Disclaimer: Los personajes son de Kishimoto, lo demás sí que es mío. Este fanfic lo había publicado en otra cuenta de fanfiction como un oneshot, pero decidí volverlo una historia corta y lo traje aquí. Espero que les guste y lo disfruten, porque estará cargado de lemon.

CAPÍTULO UNO:

PETICIÓN INESPERADA

Desde pequeña siempre había querido estudiar enfermería, me gustaba ayudar a la gente y me gustaba mi trabajo, pero después de tres semanas seguidas sin descanso estaba más que agotada. Pero tampoco era como si pudiera culpar a alguien ya que yo misma me había puesto en esa situación. Había cambiado de turnos con algunas compañeras, estaba doblando y excediendo más y más las horas que tenía asignadas.

—¿No crees que deberías descansar ya? —preguntó preocupada Tenten, pero yo solo negué y le sonreí.

—Estoy bien, me gusta mi trabajo—dije para luego ir al quirófano ya que estaba por comenzar una nueva cirugía.

Cuando por fin había acabado la operación el doctor al que siempre instrumentaba se me acercó.

—Sabes que me gusta trabajar contigo Hinata, pero has estado más tiempo que yo en el hospital, creo que incluso has doblado esta semana—dijo Kabuto con un tonto severo.

—No… bueno… si, es que necesito un ingreso extra—fue todo lo que pude decir, pero él me escrutó con la mirada y soltó un suspiro, había visto entre mis mentiras, aunque tampoco era complicado ya que era muy mala mintiendo. Además, éramos buenos amigos, me conocía bastante bien.

—No creas que no sé por qué te estás machacando de esa manera, he hablado con él—dijo dejándome helada. —Pero no puedo dejar que continúes así. Ni por ti, ni por los pacientes. Voy a hablar con Tsunade para que se te dé un descanso—dijo haciendo que negara.

—¡No puedes hacer eso! —dije molesta.

—Claro que puedo y lo haré. Es por tu propio bien—dijo con su usual tono prepotente para luego comenzar a marcharse.

—¡Se lo diré a Orochimaru! —grité logrando que varios voltearan a verme haciendo que mis mejillas se tiñeran de rojo.

—Dile lo que quieras, pero estará de acuerdo conmigo, por algo es mi esposo—soltó burlón.

—No es justo—mascullé enfadada.

Solo quería machacarme físicamente para olvidar todos mis problemas, no entendía porque no me dejaban hacerlo tranquila. Había conseguido evitar pensar en ello durante tres semanas, estaba segura de que si continuaba de esa manera no necesitaría meditar ya que el tiempo me haría olvidar, pero parecía que todos se ponía en mi contra y estaban conspirando para que enfrentara mis problemas.

Al salir del vestuario delante de mí encontré a la jefa de las enfermeras, que tenía una mirada entre seria y preocupada. Di un suspiro mental, sabía lo que me iba a decir, pero no esperaba que Kabuto fuera tan rápido ni que Tsunade se lo diría a Shizune de inmediato, creí que aún tendría unos días más.

—Shizune-san—dije dando una reverencia. —Sé lo que va a decir, pero yo.

—Hinata—dijo seria callándome de golpe.

Shizune era la jefa que todos quisieran, se preocupaba por sus empleados y siempre velaba por el bienestar de nosotros, pero ahora mismo odiaba que fuera así, yo solo quería seguir huyendo.

—Tsunade me ha comentado que el doctor Kabuto le ha dicho que te adelante las vacaciones, ya que te veía muy cansada. He ido a comprobar tu horario y has trabajado las últimas tres semanas sin descanso—dijo seria. —Eso no es bueno para tu salud. Así que he movido unos hilos y he juntado tus días de descanso con tus vacaciones dándote un poco más de un mes y medio para que descanses—dijo con una amable sonrisa.

—¿Cuándo? —pregunté temerosa.

—Para mañana mismo—dijo alegre.

—Pero el doctor Amai, Tsumi y Kaido dijeron que me necesitaban para que les instrumente —dije apresuradamente.

—Hina, llevas demasiado tiempo trabajando, además pronto te iban a tocar tus vacaciones, solo es un adelanto—respondió de manera conciliadora.

—Entiendo, gracias—fue todo lo que pude decir antes de despedirme y salir de allí.

En verdad sabía que me estaba ahogando en un vaso de agua, que mi problema no era tan grave, pero así de dramática me sentía.

—Hina—me llamó Tenten, una compañera de trabajo que con el tiempo se había vuelto una buena amiga y una gran confidente, además de un apoyo fundamental en mi vida. —¿Qué te ha dicho Shizune-san? —preguntó preocupada.

Rápidamente le conté lo sucedido, ella sabía el porqué de mi problema, era de las pocas personas que sabían la situación al completo, junto a Temari.

—Hina—dijo para luego abrazarme. —Sé que no quieres, pero eso es lo mejor.

—Lo sé, pero…—Tenten tomó mis manos y las estrujó con suavidad.

—¿Por qué no vas a otra parte? Tienes un mes y medio de descanso, date una escapada a algún lugar lejano, te lo mereces—me animó.

—Tal vez debería ir a hacer una visita a mi familia, no los veo desde Navidad y ya estamos a mediados de año—respondí.

—¿Irás a ver a tu primo Neji? —preguntó Tenten algo avergonzada haciendo que sonriera con sinceridad.

Desde que hace un año atrás Tenten había conocido a mí primo cuando había venido a visitarme supe que había quedado flechada de él, aunque cada vez que trataba de insistir en el tema siempre acababa evitándolo, pero notaba su interés por él. Además, Neji era muy guapo y todo un caballero, pero la última relación de Tenten no acabó de la manera que ella esperaba y aún estaba sanando sus cicatrices. Lee siempre estaría en su corazón, a pesar de que ya hubieran pasado tres años desde el fatídico accidente.

—No lo creo, él no vive en Konoha—respondí.

Mi familia desde siempre vivía en un pequeño pueblo de Japón llamado Konoha. Pero, cuando entré en la universidad de Tokio me tuve que mudar, por lo que no los podía ver con tanta frecuencia como me gustaría, a pesar de que se encontraba a tres horas en tren bala. Además, la ciudad acabó atrapándome al encontrar un buen trabajo en el hospital general de Tokio.

—Espero que disfrutes tus vacaciones Hina.

—La verdad es que quiero ver a mis padres y a Hanabi, pero te voy a extrañar mucho—dije avergonzada para que luego ella fuera a abrazarme.

—Eres tan linda Hina, yo también te voy a extrañar. Pero cuando vuelvas nos podremos al día e iremos a algún lado con las chicas y por supuesto no te puedes negar—dijo Tenten seria logrando que yo asintiera. —Y quién sabe, tal vez encuentres a un bombón que te haga olvidar de Toneri—habló logrando que una mueca de incomodidad surcara mi cara. —Lo siento Hina, yo...—pero la interrumpí.

—Está bien Tenten-chan—dije intentando parecer no afectada. —Nos vemos en un mes y medio—dije y ella me volvió a sonreír algo apenada.

Sin decir nada más me dirigí a mi apartamento, que de nuevo lo volvía a sentir demasiado grande y solitario.

Me saqué los zapatos y me estiré en el sofá. Encendí la televisión intentando distraerme, pero sin poder evitarlo recordé la última "discusión" que tuve con Toneri, aunque no sabía si podía llamarlo así.

—¿Hinata realmente me amas? —me preguntó de pronto haciendo que yo voltease extrañada y dejara de lavar los platos.

—¿Por qué preguntas eso? Claro que lo hago Toneri-kun—dije algo avergonzada mientras lo miraba y le sonreía, pero bajó la vista algo triste, extrañándome, ¿acaso lo había lastimado? No entendía porque estaba tan extraño. —¿Ocurre al? —pero mis palabras se vieron interrumpidas por él.

—Entonces dímelo—dijo serio haciendo que me pusiera algo nerviosa, ya que se lo veía bastante alterado, no parecía el Toneri de siempre.

—Te quiero Toneri—le respondí mirándolo a los ojos, pero él los apartó para luego mirarme como un profundo dolor, logrando que me sintiera mal y de nuevo no volviera a entender el porqué de su comportamiento.

—¡No, Hinata! —gritó logrando que pegara un pequeño salto. —Sé que me quieres, pero quiero oírte decir que me amas—pidió suplicante acercándose a mi logrando que yo retrocediera por inercia.

Lo podía notar, notaba como sus orbes celestes me pedían que yo le dijera esas dos simples palabras, cosa que realmente quería, pero de alguna manera no me salían, las sentía atoradas en mi garganta y por más que sus ojos me suplicaban era incapaz de pronunciarlas y no sabía por qué.

—Sabes, he conocido a alguien—dijo de pronto sorprendiéndome. —No te he engañado, si esa es tu pregunta. A diferencia de ti yo sí que te amo—me dijo con reproche. —Pero estoy cansado de estar buscando las migajas de tu amor—habló sorprendiéndome, no sabía que se sentía de esa manera, nunca me lo había dicho. —Te amo, de verdad que lo hago, pero creo que nuestros sentimientos no son los mismo—dijo abatido.

—No-no entiendo—dije confundida, pero tenía un mal presentimiento de hacia dónde iba la conversación.

—Ella me ha hecho darme cuenta de que lo nuestro no funciona Hina, yo te amo, pero tú no—dijo desconcertándome. —Si me lo hubieras dicho podría seguir a tu lado, intentarlo nuevamente. Pero ya no puedo Hina. No puedo—soltó con tristeza y algo de reproche.

Recordé entonces las palabras que un exnovio de la adolescencia me había dicho.

"Lo siento Hinata-chan, pero creo que nuestros sentimientos no son iguales, creo que lo mejor es que rompamos".

Parecía que ahora yo le había hecho eso a Toneri, logrando que me sintiera peor, ya que sabía lo mucho que dolía amar a alguien y que la otra persona no se sintiera de esa manera.

—Yo...—solo se limitó a mirarme para luego dirigirse a nuestra habitación, volviendo con una maleta. —No lo entiendo, yo...—dije desesperada, pero él negó dirigiéndose a la salida. —Toneri, por favor—lo llamé cuando tocó el pomo de la puerta logrando frenarlo haciendo que yo corriera a su lado y lo abrazara por la espalda. —No te vayas, te amo, de verdad que lo hago—dije desesperada logrando que él voltease.

Su mirada era dulce, pero se notaba triste, empañada por algunas lágrimas

—No me hagas eso, por favor—dijo mirándome con melancolía. —Esta relación ya no va a más y en el fondo tú lo sabes. No te reprocho nada, todo este tiempo me has hecho muy feliz, solo espero que encuentres a alguien a quien puedas entregar tu corazón—me dijo para luego darme un beso en la frente mientras se me escapaban algunas lágrimas. —Te amo, espero que seas feliz Hina—fue lo último que dijo mientras me depositaba un tierno beso lleno de amor en mi frente, para luego salir del departamento.

Después de aquello mando a unos chicos de mudanzas para que retiraran el resto de sus cosas. No me volvió a llamar, ni a hablar y la verdad es que yo tampoco tuve el valor de hacerlo, lo había lastimado y ni siquiera me había dado cuenta.

Sacudí mi cabeza intentando sacar de mi mente todos esos recuerdos.

Tomé mi celular y marqué a Hanabi, mi hermana menor. Con el tercer timbro lo cogió, dejándome escuchar su usual tono alegre.

—¡Onee-chan, que milagro! —dijo riendo. —Casi pensé que te habías olvidado de nosotros. ¿Qué tal todo? ¿Cómo está mi cuñado? —dijo logrando hacerme sentir incómoda.

Un par de minutos fueron más que suficientes para que le explicara toda mi situación con Toneri y mi urgencia para irme de allí.

—Claro que puedes venir, sabes que mamá y papá estarán más que encantados—dijo Hanabi.

Me dirigí a mi habitación y comencé a preparar mi maleta, ya que mañana a primera hora tomaría el tren que me llevaría a mi pueblo natal, después de arreglarla me di un baño y fui directa a la cama. Menos mal que casi siempre había disponibles viajes hacia Konoha.

Así llegó el día siguiente y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en mi pueblo natal.

Un poco nerviosa bajé del tren creyendo que me encontraría con mi hermana ya que me había dicho que sería ella quien me recogería. Pero mi sorpresa fue grande al ver a otra persona.

—¡Neji-nii! —dije muy emocionada al verlo, ya que él vivía en Kioto, trabajando para una importante empresa de construcción, por lo que solo nos veíamos para las fiestas y reuniones familiares.

—Hola Hina—me dijo despeinándome logrando que sonriera, para que luego me diera un fuerte abrazo al que correspondí.

Neji siempre había sido el hermano mayor que nunca había tenido, tal vez solo me llevaba un año, pero era más sensato y cauto que cualquier chico que conocía, sus consejos me habían ayudado y orientado en incontables situaciones.

—¡¿Pero qué haces aquí?! ¡¿Por qué no me avisaste?! —dije con algo de reproche, pero el solo me sonrió.

—La verdad es que vine por trabajo, mi jefe me pidió que viniera a hablar con Tazuna-san ya que quería que él fuera el arquitecto principal en nuestro proyecto a pesar de que ya se encuentra jubilado. Cuando se enteró que yo era de Konoha igual que él me pidió que viniera y lo convenciera personalmente—me comentó con algo de cansancio. —Justo esta tarde firmaremos los papeles que he de llevar con urgencia a Kioto, ya sabes lo impaciente que es mi jefe—dijo con pesar. —Pero como Hanabi me dijo que venías quise yo mismo recogerte y así verte al menos un rato—contestó haciendo entristecerme ya que creí que podría disfrutar de su compañía durante mi estadía.

—Entiendo—dije intentando no parecer demasiado decepcionada, pero como siempre fue capaz de detectarlo.

—Sabes, te lo iba a decir más adelante para que fuera una sorpresa, pero como estás tan triste te lo diré—dijo con una sonrisa. —Dentro de cuatro meses me van a ascender y me mandarán a la sede central de la empresa en Tokio—reveló dejándome de piedra. —El jefe me iba a enviar el mes que viene, pero quería que yo me encargara del proyecto con Tazuna-san así que lo retrasó.

—¡Neji-nii, me alegro tanto! ¡Muchas felicidades! Parece que tu jefe sabe todo lo que vales—dije dando rienda suelta a mi emoción logrando que él riera.

Después de un rato más de platica subimos a su coche y me llevó directo a mi casa.

—¿No vas a pasar? —pregunté, pero él negó.

—Tengo que reunirme con Tazuna-san para lo del contracto. Nos vemos pronto Hina—dijo con una gran sonrisa que le devolví.

Después de despedirnos toqué la puerta y fue Hanabi quien me abrió.

—¡Onee-chan! —dijo abalanzándose contra mí haciendo que nuevamente riera, Hanabi seguía siendo la misma de siempre. —Iba a recogerte yo, pero Neji-nii me dijo que él lo haría—comentó. —¿Dónde está? —preguntó viendo por todas partes.

—Tuvo que marcharse por su trabajo—dije para luego pasar.

—Hina—dijo una melodiosa voz que reconocí en seguida.

—Mama—sonreí y recibí su abrazo. —¿Y papá? —pregunté extrañada mientras mi madre soltaba un suspiro.

—Ya lo conoces, es un adicto al trabajo, le llamaron y le han dicho que surgió un inconveniente en el buffet, me dijo que lo disculparas, pero si queremos irnos de viaje tiene sí o sí que terminar con ese caso—dijo con una pequeña risa.

—¿Viaje? —pregunté sorprendida.

—Mamá ganó el premio gordo en el sorteo del pueblo, un viaje de dos personas con todo pagado durante dos semanas a Venecia—soltó Hanabi emocionada. —Pasado mañana se marchan—dijo dejándome en shock ya que aquella noticia me había sorprendido demasiado, pensaba que pasaríamos estas vacaciones los cuatro.

—Creí que estarías aquí—dije algo desanimada.

—Lo siento Hina—dijo mi madre, pero negué.

—No importa. Me alegro por vosotros, siempre quisiste visitar Italia—dije sincera, aunque algo decepcionada. —No te preocupes por nada, cuidaré de Hanabi y de la casa—afirmé, pero la cara incómoda de mi hermana y mi madre me extrañó. —¿Acaso ocurre algo más? —pregunté dudosa.

—Konohamaru me invitó a pasar las vacaciones con él—confesó Hanabi.

—Oh—susurré sin poder creérmelo, todos mis planes se habían venido abajo, pero igual no les podía reprochar nada, parecía que solo estaría yo.

Después de un rato estábamos las tres hablando en la cocina, contándonos de varias cosas y riéndonos cuando de repente tocaron el timbre, pero antes de que yo pudiera levantarme Hanabi fue a abrir la puerta y trajo consigo a la visitante, haciendo que tanto yo como mi madre sonriéramos.

—¡Mikoto-san! —dije sorprendiéndome por segunda vez al día haciendo que la mujer me diera un fuerte abrazo y me sonriera con dulzura. Estaba muy feliz de volver a verla, hacía mucho que no lo hacía.

—Cuanto tiempo sin verte Hina—dijo acariciando uno de mis cachetes. —Estás realmente hermosa ¿Qué tal con tu novio? ¿Cómo va todo? —preguntó tensándome un poco con la última pregunta. A la únicas que les había dicho sobre mi ruptura con Toneri eran Tenten y mi hermana, no quería que mi madre se enterara de esa manera, pero no me sentía bien mintiéndole a Mikoto-san.

—La supervisora me ha dado un par de días de descanso por lo que aproveché en venir a casa, y respecto a Toneri... —me daba un poco de vergüenza contárselo, pero era la verdad al fin y al cabo. —La verdad es que hacía tiempo que no estábamos bien y nos acabamos separando—dije intentando para pasar rápido el tema. —¿Y usted, que tal están todos? —pregunté.

Tanto Mikoto como mi madre intercambiaran miradas, haciendo que mi progenitora sonriera ligeramente extrañándome, creía que la noticia la sorprendería ya que me había dicho que Toneri le gustaba bastante, pero parecía muy complacida con el resultado.

—¿Supongo que ya no sales mucho con Sasuke-kun? —preguntó Mikoto de pronto haciendo que yo me sonrojara levemente y mirara al suelo algo avergonzada, despertándome de mi ensoñación.

Sasuke y yo gracias a la amistad de nuestras madres habíamos crecido prácticamente juntos, casi como hermanos. Pero de alguna manera nuestra amistad se vio afectada cuando Naruto y yo entramos en la universidad de Tokio mientras que él pidió una beca para una universidad en Londres, que por supuesto le concedieron gracias a su excelente promedio.

Al principio el contacto siguió igual por el primer año, pero de alguna manera poco a poco todo se fue enfriando hasta que incluso a su vuelta nada volvió a ser lo mismo, haciendo que pasáramos a ser dos simples extraños. Lo último que supe fue que regresó de Londres, pero no lo había visto.

—No lo veo hace mucho—respondí jugueteando con un mechón de mi pelo, mientras miraba el suelo algo triste, no podía negar que a veces lo extraña, era mi mejor amigo después de todo, siempre me había dolido perderlo. —¿A vuelto a Japón?

—Sí, se estaba mudando y fue cuando tuvo el accidente.

—¡¿Accidente?! —la interrumpí muy alarmada mientras mi cara adquiría un tono pálido y mi corazón parecía una nuez en la boca de un cascanueces. El miedo embargó cada poro de cuerpo de solo imaginarme que algo le podría haber pasado a mi amigo de la infancia.

—Tranquila Hina, él está bien, solo se cayó de su moto.

—¡¿Estaba en una moto?! —dije como una histérica volviendo a interrumpirla logrando que ella me sonriera con picardía, pero no me percaté. El único pensamiento en mi cabeza era Sasuke y su salud.

—¡Hina, tranquila, no fue nada! —dijo intentando calmarme. —Solo se rompió el brazo y tiene un esguince, pero que ahora ya no es muy grave. Aunque su brazo sí que seguirá enyesado por un buen tiempo—dijo logrando tranquilizarme un poco, pero el nerviosismo no se iba del todo.

—¿De verdad que ahora ya está bien? —volví a insistir haciendo que la mayor sonriera de nuevo, al igual que Hanabi y mi madre.

—Sí Hina, ya está mucho mejor. Además, tú sabes cómo es mi hijo, duro como ninguno, creo que de tanto juntarse con Naruto-kun se le pegó esa cualidad—dijo riendo. —El problema es que no quiere que vaya a ayudarlo, le dije que no tenía ningún problema en hacerlo, pero Sasuke no deja que ni me acerque, incluso quise contratarle una enfermera. Pero ya lo conoces, terco como una mula—dijo negando.

—¿Y lo está haciendo todo el solo? Así no se podrá recuperar correctamente—dije preocupada.

—Bueno, Naruto lo ayuda, pero... No es que no confíe en él, es que... Me preocupa que solo estén comiendo ramen—dijo Mikoto con un suspiro.

La miré y sonreí, no hacía falta que me dijera nada más, entendía perfectamente que era lo que me quería decir.

Naruto era un chico de muchas cualidades, pero ser cuidadoso no era una de ellas. Además, Sasuke de por sí ya es irritable, ahora que se encontraba herido seguro que estaba peor, por lo que aquello era como un coctel explosivo que a leguas llevaba el cartel de peligro escrito en letras rojas.

Al menos me alegraba que ellos dos no perdieran su amistad, a pesar que ambos me hubieran dejado atrás sin la menor duda.

—¿Por qué no lo ayudas Nee-chan? —me volteé alarmada cuando escuché lo que dijo mi hermana, pero el peso de sus palabras se sintió aún más cuando tanto mi madre como Mikoto me miraron directamente.

—¡Sí, es una fantástica idea! —secundaron ambas mirándome con sus grandes ojos brillantes logrando desconcertarme.

Sasuke siempre sería un amigo muy importante para mí y claro que estaba preocupada por su salud, pero hacía años que no sabía absolutamente nada de él. Cuando regresó solo estuvo un mes en Japón. Un mes en el que prácticamente me ignoró por completo y cuando estábamos juntos me hablaba lo mínimo, me había sentido realmente sola y dolida por su trato, pero nunca pude preguntarle.

Nunca llegué a saber porque su actitud había cambiado tanto hacia mí, nunca había hecho nada que lo pudiera molestar, nada que yo recuerde al menos. Era como si de después de volver de estudiar del extranjero se hubiera querido desentender completamente de mí.

Claro que en su momento yo tampoco puse mucho de mi parte ya que estaba dolida por la ruptura con Naruto y no estar tan cerca de Sasuke me permitía no tener que enfrentarme a él. Pero eso no significaba que no extrañara a mi mejor amigo ni me doliera su indiferencia.

—Además, como tienes vacaciones incluso podrías cuidarlo en su apartamento—dijo mi mamá haciendo que Mikoto asintiera entusiasmada.

—Y ahora te será más fácil, ya que Sasuke-senpai vive cerca de tu apartamento, se ha mudado hace poco—comentó Hanabi sorprendiéndome.

—¿Está por mi barrio? —dije incrédula haciendo que las tres asintieran. ¿Por qué era la última en enterarme de algo como eso?

—Es verdad—dijo Mikoto. —Le conseguí un apartamento allí, tu madre me dijo que era un buen lugar, quien iba a decir que un día después de su mudanza ocurriría el accidente—dijo la azabache. —Creo que será bueno que se vuelvan a ver—dijo logrando incomodarme un poco.

—Pero yo venía a verlos, además... ¿a Sasuke-kun le parecerá bien que yo lo cuide? —dije intentando salir de ese aprieto.

—No digas tonterías Hina, tú y él incluso se bañaron juntos cuando eran niños, prácticamente hasta compartieron pañales. Además, eres una gran enfermera. ¿Quién mejor que tú para cuidar de mi hijo? —dijo Mikoto con orgullo.

—Claro que sí Hina, además ninguno de nosotros va a estar aquí, perderías tu tiempo, no tienes por qué preocuparte. Solo ve—dijo mi madre.

—Por favor Hina, estoy muy preocupada por él—dijo Mikoto mirándome con sus grandes ojos negros haciendo que me fuera imposible el rehusarme.

Cuando apenas dije el sí, me entregó la dirección y unas copias las llaves del apartamento de Sasuke.

—Ve mañana, yo le diré todo. No te preocupes por nada—me alentó. —Por cierto, recién le acaban de dar el alta después de todo el tiempo que pasó en el hospital, por lo que espero que cómpredas su mal humor, la escayola lo está matando—se disculpó Mikoto.

—¿Cuánto tiempo estuvo en el hospital? —pregunté.

—Lleva un mes—respondió.

—¡Un mes! —dije alarmada a lo que ella rio. —Debió avisarme antes—dije preocupada.

—Gracias Hina, eres un ángel. Espero que mi hijo se sepa comportar—bromeó haciendo que riera, tal vez no lo había visto en años, pero había tratado muchas veces con Sasuke cuando estaba en modo gruñón, ya me las arreglaría de alguna manera, o eso esperaba.

Hablamos un poco más y luego Mikoto se fue para que luego subiera a mi antigua habitación.

Rápidamente compré un billete de vuelta a Tokio desde mi móvil, no había esperado que mi visita a mi pueblo natal fuera tan corta, por suerte pude obtener uno para mañana por la noche.

Mi mente regresó a mis recuerdos de adolescencia y esbocé una sonrisa al rememorar lo mucho que me gustaba pasar el rato con Sasuke, la verdad es que no sabía cómo habíamos llegado a ese punto, fue algo tan repentino. Pero lo que más me dolía fue que ninguno de los dos hizo nada por remediarlo.


Notas de la autora: Hola, como dije arriba esta historia la publiqué en otra cuenta como un oneshot, pero estaba releyéndolo y me di cuenta que tenía varios errores. La idea me resultó interesante, mucho más que cuando lo escribí por primera vez así que decidía alargarlo un poco y hacer un fic corto de esta historia, que calculo que tendrá como cinco o seis capítulos.

Espero que les guste, gracias por su apoyo.

Ya nos leemos.