Deseo de una Campeona

parte I

(Ash y Cynthia)


Al cielo pido un favor...

—¿Te retiras para siempre?

—Perdón por haberte dicho nada.

Ash finalmente había derrotado a Lionel tras derrotar a Cynthia quien hasta el último momento mantuvo oculto su retiro con el fin de evitar que él se centrara en ella. Todo el mundo se mantuvo en shock tras recibir las noticias por parte del recién consagrado campeón el cual apenas se había enterado de eso.

Las lágrimas pronto adornaron el rostro de la joven campeona quien intentaba mantenerse firme sólo para terminar colapsado en el balcón de su habitación en frente del chico que más admiraba en este mundo.

—Perdí toda una vida al centrarme en esto—dijo ella con dolor mientras Ash solo observaba en silencio—. Mi abuela tenía razón, nunca debí desaprovechar mi niñez tras obtener a mi primer Pokémon.

—Cynthia...

—Sé que me admiras por lo que represento, pero yo no me veo de esa forma. Nunca tuve amigos que viajaran conmigo, mucho menos pude tener esas mismas experiencias que tú has tenido con los años. He intentado amar, pero sólo me han lastimado una y otra vez.

El azabache no podía creer lo que escuchaba. De todas las personas que conoció, Cynthia siempre había sido un ejemplo a seguir. Verla así le dolía mucho.

—¿Qué es lo que deseas en verdad? —le preguntó Ash con seriedad mientras se acercaba a su lado para brindarle una mano—. ¿Qué es lo que más anhelas en esta vida?

Los ojos de la ex campeona se centraron en los suyos. Podía notar aquel deseo que su corazón tanto deseaba preguntándose cuál era.

—Quiero vivir nuevamente mi niñez—respondió ella con honestidad mientras tomaba la mano de la única persona a la que consideraba su amigo—. No quiero ser esa Cynthia que ganó la liga Pokémon en su primer año al viajar sola por la región, quiero vivir de la misma forma que tú vives el mundo Pokémon como debe ser.

Una sonrisa llena de melancolía se dibujó en su rostro. Esto era algo que Ash no esperaba escuchar por parte de ella.

—Cynthia... ¿Ese es tu deseo?

—Ese es mi deseo, el que tanto anhelo.

¡Eso es fácil humana! —expresó una voz chillona que interrumpió aquella tristeza que se había formado entre ambos entrenadores.

A lado de ellos apareció un Pokémon que Ash ya había conocido en el pasado. El Pokémon legendario Jirachi los había escuchado y conmovido por la historia de la oriunda de Sinnoh decidió aparecer frente a ambos.

Nadie esperaba este encuentro y muy fácilmente podría tratarse de una ilusión, pero eso era imposible ya que este Pokémon se acercó a Cynthia para darle un abrazo.

—Eres Jirachi... ¡Eres el Pokémon que cumple deseos!

Así es humana. Tú historia me ha conmovido y es por eso que cumpliré tú deseo para que estés con el chico que tanto amas.

Las mejillas de Cynthia se colorearon en un bello color rojo que llamó la atención del azabache. En menos de un segundo aquel Pokémon Legendario se alzó en el aire para así hacer brillar el cuerpo de la mayor quien por un momento se asustó por lo que estaba pasando.

Pronto una luz terminó por envolver todo el cuerpo de la campeona para después comenzar a cambiar de forma lenta hasta perder altura. Jirachi estaba más que contento con lo que hacía, pero para alguien como Ash esto era ir demasiado lejos con una persona como lo era Cynthia.

Antes de poder reclamarle algo al Pokémon de los deseos, una voz bastante joven llamó su atención.

—¿Ash? ¿Por qué estás del mismo tamaño que yo?

—¿Cynthia? Yo no... Bueno, creo que...

Ya he cumplido tu deseo, espero que seas feliz con tu sueño... ¡Y no olvides decirle al chico que te gusta lo que sientes! —declaró el Pokémon legendario antes de darle una palmada a la rubia cuyo rostro se había puesto más rojo que un tomate—. ¡Nos vemos!

Y así como llegó se fue. El Pokémon Jirachi fue una especie de singularidad en la vida de ambos entrenadores los cuales convergieron en un campeonato que cambió sus vidas desde el primer momento en que pisaron el estadio.

—Ash... —la voz de Cynthia ya ni tenía ese tono maduro que cautivaba a todo hombre que se cruzaba por su camino. Jirachi en verdad cumplió aquel deseo que nacía desde el fondo de su corazón y que reflejaba su alma la cuál ansiaba tener una segunda adolescencia igual a la del azabache—. ¿Soy una niña de nuevo?

—Sí... Jirachi te hizo una niña otra vez.

Aquellos ojos grisáceos de la rubia se llenaron con lágrimas. Miró sus manos esperando que todo esto fuera una ilusión, pero al ver como sus ropas negras quedaban colgando supo de inmediato de que aquel ser legendario en verdad la transformó en aquella versión joven que salió en busca de un campeonato el cual rechazaría años después.

El deseo que su corazón tanto buscaba finalmente se hizo realidad. No pudo contener por más tiempo aquellas lágrimas las cuales brotaron para descender por su fino rostro hasta caer al suelo. Por fin tenía un buen motivo para llorar.

—Cynthia...

—A esto me refería cuando te dije que quería vivir el mundo Pokémon de la misma forma en que lo haces —susurró la ex campeona con una voz apenas audible para su acompañante—. ¿Es malo un poco de egoísmo?

Tal pregunta tomó por sorpresa al azabache. Nunca antes se hizo ese cuestionamiento, pero al ver sus memorias de su viaje estaba muy seguro de que en más de una ocasión aquel deseo de lucha estuvo cargado de un egoísmo propio, uno que no era más que sano al desear competir para crecer como entrenador.

Soltando un suspiro, Ash finalmente encontró la respuesta—. Creo que es un buen deseo, al final te lo mereces—dijo en un tono calmado, pero a la vez lleno de confianza. Sus manos pronto tomaron las de Cynthia quien no esperaba tal movimiento por parte del joven de Kanto.

—¿Quieres ser mi compañera de viaje? —preguntó él mientras veía como el rostro de la rubia se tornaba otra vez rojo—. ¿Eh? ¿Te sientes bien? ¿Te afectó el deseo de Jirachi?

—¡No debes preguntarle esa clase de cosas a una señorita!

—¿Pero qué dije?

—Y-Yo, perdón, no sé... ¡¿Por qué eres tan lindo conmigo?! —exclamó Cynthia con pena desviando su mirada hacia otro lado en un intento por ocultar sus ya rojas mejillas—. ¿Por qué quisieras viajar conmigo?

—Porque será divertido—respondió él—. Eres una de las mejores entrenadoras del mundo; será divertido verte luchar con otro equipo distinto al que tienes además de que será increíble explorar algunas ruinas.

—¿Quieres en verdad explorar ruinas antiguas?

—Suena divertido conocer algo más además de las batallas Pokémon.

Los ojos de la ex campeona brillaron de forma especial tras escuchar aquellas palabras provenientes del entrenador de Kanto. Muchas veces se imaginó tener un compañero que compartiera sus gustos. Ash no era ese compañero, pero aquella mirada sincera le indicaba lo mucho que él quería seguirla en sus sueños.

—¡Gracias, Ash! —gritó ella para así lanzarse a los brazos del azabache quien correspondió su abrazo.

—Te quiero mucho, Cynthia.


—¿Qué extraño?

—¿Sucede algo, señora Ketchum?

—Ash no ha bajado a cenar.

Delia, Chloé y Goh se encontraban esperando la llegada de Ash. Ya llevaban un rato esperando en el comedor del hotel donde se hospedan todos los fanáticos y participantes de la Liga de Maestros. La ceremonia en honor al nuevo campeón sería en escasos minutos y la ausencia del mismo comenzaba a preocupar a todos los participantes.

—¿En dónde se habrá metido? —preguntó Chloé con duda mientras sostenía a Pikachu entre sus brazos.

—Tal vez está teniendo otro combate Pokémon—comentó Goh.

—No, algo me dice que Ash está en otro sitio, tal vez acompañando a Cynthia—dijo Delia antes de levantarse de la mesa en busca de su hijo—. Esperen aquí, iré a buscarlo.

Ambos entrenadores se miraron preocupados. Era sumamente extraño que Ash no apareciera y ahora que lo mencionaba Delia, también era sumamente extraño que la ex campeona de Sinnoh no sé animara en venir tras declarar su retiro pese al disgusto de sus fanáticos.

La señora Ketchum no tardó mucho en llegar a la habitación de su hijo, después de todo el hotel era la cede de la gran cena del campeonato. Al ingresar no encontró nada más que la ropa interior de su hijo regada por el suelo lo que le provocó una gota de sudor.

Tras cerrar la puerta, se dirigió a la habitación de Cynthia notando sólo en ese momento lo sola que se sentía al recorrer ese pasillo. A unos cuantos pasos logró escuchar varios gritos. Unos eran de su hijo quien parecía asustado, pero los otros pertenecían a una chica más o menos de su edad lo cual no entendía ya que esa habitación pertenecía a la campeona quien es mayor de edad.

Curiosa, y un tanto mortificada, Delia finalmente abrió la puerta de la habitación de la oriunda de Sinnoh sólo para encontrar un par de prendas oscuras tiradas en el balcón el cual se apreciaba desde la entrada. Su mente pronto pensó en algo que sería irreal, más no imposible. Con suma velocidad abrió la puerta del dormitorio llevándose una gran sorpresa.

—¡Ash Ketchum! ¡¿Qué le haces a Cynthia?!

—¡Mamá!

—¡S-Señora Ketchum!

—¿Eh? —la castaña se llevó una gran sorpresa, una que no esperó ver en su vida.

Su hijo se encontraba con una joven de su misma edad la cual estaba semi desnuda siendo apenas cubierta por la chaqueta de él. Normalmente esperaría que su hijo ignorase algo como esto debido a su densidad, pero esta ocasión parecía ser que él intentaba cruzar esa pequeña franja delgada con una jovencita que apenas conoce.

—¿Se puede saber qué sucede aquí? —cuestionó Delia con voz seria a la vez sus cruzaba sus brazos—. Espero una respuesta honesta de parte de ambos o de lo contrario me veré en la necesidad de hablar con Cynthia al respecto.

La rubia rápidamente se sonrojó después de escuchar aquello y esto no pasó desapercibido por Delia quien encontraba un parecido sorprendente de ella con la campeona.

—¿Acaso eres familiar de Cynthia?

—No...

—¿Entonces que haces aquí? No deberían...

—Yo soy Cynthia...

Delia por segunda ocasión quedó sorprendida. Esperaba cualquier otra respuesta menos esa, pero de alguna extraña manera sentía que era la única solución al cuestionamiento que se planteó al ver a la chica junto a su hijo. Tal vez existían otras hipótesis, pero de cierta forma esta era la respuesta que deseaba escuchar.

Ambos entrenadores no perdieron el tiempo y empezaron a explicar la aparición del Pokémon de los deseos. Ash fue el que más detalles dio al respecto debido a que en muchas partes Cynthia se mantenía callada casi como si estuviera avergonzada de sus palabras. No tardó mucho en entender lo que sucedía, la mirada hacia su hijo llena de admiración y cariño era más que obvia.

—Y después de eso... Bueno, ella no podía seguir con esas ropas—finalizó Ash mientras desviaba su mirada a otro lado.

Las mejillas de la rubia se colorearon una vez más con un bello tono carmesí. Eran contadas las veces que se había visto así a la ex campeona y Delia tuvo la oportunidad de verla en más de una ocasión.

—Lamento todos los problemas que les he causado—se disculpó Cynthia con pena—. Sé que debe pensar que soy una carga y...

—No eres una carga para nadie—interrumpió Ash para tomar nuevamente a la campeona de sus manos lo que tomó por sorpresa a su madre quien veía todo con atención—. Eres alguien increíble y este deseo debes aprovecharlo al máximo.

—Ash...

Delia no tenía que ser muy lista para darse cuenta de lo mucho que la campeona admira a su hijo. Aquel brillo en sus ojos era la prueba necesaria para saber sobre la curiosa conexión que ambos tenían y que Iris fue la primera en verlo en persona.

—Es increíble que un Pokémon como ese descendiera al mundo para darle un deseo a Cynthia—mumuró Delia para sí misma, pero siendo escuchada por ambos entrenadores—. No obstante, los Unknown hicieron algo como esto en el pasado, así que me es más sencillo aceptarlo.

—Señora Ketchum...

—Puedes decirme mamá, después de todo eres la novia de mi hijo, ¿No es así?

El rostro de Cynthia una vez más se puso rojo, pero esta ocasión llegó a su límite casi desmayándose en los brazos del azabache quien la cargaba de forma nupcial notando una mirada contenta que no tenía en un inicio.

—Parece ser que mi broma fue algo extrema para ella...

—¡Cynthia! ¡No te vayas! ¡Cynthia!