver con su naturaleza informal y despreocupada. Cuando el shaman se comportaba así, era indicativo de toda una gama de emociones que no exteriorizaba, y que podían ir desde la simple ira hasta el más profundo fastidio.
Regresó a la sala para encontrar que Anna se había retirado y sólo Shalona, Lyserg y Pilika se habían quedado comentando el suceso.
- ¡Fiuuu! ¿Qué fue eso? ¡Vaya bruto! - silbó Pilika.
- Es muy ofensivo - concedió Lyserg calmadamente -, pero deberías tener un poco de cuidado, Pilika. Pudo haberte maltratado si no hubiéramos estado aquí.
- Es muy probable que fuera capaz de darme un buen manotazo, pero liso no se iba a ir, eso te lo aseguro... - dijo la peliazul, haciendo un cuadro muy gracioso con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
- Bien mirado, el tipo no es feo... es atractivo de cierta manera ruda y salvaje - opinó Shalona, mirándose las uñas -. Pero con ese problema de actitud que se gasta no dan ganas ni de hablarle... se ve que tiene a esa pobre mujer en un puño.
- Sí, pobre señora, se veía tan desvalida junto a él, ¡y es tan menudita y blanca! Ni parece de verdad, con esos colores tan pálidos y toda vestida de negro...
- Dudo que esa señora sea tan desvalida como se ve. Y ya sé que esto no viene a cuento, pero, ¿qué es eso de que Ryu no aparece? - inquirió Yoh, con curiosidad.
- Que dijo que se encargaría de Suisei, se fue con ella en un taxi a mediodía, y no ha regresado aún, ni ha llamado ni nada - explicó la ainu -. Tememos que ella lo haya secuestrado, o aún peor, que lo haya seducido para que la deje quedarse y poder conspirar contra nosotros.
- Vamos, no creo que sea para tanto. Suisei es un poco impulsiva y algo cabeza hueca, pero no es un monstruo. Estoy seguro de que Ryu está bien.
- Tú siempre viendo la bondad en las personas, aunque no se lo merezcan - zumbó Lyserg, pero en su voz no había ni el menor rastro de censura, y una suave sonrisa curvaba sus labios. Pilika lo observó con fascinación más que obvia, tanto que Shalona se inclinó hacia ella y le dijo en voz muy baja, con sorna:
- Si quieres te traigo un cubo. Ya sabes, para recoger las babas; no está bien que ensucies el piso, y menos en casa ajena...
- ¡Oye! ¡Déjame en paz! - exclamó la chica, enrojeciendo.
- Seguro que regresará pronto, todo estará bien - aseguraba Yoh a Lyserg con su sonrisa calmada de siempre, abandonando luego la sala.
Shalona salió también, alegando que iba a la cocina a ver si Tamao y Chocolove habían logrado algún progreso con la cena, ya que Ryu no estaba. El inglés y la pequeña ainu quedaron solos: él parecía pensativo y ella miraba hacia el frente para no tener que mirarlo a él, sintiéndose un poco incómoda.
- Vaya día... - comentó él, vagamente.
- ¿Te parece? - repuso Pilika, en tono zumbón - Hijo, dame un respiro... ha tenido de todo y ha sido fatal, con todo eso de Ryu desapareciéndose con Suisei, mi hermano que anoche se fue con Len y aún no regresa, el moreno diciendo que yo le gusto, y ahora el energúmeno éste...
Eso pareció atraer la atención de Lyserg.
- ¿Chocolove dijo eso? ¿En serio? ¿No fue broma?
- Con el moreno nunca se sabe, pero parecía ir en serio - aseveró la chica, con desparpajo -. Se me puso la carne de gallina y todo, te lo aseguro.
- ¿Porqué? Chocolove no es mala gente, ¿sabes? Es muy leal, sabe ser agradable cuando quiere y tomar las cosas en serio cuando es necesario. Hasta lo de los chistes malos es tolerable.
- Hombre, si el tipo me agrada, no digo que no. Pero tanto como gustarme... hasta ahí no llega.
- ¿No pensarías en hacerle caso?
- Oye, ¿qué interés tienes tú en esto? ¿Crees que debo hacerle caso? - lo miró con sospecha - ¿Acaso quieres juntarme con el moreno? - el joven, sin mirarla, se encogió de hombros como diciendo "eso no es mi problema", y negó enérgicamente con la cabeza - A ver, dime.
- Prefiero no opinar - al fin la miró, y su expresión era cuidadosamente neutra -; si te lo pregunto es por simple curiosidad, no tienes que responderme...
Pilika, cuyo temperamento vivo y volátil era bien conocido por todos, comenzaba a enfadarse ante la extraña actitud de Lyserg.
- Ah, pero yo quiero oír tu opinión. Será interesante - lo vio dudar un instante y frunció el ceño, montando en cólera por momentos - ¿Y bien?
- No quiero que me malinterpretes. Yo no estoy tratando de juntarte con nadie, porque me parece que eres demasiado joven todavía para tener un compromiso sentimental serio con alguien, sea quien sea - dijo el inglés lentamente, como estudiando con cuidado cada una de sus palabras -. Sólo estoy diciendo que Chocolove no es una mala persona y que quizás más adelante podrías cambiar de opinión respecto a si te gusta o no. ¿Quién sabe?
- ¡Qué filosófico! ¡Y qué considerado de tu parte pensar en mí! - ahora resultaba clarísimo que la joven ainu estaba enojada de veras - En dos platos, yo soy demasiado joven para saber lo que quiero y lo que no, y el abuelito Lyserg, que tanto sabe de la vida, piensa que soy tan voluble que cambiaré de opinión así - chasqueó los dedos con fuerza, colérica.
- No fue eso lo que quise decir - comenzó él, tratando de defenderse, mirando casi hipnotizado cómo la ainu se retorcía de puro coraje.
- ¿Ah, no? ¿Y qué fue lo que quisiste decir entonces, señor Sabelotodo?
- Que todavía eres muy joven y debes hacer tu vida antes de atarte a alguien - barbotó el inglés.
- ¿Cóooomo? ¿"Atarme" a alguien? ¿Así es como tú ves una relación, como una atadura? - la ira de la peliazul se esfumó, dando paso al más puro asombro y a la más profunda incredulidad - ¿Así que si uno encuentra a una persona especial con la cual quiere compartir la vida, está "atándose"?
- No es tan simple. No siempre se puede escoger a la persona con la que se va a estar - dijo él, quedamente.
- Te compadezco si en verdad crees esa barbaridad, Lyserg - dijo Pilika con convicción, meneando la cabeza en un ademán negativo.
- Mira a Yoh y a Anna, están juntos por obligación y han llegado a quererse, pero esa excepción sólo confirma la regla. No todas las cosas en el mundo son perfectas, ni color de rosa...
- Yo nunca he creído eso; no soy tan ingenua, ni tan estúpida, pero tampoco soy una amargada como tú. No llego a los extremos de confianza en la humanidad que tiene Yoh, que por cierto no es ningún idiota aunque a veces lo parezca; pero todavía creo que hay cosas buenas en el mundo esperando por mí... y personas buenas, y sentimientos buenos, también.
- No lo pongo en duda. Pero aunque eso exista, no funciona para todos.
- Eres una nube negra, hijito. ¿Cómo es posible que alguien como tú, tan atractivo y con tanto que dar, esté tan amargado? Qué, ¿te crees que tienes el monopolio del sufrimiento en el mundo? Pues te tengo noticias: hay muchas personas que han sufrido tanto como tú, y más todavía, y han sabido salir adelante. ¡No seas cobarde, lucha por el futuro y deja el pasado en paz!
Lyserg se la había quedado mirando, estupefacto, e iba a contestar cuando entró Manta, que recién llegaba de la oficina. El cabezón miró a uno y a otro con sospecha, tomando nota de la faz enrojecida y agitada y el ceño fruncido de la ainu, y el rostro pálido y con expresión atribulada del inglés.
- Espero no haber interrumpido nada importante... - dejó caer con ironía.
- ¡Qué va! - negó Pilika, con soltura - Lyserg y yo sólo estábamos teniendo una... ligera diferencia de opiniones.
- Se estaban peleando, ¿eh?
- ¿Nosotros? Claro que no - Shalona asomó la cabeza por la puerta, anunciando que la cena ya estaba lista, y Pilika se dirigió hacia ella: - Oye, Shalona, ¿tendrás algún antidepresivo o algo por el estilo por ahí, entre tus cosas?
- No, ¿porqué lo preguntas? - la miró con asombro.
- ¡Ah, qué lástima! Sólo quería que le arrimaras un par de pildoritas aquí al amigo Lyserg, pero entiendo que no serviría de nada porque la depresión es su estado natural...
Con la satisfacción de haber dicho la última palabra, la peliazul abrió la marcha hacia el comedor, dejándolos con la boca abierta.
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Entretanto, Yoh había encontrado a su prometida en su habitación, sentada en su futón con aire confundido y pensativo. El shaman avanzó y se sentó junto a ella, rodeándola con sus brazos por un buen rato hasta que ella se decidió a hablar, su voz muy baja y como vacía de sentimientos.
- No sabía qué esperar, realmente. Ni siquiera creo que esperara nada, pero temía verlos porque ni siquiera los recordaba... y me han sorprendido. Él es tan agresivo, y ella tan apagada; son tan extraños, tan diferentes a todas las personas que ha conocido...
- Son gente rara, eso no se puede negar - concedió Yoh -, y doy gracias al cielo porque no eres como ellos. Tú eres tú, eres única, y nada de lo que ellos digan o hagan importa. Al menos, no a mí.
- No te agradaron, ¿eh? - la rubia suspiró - A mí tampoco...
- ¿Y qué? No tienen porqué agradarme, al fin y al cabo voy a casarme contigo, no con ellos; y probablemente no volvamos a verlos después de la boda. Ya sólo falta un día para eso... sólo un día. Venga, Annita, no pienses más en ellos - le pidió el joven, apretando un poco más su abrazo.
- ¿Porqué mi madre no me quiso, Yoh? Ese comportamiento en él puedo entenderlo, pero en ella... ¿Porqué no se opuso?
- No lo sabemos. Creo que ni mi abuela lo sabe, ella sólo me dijo una vez que ellos no sabían qué hacer contigo cuando tus poderes comenzaron a manifestarse. Probablemente te temían.
- A mí también me dijo algo parecido, y luego nunca pregunté; tenía que hacerme fuerte, así que no podía darme el lujo de deprimirme pensando en eso. Lo superé, pero nunca lo he olvidado, y verlos me ha hecho revivir todo lo que sentía cuando pensaba en ellos durante todos estos años, entre un entrenamiento y otro - suspiró, cansada -. Estoy bien, pero me enojó darme cuenta de que él es un bruto y mi madre un cero a la izquierda que no tuvo el valor ni de mirarme siquiera.
- Anna, tu madre no miró a nadie, ¿o acaso no te diste cuenta? Estuvo todo el rato mirando al piso o a su marido. Que por cierto, es toda una bestia...
- ¿Tú crees que la maltrata, Yoh? - preguntó de pronto, su tono expresando algo de preocupación - Parece tan violento, y ella tan sumisa y apocada, la víctima perfecta...
- No lo creo - musitó el shaman, recordando el efecto que la pálida manita de Maya Asakura había provocado al posarse en el brazo de su marido -, ella puede verse débil, pero cuando quiere parece ejercer cierto control sobre él. Al menos evitó que se nos echara encima como un energúmeno; habría sido muy embarazoso tener que liarme a golpes con tu padre, Anna.
- Bueno, sí, considerando que pesa más del doble que tú y seguro llevaba las de perder - bromeó la itako, sonriendo un poco.
- Me das mucho crédito, ese grandullón pudo haber barrido el piso con mis pobres huesos - refutó modestamente el joven, para luego guiñarle un ojo pícaro a su prometida -. Pero me gusta oírtelo decir. ¿Ves? ¡Me adoras!
- Idiota - murmuró la chica con afecto, y él se inclinó y depositó un tierno beso en sus cabellos.
- Me alegra que al final te lo hayas tomado todo tan bien, Anna. Estaba muy preocupado por tu reacción ante ellos - de pronto Yoh recordó algo y se tensó un poco, cosa que su prometida no dejó de notar.
- ¿Qué sucede?
- Oye, Anna, con todo esto de la visita de tus padres casi se me olvida que tenía que contarte una cosita... espero que no te enfades.
- ¿De qué se trata? - lo miró con los ojos entrecerrados, suspicaz.
- Pues de que Sumire fue a visitarme a la oficina esta tarde...
- ¿Y qué quería la resbalosa de tu "amiga"?
- Bueno... convencerme de que no tenía que casarme por obligación si no quería, ¿qué te parece? - el rostro de Anna reflejó un profundo disgusto.
- Ya decía yo que no era más que una sinvergüenza... supongo que la mandaste por un tubo, como corresponde...
- Sólo le dije la verdad, que nosotros no nos casamos por obligación, sino porque nos queremos. A buen seguro te habría encantado ver la cara que puso - el shaman rió entre dientes, pero la diversión se esfumó cuando la itako le acuñó un pellizco de los suyos - ¡Ay! ¿Y eso porqué?
- Por tener amistad con una sacafiestas como ésa, ¿te parece poco?
- Pero yo me porto bien - protestó Yoh poniendo carita de borrego -; tú sabes, y todo el mundo lo sabe, que sólo te quiero a ti. Además, no me haría ningún bien andar danzando por ahí, porque me matarías en menos de lo que canta un gallo... - bromeó, dándole un besito en la punta de la nariz que derritió el disgusto de la rubia y la hizo sonreír.
Un rumor sordo y quejoso interrumpió el idílico momento y Anna, sorprendida, levantó la mirada hacia el rostro algo avergonzado de su prometido, que estaba consciente de que su estómago acababa de protestar de una manera más bien enérgica.
- Ay, Annita, es que me estoy muriendo de hambre... no he cenado, sólo me comí unos sándwiches en la oficina - sendos ríos de lágrimas corrieron por las mejillas de Yoh, haciendo suspirar a la itako, que resignada se puso de pie.
- Idiota - repitió -. Ven, vamos a ver si Tamao y Chocolove lograron hacer algo decente de cenar. ¡Qué falta hace Ryu en esta casa!
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El comedor parecía tener mucho espacio vacío, considerando la cantidad de personas que habían estado comiendo en la casa de los Asakura en los últimos días: faltaban Len, Horo, Ryu y el señor Takehito, que según Tamao había dicho que tenía mucho malestar y no quería cenar.
La pelirosada, ayudada por Chocolove, había logrado preparar una suculenta cena que casi todos apreciaron con cumplidos que la hicieron sonrojar. Parecía estar ya mejor de la resaca, aunque estaba algo pálida y por eso se le notaba más el sonrojo cada vez que alguien le dirigía una alabanza; en especial si ese alguien era Lyserg...
- Llegó alguien - anunció Anna de pronto, captando los ruidos de la portezuela de un auto al cerrarse fuera de la casa. Todos se quedaron mirando la puerta del comedor, esperando ver aparecer a Ryu en el umbral.
Pero quien apareció limpiecito, con una sonrisa de oreja a oreja y luciendo rozagante, descansado y bien alimentado, fue nada menos que Horohoro. Lucía la misma ropa de la noche anterior, pero ésta no estaba arrugada como era de esperarse en alguien que había pasado la noche y gran parte del día fuera; al contrario, aparecía prístina, almidonada y bien planchadita.
- ¡Bueeeenaasss! - saludó alegremente, casi canturreando, y todos en la mesa se miraron los unos a los otros.
- Sí, muy buenas para ti - dijo Pilika, ceñuda -, ¿se puede saber porqué no avisaste nada, aunque fuera por urbanidad? ¿Qué te costaba llamar por teléfono? Porque en casa de Len hay teléfonos, mastuerzo...
- Venga, Pilika, tranquilízate - medió Shalona, que estaba examinando a Horohoro de pies a cabeza de una manera que hacía sentir muy incómodo al ainu -, sabías que estaba con su... ejem... novio, ¿no? Así que no había motivos para preocuparse.
- ¡Qué va, qué iba a haber motivos para preocuparse! - terció Chocolove, mirándolo con malicia - ¿No lo ves cómo está de sanito y radiante? No sé, yo diría que a alguien le dieron lo suyo anoche... el plato completo con todos los contornos, bebida y postre incluidos, plus café...
- Mira, bajamangos, mejor te callas - le advirtió el ainu entre dientes, enrojeciendo por momentos.
- Debe haber sido fantástico, ¡mira nomás la cara de felicidad que tiene! Me gustaría ver cómo quedó el otro lado de la ecuación - dijo el moreno, guiñando el ojo con una expresión picaresca.
La expresión no le duró mucho, porque en dos segundos Horo se le había echado encima como un tigre y estaba estrangulándole. Mientras que Yoh y Lyserg trataban de separarlos, Manta y Shalona reían a mandíbula batiente, Pilika parecía avergonzada, Tamao miraba todo con los ojos como platos, sin entender y Anna trataba de mantener la calma para no emprenderla a coscorrones con todos.
Tardaron un par de minutos en hacer que el ainu soltara a Chocolove, y esos bastaron para que el aludido saliera con la nariz hinchada, el cuello adolorido y un ojo morado.
- ¡Pero vaya con el niño! - se quejó amargamente el moreno - Chico, perdóname la vida, ¿qué tiene de malo que diga que la pasaste bien? Porque te la pasaste de lujo, eso se te ve en la cara...
- ¡DÉJENME, QUE LO VOY A HACER PAPILLA! - bramó Horo al escuchar las palabras de Choco, que más que una disculpa constituían toda una nueva provocación.
- Ah, no; si vas a seguir en ese plan mejor salgo de aquí...
- ¡SÍ VAS A SALIR, PERO EN PORCIONES, COMO LOS QUESITOS! ¡SUÉLTENME! - rugió el ainu, tratando de zafarse de la llave con la que Yoh lo tenía sujeto.
- Es preferible que salgas, Chocolove - aconsejó calmadamente Lyserg.
- Vale, vale, me largo - antes de salir alcanzó a guiñarle el ojo que le quedaba aún sano a Horo, que casi arrastra a Yoh tratando de alcanzarle.
Pasó otro buen rato antes de que lograran que Horo se calmase y dejara de tratar de salir a buscar al moreno para atizarle de nuevo; rato aderezado con los artísticos regaños de Pilika hacia su hermano, cada uno más creativo que el anterior. Entonces tocaron el timbre de la puerta principal.
Llegaba más gente.
- Por todos los espíritus, ¿qué pasa hoy? - clamó Anna harta, mirando al techo como si éste pudiera darle la respuesta - ¿Puedes ir a ver quién es, Pilika? ¿Por favor?
La pequeña ainu se detuvo a la mitad de una invectiva en contra del "desconsiderado, descuidado y pelmazo" de su hermano, y salió del comedor a ver de quién se trataba. Por supuesto, al abrir la puerta no reconoció a ninguna de las tres personas que estaban paradas en el porche esperando.
Una mujer alta y muy delgada, de cara avinagrada, vestida toda de severo negro, parecía ser la jefa del grupo y avanzó hacia ella. Detrás venía una chica de cabellos castaños que debía tener unos trece o catorce años, vestida de rosa con volantitos debajo de un abrigo también rosa abotonado hasta el cuello, y que lucía una cara de muy pocos amigos; apoyada en la baranda, de espaldas a la puerta, estaba otra mujer, también vestida de negro y tocada con un gorro que casi parecía un casquete al estilo de los años veinte.
- ¿La casa de la familia Asakura? - inquirió la flaca de negro, haciendo gala de un vozarrón de sargento que de inmediato hizo que Pilika la catalogara mentalmente como "vieja bruja".
- Sí, señor; digo, señora. ¿Quién pregunta?
- Mi nombre es Patricia Davies y ésta es mi sobrina Millicent, que fue invitada a la boda... tengo entendido que será pasado mañana, pero ya que nos instalamos en el hotel pensé que debíamos venir a saludar a la familia primero.
- ¿Millicent? - Pilika la miró sin entender, y luego transfirió su mirada hacia la malhumorada chica vestida de rosa, que frunció aún más el ceño bajo su escrutinio - ¿¿¡MILLY!??
- Sí, aunque parezca pastel de bodas con este vestido ridículo, soy yo - gruñó la jovencita -. Tú eres la hermana de Horohoro, ¿no?
- ¡Niña! ¡No hables así del vestido que te compró tu madre en Nueva York! - la regañó la bruja.
- Tía Patricia, ¡tengo catorce años y este vestido es más adecuado para una niña cursi de ocho! ¿Cómo quieres que esté feliz? ¡Si parezco un adefesio! - vociferó Milly, perdiendo los estribos.
- ¡MILLICENT! ¡Contrólate! ¡Demuestra que eres una señorita y compórtate!
- ¡Si quieren que me comporte como una señorita deberían dejar que me vistiera como una!
- ¡Es que no quieres vestirte como una señorita, sino como una callejera!
- ¡ESO NO ES CIERTO!
- Estooo... - interrumpió Pilika, con una gota de a tres litros detrás de su cabeza - ¿Gustan pasar? - tía y sobrina callaron simultáneamente al darse cuenta de que estaban dando un espectáculo sin querer.
- Ya era hora de que se callaran, fue una mala idea compartir el taxi - masculló la misteriosa mujer que estaba apoyada en la baranda, irguiéndose y apartando a las otras dos para detenerse frente a la peliazul.
Mechones de cabello rojo escapaban del casquete negro y por un momento Pilika se alarmó y casi le suelta un guantazo a la mujer, creyendo que era Suisei; pero ésta tenía el cabello de un rojo más oscuro y sus facciones, aunque atractivas, eran angulosas y diferentes. Era otra de las Lilys, aunque no alcanzaba a identificarla por nombre porque las había conocido poco.
- No esperaba que me reconocieras. Soy Sally - la mujer extendió una mano enguantada y estrechó la de la confundida ainu, cuyos ojos se agrandaron al ver la pistola que llevaba en el cinto bajo el abrigo y que se había hecho visible al extender el brazo.
Otra Lily, otra reina de la oscuridad como Shalona, y ésta además venía armada. En pocas palabras, la fiesta estaba servida.
- Ah... bueno. Por favor, pasen...
Próximo Capítulo: Preludio
N.A.: Diox, cómo me he reído con la reacción de los lectores ante la declaración de Choco a Pili xDDDD. Si los llego a poner juntos seguro que me linchan xDDDDD. Venga, chicos, ustedes conocen a Pilika y saben lo que siente, ¿no? Yo diría que no tienen nada que temer, ¿acaso no recuerdan los pájaros en su estómago? xDDD... por cierto, sé que todos querrían que la juntara con Lyserg ya, pero tengan en cuenta que el inglés tiene razón: ella es muy joven todavía. Además, tengo planes para esos dos que trascienden más allá de El Ganador. Juntarlos ahora sería muy repentino, brusco e inoportuno dentro de la línea de este fic, además de forzado; no me gusta forzar la mano a menos que sea necesario. Este cap, como todos los de transición, ha estado algo lento y chismoso; a ver si mejora algo el siguiente xD.
Gracias a mis reviewers: Rally (la primera, sí señor xD. Hija, acuérdate que yo no soy tan sabelotodo de la serie y/o el manga como tú... y hay cosas que prefiero ignorar xD), Xris (hey! que Yoh no es tonto... se hace, algunas veces, pero no es xD), Lis-chan (pobre de tu amigo ^^. Bueno, la he dejado por los momentos, pero no quiere decir que en cualquier momento no la retome. Tengo dos caps escritos por ahí y a lo mejor los subo), Suisei (sí, malucos ¬¬, aunque como todo en esta vida el asunto tiene sus bemoles. Cualquier rato de éstos me animo y posteo los caps de Uno que tengo por ahí... lo demás está escrito pero en mi cuaderno rojo, a lo mejor después me animo a sacarlo a la luz. Me gusta lo que has dicho, eso de que leer un fic mío es como estar hablando conmigo ^^, y bueno, la falta de ánimos no es por la falta de revs, sino por un ataquito que me dio, cosas que pasan. Se te quiere, mana), Anna15, Hermione Potter-Adams, Viosil Uab (si te cuento no tendría gracia, pero de que la tiene, la tiene xD), Kikis Tao, Hidrazaina (servida ^^), Laura (bienvenida y gracias ^^), Emmyk (¡me alegro!), Loreley (no te creas, hija, es cosa de practicar y trabajar mucho y aún así algunos de mis fics no son apreciados. Así que no digas esas cosas, ¿vale? Sigue adelante y más nada ^^), Shooting Star Natalie (he leído lo del concurso porque una lectora me lo envió al mail y me he reído mucho con los personajes xDD), Pam, Leticia (supongo que fue en hispafics, donde algún &%$ me había plagiado y estaba publicando la historia bajo su nombre. ¡Bienvenida!), The Dark (me alegra que te guste, gracias ^^), Brenda-chan (es que eso sí es legítimo yaoi, del ultradramático y torturado), Anna-90, Escila, Lara Himura, Dr. Innocentchild (tienes razón, y sí, hay más en camino xD), Makita (gracias, conozco la page... afortunadamente el plagiario la retiró), Nakuru Tsukishiro (me alegra que te haya gustado la Columna ^_~), Kilia (sí, pero no me ven por ahí xq si atiendo al gentío que tengo, no actualizo pages ni nada xD), Niacriza (tranquila, Cristina, que eso no pasará. Y bueno, es que ando muy fregada), Amber-san (lo de los padres, ya ves, ganas de j***r. Y lo del pelo de Horo... xDDDDD), xXxX (qué nick más expresivo xDD), Idgiejones (gracias por una review tan bien razonada y por darme ánimos ^^, me alegra que veas las cosas como yo las veo respecto a los personajes; y me alegro de haber expandido tus horizontes con el H/L ^_~), Bonis837 (tú siempre con tus ideas fantásticas, deberías escribir un fic con todo eso porque tienes material xDD), Skura (me alegro que te identifiques con ella, y créeme que contestar las reviews es una de las partes más divertidas de escribir), Survival-m (gracias por el mail y por los simpáticos dibujos ^^), EsmeLi (¿de veras? Yo escribo directamente en FrontPage, así que nunca sé el largo de lo que escribo en letra normal y con márgenes normales. Mi beta dice que serían + de 300 pags xD. Gracias!), Gotik (bienvenida!).
